EL PENSAMIENTO COMO UN VALOR ABSOLUTO

1En la vida y en la obra de Zuleta se encuentra omnipresente una reiterada defensa del pensamiento que asume la forma de un valor absoluto, inmotivado e incondicionado, de manera similar a como aparece el mismo requerimiento en la filosofía de Kant: ¡Atreverse a pensar! ¡Pensar por sí mismo! ¡Ponerse en el lugar del otro! ¡Ser consecuente! Esta exigencia constituye un valor supremo que inspira su vida personal e intelectual, y se encuentra implícito como punto de partida de todas sus orientaciones. El compromiso con el pensamiento conlleva una ética de vida que determina las relaciones personales, la escogencia de un trabajo, el humor, el estilo de la conversación y todo lo demás.

2En un sentido de clara estirpe cartesiana, el pensamiento es para Zuleta, en su expresión más radical, una referencia que encuentra en su propia lógica un sentido: el punto de partida, la primera premisa, la única posibilidad de llegar a un fundamento sólido, y de