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Organizaciones y pedagogía en espacios no formales. Presentación de dos casos

p. 389-402


Texte intégral

1Este artículo cuenta dos historias. La primera relata cómo a partir de los conceptos de formación y comunicación que tiene una organización se llegó a la construcción de un material pedagógico-comunicativo para la preparación de sus empleados. La segunda historia expresa la manera en que la misma organización diseña una estrategia comunicativa para un proceso de formación/información ciudadana. La primera muestra el recorrido entre el marco conceptual y su materialización en un producto sin extender demasiado el análisis en las apropiaciones y usos; la segunda la comprensión de un contexto y la ruta de decisiones que emergen de necesidades comunicativas y constituyen la estrategia comunicativa como tal.

2Las dos historias se cuentan desde sus procesos, errores, dificultades y limitaciones tanto conceptuales como prácticas, se extraen algunas ideas acerca de lo que significa hacer procesos de comunicación-educación desde el contexto particular de una organización: la Fundación Social. Antes de iniciar se debe aclarar que estas experiencias son solamente casos particulares dentro de la pluralidad de experiencias que se realizan en esta institución; tampoco son producto o productoras de modelos. Son más bien historias, como las he nombrado desde el principio, de las cuales se busca lograr alguna sistematización.

PARA FABRICAR UN CALEIDOSCOPIO

3El escenario tiene rasgos definidos. Una organización de finalidad social enunciada en su misión: “contribuir a transformar de forma eficiente las causas estructurales de la pobreza en el país”, nacida hace más de ochenta años del trabajo de un sacerdote jesuita español con el apoyo de las elites y de los obreros; institución convertida en un grupo empresarial centrado en el sector financiero y una interacción constante con comunidades en todo el país. Diez mil empleados.

4La intención del proceso de formación es hacer posible que los empleados reconozcan el sentido del trabajo de la organización; para ello existe un área: la de axiología, que en un espacio especial, las jornadas axiológicas, hace procesos de formación desde los valores institucionales.

5La necesidad que se plantea es generar algún tipo de instrumento que permita hacer formación en un grupo de trabajadores diverso. Se desarrolla un marco conceptual, lo pedagógico comunicativo.

6Lo pedagógico comunicativo se entiende como la manera de intervención en el proceso de formación ya que:

  • Estos procesos se constituyen a partir de los modos de ser de la cultura.
  • Cada fragmento de información circulante y vivo por la actuación de sujetos sobre él, ya sea en la calidad de emisores, intérpretes, productores o usuarios, hace parte del entramado de la cultura.
  • Al hablar de lo comunicativo se hace referencia a los métodos de creación, producción, circulación, consumo, uso y apropiación de sentido.
  • Lo pedagógico es comprensible como la cualificación de las formas comunicativas para lograr el acercamiento de los sujetos a los ámbitos de la realidad tematizados como pertinentes bajo una intención formativa (es decir, en pos de la transformación de los implicados en el proceso comunicativo).

7Por tanto lo pedagógico-comunicativo hace referencia a los modos en que cobra vida el sentido en el marco de la cultura para hacer posible la formación. Con lo cual se está hablando de la disposición, selección, ordenamiento, recuperación, mediación y puesta en circulación de los saberes existentes en la cultura para propiciar la construcción colectiva de los sujetos implicados en ella. Por tanto se puede definir el lugar desde el cual se pueden producir las formas pedagógico comunicativas:

8Más allá de la oposición externo-interno: la pluralidad. No se trata de un lugar externo, distante y que observa desde arriba-afuera el proceso, ni tampoco desde una interioridad donde el modo de ser mismo del sentido construido impida una suspensión del juicio.

9La pluralidad de miradas hace que mutuamente interno y externo se dejen percibir en sus gamas y en las similitudes o diferencias en tanto componentes de cada dimensión.

10Más allá de la oposición verdadero-falso: la validez. Los materiales pedagógicos deben dar cuenta de las formas posibles de la reflexión, de las visiones de la realidad; no solamente se habla de lo verdadero, también se puede entrar en contradicción. Me muevo en el lugar de las relaciones donde puedo mostrar con una argumentación, una consistencia y unas razones de vida práctica la consistencia de mi argumentación. Entro en el mundo de la construcción.

11Más allá de la oposición cambio-estabilidad: la incertidumbre. La racionalidad nos obliga frecuentemente a optar por la estabilidad, a propiciar la existencia de pequeños rincones del mundo donde todo sea fijo y estable. Por el sentido contrario circula la mayor movilidad, el cambio, lo etéreo y lo mutable. La incertidumbre se asimila a la vida cotidiana, hay movimiento y hay estabilidad; a esta dinámica se corresponde la presencia del sujeto capaz de dar cuenta del proceso, comprender la situación. Obrar con sentido y reflexionar sobre los hechos.

12Más allá de la oposición ordenado-caótico: la complejidad. La entropía no consiste en un aparente orden que caerá tan pronto como tengamos un descuido, la entropía consiste en el reconocimiento de órdenes cada vez más difíciles de explicitar y reducir a formas elementales. Universos complejos explicaciones complejas.

13Pluralidad, validez, incertidumbre y complejidad se asumen en la construcción de las dinámicas pedagógico comunicativas en cuanto permiten que:

  • En los procesos habiten multiplicidad de miradas que se juegan con diversidad de opciones y maneras de acceder a la vida.
  • No sea viable una razón unitaria central y universal que dé cuenta de la totalidad sino que podamos encontrar en múltiples niveles los criterios y formas de validez que funcionan para cada contexto en particular.
  • El acceso a la formación no se haga por vía de la búsqueda de verdades, sino que así como operamos en las situaciones de vida, nuestras decisiones sean movidas por la paulatina construcción y no solamente por el resultado inmediato (reconocimiento del proceso).
  • Podamos intervenir de maneras adecuadas ante los grados de dificultad de las realidades sobre las que se opera. No son elementales o inasequibles sino complejas.

14Las nuevas condiciones en las que se desenvuelve la formación exigen tomar en cuenta por lo menos cuatro ideas fundamentales para pensar sus procesos:

  • Los procesos de formación transcurren en contextos variados, de los cuales los espacios formales son solamente uno, y a su vez las distintas dinámicas de elaboración que ocurren en los variados contextos se mezclan y determinan de modos disímiles.
  • A pesar de la posibilidad de suponer y predeterminar rutas o recorridos dentro del proceso de formación, no se puede garantizar su efectividad en vías únicas y predecir la capacidad que tengan de conducir las formas de acción humana. En este sentido se valida la pertinencia de generar múltiples contextos y establecer cursos de acción y reflexión variados como mecanismo pertinente para el desarrollo humano.
  • Las formas de discurrir y los lenguajes en el ámbito de lo humano son diversos y a pesar del privilegio de los métodos verbales o escritos, la vida cotidiana nos ofrece variedad de discursos y lenguajes no propiamente verbales o escritos. Del mismo modo el sentido se construye en el marco de la cooperación de los actores implicados en la comunicación.
  • No existe un objeto sobre el cual recae la acción formativa sino que se da una actividad conjunta donde los actores se ven afectados mutuamente.

15Es en esta dimensión en la que resulta pertinente el concepto circulación. Dado que el proceso de formación va apuntando en múltiples direcciones y tiene diversas implicaciones no predecibles es imposible pretender la unidireccionalidad de los resultados. El receptor no es pasivo y el contexto no es un barril que se llena con informaciones sino que los contextos se convierten en nichos de maduración de lo circulante.

16Los elementos mediados en función de la cualificación de las maneras de ser y hacer en los ámbitos de la organización deben, antes que nada, mantenerse en circulación, es decir que como instrumentos de la formación y de la vida institucional no se restrinjan a instantes sino que entren a permanecer en los ámbitos institucionales.

17De esta manera las estrategias de formación apuntan a dimensionar los espacios existentes, contextos naturales y puntos claves de intervención, en los cuales la puesta en circulación de diversos instrumentos (lúdicos, herramientas de formación o estéticos) permitan que haya un contacto y ocupación directa de los referentes propios de la cultura de la organización, o una potenciación de aquellos que aunque presentes se encuentran atenuados por otras prácticas propias de la misma comunidad.

18Entendiendo que, como se ha dicho antes, será imposible controlar las formas de apropiación que los colaboradores hagan de lo que se ha puesto en circulación, aunque se podrá intervenir tratando de “medir” efectos correlacionados con prácticas o con la naturalización de prácticas o instrumentos que antes no existían.

19De otra manera, se trata de generar espacios para la construcción de prácticas culturales que desborden el nivel de la mera acción instrumental visible propia de las acciones cotidianas, o que permita percibir el universo de lo latente en la vida institucional.

20En coherencia con lo que se ha planteado, se desarrollan materiales de formación que, aparte de ser instrumentos concretos, contienen unos modos de uso que son sugeridos a quienes los toman desde la forma misma. En este sentido la estructura que compone los diversos materiales y la “metodología” para usarlos es el reflejo de la concepción de un sistema de trabajo que asume la complejidad, la pluralidad, la incertidumbre y la validez. Así se diseñaron juegos, series de materiales impresos, videoclips y otros materiales de difusión y formación pedagógica.

21De estos el caso central es Caleidoscopio, una serie de materiales impresos con unidad temática constituida por seis páginas estructuradas, cada una de ellas para tener al menos seis accesos posibles. En estos se encuentra la variedad de temáticas subordinadas a un tema mayor, y en cada una de ellas existen seis entradas: la imagen, la literatura, los interrogantes, situaciones de vida cotidiana vistas desde lo subjetivo y lo objetivo, finalmente algunos fragmentos que dan la entrada desde la dimensión conceptual. Las formas de cada uno de los segmentos operan desde lógicas distintas de la valoración, y permiten ser trabajadas individualmente o en paquete, permitiendo flexibilidad en el uso de los materiales para adaptarse a tiempos cortos o tiempos largos según la factibilidad del proceso, y al tiempo aceptando la posibilidad de arrancar desde cualquier punto de cada página. De manera que lo que estaba dispuesto en el marco conceptual se trataba de representar en el objeto que contenía varias entradas que suscitaba usos abiertos y flexibles y que proponía tanto en la forma como en el discurso la diversidad.

22Podríamos llegar más lejos en el proceso de descripción, pero es hasta aquí donde nos interesa mostrar el proceso de emergencia del material tratando de ser coherentes con premisas comunicativas y educativas que pudiesen establecer una ruta posible de apropiación. Dejamos hasta este punto en tanto lo que resulta pertinente es apreciar la manera como se pasa de forma coherente del marco conceptual al producto.

PREMISAS PARA LA COMUNICACIÓN POLÍTICA

23En el otro extremo del proceso tenemos la propuesta de comunicación política, que en su perspectiva más general se ocupa de desarrollar lo que posteriormente se llamará estrategias de comunicación política y opinión pública. Desde estas estrategias se ha hecho eco a la visibilidad y al desarrollo equitativo de circulación de información entre los ciudadanos. Para comprenderla es necesario hacer un relato que permita entender los pasos del proceso de aprendizaje que se ha llevado a cabo. Para este fin quiero relatar ese cuarto de hora en el que la visibilidad cobró el centro de atracción en la política nacional a través de dos episodios, el primero corresponde a la Veeduría Ciudadana al juicio al presidente Samper y la segunda al proyecto Candidatos Visibles.

24Todavía recordamos la portada de la revista Semana que impondría la figura del narcocasete y levantaría el revuelo general en torno a la presencia de dineros del narcotráfico en la campaña del presidente Samper. Pocos meses después ese lenguaje estaría combinado con los términos propios de las llamadas narcocampañas y con el tristemente célebre proceso 8000. Una sociedad que sabía, o por lo menos intuía, que en la última década pocos espacios de la vida nacional se habían escapado de la presencia de dineros del narcotráfico, veía aparecer ante sus ojos la “verdad”, así como en pocos meses gracias a las indagatorias, los escándalos, los nuevos implicados y los cumplimientos de plazos vería desaparecer esa misma verdad. La visibilidad y la transparencia serían el tema que agotaría primeras planas, titulares y programas mañaneros, editoriales y debates. Discursos en pro y en contra.

25La comisión ciudadana de seguimiento, un grupo de personas e instituciones que en calidad de ciudadanos se reunieron para lograr un juicio transparente en el caso Samper, necesitaba una estrategia de comunicación a partir de la cual los resultados de sus acciones y también de sus análisis comenzaran a ser del dominio público. Este es el primer momento en el que entramos a trabajar efectivamente desde la concepción de una estrategia de comunicación. El diseño de esta estrategia de comunicación política debía operar sobre el concepto de “hacer público”.

26Del otro lado, el proceso puesto en los medios iba necesitando enriquecerse con noticias nuevas; ya no era la inclusión de nuevos nombres o las apariciones de otras voces las que resultaban interesantes para el proceso. Se necesitaban sucesos y de alguna manera la Veeduría hizo posible algunos que alimentaron el momento noticioso. La tensión entre los gestos de construcción de lo público y la posibilidad de publicitarlo en los medios es el primer contraste desde el que se concibe la estrategia de comunicación. Esto se revela en otra de las acciones de la estrategia: el boletín Lente de Contacto.

27El principio de “hacer público” operó plenamente con Lente de Contacto, un folleto que en ediciones de colores y periodicidad irregular circuló entre los periodistas y los congresistas. Era un panfleto puesto en medio del desorden de las componendas y negociados que se vivían en los corredores del Congreso. Curiosamente este “boletín” era perfectamente adecuado para las formas de comunicación que se privilegiaban en ese momento. El cara a cara, la interlocución de corredor.

28A su vez no olvidemos a los medios, que operaban haciendo una especie de catapulta en la relación con la ciudadanía. Es decir se hacía una “publicidad de lo público”, de modo que la misma información que era puesta en las manos de los congresistas por vía del boletín, que a su vez no correspondía a otra cosa que la mirada de la Veeduría a lo que debía ser expuesto, circulaba también entre los periodistas que cubren Congreso y por allí a la prensa, la radio o la t.v.

29¿Cuales efectos surtía este boletín? De un lado hacer saber a los jueces naturales que eran vistos y que el proceso podía ser del dominio público y de otro lado, lograr que el hecho de que estos “datos” fueran del dominio de los periodistas se pudieran convertir en presión para que el caso no se desvaneciera ante los ojos de los ciudadanos; si algún dato era ofrecido a los congresistas resultaba importante hacer conocer a la ciudadanía que los jueces ya lo sabían.

30Mientras los panfletos de Lente de Contacto y con ellos varios datos que la secretaría técnica de la Veeduría y los veedores iban sacando a la luz pública circulaban de mano en mano, la Veeduría se iba convirtiendo en buena fuente. Noticias como la preescritura de una de las indagatorias, con datos como el de la imposibilidad de mecanografiar cierto número de caracteres por hora resultaban dicientes como reflejo de una combinación entre ejercicio detectivesco y oferta provocativa para los periodistas y los congresistas.

31Los medios en su función de relectura de las realidades políticas, al menos en lo que respecta a la Veeduría, se mostraban con toda claridad, privilegiando el dato, la chiva, el nuevo elemento del caso. Pero en este momento de manera funcional para la estrategia, cumpliendo su tarea: aunque fuese a través de las narrativas del espectáculo y la chiva se ocupaban de publicitar lo público.

32Doy un salto para ir al segundo proceso sobre el que podemos explorar: Candidatos Visibles o CV. La prensa que hasta ahora había sido destinatario final de la actuación de las veedurías convirtiéndose en difusor de aquello que los veedores les contaban, ahora entraban a ser parte de lo que se llamó el grupo Promotor, una figura mitad grupo de financiación, mitad junta directiva o comité consultor dentro del proyecto Candidatos Visibles.

33La iniciativa del proyecto, nacida de la academia, en el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, convoca, inspirada en el mismo momento político del que deja eco el juicio al presidente a una especie de cruzada por la transparencia. Tan claro es que el primer nombre propuesto para este proyecto es el de Congreso transparente. Pero a consecuencia del uso de este término en el lanzamiento de la precandidatura del ex-fiscal Alfonso Valdivieso, el nombre elegido fue el de CV Candidatos Visibles.

34A esta convocatoria acuden Fundepúblico, Asobancaria, el Consejo Gremial, la Conferencia Episcopal, la Fundación Social, entre otros, como organizaciones que animarán el proceso de trabajo y diseñarán un formulario con el que los candidatos harán pública su trayectoria para que los electores se enteren de ella un par de semanas antes de las elecciones. Al tiempo se hará una promoción para lograr que diferentes medios apropien la iniciativa y la usen de manera directa ya sea como difusores o como evaluadores.

35La riqueza de la base de información recolectada está en varios puntos críticos: habría unos candidatos visibles y otros invisibles; se tendría información a futuro para una política que poca memoria tiene y sobre todo, se haría una difusión masiva de las hojas de vida de los congresistas entre los electores para que estos cualificaran su decisión.

36En el avance del proceso emergen varios fenómenos, por ejemplo: algunos congresistas públicamente señalados como corruptos respondieron completa e incluso prontamente el cuestionario; segundo, que a pesar de la intención de hacer contacto con el elector raso aparecían los medios como la forma más directa de publicitar y actuar equitativamente y, finalmente, que a pesar de lograr publicitar la información, nada garantizaba que los lectores pudieran ser realmente afectados por la base de datos para cualificar la decisión.

37De tal manera que contrario a lo que se buscaba podíamos entrar a cumplir un efecto de caja de resonancia para las prácticas tradicionales de la política. Aunque la publicación circulara nada garantizaba su uso, y mucho menos que su lectura cambiara decisiones de voto más allá de un pequeño sector de ciudadanos ya informados, interesados en el tema y capaces de discernir en una condición de equidad informativa.

38Durante el proceso se irían dando algunas informaciones, pero respondiendo al mismo criterio de equidad la decisión fue no hacer pública la base más que en el momento definido: todos en igualdad de condiciones, aunque eso implicara hacer un producto que finalmente resultó poco atractivo desde el diseño, monótono, repetitivo y pesado.

39Entendamos que la base que se conseguía como resultado de los formularios era un objeto bastante provocativo para los periodistas: si los congresistas decían cosas ciertas entonces habría algunos datos para mostrar, si decían cosas falsas podrían ser puestos en la picota pública. De tal manera que la base nunca estuvo exenta de intentos de asalto.

40La semana previa a las elecciones, la separata fué usada constantemente por periodistas de renombre en sus programas radiales, la mayoría de periódicos en el país insertaron o imprimieron. La información había circulado. Pocos días después mientras avanzaba un proceso similar para las elecciones presidenciales, algunos directores de un proyecto similar a realizarse en Ecuador que pedían pistas sobre nuestros aprendizajes se encontraban ante una respuesta muy precisa: circular cerca de un millón y medio de ejemplares es un alcance inmenso y un hecho político sin precedentes en el país, pero no produce un efecto directo, el analfabetismo sumado a la débil construcción de ciudadanía dejaba sin efecto a un producto como el folleto que CV publicó días antes de las elecciones.

41Hay que consignar el error que se cifra allí, siguiendo lo que Garretón critica de la política que pasa por los medios, ya que estos “ pueden sustituir en forma ilusoria los campos de la ciudadanía a los que no se tiene acceso: homogenizan experiencias que no se han vivido, hacen sentirse parte de una modernidad identificada con la de los medios emisores, se constituyen en sustitutos de proyectos centrales de sentido de la vida individual y colectiva”.1

42Los resultados de las elecciones fueron dicientes, no exactamente para CV sino para el conjunto del fenómeno político del que hacía parte; los electores habían votado signados por el cansancio de la política tradicional, y sobre todo de la carga de significado de mafia y narcotráfico que pesaba sobre el Congreso.

43Varios senadores y representantes electos eran candidatos independientes; los diez candidatos con mayor votación eran candidatos visibles; la revista Semana daba un reconocimiento al proyecto como personaje en su edición de esos días. Otros candidatos habían recibido el llamado voto de castigo. La llamada “separata” había circulado entre aquel grupo de lectores de periódico fundamentalmente concentrado en las ciudades y con alguna comprensión de la política. Tal vez no podamos saber si CV fue parte fundamental en que eso ocurriera, pero era parte del fenómeno. CV había logrado tener presencia, hacerse una fuente de información provocativa y circular.

44En el fondo, las premisas de la visibilidad, la transparencia y la puesta en juego de lo público significaban, para quienes estabamos animando estos procesos y diseñando las estrategias, un paso en pos de la construcción de procesos democráticos. En contraste, las formas en las que se dio la participación de los medios, y tanto el abordaje de la información de la Veeduría como los intentos por “asaltar” la base de CV respondían a que a pesar de los intentos por consolidar su función como actores políticos, los medios continuaban actuando desde los intereses particulares como empresas de información. Quiero decir con esto que mientras para las estrategias lo que se ponía en juego era una nueva relación con la información, para los medios se daba una ambigüedad: jugarle a la equidad en medio de las exigencias del negocio de la información. En esto consiste que más que un valor especial de la transparencia o la visibilidad, en este momento lo más importante fue su carácter como fuente permanente de noticia.

45Mientras para las pretensiones de un proyecto como CV la visibilidad era una característica de la democracia que debía cobrar su propio espacio en el ejercicio de la política y para los ciudadanos, la visibilidad comprendida por los medios no pasó algunas veces de la exhibición, el espectáculo. Mientras para el ideal de democracia inserto en el proyecto era necesario ganar el sentido de transparencia, para los medios era más práctico ganar ese cuarto de hora y sacar a la luz todos los escándalos en el menor tiempo posible. Es la distancia entre hacer ciudadanía y exhibirla.

46Finalmente, hagamos un análisis de los factores que se tipifican en las dos situaciones descritas. Veíamos emerger a los medios como actores estratégicos, con el poder para abrir o cerrar las compuertas a la circulación; veíamos también una gran dificultad en alcanzar al elector común; aparecía una necesidad muy grande de aproximar aquello que era un hecho político a la narrativa de los medios para poder conseguir que se hiciera público; de cierta manera, además, estábamos dando por sentado que las plazas para la democracia eran los medios.

47Pero al tiempo aparecían otro hechos importantes, habíamos podido circular en condiciones de equidad informaciones acerca de los candidatos, habíamos tendido un instrumento de comunicación sencillo y eficaz como Lente de Contacto que podía intervenir en las reglas del juego de las decisiones del Congreso al interpretar las formas de comunicación que operaban en la vida cotidiana del juicio al Presidente, y a su vez aprovechaba a los medios como catapulta; de otro lado ganábamos posiciones como fuentes de información neutrales y valiosas capitalizando para la información futura principios como la memoria y la capacidad de acumulación de información como factor clave para construir democracia.

48En el proceso fuimos viendo cómo los medios pasaron de ser solamente convocados como posibles difusores de las informaciones de la Veeduría a una función más activa, actuar como garantes y como socios en actividades como la circulación de la información en igualdad de condiciones. Sin embargo, su papel como posibles “actores de la democracia” contrasta con su tarea de “vigilantes de la actualidad”. ¿Qué ganan las empresas de comunicación cuando ejercen como vinculantes entre los ciudadanos?

49Una segunda dimensión del aprendizaje se muestra en esta tensión. Uno de los elementos más eficientes es el hecho de reconocer que no solamente se busca encajar lo político dentro de las maneras de decir propias de los medios, por ejemplo en las noticias o en algún tipo de informe especial, sino que al hacer intentos de establecer premisas como la de la equidad informativa se estaba apuntando a operar desde un criterio, si no ajeno, por lo menos poco frecuente en las formas de ser de los medios. Una publicación como la que se hizo resultó monótona en la medida en que no podía acogerse a los cánones del diseño, las proporciones y las relaciones imagen escrito comunes a las publicaciones impresas, sino que se acoge a la idea de datos que aunque sacrificaran el diseño podían distribuir de forma equitativa el espacio para todos los candidatos.

50Y de esa manera no aceptar que se caiga en unas premisas de la comunicación mediática que se impongan y determinen a las formas de la comunicación ciudadana. Es decir, que el ejercicio de la ciudadanía como lo entiende Garretón —en tanto proceso de relación con el poder— no se reduzca al tamaño y a la forma de los medios, a la interlocución que suscitan y provocan los medios, que por cierto habría que decirlo, es poca. O dicho de otra manera que la ciudadanía y el ejercicio de la política se reduzca al tamaño que pueden ofrecer los medios. Por el contrario habría que preguntarse si premisas de la comunicación política como la equidad pueden transitar a los medios y comenzar a provocar nuevas narrativas de parte de ellos.

51Es indispensable, entonces construir las estrategias de comunicación más que los planes de medios. En el fondo es atender al requerimiento que Nancy Frazer hace en Iustitia Interrupta al hacer la correlación entre públicos fuertes y públicos débiles. Los públicos débiles son aquellos “cuya práctica deliberativa consiste exclusivamente en la formación de opinión y no cubre la toma de decisiones”2 y por tanto es pertinente abordar su pregunta acerca de la relación entre públicos fuertes parlamentarios y los públicos débiles frente a los cuales son presuntamente responsables. Dónde se diluye la separación entre actores y espectadores y el término público se usa para los que hacen ejercicio de participar desde la opinión y desde la decisión. Aún no comprendemos cómo es la comunicación política. Por ahora sabemos que, en una de sus múltiples formas, está ocurriendo, circulando por, en o desde los medios, pero aún falta atender a otras de sus formas naturalizadas. A los corredores y antesalas, lugares donde efectivamente se decide, a los contactos entre elegidos y electores, a los poderes de la comunicación local y de pequeña escala, a los públicos fuertes y débiles que describen el escenario político. Allí está la tarea futura para el análisis de la comunicación política y para la intervención desde estrategias novedosas. Habrá que comprender mejor y sobre todo, recuperar la conversación para la política.

LOS APRENDIZAJES COMUNICATIVO-EDUCATIVOS

52El contraste de los dos casos presentados ayuda a mirar la posibilidad de trabajar premisas comunicativo-educativas para abordar contextos disímiles, ya sean el de la educación ciudadana o el de la formación en valores al interior de una organización.

53En realidad el aprendizaje acerca de lo que significa desarrollar estrategias de comunicación, sean éstas o no centradas en medios de comunicación, abre paso para aportar nuevas respuestas desde los procesos de intervención comunicativa en procesos educativos. Vamos por pasos para mirar algunas premisas:

De los productos a las estrategias

54Un primer descubrimiento que se dio de manera clara en los dos procesos es que aunque las demandas pudieran estar centradas en la construcción de productos lo más importante del proceso se encontraba en la manera en que se afectaban diferentes factores del entorno comunicacional para alcanzar efectos que no tienen que ver con la inserción de los contenidos sino con la modificación del ecosistema comunicativo. En este sentido, las lógicas de producto evaden elementos de la complejidad de la comunicación. Hoy, cuando diseñamos una estrategia consideramos diversos niveles de la comunicación, desde el cara a cara hasta los procesos masivos, y a la vez no hacemos una distinción como la que comúnmente se hace entre factores de lo organizacional, la imagen o el trabajo de oficina de prensa. En realidad todos ellos son elementos que afectan el tipo de estrategia que construimos y que aportan en su integralidad.

Culturas - Modelos de comunicación - Modelos de formación

55Una derivación directa de este primer punto permite comprender que en el fondo de nuestro proceso lo que se ha dado es el intento por abordar la pluralidad inscrita en los contextos culturales a través de la comprensión y actuación sobre dos de sus rasgos más sobresalientes. De un lado, los modelos de comunicación característicos y las premisas que los determinan, de tal modo que al tocar procesos de producción, circulación uso o apropiación de información o de instrumentos de comunicación tratamos de estar conscientes de la forma en que estos ocurren y actuar en coherencia con ellos. De otro lado está el reconocimiento necesario a los modelos de formación que están implícitos en los diferentes contextos que se abordan. Responder a preguntas como cuáles son los procesos de formación propios de las organizaciones empresariales, o los modelos de aprendizaje de los valores, o las maneras de derivar decisiones de la información política entre los ciudadanos, pueden ofrecernos posibilidades de crear estrategias coherentes y capaces de propiciar cambios o dinámicas específicas de formación a través de procesos comunicativos en el cara a cara, o a través de medios de comunicación masivos o de pequeña escala.

Más allá de los medios, la naturaleza comunicativa de cada contexto

56Este factor resulta muy interesante, sobre todo si supone que no toda estrategia pasa por los medios de comunicación y que incluso puede pensarse en estrategias que no utilicen instrumentos o materiales comunicativos propiamente dichos. En este sentido, una base de datos, una metodología o la recuperación de prácticas tradicionales o propias de cada proceso pueden ser elementos invaluables a la hora de hacer estrategias comunicativo-educativas. Al tiempo que modificaciones de premisas aparentemente inamovibles como la ruptura de la linealidad sugerida en Caleidoscopio o la aparentemente imposible circulación de información en igualdad de condiciones en un medio masivo buscan afectar y reconocer la naturaleza comunicativa de cada contexto.

Sistematizar las experiencias

57De otro lado surge la consideración metodológica de actuar desde la lógica de la sistematización de experiencias como un camino plausible para abordar las formas en que en la práctica se toman decisiones acerca de la intervención y de las lógicas que implícita o explícitamente se juegan en el ejercicio de comunicar con fines educativos. Al tiempo que de allí emergen preguntas interesantes para la reflexión sobre la acción y posibilidad de producir reflexiones contextualizadas en casos específicos, para nosotros básicamente se constituye en el ejercicio de registrar las bitácoras del trabajo adelantado y la búsqueda de nombrar aquellos fenómenos que ocurren en el desarrollo de la estrategia de manera que pueda derivarse de ella conocimiento e incluso contraste o replicabilidad. Consideramos que este puede ser un modo interesante para debatir los aprendizajes en el campo comunicación-educación.

58Para terminar quisiera señalar que al transformarse los regímenes comunicativos en la sociedad y al afectar las dinámicas de las prácticas educativas, por ese efecto emergen con fuerza las posibilidades de reconocer espacios no tradicionales para realizar procesos de formación. La emergencia de otras institucionalidades comunicativas hacen que la vida cotidiana y los procesos de intercambio y movilización de información así como las reglas de interacción en el cara a cara se conviertan en objeto de estudio necesario para el campo comunicativo-educativo. Es en parte repensar lo que durante mucho tiempo se ha llamado educación no formal para redefinirlo en espacios que muestran características propias de nuevas identidades y formas de sociabilidad y cultura. Las organizaciones, los espacios de la educación ciudadana y de la política son objetos de investigación preciosos en la dinámica actual y futura de la comunicación-educación.

Bibliographie

BIBLIOGRAFÍA

FRAZER, Nancy, Iustitia interrupta, Santafé de Bogotá, Siglo del Hombre Editores – Universidad de los Andes, 1997, p.129.

GARRETON, Manuel, “Democracia, ciudadanía y medios de comunicación”, en ALFARO, A., y otros, Los medios, nuevas plazas para la democracia, Lima, Calandria, 1995, p.106.

Notes de bas de page

1 Manuel Antonio Garretón, “Democracia, ciudadanía y medios de comunicación”, en Alcserad, Alfaro y Otros, Los medios, nuevas plazas para la democracia, Calandria – Lima, 1995, p.106.

2 Nancy Frazer, Iustitia Interrupta, Santafé de Bogotá, Siglo del Hombre Editores -Universidad de los Andes, 1997, p.129.

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