Capítulo X. Riesgos criminógenos en reclusos con permiso de libertad por 72 horas
Chapter X. Criminogenic Risk in Inmates with Benefit of Freedom for 72 hours
p. 429-457
Résumés
El presente artículo describe el grado de eficacia de un programa socioeducativo orientado a la reinserción social de 12 reclusos con edades comprendidas entre los 27 y 60 años, con beneficio de libertad por 72 horas, situados para el momento del estudio en el Complejo Carcelario y Penitenciario de alta seguridad de la ciudad de Ibagué. El programa, denominado “De vuelta a la libertad”, se proyectó acorde con los supuestos de los riesgos criminógenos dinámicos en familia, amigos y comunidad sugeridos por el modelo de Andrews y Bonta (2006). Es un estudio piloto de carácter exploratorio, con aplicación de una escala tipo Likert, para medir factores de riesgo criminógenos con ocho categorías de análisis y un total de 81 ítems. Los resultados evidencian, para el momento de la medición, que el factor de riesgo más alto se asocia con el consumo de sustancias psicoactivas. Los hallazgos permiten concluir que la ausencia de un programa de reinserción social estructurado y dirigido a disminuir los riesgos criminógenos dinámicos es una fuente de alto riesgo relacionado con las dificultades para conseguir una verdadera rehabilitación e inserción social de los reclusos.
This paper describes of the effectiveness of a program aimed at socio educational reintegration 12 inmates aged between 27 and 60 years, with the benefit of freedom for 72 hours, placed to the time of the study, Prison Complex and high Security Prison Ibague. The program called “Back to Freedom” was screened according to the assumptions of dynamic criminogenic risk family, friends and community model suggested by Andrews and Bonta (2006). It is an exploratory pilot study, with application of a Likert scale – items. The results show, for the time of measurement, the highest risk factor associated with the use of psychoactive substances. The findings support the conclusion that the absence of a social reintegration program aimed at reducing structured and dynamic criminogenic risk is a source of high risk related to the difficulties to achieve true rehabilitation and social reintegration of prisoners.
Entrées d’index
Keywords : social reintegration, criminogenic risk
Palabras claves : reinserción social, riesgos criminógenos
Texte intégral
1. Introducción
1La temática que orienta este trabajo se refiere al análisis de factores de riesgo criminógenos de tipo dinámico a los que están expuestos reclusos que han cubierto el 70 % de la pena y que cumplen los requisitos establecidos por el Código Penitenciario, Ley 65 del 1993, artículo 147, para ausentarse del establecimiento carcelario y penitenciario hasta por 72 horas sin vigilancia.
2La reinserción social de quienes se encuentran en la fase de cierre de una condena suscita, en el equipo psicosocial de tratamiento penitenciario, la necesidad de abordar los riesgos criminógenos en reclusos y trabajar en el desistimiento de la conducta delictiva potencial, que quizás ocurra durante la estancia de las 72 horas fuera de la prisión. Ante todo, se resalta la prioridad de identificar los factores de riesgo, las necesidades y la capacidad de respuesta de los reclusos para enfrentar los riesgos asociados a su oportunidad de estar en libertad. De ahí la importancia de fortalecer los procesos de integración comunitaria, el entorno familiar y la red de amigos, de tal manera que contribuyan al proceso de readaptación adecuada al entorno.
3A fin de contextualizar la situación problema con relación al tema de estudio, se debe mencionar que el reporte estadístico del Inpec, a septiembre de 2018, describe que la condición de la población en prisión a nivel intramural es de 76,6 % (16.164), domiciliaria 20,8 % (4.378) y con control y vigilancia electrónica 2,6 % (556), para un total de 17.158 personas. Frente al total de población reclusa en las diferentes modalidades privativas de la libertad, los reincidentes registran las siguientes tasas: intramuros 20,4 % (16.164 de 79.055), domiciliaria 13,7 % (4.378 de 31.966) y con control y vigilancia electrónica 15,7 % (556 de 3.550 personas que se encuentran bajo este mecanismo de custodia). El total de reincidencia corresponde a 18,4 % (21.098 de 114.571).
2. Referente conceptual
4La reincidencia delictiva tiene una relación causal con un déficit en las habilidades cognitivas y sociales de los reclusos, así como con la superposición de factores que se dan durante el tiempo de reclusión, el bajo nivel de empleabilidad, las escasas oportunidades laborales, la discriminación social por la estancia en prisión y la ausencia de acompañamiento social al egreso del establecimiento penitenciario; situaciones que hacen notoria la dificultad para adaptarse de manera asertiva en la comunidad y, por tanto, inciden en el regreso a la comisión de delitos (Redondo, Martínez & Pueyo, 2011; O’Brien, Daffern, MengChu & Thomas, 2013; Moner, Martin, Miguèlez & Gibert, 2009).
5El meta-análisis realizado por Redondo, Martínez & Pueyo (2011) enfatiza la eficacia en la reducción en el riesgo de reincidencia en una proporción de más del 50 % de las intervenciones realizadas en España, como consecuencia de tratamientos de alta calidad técnica, y de la aplicación del modelo de riesgo, necesidad y responsividad desarrollado en Canadá por Andrews y Bonta.
6Este modelo tiene como objetivo mejorar la efectividad de las intervenciones de prevención de la reincidencia; esto es, se orienta al mejoramiento de las capacidades para desarrollarse efectivamente en sociedad y reducir las necesidades relacionadas con la reincidencia en los infractores. (López & Carrillo, 2008; Caudy, Durso & Taxman, 2013).
7Acorde con los hallazgos de los autores previamente mencionados, la efectividad en el tratamiento depende de aspectos como la fundamentación a partir de modelos teóricos del comportamiento delictivo y criminal, y estrategias de prevención y tratamiento con suficiente apoyo de investigaciones empíricas. Otros elementos de vital importancia para lograr la efectividad del programa se refieren al control y la supervisión en el proceso de aplicación y un plan de contingencias o imprevistos posibles (incidentes violentos, problemas de seguridad, traslados, remisiones, etcétera) que pueden afectar la aplicación del programa (Lipsey, Howell, Kelly, Chapman & Carver, 2010).
2.1. Modelo de Andrews y Bonta
8El modelo de riesgo, necesidad y disposición a responder (rnr) fue desarrollado en Canadá por Andrews y Bonta en la década de 1980 y formalizado en la década de 1990 con el fin de contribuir en la evaluación de riesgos de reincidencia de infractores.
9Según Graña, Garrido y González (2007), este modelo se fundamenta en la investigación psicológica relacionada con variables como las actitudes, las relaciones interpersonales, la historia conductual y la personalidad antisocial. Se asume una perspectiva general sobre las características de personalidad y los aspectos sociales de la conducta delictiva, para ampliar la perspectiva de comprensión sobre los procesos de aprendizaje que explican este tipo de problemática.
10El modelo reconoce que existen múltiples formas para involucrarse en una carrera delictiva, entre los que se encuentran las actitudes, las relaciones sociales, los valores y las creencias procriminales o anticriminales que determinan la dirección que adopta el control personal y que representan la fuente para las racionalizaciones y autoexculpaciones ante cualquier situación. Otro aspecto importante es la historia previa de conducta antisocial; puesto que contribuye con el incremento en los pensamientos de auto eficacia del sujeto, incorpora el nivel de influencia estructural y cultural que moldea al sujeto en el contexto (Garrido, 2005; Looman & Abracen, 2013).
11El modelo acentúa principios efectivos para realizar una intervención desde el riesgo, la necesidad y la responsividad que se relacionan a continuación.
12a) Principio de riesgos. Según este principio el nivel de tratamiento que recibe un infractor de la ley debe ajustarse al nivel de su riesgo delictual. Es decir que los infractores de mayor riesgo requieren niveles intensivos de tratamiento, mientras que los infractores de más bajo riesgo requieren niveles mínimos de intervención (Viano, Villagra & Martínez, 2010; Morgan, Kroner, Jeremy, Serna & McDonald, 2013).
13b) Principio de necesidades. Mediante este principio se logran identificar dos tipos de necesidades en el sujeto: las criminógenas, que pueden ser modificadas en el proceso de intervención para generar cambios en la conducta de reincidencia, y las necesidades no criminógenas, que se pueden modificar en la conducta del infractor y generar un impacto sobre el comportamiento porque no son las más influyentes en el proceso de intervención (Viano, Villagra, & Martínez, 2010).
14Según Andrews y Bonta, entre las necesidades criminógenas que pueden ser intervenidas para conseguir un cambio de actitudes antisociales están: a) reconocer los sentimientos que surgen como predictores de la conducta delictiva; b) reducir las amistades antisociales, c) promover afecto y comunicación familiar, d) promover control y supervisión familiar, e) promover la identificación con modelos pro sociales, f) incrementar las habilidades de autocontrol, g) conseguir organización personal y habilidad para la solución de problemas, h) sustituir alternativas para la mentira, la agresión y el robo por alternativas prosociales, i) reducir la dependencia de las drogas, j) valorar los refuerzos que se obtienen, k) favorecer actividades escolares o recreativas, l) proporcionar ambientes de vida estructurados, m) cambiar atributos y circunstancias de los sujetos mediante evaluación personalizada, n) ser capaz de reconocer situaciones de riesgo, y o) disponer de un plan concreto y bien aprendido para enfrentar situaciones de riesgo (Fernández, 2009; Bonta & Andrews, 2010).
15c) Principio de disposición a responder: responsividad. Este principio hace alusión a la capacidad que tiene el infractor de responder, acorde con sus capacidades cognitivas, al tratamiento de intervención. La efectividad se alcanza mediante aproximaciones al aprendizaje social, apoyado en características o rasgos que presenta el delincuente como: la madurez cognitiva, la sociabilidad y la personalidad (Viano, Villagra & Martínez, 2010).
16La aplicación de los principios ya mencionados, articulados en un programa de prevención del delito, determina el logro de resultados favorables y, sobre todo, aporta claridad respecto de las necesidades criminógenas que presentan las personas con las que de desea realizar la intervención, dado que serán las que constituyen el foco de la acción (Graña, Garrido y González, 2007). Si se quiere maximizar el efecto de las intervenciones, es preciso ajustar los procesos a las necesidades criminógenas de las personas objeto de intervención (López & Carrillo, 2008; Herrenkohl, Jungeun & Hawkins, 2012).
17Se entiende por necesidades criminógenas los aspectos que posee una persona que generan cambios, en este caso, un cambio en la conducta delictiva. Es de aclarar que si un individuo presenta factores de riesgo criminógenos no implica que desarrolle conductas antisociales ni tiene una relación causal, por el contrario, son predictores, toda vez que son factores que se interrelacionan con distintas variables (Peña, 2010; Banse, Koppehele, Kistemaker, Werner & Schmidt, 2013).
18Para el presente estudio, los factores que se consideraron como fuentes de riesgo son la familia, los amigos y la comunidad. En el ámbito familiar, los problemas asociados son el consumo de alcohol, los estilos de vida delictiva, los conflictos, la falta de comunicación, el escaso acercamiento afectivo, la violencia intrafamiliar, los escasos recursos económicos, los aspectos culturales, el analfabetismo, entre otros; estos son algunos de los factores que influyen en la conducta criminal (Echeverri, 2010).
19Por otra parte, factores como la pertenencia a pandillas o bandas en su comunidad se identifican como alternativas de búsqueda de identidad, al igual que la presión por parte de grupos subversivos en la comuna como situaciones que influyen en el desarrollo contextual del sujeto.
20Por último, el factor comunitario, los factores ambientales y contextuales, las circunstancias de la comunidad, la tolerancia social al delito, los medios de comunicación y el sentido cívico son aspectos importantes que permiten explicar de alguna manera la carrera delictiva (Peña, 2010; Dirección General de Prevención del Delito y Participación Ciudadana, 2010; Sanabria, 2010).
2.2. Factores protectores
21Se definen como factores protectores aquellos que aparecen y se configuran a partir de una serie de dinámicas individuales y ambientales que permiten suprimir o mitigar el efecto de factores de riesgo. Según Donas Burak, citado por Varela (2011), existen dos tipos de factores protectores: aquellos que son de amplio espectro, como familia contenedora, buena comunicación interpersonal, alta autoestima, locus de control interno, sentido de la vida, alto nivel de resiliencia; y, por otro lado, los factores específicos, que son reglamentarios, como por ejemplo el no fumar, que se dirigen a las conductas de riesgo. Estos factores poseen la capacidad para desarrollar un trabajo continuo con la persona, siempre y cuando sean identificados y se haga un buen uso para generar conductas resilientes ante las adversidades que se les presenten durante su estancia en la cárcel (Vásquez, 2003; Páramo, 2011).
2.3. Redes de apoyo
22Una red de apoyo es aquella estructura social en la que los individuos encuentran protección y apoyo y que permite la satisfacción de necesidades gracias al soporte ofrecido en el contacto con el otro. En este contexto, la red se puede interpretar como una estrategia de apoyo afectivo, moral, económico o social, así como para facilitar mecanismos de sobrevivencia. Crespi & Mikulic (2009) afirman que existen diversas redes de apoyo, entre las cuales se destacan: a) la red de apoyo primaria, que se refiere a las relaciones próximas que establecen los integrantes de la familia, que se convierten en lazos fuertes de unión, afecto y apoyo para el sostenimiento familiar; b) las redes de apoyo secundarias, que corresponden a los vínculos que las familias establecen en el contexto comunitario y social, con los que se construyen lazos y relaciones de auto ayuda, cooperación y solidaridad. Por último están c) las redes de apoyo institucionales para alcanzar mejores niveles de vida y hacer aprovechamiento de los recursos que les brindan las diversas instituciones existentes en la comunidad.
23En el contexto penitenciario surgen diversas redes de apoyo que promueven la reinserción social de los reclusos, entre las que se destacan la red de apoyo psicosocial, las redes religiosas, la red de derechos humanos, y las redes que se forman entre celdas, entre otras. De otra parte, cabe destacar un factor de riesgo, investigado por varios autores, que se refiere a los modelos de identidad negativos, por ejemplo, antecedentes delictivos en la familia, abandono de los padres, muerte de personas significativas, distanciamiento con miembros de la familia, traición de la pareja, alejamiento de la familia de origen y actual causa del delito y privación de libertad (Crespi & Mikulic, 2009; De La Rúa, 2008).
24Con respecto a las redes sociales, se destacan “la banda” o “grupo subversivo”, relacionadas con el consumo de sustancias ilícitas, el crimen organizado, el robo, entre otros. La pertenencia a estos grupos admite la inclusión de conductas de riesgo como un hecho necesario para asegurar la permanencia, la seguridad de la familia y el reconocimiento por su trayectoria delictiva. Las escasas redes de apoyo y recursos sociales con los que cuentan los liberados podrían entenderse como producto de la posición marginal que ocupan en la estructura social, lo que restringe el acceso y participación en otros ámbitos sociales y, con ello, la cantidad de recursos y contactos que pueden obtenerse de los mismos.
25Acorde con lo encontrado en los avances científicos y a las necesidades del Complejo Penitenciario y Carcelario de Picaleña, Coiba, se planteó el siguiente interrogante: ¿Cuáles factores de riesgo criminógenos obstaculizan la efectividad de un programa para reclusos con permiso de libertad por 72 horas?
26Para lograr una respuesta a dicha pregunta, desde el grupo de investigación sociojurídica Horus, de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Ibagué, se diseñó, aplicó y evaluó un programa piloto dirigido a la disminución de factores de riesgos criminógenos.
3. Método
3.1. Tipo de Investigación
27Se realizó un estudio exploratorio-descriptivo.
3.2. Participantes
28La muestra inicial del estudio exploratorio-piloto fue de 12 reclusos con edades comprendidas entre los 27 y 60 años, con beneficio administrativo de 72 horas. Inicialmente se formalizó una inscripción de 30 participantes. Luego se realizó una sesión para ahondar en los objetivos y, finalmente, 12 reclusos firmaron el consentimiento informado y el acta de decisión y compromiso para participar del proceso formativo.
3.3. Instrumentos y técnicas
29Se diseñó una entrevista semiestructurada para evaluar los programas existentes en la Unidad de Tratamiento. Además, se diseñó, implementó y evaluó el programa socioeducativo “De vuelta a la libertad”, incluida la caja de herramientas de 12 talleres. Así mismo, se estableció una escala tipo Likert para medir factores de riesgo asociados a la probabilidad de recaer en una situación delictiva, fundamentada en el modelo de Andrews y Bonta (2006). La escala incluyó ocho (8) categorías de análisis: i) antecedentes judiciales, ii) contexto familiar, iii) contexto educativo y laboral, iv) contexto social, v) consumo de sustancias, vi) pasatiempos, vii) características personales y viii) normas sociales. También se crearon un formato de consentimiento informado para el desarrollo del estudio piloto y una carta de compromiso en el que los participantes declararon su voluntad y motivación para participar en el programa. Se contó con formatos de sistematización de cada uno de los talleres y registros de observación.
3.4. Variables e hipótesis
30Como variable independiente, dependiente e hipótesis se definió lo siguiente:
31Variable independiente: Programa socioeducativo ¡De vuelta a la libertad!
32Variable dependiente: Riesgos criminógenos dinámicos en: familia, amigos y comunidad.
33Hipótesis. Los reclusos que participan en el programa ¡De vuelta a la Libertad! logran modular en un nivel medio los factores de riesgo criminógenos que se encuentran presentes en sus familias de origen, los amigos y las comunidades receptoras, durante el permiso de libertad por 72 horas.
4. Resultados cualitativos
34Se monitoreó y sistematizó el enfoque del modelo de Andrews y Bonta y el análisis de los factores de riesgo criminógenos en el desarrollo de cada encuentro de formación del programa.
4.1. Riesgos criminógenos dinámicos en familia
35Los participantes perciben como riesgo el hecho de no tener comunicación con sus familias durante la estancia en prisión, como consecuencia de los cambios constantes de prisión, las normas de visitas y llamadas. En varias oportunidades los reclusos reflejan el dolor por tener que alejarse de su vínculo primario, la dificultad para los encuentros con la familia, pareja e hijos, por el tiempo que llevan de condena, y, en ocasiones, el lugar en donde se encuentran. De igual forma, se reconoce la carencia de recursos económicos para salir al permiso de 72 horas y realizar la visita.
4.2. Riesgos criminógenos dinámicos en amigos
36Los participantes describieron que iniciaron sus primeros delitos en compañía de los amigos, que ya eran delincuentes. Relatan que aún los amigos mantienen una relación cercana con la familia, suministran recursos para cubrir necesidades básicas, les envían dinero a la prisión; no los visitan porque tienen procesos judiciales activos y temen ser capturados en un momento de visita o a la hora de salida de la prisión.
37De otra parte, durante los espacios de conversación en las actividades, comunican que los procesos judiciales han puesto al descubierto situaciones entre grupos y amigos, de manera que en ocasiones algunos reclusos son amenazados luego de haber finalizado el proceso judicial al parecer por ajustes de cuentas, deudas pendientes dentro del mismo grupo o problemáticas que enfrentan durante el cumplimiento de la condena y al momento de salir con permiso de 72 horas.
4.3. Riesgos criminógenos dinámicos en la comunidad
38La mayoría de los participantes del programa pertenecen a entornos que denotan historia de carreras criminales, citan el espacio comunitario con alto riesgo social, en razón a las condiciones de su configuración: invasiones, migración de familias que tradicionalmente han vivido de ingresos de actos delictivos y barrios reconocidos como “ollas de expendio de drogas y armas”, con pocas oportunidades ocupacionales y educativas.
4.4. Transferencia generacional en el delito
39Algunos mencionaron que provienen de familias con historia delictual: “Mi familia y yo venimos de una comunidad donde lo único que se hace es estar metido en una banda”, “aquí en esta cárcel está mi abuela, mamá y dos hermanos por distintos procesos”.
4.5. Principio de necesidad en familia
40En su totalidad, la muestra manifiesta que la falta de un ingreso económico estable es el factor que más influyó para entrar en el delito. También, que las reglas de la prisión, como el no permitir el uso del dinero y aportar a sus familias. Y acorde con ello, que no encuentran otra salida al delito más que seguir “en el negocio para responder con los compromisos”.
41Los niveles escolares predominantes en la muestra son la básica primaria y la secundaria no concluida: “No había nada más qué hacer, por eso no estudié”, “no tuve oportunidades para estudiar y ya aquí adentro es muy difícil”.
4.6. Amigos
42Los amigos siguen siendo el factor más importante en la comisión de delitos. Los participantes comentan que se actualizan en el delito cuando salen al permiso de 72 horas y en el centro penitenciario. Manifiestan que el eje principal para el comienzo del consumo de drogas y el delito son los amigos. También, que los compañeros de celda propician el consumo de drogas, dado que las usan, principalmente, para manejar la depresión, desconectarse y sobrelleva la realidad que deben asumir por los años de condena.
4.7. En comunidad
43Los participantes hacen evidente la situación desfavorable en la que se encuentran al interior del Complejo dadas las condiciones de hacinamiento que hacen difícil la convivencia; de otra parte, el riesgo más alto es regresar a la comunidad donde efectuó el hecho delictivo: “Cada vez que salgo de permiso corro el riesgo de que me maten”. Además, que la opción a veces es volver a delinquir por protección: “Me tocó vincularme de nuevo porque me hicieron un atentado”, “Uno conoce mucho sobre los grupos con que se mete, así que a veces nos callan a su manera”, “Una vez adentro es difícil salir, uno tiene mucha información de las operaciones del parche”.
4.8. Reincidencia en el delito como medida de seguridad. Principio de responsividad
44Este principio se enfoca en la búsqueda de factores protectores para proponer contenidos para la formación y reinserción social. Los datos obtenidos en el presente estudio arrojaron la presencia de algunos factores protectores que dieron muestra de cambios en el manejo de la ira, la restructuración cognitiva (pensar en alternativas para no reincidir y qué ocurriría si regresara a la prisión), el control de impulsos, la presencia de conductas resilientes y el manejo adecuado de la comunicación.
5. Resultados cuantitativos
45El análisis cuantitativo de los datos partió de la transformación de las respuestas suministradas por los participantes de la prueba a un modelo matemático. Para ello se utilizó la escala ordinal del formulario y se realizó una equivalencia de cada respuesta a un valor numérico. Los valores asignados fueron:
Valor 1: Riesgo alto de reincidencia: Respuesta negativa.
Valor 2: Riesgo medio de reincidencia: Respuesta neutra.
Valor 3: Riesgo bajo de reincidencia: Respuesta positiva.
46En este sentido, por cada categoría de análisis se cuantificó cuánto sería la cantidad mínima de puntos que puede obtener el sujeto de prueba y cuánto sería la cantidad máxima con base en la escala numérica definida. De tal forma, categorías como “Antecedentes judiciales”, que contaba con 7 criterios de calificación, el puntaje mínimo posible sería de 7 puntos y el máximo de 21. A partir de estos dos valores se definieron el límite inferior (li) y límite superior (ls). Siguiendo este mismo razonamiento, se esperaba que la distribución de las respuestas estuviese situada en unos rangos para cada nivel de riesgo. De ahí la necesidad de establecer un límite intermedio (lm), entendido este como la mitad exacta entre los valores posibles a obtener por categoría de análisis y la cual corresponde a la ecuación siguiente:

47En el caso de “Antecedentes judiciales”, el límite intermedio corresponde a 14, que indica un puntaje promedio. Sin embargo, al establecer este límite simplemente se conseguía tener dos rangos, lo cual llevó a la necesidad de identificar puntos intermedios entre el rango correspondiente a una conducta con alto riesgo de reincidencia y el rango de riesgo de reincidencia baja. En este sentido, se optó por definir un punto medio entre el límite inferior y el límite intermedio en el rango de alto grado de reincidencia (X1) o punto límite superior del intervalo, y en el caso del rango de bajo grado de reincidencia (X2) o punto interior del intervalo del rango de bajo grado de reincidencia. A continuación, se describe la estructura.

48En consecuencia, los citados razonamientos se resumen en la gráfica 10.1 de riesgos y rangos.
Gráfica 10.1. Riesgos y rangos

Tabla 10.1. Límites

Fuente: elaboración propia.
Tabla 10.2. Riesgos criminógenos individuales por categoría

Fuente: elaboración propia.
49Finalmente, con base en cada rango, se hizo una agrupación de las puntuaciones de los riesgos y se generaron los resultados que se registran en la tabla 10.3.
Tabla 10.3. Agrupación de las puntuaciones de los riesgos

Fuente: elaboración propia.
50Como se puede observar, 1 individuo dentro de los sujetos de prueba presenta un alto riesgo de reincidencia por consumo de sustancias; 10 presentan un riesgo medio debido al contexto social y 8 por sus antecedentes judiciales.
5.1. Análisis por categoría
51Antecedentes judiciales. En esta categoría, el 67 % de las personas presentan antecedentes que indican riesgo medio, para reincidir en el delito.
52Contexto familiar. Esta categoría consta de 11 ítems que describen las relaciones que se tienen con la familia, la percepción ante su situación delictual y las reglas que se encuentran en el hogar, entre otras. El 83 % de los reclusos conserva la relación con su familia durante la estancia en la prisión; y el 17 % restante está en rango medio de probabilidad de romper el vínculo con la familia.
53Contexto educativo-laboral. La categoría contiene 12 ítems relacionados con el desarrollo académico, nivel de escolaridad y situaciones que perjudicaron el crecimiento académico y laboral. Los resultados dan cuenta de que el 92 % de la muestra del estudio está en un rango baja probabilidad de reincidencia en el delito. Y el 8 % en riesgo medio de reincidencia en el delito.
54Contexto social. La categoría la componen 9 ítems centrados en conocer sobre las relaciones externas al núcleo familiar, relaciones como amigos, bandas, los amigos y el consumo de sustancias psicoactivas, los amigos y los problemas con la justicia. La información obtenida da cuenta de que el 83 % posee un rango medio, mientras que el 17 % de los reclusos tiene un rango bajo, datos que permiten inferir que los reclusos cuentan con algunos factores que pueden disminuir la probabilidad de reincidir en un hecho delictivo.
55Consumo de sustancias. La categoría cuenta con 11 ítems que indagan por el uso de spa en diversos contextos: familiar, amigos, comunidad y delito bajo los efectos del spa. La información arrojada en los análisis señala que el 50 % posee un rango medio y el 42 % un rango bajo, respectivamente. El 8 % posee una probabilidad alta de reincidir en el delito por el consumo de sustancias psicoactivas.
56Pasatiempos. En la categoría de los pasatiempos, que indaga por las actividades que realizan, se encontró que el 58 % de los reclusos se encuentra en riesgo bajo y con factores protectores disminuyen el riesgo de reincidir en el delito, como estudiar, realizar labores relacionadas con el arte, cine; y, el 42 % restante posee probabilidad media por diversos factores que tienen incidencia en la reincidencia del delito.
57Características personales. En relación con esta categoría se analizan situaciones problemáticas, empatía, responsabilidad y auto concepto. La medición logró constatar que el 100 % de los reclusos posee un rango bajo, el cual implica que poseen características resilientes y firmeza para no reincidir. Quizás exista temor a perder el permiso del cual disfrutan de tan poco tiempo.
58Categoría normas sociales. Compuesto por 12 ítems, indaga la percepción que poseen los reclusos en relación con la autoridad, la aceptación de las normas sociales y la sensibilidad hacia el otro. El 83 % de los reclusos participantes acepta las normas y por tanto posee un riesgo bajo de reincidencia; mientas que el 17 % restante posee una probabilidad de riesgo medio.
6. Discusión
59Los resultados evidencian que los cambios a nivel cognitivo-conductual con la intervención realizada logró procesos de reflexión y reconocimiento de factores protectores; sin embargo, no se evidenció una reducción del riesgo de reincidencia. La intervención registró cambios en el manejo de la ira, realizar restructuración cognitiva en algunos aspectos, como el control de impulsos, mejora en conductas resilientes para afrontar la estancia en prisión e inserción nuevamente al contexto social luego de la estancia en prisión, y la comunicación. No obstante, como plantean Droppelmann & Varela (2010), la eficacia de la intervención no solo depende de los resultados del programa: es necesario verificar el contexto, la población y el momento en el cual se aplica. Para este caso, la fase de finalización de la condena deja entrever riesgos de reincidencia en un nivel medio, dado que aún se encuentran bajo vigilancia judicial y aún persiste el temor a perder el beneficio de libertad. Por tanto, la efectividad es relativa y no es posible verificar que una vez termine la vinculación con la vigilancia penitenciaria y el sistema judicial no reaparezcan las conductas delictivas, dado que el sistema penitenciario no realiza seguimiento a la reincidencia y detención de carreras delictivas.
60La intervención realizada fue corta y de tipo piloto. Con ella se esperaba sensibilizar, conocer la receptividad, estandarizar metodologías e introducir en el sistema penitenciario la necesidad de este programa, toda vez que no existe este tipo de acompañamiento para la desvinculación del sistema y la prevención de la reincidencia.
61El programa, como está estructurado, logró cambios. Sin embargo, se debe tener en cuenta que se producen recaídas en el delito cuando el recluso entra en contacto con su ambiente habitual y se expone a nuevos factores de riesgo que puedan estar en su núcleo familiar o en el reencuentro con amigos, o simplemente en la comunidad, que lo llevan a cometer de nuevo al delito; estos factores externos no pueden ser controlados desde la prisión para conseguir la efectividad esperada, que es la de detener la carrera delictiva, según lo plantean Redondo, Martínez, & Pueyo (2011). Para la efectividad en un programa de intervención se deben tener en cuenta las trayectorias de los sujetos y las variables externas: contexto, amigos y las comunidades receptoras, el tiempo de aplicación y un tiempo para medir el impacto.
62Por lo que se refiere a las necesidades criminógenas, los teóricos analizados para formular el programa sugieren intervenciones con las que sean explícitos los factores de riesgo que serán intervenidos: “situaciones contextuales o personales de carácter negativo que incrementan la probabilidad de que las personas desarrollen problemas emocionales, conductuales o de salud, a tal punto de denominarse conducta o comportamiento de riesgo” (Fundación Paz Ciudadana, 2010, p. 30).
63Se logró constatar que cuando el núcleo familiar, los amigos y la comunidad no conviven bajo normas sociales estables y bien consolidadas, se presentan altas probabilidades de riesgo para el inicio, permanencia y reincidencia en el delito. Los datos cualitativos y cuantitativos aquí descritos ratifican los hallazgos de Sanabria (2010), quien señala que los sujetos comienzan la comisión de delitos por problemas familiares, padres criminales, dificultades en la comunicación y el rompimiento de lazos afectivos.
64Al cotejar los hallazgos cualitativos con los cuantitativos se logró establecer que son los amigos el factor de más alto riesgo para el inicio y permanencia en la carrera delictiva. Los amigos ofrecen alternativas de bienestar y seguridad a las familias durante la estancia en prisión, apoyo en la enfermedad y muerte de familiares; es decir, están presentes en “las buenas y las malas”. En este sentido, el Estado no aparece antes y después de la condena para garantizar procesos preventivos y rehabilitadores efectivos.
65El otro factor de riesgo criminógeno significativo encontrado en el estudio es el relacionado con la comunidad, en la que sobresale la peligrosidad, la pobreza extrema y que ocasionan altos niveles de estrés, conflicto y violencia; niveles de escolaridad insuficiente que revelan déficits en las habilidades cognitivas y sociales (Redondo & Pueyo, 2009). Asimismo, encontró el predominio de la consecución de bienestar individual y colectivo a través de medios fraudulentos, lo cual ratifica lo señalado por la Dirección General de Prevención del Delito y Participación Ciudadana (2010), y Salazar, Torres, Reynaldos, Figueroa y Araiza (2011).
66Los factores de riesgo alto hallados en este estudio han de constituirse en indicadores de la probabilidad de ocurrencia y, por tanto, deben ser asumidos por el centro penitenciario para implementar programas dirigidos a mitigarlos. En este sentido se recomienda:
Seguir un acompañamiento riguroso durante los procesos de desvinculación del sistema penitenciario a fin de conseguir una reinserción social con la familia, amigos y comunidades, mediante articulación interinstucional.
Mejorar las prácticas utilizadas por los equipos técnicos para la reincorporación social de exreclusos con las familias, amigos y comunidad.
Apoyar a los equipos profesionales del área de tratamiento penitenciario para que investigue de manera permanente sobre cuál es la percepción que los reclusos tienen de su reintegración a la sociedad y factores criminógenos que tienen mayor incidencia, para conocer actitudes y motivaciones sociales de las carreras delictivas.
Establecer lineamientos técnicos para que las instituciones penitenciarias evalúen los resultados de los programas, proyectos y actividades desarrolladas por el equipo psicosocial.
7. Conclusión
67El estudio concluye que la ausencia de un programa de reinserción social estructurado y dirigido a disminuir los riesgos criminógenos dinámicos es una fuente de alto riesgo para no conseguir una verdadera rehabilitación e inserción social de reclusos. En este sentido, el estudio exploratorio realizado es un referente que puede servir de base para la formulación de programas destinados a preparar la desvinculación del sistema penitenciario y prevenir la reincidencia en el delito, a la vez que convoca a un nuevo horizonte de indagación científica expresado a través del siguiente interrogante:
68¿Qué actuaciones de política pública pueden facilitar una efectiva reinserción social de los exreclusos del complejo penitenciario y carcelario de Ibagué, con sus familias, amigos y vecinos?
Bibliographie
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Auteurs
Psicóloga, magíster en criminología y doctoranda en criminología y delincuencia juvenil de la Universidad de Castilla La Mancha. Coordinadora de procesos de cooperación e intervención con instituciones de justicia y conductora de investigaciones socio-jurídicas. Ibagué, Tolima.
Psicóloga, magíster en psicología de la Universidad del Norte, Barranquilla.
Investigadora del grupo ZoonPolitikon de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Ibagué.
Psicóloga de la Universidad de Ibagué, especialista en dirección de organizaciones. Ibagué, Tolima.
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