Epígrafes curiosos en sonetos del siglo XVI
p. 75-81
Texte intégral
1El manuscrito 11-1580 de la Biblioteca de Palacio (antes 2-B-10) es un cancionero de la segunda mitad del siglo XVI, cuyo interés no pasó inadvertido a don Ramón Menéndez Pidal, que lo describió sumariamente en su trabajo sobre los «Cartapacios literarios salmantinos»1. Consta de 270 folios, 28 x 15 cm., y, según don Ramón, este tomo «fue formado en 1906 con fragmento de una antigua colección en cuatro volúmenes»2, lo que confirman la diversidad de letras. Encuadernado en pasta, en el lomo pone Poesías varias / Tomo TV. Probablemente fue copiado después de 1576, puesto que contiene la angustiada canción de fray Luis de León que comienza «Virgen que el sol más pura», que según diversos manuscritos fue compuesta estando preso en la Inquisición de Valladolid.
2El cancionero, como otros muchos de la misma época, es de contenido muy vario, aunque predominan los poemas anónimos, pero también los hay de fray Luis de León, Juan de Almeida, Francisco de Figueroa y Silvestre, más la conocida diatriba de Juan de Alcalá con Jorge de Montemayor, tan copiada como mal editada. Supongo que la curiosidad de don Ramón fue suscitada por la abundancia de romances nuevos de todo tipo, y de algunas canciones y glosas. Por ejemplo, el gran maestro no dejó olvidadas estas seguidillas tan bellas:
Preso me lo llevan
a mi lindo amor,
por enamorado
que no por traidor.
Preso me lo llevan,
la causa no sé;
digan lo que deue,
que yo lo pagaré.3
3Abundan también los sonetos, tercetos y canciones, lo que no debería sorprendemos dado que la poesía de la Edad de Oro se apoya tanto en lo culto como en lo popular. Pero dentro de la poesía culta del siglo XVI yo nunca había leído ningún epígrafe tan curioso como los que copio, que se caracterizan en primer lugar por su extensión, y en segundo lugar por su intento de explicar el contenido de los sonetos y los motivos y causas que llevaron al autor a escribirlos. Porque no son del mismo autor, ni tampoco del copista, que no es muy fiel. Son un curioso testimonio útil para el que quiera escribir un ensayo sobre los «rótulos» o epígrafes a los poemas de la Edad de Oro, pues muchos no son del propio autor, como sabemos muy bien en el caso de Quevedo. Y ¿quién puso los epígrafes en los manuscritos gongorinos anteriores al de Chacón? En estos curiosos epígrafes que publico, casi todos con una explicación narrativa, se pueden atisbar recursos hasta de la novela pastoril, lo que no es precisamente una rareza, dada la boga de ese género en la época.
4Copio seguidamente los epígrafes, pero no todos los sonetos. He escogido seis o siete simplemente para que el lector compruebe las escasas dotes poéticas de su autor, tan cercano a veces a un prosaismo de aprendiz o de hombre que cuenta las sílabas con los dedos.
5Muéstrase en este soneto quanto sea riguroso el ardiente dardo él, [que] quemando desecha, pues dexando el cuerpo sano, llaga el alma qual rayo que, sin romper la blanda cubierta, quema el fuerte azero.
Soneto 1
Asiesta Amor su arco en hora fuerte
al simple pecho del zagal rendido
y al paresçer auíasele rompido
con golpe a quel vastaua a darle muerte.
La flecha que no sola sangre vierte
no le dexó señal de estar herido,
pero del gran dolor despauorido
quedó mortal, y dixo desta suerte:
Ansí, traidor, vos sois más quel sería
tener por mayor mal en este caso
no ver el cuerpo roto ni sangriento.
Es sueño, sí; mas no, que no dormía.
¡Ay!, ¿qué será? No es nada, pues que siento
¿Si es fuego? No; más sí. ¡Ay, que me abraso! [f. 2]
6No teniendo la comodidad de ver a su Diana, saacoxe [sic] a la ymaginación, que como curioso pintor en la yncompatible tabla del alma, con el delgado pinzel del uiuo yngenio, al natural se la retrata, a pesar de Amor que no consiente todas vezes buscarla por no serle enoxoso.
Soneto 2
Como en tabla de zidro lisa y pura
Phidias o Zeusis su Pinzel estiende
y allí esmerarse quiere porque entiende
aliar nueuo contento en su pintura.
Retrátase en mi alma la figura
de aquella que en amor mi pecho enciende
y el mesmo muchas bezes me defiende
ver con mis çiegos ojos su ermosura.
Mas del primer encuentro fue esculpida
allí do invençión no tiene parte
ni la podrá borrar la mesma muerte.
Por solo este retrato tengo vida,
Diana, si Epinado, por no uerte,
eleuó el pensamiento a contenprarte. [f. 2]
7A ymitación del Petrarcha en aquel soneto «Ponmi oue '1 sol», etc. Encaresce la firmeza suya en amar, pues lugar, tiempo, edad, estado o qualquier otro acídente no será parte para que oluide a quien tanto ama.
Soneto 3
Ponme, Amor, en leuante o en poniente,
ponme en septentrión o mediodía,
ponme en esa región templada o fría,
en hiermo, en pueblo, a solas o con gente;
ponme en cielo o en tierra o do se siente
el eterno dolor sin alegría,
ponme fuera de la alta monarchía
del mundo si natura lo consiente;
ponme, Amor, triste, alegre, rico u pobre,
valido, desamado, viuo o muerto,
dichoso o miserable, mozo o viejo;
ponme ocasión do la razón me sobre
de oluidar a Diana, y verás cierto
que aún a razón no admito el buen consejo. [f. 2v.]
8Queriendo con la tinta de vna mora poner en qualquier muro o blanca pared el nombre suyo y de su dama y faltándole antes de poderlo acuar, finge auer con su propia sangre suplido lo que la de Píramo y Tisue cumplir no pudo.
Soneto 4
Con mill lazos de amor entretexía. [f. 3]
9Visto el poco remedio que su mal tiene busca piedad de los unmanos corazones y misericordia en amor, pidiéndole no le lastime más, pues avnque quiera de nueua llaga herirle, está tal que no aliará donde hazella.
Soneto 5
Si no espero remedio al mal que siento [f. 3]
10Después de largo sufrimiento sustentado con esperanza de fauor o verdadero o fingido oyó de quien no quisiera, que el tener conpasión [de] los perdidos de amor era en las damas libiandad, haziendo caso de lo que dizen padesçar y lo contrario ánimo baronil y gentileza.
Soneto 6
No ay tantas gotas de agua en nuestro río [f. 3v.]
11Alfeo amaua a Madalena, la qual no queriendo reseuir su ofrescido corazón, el vno y el otro le desanparan, Gósalo Melisa, aunque aborTescida de Alfeo, y ent[r]e los dos pasa un diálogo, do con desgracia tanuién lo deja y él tiene por bien el morir y le será forzoso por no querer a Melisa ni ser querido de Madalena.
Soneto 7
Topó Melisa en la menuda arena
el corazón de Alfeo palpitando
y dízele: – Cruel, ¿qué andas buscando?
– No a ti, aunque e perdido a Madalena.
– ¿Cómo, me di? ¡Soltóme la cadena
y bueluo a aquel que me estará esperando.
– El te aborrece, yo te estoi rogando,
porque no alla en ti ya cosa buena.
Bien podrás ir después, que no me quiere
aquella por quien él viuia y yo muero.
Y yo por no querer ni ser querido.
Pues muerte mala mueras; si muriere
culpa tendrán los dos que me an perdido
y della es tanta quanta más la quiero. [f. 4]
12Lamentándose que deuajo de hermosura, vmanidad y gentileza se abecinden crueldad, aspereza y desdén, a la muerte ruega sea con él piadosa, dando fin a los afanes de tan áspera uida.
Soneto 8
Diuino rostro, corazón de fiera [f. 4]
13Sigue el yntento pasado y quiere probar no auer puesto Dios en algunas criaturas veldad para tormento nuestro, antes para que por ellas viniésemos en conosçimiento suyo, y confiesa auer, aunque no determinadamente, deseado el verla menos ermosa a fin de hallarla entonzes más blanda.
Soneto 9
Cruel señora de mi perdimiento [f. 4v.]
Soneto 10
Desenfadada y libre Galatea [f. 5]
14Siluando, erido de una dama por quien le hes mandado tenga encubierta su llaga y secreta, pide a Amor ayuda para que con ençendido pecho pueda a lo menos lamentarse del mal, cuyo remedio por ningún medio se alla.
Soneto 11
Rije mi pluma Amor, manda la mano [f. 5]
15No pudiendo uisitar a Diana, con sus papeles conbida al pensamiento que de su parte le bea y asigure y de buelta traigan con su fantasía aquella gentilleza y ermosura origen de todos sus trauajos, los quales reduçidos a su prinçipio son al fin tenidos (aunque de suyo malos) y por muy buenos, corrigiéndose de auer pedido de tan preçioso benero metal más subido y mejor.
Soneto 12
Ve donde vas, lixero pensamiento [f. 5v.]
16Echando culpa a los ojos de lo que el corasçón padesçe, píde les aga llorando conpañía y a[r]repentiéndese de el mal que [le] hizieron procuren no boluer a la presençia de aquella cuya vista, aunque por estonzes suspenda el dolor, lo tiene en ureue de doblar con su ausencia.
Soneto 13
Ojos, llorad haziendo conpañía [f. 6]
17Ruega a una fuente guarde la figura representada de la pastora Aldina quando en ella se mirare y uisto que a su ausençia será forzosso el de si caresçer, le pide que como falso espejo de alinda [sic] le muestre ynperfetamente su hermosura, pues a de ser causa de mucho daño a quien la ama el conosçerse.
Soneto 14
O fuente clara, de agua cristalina [f. 6]
18Por metáfora de los ríos que al ancho mar rinden tributo, así dize el autor que ni las continuas lágrimas, tributo ordinario del inhumano amor, pueden acarrear alguna esperanza de alcansar el bien pretendido para expeler el mal que posee, por lo qual viene a conosçer este mal no auer otro remedio si no mudanza, la qual le es tan odiosa que no quiere la cura si a de ser por su mano.
Soneto 15
Mis ojos que continuo están llorando [f. 6]
19Después de auer pasado en congojoso llanto la triste noche, adormeçido hazia el alva, sueña ver a su Diana4, y ablando con ella como si despierto estubiera, ya que ella le respondía, fue, de sobresalto, de tan dulze sueño recordado.
Soneto 16
La clara Aurora ya desanparaba
del anciano Titón el lecho elado
y el refulgente carro aljofarado
los dioses y los ombres alunbraua,
quando mis tristes ojos enjugaua
de el congojoso llanto un desusado
sueño dulze, sabroso y descansado,
que el corazón doliente recreaua.
¿Aquesta no es Di[a]na? Ella es, çierto,
su mesmo andar, su cuerpo y su senblante.
-Mi alma, ¿dónde vas sola y sin manto?
Realmente pensaua estar despierto
quando enpeçó a dezirme «O charo amante»;
mas luego recordé y boluime al llanto. [f. 7]
20Pasando acaso un galán por deuajo de una ventana vido estar en ella una dama llamada Mariana, que salía de una enfermedad y tenía las sienes apretadas con una venda, la qual finge ser del Amor, y el galán, afiçionado della, pasa un coloquio [con] el niño dios de Amor.
Soneto 17
La benda, el arco y venenosa aljaba [f. 7]
21Estando desfauoresçido de su dama y oluidado de amor, estando bien abatido y miserable, se uio leuantar a la más alta cumbre y fauorescido descanso que en amor se puede desear por auerse juntado a fauoreselle su Diana, amor, razón tienpo y fortuna.
Soneto 18
¿Qué amante fue de amor tan regalado [f. 7v.]
22No auiendo jamás gozado algún gusto de amor sin ser sobresaltado [de] muchos pesares y dessabrimientos, declara la poca firmeza y mucha variedad y mudanza de la Fortuna en general y más en particular con él proprio, pues en medio del mayor bien le perseguían tales disgustos que se le aguan y deshazen.
Soneto 19
Es Fortuna tan baria y tan sin tiento [f. 10]
23Un hombre fatigado y perseguido por disgustos y disfavores de amor y de su dama, deseando verse ya libre de tan duro tormento y viendo que no lo podía ser por mano del oluido o mudanza llama a la sola poderosa en casos de amor, muerte, la qual es sello y fin de todo.
Soneto 20
Con sollozos profundos y gemidos [f. 10]
24Fatigado y despechado en ver quan mal agradesçida y pagada le hera su afición se acoje a las lágrimas, consuelo de los que pocos pueden, queriendo tentar este final uado aunque con temor de salir del como de primero para uer si con el continuo llorar ablandara tan dura condiçción como a la que su destino le subjetó.
Soneto 21
Lágrimas tristes de salir cansadas [f. l0v.]
25Estando con grandes principios y esperanzas para poder tener alguna esperanza de conseguir su deseo (aunque ésta las más vezes falta y no se puede en amor tener) como en el presente la isperiencia que en los árboles mostraua que por frío aire se yela sin llegar al desseado fin y fruto.
Soneto 22
En esta sierra estéril y deshierta [f. 10v.]
26Confiado un galán en el amor que a su dama tenía dize acontezerán primero todos los inconbinientes que aquí pone, que pueda cauer en él género de mudanza.
Soneto 23
De oliua y berde hiedra coronado,
quando el rayo del sol es más ardiente,
bueltos los ojos a vna clara fuente,
y al pie de vn alto pino recostado,
sin acuerdo de sí ni del ganado,
que deja de pazer al son que siente,
ansí soltó la uos süauemente
de amor un pastor apasionado:
Las ondas crecerán del mar profundo,
por altas cunbres subirán los ríos,
sin oja berde nos berá el berano
y escureçerá el sol antes al mundo,
que aunque refuerçe Amor los males míos
a Siluia dexe de adorar Siluano. [f. 11]
27A una monja que estaua en [un] monesterio que se llama Zarçoso, y trae a su semejança la zarsa que se mostró al profeta, que sin poder llegar a ella, la uía estando verde, arder sin quemarse.
Soneto 24
En tierno zarsa berde y espinosa [f. 11v.]
28Acaso sobre [una] prática comenzada con su dama, quexándose de quan mal con él se hazía, auiendo estado algún tanto contenplatiuo sin parlar, salió con vn sospiro diziendo «Mas donde no aya bentura, todo falta». Las quales palabras le mandó glosar su dama y él haziendo una cifra del nombre de ella y de su propia sangre se la enbió, en el qual encaresçe lo mal que con él lo ha echo, no se lo deuiendo.
Soneto 25
En esta ureue cifra está encerrada [f. 11v.]
29Estando el autor muy aficionado a vna dama, a la qual ansí por su valor y ser prinçipal, como por auer dejar presto aquella tierra, no le osé descubrir su yntento, mas con vn tierno mirar ni lo dio a entender a nadie. Un día en la cama vacilando con el pensamiento sobre lo que haría de dezirlo o no antes de partirse, acaso entre sí la nonbró, y como si la cama y aposento fueran rationales, le encargó el secreto hasta la buelta que entonzes quiere su fauor publicando a su dama quan atormentado allí le vieron.
Soneto 26
Quedad adios, cabaña muy amada [f. 12]
30Partido de vn lugar do tubo muy buenos ratos y biniendo do lo pasaua muy al contrario, lamentándose que aun asta los sueños le fatigarían representándole lo que auía sido forzoso dejarlo por las continuas pesadunbres que tenía, dize que solo, mientras se dejaua licuar de su pensamiento y memoria que o no se lo tenga en quenta o lo tenga bien ocupado con el bien que tubo, que no le añada al mal presente.
Soneto 27
Tan sin piedad me anda fatigando [f. 12v.]
31En viendo vna bela de zera blanca le enbió este soneto loándola, y encaresçiendo su blancura viene a dezir que se verá en vna mano aún más blanca, pero en estrema elada, la frialdad de la qual hará que a la uela dé aumento su fuego, pues dize que a vn contrario cabe otro, etc. Por la qual razón dize que busca a su dama con mayor heruor porque allí con el desamor della se acendra el amor suyo.
Soneto 28
Vela del que continuo se desuela [f. 12v.]
32Otro rollo de zera blanca por la qual dize significarse la çinseridad de su pecho en el desearla seruir, sin respecto de otro doblez ninguno, ablando con la zera le dize que pues ba a alumbrar a la luz pura, que es su dama, por lo qual a de ser invidiado de todos, que en pago de esto le diga quán atormentado le tiene su afiçión y que se acuerde de quán de zera tiene el corazón quando está ardiendo por sus amores.
Soneto 29
Ablande el pobre don la rica mano,
de amorosos despojos y ermosura,
la blanda blanca cera que asegura
pecho çinçero y vn yntento sano.
Y tú, zera, que vas do el soberano
fuego de amor ardiendo en la luz pura
as de lumbrar, haziendo en tal ventura,
arder el mundo de tu envidia en vano,
dirás: «Es pago o suerte sin medida
como ocupar la mano ermosa y fiera;
donde tú biuieras yo estoy muriendo.
Que se acuerde por ti que vn alma y vida,
vn corazón de su querer de zera
colgado de sus ojos muere ardiendo». [f. 13]
Notes de bas de page
Auteur
Universidad de Barcelona
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