Los sermones y panegíricos al Apóstol Santiago en el siglo XVII
p. 175-192
Texte intégral
1Con ser el apóstol Santiago Zebedeo el « único y singular patrón de las Españas », como rezan muchos documentos de la época, los sermones y panegíricos que lo celebran y que fueron impresos, sueltos o integrados a copiosos santorales, durante el seiscientos, no alcanzaron, a lo que parece, un elevado número: menos de veinte oraciones. Por supuesto, los sermones predicados pero no impresos hubieron de ser mucho más numerosos, pero los que llegaron a imprimirse son muy representativos del conjunto.
2El estudio de estos sermones y panegíricos me ha parecido un buen tema para contribuir a este homenaje que se le tributa a Claude Chauchadis, cordial amigo y compañero de docencia a lo largo de muchos años. Y eso por dos razones. Primero porque fue recientemente un ejemplar peregrino en el Camino de Santiago y, segundo, porque la última tesis que dirigió, defendida hace poco ante la Universidad de Toulouse-Le Mirail, versaba sobre los « Santos matamoros », y en particular Santiago1.
3Los sermones y panegíricos a Santiago Apóstol no presentan una tipología única homogénea. Pueden clasificarse en tres tipos principales, según el propósito que tenía cada predicador, o el entorno socio-ideológico en el que brotaba el discurso sermonístico. La figura de Santiago reunía múltiples facetas y cada orador sacro escogía las que más le interesaban.
4La tradición cristiana recordaba, a partir de los evangelios católicos pero también a veces de apócrifos, que Jacobo o Santiago el Mayor2 y su hermano Juan (el evangelista) eran hijos del pescador Zebedeo. Recibieron de Jesús el nombre de Boanerges (Hijos del trueno)3. Santiago el Mayor formó con Pedro y Juan el grupo de los apóstoles más íntimos de Cristo. Después de Pentecostés, según la tradición (no documentada en los textos canónicos), Santiago hubo de predicar en Judea y Samaría, emprendiendo después un viaje hasta España. Las tradiciones de las iglesias españolas se refieren a sus peregrinaciones por la península ibérica (en particular a Zaragoza) donde dejó algunos discípulos. Regresó a Jerusalén donde, finalmente, sufrió el martirio por degollación, siendo el primer mártir de los doce apóstoles. Según la tradición, sus discípulos Teodoro y Atanasio cargaron su cuerpo en una barca que, milagrosamente, se dirigió hacia España, para atracar en Galicia, donde edificaron un sepulcro que quedó olvidado. La leyenda española de Santiago se desarrolló rápidamente a partir de la alta Edad Media4, cuando, hacia 830, una estrella milagrosa reveló los vestigios de la antigua sepultura. Como es harto sabido, durante la Reconquista, el papel de Santiago Matamoros cobró extraordinaria importancia, a partir de la batalla de Clavijo, y también de la de Coimbra. La figura del Matamoros con su caballo blanco y su resplandeciente espada se popularizó en extremo, como lo atestigua la muy rica iconografía, no sólo en España sino en todo el occidente cristiano. Santiago, evangelizador y protector de España, fue proclamado tutelar patrón de las Españas, y la peregrinación por el « Camino de Santiago » conoció importante y continuo éxito.
5En 1617, cuando santa Teresa de Jesús fue declarada beata, los carmelitas descalzos, con el apoyo de Felipe III, lanzaron la idea de concederle el copatronato de España junto al apóstol Santiago, lo cual provocó muchas reacciones y resistencias. El asunto paró ahí y quedó olvidado durante algunos años, hasta que en 1622, santa Teresa fue canonizada. Los carmelitas descalzos, con el apoyo del conde-duque de Olivares, emprendieron una campaña para lograr el copatronato. Los legados en Roma obtuvieron que el 21 de julio de 1627 el papa Urbano VIII promulgara un Breve en el que se daba satisfacción a la petición del Reino en Cortes de nombrar a Santa Teresa copatrona de España. Se entabló una viva polémica5, que no viene al caso resumir aquí. Sólo diremos que algunos predicadores intervinieron en el debate con oraciones evangélicas y panegíricos, hasta que, en 1628, Santiago quedara como « único y singular patrón de las Españas ». Pero el tema de los méritos del apóstol tutelar siguió resonando en los púlpitos durante todo el siglo XVII y aún después.
6Como decíamos, las piezas oratorias en torno a la figura del santo apóstol pueden dividirse en tres categorías, que a veces se contaminan en parte. Primero, hay los sermones que son principalmente homilías, o sea glosas del evangelio del día de Santiago (el 25 de julio). La perícopa (o secuencia de algunos versículos de un evangelio que presenta o narra un episodio) propuesta por la Iglesia es la petición de la madre de los hijos de Zebedeo para lograr puestos privilegiados a la derecha y a la izquierda de Jesucristo en su Reino para sus hijos, según Mateo, 20, 20-28. En segundo lugar, los sermones implicados en el debate del « voto de Santiago » y del copatronato que desarrollan los méritos del tutelar protector y patrón en la historia de España desde la Reconquista. En tercer lugar, los sermones posteriores a la polémica, que, partiendo del mismo evangelio, recuerdan la actuación evangelizadora de Santiago por la península ibérica así como el final de su vida, su martirio y su traslación a España. A continuación estudiaremos, aunque someramente, las tres clases de sermones.
1 – Los sermones que son principalmente homilías
7Como recomiendan todos los libros de Arte de predicar, las homilías, lo mismo que las otras clases de sermones, empiezan siempre por la exposición y la explicación del tema, o sea la letra del evangelio del día. En el cuerpo del sermón se desarrollan algunos o todos los versículos de la perícopa. El evangelio del día, para la fiesta de Santiago es, como decíamos, el episodio, narrado por Mateo, de la petición de la madre de Santiago y de San Juan, a la que Jesucristo responde de manera abrupta, hablando del « cáliz » que él mismo ha de beber y que les promete a ellos también. A partir de esta narración, cada predicador saca las conclusiones que le interesan de los versículos que escoge.
8Fray Hernando de Santiago en sus Consideraciones, con numerosas citas de autoridades, hace un comentario más bien moral y práctico, no sin acentos patrióticos, partiendo del concepto de « fortaleza », que reúne « acometer y sufrir ». Alude a los méritos del santo que justifican que los españoles amen y honren a su « gran Patrón y maestro, defensor y predicador, que ambos oficios hizo con el libro y la espada ». Después, acentúa la dimensión moral, alabando el amor materno de las que son educadoras de sus hijos, pero reprehende la ambición de los hijos de Zebedeo y de su madre que « pedía más de lo justo ». Para terminar, el sermón justifica la aspereza de la contestación de Cristo, porque lo que pretendían los dos hermanos (aunque fuera por boca de su madre), era cosa torcida, y reprehenderla era muestra de amor.

Santiago peregrino. Hospital de los peregrinos.
Santiago de Compostela. Foto F. Cerdan.

Santiago matamoros, Catedral de Santiago de Compostela. Arquivo Xunta.
9Frei António Feo, de Lisboa, publicó en 1612 una compilación de sermones, cada uno dedicado a la fiesta de un santo. Sobre Santiago, hay dos tratados de tres discursos cada uno, nutridos de los sermones y comentarios de los Padres de la Iglesia. Se insiste en la actuación de la madre de Santiago y San Juan y en el papel que puedan tener las madres y se sacan conclusiones sobre la vida diaria que han de llevar los cristianos. Al final, se habla de la gloria del martirio, de la llegada milagrosa a Galicia y del descubrimiento del sepulcro haciendo memoria « dos louvores do Apóstol Santiago y das obrigações que lhe deve Espanha », primero por haber introducido en España, no sólo la fe cristiana, sino el culto a la Virgen María (el templo de Zaragoza); después, « por favorecer os Espanhões contra os mouros ». El sermón termina en apoteosis del glorioso apóstol, modelo de los santos mártires y tesoro guardado por la tierra española.
10Fray Hortensio Paravicino predicó en el Real Monasterio de las Descalzas el 25 de julio de 1624 una oración evangélica del apóstol Santiago que ha llegado hasta nosotros en forma anormalmente breve. Es una homilía panegírica bastante ingeniosa que arranca de una paradoja: los santos nos son más útiles por sus defectos que por sus virtudes, cuando, por su enmienda, alcanzan la gloria. Santiago (lo mismo que su hermano Juan) « tuvo su vapor de vanidad, sus humillos de silla, de ambición ». Pero, con la luz de la gracia de Cristo, « los que piden sillas, con ambición al parecer, las vendrán a merecer con justicia ».
11El predicador entra por la teología moral, desarrollando el símil de la navegación, en la que la carta de marear se estima, no porque señala los puertos, « sino porque muestra los peligros, el escollo, la punta, el cabo ». Con mucha sutileza, y apoyándose en numerosos lugares bíblicos y autoridades patrísticas, fray Hortensio sigue su balanceo entre los yerros y los aciertos, privilegiando la rectitud del honesto deseo. Ya desde el primer punto de su discurso, se orienta hacia la « corrección de las costumbres ». La peroración es muy reveladora de esta propensión moralizadora, acorde con la teología moral. Es de notar que a lo largo de su oración evangélica, Paravicino nunca recuerda los méritos del apóstol Santiago, ni como evangelizador de España, ni como defensor de las armas cristianas durante la Reconquista. Se queda en los límites de lo que es el legítimo objeto de una homilía. Pero también hay que reparar que en 1624 el debate jacobeo estaba en una fase tranquila. En 1627, cuando la canonización de Santa Teresa se celebró en Madrid con una doble octava, Paravicino predicó (y dio a la imprenta, dedicándolo al rey Felipe IV) un largo y lucido sermón panegírico. Después, ya no intervino en el debate del patronato.

Portada del memorial de Nicasio Philaletho (1628).
12La homilía de fray Cristóbal de Avendaño, publicada en 1625 en un voluminoso santoral, tiene bastante de panegírico. Está organizada en cuatro discursos (después de la exposición del Tema). También con ingeniosidad, Avendaño enaltece la acción de Santiago, calificado de « Maestro de perseverancia », a la vez como soldado y como docente, « catedrático de prima en verter sangre » (ya que fue el primer apóstol mártir) y « regentando la cátedra del morir sapientísimamente ». Llegando a la actuación del apóstol en España, recuerda su evangelización y el destierro de « todos los dioses falsos del mundo ». Pero vuelve a aparecer el tema del evangelio del día. Si Santiago, como valeroso capitán, anheló « llevar la delantera a sus condiscípulos y pretendió llevarles el primer asiento », recibió de Cristo una « manconada terrible », y la alusión al « cáliz » anuncia la gloria del martirio. El apóstol no se olvidó de España, como lo prueba la milagrosa traslación de su cuerpo hasta Galicia, desde donde « está dando insignes victorias a sus españoles en todo el mundo ».
13En conclusión del breve análisis que hemos hecho de los cuatro sermones presentados, repetiremos que se sitúan en un período anterior a la controversia sobre el copatronato. Si los cuatro predicadores desarrollan el contenido doctrinal de la perícopa y sacan conclusiones para la corrección de las costumbres y las reglas que han de regir la vida cristiana, también dan gran importancia al papel de Santiago como « patrón de las Españas », repitiendo (menos Paravicino) los lances de su actuación a favor de los españoles. Pero no aparece el tema del debate o de la polémica y ninguna de esas cuatro homilías presenta el tono agresivo y partidario que va a florecer en el período siguiente.
2 – Los sermones relacionados con la polémica del patronato
14Entre 1627, año de la promulgación del Breve de Urbano VIII, y 1628, cuando el papa confirmó el patronato único de Santiago, el debate se volvió abierta y enconada polémica. Los memoriales y papeles diversos en defensa del único patronato jacobeo menudearon para rebatir los que proponían el copatronato de Santa Teresa. La contienda ganó el campo de la oratoria sagrada y han llegado hasta nosotros cinco sermones a favor del único patronato del apóstol, lo que es poco en comparación con los muy numerosos sermones impresos para la beatificación y sobre todo para la canonización de Santa Teresa. Esos cinco sermones son los de Hernando Cano de Montoro (1628), de Juan Fernández Saavedra (1628), de Juan de Almogábar (1630), de Agustín Durán (1630) y de Gregorio Barreiro (1630). Las fechas indicadas son las de publicación pero en realidad los sermones fueron compuestos anteriormente a la decisión final del Papa. Algunos defienden a Santiago sin nombrar siquiera a Santa Teresa, hablando en general de posibles copatronos. Otros sí que la mentan y no vacilan en negarle declaradamente el derecho a compartir el patronato.
15De manera general, en cuanto al contenido, estos sermones no presentan ninguna novedad y repiten todos los mismos argumentos que los memoriales, los discursos y las obras afines. A veces, se parecen más a un alegato polémico que a un sermón y no permiten ahondar en los motivos que presidieron a su elaboración. Si los historiadores y bibliógrafos han establecido perfectamente la historia de la polémica, todavía no quedan bastante claras las profundas motivaciones psico-sociológicas de los vehementes partidarios del voto de Santiago. Los predicadores que pugnan por el exclusivo patronato de Santiago recalcan los indudables méritos del apóstol tutelar, pero se adivinan por debajo convicciones muy arraigadas y poco confesadas. Repiten que Santiago fue el primer evangelizador de España, fundador de la Iglesia peninsular, que acudió en defensa de las armas cristianas durante toda la Reconquista y sigue defendiendo, aun después, España y su monarquía contra todos sus enemigos y, finalmente, sobrepasa a todos los posibles copatronos. Raras veces atacan directamente a la reformadora del Carmen a quien reconocen gran santidad y excelencias espirituales, pero de vez en cuando dejan escapar una aserción que desvela un fondo de misoginia o de irremediable arraigo a la pureza de la sangre. Santa Teresa era mujer y en sus antepasados no faltaban algunos conversos. Esos dos motivos podían originar una profunda « execración » difícilmente expresable en un sermón.
16Así por ejemplo, el jesuíta Fernández Saavedra, al comentar el primer versículo del evangelio del día, se dirige a sus oyentes diciéndoles:
Han reparado que aun desde entonces comenzó una muger a ponerle pleito al Santo Apóstol [...]. Parece fue pronóstico de lo que agora pasa, cuando, por medio de otra mujer le ponen a pleito al glorioso Apóstol la singular preeminencia de su patronazgo...
oponiendo « la razón de una parte, el poder de otro ». Y si reconoce « A la gloriosísima Santa Teresa [...] el talento de la veneración [...] y la devoción que en España se la tenía », concluye el argumento dejando sentada la afirmación:
Dios le da a santa Teresa una silla notablemente inferior a la del glorioso Apóstol. La Iglesia le pone en lugar muy desigual. Pues ¿a qué propósito nos la quieren poner hombro a hombro con él, y darle culto igual de Patrona?
A partir de ahí vuelve a pregonar los méritos del introductor de la fe en España y después, del singular defensor de las armas españolas.
17Sin nombrar a Santa Teresa, Cano de Montoro defiende el patronato único, repitiendo los mismos méritos, narrando las batallas ganadas con su patrocinio. El sermón se convierte en libro de historia (el rey Ramiro y la batalla de Clavijo, el conde Fernán González que venció a Almanzor, Coimbra ganada por Fernando el Magno). Con abundantes citas recuerda la conquista de las Indias Orientales, la toma de Ormuz, de Goa, de Etiopía y de Melilla. Y termina afirmando que si hay otros patronos locales (como San Millán en Castilla), el Patronato general de toda España a solo Santiago pertenece.

18El larguísimo sermón del dominico Juan de Almogábar constituye un caso aparte. Predicado en la catedral de Santiago de Compostela « en la fiesta que hace octava de San Esteban Protomártir [de 1630] » tiene un doble objetivo: « en hacimiento de gracias de la conquista de Granada por las Magestades de los Santos Reyes D. Fernando y doña Isabel », y « en defensa del único Patronato del gran Apóstol Santiago ». Muy erudito, el predicador se vale de numerosas citas y « lugares » para ensalzar los méritos guerreros del « gran Capitán », argumentando declaradamente que una mujer no puede ser « capitana ». En consecuencia, Santa Teresa, por ser mujer, no puede llevar el copatronato de España.
19También en 1630, por el mismo camino y aduciendo los mismos argumentos, avanza el sermón de Gregorio Barreiro. A pesar de los numerosos lugares bíblicos convocados, de las autoridades patrísticas o de recuerdos de autores clásicos, tiene más de alegato que de discurso evangélico. Le tributa a Santa Teresa muchos loores y alabanzas pero la descarta terminantemente de todo posible copatronato.
20Del mismo año de 1630 es el sermón del franciscano fray Agustín Durán, que lleva en el mismo título la precisión « como la Santidad de Urbano octavo, reduciendo las cosas a su antiguo estado había declarado a Santiago por único y singular Patrón de España ». El discurso empieza como una sencilla homilía sobre la perícopa del día, pero rápidamente se vuelve panegírico subrayando que el título « de único patrón de España se debe sólo a Santiago ». Se cierra el sermón así: « El Apóstol Santiago fue el primero que nos engendró en Cristo y ansí es nuestro único y singular padre y patrón y los demás santos españoles, nuestros ayos y pedagogos ».
21Un poco posterior al abandono del intento de proclamar a Santa Teresa copatrona, el sermón del agustino descalzo fray Pedro de Santiago es una oración evangélica no al día de la fiesta del apóstol, sino a la traslación de su cuerpo a España. Fue predicado al rey Felipe IV en la Capilla Real, con asistencia de los Caballeros de la Orden de Santiago. Curiosamente fray Pedro de Santiago se vale mucho del texto del falso Cronicón escrito por el falsario jesuíta Román de la Higuera bajo el nombre de Flavius Lucius Dexter. El agustino aprovecha la tradición jacobea para elaborar, siempre con los mismos argumentos, un discurso muy comprometido a favor de la monarquía hispánica y de su preeminencia sobre toda la cristiandad.
22En cierta medida, los sermones y panegíricos relacionados con la polémica en torno al patronato dejan fijadas las pautas que seguirán los predicadores posteriores.
3 – Los sermones posteriores hasta el final del siglo XVII
23Con regularidad se predican a lo largo del seiscientos, sermones y panegíricos en honor de Santiago. Patrón y tutelar de España, el Apóstol es considerado como el protector indefectible de « las Españas » y de la monarquía hispánica. Los acentos patrióticos se multiplican a medida que se acelera la decadencia del predominio español.
24El sermón del canónigo Aranda y Mazuelo « en la festividad del traslado del gloriosísimo apóstol, primer caudillo de la fe de Jesucristo [...] único y augustísimo patrón de España, Santiago... » (1647) es un discurso claramente nacionalista que arremete contra los que ponen en duda la presencia de las reliquias del santo en España. Quiere rebatir la « porfía extranjera de los que niegan ser España dichoso sagrario de sus reliquias ». Aranda y Mazuelo, también él, se fundamenta en el falso Cronicón de Dexter (o Dextro) y, después de repetir todos los méritos del apóstol, termina con una invocación a Santiago que refleja la amargura experimentada frente a la malísima situación político-militar de la monarquía.
25En 1660 el erudito defensor de Góngora en su Apologético, Espinosa Medrano, predica en la catedral del Cuzco una suntuosa oración panegírica para una solemne festividad a « Santiago, patrón de las Españas » que será impresa en 1695, en Valladolid, incluida en el volumen titulado La Novena Maravilla. El canónigo limeño se vale de todos los puntos desarrollados por los anteriores panegiristas y maneja elegantemente variados recursos estilísticos para enaltecer los episodios de la vida de Santiago y sus méritos de tutelar patrón del imperio español, pero sabe evitar el tono grandilocuente y partidario de muchos predicadores en tal caso.
26Conforme avanza el siglo, la oratoria sagrada se « barroquiza » cada vez más. En 1684, el sermón del licenciado Pedro Siguero desentraña sutilmente las múltiples citas bíblicas que convoca, para terminar, él también, con una invocación nacionalista.
27En 1688, el agustino recoleto fray Josef de la Encarnación publica una Oración panegírica del glorioso apóstol y Patrón de España, Santiago el Mayor... Es un larguísimo sermón, muy parecido al anterior6 en su propósito y su desarrollo. Ya se anuncia la decadencia de la oratoria sagrada, abrumada por la abundancia de citas, de « lugares » y de autoridades. Sobresalen de vez en cuando frases en loor del glorioso apóstol, repitiendo sus valores y sus méritos. Como tema obligado se impone la actuación de patrón tutelar y protector de España y de los españoles. Fray Josef de la Encarnación termina con una patriótica invocación a Santiago:
Apóstol santo [...] mejorad con vuestro ruego las aflicciones de España. Alcanzad para todos enmienda de las costumbres, para nuestros reyes la sucesión deseada, para su gobierno éxitos, para sus ejércitos triunfos, para su armadas victorias, alivios y frutos para sus vasallos...
28El mismo título del sermón de fray Félix de Aguirre y Vaca (de 1689) delata el barroquismo que se va imponiendo en el púlpito: Enigmas sacros panegíricos, descifrados en tres preciosas joyas.... En cuanto al contenido (o inventio) no sale de los argumentos tradicionales y todos los temas jacobeos son utilizados. La originalidad viene de la dispositio y de la elocutio. Con ingenio y agudeza el predicador monta sus enigmas cada vez con un título, un epígrafe, o un mote o un lema, y un timbre, o un blasón, o un trofeo. Aunque al lector de hoy le parezca un poco divertido el intento, el panegírico no carece de méritos y de valor literario, aunque a veces afloran ingeniosidades algo fáciles, como en el final del exordio:
Y si antes, sordo a tantas luces y ciego a tantas voces, hoy con oídos y con vista, busco eternizarme como el Fénix en el fuego, en la gracia y en la gloria. Amen.
29La oración panegírica de fray Benito Garret y Arlovi, casi al final del siglo (1696), se abre como una homilía centrada en los últimos versículos de la perícopa (Potestis bibere calicem...) pero acaba en vibrante panegírico.
30Llegando ya el último año del siglo, don Francisco de Perea y Porras, catedrático de la Universidad de Salamanca y Predicador Real, hace una oración panegírica a la Traslación de Santiago. Como catedrático que fue de Teología moral, Perea y Porras glosa el texto evangélico sacando conclusiones para la vida diaria del pueblo cristiano. Pero muy rápidamente predomina el tema jacobeo de Santiago evangelizador de España, de mártir y protector de los españoles. También aquí late la inquietud frente al estado de la monarquía española. El exordio termina con una invocación muy anclada en lo patriótico para la nación y su rey Carlos II.
Conclusión
31El brevísimo panorama que acabamos de bosquejar no ambiciona más que proporcionar un cuadro general y exponer cómo se presentaron los sermones y panegíricos al apóstol Santiago a lo largo del siglo XVII. « Quien mucho abarca, poco aprieta ». En el corto espacio concedido, difícil era escapar a lo superficial en la presentación o el análisis de esas piezas oratorias. Conscientemente se ha tomado el riesgo de reseñar todos los sermones que han llegado hasta nosotros, porque de muchos de ellos sólo se conocen poquísimos ejemplares. Espero que futuras investigaciones en torno a la figura de Santiago puedan ahondar lo expuesto aquí.

Portada del sermón de fray Agustín Duran (1630).
Bibliographie
Bibliografía
I – Fuentes
ALMOGÁBAR, Juan de, Sermón predicado en la Catedral Iglesia de Santiago en la fiesta que haze octava de San Esteban Protomártir en hazimiento de gracias por la conquista de Granada por las Magestades de Don Fernando y Doña Ysabel, en defensa del único Patronato del gran Apóstol Santiago, Santiago, Juan de León, 1630 (BN Madrid, R/30.881 [16]).
AGUIRRE Y VACA, Félix de, Enigmas sacros panegíricos, descifrados en tres preciosas joyas, que se sirvieron al Gloriosissimo Proto-Mártir de los Apóstoles, Patrón y Tutelar de las Españas de San-Tiago. En la real fiesta que le consagra la Ilustríssima, Nobilíssima, y Antigua Congregación de sus Cavalleros de la Augusta Ciudad de Calatayud. Oración evangélica, que predicó, dedica, y ofrece a la muy Ilustre, y Magnífica Congregación el P. M. Fr.–, Secretario que fue dos vezes de la Gravíssima Provincia de Aragón, y Comendador de los Conventos de Estella, y Calatayud, del real Orden de N. Señora de la Merced, Redención de Cautivos, Zaragoza, Gaspar Tomás Martínez, 1689 (BU Valencia Var-72-17; var 198-17).
ARANDA Y MAZUELO, Francisco, Sermón en la festividad del traslado del gloriosísimo Apóstol (primer caudillo de la Fe de Jesu Christo, invicto fundador de la Religión Cathólica, único y augustísimo Patrón de España), Santiago, que celebró su Religiosísimo y real Convento de Sancti Spíritus de la Ciudad de Salamanca, lunes 30 de diziembre de 1647, Salamanca, Francisco de Roales, 1647 (Real Academia de la Historia, 14/7969).
AVENDAÑO, Cristóbal de, Sermón en la solenidad del glorioso apóstol Santiago, patrón de España, en Sermones para algunas festividades de las más solemnes de los Santos, predicados en la Corte de Madrid. Dedicados al Padre Eterno Señor de inmensa Magestad, Madrid, Juan González, a costa de Juan Pérez, 1625 (BU Barcelona 07-XVII-3994; Facultad de Filología, Universidad Complutense de Madrid, 4264 y 4300).
BARREIRO, Gregorio, Sermón que el Dr–, canónigo magistral de la Santa Iglesia de Toledo, predicó en la fiesta que en hazimiento de gracias celebró... por declaración... conservando el Apóstol Santiago Zebedeo en el único y singular Patronato de las Españas, Toledo, Juan Ruiz de Pereda, 1630 (Azpeita, Biblioteca del Santuario de Loyola, 0032,3-17[6], Pamplona, Biblioteca General de Navarra, Ca 67-3602).
BIVAR, Francisco de, véase DEXTER.
CANO DE MONTORO, Hernando, Al Ilustríssimo y reverendíssimo señor don Diego de Guzmán, Patriarcha, Arzobispo de Sevilla. El dotor –, Colegial Mayor y Chatedrático de Durando, en su Universidad. Dedica y consagra estos Discursos, Predicados en su Sancta Yglesia, en defensa del vnico Patronato de nuestro grande Apóstol Sanctiago el Mayor, hijo de Zebedeo, Sevilla, Juan de Cabrera, pared y medio del Correo Mayor, 1628 (BN Madrid, V. E. 18/20).
CASSO ARGÜELLES, Felipe de, Oración evangélica en la festividad que la Santa Apostólica y Metropolitana Iglesia Compostelana celebra el día octavo de San Estevan en hazimiento de gracias al Apóstol Santiago... por la expulsión y conquista de Granada, Santiago, Antonio Frayz, 1679 (Franciscanos de Santiago de Compostela, IV-27; IV 37 [procedentes de la biblioteca del P. Anastasio López]; Seminario diocesano Santo Domingo de Guzmán, Burgo de Osma, G. 1617-6).
CASTELLÁ FERRER, Mauro, Historia del apóstol de lesu Christo Sanctiago Zebedeo, Patrón y Capitán General de las Españas, Madrid, Alonso Martín, 1610 (BN Madrid R-19382).
DEXTER, Flavius Lucius (o DEXTRO, autor inventado por el jesuíta Jerónimo Román de la Higuera, notable falsario), Chronicon omnimodae historiae... commentariis apodictis illustratum, (editado por el Padre Francisco de Bivar), Lugduni, Claude Landry, 1627 (BNF, H 2009; Bibliothèque du Prytanée National Militaire de La Flèche, E 444).
DURÁN, Agustín, Sermón predicado en el R. Monasterio de Santispiritus de Salamanca en el tercer Domingo de Quaresma en la fiesta que celebró el Patronato de Santiago, Salamanca, Antonia Ramírez, 1630 (Archivo Catedral de Santiago, leg. 301 n° 51).
ENCARNACIÓN, José de la, Oración panegyrica del glorioso Apóstol y Patrón de España Santiago el Mayor, predicado en la colocación en los quatro retablos, en su convento de Recoletos Agustinos de Toledo, Madrid, Antonio Román, 1688 (Bib. de los Padres Escolapios, Real Colegio de las Escuelas Pías de Valencia, XVII/331-3).
ESPINOSA MEDRANO, Juan de, Oración Panegyrica en la festividad del glorioso Apóstol Santiago, Patrón de las españas, en la Iglesia cathedral de esta gran ciudad de el Cuzco. Día en que se saca el estandarte real, con acompañamiento de toda la nobleza Etc. Año de 1660, publicada en La novena maravilla, Valladolid, Joseph de Rueda, 1695, p. 141-157 (BU Barcelona, XVII- 2237).
FEO, Fray Antonio, Trattado das festas e vidas dos Santos, Lisboa, Pedro Craesbeeck, 1612 (BU Barcelona XVII-2794, Trattados da festa do Glorioso Apostolo S. Thiago Mayor, p. 368-402).
GARRET Y ARLOVI, Benito, Oración panegyrica al apóstol Santiago en su fiesta celebrada en el real Convento de Franciscas Descaigas de esta Corte, Madrid, Iulián de Paredes, 1696 (Real Academia de la Historia, Madrid, 9/5149 [10]).
FERNÁNDEZ SAAVEDRA, Juan, Sermón que predicó el P. Juan Fernández Saavedra en defensa del único Patrón de las Españas Santiago el día de su gloriosa traslación, 30 de diziembre de 1629, Santiago, Juan León, 1630 (Archivo Catedral de Santiago, leg. 301 n° 73).
MURILLO, Diego, Fundación milagrosa de la capilla angélica y apostólica de la madre de Dios del Pilar, y excelencias de la imperial ciudad de Çaragoça. Dividese en dos tratados... Contienen el viage del apóstol Santiago a España, el fruto que hizo en ella, con diversas vidas de Santos, y varias cosas de antigüedad, confirmadas con testimonios de Authores gravíssimos, y antiquíssimos, y algunos dellos extraordinarios, Barcelona, Sebastián Mateuad, 1616 (BN Madrid, 2/15845).
PARAVICINO, Hortensio, Del glorioso Apóstol Santiago (en las Descalzas de Madrid, 1624), en Oraciones Evangélicas ó Discursos panegyricos y morales del M. Fr. Hortensio Félix Paravicino, del orden de la Santísima Trinidad, Redención de Cautivos, Madrid, Joachín Ibarra, 1766, Tomo V, p. 75-104, (BN Madrid, 3/72910).
PEREA Y PORRAS, Francisco, Traslación de Santiago, y su casa, a Compostela, y a Salamanca. Oración panegyrica a el Glorioso Apóstol, y patrón de España. Dixola a el magestuoso Templo del Real Convento de Santi Spíritus de el orden de Santiago, el día treinta de Diziembre de mil seiscientos y noventa y nueve, Salamanca, Gregorio Ortiz Gallardo [1700] (BN Madrid, V. E. 282/31).
QUEVEDO, Francisco de, Memorial por el Patronato de Santiago y por todos los sanctos naturales de España en favor de la elección de Cristo N. S., Madrid, viuda de Alonso Martín, 1628 (BN Madrid, R-17431). Utilizo la ed. de F. Buendía, Quevedo, Obras Completas. Prosa, Madrid, Aguilar, 1966.
– Su espada por Santiago, ed. de F. Buendía.
ROMÁN DE LA HIGUERA sj, Jerónimo, véase DEXTER.
SANTIAGO, Hernando de, Consideraciones sobre los evangelios de los Santos que con mayor solemnidad celebra la Yglesia con un breve paráfrasis y explicación de las letras de los Evangelios, Madrid, Pedro Madrigal, 1603 (BN Madrid 2/69659).
SANTIAGO, Pedro de, Sermón en la traslación del maestro, Apóstol y Capitán de las Españas Santiago, predicado a la Magestad Católica del Rey N. S. Felipe IIII en su Capilla con assistencia de los Cavalleros de la Orden, Madrid, Juan González, 1632 (BN Madrid, V/Ca 280-19, BU Sevilla 112-91, BU Salamanca 57.377).
SIRGUERO, Pedro, Sermón panegírico del apóstol Santiago patrón de nuestra españa, en la solemnísima fiesta que la villa de Cordovilla le celebra, estando patente el Santíssimo Sacramento, como Patrón, y Titular suyo, Salamanca, Lúcas Pérez, 1684 (BN Madrid V. E. 111/15).
II - Estudios
CANDELAS COLODRÓN, Manuel Ángel, Quevedo en la polémica del patronato jacobeo, Vigo, Academia del Hispanismo, 2008.
LINARES, Lidwine, Les saints matamores en Espagne du Moyen Âge au Siècle d’Or (XIIe-XVIIe siècles). Tesis inédita, Université de Toulouse-Le Mirail, 2008.
DE LOS REYES GÓMEZ, Fermín (coord.), Bibliografía del Camino de Santiago, Madrid, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Tomo I, 2000.
REY CASTELAO, Ofelia, La historiografía del voto de Santiago, Santiago, Universidad de Santiago de Compostela, 1985.
SANTOS FERNÁNDEZ, Carlos y Fermín DE LOS REYES GÓMEZ (eds), Impresos en torno al Patronato de Santiago. Siglo XVII, Santiago de Compostela, Xunta de Galicia, 2004.
Notes de bas de page
1 Linares, 2008.
2 Por oposición al otro apóstol Santiago el Menor, hijo de Alteo y de María Cleofás, y también del tercer Santiago, primo de Cristo y agregado posteriormente a los doce (lo mismo que Pablo), antes de gobernar la Iglesia de Jerusalén tras la salida de Pedro y muy probable autor de la epístola llamada « de Santiago ». Véase Mt 10, 3; Mc 3,18; Lc 6, 15; Act 15, 13 y 21,18; Gá 11, 19; 1 Co 15, 7.
3 Véase Mc 3,17.
4 Para las leyendas de Santiago, pueden consultarse las notas del Padre Francisco de Bivar sobre el Cronicón atribuido a Flavius Lucius Dexter (nombre inventado por el jesuita Jerónimo Román de la Higuera, notable falsario, 1538-1611), donde se exponen detalladamene las tradiciones de las Iglesias de España.
5 La bibliografía sobre el asunto es muy extensa. Todavía puede servir la introducción de Á. Fernández Guerra al Memorial por el patronato de Santiago, de Quevedo, BAE XXIII, p. 221-222. Para un estado de la cuestión más general, es muy útil el libro de O. Rey Castelao, La historiografía del voto de Santiago, Santiago, Universidad de Santiago de Compostela, 1985. Véanse también, entre otros, A. Rey, « Los memoriales de Quevedo a Felipe IV », Edad de Oro, 12, 1993, p. 257-265, y F. de Quevedo, Execración contra los judíos, F. Cabo Aseguinolaza, S. Fernández Mosquera (eds.), Barcelona, Crítica, 1993, p. 43-62.
6 Me es grato expresar mi profundo agradecimiento al personal del Archivo Provincial de las Escuelas Pías de Valencia y particularmente al archivero Luis Sánchez que me ha facilitado una copia de este sermón del que sólo se conoce un ejemplar.
Auteur
Université de Toulouse
FRAMESPA – UMR 5136 CNRS LEMSO
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