III. Infancia y trabajo: las dificultades de la investigación estadística
p. 33-43
Texte intégral
A. EL PROBLEMA DE LAS CATEGORÍ AS ESTADÍSTICAS SOBRE TRABAJO INFANTIL: UNA REFLEXIÓN CRÍTICA
1Del 24 de noviembre al 5 de diciembre de 2008 tuvo lugar en Ginebra la decimoctava Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo, que finalmente aprobó un “Proyecto de resolución sobre las estadísticas del trabajo infantil”26, que la oit adoptó y que será sucesivamente la base de los datos que proporciona el Informe Global del 2010.
2Las referencias y los conceptos estadísticos más importantes que se encuentran en este texto, que de ahora en adelante tendrían que servir de guía obligada para todas las mediciones sobre trabajo de los niños, son los siguientes:
3• El marco general de referencia de cualquier medición sobre trabajo de los niños es el Sistema de Cuentas Nacionales de los distintos países (scn)27. En el scn se definen las que se consideran actividades productivas, aunque aquí hay una primera distinción importante entre la “frontera de la producción” y la “frontera general de la producción”. En otras palabras, existen “actividades productivas económicas” y “actividades productivas no económicas”; estas últimas corresponden en gran medida a las que se llaman “labores domésticas”. La suma de las actividades productivas económicas y no económicas configura la “frontera general de la producción”.
4• En este marco la categoría más amplia con referencia a trabajo e infancia es la de “niños económicamente activos”, que comprende “los niños que buscan trabajo” (para la oit el concepto de “niño desempleado” es incorrecto; más adelante veremos por qué) y “los niños que trabajan” (casi nunca la oit quiere llamarlos “niños trabajadores”, y también sobre ello volveremos).
Esquema 1. Categorización de “niños ocupados en actividades productivas y no productivas”
De conformidad con las normas para las estadísticas nacionales del trabajo infantil establecidas en la 18a Conferencia Internacional de Estadísticos del trabajo (resolución ii), el estudio distingue entre dos categorías amplias de niños trabajadores: niños ocupados en la producción económica y niños que realizan otras actividades productivas. A su vez, la definición de niños ocupados en la producción económica se deriva del scn, que es el marco conceptual que establece las normas estadísticas internacionales para la medición de la economía de mercado. Cubre niños en toda la producción para el mercado y en ciertos tipos de producción no comercial, incluida la producción de bienes para uso propio. Niños que realizan otras actividades productivas se define como actividades productivas que caen fuera de la frontera de la producción establecida por el scn. Consisten principalmente en actividades laborales desempeñadas por miembros del hogar al servicio del hogar y sus miembros, esto es, tareas domésticas. (Véase gráfico 1).
5• Entre “los niños que trabajan” hay quienes están en un trabajo permitido, aceptable, legalmente admitido, y otros que están en “trabajo infantil”, es decir, en “trabajo por abolir” (de hecho, en el lenguaje de la oit las dos expresiones son sinónimas). Todos los niños trabajadores por debajo de los 12 años (de todos modos para fines estadísticos se consideran solo desde los 5 años) se encuentran en “trabajo infantil” y por ende “por abolir”. La única forma de trabajo excluida para esta franja de edad es la que se refiere a la producción no económica (principalmente prestación de servicios domésticos no remunerados), siempre y cuando no presente características de peligrosidad en cuanto a condiciones o a horarios prolongados y otras variables.
6• De 12 a 14 años quedan afuera del “trabajo infantil” los niños que resultan empleados en un “trabajo ligero”, que se define como “trabajo no señalado como peligroso en actividades incluidas en la frontera de la producción del scn, realizado durante menos de 14 horas por semana”.
GRÁFICO 1. DISTINTAS CATEGORÍAS DEL TRABAJO DE LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES

Fuente: oit, Informe iii sobre Estadísticas del trabajo Infantil. xviii Conferencia Internacional de Estadísticos del trabajo, Ginebra, 2008, p. 11.
7• De 15 (o 14, dependiendo de los países) a 17 años en “trabajo infantil por abolir” se encuentran todos los niños que están empleados en un “trabajo peligroso”, es decir, “en industrias y ocupaciones señaladas como peligrosas, y durante 43 o más horas por semana en industrias y ocupaciones no señaladas como peligrosas”. Es interesante evidenciar que los estadísticos del trabajo le negaron validez estadística a la categoría de “peores formas de trabajo infantil”. De allí que la oit ha sido obligada a varios y discutibles malabarismos, desde la distinción entre “categorías estadísticas” y “categorías jurídicas” hasta acuñar la increíble expresión de “formas incuestionablemente peores de trabajo infantil”. Volveremos más detalladamente sobre este punto. Por ahora reproducimos el esquema de la misma oit para resumir lo que hemos estado analizando (ver esquema 2).
8• Muchas son las críticas, los reparos, las observaciones que tenemos al respecto de esta lista de categorías estadísticas que supuestamente hubieran tenido que aclarar de modo definitivo dudas y confusiones, mientras que nos dejan un panorama en extremo no solo complejo, sino complicado, con muchas incertidumbres, contradicciones y, finalmente, con evidentes sesgos ideológicos que dicen mal de las obligaciones epistémicas de la disciplina estadística. A continuación algunas entre las más significativas llamadas de atención al respecto.
9• En primer lugar, se ha querido complicar en extremo todo el conjunto de las categorías, no solo porque son numéricamente excesivas, sino porque en muchos casos se cruzan entre ellas y producen intersecciones muy peligrosas desde el punto de vista de la claridad y de la seguridad de las distinciones.
10• Por otro lado, en muchos casos se ha asumido una postura de indecisión que revela casi una suerte de miedo a tomar decisiones claras y definitivas, lo que deja excesivo espacio a la arbitrariedad de opciones ocasionales y subjetivas. El caso más emblemático es el que se refiere a la antigua y candente cuestión de si el trabajo doméstico no remunerado debe considerarse trabajo y por ende entrar en las estadísticas, o no. Se trata de un tema de gran importancia, no solo científicamente sino también desde un punto de vista más bien político y de reconocimiento al menos de tal o cual identidad social de millones de niños trabajadores. La conferencia de Ginebra se mueve contradictoriamente con relación a este tema. Mientras que por un lado reconoce cuando menos esta forma de actividad de los niños, por otro lo incluye en las “actividades productivas no económicas”, restándole así una significación propia en el mundo económico y relegándolo, otra vez, al ámbito de la “ayuda” o de las “tareas”, pero no propiamente del “trabajo”. Cuando, además, hay que decidir si estas actividades no económicas deben o no entrar en las estadísticas sobre trabajo e infancia, la actitud de los estadísticos de Ginebra recuerda la de Pilatos, la de lavarse las manos y no tomar responsabilidad clara. Textualmente se dice, en efecto, que “las encuestas sobre las actividades de los niños han mostrado que los servicios domésticos no remunerados, tal como se describen en el párrafo 13 supra, pueden absorber una parte considerable del tiempo de los niños. Por tal motivo, se alienta a los países a que recopilen datos sobre los servicios domésticos no remunerados prestados por los niños en el propio hogar, concretamente sobre el tiempo que dedican a esas actividades y las principales tareas que realizan. Tales estadísticas deberían recopilarse con independencia de que los servicios domésticos no remunerados de carácter peligroso se incluyan o no en el trabajo infantil por abolir”28. Ahora, el término “alentar” no implica ninguna obligación y por ende el resultado será lo de encuestas disparejas entre los distintos países, lo que dará lugar a manejos poco claros de los datos. Además, este limbo en que han mantenido el trabajo doméstico no remunerado permitirá que, aunque en presencia de datos, los referidos a las “actividades productivas no económicas” puedan ser presentados en segundo plano, en un trasfondo donde se pierden. Es así como, por ejemplo, en el último informe de la oit se da como dato central e importante, el único referido por la prensa, el de los 215 millones de niños trabajadores en todo el mundo, mientras que si contamos también los que asumen trabajos en su hogar el número se dispara a más de trescientos millones. Así mismo, refiriéndose a los datos de la encuesta del dane en Colombia, los periódicos y otras fuentes de información juegan cada uno según reglas propias, y uno dice que los niños trabajadores son 1’465.000 y otro que son 1’700.000, pues uno no reporta los trabajadores domésticos y otro, sí. En fin, una torre de Babel estadística, que bien se hubiera podido evitar si de una vez por todas se hubiera asumido finalmente también el trabajo doméstico no remunerado como un trabajo verdadero e insertado en el ámbito económico29.
ESQUEMA 2. CATEGORIZACIÓN DE “NIÑOS EN ‘TRABAJO INFANTIL’”

Fuente: oit, Informe iii sobre Estadísticas del trabajo Infantil. xviii Conferencia Internacional de Estadísticos del trabajo, Ginebra, 2008, p. 8.
11• Otra observación se refiere a los términos empleados que, en algunos casos, no son neutrales y pueden delatar ciertas orientaciones ideológicas. Por ejemplo, se acuña la categoría de ‘niños que trabajan’. Nos preguntamos por qué se ha preferido la oración relativa y no se ha hablado simplemente de ‘niños trabajadores’. Por otro lado hay que notar que casi nunca en las publicaciones de la oit se habla de ‘niños trabajadores’. Ello podría ser casual, pero podría también ser signo de una inconformidad con esta expresión, que de alguna manera les ofreces a estos niños una identidad social que los articula con los demás trabajadores.
12• Así mismo, mientras registramos que, finalmente, se ha puesto el problema del desempleo infantil, subrayamos también la hipocresía con la que se ha querido endulzar el tema negándoles a los niños la posibilidad de ser “trabajadores desempleados”, lo que remite a un discurso de explotación y de violencia estructural, optando por llamarlos “niños que buscan trabajo”, expresión que diluye todo en una dimensión desligada de los mecanismos de una economía profundamente excluyente, reduciendo todo a un epifenómeno comportamental sin mayor densidad social30.
13• También es sumamente interesante considerar la razón por la cual la Conferencia de Estadísticos del Trabajo considera que la categoría de “peores formas de trabajo infantil” no es estadísticamente viable. Se dice literalmente en el mencionado “Proyecto de resolución sobre las estadísticas del trabajo infantil”: “La medición estadística de las ‘peores formas de trabajo infantil no señaladas como peligrosas’ tropieza con dificultades considerables debido al carácter oculto e ilícito de las mismas”31. Es sorprendente que los extensores de este texto no se hayan dado cuenta de la verdadera trampa lógica en que ellos mismos se van a poner. Si la medición estadística tropieza con dificultades considerables a raíz del carácter “oculto e ilícito” de tal o cual actividad, ello tendría que asumirse también con relación al trabajo infantil que, gracias a los convenios de la oit, se ha vuelto justamente “ilícito” y por ende en muchos casos oculto. Pero de esto, que nos parece evidente, no hay ninguna mención y ello, opinamos, se pueda explicar por la dificultad de cuestionar la categoría de “trabajo infantil”, pues de poner en tela de juicio esta columna central todo el edificio abolicionista se vería seriamente comprometido. Así, se prefiere aceptar cierto nivel de incoherencia epistemológica para no renunciar a un marco paradigmático que, finalmente, parece presentarse más con el carácter de un supuesto casi axiomático que con el de una más abierta intención investigativa.
B. LA INFORMACIÓ N ESTADÍSTICA SOBRE TRABAJO INFANTIL EN COLOMBIA
14La recolección sistemática de datos estadísticos sobre el trabajo de los niños y adolescentes en Colombia a nivel nacional es relativamente reciente, data del comienzo de la década pasada. No surge de una intencionalidad autónoma investigativa o académica, sino es desde el comienzo motivada e influenciada por las políticas de erradicación del trabajo infantil que se han ido imponiendo en el país. De hecho, fueron organismos internacionales como oit y su brazo operativo ipec que impulsaron, financiaron y controlaron desde el inicio estos procesos de recopilación estadística y determinaron, por ende, un vicio de origen puesto que el paradigma abolicionista siempre estuvo presente como óptica previa no solo de significación de los resultados, sino también de orientación de las metodologías. Cabe aquí recordar que tanto Colombia como otros países suscribieron la Declaración de Cartagena de Indias sobre Erradicación del Trabajo Infantil, en 199732, en la que mezclando exigencias de información estadística ‘objetiva’ con supuestos ideológicamente sesgados se dice que “el trabajo infantil tiene graves consecuencias sociales y económicas, entre las que vale resaltar: la afección al normal desarrollo de los niños y niñas, la obstaculización del aprendizaje que reduce los ingresos que pueden obtenerse a lo largo de la vida perpetuando la pobreza, la vulneración de la salud y la seguridad del individuo, el deterioro de los procesos de socialización y la degradación de las reservas de capital humano necesarias para el desarrollo económico y social”33. No nos parece buena premisa esta identificación con una lectura unívoca y previamente orientada de un fenómeno que se tendría que indagar estadísticamente sin obedecer de antemano a este tipo de orientaciones de corte más bien eticista y prevalorativo.
15De todos modos, en dicha declaración los países de la región se comprometieron a crear y mantener un Sistema de Información y Análisis sobre Trabajo Infantil, con el apoyo de oit a través del Sistema Regional de Información sobre Trabajo Infantil.
16Ya antes hemos alertado sobre las dificultades que encuentra cualquier intento de cuantificación del fenómeno del trabajo infantil34. Queremos, sin embargo, insistir en un aspecto que nos parece importante aclarar previamente.
17Nos referimos a la extrema heterogeneidad de las fuentes, muy marcada también en el caso colombiano. Las fuentes oficiales son esencialmente las que nos proporciona el dane, pues no hay otra institución que haya hecho trabajos estadísticos a nivel nacional. Algo nos proporciona unicef. Sin embargo, sus cifras resultan difícilmente comparables con las del dane, sobre todo porque, más allá de las distintas metodologías empleadas, es completamente distinto el rango de edad de referencia: en el caso del dane los datos se refieren a los niños de 5 a 17 años, mientras que en el caso de unicef se trata de niños de 5 a 14 años35. Tenemos también una que otra investigación de nivel local, pero que no ofrecen garantías de metodologías verificables, además de tratarse esencialmente de estudios de caso.
18Sin embargo, también en el caso de los datos del dane hay que insistir sobre el carácter heterogéneo de las fuentes que proporcionan estos datos. En primer lugar, hay que decir que tan solo dos veces se hicieron en Colombia investigaciones autónomas y específicas sobre el trabajo de los niños y adolescentes, de manera que muchos de los datos que tenemos resultan de módulos agregados a encuestas de hogares y a censos. Ello es metodológicamente legítimo, sobre todo cuando como en el caso del dane es declarado trasparentemente. Y sin embargo significa que en la mayoría de los casos el diseño general de la investigación, la estrategia y los instrumentos metodológicos no se pensaron con relación al fenómeno específico del trabajo infantil, sino que fueron otros los interrogantes y las preguntas orientadoras, a las cuales se agregaron luego preguntas específicas sobre la inserción laboral de los niños, preguntas que sin embargo no dejaron de ser una suerte de cuerpo extraño, apéndice o prótesis externa y artificialmente pegada al cuerpo de conjunto. Todo ello hace que los datos a disposición, aunque importantes, analíticos y fuente de muchas informaciones, deben ser asumidos con relativa pero necesaria prudencia.
19Es, de todos modos, a partir de la Declaración de Cartagena que el dane, junto con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (icbf) y el Ministerio de la Protección Social (mps), aplica en el 2001 la Encuesta sobre Caracterización de la Población entre 5 y 17 años en Colombia, de conformidad con la encuesta prototipo propuesta por el International Programme on the Elimination of Child Labour (ipec). En el 2003 y el 2005 se aplicaron módulos en la Encuesta Continua de Hogares (ech) y en el 2007 en la Gran Encuesta Integrada de Hogares (geih), los cuales permitieron obtener resultados sobre las características demográficas y socioeconómicas, las actividades económicas y no económicas de los menores. Finalmente, en 2011 se diseñó y realizó una investigación específica sobre el fenómeno del trabajo infantil, la Encuesta Nacional sobre Trabajo Infantil (enti).
20Como lo afirma el mismo dane, es conveniente recordar que tan solo las investigaciones realizadas en el 2001 y en el 2011 corresponden a encuestas independientes, con una metodología y diseños específicos para estudiar el fenómeno del trabajo infantil. En cambio, los módulos de seguimiento aplicados en el 2003, 2005 y 2007 y luego en el 2009, al estar dentro de ech y geih, enriquecen la investigación al relacionarlos con las condiciones de vida de los hogares, “pero implican un manejo a un nivel diferente y en diferentes grados, en lo que respecta a la construcción del marco, la selección de las muestras, los operativos de campo, los ajustes a las nuevas proyecciones de población, entre otros aspectos”36. Sobre todo hay que considerar que, frente a las proyecciones de población, se observan diferencias para 2001, ya que en los grupos poblacionales de la investigación se manejaron rangos de 11 a 17 años, mientras que para las proyecciones de la encuesta se consideró el grupo de 11 a 19 años, por lo que fue necesario realizar un ajuste con el cual permitir su comparación. Es evidente que estos ‘ajustes’ para permitir comparaciones dejan al descubierto unos importantes límites investigativos que, aunque no comprometan globalmente los resultados, sí obligan a reconocer zonas de sombra no suficientemente esclarecidas.
Notes de bas de page
26 Ver oit, Resolución sobre las estadísticas del trabajo infantil, oit, Ginebra, 2008.
27 Los sistemas de cuentas nacionales constituyen el marco contable que define fundamentalmente las reglas para la elaboración de la contabilidad nacional, establecen las definiciones conceptuales de las operaciones económicas y la estructura ordenada de cuentas. En definitiva, esa normativa no es más que una técnica de representación que permite obtener una descripción cuantitativa y simplificada de la actividad económica de un país.
28 oit. Resolución sobre las estadísticas, op. cit., p. 76.
29 Claro está que para ello era necesaria no solo la buena voluntad, sino pasar del paradigma económico neoliberal, por el cual la economía se da tan solo en la esfera de la producción y del intercambio, a los nuevos paradigmas de la economía de solidaridad, según los cuales la economía no es solo la que produce mercancía, sino también la que produce “vida”, y por ende también el ámbito de la reproducción es integralmente asumido dentro del universo económico.
30 La oit justifica así esta opción léxica: “Otra cuestión conexa que exige atención se refiere a que, en lo que atañe a los trabajadores adultos y a la fuerza de trabajo de edad laboral legal (superior a la edad mínima para trabajar), el concepto de ‘población económicamente activa’ se aplica para designar al total de personas ‘empleadas’ y ‘desempleadas’, entendiéndose por persona desempleada a aquella que no tiene empleo, pero que busca trabajo activamente y está disponible para trabajar. Las estadísticas de la fuerza de trabajo también proporcionan cifras sobre las personas empleadas y las desempleadas con referencia a la fuerza de trabajo de edad laboral legal. En la práctica, el término ‘niño desempleado’ no es conceptualmente correcto, ya que las personas que no han alcanzado la edad mínima para trabajar no pueden emplearse ni buscar trabajo legalmente. Al mismo tiempo, es cierto que muchos niños que no realizan ninguna actividad económica tal vez deseen trabajar y estar disponibles para ello si se les brinda la oportunidad. A los efectos de las estadísticas sobre el trabajo infantil, estos niños pueden designarse como ‘niños que buscan trabajo’”. Ver Informe iii, Estadísticas del trabajo infantil, 18.a Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo, oit, Ginebra, 24 de noviembre - 5 de diciembre de 2008. Es evidente el absurdo de que, siendo legalmente prohibido a los niños trabajar, entonces tampoco puedan buscar trabajo. Se trata de un enredo que recuerda los aristotélicos del siglo xvii, los cuales frente a la demostración anatómica de que los nervios se originaban en el cerebro y no en el corazón, como decía Aristóteles, terminaban por decir que era el cadáver anatomizado el que estaba equivocado.
31 Ibíd., p. 70.
32 Ver oit, Declaración de Cartagena de Indias sobre Erradicación del Trabajo Infantil, Primera Reunión Iberoamericana tripartita de Nivel Ministerial sobre Erradicación del Trabajo Infantil, oit, Cartagena de Indias, 8 y 9 de mayo de 1997. Disponible en http://white.oit.org.pe/ipec/documentos/decla_cartagena_pri_ti_1997.pdf
33 Ibíd., p. 2.
34 Ver también de Schibotto, Giangi, “El informe global oit de 2010: el triunfo de la razón metonímica”, Revista Internacional nats, ifejants, Lima, n.° 19, mayo de 2010.
35 Ver de unicef, Estado Mundial de la Infancia 2011. La adolescencia, una época de oportunidad, unicef, Nueva York, 2011.
36 Ver del dane, Análisis en profundidad y términos comparativos de los años 2001, 2003, 2005 y 2007 sobre trabajo infantil, dane, Bogotá 2009, p. 10. Disponible también en www.dane.gov.co/index.php?option=com_content&view=article&id=653&Itemid=67
Le texte seul est utilisable sous licence Licence OpenEdition Books. Les autres éléments (illustrations, fichiers annexes importés) sont « Tous droits réservés », sauf mention contraire.
Socioeconomic Factors and Outcomes in Higher Education
A Multivariate Analysis
Carlos Felipe Rodríguez Hernández
2016