En torno al Para Todos de Juan Pérez de Montalbán
p. 273-285
Texte intégral
1El ejemplar recién aflorado de la edición de 1640 del Para todos de Juan Pérez de Montalbán1 recalca, si fuera necesario, la importancia de fondos heredados de grandes bibliófilos. Contribuyen a establecer, retomando las significativas palabras de Pedro Cátedra, un « repertorio de impresos perdidos e imaginarios »2. Por si fuera poco invita a reflexionar sobre la trascendencia que tuvo este libro en el siglo XVII a pesar de las críticas que siguen negándole interés y talento literario a su autor
2El fondo de libros impresos de los siglos XV a XVII de la Biblioteca Méjanes de Aix-en-Provence se origina en la pasión bibliófila de Charles de Baschi, marqués de Aubais (1686-1777), de Jean-Baptiste Marie de Piquet, marqués de Méjanes (1729-1786), quien dará su nombre a la biblioteca, o del diplomático Auguste-Louis Pécoul (1837-1916) cuyos viajes y estancias en España le permitieron enriquecer una colección que se agregó a las ya existentes3. Entre las obras de gran rareza traídas desde España, debía de figurar el ejemplar único y hasta hace poco sin describir ni editar de los Tres colloquios de Juan de Vergara y Lope de Rueda4 y el de la edición madrileña del Para todos de 1640. Su descripción, así como la corrección que introduce el impresor Duplastre en el folio octavo para corregir un error del difunto autor5, nos lleva a proseguir un debate que había empezado nada más salir la obra de las prensas y probablemente antes. Agustín González de Amezúa ha estudiado la controversia en Opúsculos literarios6 y, entre los siete documentos que se publicaron en pro o en contra del Para todos7, no falta materia para modificar el juicio negativo que lo acompaña y para promover un espacio de rehabilitación. Poco se entiende en efecto que un libro tan complejo y que baraja un largo espectro de géneros no haya pasado de ser objeto de estudios bibliográficos. Se estancaron los estudios en el juicio más que polémico de Quevedo8 y en la mala fe de sus secuaces para quienes hilvanar la economía de un libro en « siete días de la semana » incurría en sacrilegio al mezclar lo divino con lo profano9. Por ello hay que superar el ambiente de drama de unos personajes aferrados a verdades y a posturas sin duda mezquinas cuyos ecos se perciben hasta hoy, como si se incluyera al lector moderno en el círculo estrecho de los corrillos, de las amistades o enemistades, de las ideas más o menos rancias susceptibles de dañar o de perjudicar al prójimo10. De todas formas, la existencia de la edición de 1640 del Para todos respalda la realidad del éxito que tuvo otrora y que se confirmó durante más de medio siglo.
3En la Biblioteca Méjanes existen dos ejemplares de la obra de Juan Pérez de Montalbán: el de 1640, cuya descripción tipobibliográfica se extiende a continuación11, y el impreso en Pamplona en 1702, sin nombre de impresor. Se encuadernó con la edición príncipe de la colección de novelas del mismo autor, Sucesos y prodigios de amor12. Sin que se saquen conclusiones apresuradas, tres obras de Montalbán procedentes de fondos comprados en España, sin contar con los dos tomos de comedias impresos en Valencia13, ilustran la fama de que gozó el autor y su proyección.
4La edición de la varia lección, en palabras de Nicolás Antonio14, se debe al impresor Antonio Duplastre. De origen francés, se le conoce primero como autor de composiciones poéticas en latín y en griego en los preliminares de una edición alcalaína de Aristóteles en 162215. La Imagen del mundo sobre la esfera de Ferrer Maldonado parece haber sido su primera obra imprimida en Alcalá de Henares en 162616. En esta ocasión hubo de hacerse cargo del material tipográfico de Juan García. Paralizada su actividad entre 1628 y 1632 por motivos que se desconocen, volvió a imprimir para la universidad complutense hasta 1638, año en que decidió trasladarse a Madrid. Siguió imprimiendo en la Corte por lo menos hasta 1640. Abarca su producción todas las materias: temática filosófica y religiosa, textos científicos y literarios. Conocemos unas quince ediciones suyas, incluyendo la que nos interesa ahora, probablemente una de las últimas salidas de sus prensas17.
5El ejemplar de 1640 del que se da aquí la descripción tipobibliográfica está encuadernado en pergamino souple de color marfil (siglos XVII-XVIII) con un recuadro de dos filetes dorados con florones en las esquinas, florones en el lomo y cantos dorados. Dos anotaciones en la primera guarda en tinta negra: « 63460 » y « V-3-5. En la tercera, una etiqueta que pone: « 2 / 69 » y abajo, en tinta sepia, contemporánea de la encuadernación, lo que hubo de ser una signatura: « C I [y debajo:] 49 ». La portada lleva dos sellos a nivel del pie de imprenta: « Fonds A. Pécoul » y « Bibl. Méjanes Aix ».
[Título con friso idéntico al de la edición de 1635 de Madrid por Alonso Pérez]:
PARA TODOS [mayúsculas grandes] / EXEMPLOS MORALES; / [cursivas:]
EN QUE SE TRATAN DIVERSAS / Ciencias, Materias y Facultades. / [romanas:] REPARTIDOS EN LOS SIETE / DIAS DE LA SEMANA. / [Cursivas:] Y DIRIGIDOS A DIFERENTES PERSONAS / [romanas:] Y CON ALGVNAS ADICIONES / NVEVAS EN ESTA SEXTA / Impreffion /
[cursivas:] Por el Doctor Iuan Perez de Montaluan natural / de Madrid, y Notario del santo Oficio de / la Inquificion. / [Rom.:] Año de M. DC. XXXX / A cofta de la Hermandad de los Libreros / defta Corte. / En Madrid en cafa de Antonio Duplaftre. /
[Colofón:] EN MADRID / En la Imprenta del Reyno. / Año M. DC. XXXX /
– [8], 295, [1] fols., 4°. –Sign. ¶8 (los dos primeros sin numerar), A-Z8, Aa-Oo8. Errores de foliación: fols. 33 y 157 sin num., 59 (i. e. 56); 117 (i. e. 171); 152 (i. e. 192); 157 (i. e. 175); 158 (i. e. 200); 174 (i. e. 274); 231 (i. e. 291); 266 (i. e. 269). Muchos errores en la lectura y en la numeración se deben al entintado general insuficiente en el momento de la imposición18.
Corrección de erratas de la edición de 1635: « noticicia » por « noticia » (fol. 209 v).
H. sign. A 2 r: APROVACION DEL PADRE / [cursivas:] M. Fr. Diego Nisseno, Provincial de la Orden del gran Basilio. /
H. sign. A 2 v: Suma del Privilegio [1632]
Suma de la Taffa
Fe de Erratas ( « El Licenciado Murcia de la Llana »).
H ¶ 3 r y v.: APROVACION DEL MAESTRO / Ioseph de Valdiuielso, Capellan de honor de / fereniffimo / Infante y Cardenal de España.
H. ¶ 4 r: TABLA DE TODAS LAS / MATERIAS [...].
La presentación, el número de renglones por folio son exactamente los mismos que en la edición de 1635.
H [¶1 5 r] EL DIA SEXTO
« La novela del piadoso Vandolero, en prosa, y verso, fol. 211 / p. 2 »19
Con el florón que cierra la tabla [H ¶ 5 v], es la única diferencia de foliación con la edición de 163520 .
6La impresión de Antonio Duplastre ha seguido casi al pie de la letra la disposición de la edición madrileña de 1635 realizada por el padre del autor, Alonso Pérez. Repite el mismo número de renglones pero sin valerse de los mismos tipos, ya que la composición es un poco más ancha y los marginaba no van separados por un renglón para no cambiar el ajuste y los reclamos. En la de 1640, estos últimos se abrevian y / o tienen guiones las más veces. Sin embargo, esta edición no tiene la misma calidad que la de Alonso Pérez de 1635, a pesar de las correcciones ya señaladas y de la emergencia de Rodrigo Méndez Silva entre los « ingenios de Madrid ». La presentación dista de tener la misma elegancia, el entintado se revela insuficiente y la calidad del papel es mediocre. Tal vez la labor editorial de Duplastre haya de justificarse acorde con las circunstancias trágicas de la muerte prematura de Juan Pérez de Montalbán, después de una larga melancolía en 1639, a los treinta y seis años, y con la salida de las prensas de la Imprenta Real, el mismo año, « recogidas y publicadas por la estudiosa diligencia del licenciado don Pedro Grande de Tena », de las Lágrimas panegíricas a la temprana muerte del gran poeta y teólogo insigne Juan Pérez de Montalbán [...]21. En este largo panegírico los poemas dedicados a la memoria de Juan Pérez de Montalbán suenan como otros tantos ecos de las aspiraciones, de los ruegos y de los recelos que él manifestaba en el prólogo del Para todos. Declaraba su voluntad de satisfacer los gustos y la curiosidad de los lectores y de ampliar su lectorado por la « varia lección » de temas tratados:
Llamo este libro Para todos, porque es un aparato de varias materias, donde el Filósofo, el Cortesano, el Humanista, el Poeta, el Predicador, el Teólogo, el Soldado, el Devoto, el Jurisconsulto, el Matemático, el Médico, el Soltero, el Casado, el Religioso, el Ministro, el Plebeyo, el Señor, el Oficial, y el Entretenido, hallarán juntamente utilidad y gusto, erudición y divertimiento, doctrina y desahogo, recreo y enseñanza, moralidad y alivio, ciencia y descanso, provecho y pasatiempo, alabanzas y reprehensiones, y últimamente exemplos y donaires, que sin ofenderlas costumbres deleiten el ánimo, y sazonen el entendimiento. Y también lo llamo Para todos, porque también hablo en él de todos los embidiosos, soberbios, presumidos, maldicientes, mentirosos, embusteros, murmuradores, desleales, descorteses, ignorantes, vanos, y malintencionados, mas esto ingenuamente, sin ser mi intento ofender a ninguno [...]22.
7Fuera o no Montalbán hombre de enumeraciones, tantos vocablos arreo traducen el recelo que abrigaba en el momento de redactar el Para todos, barruntando la batahola que seguiría y la falta de aceptación de partidarios de un statu quo poético23. Hombre precavido vale por dos: agota la lista de beneficiarios potenciales de su obra como la de detractores, envidiosos y enemigos que sin duda se habían declarado nada más conocer el perfil del libro. Para ponerse a salvo, dedica cada « día de la semana » a un protector diferente, « porque para muchos enemigos bien son menester muchos valedores »24. Todo ello evidencia el ambiente tenso que había de imperar en el Madrid de las letras aunque no se olvida Montalbán del clan de protectores, de aficionados, de amigos que daban vida a las academias en que él mismo participaba. Muchos de ellos figurarían, con el título de sus escritos, fingidos tal vez algunos, no siempre publicados otros, en el famoso « índice de los ingenios de Madrid » que se prolonga por la « Resunta de los que escriben comedias en Castilla »25.
8Años más tarde, después de rebatir punto por punto y con moderación los argumentos de sus contrarios, dirige Montalbán el prólogo del primer tomo de sus comedias « A todos los que leyeren. Prólogo largo, porque no se puede decir mucho en pocas razones ». En este texto intenta justificarse y promete una segunda parte a la miscelánea, ajustando de paso unas cuentas en tono burlón:
Algunos melindrosos se han enfadado del título de Para todos, y a mi parecer sin razón porque supuesto que trata de todas las materias que profesan todos, Para todos se debe llamar y no de otra manera, porque decirle Para muchos es bueno, pero no es lo más. Para algunos es algo, pero no es mucho, y para ninguno, ni es mucho ni poco, porque no es nada. Lo cierto es que no se pudrieron tanto de la novedad del nombre, como del acierto del libro, que siempre fue delito en todas edades el crecer para los que se quedan atrás26.
9Como lo proclama ufano el propio Montalbán, conoció el Para todos un largo e indiscutible éxito pese a la falacia de los argumentos de sus detractores. No sólo en España sino también en Francia donde se editó dos veces la traducción27. Si no se toman en cuenta las ediciones de existencia hipotética como las de Madrid de 1645, de Sevilla de 1648, de Madrid de 1666 o de Alcalá de 1691, son doce para lo que va de siglo entre 1632 y 169128. Doce ediciones en sesenta años, bastante bien escalonadas en el tiempo, son la prueba de una aceptación, de una afición y de un interés constante por parte de un público sin duda tan variopinto como curioso del contenido. En ello concurren también, a pesar de la circunstancia, sus « más aficionados amigos » de las Lágrimas panegíricas a la temprana muerte del gran poeta y teólogo insigne Juan Pérez de Montalbán. Eran los más esclarecidos ingenios del Parnaso madrileño, casi los mismos, con excepción notable y comprensible de Francisco de Quevedo, que ya figuraban en el famoso « índice de los ingenios de Madrid » incluido casi al final del Para todos29. Afirmar que eran panes prestados tiene escasa relevancia para aprehender el ambiente de la mayor parte de los poemas que se escribieron in memoriam. Más allá de la aflicción sincera de unos, del cumplir otros con la memoria del difunto30, el panegírico vacila entre las palabras de admiración por el ingenio, la erudición, la elocuencia de Montalbán y las de envidia, de calumnia, de murmuración, de rencor de que fue la víctima. Sobre todo ofrece un espectro de juicios sobre el Para todos que, sin restar importancia al peso de las controversias, le resultan por lo menos favorables31. Pocos en efecto murmuran de la obra, si otros callan su existencia, como si las animadversiones hicieran mella en ellos, inhibiéndolos a la hora de evocar la transcendencia de un libro en el que ellos mismos figuraban. Muchos en cambio no vacilan en mantener posturas firmes en su defensa, como lo ilustran estos ejemplos:
Si él [Lope de Vega], para todos escrivió erudito,
Tú, docto, Para todos has escrito32.
No temas que lo consuma
La embidia que no podrá,
Si estemizándose está
(Puesto que ausente de ti)
Su Para todos aquí,
Y él, para todos allá33.
La variedad, noticia, y compostura
Del libro Para Todos, bien obstenta [ostenta]
Que deleita al más Sabio su le [c] tura34.
10En la trayectoria del autor, la redacción del libro parece haberse impuesto en un momento particular. Tradicionalmente, quien tenía madera de escritor y de poeta en los años de juventud soñaba con escribir epopeyas, imitando si posible al buen Homero. Montalbán escribió el Para todos para « descansar de la tarea de las Comedias »:
Púseme a escribir este libro (de cuya verdad es testigo V. S.) sólo por descansar de la tarea de las comedias, y soy tan mal contento de mis cosas, que lo que elegí por alivio, me ha redundado en mayor desvelo. Bien pudiera decir (como otros hacen) que le tracé de prisa, que le dí a la estampa sin trabajo y que le hice sin borrar ninguna palabra, pero soy muy honrado para mentir, y muy modesto para desvanecerme. Y así digo que he gastado medio año en su disposición. Que me ha costado inmenso estudio su variedad, y que para no errarle, le he borrado infinitas veces35.
11En tanto que libro, el Para todos está bien hecho, fácil de hojear gracias a la tabla inicial que detalla todas las materias tratadas y que remite correcta y precisamente a los folios indicados. Por consiguiente es posible leerlo de manera continuada o elegir por separado la materia privilegiada. Actúa de enciclopedia, de compilación que excusa el recurso a obras de más difícil acceso y se presenta como libro entretenido y ¿por qué no? como un instrumento de seducción para quien quisiera dárselas de culto. Por si fuera poco, como no eran tan frecuentes en el mundo de la edición española los catálogos de libros publicados, el que se interesaba en la poesía, en la « fábula », en la novela como en el teatro, disponía en las páginas del Para todos de una fuente de noticias imprescindibles. Citaba a los mejores ingenios de Madrid – incluyéndose el propio Montalbán–, precisando sus principales obras36. Se reproduce en su disposición el fin de la tabla del « Día séptimo »:
Un catálogo de los Ingenios eminentes en diversas artes, ciencias, y profesiones, naturales de Madrid, fol. 26437.
Una resunta de los que escriben comedias en Castilla, fol. 293.
Un Epílogo de los que la Antigüedad celebra por mayores en varias Ciencias, fol. 295.
12Sin descartar una operación que hoy se tacharía de mercadotecnia, debida al entorno en que vivía Montalbán y en que había nacido, sin menospreciar tampoco el mundillo de las academias y de las amistades o el de los intereses creados, no es exagerado afirmar que desde una vertiente bibliogáfica el « Índice », lo mismo que la « Resunta », revelan entre los « ingenios de Madrid » y de Castilla en general una gran actividad creativa. Fuente inapreciable e imprescindible de noticias para el lector moderno y probablemente aún más para el del XVII, servía mutatis mutandis de « ¿Quién es quién? » literario con tal de comprobar la exactitud de ciertos datos acerca de escritos publicados, por y sin publicar. El éxito editorial del Para todos y la aceptación de sus pares habría de convencernos de que los hombres y las mujeres del XVII debieron de encontrarlo a su gusto y que hubo de aportarles una copia de materiales de fácil acceso. Así, en el transcurso de los « Siete días », figuran apartados de gran interés como por ejemplo el reservado a « Las artes liberales » sobre cuya definición volveremos. A más del tradicional recurso a las polianteas y de su presencia abiertamente declarada en los marginalia, ofrece un testimonio de los conocimientos bibliográficos de su autor o por lo menos de su habilidad en manejarlos con fines enciclopédicos, lo que viene a ser lo mismo en cuanto al resultado. Sirva de ejemplo en el « Día séptimo de la semana » el discurso llamado « Lo mejor de lo mejor. Repartido en cien conclusiones », que aparece como una verdadera obra de vulgarización escrita con sencillez aunque acompañada de su aparato bibliográfico38. Por ello sin duda la crítica contemporánea coincide en que el Para todos resulta algo pesado y de una erudición que se revela inútil o pedante para modernos, cuando no lo tacha de fárrago.
13Por tanto no es ni más ni menos farragoso, peregrino e inverosímil en sus diferentes partes que otras misceláneas de la época que gozaron de más consideración. También cuentan mitos, leyendas, historias a veces descabelladas unas colecciones como el Jardín de flores curiosas de Antonio de Torquemada39, las Varias explicaciones y Transformaciones de Diego Rosell y Fuenllana40 o el León prodigioso de Cosme Gómez Tejada de los Reyes publicado un poco más tarde41. No contento con sufrir grandes aproximaciones42, la Plaza de todas las ciencias y artes de Cristóbal Suárez de Figueroa mezcla unos temas inconexos. Así, al capítulo dedicado a los grandes sofistas y lógicos y a la filosofía natural, le siguen inmediatamente los discursos que tratan « De los labradores y labranza », « De los pastores », « De las abejas », « De la alquimia ». En cuanto al Pasajero (Madrid, 1617), alternan lo divino y lo humano mezclados sin que nadie haya puesto reparo en ello ni amenazado al autor con fulminarlo. ¿Habrá por consiguiente una mezcolanza aceptable en unos y vituperada en otros? ¿O es que no se aceptaba que la varia lección del Para todos se dirigiera a todas las categorías de gente?
14La « disposición » que reivindica Juan Pérez de Montalbán se relaciona en parte con la lógica que prevalece en manuales afines o anteriores como las novelas cortas italianas o los Cigarrales de Toledo publicados en 1621 (o 1624). Un público ficticio asegura la unidad del relato, tanto más que el círculo de oyentes encarece el ingenio y el arte del que cuenta una novela, una fábula o un cuentecillo, compone y lee versos, representa una comedia. El Para todos empieza como una novela amorosa con su dosis de intrigas de capa y espada y con la debida suspensión del interés. Acaba el episodio de apertura reuniendo en una quinta a orillas del Manzanares a damas y galanes convidados por uno de ellos, don Pedro43. Tratan, « antes y después de una espléndida comida y cena materias de mucho gusto, habilidad y ciencia [...] poniéndose fin a todo con esta comedia [ « El segundo Séneca de España »], que representó Tomás Fernández con general aplauso de todos »44. Instados por don Pedro, deciden quedarse en aquel ameno lugar, lo que sirve de pretexto para una repartición de los días entre cada uno de los invitados elegidos por el personaje femenino central, doña María.
15Si el modelo de distribución de los « días » entre la noble asamblea no tiene nada original desde las « jornadas » del Decamerón y su descendencia, lo mismo que el repartimiento previo entre los personajes masculinos45, lo que sí lo es mucho más es la referencia a las academias, a sus órdenes, a sus leyes y a la manera de disfrazar « sus nombres propios con otros supuestos »46. Curiosamente, el personaje femenino, la « divina Musa de aquella cortesana Academia », se llama doña María, lo que remite al lector a otra doña María, la que compuso las estancias más delicadas, entrañables y conmovidas a la muerte de Juan Pérez, la que él menciona en el « índice de los ingenios de Madrid » como la « décima Musa de nuestro siglo »47, María de Zayas y Sotomayor. Simple coincidencia, manifestación de homenaje, pertenencia a la misma academia madrileña, he aquí unas opciones que revelan una faceta de la vida literaria de la época y que pueden contribuir a acercarse a su mundo académico.
16No se volverá en estas líneas sobre la enemistad entre Quevedo y Montalbán48. A más de circunstancias personales, hubo de desarrollarse a raíz de posturas sino ideológicas, al menos filosóficas, como la defensa por Juan Pérez de Montalbán del oficio de librero de su padre, Alonso Pérez49, en tanto que arte liberal y no mecánica:
El arte de los libreros, que tuvo principio en los Hebreos, es también liberal por muchas causas. La primera, por la materia que trata, que es la más preciosa del mundo. La segunda, por la gente con que tratan, como Príncipes, Religiosos, Doctores, Filósofos, Letrados, y Personas de buenas letras que son los ojos de la República. [....] Y así para conocer en general cuáles son mecánicas, y cuáles liberales, sólo se ha de advertir que aquéllas son liberales, como hemos dicho, cuyo ejercicio más estriba en la contemplación, estudio y desvelo del ingenio, que en las exteriores fuerzas del cuerpo...50.
17No hubo de pasar desapercibida tal reivindicación por parte de conservadores rancios como Quevedo y otros, defensores de un orden social al cual se aferraban y que consideraban el alegato pro domo como una transgresión de bulto. Y sin embargo no existe mejor definición de las artes liberales y mecánicas que la que se da en estas páginas del Para todos y que merecería servir de referencia más a menudo.
18Por torpe y alambicada que fuera la defensa de Lucero de Clariana, no resultó tan contraproducente como pretendió en su tiempo Pedro Ribera. En efecto, entre los argumentos esgrimidos contra el doctor Jerónimo de Vera, dos son de considerar:
Atribuye [Jerónimo de Vera] a maña la inserción de Comedias y Novelas, queriendo sea para el aumento del volumen como si ellas solas no se granjearan el mismo agrado. Díganlo, díganlo los Teatros y Librerías, y por sus Novelas ejemplares, dos o más veces impresas, las lenguas de los que las piden, como las extrañas que las tradujeron, prohijándolas a su idioma. Dize más, que hizo este libro por solapar la edición de las Comedias, que están prohibidas en la estampa. La prohibición ignoro...51.
19La Luz del desengaño a la censura del libro Para todos, imprimida en Lérida en 1632, ignora soberbiamente la prohibición del Consejo de Castilla de imprimir y publicar novelas y comedias entre 1625 y163452, prohibición sólo aplicable a la corona de Castilla. En todo caso la denuncia de Vera de que se hace eco evidencia una realidad: prohibición o no, siguió Montalbán llamando sus novelas y sus comedias por su nombre genérico.
20Por otra parte el desliz que lleva a Lucero de Clariana a llamar « novelas ejemplares » los Sucesos y prodigios de amor tal vez se origine en la misma lectura del Para todos, ya que escribe Montalbán, hablando de sí: « Ha impreso las Novelas ejemplares, el Orfeo en lengua castellana... »53.
21Repite el mismo sintagma de « novelas ejemplares » otras dos veces. Una al tratar de fray Gabriel Téllez:
Ha impresso y escrito con el nombre supuesto del Maestro Tirso de Molina, muchas Comedias excelentísimas, y los Cigarrales de Toledo, y tiene ahora para dar a la estampa unas Novelas ejemplares, que con dezir que son suyas, quedan bastante alabadas y encarecidas54,
otra alabando a María de Zayas:
Doña María de Zayas, décima Musa de nuestro siglo, ha escrito a los Certámenes con grande acierto, tiene acabada una Comedia de excelentes coplas, y un libro para dar a la estampa en prosa y verso de ocho Novelas ejemplares55.
22No carece de interés comprobar, si bien no cita el « índice » a Cervantes56, que el parangón absoluto en la materia, el referente y respaldo ideal para definir los escritos de quienes como Tirso de Molina o María de Zayas estimaba Juan Pérez de Montalbán, eran las Novelas ejemplares. Finalmente actúa como si la prohibición no apuntara al sintagma con tal de que el adjetivo ejemplar calificara la palabra novela, como si sirviera de santo y seña para vencer de antemano cualquier censura. De ahí que lo que aparece como un desliz por parte de Lucero de Clariana redunde finalmente en beneficio del autor del Para todos.
23Para todos: como lo presentía Juan Pérez de Montalbán en el Prólogo del primer tomo de sus comedias, no le faltó descendencia al enunciado de su título. Inspiró a varios escritores que se valieron de un sintagma parecido: Para algunos57, Para sí58. Es la prueba de que la novedad del Para todos servía de pauta en la república de las letras a pesar de las controversias. Pero como envés de un éxito que hoy se calificaría de popular, los dos títulos citados evidencian una restricción al situarse en una vertiente elitista. Como si el dirigirse a un público selecto, poco numeroso o único, redujera, por lo menos simbólicamente, el círculo de lectores que tanto se habían adherido a la obra de Montalbán. Tal vez inspirado por los consejos de un padre muy enterado de los gustos y de la demanda del público, se haya inclinado a promover este tipo de literatura59. Calificarla de popular no resuelve nada a pesar de que no faltan apartados que vulgarizan temas en apariencia sencillos, al alcance de todos, y que hoy formarían parte de un fondo cultural común. ¿Tal era el caso en 1632?
24El Para todos sirvió de modelo al inaugurar en cierta medida un « género de libros »60 destinado a interesar, a seducir o apasionar, a educar a un público sin duda amplio que anhelaba aprender y entretenerse a la vez; les guste o no a los puristas, una literatura para todos.
Anejo
Para todos, fol. 8 v: « Advertencia al lector »
25El Doctor Iuan Perez de Montaluan, en el dia sexto de la semana deste libro, en el Discurso que haze de todos los Artes en comun, y en particular, è co[n] siniestra informacion que tuuo, ò con la equivocacion de aver visto un libro que sacò a luz luan Pablo Bonet del Abito de Santiago, Secretario de su Magestad, intitulado, Arte de enseñar a mudos, atribuyò a este Cavallero la enseñanza del Marqués de Fresno, hermano del Condestable de Castilla, que padecía el impedimento de la mudez. Y porque a cada uno se le dè lo que es suyo, se advierte que el verdadero maestro desta enseñanza fue Don Manuel Ramírez de Carrion, Secretario de su Magestad, que lo fue del Marques de Priego, Duque de Feria, y su Maestre, y oy assiste a esta Corte, enseñando a hablar el Principe Emanuel Filiberto Amadeo de Saboya, primogenito de los serenissimos Principes de Cariñan Tomas de Saboya y Maria de Borbon. Aviendo con su grande ingenio, y singular industria, enseñado y comunicado la habla a otros muchos mudos, unos de nacimiento, y otros por accidente, como mejor informado, tenia determinado de declararlo assi el Doctor Iuan Perez de Montaluan en esta impression si no lo atajara la muerte61.
Notes de bas de page
1 Hasta el momento, sólo se conocía el ejemplar de Bruselas, signatura VB. 6582; Graesse, Trésor de livres rares et précieux, t. IV, 582 a, considera la edición de 1640 como la octava.
2 P. Cátedra, « El ejemplar único de los desconocidos Tres Colloquios de Juan de Vergara y Lope de Rueda (Valencia, 1568) », Pliegos de bibliofilia, 28 (4° trimestre de 2004), p. 3.
3 La donación de Auguste Pécoul representa un fondo de unos 20. 000 volúmenes.
4 Tres colloquios pastoriles de Juan de Vergara y Lope de Rueda (Valencia, 1567), ed. de Pedro Cátedra, San Millán de la Cogolla, Cilengua, 2006.
5 Se copia in extenso al final del presente trabajo.
6 A. González de Amezúa, « Dos estudios sobre el doctor Juan Pérez de Montalbán », Opúsculos histérico-literarios, t. III, Madrid, CSIC, 1951, p. 48-94.
7 Son siete libelos en total:
– F. de Quevedo y Villegas, La Perinola. Discursos crítico-literarios, O. C., estudio preliminar, edición y notas de F. Buendía, Madrid, Aguilar, 1966, t. I, p. 446-458.
– J. Pérez de Montalbán, Trompa (R. A. Del Piero, « La respuesta de Pérez de Montalbán a la Perinola », PMLA, 76, 1961, p. 44-47 (respuesta directa y argumentada punto por punto a Francisco de Quevedo).
– Anónimo, La zurriaga de Perinola y censura del libro que compuso juan Pérez de Montalbán intitulado Para todos.
– Carta del Dr. Gerónimo de Vera en que critica el Para todos del Dr. juan Perez de Montalvan, Salamanca, 8 de julio de 1632, 4 h., 4°.
– Lvz del desengaño, / a la censura / del libro / Para TODOS, / qve escrivia el doctor / Geronymo de Vera, / Dasela / el Dotor D. Fvlgencio / Lvzero de Clariana. / Con licencia, en Lérida, / Por Enrique Castan, y la Viuda Anglada: / Año MDC. XXXII. 32 fols. (Lucero de Clariana, seudónimo probable de fray Martín Jiménez de Embun).
– Apologia / por / el D. Ivan Perez de Montalvan. / Contra / Don Lvzero de Clariana: / Escrivela / Pedro Ribera. /
– El tribunal de la justa venganza, por el Licenciado Arnaldo Franco-Furt [1635], en Obras completas de Quevedo en verso, ed. de Astrana Marín Madrid, Aguilar, 1932, p. 1099-1163.
Véase al respecto: « Las polémicas literarias sobre el ’Para todos’ del doctor Juan Pérez de Montalbán », op. cit., p. 64-94.
8 « ... ha hecho un libro podrido, como olla, y atestándole de cuantas legumbres, bazofias, cachivaches, tronchos y chucherías ha hallado por las plazas y tiendas... » (Quevedo, Perinola, ed. cit., p. 447 b).
9 « […] mezcla de verdades Cathólicas con fábulas y novelas, capricho y traza cómica para sacar a luz quatro comedias y otras tantas novelas, entremeterlas con la sagrada escritura. ¿Quién sino Juan Pérez cómico doctor juntara cosas tan distantes, y quién sino Juan Pérez librero enquadernara cosas tan desavenidas? » (Carta del Dr. Gerónimo de Vera...). La contienda intentaba también involucrar a Lope de Vega: « Por desorden del Do[c]tor Juan Pérez de Montalbán, natural de Lope de Vega... » (Ibid., fol. 1 r).
10 No parece proceder muy cristiano el del mismo Vera apelando a la Inquisición para zanjar el debate sobre la mezcla de lo divino con lo profano y para condenar a Montalbán.
11 Méjanes, p. 3460.
12 Madrid, Juan González, 1624 (Méjanes, C. 4 281,1 & 2).
13 Valencia, Claudio Macé, 1652, 4o.
14 « Para Todos: sive variæ lectionis librum, exempli moralibus divinis & humanis ornatum. Matriti 1640, in 4 » (Nicolás Antonio, Bibliotheca Hispana Nova, Madrid, J. Ibarra, 1783, t. II, p. 757 a).
15 Aristóteles, Aristótelis Stagiritæ Physica, en el comentario de Juan González Martínez, publicado en 1622 con preliminares de A. Duplastre.
16 J. Catalina García, n° 920.
17 Véase J. Delgado Casado, Diccionario de impresores españoles (s. XV-XVII), vol. 1, Madrid, Arco Libros, Instrumenta Bibliológica, 1996, p. 184-186.
18 Así es como varios errores señalados por M. G. Profeti derivan de este problema (M. G. Profeti, Per una bibliografía di Juan Pérez de Montalbán, Verona, Universita degli Studi di Padova, 1976. – Nuevas adiciones de Germán Vega García-Luengos, 1993: addenda e corrigenda).
19 fol. 211 / p. 4 en la edición madrileña de 1635.
20 A título de comparación, se da a continuación el contenido abreviado de la edición de Huesca, Pedro Blusón, 1633: « El Gran Seneca de España, Felipe Segundo h. [7-24], No hay vida como la honra h. [33-52], Al cabo de los años mil v. h. 62-83, De un castigo, dos venganzas h. [89-108], El Palacio encantado h. 137-154, El Polifemo h. 175-183, Escanderbech h. 185-194, El piadoso vandolero h. 209- 228, La mas constante mujer h. [245-266] ».
21 LAGRIMAS / PANEGIRICAS / A / LA TENPRANA MVERTE / DEL GRAN POETA Y TEOLOGO / Insigne Doctor Iuan Perez de Montalban, Cle-/ rigo Presbitero, i Notario de la Santa In-/ quisicion, Natural de la Inperial / Villa de Madrid. / LLORADAS I VERTIDAS POR LOS / mas ilustres Ingenios de España. / [...], En Madrid. En la Inprenta del Reino. Año M. DC. XXXIX [1639], [4°].
22 Para todos, Madrid, Imprenta del Reino, 1635, fol. ¶ [7] v, edición por la que se cita en adelante. Se han modernizado la grafía y la puntuación.
23 Nótese como los nombres de beneficiarios se escriben con mayúscula.
24 Ibid., fol. ¶ [7] v.
25 Ibid., fols. 293-294.
26 Valencia, Claudio Macé, 1652, 4o.
27 La Semaine de Montalban, ou les Mariages mal-assortis, contenus en huit nouvelles tirées du Para todos du même auteur, traduites de l’espagnol [par]. Vanell, París, G. de Luyne, 1684; La Semaine de Montalban, ou les mariages mal assortis. Contenus en huit nouvelles tirées du Para todos du même auteur. Traduites de l’Espagnol par ***. Suivant la copie imprimée a Paris [Amsterdam?], 1685. 2 t., in 12.
28 Según el trabajo ya citado de M. Grazia Profeti, el orden cronológico de las ediciones del Para todos es el siguiente: Madrid, 1632; Huesca, 1633; Madrid, 1633; Madrid, 1635; Madrid, 1640; Sevilla, 1645 (dos ediciones: una de Francisco de Lira, otra de J. López Román); Madrid, 1651; Barcelona, 1656; Alcalá, 1661; Alcalá, 1666; Madrid, 1681; Lisboa, 1691.
29 Para todos, fols. 275 r-295 v.
30 Invocar el remordimiento parece exagerado y poco relevante.
31 No vaciló González de Amezúa, apoyándose en el juicio algo negativo del poeta A. Hurtado de Mendoza o en el silencio de Joseph Pellicer de Tovar o de Francisco de Quintana a propósito del Para todos, en minimizar las poesías laudatorias que se le dedicaron.
32 Fray Fernando de Camargo y Salgado, Lágrimas panegíricas..., fol. 6r.
33 Tirso de Molina, ibid., fol. 16 v.
34 M. López de Quirós, ibid., fol. 62 v.
35 Ibid., « Día Cuarto dirigido a don Martín Valero Franqueza, Conde de Villafranqueza... », fols. 113 v-114 r.
36 Los reproches de Quevedo en cuanto a ciertos olvidos de Montalbán ilustran la mala fe del primero, ya que el apartado que se le dedica es uno de los más amplios del « Índice » (fol. 279 v).
37 En el cuerpo del Para todos lleva el título de « índice de los ingenios de Madrid », fols. 275 v-292 r.
38 Para todos, fols. 237 r-250 r.
39 Jardín de flores curiosas, en que se tratan algunas materias de humanidad, philosophia, theologia y geographia, con otras curiosas y apacibles, Salamanca, en casa de Iuan Baptista de Terranova, 1570.
40 Parte Primera de Varias Explicaciones y Transformaciones las quales tractan Terminos Cortesanos Practica Militar, Casos de Estado en prosa y verso con nueuos Hieroglificos y algunos puntos morales. Dirigido à la Magestad del Cristianissimo Rey de Francia [Ludovico XIII], Nápoles, Juan Domingo Roncallolo, 1613.
41 León prodigioso; apología moral, entretenida y provechosa a las buenas costumbres, trato virtuoso y político, Madrid, Francisco Martínez, 1636.
42 Un ejemplo entre otros: « Miguel de Cervantes y Saavedra [...] murió por los años 1620 » (Cristóbal Suárez de Figueroa, Plaza Universal de todas las ciencias y artes. La edición princeps es la de Madrid, Luis Sánchez, 1615. Citamos por la de Madrid, s. i., 1733, Discurso VII, sec. IX, p. 465 a.
43 Para retomar parte del título de la traducción de las Piacevoli notti de Straparola da Caravaggio, Honesto y agradable entretenimiento de damas y galanes, por F. Truchado, Bilbao, Matías Mares, 1580.
44 Para todos, fol. 7 v. Tirso de Molina había escrito el auto Los hermanos parecidos para la compañía de Tomás Fernández (T. Ferrer Valls, « Actores del siglo XVII: los hermanos Valenciano y Juan Jerónimo Almella », Scriptura, Universidad de Valencia, 17, 2002).
45 Ibid., fol. 24 v.
46 Ibid., fol. 7 v.
47 Ibid., fol. 289 r.
48 Véase al respecto el testimonio del sobrino de Quevedo: « La indisposición porfiada entre mi tío don Francisco y Montalbán tuvo origen en una disputa que hubo entre los dos en casa de Jerónimo del Prado sobre asuntos literarios, cuyo señor les contuvo para que no llegasen a pegarse. Esta enemistad fue fomentada por los malos amigos de ambos, que con poca caridad se divirtieron mucho tiempo en obligarlos a denostarse. » (Obras de Quevedo, Madrid, Rivadeneyra, vol. 48, p. 667).
49 Sobre la figura del padre del poeta, véase A. Cayuela, Alonso Pérez, de Montalbán. Un librero en el Madrid de los Austrias, Madrid, Calambur, 2005 (Biblioteca Litteræ, 6).
50 Ibid., fol. 210 a & b.
51 F. Lucero de Clariana, Luz del desengaño..., p. 12.
52 Sobre este punto, véase el detallado estudio de Jaime Moll, « Diez años sin licencias para imprimir comedias y novelas en los reinos de Castilla: 1625-1634 », BRAE, 54, 1974, p. 97-103.
53 Para todos, fol. 285 r.
54 Ibid., fols. 281 v-282 r.
55 Ibid., fol. 289 r.
56 Parece normal que Cervantes, muerto en 1616 y probablemente apartado de la vida intelectual de Madrid, no figure en el índice.
57 M. de los Reyes, Para algunos, Madrid, Viuda de A. Sánchez, 1640.
58 J. Fernández y Peralta, Para sí, Zaragoza, Juan de íbar, 1661.
59 El tema forma parte de la vindicta de Quevedo: « ... el autor no hizo sino trasladar la memoria de todos los libros que ha vendido su padre... » (Perinola, p. 448 a).
60 Para todos, fol. ¶ [7] v.
61 Manuel Ramírez de Carrión, Maravillas de Naturaleza, Montilla, J. B. de Morales, 1629. Hay otra edición del mismo año: Córdoba, Francisco García, 1629. En 1620, J. P. Bonet había publicado en Madrid La reducción de las letras y Arte para enseñar à ablar los Mudos.
Auteur
Université de Provence
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