Los niños con que Lope compara el Niño Inocente de La Guardia
p. 99-108
Texte intégral
1En febrero de 2002 tuve la satisfacción de participar en un curso de doctorado del profesor Claude Chauchadis, dedicado a la hagiografía castellana medieval y del Siglo de Oro. Por ese motivo pensé en contribuir a su homenaje con un tema hagiográfico. Dado que además en la Universidad de Toulouse-Le Mirail otro querido profesor, Michel Moner, puso su atención sobre la leyenda del Santo Niño de La Guardia, y también dirigió un trabajo de investigación de Sophie Castro sobre el tema, me pareció que muy bien podía escribir sobre un aspecto de la obra de Lope de Vega que hasta ahora ha pasado inadvertido.
2Me refiero a que si bien la crítica ha destacado diversos recursos mediante los que Lope logra una expresividad más intensa, sea en el plano del discurso, como el simbolismo de la luz frente a la oscuridad (Farrell, 1985, p. 24-31), sea en el de la construcción, como las escenas costumbristas que atenúan el tremendismo, el uso de una representación de la Pasión de Cristo- dentro de la obra (Dassbach, 1997, p. 136-137 y 63-64) o la adopción del punto de vista de los judíos (Lida de Malkiel, 1973, p. 81), lo que no se había señalado hasta ahora, que yo sepa, es el procedimiento de comparación del Niño Inocente con otros niños o jóvenes anteriores. He detectado siete casos, de diversa naturaleza, cinco religiosos y dos paganos. Veámoslos en el orden en que se les hace comparecer en la obra, para fijarnos en que además de la analogía que les da entrada, que es la condición de niño o joven, cada caso establece otra analogía específica que sirve para enaltecer al protagonista.
3En el primer acto, la elección de la Pasión de San Justo y San Pastor como relato sobre el que ha de ejercitar su lectura el Niño es bien significativa, porque la muerte de aquellos niños a manos de los romanos anticipa su propio destino de mártir. El hecho de que los mártires de Alcalá sean vistos por el Niño como un ejemplo que está dispuesto a imitar, deja ya acreditados su madurez, coraje y piedad1:
Pasamontes | ¿Qué libro os compró el criado? |
Juanico | De san Justo y san Pastor. |
Pasamontes | No pudo hallarle mejor. |
Juanico | Padre, yo se lo he rogado, |
Pasamontes | A los pequeños revela |
Juanico | ¡Y cómo si la pasara! |
Pasamontes | ¿No veis que es la muerte fiera, |
Juanico | Aquí dice que por Dios |
Pasamontes | Es verdad. |
Juanico | Si es cierta cosa |
4Puede decirse que Juanico envidia la « suerte » de los niños mártires. Poco más abajo, tras el verso 638, Juanico lee:
Y como el bienaventurado Justo viese que el tirano podía persuadir a Pastor, su hermano, después que él fuese muerto, volvióse a él y, bañado de perlas su divino y hermosísimo rostro, le dijo así: « Hermano Pastor, no tengas miedo a la muerte, ni te parezca injusta en nuestra inocencia, que, aunque somos niños, Cristo era más inocente que nosotros ».
La afirmación de que Cristo era más inocente que ellos probablemente sea propia de Lope, pero el hecho de que sea Justo, como hermano mayor, quien anima a Pastor a afrontar el martirio invocando el modelo de la Pasión de Cristo está, sin ir más lejos, en las versiones teatrales del siglo XVI, que Lope pudo conocer, puesto que probablemente compuso su obra entre 1598 y 1601 (véase Baños, en prensa). Los datos que proporciona Crawford (1908) nos informan de que en 1568, con ocasión del traslado de los restos de los mártires Justo y Pastor desde la iglesia de San Pedro de Huesca a Alcalá de Henares, y para celebrarlo, fueron compuestas dos obras, una de Francisco de las Cuebas en tres actos, la que edita Crawford, y un auto escrito por el maestro de la Universidad, Alonso Torres, que podría corresponderse con el conservado en el Códice de autos viejos.
5El pasaje de Francisco de las Cuebas que corresponde al de Lope dice así2:
Dize Justo ablando:
Buen Pastor, mi hermano amado,
mi amigo y buen compañero,
ya as visto el pregón tan fiero
que el duro Daziano ha dado
contra mi Dios verdadero.
Pues aunque m’es muerte aquí,
el apartarme de ti
yo no lo puedo sufrir.
Por mi Dios he de morir,
pues mi Dios murió por mí.
Pastor
Mi buen Justo, no te pese
de mí, que tu hermano soy.
Si tú bas, contigo voy,
que no ha muy poco que dese
mismo propósito estoy.
Tu hermano ha de ser también
en gozar el cielo quien
tu hermano en la tierra es.
Muramos por Christo, pues
Él murió por nuestro bien. (p. 441-442)
6Y el auto del Códice de autos viejos reza en ese punto:
Justo | Nuestra alma se regocija |
Pastor | del pecado que hera en nos. |
7Si el recuerdo del martirio de los niños Justo y Pastor sirve para anticipar el destino del Niño Inocente desde su primera aparición, así como para mostrar que es ya mártir de voluntad, por otro lado el modelo que llegará a realizarse al final es el de la Pasión de Cristo. Y ello por decisión de los judíos, que en su perversidad encontrarán regocijo en reproducirla, aunque el motivo inicial del rapto y asesinato del Niño fuera extraerle el corazón para su hechizo contra los cristianos. Pero mucho antes de llegar a la imitación de la muerte de Cristo, el segundo acto anticipa una analogía con el Niño Jesús, puesto que cuando Juanico se extravía, sus padres recuerdan en sus plegarias el episodio del Niño Jesús perdido y hallado en el templo (Lucas 2, 40-52), desde la primera reacción de la madre:
Madre | ¡Ay, Virgen, con ojos tristes |
Hasta las oraciones de los padres de Juanico y de la ciega (vv. 1323-1483) giran en torno a esa coincidencia, pero expresan más bien el paralelismo del sufrimiento de la madre y el de la Virgen María, por un lado; y el del padre y San José, por otro:
Madre | Hermosa Reina del cielo, |
Pasamontes | […] |
8El tercer acto es el más rico en comparaciones con niños. Nos ofrece una primera mención en la que se dice que a Juanico se le adelanta el uso de la razón como a los Santos Inocentes. Quizá en este caso lo más relevante sea que en aquellos niños mártires está el precedente del epíteto « Inocente » con que también se conoce al Santo Niño de La Guardia. La referencia se halla en la respuesta del Ángel a la oración del Niño en el huerto:
Ángel | Cristóbal, Dios te concede |
9Todo el tercer acto está constituido por la cruel representación de la Pasión de Cristo, en claro paralelo con los evangelios, a la que se añade la extracción del corazón y la alabanza final a cargo de los personajes alegóricos que se introducen precisamente en este acto, el Entendimiento y la Razón. Entre las constantes referencias al Jesús adulto de los evangelios, que van surgiendo a medida que se rememora su prendimiento, el interrogatorio, los suplicios y la crucifixión, hay otra al Niño Jesús, que está inspirada en los apócrifos:
Benito | ¿Pues no basta que decía |
Hernando | ¿Qué espero? |
Ocaña | ¿Ya no has visto el testimonio |
Benito | Éste con hechizos vanos |
10En el reparto de papeles hecho al comienzo del tercer acto, a Hernando le ha correspondido el de Pilatos, y los demás se reparten el de Anás y otros personajes judíos de la Pasión. Las acusaciones que aducen son las mismas de los evangelios, pero al traer la de la transgresión del precepto del sábado, se alude a un pasaje similar al del Evangelio del Pseudo Tomás (redacción griega, 2), en que el Niño Jesús es reprendido por hacer figuras de barro en sábado. Tanto en este apócrifo como en el Evangelio Árabe de la Infancia (36) los pajarillos de barro modelados por el Niño Jesús cobran vida y vuelan. Cierto que el texto de Lope nada dice de figurillas de barro, pero aún así las conexiones del sábado y de « echar a volar » son suficientes para pensar en el pasaje de los apócrifos.
11Si en general todo mártir emula a Jesucristo, en el caso del Niño Inocente asistimos a un verdadero calco de la Pasión de Cristo, en el que se introduce este recuerdo de la infancia de Jesús sólo en atención a que el nuevo mártir es un infante.
12Las restantes comparaciones con niños se deben a los personajes alegóricos del Entendimiento y la Razón, que ofrecen una en cada una de sus tres intervenciones extensas. En el primer diálogo que entablan comparece Isaac, en este caso una figura del Antiguo Testamento que sirve para enfatizar la obediencia:
Entendimiento | Razón, con ese discurso |
13Ambos niños obedecen, pero el texto expresa una diferencia que ensalza al protagonista. En el Génesis (22, 1-13), el ángel evita in extremis la muerte de Isaac, que resulta así « perdonado » (v. 2479), y su lugar lo ocupa un carnero. Juanico, en efecto, sobrepasa a Isaac, porque sí llega a morir, de modo que termina siendo más el Cordero (v. 2480), como el propio Cristo. Debe notarse, con Farrell (1985, p. 156-157), que Isaac fue interpretado por los teólogos como prefiguración de Jesús, por cargar con la leña de su propio sacrificio, como Cristo tuvo que llevar la cruz a cuestas. También en esto el Niño Inocente los sigue.
14En su segundo diálogo Entendimiento y Razón colaboran en ofrecernos un contrafactum, un Cupido vuelto a lo divino. En este caso el procedimiento es doble; se produce primero una identificación del Niño Inocente con el niño dios pagano, y luego una comparación, que vienen a propósito de la impresión del rostro de Juanico que queda en el lienzo, en imitación del de Verónica. La mención del dios pagano es coherente con la de Apeles, pintor celebérrimo de la antigüedad, que por antonomasia representa el arte de la pintura en su excelencia. De este modo, el « divino Apeles » es ’Dios’, otro contrafactum:
Entendimiento | Toma sangre por color. |
Razón | ¡Y cómo, si está escupido |
Entendimiento | ¡Qué bien quedaron los ojos |
Razón | ¡Como están del Sol bañados |
15Podría decirse que en este pasaje Lope exprime su ingenio, aunque no todos los hallazgos sean afortunados. Desafortunado me parece a mí el calambur « escupido » / ’es Cupido’ (v. 2540). La comparación a la que arriba me refería, y que sirve para mostrar que el amor divino que inspira Juanico es superior al erótico que enciende Cupido, se expresa mediante la analogía entre las flechas de Cupido y las espinas de la corona de Juanico: la diferencia es que Eros podía herir con flechas de oro, amorosas, o de plomo, que tenían el efecto contrario, mientras que las del Niño Inocente « todas son flechas de amor ».
16Los últimos cuatro versos del pasaje ofrecen otra analogía: la identificación con Cupido sugiere la imagen de los ojos vendados. A partir de ella Lope enhebra dos conceptos: los ojos son tapados o « vendados » por el lienzo, pero el resultado no es de ocultación, sino todo lo contrario, quedan vivamente impresos; el otro consiste en la paradoja de que el Sol, que es metáfora de Dios (Farrell, 1985, p. 26 y 157), protege los ojos de la venda, cuando normalmente sería al contrario.
17La alabanza final, entremezclada con la representación y narración de la muerte y milagros, corre a cargo de Entendimiento y Razón. En la más pura tradición hagiográfica, el loor del santo trae aparejado el de su patria, y por ahí aparece la comparación con otro joven heroico de España, el de Numancia:
Entendimiento | ¡Mil veces dichosa España, |
18El « muchacho » era el último numantino vivo, el único que podría entregar las llaves de la ciudad a los romanos. Su rendición habría significado hacer inútil el sacrificio de todos los demás, pero al final decide seguirlos en el suicidio. Farrell (1985, p. 158) reproduce dos versos de La Numancia de Cervantes: « que yo las llaves mal guardadas tengo / de esta ciudad, de quien triunfó la muerte » y alude a figuras similares en La Araucana (Parte I) de Alonso de Ercilla y en un romance de Juan de Timoneda incluido en su Rosa gentil. Como el propio Farrell advierte, la historia de Numancia era tan conocida como para no poder afirmar que Lope tomara el pasaje de Cervantes.
19En este caso la comparación, favorable también para Juanico, como no podía ser de otra manera, se apoya sobre una silepsis: el sentido literal de las « llaves » de la ciudad, frente al sentido metafórico de la « llave », en este caso ’ méritos’ para entrar al cielo.
20En conclusión, gracias a todas estas comparaciones con otros niños, el protagonista adquiere mayor relieve; de no ser por ellas, su sola figura podría resultar admirable por su devoción y coraje, pero quizá demasiado simple por su inocencia y pasividad. El procedimiento le permite a Lope ensalzar al Niño Inocente en cada una de las analogías específicas: iguala a San Justo y San Pastor en la aceptación del martirio; a los Santos Inocentes en el adelanto del uso de razón; emula al Niño Jesús en lo de los pajarillos y en su extravío, y sobre todo a Cristo en su Pasión. En los demás casos triunfa sobre el otro término de la comparación: es igual de obediente que Isaac, pero en Juanico se consuma el sacrificio; es más amoroso que Cupido y más glorioso que el joven numantino.
21La tipología de los infantes es bien variada: religiosos y paganos; entre éstos, un personaje mitológico y otro de la historia de España; entre aquéllos, uno del Antiguo Testamento, y del Nuevo, nada menos que el instaurador de la Ley Nueva, cuyas referencias como Niño Jesús provienen de los evangelios canónicos y de los apócrifos; también del Nuevo Testamento la mención de los Santos Inocentes; finalmente, los dos niños mártires de la tradición hagiográfica hispánica. La asimilación a los precedentes religiosos parece enlazar con la hermenéutica bíblica de la tipología o la prefiguración: de la misma manera que Isaac se vio como tipo de Cristo, ambos, y también los niños mártires, prefiguran al Niño Inocente. En cuanto a los paganos, el caso de Cupido es ni más ni menos una muestra de ingenio, y el del numantino cierra la obra con un toque patriótico muy acorde con la ideología dominante.
22Tal como está estructurada la pieza, es lógico que las referencias que ensalzan al Niño se acumulen en el tercer acto, que es el de la Pasión. Así, salvo el precedente de los mártires de Alcalá, que sirve para caracterizar al protagonista en el primer acto, y el episodio del niño perdido en el segundo, las restantes cinco menciones se encuentran en la recreación de la Pasión: cuatro se dan en el transcurso de ella y la última después de la muerte, como alabanza final. Tampoco sorprende que las tres últimas alusiones las aduzcan el Entendimiento y la Razón, que como personajes alegóricos son los encargados de explicar y conmover.
23Conmovidos nos deja, en efecto, el tremendo argumento de la obra de Lope. Cada cual sabrá si queda más tocado por la atrocidad del supuesto crimen, por la iniquidad de la acusación, o por la disposición del dramaturgo para poner sus sólidos recursos literarios al servicio de una ideología.
Bibliographie
Des DOI sont automatiquement ajoutés aux références bibliographiques par Bilbo, l’outil d’annotation bibliographique d’OpenEdition. Ces références bibliographiques peuvent être téléchargées dans les formats APA, Chicago et MLA.
Format
- APA
- Chicago
- MLA
Bibliografía citada
BAÑOS VALLEJO, Fernando, ed., Lope de Vega, Comedia famosa del Niño Inocente de La Guardia, Lérida, Milenio, en prensa.
CASTRO, Sophie, Entre devoción y adoración: el Santo Niño de La Guardia, 2 vols., mémoire de maîtrise inédita realizada bajo la dirección de Michel Moner y presentada en la Universidad de Toulouse II-Le Mirail, 2001.
CRAWFORD, J. P. W., « Representación de los mártires Justo y Pastor, de Francisco de las Cuebas », Revue Hispanique, 19,1908, p. 428-454.
DASSBACH, Elma, La comedia hagiográfica del Siglo de Oro español, Nueva York, Peter Lang Publishing, 1997.
FARRELL, Anthony J., ed., Lope de Vega Carpió, El Niño Inocente de La Guardia, Londres, Tamesis Books, 1985.
GONZÁLEZ, María Dolores, « La Representación de los mártires justo y Pastor, de Francisco de las Cuebas. El teatro como arte espectacular y escritura dramática en el Renacimiento español », Pratiques hagiographiques dans l’Espagne du Moyen Âge et du Siècle d’Or. II, A. Arizaleta y otros (eds.), Touloue, CNRS-Université de Toulouse-Le Mirail, « Méridiennes », 2007, p. 503-520.
10.3406/hispa.1973.4097 :LIDA DE MALKIEL, María Rosa, « Lope de Vega y los judíos », Bulletin Hispanique, 75,1973, p. 73-113.
MONER, Michel, « Une légende en procés: le cas du "Saint Enfant" de La Guardia », La Légende. Actas del Coloquio celebrado en la Casa de Velázquez, J.-P. Étienvre (ed.), Madrid, Casa de Velázquez-Universidad Complutense, 1989, p. 253-266.
MORRISON, Robert R., Lope de Vega and the Comedia de Santos, Nueva York, Peter Lang Publishing, 2000.
REYES PEÑA, Mercedes de los, El Códice de autos viejos. Un estudio de historia literaria, 3 vols., Sevilla, Alfar, 1988.
SICROFF, Albert A., « Notas equívocas en dos dramatizaciones de Lope del problema judaico: El niño inocente de La Guardia y La hermosa Ester », Actas del Sexto Congreso Internacional de Hispanistas, A. M. Gordon y E. Rugg (eds.), Toronto, University of Toronto, 1980, p. 701-705.
Notes de bas de page
1 Al respecto véanse Sicroff, 1980, p. 702; y Morrison, 2000, p. 132. Utilizo mi edición de la obra (Baños, en prensa).
2 Utilizo la edición de Crawford, pero regularizo por mi cuenta la acentuación, puntuación y separación de palabras. Para más cumplida información sobre ambas obras, pueden consultarse Reyes, 1987, y González, 2007.
3 letija: ’litigio’.
Le texte seul est utilisable sous licence Licence OpenEdition Books. Les autres éléments (illustrations, fichiers annexes importés) sont « Tous droits réservés », sauf mention contraire.
Mine claire
Des paysages, des techniques et des hommes. Les techniques de préparations des minerais de fer en Franche-Comté, 1500-1850
Hélène Morin-Hamon
2013
Études sur la sociabilité à Toulouse et dans le Midi toulousain de l’Ancien Régime à la Révolution
Michel Taillefer
2014
« Rapprocher l’école et la vie » ?
Une histoire des réformes de l’enseignement en Russie soviétique (1918-1964)
Laurent Coumel
2014
Les imprimeurs-libraires toulousains et leur production au XVIIIe siècle (1739-1788)
Claudine Adam
2015
Sedes Sapientiae
Vierges noires, culte marial et pèlerinages en France méridionale
Sophie Brouquet (dir.)
2016
Dissidences en Occident des débuts du christianisme au XXe siècle
Le religieux et le politique
Jean-Pierre Albert, Anne Brenon et Pilar Jiménez (dir.)
2015
Huit ans de République en Espagne
Entre réforme, guerre et révolution (1931-1939)
Jean-Pierre Almaric, Geneviève Dreyfus-Armand et Bruno Vargas (dir.)
2017