Estrategias de supervivencia femeninas: perspectiva desde la sociología carcelaria
Résumés
El presente artículo procura demostrar la hipótesis según la cual las transformaciones sociales, políticas y económicas que ocurrieron en el Perú y el mundo desde los años 1980, acrecentaron la vulnerabilidad socioeconómica de las mujeres, y las llevaron a buscar estrategias de supervivencia legales o ilegales. Basado en el estudio de las trayectorias de vida de mujeres encarceladas en Lima (Perú), este trabajo analiza los mecanismos que las llevaron a recurrir al trabajo informal y permite entender en qué momento de su vida, y en qué contexto, integran el mundo de la delincuencia de supervivencia, y particularmente el tráfico de droga.
This paper tries to demonstrate the hypothesis that social, political and economical transformations that happened in Peru and worldwide since the 1980s, increased the social and economical vulnerability of women, and lead them to look for legal or illegal survival strategies. Based on the study of life trajectories of females imprisoned in Lima (Peru), this work analyses the mechanisms that lead them to resort to informal work, and allows understanding in which moment of their lives, and in which context, their enter the survival delinquency sphere, and particularly that of drug trafficking.
Le présent article cherche à démontrer l’hypothèse selon laquelle les transformations sociales, politiques et économiques qui ont eu lieu au Pérou et à l’échelle mondiale depuis les années 1980 ont accru la vulnérabilité socio-économique des femmes et les ont menées à rechercher diverses stratégies de survie, légales ou illégales. Basé sur l’étude de trajectoires de vie de femmes incarcérées dans la ville de Lima (Pérou), ce travail analyse les mécanismes qui les mènent à avoir recours au travail informel et permet de comprendre à quel moment de leur vie, et dans quel contexte, elles intègrent le monde de la délinquance de subsistance, et particulièrement du trafic de drogue.
Entrées d’index
Mots-clés : Travail informel, stratégie de survie, délinquance de subsistance, trafic de drogue, prison, femmes, Pérou
Keywords : Informal work, survival strategy, survival delinquency, drug trafficking, prison, women, Peru
Palabras claves : Trabajo informal, estrategia de supervivencia, delincuencia de supervivencia, tráfico de droga, cárcel, mujeres, Perú
Texte intégral
Introducción
1Las mujeres representan actualmente el 6 % de la población carcelaria peruana (INPE 2014), cuando apenas constituían el 1 % de ella hace cuatro décadas (Ramos Alva 1972). El recurso al encarcelamiento masivo como herramienta clave de la política contrasubversiva llevada a cabo por el Estado durante las décadas de 1980 y 1990, así como la importante participación femenina al conflicto armado (Boutron 2008), permitieron explicar el alza exponencial del número de mujeres encarceladas a finales del siglo pasado. Si su sexo constituyó durante mucho tiempo cierta barrera protectora frente a las autoridades policiacas y judiciales (Parent 1986; Cardi 2009), el conflicto armado interno llevó a cierta normalización de la figura transgresora femenina, y las mujeres ya no escapan de juicios y encierro penal. Sin embargo, las mujeres condenadas por “terrorismo” representan actualmente apenas el 1 % de la población carcelaria femenina. ¿Quiénes son entonces las mujeres que conforman la mayoría de la población que vive tras los barrotes?
2Hoy más del 60 % de la población penitenciaria femenina se encuentra procesada o sentenciada por tráfico drogas1. Si añadimos el hurto y el robo en sus diversas formas, más del 75 % de las mujeres encarceladas cometieron un acto delictivo vinculado a alguna situación de necesidad económica. Partimos de la hipótesis que las transformaciones sociales, políticas y económicas ocurridas en el Perú y el mundo desde los años 1980 acrecentaron la vulnerabilidad socioeconómica de las mujeres, llevándolas a buscar diversas estrategias de supervivencia que pueden cobrar formas ilegales, y las exponen a la posibilidad de conocer alguna experiencia carcelaria. El estudio de las trayectorias de vida de las mujeres encarceladas en una prisión de Lima nos llevará a comprender los mecanismos que las llevan a recurrir al trabajo informal, y nos permitirá entender en qué momento y en qué contexto decidieron integrar el mundo de la delincuencia en general, o el del tráfico de droga en particular, con una mirada ampliada al contexto local e internacional.
Metodología
3Este artículo se basa en un trabajo de campo realizado en el penal de mujeres de Chorrillos, entre 2007 y 2012, en el marco de una maestría y luego de un doctorado. Una primera serie de entrevistas semi-directivas fue realizada entre septiembre y noviembre 2007 con 76 internas. La meta de esta fase inicial de la encuesta era recopilar data cualitativa según un método biográfico, y conocer la experiencia carcelaria de las internas. En base a este primer trabajo, once entrevistas a profundidad fueron realizadas con el fin de recopilar las historias de vida de estas mujeres. A esta primera encuesta se añaden las informaciones recopiladas de manera informal durante los días de visita a los que asistí semanal, quincenal y finalmente mensualmente, entre 2009 y 2012. Una última parte del trabajo se realizó en 2011 con 34 internas del mismo penal, en base a un cuestionario cualitativo. Después de llenar dicho formato, en caso las internas lo aceptasen, fueron llevadas a cabo entrevistas personales basadas en la información recopilada por escrito.
Educación y trabajo de las mujeres en el Perú
Permanencia de brechas o evolución hacia la igualdad entre sexos?
4Observando las estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI), parece que hoy en día ya no se puede hablar de verdaderas desigualdades que dividirían a los hombres y a las mujeres en el acceso a la educación y, por extensión, sus oportunidades de acceso al trabajo para un mismo nivel de calificación se ubicarían en un nivel relativamente idéntico. Ahora bien, si la diferencia de las tasas de asistencia escolar por sexo disminuyó drásticamente en el transcurso de las últimas décadas, y si el acceso de las mujeres a la universidad de ha democratizado ampliamente (Díaz 2008), el analfabetismo, por más que se haya reducido notablemente desde el inicio de los años 80, sigue constituyendo un factor de diferenciación entre sexos, siendo comprendidas todas las edades, pues concierne a 10,6 % de las mujeres y a 3,6 % de los hombres. Esta situación afecta sin duda a las mujeres en su acceso al mercado laboral, sobre todo en términos de subempleo y desempleo, y sus salarios, por empleo y calificaciones iguales, siguen inferiores a los de los hombres.
5Según el INEI, para el trimestre noviembre 2010-enero 2011, para la región de Lima metropolitana, la población económicamente activa (PEA) cuenta con 4 693 500 personas, lo que representa 69,3 % de la población en edad de trabajar. Esta población está constituida por 40,9 % de mujeres y 49,7 % de personas cuya edad está comprendida entre 25 y 44 años.
Cuadro nº1: Tasas de actividad, desempleo y subempleo, para el trimestre noviembre 2010-enero 2011, para la región de Lima metropolitana.
Niveles de empleo | Trimestre noviembre 2010-enero 2011 |
Tasa de actividad | 92,3 |
Tasa de actividad normal | 51,8 |
Subempleo | 40,5 |
Subempleo horario | 13,3 |
Subempleo salarial | 27,4 |
Desempleo | 7,7 |
Cuadro nº2: Tasas de desempleo según sexo y edad, para el trimestre noviembre 2010-enero 2011, para la región de Lima metropolitana.
Sexo/grupo de edad | Trimestre noviembre 2010-enero 2011 |
Hombres | 5,9 |
Mujeres | 9,9 |
14-24 años | 17,5 |
25-44 años | 5 |
45 años y más | 3,3 |
Total | 7,7 |
6Si el desempleo afecta oficialmente a 7,7 % de la PEA de Lima metropolitana, afecta de forma desigual a los hombres y a las mujeres pues concierne 9,9 % de la PEA femenina y 5,9 % de la PEA masculina. Así, las mujeres representan el 57,8 % y los jóvenes el 17,5 % de la PEA desempleada. La tasa de subempleo total sobrepasa los 40 % con 13,1 % de la PEA en situación de subempleo horario y el 27,4 % en situación de subempleo salarial, es decir sub-remunerada.
Cuadro nº3: Salario mensual según sexo, edad y nivel de educación, para el trimestre noviembre 2010-enero 2011, para la región de Lima metropolitana.
Características | Salario promedio [en Nuevos Soles2] | Variación con respecto al trimestre anterior [en Nuevos Soles] |
Sexo | ||
Hombres | 1335,10 | +53,7 |
Mujeres | 904,80 | +3,5 |
Total | 1151,80 | +35,3 |
Edad | ||
14-24 años | 703,20 | -0,8 |
25-44 años | 1237,90 | +29,50 |
45 años y más | 1336,40 | +69,40 |
Nivel de educación | ||
Primaria | 756,50 | +90,50 |
Secundaria | 869,70 | +62,60 |
Superior no universitaria | 1090,60 | -52,8 |
Superior universitaria | 2044,60 | +0,6 |
7En términos de ingresos, la permanencia de una brecha según el sexo permanece válida hoy en día. El salario de las mujeres representa el 67,8 % del de los hombres, con una diferencia promedia de 430,30 Nuevos Soles. Adicionalmente, el aumento del salario resulta ser mucho más importante para hombres que para mujeres.
Cuadro nº4: Población económicamente activa con tasa de actividad normal según sexo, edad y nivel de educación, para el trimestre noviembre 2010-enero 2011, para la región de Lima metropolitana.
Características | Tasa |
Sexo | |
Hombres | 69,2 |
Mujeres | 30,8 |
Total | 100 |
Edad | |
14-24 años | 13,7 |
25-44 años | 60,9 |
45 años y más | 25,4 |
Total | 100 |
Nivel de educación | |
Primaria o inferior | 7,5 |
Secundaria | 48,7 |
Superior no universitaria | 18,4 |
Superior universitaria | 25,4 |
Total | 100 |
Cuadro nº5: Población económicamente activa en situación de subempleo horario según sexo, edad y nivel de educación, para el trimestre noviembre 2010-enero 2011, para la región de Lima metropolitana.
Características | Tasa |
Sexo | |
Hombres | 41,7 |
Mujeres | 58,3 |
Total | 100 |
Edad | |
14-24 años | 24,8 |
25-44 años | 51,7 |
45 años y más | 23,4 |
Total | 100 |
Nivel de educación | |
Primaria o inferior | 7,7 |
Secundaria | 43,2 |
Superior no universitaria | 18,9 |
Superior universitaria | 30,2 |
Total | 100 |
Cuadro nº6: Población económicamente activa en situación de subempleo salarial según sexo, edad y nivel de educación, para el trimestre noviembre 2010-enero 2011, para la región de Lima metropolitana.
Características | Tasa |
Sexo | |
Hombres | 38,1 |
Mujeres | 61,9 |
Total | 100 |
Edad | |
14-24 años | 36,3 |
25-44 años | 41,3 |
45 años y más | 22,4 |
Total | 100 |
Nivel de educación | |
Primaria o inferior | 14,3 |
Secundaria | 63,1 |
Superior no universitaria | 14 |
Superior universitaria | 8,5 |
Total | 100 |
8Al mirar el conjunto de esta data estadística, se puede distinguir fácilmente la importancia de los criterios de sexo, edad y nivel educativo, como factores cuya imbricación influye de manera decisiva sobre el acceso al mercado laboral y sobre la calidad del empleo ocupado, particularmente en términos horarios y de ingresos. Si abrimos la perspectiva a una escala macrosociológica y macroeconómica, la desigualdad de género en términos educativos y laborales sigue afectando a una importante franja de la población femenina internacional, particularmente a las mujeres las más pobres oriundas de países del sur, que ocupan a menudo empleos informales vinculados a actividades comerciales, o son afectadas a empleos de servicio, siendo consideradas y tratadas como una mano de obra flexible y barata (Falquet 2008; Locoh y Puech 2011).
9Según la data recopilada durante la encuesta realizada con las mujeres encarceladas en Lima, trataré de determinar en qué medida el cruce de factores endógenos y exógenos favorece el ingreso de las mujeres en ciertos tipos de actividad, y puede llevarlas a cometer un acto delictivo en un momento dado de su vida.
El trabajo informal: una solución viable frente a situaciones de precariedad o de violencia
Huir un hogar desestructurado o violento: estudios de caso
10Según las entrevistas realizadas en 2007 y 2011, la experiencia de la violencia doméstica resulta ser el motivo del ingreso temprano al mercado laboral en varias mujeres conocidas en el penal de Chorrillos. Las condiciones de vida tanto precarias como violentas que experimentaron las llevaron, en un momento dado de su infancia o de su adolescencia, a decidir dejar el hogar con la esperanza de vivir en mejores condiciones. Veamos el caso de Carmela, que vivía con sus trece hermanos y hermanas, sus padres y sus abuelos:
De niña fui tan maltratada […], mi papá me crió de una manera…demasiada… ¡Tipo Hitler! Entraba y pura lisura… La más mala palabra que me acuerdo de él es que él decía: “Las mujeres sólo nacieron para abrir las piernas y para parir, es para lo único que saben, nacen nada más y es lo único que saben hacer” y fue fuerte ¿no? cuando mi papá así nos decía tantas cosas, y yo ni siquiera sabía cómo era el sexo ni qué era sexo. Por ahí una vez… el hermano de un esposo de una tía, me agarró, me bajó la trusa, me abusó, tendría 7 u 8 años, y yo me quedé muda, calladita, me tiró al suelo, me levantó, él mismo me levantó la trusa, y yo no dije nada a nadie. Y me volvió a ocurrir eso como a los 11 años, tampoco no dije nada a nadie por vergüenza. (llanto) Me recuerdo que me quedó alga así baboso en las piernas, fui y me lavé. […].Y así fui creciendo, me aburría que mi papá pegaba, en la casa, mentaba la madre para todos lados, mentaba la madre… Para él mentar la madre era su dulce amanecer. Y mi mamá cuando él pegaba, mi mamá nunca defendía. Mi mamá no era de las personas, yo he visto madres cómo defienden a sus hijos cuando el esposo es así pero mi mamá decía “que te pegue por malcriada” y te botaba como una cucaracha así. Y con sus piernas así y “que te pegue por malcriada, ¿por qué te portas mal, porqué…?” Pero yo a veces decía “ ¿qué es lo que yo he hecho? No he hecho nada ¿por qué me pegan?” Y así… Después de que se haya descubierto su primer robo, a los 12 años, un comisario de policía le había asegurado que su padre no tenía derecho a pegarle. Pero mi papá, al día siguiente, como a las 5 de la mañana, que me levantara a hacer el desayuno. No quería yo pues, que lo haga mi mamá. “¡Te estoy hablando!”, “¡No! Hoy día yo no hago nada. Yo voy a la comisaría y te denuncio”, así bien rica. ¡Ay! Mi papá se levantó, me chapó del pelo, chapó la correa por el lado de la hebilla y me empezó a dar. Y yo en eso de querer agarrarle, se me mete la hebilla, y me descolgó todo el brazo. Mira mi brazo, y mis deditos estaban para arriba sí, bien feo. Y yo que gritaba. Si no es por mi abuelo, creo que me sacaba el brazo. Entonces mi abuelo entró. Y ése fue al año que no pasé Navidad con mis hermanos. Me fui de mi casa. Me fui de mi casa con la única ilusión de trabajar, de comprar mi terreno, construir mi casa y llevarme a mis hermanos.3
11A los 12 años, después de haber sido violada en dos oportunidades y haber trabajado para asegurar parte de la subsistencia de sus hermanos y hermanas menores, Carmela huyó un hogar extremadamente violento. Teniendo que asegurar sola su propia supervivencia, se encuentra de inmediato desescolarizada. Durante los años siguientes, realizó varios trabajos, siempre de manera informal, hasta que la enfermedad de su hijo le impuso gastos que no podría cubrir: “Sin el apoyo social de nadie, económico de nadie, por salud de mi hijo llegué a delinquir, porque toda mi vida he trabajado.”
12Otro caso que ilustra una salida prematura del sistema escolar y la elección de la opción laboral sobre la escolar es la de Deidre, una joven canadiense que conocí en el penal de Chorrillos en 2011 cuando recién había sido encarcelada. Este ejemplo permite demostrar similitudes en las trayectorias de vida de las mujeres encarceladas, cual sea su nacionalidad, y esbozar un vínculo entre la precariedad socioeconómica, la experiencia de hogares desestructurados durante la infancia y el ejercicio de actividades laborales a menudo irregulares y esencialmente mal remuneradas. Deidre fue criada por su madre hasta los 9 años, luego su padre obtuvo la custodia por tres años, pero éste era consumidor regular de crack. Deidre declara que su familia vive de forma bastante cómoda pero que en su conjunto ella vivió “una vida definitivamente caótica”. A partir de los 12 años, luego de haber sido sucesivamente víctima de maltratos físicos y psicológicos de parte de su padre y de su madre, vivió en familias adoptivas hasta los 16 años. Fue entonces cuando se independizó. Afirma haber tenido numerosas relaciones amorosas que implicaron peleas de barrio y que hasta la llevaron a cortas penas de privación de libertad. A los 17 años, da a luz a su primer hijo y vive como madre soltera. Empieza entonces una formación para ingresar a la escuela de policía pero abandona antes de terminar el curso. A los 21 años, fue violada por su tío, hecho que la lleva a consumir crack durante dos años, “para cortar con (su) infancia, (su) tío y simplemente con la vida en general”. En ese entonces, comete pequeños robos para los que fue brevemente encarcelada varias veces, hasta que decidió sanar su adicción a la droga:
Cambié de vida cuando una chica que conocía fue asesinada y luego caí embarazada de nuevo. Me volví limpia e hice marcha atrás. Empecé a hacer desfiles (como modelo) […]. Conocí varias estadías cortas en la cárcel solamente durante mi período de dependencia (a la droga) pero luego estuve sin historia hasta ahora.4
13El período de estabilidad que le permitió volver a tener la custodia de sus hijos no duró mucho tiempo pues es arrestada en Lima a los 24 años, es decir apenas un año después de haber dejado de consumir droga.
14Si las trayectorias de vida de Carmela y Deidre son sensiblemente distintas, presentan sin embargo varias similitudes. Estas mujeres fueron criadas en ámbitos violentos y huyeron el hogar familiar cuando aún eran menores de edad. Su bajo nivel educativo y sus actividades laborales vinculadas a la informalidad o a la ilegalidad, les proporcionan ingresos económicos bajos e irregulares. Finalmente sus trayectorias pueden ser consideradas como íntimamente vinculadas a estrategias con las que buscan asegurar su supervivencia y la de sus prójimos. Puesto que la escolarización no constituye una vía factible frente a situaciones de alta precariedad biológica, el trabajo a tiempo completo se convierte en la única opción viable.
El recurso al servicio doméstico o al comercio informal como estrategia de supervivencia familiar
15El ingreso de las chicas al mundo del trabajo doméstico puede ser considerado como una estrategia familiar en la medida en que la familia decide interrumpir la escolaridad de uno de sus hijos para asignarle una tarea productiva (Cavagnoud 2011): estamos entonces frente a situaciones donde los actores actúan de manera consciente (Haak y Díaz Albertini 1987) frente a situaciones de necesidad. Esta estrategia debe ser comprendida como una situación de adaptación que se traduce por “un conjunto de actividades que las familias se van obligadas a realizar para garantizar su reproducción cotidiana, biológica y social” (Francke 1984). Se trata de una estrategia en el sentido definido por D. Palma, es decir no tanto un aumento de los ingresos económicos sino la optimización de los recursos de los que se dispone. No se trata entonces de una producción de
bienes y servicios para vender sino que genera valores de uso para el consumo familiar que, por tanto, no se adquieren en el mercado; buena parte de estas actividades corresponde al trabajo doméstico que ‘se asigna’ a las mujeres de las familias populares […] (Palma 1984).
16Para las chicas, el ingreso al mundo laboral constituye una responsabilidad y el desempeño de un rol productivo completo dentro de la unidad familiar, pues reemplazan y/o complementan la fuerza laboral materna, permitiendo así la optimización de la fuerza laboral o el aumento de los ingresos obtenidos por medio del ejercicio de una actividad laboral fuera del hogar, que ésta sea realizada por las chicas o por otro miembro de la familia.
17En hogares desestructurados donde la madre tiene que proveer sus necesidades y las de sus hijos sin el apoyo económico del padre, según revela la encuesta realizada en el penal de Chorrillos, dos tipos de actividad son mayormente escogidas: el servicio doméstico o el comercio informal. Cual sea la opción escogida por la madre y/o los hijos que trabajan fuera del hogar para complementar el presupuesto familiar, se trata de actividades laborales que no requieren ningún nivel educativo particular, salvo conocimientos matemáticos básicos para las actividades comerciales. Los ingresos generados por estas actividades dependen de la presencia en el lugar donde se desarrolla la actividad laboral, y las ganancias son irregulares y relativamente bajas.
18La historia de Carmela ilustra el papel que desempeñó como hija mayor en una familia de catorce hijos:
¡Que Carmen el biberón! ¡Que Carmen el esto!”, como era la mayor ¿no? […]. Entonces en la calle también como mi mama no podía darnos lo mejor, entonces yo iba a la calle a lavar ropa ajena. Yo les decía ‘Señora, le lavo la ropa’, entonces la que me conocía, ‘!Ya Carmela, límpiame el jardín’, y entonces yo ‘Señora, regáleme esa ropita, regáleme eso’, y así le regalaba, le llevaba a mis hermanos. O sea trapos nunca nos faltó ¿no? Y por ahí también ‘Señora ese juguete, ‘¡Llévalo, me decían. Y ya me regalaban así. […]. Para eso yo ya tenía una casa de familia que tenían restaurante campestre. Era una pista de patinaje. Entonces yo iba y me ponía a limpiar los carros, ¿no te digo que era bien buscalona? Entonces la señora decía ‘Carmelita, limpia todo’, era grandazo pero ¡ya! Y me daba mi propina. Y me regalaban ellos mollejitas, me regalaban todo lo que sobraba, pollo. Y yo me iba con todo eso a mi casa. Feliz. Mi mamá, mi papá sabían adónde iba y ya. ‘¿Dónde estabas?’ ‘Donde la Señora Rodríguez.’ ‘Ah ya.’ ‘Esto me han dado para comer.
19Siendo niña, Carmela realizó así varios trabajos para ayudar a proveer las necesidades de sus numerosos hermanos y hermanas. A los 12 años, por lo menos parcial sino totalmente desescolarizada, según lo que deja entender su discurso, cometió su primer robo con la esperanza de llevar regalos a sus hermanos y hermanas para Navidad. Huyó de su casa justo después de este episodio y nunca más volvió a estudiar.
20Un caso parecido es el de Rosa. Esta mujer nunca fue escolarizada pues reemplazaba a su madre para alimentarse a sí misma y a su hermana menor. Ambas vivían con su madre en un callejón del barrio popular de Barrios Altos, en una casita sin luz ni agua. Durante nuestra entrevista, se acuerda de las diversas tareas que efectuaba entonces:
Cuando tenía 8 o 9 años, a las mismas vecinas les ayudaba a lavar los platos, la ropa y me daban comida para mí y mi hermanita (la cual tenía entonces 2 o 3 años) porque mi mamá no hacía nada, paraba sentada y no se preocupaba por nosotras. Sólo mi abuela nos veía. […]. Mi papá me metió al colegio a los 12 años en Villa María del Triunfo, cuando fui a vivir con él, un año lo aguanté porque me escapé con mi hermana por los golpes (que le daban su madrastra y su padre).5
21Después de una estadía en casa de su padre marcada por una violencia doméstica física, y una breve experiencia escolar, Rosa regresa a Barrios Altos y no será nunca más escolarizada. Estamos aquí frente a un caso en el que la hija mayor reemplaza integralmente a la madre, garantizando su supervivencia y la de su hermana menor, por medio de actividades realizadas en el vecindario. Cuando conozco a Rosa, tiene 44 años y siempre ha vivido de los ingresos que retiraba del trabajo doméstico efectuado en casa de terceros: “Lavaba ropa y limpiaba y ayudaba en la cocina, en realidad trabajo en cualquier cosa, todo lo que sea trabajo”. Por el conjunto de estas pequeñas actividades, Rosa declaró que ganaba aproximadamente 70 Nuevos Soles mensuales, es decir la décima parte del sueldo mínimo peruano.
22El punto común a ambos casos y a numerosos otros conocidos en la cárcel de Chorrillos radica en un hogar desestructurado y/o violento, donde al alcoholismo y la falta de cuidados hacia los hijos son prácticas comunes. Las madres o las hijas mayores desempeñan entonces un papel clave pues su actividad laboral permite obtener los bienes necesarios a su supervivencia y a las de los demás miembros del hogar.
23El comercio informal representa otra alternativa a menudo escogida por las mujeres como estrategia de supervivencia. Puede tratarse de venta ambulante, de venta en un punto fijo en una zona comercial o también en un espacio vinculado al hogar, siendo el punto común a estas diversas formas de actividad comercial la informalidad. Miremos el caso de D., una interna mexicana criada por un padre carpintero y una madre que compartía su tiempo entre el hogar y la venta ambulante. Ésta preparaba maíz y gelatinas que vendía en los cruces más frecuentados de su barrio. De niña, D. estaba escolarizada pero solo estudió dos meses del ciclo secundario. Empezó entonces a ejercer una actividad comercial, ocupación que mantuvo hasta su encarcelamiento, muchos años más tarde. “He vendido de todo”6, dice durante la entrevista. Tiene entonces 43 años. De adolescente, su actividad laboral permitía complementar los ingresos de sus padres y asegurar en parte la supervivencia de sus nueve hermanos y hermanas. Madre adolescente, luego madre soltera de cinco hijos, antes de ser arrestada D. había abierto una sanguchería en la puerta de su casa, para un ingreso mensual que alcanzaba aproximadamente 90 dólares americanos, mientras que seguía a cargo de tres de sus hijos.
24Una trayectoria similar es la de Roxana. Criada en la provincia del Callao por una madre adoptiva soltera, Roxana complementaba los ingresos del hogar ayudando a su madre a vender platos de comida en la puerta de su casa, mientras seguía estudiando. Termina el ciclo secundario pero luego interrumpe rápidamente sus estudios superiores: “No terminé (mis estudios de) enfermería por falta de dinero, y luego también caí embarazada”7. Tenía entonces 17 años, y da a luz en calidad de madre soltera, después tendrá a dos hijos más según el mismo esquema. Hasta su primera encarcelación por robo a mano armada, a los 20 años, sigue vendiendo platos de comida en su casa. Retoma esta actividad al salir de la cárcel, hasta ser arrestada nuevamente por robo, a los 25 años. La venta de comida le proporcionaba un ingreso mensual de aproximadamente 500 Nuevos Soles, es decir menos del 70 % del sueldo mínimo.
El recurso al tráfico de droga
25El bajo nivel educativo y de calificación, así como las consecuentes situaciones de subempleo, subingresos o desempleo experimentadas por numerosas mujeres, vuelven su supervivencia más difícil aun pues asumen a menudo solas a sus hijos, y a veces a sus nietos. Las distintas actividades laborales informales que ejercen constituyen una fuente de ingresos irregular y muchas veces insuficiente para cubrir las necesidades básicas de las familias, a fortiori en una sociedad neoliberal donde las transformaciones económicas y sociopolíticas recientes imponen modelos de vida basados en una escalada consumista.
26En estas condiciones de precariedad y de vulnerabilidad, aún más cuando surge un elemento inesperado en la trayectoria de vida como un embarazo no planeado, un accidente o una enfermedad, el tráfico de droga aparece como una estrategia de supervivencia alternativa al trabajo informal legal, que permite generar ingresos económicos de forma rápida y en cantidad importante. Dos alternativas se perfilan entonces, por una parte la de la microcommercialización, que implica una inversión económica menor, rápidamente rentabilizada y con menores riesgos legales, y por otra parte la del tráfico de droga a gran escala en términos geográficos y de cantidad. Esta secunda figura no representa ninguna inversión básica, pues los organizadores del tráfico son los que asumen los gastos relativos al viaje de la droga y de las mulas8, y además las ganancias son bastante superiores a las de la microcommercialización. Sin embargo, esta alternativa implica mayor riesgo en términos de infracción legal, por las cantidades traficadas pero también porque se trata de una actividad considerada como ilegal y muy poco sana — en términos biológicos — particularmente combatida a escala internacional.
El tráfico de droga como estrategia de supervivencia
27En este inicio de siglo, el tráfico de droga implica a millones de personas a escala mundial. Productores, transportistas y vendedores por un lado; consumidores, Estados, organizaciones no gubernamentales e instituciones internacionales por otro lado. Dentro de los múltiples tipos de droga producidos hoy en día, la cocaína es consumida por cerca de 17 millones de personas por el mundo y su uso se concentra principalmente en Estados Unidos y en Europa. Según la Organización de las Naciones Unidas, en el año 2008, el consumo mundial de cocaína alcanzaba 470 toneladas, y se estima que el mercado vinculado a ella sumaba 88 mil millones de dólares (UNODC & DEVIDA 2010). Con más de 61 000 hectáreas cultivadas en 2010, el Perú encabeza los países productores de coca en el mundo, resultando este cultivo problemático cuando la planta es transformada en cocaína.
Desarrollo del cultivo de la coca en el Perú contemporáneo
28En el Perú, el cultivo de la coca se desarrolla de forma exponencial desde los años 1960. En ese entonces, una política de colonización de las tierras interiores del país, que hasta entonces había permanecido en margen de la vida socioeconómica nacional desde la época colonial, es impulsada por el gobierno central. Familias oriundas de los Andes son subvencionadas para conquistar por la agricultura grandes espacios de la Amazonía. Las regiones que tradicionalmente cultivaban la coca conocen un alza prodigiosa de su producción, mientras que este tipo de cultivo conquista regiones donde la hoja verde no había aparecido nunca antes (Urrelo Guerra 1997). En efecto, los llamados nuevos colones se instalaron principalmente en la Selva Alta, es decir en la parte oriental de la cordillera de los Andes, donde las montañas medianas están recubiertas de bosque tropical. Este ecosistema resulta ser extremadamente propicio para la agricultura en general, y para la coca en particular. El Estado construye entonces nuevas carreteras que permiten unir estas regiones tradicionalmente aisladas al resto del país, favoreciendo la circulación de productos agrícolas.
29Pero la década del 80 se caracteriza por una fuerte deuda de los países del Sur, en especial los de América Latina. Una política de ajustes estructurales es impuesta por el Fondo Monetario Internacional y por el Banco Mundial, por medio del Consenso de Washington. Paralelamente, en esta misma época, el Perú conoce un período de violencia interna, debida a los movimientos subversivos del Sendero Luminoso y del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, que durará hasta mediados de los años 90. Por el contexto de crisis económica regional (Stiglitz 2002) y de crisis socioeconómica nacional, los nuevos colones de la Selva Alta peruana son abandonados por las autoridades y dejan de percibir las ayudas financieras y logísticas del Estado. La violencia interna — que monopoliza la atención del gobierno — junto con la ausencia de rutas secundarias, vuelve difícil la comercialización de productos agrícolas legales como el café o el maíz. Muy fácil de cultivar, la coca se convierte pronto en el recurso que permite a los agricultores de los valles andinos y amazónicos contrarrestar los problemas económicos ocasionados por el retracto del Estado por una parte, y por la instabilidad de los cursos de otros productos tropicales en los mercados internacionales por otra parte. Si el Estado peruano controlaba unos 16 000 hectáreas de coca en 1960, esta superficie superó los 200 000 hectáreas a inicios de los años 90, para bajar a unos 60 000 hectáreas en 2010. Y el cultivo de la coca no ha dejado de conquistar nuevas regiones hasta la fecha (UNODC & DEVIDA 2010).
30La prohibición de la comercialización de la cocaína en los años 1950 y el consecuente crecimiento de la demanda internacional, las dificultades que conoce entonces la región en general, así como el contexto social, político y económico del Perú en particular; el conjunto de estos factores no habrá tenido otro efecto que el aumento regular de las áreas de cultivo de coca y el consecuente aumento de la producción de cocaína en Bolivia, Colombia y Perú.
De la rentabilidad del tráfico de droga
Escala de rentabilidad del tráfico de droga
31A los largo de las etapas de la cadena comercial que vincula las zonas productoras con las regiones de consumo, el precio de venta de la droga se multiplica varias veces. Las variaciones de precio ya son importantes en el territorio nacional peruano — es decir dentro del país productor — según las regiones. Según un estudio llevado a cabo por el Instituto de Defensa Legal, en las principales regiones de producción como el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) o el Alto Huallaga, el kilo de cocaína refinada cuesta aproximadamente $950, mientras alcanza $1500 en las regiones fronterizas de Bolivia y más de $2000 en la frontera con Ecuador y Chile (ver mapa 1). ¿Qué precios alcanza la droga cuando ésta cruza océanos y continentes?
32En una entrevista realizada en el penal de Chorrillos con Yolanda, una interna española que purgaba una pena por tráfico de drogas, ésta declaraba que reconocía ser “el pequeño eslabón” de una cadena, este mismo a cuesta del que las redes narcotraficantes ganaban grandes sumas de dinero:
Porque nosotros ¿qué somos nosotros? En verdad somos una mierda, nosotras. Porque nos utilizan, nos dan una mierda de dinero… Por ejemplo un kilo de coca ¿no? A mí me mandaron a por dos kilos de coca, me iban a dar 7,000 euros, resulta que yo levaba cuatro kilos de coca. Qué son dos kilos ¿qué? Luego ¿cuánto venden un kilo de coca allí? A 35 000 euros ¿no? ¡ […]. Ellos lo ganan todo. Ellos te mandan aquí, vale, te pagan el viaje, vale, […] el chico me mandó a un hotel bastante bueno de aquí, me traían la comida y todo arriba. Pero bueno ¿y qué? Imagínate ¡si me iba a dar 7 000 euros! ¿Qué se llevaba él? Por 30 000, 90 000? ¡No! ¡120 000, 140 000 euros! Y por 7 000 que pierde… Y ¿cuánto la venderán aquí la droga? ¿A 2 000 dólares un kilo?
33Al observar las estadísticas existentes, la cuenta de Yolanda se encuentra bastante cercana a la realidad. En Europa, según el Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanía, la cocaína está vendida por menor en un precio que varía entre 45 y 144€ el gramo, con un precio promedio de venta ubicado entre 49 y 74€. Según la Oficina Central para la Represión del Tráfico Ilícito de Estupefacientes de Francia, el precio por kilo variaría entre 26 000 y 28 000€. Entonces, para tratar de entender la amplitud de las ganancias que pueda representar el tráfico internacional de cocaína, también hay que considerar que la pureza promedia de la cocaína vendida en Europa varía entre 22 y 55 % (OEDT 2012). La multiplicación de los precios va de la mano con una multiplicación del producto acabado que está “cortado” para aumentar las cantidades disponibles para la venta por menor, y por ende las ganancias Al considerar la pureza de la droga vendida en Europa, un cálculo rápido permite determinar que el kilo de cocaína pura vendida $950 (o sea unos 720€) en la zona de producción será revendido 2,6 veces menos puro en 27 000€ por mayor, y a 61,50€ el gramo por menor. La amplitud de los beneficios realizados en cada etapa de la cadena aparece más evidente aun. Sin embargo, frente al riesgo evidente que representa el transporte de la droga desde los lugares de producción hasta los de consumo, parece legítimo preguntarse quién toma este riesgo, y por qué.
Las promesas de ganancia frente a los bajos ingresos del trabajo asalariado
34Tal como lo demuestra la entrevista con Yolanda citada líneas arriba, las promesas de ganancia que se les hace a las mulas por un viaje pueden alcanzar varios miles de euros — o de dólares según el país de origen. Según la encuesta que realicé en el penal de Chorrillos en enero 2011, el ingreso al tráfico de droga está motivado ante todo por un factor económico, una constatación que vale tanto para Peruanas como para extranjeras. Las internas extranjeras condenadas por tráfico de droga que conocí entonces provenían de América, África, Europa oriental y occidental. Su perfil profesional y económico demuestra una gran heterogeneidad, desde las que no tenían empleo ni ingresos antes de ser arrestadas, hasta emprendedoras cuyos ingresos mensuales alcanzaban 3 000€. El ingreso mensual mediano de las mulas extranjeras antes de su encierro era de 940€. En cuanto a las peruanas condenadas por el mismo tipo de delito, dentro de las que conocí entre 2007 y 2011, solo una fue arrestada por mula mientras pretendía sacar droga hacia Argentina por vía aérea9. Todas las demás fueron implicadas a distintas escalas en redes nacionales o en situaciones de microcommercialización. Así como en el caso de las extranjeras, sus perfiles económicos son heterogéneos, desde las que no tenían empleo ni ingreso antes de ser arrestadas, hasta las que declararon ingresos mensuales que alcanzaban 875€. Antes de su encierro, el ingreso mensual mediano de las Peruanas implicadas en el tráfico de droga como mula era de 117€. Cualquiera que sea la nacionalidad de las mulas y de las microcomerciantes de droga, sus ingresos antes del encierro son bastante bajos et se ubican mayormente debajo el salario mínimo de su país de residencia. Además, 26 % de las internas conocidas en 2011 y condenadas por tráfico de droga trabajaban de forma irregular o informal, de las cuales el 9 % declararon vivir de la microcommercialización de droga. Este mismo tipo de perfil se encuentra por ejemplo en Rusia, donde la implicación de las mujeres en el narcotráfico fue analizado como estrechamente vinculada a situaciones de desempleo (Iavchunovskaia and Stepanova 2009: 78).
35En estas condiciones de inestabilidad socioeconómica, desempleo o subempleo, las promesas de ganancias de los narcotraficantes resultan ser muy atractivas, pues representan para estas mujeres la oportunidad de ganar en unos días lo que equivale a varios meses de trabajo asalariado. Este fue el caso de Sharon, una sudafricana de 29 años que vivía de pequeños trabajos antes de aceptar realizar el viaje hasta Perú. En una entrevista llevada a cabo en 2007, justificaba su decisión en los siguientes términos:
Lo que quería era dinero. Quería regresar a mi casa con dinero, tenía un trabajo pero no pagaba. Quería comprarme una casa, quiero una casa. Tengo un esposo, estamos separados, pero ¿qué quiero en la vida? Necesitaba dinero. Me sentía presionada, mis hijos no podían venir (a mi casa), entonces a veces me sentía inútil, fui muy estúpida al venir aquí. Trafiqué droga porque pensaba que era plata fácil. Era plata fácil y ahora estoy sentada aquí.10
36Con la esperanza de regresar a Sudáfrica con el dinero necesario a la mejora de sus condiciones de vida, Sharon dejó a dos hijos en su país de origen. Fue condenada a 7 años y 8 meses de cárcel. Según una encuesta llevada a cabo por la organización de lucha contra la droga CEDRO en 2005 y retomada por la criminóloga Lucía Nuñovero (Nuñovero Cisneros 2009 : 42), la suma de dinero prometida a las mulas femeninas varía entre 0 y $25 000. 11,9 % de ellas esperaban recibir entre $500 y $1 000, 41,6 % esperaban entre $1 000 y $2 500, y 31,7 % esperaban entre $2 500 y $5 000. Solo el 8,9 % de estas mujeres esperaban recibir entre $5 000 y $10 000 (ver gráfico). Según mi propia encuesta, la suma máxima prometida podía alcanzar sumas aun superiores. Contratada con su novio, Elena, una joven española, declaró haber hecho el viaje para transportar 6 kilos de cocaína a cambio de 30 000€. En comparación con su sueldo de empleada en pescadería en un supermercado, la propuesta representaba una suma suficientemente atractiva para que aceptara el trato. Como lo subraya su compatriota Yolanda, que era “maestra de todo y profesora de nada”, “el dinero fácil pues llama mucho la atención”. Finalmente, las mujeres que asumen el riesgo de transportar droga presentan mayormente un perfil socioeconómico precario con una fuerte tendencia a la inestabilidad en términos de empleo e ingresos. Aceptan entonces el papel de mula en base a una propuesta de remuneración importante y rápida.
Jerarquización y división sexual en el tráfico de droga
37Las entrevistas realizadas con las internas del penal de Chorrillos encarceladas por tráfico de droga demuestran que la mayoría de estas mujeres actuó en cooperación con un hombre o bajo influencia masculina. En el caso de las mulas extranjeras, sus contactos en el país de origen y a su llegada al Perú eran muy mayoritariamente hombres, de distintas nacionalidades, con una ligera predominancia de nigerianos, que sea en Europa, África o América. La Española Elena cuenta que ella no fue la primera en ser contactada:
Yo: “¿Viniste sola aquí?
Elena: No, vine con mi novio. Mi novio llegó, libre está, y yo presa.
Yo: ¿Vino contigo a hacer este tráfico?
Elena: ¡Sí, sí! El vino conmigo.
[…].
Yo: ¿Tu novio fue él que te propuso este negocio?
Elena: Sí. A él se lo dijeron y él me lo dijo a mí pues.”
38Elena aceptó acompañar a su novio en esta arriesgada empresa para compartir los 30 000€ que se les había prometido. Según ella, fue la influencia de su novio y no la necesidad económica que la llevó a aceptar el trato:
[…] Las pocas veces que me he enamorado de un hombre, los hombres me mandan la puñalada ¿me entiendes? El papá de mi hijo, el que vino aquí, conmigo, y yo estaba ciega, ciega, ciega. O sea que venía a traficar, imagínate, ni ceguera ¿me entiendes? Porque la plata a mí no me hace falta.
39A través de su discurso, Elena parece querer transmitir un sentimiento de seguridad hacia el dinero e intenta minimizar su implicación en el tráfico echándole la culpa a su novio. Sin embargo, como se ha visto líneas más arriba, la propuesta económica era atractiva frente a su salario de vendedora en pescadería. Finalmente le cuesta reconocer que representa el último eslabón de la cadena del tráfico de droga, a fortiori en un momento cuando ella se encuentra presa en un país extranjero, mientras su novio está libre y en su país de origen.
40Al contrario, Francesca viajó sola. Esta holandesa de 43 años ya tenía experiencia del riesgo del tráfico de droga internacional, pues su viaje a Perú no representaba su primer intento:
La misma persona para la que lo hice, ya lo había hecho dos veces antes para él. Es un nigeriano. Esta vez tenía que pagarme todo pues las veces anteriores, no lo había hecho. El primer viaje fue a Brasil, 12 kilos, regresando por Bélgica y luego en auto hasta Holanda. El segundo era en Paraguay con 8 kilos y el mismo viaje por Bélgica. Prometieron 7 u 8 000€, pero pagaron 2 000.11
41El hombre que contrató a Francesca de mula no cumplió su promesa en cuanto a la suma de dinero que iba a recibir, y volvió a mandarla de viaje con la promesa de pagarle lo que le debía. Endeudada por su propio consumo de droga, Francesca no estaba en posición de poder negar un nuevo viaje. Sin embargo, el intento de transportar 43 kilos de cocaína por vía aérea le valió una pena de 15 años de cárcel en paro.
42El trabajo de mula constituye el último eslabón de una larga cadena que implica a una gran variedad de actores. Las mulas se encuentran en una posición de inferioridad frente a las personas que las reclutan y que hacen el vínculo entre el país de residencia y el país productor. Una vez implicadas en una red, es muy difícil, hasta imposible, salir de ella, como lo cuenta Elena:
Elena: “Amenazaron a mi familia”.
Yo: ¿Los de aquí?
Elena: No. Los de España, los que me mandaron de España. Porque la cosa es que íbamos a viajar desde Ecuador, desde Guayaquil. Pero a mi novio le empezó a (imita un temblor) así en el aeropuerto, nos echaron por atrás, la propia organización nos echó por atrás. Entonces me dijeron que viajara yo sola. Yo les dije que yo sola no viajaba. Que era con mi novio o no viajaba. Me dijeron: ‘Tú sabrás, sabemos dónde viven tus padres y tu hijo.’ Y yo le dije a la chica: ‘Oye ¿me estás amenazando?’ Y me dijo: ‘Tómatelo como tú quieras.’ […]. Gracias a dios mi familia está viva ¿no? […]. Yo ¿qué culpa tengo? De que el otro se echara para atrás ¿me entiendes? De que tuviera miedo. Yo iba a entrar normal, la maleta la llevaba él no yo (se ríe). Yo iba a entrar normal pero él la cagó. El la cagó. Nos íbamos a llevar 30 000 euros.”
43El mismo tipo de experiencia le pasó a Lucie, enviada inicialmente desde Francia hacia España por un “Africano”12. Una vez en España, el contacto de allí le dice que la situación “está tensa” y que ella debe irse a Perú. Lucie ya había hecho parte del viaje, el pasaje aéreo hacia España ya le había sido pagado. Endeudada en buena parte por culpa de su ex novio, había aceptado una propuesta que ya no podía rechazar, a pesar de los cambios de último minuto decididos por la organización — fueran estos pensados de antemano o no — y el aumento de los riesgos vinculados a estas decisiones.
44El compromiso de las mujeres con el tráfico de droga resulta entonces ser muchas veces vinculado con una relación masculina, así como lo demostraron Iavchunovskaia et Stepanova, según un estudio llevado a cabo con mujeres rusas encarceladas por este mismo motivo: “Es interesante notar que la creación de grupos basados sobre vínculos de intimidad ocurre en uno de cada cuatro casos. Los crímenes (el tráfico de droga) fueron cometidos en colaboración con un esposo o un novio, o con otras relaciones” (Iavchunovskaia and Stepanova 2009 : 83). Esta configuración de colaboración entre hombres y mujeres resulta idéntica en el caso peruano, y la variedad de experiencias recopiladas en el penal de Chorrillos permite llegar a la conclusión de la superioridad jerárquica del sexo masculino en la cadena de empleos del tráfico de drogas.
45Hay que subrayar finalmente que si las mujeres vinculadas al narcotráfico permanecen, en su gran mayoría, en el último eslabón de la cadena del tráfico de droga, ellas juegan un papel importante en el proceso de crecimiento y expansión del narcotráfico (Fernández Velázquez 2014). Mi intención aquí no fue presentar a la población estudiada como víctima de actores masculinos, sino más bien enfatizar el cruce de desigualdades que lleva a ciertas mujeres a delinquir. Finalmente el sistema judicial y su pendiente penitenciario permanecen como instituciones que castigan a los más pobres (Wacquant 1999; Combessie 2000), y de los que siguen escapando los “peces gordos”, sean hombres o mujeres. Se trata de un fenómeno que podría ser objeto de un estudio ulterior.
Conclusión
46Los elementos de las trayectorias de vida de las internas que ilustran este artículo revelan la recurrencia de situaciones de precariedad socioeconómica y de problemas correspondientes como la supervivencia biológica y social. Las mujeres encarceladas en el penal de Chorrillos, sean Peruanas o extranjeras, conocieron mayormente una escolaridad discontinua, a menudo interrumpida de forma prematura, en el sentido en que el ciclo de estudios empezado, fuera cual fuera el nivel, no fue terminado. Su trayectoria durante la infancia y la juventud pueden ser marcadas por un ingreso prematuro al mundo laboral, sea en el marco de estrategias de supervivencia familiares, sea en el marco de una estrategia personal que les permita escapar distintas realidades como el abandono de los padres o la violencia doméstica. Esta trayectoria también se encuentra a menudo marcada por la experiencia de la maternidad adolescente, la que puede influir tanto sobre la experiencia educativa como sobre la experiencia laboral. El bajo nivel educativo y de calificación que implican las trayectorias de estas mujeres constituye un elemento que dificulta el acceso el mercado laboral formal. Adicionalmente, en una sociedad donde las desigualdades de sexo en el ámbito laboral permanecen muy marcadas, el cruce de los factores sexo y educación consolidan una barrera social que dificulta el acceso a empleos regulares y decentemente remunerados para algunas mujeres. Es entonces cuando el tráfico de droga puede aparecer como una alternativa estratégicamente viable, a fortiori en un país productor de cocaína donde el acceso a esta droga es fácil y “democratizado”.
Bibliographie
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Páginas internet:
Instituto Nacional de Estadísticas e Informática
Instituto Nacional Penitenciario
Notes de bas de page
1 La expresión “tráfico de drogas” empleada aquí abarca desde la microproducción o microcommercialización, hasta el tráfico en sus diversas formas y escalas.
2 Un Nuevo Sol equivale a 0,35 dólar americano.
3 Entrevista realizada en septiembre 2007.
4 Entrevista realizada en enero 2011.
5 Entrevista realizada en enero 2011.
6 Id.
7 Id.
8 El término “mula” designa a las personas que transportan droga, sean hombres o mujeres.
9 Excluyo del grupo a las mujeres que están implicadas en bandas organizadas y que se distinguen de las mulas por el papel que desempeñan dentro de la organización narcotraficante.
10 Entrevista realizada en octubre 2007.
11 Entrevista realizada en octubre 2007.
12 Es el término que Lucie empleó. Conocí a Lucie en febrero 2007 et fui a visitarla de forma regular hasta que saliera en libertad condicional en mayo 2010. Los hechos que relato y analizo aquí provienen de notas tomadas durante o después de nuestros encuentros.
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