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    Plan détaillé Texte intégral Una compleja historia editorial Génesis y evolución de la LS Ediciones Esquemas Notes de bas de page Auteur

    À tout seigneur tout honneur

    Ce livre est recensé par

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    Table des matières

    Trayectoria editorial de la Leyenda de los santos: primeros apuntes

    José Aragüés Aldaz

    p. 81-98

    Texte intégral Una compleja historia editorial Los ejemplares conservados Tres ediciones perdidas ¿Una edición de Fadrique de Basilea? Las primeras ediciones zaragozanas Génesis y evolución de la LS La prehistoria del texto: los orígenes de la Sección Principal La evolución del texto en las prensas: estados compositivos Zar1490* y la pregunta sobre la princeps ¿Una edición anómala? La versión de Juan de Burgos Ediciones Bibliotecas Flos Sanctorum con sus ethimologías Leyenda de los santos, que vulgarmente flossantoruin llaman Preliminares sueltos de la Leyenda de los santos Flos Sanctorum em lingoagem portugues Esquemas Notes de bas de page Auteur

    Texte intégral

    Una compleja historia editorial

    Los ejemplares conservados

    1Son seis los ejemplares conservados de la Leyenda de los santos (LS), correspondientes a otras tantas ediciones de la obra1. El primero de ellos, custodiado en la British Library de Londres, vio la luz en Burgos, en las prensas de Juan de Burgos, en torno a 1499-1500 (Bur1499-1500). Juan Varela imprimió en Sevilla, hacia 1520-21, el segundo de esos volúmenes, conservado en el Archivo Histórico de Loyola (Sev1520-21). Bastante posterior es el ejemplar ubicado en Munich, correspondiente a una edición de Toledo, por Juan Ferrer, de 1554 (Tol1554). El cuarto, actualmente en Praga, vio la luz en Alcalá de Henares, en las prensas de Sebastián Martínez, en 1567 (Alcl567). Muy próxima es la edición de Sevilla, por Juan Gutiérrez, de 1568 (Sevl568), representada por un testimonio conservado en Madrid, en la Biblioteca Nacional. Y en Oxford se halla un ejemplar de la que probablemente fue la última edición de la obra: la debida a Alonso de la Barrera, en Sevilla, en 1579 (Sev1579). A ellos merece la pena añadir un impreso lisboeta de 1513, el Ho Flos Sanctorum em lingoagem portugues (Port-Lis 1513), traducción fiel, a salvo de un apéndice algo más original, de nuestra LS.

    2Un relativo interés han despertado los dos primeros volúmenes citados. A la condición incunable del ejemplar londinense se une, en este sentido, el hecho de transmitir la única versión conservada del texto anterior a 1513, fecha de la recién citada traducción portuguesa, cuyo proceso de gestación se ha beneficiado de una interesante bibliografía del lado lusitano. La atención dispensada al santoral de Loyola, por su parte, debe también algo a su condición de post-incunable, pero parece obedecer en mayor medida a otras razones, relacionadas con la figura de uno de los más insignes lectores renacentistas de la LS: Ignacio de Loyola. En efecto, hoy sabemos que ese « libro de la vida de los santos en romance » que San Ignacio leyó durante su convalecencia en su casa natal de Loyola, entre 1521 y 1522 (y que desempeñó un papel tan decisivo en su « conversión ») debe identificarse de modo casi seguro con nuestra L S, aunque no forzosamente con un ejemplar correspondiente a esa edición de 1520-21 y mucho menos con el volumen que hoy se custodia en el Archivo (su llegada allí es, en efecto, muy posterior). Sin embargo, esa feliz coincidencia entre el episodio de la biografía del santo y la localización posterior del volumen ha proyectado sobre el mismo una dedicación crítica notable desde hace décadas, culminada ahora en una excelente edición del texto, debida al P. Cabasés2.

    3La atención prestada al resto de los testimonios de la LS es inferior. En ese parco panorama crítico, dos recientes trabajos de Víctor Infantes y Fernando Baños sobre los avatares de un relato presente en la obra (la Vida de San Vítores) poseen un indudable interés para nuestro propósito. En ambos estudios se insinúan ya algunas líneas de la trayectoria editorial de la LS, tomando en cuenta el conjunto de los ejemplares mencionados, con la sola excepción de dos de ellos (Tol1554 y Sral5793).

    Tres ediciones perdidas

    4Por lo demás, las noticias que poseemos acerca de otras ediciones de las que no se conserva ejemplar nos hablan de una trayectoria algo más fecunda que la sugerida por esa media docena de testimonios. Sabemos de la existencia de una edición en Toledo, en 1511, quizá debida (según sugiere Infantes) al citado Juan Varela (Tol1511*). Al mismo impresor hay que atribuir una nueva edición, en Sevilla, de hacia 1520 (Sev1520*), de la que se conservan apenas unos restos, y que no debe ser confundida con la representada por el citado ejemplar de Loyola, algo posterior. Una tercera edición, en Zaragoza, por Juan Bernuz, de 1551 (Zar1551*), también se encuentra hoy lamentablemente extraviada4.

    5Con todo, las noticias sobre ediciones perdidas son especialmente inquietantes en lo que respecta al período anterior a 1499-1500, momento en que vio la luz el primero de los ejemplares conservados (el debido, según decíamos, a Juan de Burgos).

    ¿Una edición de Fadrique de Basilea?

    6Sabemos, en efecto, que la de Juan de Burgos no pudo ser la primera edición de la LS. Así lo demostró en 1990 Harvey L. Sharrer. Como lo han hecho, de manera independiente y en fechas más recientes, Infantes y Baños. En los tres casos, el cotejo entre esa edición y algunas versiones posteriores de la obra (la traducción portuguesa en el caso de Sharrer) mostraba la existencia en la entrega burgalesa de varias lecciones separativas, que obligaban a descartarla como fuente del resto y a postular, de paso, la existencia de una impresión anterior. Una impresión de la que, lógicamente, derivarían tanto la de Juan de Burgos cuanto el resto de las analizadas5.

    7No interesa aquí ahondar más en las implicaciones ecdóticas de esa constatación (es decir, en la pregunta sobre el arquetipo del que emanarían todos los testimonios conservados). Al propósito estricto de la identificación de las ediciones perdidas, bastará con señalar que las afirmaciones de Sharrer, Baños o Infantes concuerdan con lo sugerido por algunos otros indicios (y por un par de pruebas documentales): sin duda, hubo varias ediciones de la LS anteriores a 1499.

    8Algo podría haber quedado, de hecho, de una supuesta impresión debida a Fadrique de Basilea, en Burgos, en 1493 (Bur1493*). Se conservan en Londres y en Boston dos breves testimonios, correspondientes al parecer a ese taller y a esa fecha6, de lo que pudieran ser los Preliminares (Prel-Bur1493) de sendos ejemplares íntegros de la LS. Aunque el testimonio londinense está incompleto, se trata en ambos casos de un par de cuadernos que incluyen un elenco de materiales que pronto nos será familiar: un relato sobre la Pasión, dos prólogos y algunas piezas más breves. Unos materiales que se sitúan en las versiones conservadas de la LS posteriores a 1520 como preámbulo a la Sección Principal del texto, y que ya en aquellos dos testimonios exentos de Londres y Boston aluden de modo expreso a su condición prologal (literalmente, de « entrada » a las vidas de santos7). Sucede, sin embargo, que ninguno de los dos testimonios se ve acompañado hoy de la LS que aparentemente prologan. En otras palabras: en el mejor de los casos, los Preliminares serían el único resto de la supuesta edición de Fadrique de Basilea en 14938.

    9Algún otro detalle del texto ha contribuido a sostener la existencia de esa temprana edición. Así, la inserción en todas las versiones de la LS de la citada Vida de San Vítores, y la deuda que ese capítulo mantiene con la Historia del santo publicada de modo exento por el propio Fadrique de Basilea entre 1487 y 1490.

    10Al arrimo o no de este último indicio, la probable existencia de una edición burgalesa en 1493 es casi un lugar común en los acercamientos a nuestra obra9. Las páginas que siguen habrán de contemplar, de hecho, esa posibilidad. Y ello a pesar de que convenga matizar, según pienso, la importancia de la inserción del relato sobre San Vítores (quizá no imputable a Fadrique de Basilea) y de que parezca también oportuno contemplar otras posibles vías de explicación para la fábrica de los Preliminares de Boston y Londres: por ejemplo, la de que hubieran sido destinados a « completar » una versión previa de la LS, carente de esos materiales prologales, debida al propio Fadrique de Basilea o a otro impresor. Por supuesto, esta última no pasa de ser una mera conjetura, y como tal habrá de reservarse desde ahora al espacio de las notas a pie de página. Lo que sí sabemos con seguridad es que la LS había dado ya, a la altura de 1493, unos cuantos pasos por las prensas peninsulares. Al menos por las aragonesas.

    Las primeras ediciones zaragozanas

    11La posibilidad de una primitiva edición zaragozana debida a Pablo Hurus ha sido sugerida por Cristina Sobral desde la observación de la impronta local de algunos detalles del texto10. Es asunto sobre el que habrá que volver. Bastará por ahora con apuntar que esa intuición se halla plenamente confirmada, según creo, por un par de documentos recientemente exhumados por Miguel Ángel Pallarés en su completa monografía sobre los incunables zaragozanos.

    12No hubo una, sino al menos dos ediciones de la LS debidas al taller de los Hurus, porque me parece indudable que sólo a nuestra obra pueden referirse esos documentos cuando aluden a sendas impresiones de un genérico « Flos Sanctorum ». Según el primer testimonio, de 1490, el maestro Juan Hurus vendió setecientos ejemplares de la obra a Luis Malférit, encargándose además de su transporte a Medina del Campo o Valladolid. Estamos ante una primera impresión de la LS, emprendida por Juan Hurus y culminada por Pablo Hurus (Zar1490*)11. El propio Pablo Hurus, por su parte, tenía comenzada en marzo de 1492 una segunda impresión del texto (Zar1492*). Lo sabemos por otro contrato, donde se explicita el encargo por parte de Pedro Porras, mercader de Burgos, de ochocientos ejemplares « nuebament enprentados (...) en la present ciudat de Caragoca », también con destino a Medina del Campo12.

    13Tan importante como la noticia sobre la existencia de esas dos ediciones es la información acerca de los viajes que aquellos volúmenes realizaron a Castilla. La presencia en esas tierras de nuestra obra ha de sumarse así a las estrechas relaciones que, según sabemos, Pablo Hurus mantuvo con el citado Fadrique de Basilea13. En ese contexto, nada tendría de extraño que este último hubiera decidido a la altura de 1493 preparar una nueva edición de la LS, siguiendo acaso el texto de una de las versiones aragonesas.

    14Por lo demás, es posible que la edición de los Hurus de 1490 no fuera la primera de la LS. Como veremos, el aspecto de esa impresión pudo ser algo más complejo que el que intuimos para la editio princeps del texto14. Pero es difícil concluir algo a ese respecto: nada parece haber quedado del periplo editorial de la LS previo a su fructífera etapa zaragozana, si es que aquel llegó a existir.

    Génesis y evolución de la LS

    La prehistoria del texto: los orígenes de la Sección Principal

    15Sea cual fuere su editio princeps, los orígenes remotos del texto deben rastrearse un par de siglos antes. La LS (en realidad, sólo su Sección Principal) heredó los contenidos de una colección medieval, la Compilación B, que constituía a su vez una traducción castellana de la Legenda aurea latina de Iacopo da Varazze, completada con otros materiales. Todo ello es cierto, aunque la relación entre esos textos ostente una mayor complejidad que la sugerida por esa aparente línea de continuidad.

    16Como tuve ocasión de señalar en una publicación reciente15, la Compilación B se escindió ya en el siglo XIV en dos grandes ramas, que conocemos bajo el nombre de Versiones B1  y B2. La obra tuvo además una primera versión impresa (el Flos Sanctorum con sus ethimologías), que constituye una adaptación de la Versión B1, corregida y ampliada a partir de una relectura de la propia Legenda aurea de Varazze.

    17Un mayor esfuerzo compilatorio transparenta, por su parte, la fábrica de la LS. No en vano, en la redacción de su Sección Principal hubieron de concurrir de modo prioritario (aunque no exclusivo) cuatro impulsos diversos: 1) la utilización de la Versión B1; 2) la lectura complementaria de la Versión B2; 3) la consulta del citado Flos Sanctorum con sus ethimologías (o de un antecedente cercano); y 4) la relectura, de nuevo, de la Legenda aurea latina, para restaurar y ampliar el conjunto resultante16.

    La evolución del texto en las prensas: estados compositivos

    18La evolución de la LS no cesó con su llegada a las prensas. Al contrario, casi con cada nueva edición la obra fue variando su aspecto. Pero esa transformación no se produjo merced a un cambio sustancial en los contenidos de su Sección Principal. La evolución más notoria del texto se gestó al margen de esa sección, o, mejor dicho, en sus márgenes. Ya desde los primeros pasos de su trayectoria impresa la obra fue acumulando nuevos apartados, antepuestos o pospuestos a su Sección Principal. Con ello, la LS se alejaba cada vez más de sus orígenes medievales.

    19Basta una mirada a Sev1520-21 para comprender la variedad de esas secciones acumuladas. La obra se divide allí en cinco apartados: 1) los citados Preliminares, en torno al relato sobre la Pasión; 2) la copiosa Sección Principal, formada por unas ciento ochenta vidas de santos y fiestas litúrgicas, dispuestas per circulum anni; 3) un también extenso apartado de Extravagantes (es decir, de vidas situadas al margen del ciclo litúrgico de la Sección Principal); 4) una serie de unos cuarenta Milagros de Nuestra Señora; y 5) un apéndice de cinco capítulos de tema mariano y hagiográfico, que aquí conoceremos como Relatos añadidos.

    20La estructura de Sev1520-21 constituye el resultado de un proceso acumulativo iniciado en las impresiones anteriores y prolongado a lo largo de toda la historia editorial de la LS (véase fig. 2). Es posible que en el inicio existiera alguna edición, hoy perdida, dotada tan sólo de la Sección Principal (es decir, con el aspecto que hemos dado en denominar Estado I). La primera versión zaragozana (Zar1490*) pudo responder a ese modelo (y constituir incluso la editio princeps de la obra), aunque es mucho más probable que incorporara ya los Extravagantes (de acuerdo con el Estado II) o quizá también los Preliminares, asumiendo así las tres primeras secciones del texto (Estado III). Ése debía de ser, con toda probabilidad, el patrón compositivo de Zar1492*. La edición de Juan de Burgos (Bur1499-1500) podría reflejar un retroceso en ese camino, dado que posiblemente vio la luz sin la sección de Preliminares. Su estructura respondería así al Estado II, sin que sea sencillo adivinar las causas de esa vuelta atrás en su diseño. En cualquier caso, sobre el Estado III se formó el siguiente modelo estructural, basado en la adición de un nuevo apartado (los Milagros de Nuestra Señora) y representado por Tol1511* (Estado IV). La incorporación del último apéndice de la obra (Relatos añadidos) y, por tanto, la imposición del Estado V, se produjo en una edición sin duda previa a Sev1520-21.

    21En algún sentido, el Estado V constituye un punto de inflexión en la evolución del texto. En efecto, el Estado VI (representado por Tol1554 y Alc1567) no añadirá ningún nuevo apartado a la LS: al contrario, en ese estado « desaparecerá » el apéndice de Relatos añadidos, una vez redistribuidos sus capítulos a lo largo de la Sección Principal. El estado VII (es decir, Sev1568) asumirá esa leve transformación, aportando un cambio más sustancial: la omisión de los Milagros de Nuestra Señora.

    22No fueron ésas, con todo, las únicas transformaciones del texto en su trayectoria impresa. Paralelamente, los contenidos de una sección concreta pudieron variar de una edición a otra, por medio de la adición o de la omisión puntual de capítulos. Dos procesos de signo contrario, pero que responden a una misma voluntad de actualización del texto y que pueden, por ello, convivir en una misma entrega.

    23En todo caso, es ese ejercicio constante de reescritura el que declara con nitidez algunas de las filiaciones establecidas entre las sucesivas ediciones de la LS. El lector podrá adivinar los trazos esenciales de esa trayectoria editorial a la luz de los stemmata que acompañan a estas páginas (véase fig. 3), aunque su justificación habrá de ser reservada, obligatoriamente, para otro momento. Conformémonos por ahora con plantear algunas dudas más sobre los que hubieron de ser los primeros pasos de ese itinerario.

    Zar1490* y la pregunta sobre la princeps

    24La historia de la LS hasta 1499 se nos muestra como una suma de incógnitas. A pesar de ello, algo podemos intuir acerca del aspecto de la editio princeps de la obra. Según decíamos, lo más probable es que ésta incluyera tan sólo la Sección Principal, de acuerdo con nuestro hipotético Estado I. No parece sencillo (aunque tampoco sea exactamente imposible) que incorporara ya los Extravagantes, toda vez que este último apartado tienen todo el aire de ser un añadido posterior17. Y, casi con toda seguridad, no figuraban en esa edición primera los Preliminares. Verosímilmente, éstos se sumaron en algún momento a un texto que ya había circulado impreso sin ellos, según parece desprenderse de un jugoso pasaje prologal: « Y fue acordado que por entrada más principal de todas las santidades y excelentes vidas de todos los santos, se pusiese luego en el comienço del libro que dellos escribe, que fue nuevamente reconocido, corregido e enmendado, [...] la muerte e pasión del rey de los reyes e señor de las virtudes Cristo Jesú ». La lectura del pasaje parece unívoca: la Pasión de Cristo y el resto de los Preliminares se añadieron a un « libro » de « vidas de todos los santos » preexistente, que no contaba con esos pasajes prologales y que ahora, además, se « reconocía y enmendaba ». El término « libro » parece aludir aquí, en efecto, a una versión impresa del texto18.

    25De modo inmediato, se impone la pregunta ya esbozada en páginas anteriores. Y es hasta qué punto dicha princeps puede ser identificada con la primera edición conocida de la LS: Zar1490*. La respuesta no es sencilla, dado nuestro desconocimiento acerca del aspecto exacto de esta impresión zaragozana.

    26Quizá convenga comenzar casi por el final. Todo parece indicar que, al concluir su breve periplo por las prensas de los Hurus, entre 1490 y 1492, la LS habría ya acumulado sus tres primeros apartados: los citados Preliminares, la Sección Principal y elenco de Extravagantes. En otras palabras: al menos Zar1492* (dejemos por ahora pendiente la pregunta sobre Zar1490*) poseería el aspecto que hemos denominado Estado III.

    27La idea de que los Preliminares se añadieron en algún momento de la temprana etapa aragonesa viene sugerida por la vinculación de esos materiales con la pluma de Fray Gauberto Fabricio Vagad, autor del Prólogo al relato sobre la Pasión19. En cuanto a los Extravagantes, ya Mário Martins apuntaba al mismo Vagad como su posible compilador. El principal motivo para suponerlo era, lógicamente, su señalada participación en los Preliminares, aunque algún otro detalle podría reforzar esta posibilidad. Así, el tono local de algunas expresiones de la Vida de Santa Engracia allí presente: « e ha contescido que esta sola virgen more en nuestra tierra [...] Tú, gloriosa virgen, moras en esta cibdad de Çaragoça »20, etc.

    28Es obvio que conviene obrar con cierta prudencia. La autoría de Vagad no pasa de ser una mera conjetura. Y, por otro lado, parece preciso matizar un tanto el alcance de expresiones como las recién transcritas: esas frases nos dicen mucho acerca del contexto zaragozano en el que el relato fue sin duda gestado, pero quizá nada a propósito del lugar en que ese relato pasó a integrarse en la LS. En relación con la posible factura zaragozana del apartado de Extravagantes, acaso lo que sí resulte significativo sea la sola decisión de incorporar esa Vida al conjunto, junto a otros capítulos de indudable interés local: San Braulio, San Valero o la Edificación de la capilla de Nuestra Señora del Pilar. Es de nuevo argumento de valor relativo, pero que debe sumarse a algún otro indicio: por ejemplo, a la deuda que, según ha mostrado Sobral en fecha reciente, algunos otros capítulos de los Extravagantes mantienen con la Vida de los santos religiosos de Egipto de Gonzalo García de Santa María, obra impresa también en Zaragoza, por el mismo Pablo Hurus, en 1490-9121.

    29La consideración de esos detalles invita, en efecto, a vincular la sección con el entorno zaragozano. Pero conviene no engañarnos en este punto: es la confirmación de la existencia de las ediciones de 1490 y 1492 la que impulsa definitivamente esa candidatura de Vagad (o de otro autor aragonés) como compilador de los Extravagantes, en la misma medida en que la demostración de esa autoría zaragozana sería un dato casi definitivo para afirmar que el apartado fue incluido en el periplo de la LS por las prensas de los Hurus.

    30De ser así, tampoco sabemos si esa inclusión de los Extravagantes tuvo lugar en 1490 o en 1492. Dicho de otro modo: podemos casi afirmar que Zar1492* incluía los tres apartados iniciales de la obra (Preliminares, Sección Principal y Extravagantes), pero no sabemos hasta qué punto Zar1490* poseía unos contenidos similares.

    31O quizá sí. Porque, dentro de esa galería de incertidumbres, acaso merezca la pena reparar en un detalle: la impresión de 1490 estaba conformada por cuarenta cuadernos, según sabemos por el contrato entre Juan Hurus y Malférit, y esa cifra casa muy bien con la extensión de una LS dotada ya de Extravagantes (treinta y ocho cuadernos tiene, con ese extenso apéndice, Bur1499-1500). De ese modo, como ya adelantábamos algo más arriba, no es imposible que Zar1490* contara ya con los Extravagantes (de acuerdo con un hipotético Estado II), como pudo incluir también los Preliminares (adscribiéndose así, como Zar1492*, al Estado III).

    32En cualquiera de los dos casos, su identificación con la editio princeps de la LS (que intuíamos conformada tan sólo por su Sección Principal) se antoja ciertamente difícil. De hecho, a la luz de todo lo señalado, las posibilidades para esa identificación se reducen a dos: que la editio princeps incorporara también los Extravagantes, a pesar del aspecto « tardío » de la sección, o que Zar1490* tan sólo incluyera, a pesar de sus cuarenta cuadernos, la Sección Principal del texto.

    33Son asuntos, en efecto, muy problemáticos, y que tampoco agotan nuestras dudas sobre los primeros pasos de la LS. Cabría preguntarse, por ejemplo, si la sección de Extravagantes incluía ya en la edición de 1492 (o incluso en la de 1490) los treinta capítulos que compondrán el apartado en la primera edición conservada (Bur1499-1500) o si, por el contrario, la obra presentaría al salir de Zaragoza un elenco parcial de esos relatos, que un hipotético periplo posterior por las prensas peninsulares iría aumentando hasta la treintena. Lo digo sobre todo porque el tema aragonés de algunos capítulos no es más evidente que el castellano y leonés de otros (Antolín, Atilano, el propio San Vítores), o el sevillano de un número todavía mayor: Isidoro y Lorenzo, Justa y Rufina, Serván o el rey don Fernando, « que ganó a Sevilla ». Es difícil saber, en efecto, si el conjunto de los Extravagantes obedece a varios impulsos de redacción, distantes en el espacio y en el tiempo, o a la paciente labor de recolección de un solo autor zaragozano22.

    ¿Una edición anómala? La versión de Juan de Burgos

    34Sin tiempo de reposar en el taller de los Hurus, la obra viajó al resto de la Península. La primera etapa de ese viaje fue castellana, pues a Medina del Campo y Valladolid se enviaron ejemplares de las dos ediciones aragonesas. Con ellos pudo viajar también el deseo de imprimir el texto, tarea quizá asumida por Fadrique de Basilea en Burgos, en 1493, como ya sabemos23. Y tampoco es imposible que la obra gozara de alguna edición más antes de 1499.

    35En torno a esa fecha vio la luz la impresión de Juan de Burgos (Burl499-1500). En ella figuran la Sección Principal y el apartado de Extravagantes. En cambio, no aparecen allí aquellos Preliminares que, según decíamos, debían inaugurar la obra ya en versiones anteriores de la LS. Por supuesto, no se trata de que los Preliminares se hayan perdido en el ejemplar londinense: es que, probablemente, la obra se imprimió sin esos materiales prologales.

    36Veamos. El primer folio del ejemplar conservado se inaugura con el íncipit de la Sección Principal: « Comienza la Leyendo (sic) de los santos, la qual se llama hystoria lonbarda ». Pero no se trata del folio primero, sino del segundo de la obra, como revelan al unísono la foliación (II) y la signatura (a.ii). Obviamente, el cuaderno ha perdido su primera hoja (cuenta, en efecto, con siete). Y no veo qué pudiera haber en esa primera hoja si no era justamente la portada de la LS. No cabía allí preliminar alguno sobre la Pasión (ni tras la portada ni, por supuesto, antes de ella). Basta un cotejo con las ediciones posteriores para comprenderlo24. Y tampoco la encuadernación actual del volumen debe confundirnos a este respecto25.

    37No conocemos la razón de esa aparente anomalía. Es posible que la fuente de la edición fuera una versión temprana, a la que todavía no se habían incorporado los Preliminares. Pero tampoco puede descartarse que Juan de Burgos hubiera decidido prescindir de la sección, en una suerte de regresión compositiva (del Estado III al II, lógicamente26). Como se comprenderá, en el fondo de la cuestión subyace la pregunta por el arquetipo (X) del que derivan los seis testimonios conservados (entre ellos, este burgalés27).

    38A otro propósito, la ausencia de los Preliminares sería razón suficiente para negar a Bur1499-1500 la condición de fuente del resto de las ediciones conservadas (condición igualmente negada por el análisis ecdótico, como ya sabemos). En su propia excepcionalidad, la impresión de Juan de Burgos aparece así como un derivado aislado de las primeras versiones de la LS, sin influjo alguno en la trayectoria posterior del texto.

    39Pero esa trayectoria habrá de quedar ya fuera de estas páginas28. Al fin, este trabajo que aquí concluye pretendía tan sólo aportar unas pocas claves (y muchas más dudas) para un futuro análisis de la historia editorial de la LS, deteniéndose acaso un poquito más en sus primeros pasos. Un tributo escaso, querido Claude, a tu amistad.

    Ediciones

    Bibliotecas

    A.L. Azpeitia, Archivo Histórico de Loyola
    B.L. Londres, British Library
    B.N. Madrid, Biblioteca Nacional
    B.N.L. Lisboa, Biblioteca Nacional
    B.P.L. Boston, The Boston Public Library
    B.S.B. Munich, Bayerische Staats Bibliothek
    L.C. Washington, Library of Congress
    O.BII. Oxford, Balliol College Library
    P.N.K. Praga, Národní knihovna

    Flos Sanctorum con sus ethimologías

    ¿Sevilla? ¿Santiago de Compostela, Juan de Bobadilla? ¿1470-1475?
    ¿1480? (L.C. X-F-59)

    Leyenda de los santos, que vulgarmente flossantoruin llaman

    LS
    Zar1490* Zaragoza, Taller de los Hurus, 1490 (perdida)
    Zar1492* Zaragoza, Pablo Hurus, 1492 (perdida)
    Bur1493* ¿Burgos, Fadrique de Basilea, 1493? (hipotética)
    Bur1499-1500 Burgos, Juan de Burgos, ca. 1499-1500 (B.L. IB 53312)
    Tol1511* Toledo, ¿Juan Varela de Salamanca?, 1511 (perdida)
    Sev1520* Sevilla, Juan Varela de Salamanca, ca. 1520 (perdida)
    Sev1520-21 Sevilla, Juan Varela de Salamanca, ca. 1520-1521 (A.L.
    30-20 n1 9; ed. F.J. Cabasés, S.J., B. Iacopo da Varazze, O.P.,
    Leyenda de los santos (que vulgarmente Flos Santorum llaman),
    Madrid, Universidad Pontificia de Comillas-Institutum
    Historicum Societatis Iesu (MHSI, Series nova, 3), 2007).
    Zar1551* Zaragoza, Pedro Bernuz, 1551 (perdida)
    Tol1554 Toledo, Juan Ferrer, 1554 (B.S.B. 2 V.ss.c.71)
    Alc1567 Revisión del Dr. Carrasco, Alcalá de Henares, Sebastián
    Martínez, 1567 (P.N.K. 21 F 59)
    Sev1568 Sevilla, Juan Gutiérrez, 1568 (B.N. R-520)
    Sev1579 Sevilla, Alonso de la Barrera, 1579 (O.Bll, Spec. Coll. 0550 e 05)

    Preliminares sueltos de la Leyenda de los santos

    Prel-Bur1493 Burgos, Fadrique de Basilea, 1493 (B.L. IB 53235 y B.P.L. Q.403.88)

    Flos Sanctorum em lingoagem portugues

    Port-Lis1513 Lisboa, Herman de Campis y Roberto Rabelo, 1513 (B.N.L. Res 147-A).

    Esquemas

    1. Origen de la leyenda de los santos (sección principal)

    Image

    2. Evolución de la leyenda de los santos: estados compositivos

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    3. Trayectoria editorial de la leyenda de los santos
    A. Evidencias ecdóticas

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    B. Filiaciones hipotéticas

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    Notes de bas de page

    1 La LS se adscribe a una de las dos grandes familias de nuestro santoral medieval y renacentista (la otra es la conformada por la Compilación A y el Flos Sanctorum renacentista). Tuve ocasión de ocuparme de ambas familias en un trabajo anterior: « Para el estudio del Flos Sanctorum renacentista (I). La conformación de un género », Homenaje a Henri Guerreiro. La hagiografía entre historia y literatura en la España de la Edad Media y del Siglo de Oro, M. Vitse (ed.), Madrid, Iberoamericana, 2005, p. 97-147.

    2 B. Iacopo da Varazze, O. P., Leyenda de los santos (que vulgarmente Flos Santorum llaman), ed. de F. J. Cabasés, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas-Institutum Historicum Societatis Iesu (MHSI, Series nova, 3), 2007. Véase « Introducción », p. XXVI-XXXIX, µ para esa casi segura identificación de la LS con el libro leído por San Ignacio, y al propósito de la tardía llegada del ejemplar hoy custodiado en el Archivo. Para el interés bibliológico por el ejemplar, véase V. Infantes, « Pormenores de la filología impresa. Hacia el texto editorial (I) », Filologia dei testi a stampa (Area Ibérica), P. Botta, A. Garribba, E. Vaccaro (eds.), Módena, Mucchi Editore, 2005, p. 282-308, esp. p. 302. La identificación del taller y de la fecha de impresión son asuntos recientes (y no coincidentes en el tiempo). Fue Emilia Colomer Amat quien propuso la pertenencia del volumen al taller sevillano de Juan Vareta ( « El Flos Sanctorum de Loyola y las distintas ediciones de la Leyenda de los santos. Contribución al catálogo de Juan Varela de Salamanca », Analecta Sacra Tarraconensia, 72, 1999, p. 109-142). Colomer apuntaba la fecha de 1520 para el mismo, adscribiéndolo a la misma edición postulada por Norton para algunos folios sueltos conservados, pertenecientes a otro ejemplar (cfr. infra). Sin embargo, Julián Martín Abad demostró que se trataba de dos ediciones distintas debidas al mismo taller de Varela, manteniendo para los folios sueltos la fecha de 1520 y asignando al volumen de Loyola la de 1520-1521 (Post-incunables ibéricos, Madrid, Ollero y Ramos, 2001, n. 709-710).

    3 Véase V. Infantes, art. cit.; F. Baños Vallejo, « San Vitores en otro incunable (II): edición de Juan de Burgos (1499) », Homenaje a Isabel Uría Maqua = Archivum, 54-55, 2004-2005, p. 395-419. Las ediciones de 1554 y 1579 habían sido citadas ya, junto al resto de las impresiones, en tres trabajos míos: « Tendencias y realizaciones en el campo de la Hagiografía en España (con algunos datos para el estudio de los legendarios hispánicos) », Memoria Ecclesiae, 24, 2004, p. 441-560; « Para el estudio del Flos Sanctorum renacentista (I) », op. cit.; y « El Flos Sanctorum con sus ethimologías: el incunable, la Compilación B y la Leyenda de los santos », en Actas del XI Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (León, 16 a 21 de septiembre de 2005), A. López Castro, M. L. Cuesta Torre (eds.), León, Universidad, 2007, vol. 1, p. 197-215. En el primero de esos trabajos el elenco figuraba con algunas imprecisiones, corregidas en las aportaciones posteriores gracias a la lectura del estudio de Infantes. No he podido consultar todavía el volumen correspondiente a Sev1579.

    4 Para la impresión toledana de 1511, véase V. Infantes, art. cit., p. 301-302. Infantes la atribuye a Juan Varela porque « allí (en Toledo) trabaja en aquel año y encaja con la producción habitual de sus intereses editoriales ». La edición es citada en el Regestrum colombino con la entrada 2158. Para las ediciones sevillanas, cfr. supra nota 2. La edición de 1551 fue descrita por Juan Manuel Sánchez (Bibliografía aragonesa del siglo XVI, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1913- 1914, n. 315, t. II, p. 5-7; con reproducción incluso de su portada). V. Infantes recuerda (p. 303) que la obra no figura hoy entre los fondos de la Real Academia, donde la ubicaba Sánchez.

    5 Sharrer cotejó las versiones que de la Vida de San Eustaquio ofrecían Juan de Burgos y el Flos Sanctorum portugués. Puede leerse un resumen en C. Sobral, « Eremitas orientais na Leyenda de los Santos (Burgos, 1499) e no Flos Sanctorum (Lisboa, 1513) », Actas del XII Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (Cáceres, 25-29 de septiembre de 2007), en prensa (debo agradecer a su autora la consulta de este documentado trabajo, sobre el que habrá que volver). Y véase H. L. Sharrer, « The Life of St. Eustace in Ho flos sanctorum em lingoagem portugues (Lisbon, 1513) », Saints and their Authors: Studies in Medieval Hispanic Hagiography in Honor of John K. Walsh, J. E. Connolly, A. D. Deyermond, B. Dutton (eds.), Madison, The Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1990, p. 181-196. Por su parte, Infantes (art. cit., esp. p. 299-304) y Baños (art. cit.) analizaron las variantes textuales presentes en el capítulo sobre San Vítores en varias ediciones de la LS.

    6 Es posible, sin embargo, que ambos testimonios no correspondan a una misma edición. Así lo sugiere BETA: http://sunsite.berkeley.edu/PhiloBiblon/BETA/2280.html (y 3719.html).

    7 El pasaje, que reproduzco más abajo, no se conserva en el incompleto testimonio de Londres, mas sí lo hace en el de Boston. Debo agradecer de nuevo a Isabel Lozano Renieblas su amable consulta de este último testimonio, así como la transcripción del pasaje en cuestión. Sharrer (art. cit, p. 183-184) había hecho notar la presencia en la versión portuguesa de esa alusión al carácter prologal de los materiales sobre la Pasión, mas no había podido acceder al ejemplar de Boston para confirmar la presencia allí del pasaje.

    8 El testimonio de Boston se conserva exento y el londinense se halla encuadernado, de modo facticio, junto al ejemplar de la LS correspondiente a la más tardía edición de Juan de Burgos, ya mencionada (Bur1499-1500). Conviene obviar por el momento esta curiosa (y poco más) encuadernación conjunta. Pero cfr. infra nota 25.

    9 Véase H. L. Sharrer, art. cit., p. 183-184; C. Sobral, art. cit., p. 1-2 y 10; V. Infantes, art. cit., p. 301; y F. Baños, art. cit., p. 398-399. Este último recuerda que también postulan esa posible existencia de la edición burgalesa E. Colomer Amat (art. cit.) y M. A. Gutiérrez (Pasión, historia y vida de San Víctor [es], Estudio filológico, Cerezo del Río Tirón, Ayuntamiento, 2004). Cfr. J. Aragüés Aldaz, « Para el estudio del Flos Sanctorum renacentista (I) », art. cit., p. 127.

    10 Así, la participación en los preliminares del zaragozano Gauberto Fabricio Vagad, la querencia local de algún capítulo de los Extravagantes (ya destacada por Mário Martins), o la deuda de esta última sección con un texto de Gonzalo García de Santa María (figura estrechamente vinculada a la de Hurus). Véase C. Sobral, art. cit.

    11 M. Á. Pallarés Jiménez, La imprenta de los incunables de Zaragoza y el comercio internacional del libro a finales del siglo XV, Zaragoza, Institución « Fernando el Católico », 2003, p. 114-115. El documento lleva fecha de 8 de enero de 1490. Pallarés había documentado en un trabajo anterior la posible existencia de este impreso (un pliego del Flos iba a servir de modelo para la letra de una gramática encargada en 1491).

    12 Hurus, que había de recibir 380 ducados por los libros, se encargaría de su transporte hasta Medina del Campo, renunciando no sólo a vender en Castilla los volúmenes que quedaban en su imprenta, sino incluso a publicar más ejemplares en un plazo de dos años. Véase M. Á. Pallarés, op. cit., p. 114-117. El documento lleva fecha de 7 de marzo de 1492.

    13 Véase C. Sobral, art. cit., p. 10, quien recuerda las palabras de Vindel al respecto.

    14 Adelantemos ya, sin embargo, que sí que es posible que Zar1490* careciera de Preliminares. En ese caso, es tentador (y seguramente sólo eso) suponer que Fadrique de Basilea pudo preparar en 1493 sus Preliminares para añadirlos a los volúmenes de esa edición zaragozana.

    15 « El Flos Sanctorum con sus ethimologías ».

    16 Algunas vidas de esa Sección Principal (así las de Mancio, Amaro y Alejo) no proceden de ninguna de las cuatro fuentes, y tienen el aspecto de ser adiciones de última hora al Corpus recibido, quizá en un momento cercano al de la preparación del texto para las prensas.

    17 Si las Vidas que componen la sección de Extravagantes se hubieran incluido antes de la editio princeps, lo lógico hubiera sido insertarlas una a una en la Sección Principal, de acuerdo con su lugar en el calendario litúrgico (al menos, en el caso de las que pueden adscribirse a una fecha concreta). La inclusión de los Extravagantes como apartado unitario apunta más bien a una adición sobre los contenidos de una edición previa. Y, de hecho, a ello parece aludir el íncipit de la sección: « Síguense algunas otras vidas de santos que comúnmente no se hallan en otros Flos Sanctorum... ».

    18 El pasaje lo trae a colación Martins (art. cit., p. 592) a un propósito diverso del nuestro.

    19 Todo hace pensar que la sección de Preliminares incluiría los mismos materiales que ésta ostenta en Prel-Bur1493. La sección se inicia aquí con un Anteprólogo y un Prólogo (debido con seguridad a Vagad). A ellos le sigue la Concordancia de la Pasión, traducción, seguramente debida al propio Vagad, de los capítulos correspondientes en el Monotessaron de Juan Gerson (al respecto, véase M. Martins, art.cit., p. 589-590). Tras la Concordancia, figura una oración en latín, otra en castellano ( « Oración muy devota al crucifixo ») y dos cartas apócrifas: la « Carta de Poncio Pilato al emperador Tiberio » y la « Carta de Publio Lentulo a los senadores de Roma » (a propósito de esta última, véase H. O. Bizzarri, C. N. Sainz de la Maza, « La " Carta de Lentulo al senado de Roma": fortuna de un retrato de Cristo en la Baja Edad Media castellana », Rilce, 10, 1994, p. 43-58). Vagad había nacido en Zaragoza en el primer cuarto del siglo XV (según Latassa). Profesó en el monasterio cisterciense de Santa Fe, de Zaragoza, y de allí pasó a San Juan de la Peña. En 1495 obtuvo el cargo de cronista oficial del reino, a instancias del arzobispo de Zaragoza, Alonso de Aragón. Escribió la Crónica de Aragón, publicada en Zaragoza, en 1499, justamente por Pablo Hurus. Véase M. Martins, art. cit., p. 589; y C. Lisón Tolosana, « Vagad o la identidad aragonesa en el siglo XV (Antropología social e Historia) », en Culturas Populares. Diferencias, divergencias, conflictos. Actas del Coloquio celebrado en la Casa de Velázquez (30 de noviembre, 1-2 de diciembre de 1983), Y.-R. Fonquerne, A. Esteban (eds.), Madrid, Casa de Velázquez-Universidad Complutense, 1986, p. 287-328, esp. p. 96-100.

    20 M. Martins, art. cit., p. 593-594. Por lo demás, la posible autoría de Vagad condice con la cronología de la sección, por fuerza posterior a 1478 (año de la traslación de San Vítores, allí recogida).

    21 C. Sobral, art. cit., p. 5. Por cierto, que esta última información añade un nuevo nombre a la pregunta sobre la autoría del texto. ¿Por qué no pensar en el propio Gonzalo García de Santa María como compilador de los Extravagantes? García de Santa María, jurista, historiador y traductor, formaba parte del círculo de protegidos del arzobispo Alonso de Aragón, junto a Vagad y Lucio Marineo Sículo (entre otros). Fue él quien convenció a Hurus para que permaneciese con su taller en Zaragoza. De hecho, varias obras de García de Santa María vieron la luz en ese taller, además de la citada. Al respecto, véase C. Sobral, art. cit., p. 6. Y véase así mismo, C. Lisón Tolosana, art. cit., p. 101; y R. B. Tate, « Gonzalo García de Santa María, bibliófilo, jurista, historiador », Ensayos sobre la historiografía peninsular del siglo XV, Madrid, Gredos, 1970, p. 212-227.

    22 En la sección figuran también varios santos toledanos y emeritenses. Al respecto de esa posible acumulación gradual de los capítulos, ya se ha apuntado la vinculación de la materia sobre San Vítores a las prensas burgalesas de Fadrique de Basilea, de las que quizá nació una LS (1493). Por su parte, la narración sobre Fernando III fue gestada sin duda en Sevilla, por un autor que no dudaba en presentarse como compilador oral de los milagros del rey santo: « entre los quales milagros, de algunas personas que oy viven siendo sabidor, he alcanzado los que adelante oyréys ». Pero conviene obrar con cautela. Ya decíamos que no parece oportuno identificar el origen remoto de un relato con el lugar en el que fue incorporado a la LS. Y esa consideración vale tanto para el capítulo sobre San Fernando como para el de San Vítores. Por otra parte, el orden de presentación de los capítulos en la sección no acaba de sugerir del todo la incorporación paulatina de esas series vinculadas a una determinada ciudad. Es cierto que los santos sevillanos aparecen justo al final de la sección, y que podrían ser fruto de su adición independiente y unitaria, pero la Vida de San Vítores se ubica entre los capítulos de tema aragonés. Esa posición intermedia apunta a su inserción conjunta con los capítulos aragoneses en una de las dos ediciones de los Hurus.

    23 La eventualidad de que la Vida de San Vítores se hubiera incorporado ya en las ediciones zaragozanas no invalida la posibilidad de que la obra viera la luz poco después en la imprenta de Fadrique de Basilea. Por el contrario, todo ello confirmaría el intercambio de materiales hagiográficos entre ambas prensas: la Vida de San Vítores podía haber viajado de Burgos a Zaragoza, como después lo hizo, de Zaragoza a Burgos, la LS.

    24 En Sev1520-21, el santoral se inicia con un par de fascículos (ternos) que incluyen la portada y los Preliminares, sin foliación pero con signatura (A-B). Tras esos dos fascículos se encuentra el primero de los cuadernos de la Sección Principal, en cuya primera hoja figura un íncipit semejante al ya transcrito. Pero, en esta edición sevillana, esa hoja es la que inaugura la foliación del texto y la nueva serie de signaturas (desde la pertinente « a » minúscula), a diferencia de lo sucedido en el ejemplar de Londres, que ofrecía ese íncipit en su segunda hoja. En otro orden de cosas, la hoja perdida del ejemplar de Londres quizá incluía en el vuelto un grabado, como es cuestión en el vuelto de otras portadas más tardías de la LS.

    25 En el ejemplar londinense se hallan encuadernados juntos los Preliminares incompletos de Fadrique de Basilea, citados más arriba (Prel-Bur1493), y la LS de Juan de Burgos (Burl499- 1500). Son muchas las posibles explicaciones para esa curiosa encuadernación, pero todas ellas deben ser matizadas ante la evidencia de la primera hoja perdida en Bur1499-1500. Por ejemplo, quizá haya que descartar la posibilidad, sugerida por Sobral, de que Juan de Burgos hubiera decidido no imprimir sus propios Preliminares, y aprovechar a cambio algunos sobrantes de Fadrique de Basilea para componer sus volúmenes: está claro que, en ese caso, no hubiera situado tras esos Preliminares su propia portada (que es lo que suponemos contenía la hoja perdida). También podríamos pensar que la encuadernación conjunta era un intento por restituir al santoral de Juan de Burgos unos Preliminares adecuados, tras la hipotética pérdida de los suyos. Pero ya se ha indicado que esa hoja perdida sugiere que la edición original seguramente no contenía Preliminares. En este sentido, la encuadernación facticia del ejemplar londinense reproduce, de modo absolutamente artificial, lo que pudieran ser los contenidos habituales de muchas de las ediciones de la LS, mas no justamente los de esa impresión de Bur1499-1500. Por lo demás, Barry Taylor me llamaba la atención sobre lo paradójica que resultaba esa encuadernación de unos Preliminares en definitiva incompletos, que quizá apunta al mero interés de un coleccionista (vaya desde estas líneas mi agradecimiento por esa amable y atinada indicación). En conclusión: todo parece indicar que ni Juan de Burgos pensó aprovechar unos Preliminares ajenos ni se aplicó a preparar unos propios.

    26 Obviamente, existe una tercera posibilidad, y es que esa decisión de prescindir de los Preliminares se hubiera tomado en una impresión previa, fuente de la de Juan de Burgos.

    27 El arquetipo pudo corresponder al Estado III, si aceptamos que el texto de Juan de Burgos (o su fuente) prescinde voluntariamente de los Preliminares, o responder todavía al Estado II, si la versión de Juan de Burgos simplemente se basa en un testimonio al que no se había añadido esa sección prologal. En este último caso, las cinco ediciones restantes dependerían por su parte de un subarquetipo posterior, correspondiente al Estado III (dado que todas ellas poseen Preliminares). Por último, es obvio que el arquetipo X no puede ser confundido con la editio princeps si ésta, como sospechamos, correspondía al Estado I.

    28 Adelantemos tan sólo algunas claves, reflejadas en nuestro apéndice (fig. 3). Sev1568 no deriva de Alc1567, como ya demostró Baños. El antecedente común de ambas es, según creo, Tol1554, aunque será preciso un análisis más exhaustivo. Por otra parte, las tres ediciones citadas no derivan de Sev1520-21, sino de una impresión previa a esta última, que ya presentaba su modelo compositivo (el ESTADO V), pero no estaba todavía deturpada por sus lecciones separativas (¿acaso Sev1520*?). Una curiosidad más: la traducción portuguesa (Port-Lis1513) no deriva de Tol1511, a pesar de la verosímil intuición de Infantes, dado que responde a un modelo compositivo anterior (la edición toledana reflejaría ya, de acuerdo con los escasos datos que poseemos, el Estado IV).

    Auteur

    José Aragüés Aldaz

    Universidad de Zaragoza

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    2 B. Iacopo da Varazze, O. P., Leyenda de los santos (que vulgarmente Flos Santorum llaman), ed. de F. J. Cabasés, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas-Institutum Historicum Societatis Iesu (MHSI, Series nova, 3), 2007. Véase « Introducción », p. XXVI-XXXIX, µ para esa casi segura identificación de la LS con el libro leído por San Ignacio, y al propósito de la tardía llegada del ejemplar hoy custodiado en el Archivo. Para el interés bibliológico por el ejemplar, véase V. Infantes, « Pormenores de la filología impresa. Hacia el texto editorial (I) », Filologia dei testi a stampa (Area Ibérica), P. Botta, A. Garribba, E. Vaccaro (eds.), Módena, Mucchi Editore, 2005, p. 282-308, esp. p. 302. La identificación del taller y de la fecha de impresión son asuntos recientes (y no coincidentes en el tiempo). Fue Emilia Colomer Amat quien propuso la pertenencia del volumen al taller sevillano de Juan Vareta ( « El Flos Sanctorum de Loyola y las distintas ediciones de la Leyenda de los santos. Contribución al catálogo de Juan Varela de Salamanca », Analecta Sacra Tarraconensia, 72, 1999, p. 109-142). Colomer apuntaba la fecha de 1520 para el mismo, adscribiéndolo a la misma edición postulada por Norton para algunos folios sueltos conservados, pertenecientes a otro ejemplar (cfr. infra). Sin embargo, Julián Martín Abad demostró que se trataba de dos ediciones distintas debidas al mismo taller de Varela, manteniendo para los folios sueltos la fecha de 1520 y asignando al volumen de Loyola la de 1520-1521 (Post-incunables ibéricos, Madrid, Ollero y Ramos, 2001, n. 709-710).

    3 Véase V. Infantes, art. cit.; F. Baños Vallejo, « San Vitores en otro incunable (II): edición de Juan de Burgos (1499) », Homenaje a Isabel Uría Maqua = Archivum, 54-55, 2004-2005, p. 395-419. Las ediciones de 1554 y 1579 habían sido citadas ya, junto al resto de las impresiones, en tres trabajos míos: « Tendencias y realizaciones en el campo de la Hagiografía en España (con algunos datos para el estudio de los legendarios hispánicos) », Memoria Ecclesiae, 24, 2004, p. 441-560; « Para el estudio del Flos Sanctorum renacentista (I) », op. cit.; y « El Flos Sanctorum con sus ethimologías: el incunable, la Compilación B y la Leyenda de los santos », en Actas del XI Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (León, 16 a 21 de septiembre de 2005), A. López Castro, M. L. Cuesta Torre (eds.), León, Universidad, 2007, vol. 1, p. 197-215. En el primero de esos trabajos el elenco figuraba con algunas imprecisiones, corregidas en las aportaciones posteriores gracias a la lectura del estudio de Infantes. No he podido consultar todavía el volumen correspondiente a Sev1579.

    4 Para la impresión toledana de 1511, véase V. Infantes, art. cit., p. 301-302. Infantes la atribuye a Juan Varela porque « allí (en Toledo) trabaja en aquel año y encaja con la producción habitual de sus intereses editoriales ». La edición es citada en el Regestrum colombino con la entrada 2158. Para las ediciones sevillanas, cfr. supra nota 2. La edición de 1551 fue descrita por Juan Manuel Sánchez (Bibliografía aragonesa del siglo XVI, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1913- 1914, n. 315, t. II, p. 5-7; con reproducción incluso de su portada). V. Infantes recuerda (p. 303) que la obra no figura hoy entre los fondos de la Real Academia, donde la ubicaba Sánchez.

    5 Sharrer cotejó las versiones que de la Vida de San Eustaquio ofrecían Juan de Burgos y el Flos Sanctorum portugués. Puede leerse un resumen en C. Sobral, « Eremitas orientais na Leyenda de los Santos (Burgos, 1499) e no Flos Sanctorum (Lisboa, 1513) », Actas del XII Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (Cáceres, 25-29 de septiembre de 2007), en prensa (debo agradecer a su autora la consulta de este documentado trabajo, sobre el que habrá que volver). Y véase H. L. Sharrer, « The Life of St. Eustace in Ho flos sanctorum em lingoagem portugues (Lisbon, 1513) », Saints and their Authors: Studies in Medieval Hispanic Hagiography in Honor of John K. Walsh, J. E. Connolly, A. D. Deyermond, B. Dutton (eds.), Madison, The Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1990, p. 181-196. Por su parte, Infantes (art. cit., esp. p. 299-304) y Baños (art. cit.) analizaron las variantes textuales presentes en el capítulo sobre San Vítores en varias ediciones de la LS.

    6 Es posible, sin embargo, que ambos testimonios no correspondan a una misma edición. Así lo sugiere BETA: http://sunsite.berkeley.edu/PhiloBiblon/BETA/2280.html (y 3719.html).

    7 El pasaje, que reproduzco más abajo, no se conserva en el incompleto testimonio de Londres, mas sí lo hace en el de Boston. Debo agradecer de nuevo a Isabel Lozano Renieblas su amable consulta de este último testimonio, así como la transcripción del pasaje en cuestión. Sharrer (art. cit, p. 183-184) había hecho notar la presencia en la versión portuguesa de esa alusión al carácter prologal de los materiales sobre la Pasión, mas no había podido acceder al ejemplar de Boston para confirmar la presencia allí del pasaje.

    8 El testimonio de Boston se conserva exento y el londinense se halla encuadernado, de modo facticio, junto al ejemplar de la LS correspondiente a la más tardía edición de Juan de Burgos, ya mencionada (Bur1499-1500). Conviene obviar por el momento esta curiosa (y poco más) encuadernación conjunta. Pero cfr. infra nota 25.

    9 Véase H. L. Sharrer, art. cit., p. 183-184; C. Sobral, art. cit., p. 1-2 y 10; V. Infantes, art. cit., p. 301; y F. Baños, art. cit., p. 398-399. Este último recuerda que también postulan esa posible existencia de la edición burgalesa E. Colomer Amat (art. cit.) y M. A. Gutiérrez (Pasión, historia y vida de San Víctor [es], Estudio filológico, Cerezo del Río Tirón, Ayuntamiento, 2004). Cfr. J. Aragüés Aldaz, « Para el estudio del Flos Sanctorum renacentista (I) », art. cit., p. 127.

    10 Así, la participación en los preliminares del zaragozano Gauberto Fabricio Vagad, la querencia local de algún capítulo de los Extravagantes (ya destacada por Mário Martins), o la deuda de esta última sección con un texto de Gonzalo García de Santa María (figura estrechamente vinculada a la de Hurus). Véase C. Sobral, art. cit.

    11 M. Á. Pallarés Jiménez, La imprenta de los incunables de Zaragoza y el comercio internacional del libro a finales del siglo XV, Zaragoza, Institución « Fernando el Católico », 2003, p. 114-115. El documento lleva fecha de 8 de enero de 1490. Pallarés había documentado en un trabajo anterior la posible existencia de este impreso (un pliego del Flos iba a servir de modelo para la letra de una gramática encargada en 1491).

    12 Hurus, que había de recibir 380 ducados por los libros, se encargaría de su transporte hasta Medina del Campo, renunciando no sólo a vender en Castilla los volúmenes que quedaban en su imprenta, sino incluso a publicar más ejemplares en un plazo de dos años. Véase M. Á. Pallarés, op. cit., p. 114-117. El documento lleva fecha de 7 de marzo de 1492.

    13 Véase C. Sobral, art. cit., p. 10, quien recuerda las palabras de Vindel al respecto.

    14 Adelantemos ya, sin embargo, que sí que es posible que Zar1490* careciera de Preliminares. En ese caso, es tentador (y seguramente sólo eso) suponer que Fadrique de Basilea pudo preparar en 1493 sus Preliminares para añadirlos a los volúmenes de esa edición zaragozana.

    15 « El Flos Sanctorum con sus ethimologías ».

    16 Algunas vidas de esa Sección Principal (así las de Mancio, Amaro y Alejo) no proceden de ninguna de las cuatro fuentes, y tienen el aspecto de ser adiciones de última hora al Corpus recibido, quizá en un momento cercano al de la preparación del texto para las prensas.

    17 Si las Vidas que componen la sección de Extravagantes se hubieran incluido antes de la editio princeps, lo lógico hubiera sido insertarlas una a una en la Sección Principal, de acuerdo con su lugar en el calendario litúrgico (al menos, en el caso de las que pueden adscribirse a una fecha concreta). La inclusión de los Extravagantes como apartado unitario apunta más bien a una adición sobre los contenidos de una edición previa. Y, de hecho, a ello parece aludir el íncipit de la sección: « Síguense algunas otras vidas de santos que comúnmente no se hallan en otros Flos Sanctorum... ».

    18 El pasaje lo trae a colación Martins (art. cit., p. 592) a un propósito diverso del nuestro.

    19 Todo hace pensar que la sección de Preliminares incluiría los mismos materiales que ésta ostenta en Prel-Bur1493. La sección se inicia aquí con un Anteprólogo y un Prólogo (debido con seguridad a Vagad). A ellos le sigue la Concordancia de la Pasión, traducción, seguramente debida al propio Vagad, de los capítulos correspondientes en el Monotessaron de Juan Gerson (al respecto, véase M. Martins, art.cit., p. 589-590). Tras la Concordancia, figura una oración en latín, otra en castellano ( « Oración muy devota al crucifixo ») y dos cartas apócrifas: la « Carta de Poncio Pilato al emperador Tiberio » y la « Carta de Publio Lentulo a los senadores de Roma » (a propósito de esta última, véase H. O. Bizzarri, C. N. Sainz de la Maza, « La " Carta de Lentulo al senado de Roma": fortuna de un retrato de Cristo en la Baja Edad Media castellana », Rilce, 10, 1994, p. 43-58). Vagad había nacido en Zaragoza en el primer cuarto del siglo XV (según Latassa). Profesó en el monasterio cisterciense de Santa Fe, de Zaragoza, y de allí pasó a San Juan de la Peña. En 1495 obtuvo el cargo de cronista oficial del reino, a instancias del arzobispo de Zaragoza, Alonso de Aragón. Escribió la Crónica de Aragón, publicada en Zaragoza, en 1499, justamente por Pablo Hurus. Véase M. Martins, art. cit., p. 589; y C. Lisón Tolosana, « Vagad o la identidad aragonesa en el siglo XV (Antropología social e Historia) », en Culturas Populares. Diferencias, divergencias, conflictos. Actas del Coloquio celebrado en la Casa de Velázquez (30 de noviembre, 1-2 de diciembre de 1983), Y.-R. Fonquerne, A. Esteban (eds.), Madrid, Casa de Velázquez-Universidad Complutense, 1986, p. 287-328, esp. p. 96-100.

    20 M. Martins, art. cit., p. 593-594. Por lo demás, la posible autoría de Vagad condice con la cronología de la sección, por fuerza posterior a 1478 (año de la traslación de San Vítores, allí recogida).

    21 C. Sobral, art. cit., p. 5. Por cierto, que esta última información añade un nuevo nombre a la pregunta sobre la autoría del texto. ¿Por qué no pensar en el propio Gonzalo García de Santa María como compilador de los Extravagantes? García de Santa María, jurista, historiador y traductor, formaba parte del círculo de protegidos del arzobispo Alonso de Aragón, junto a Vagad y Lucio Marineo Sículo (entre otros). Fue él quien convenció a Hurus para que permaneciese con su taller en Zaragoza. De hecho, varias obras de García de Santa María vieron la luz en ese taller, además de la citada. Al respecto, véase C. Sobral, art. cit., p. 6. Y véase así mismo, C. Lisón Tolosana, art. cit., p. 101; y R. B. Tate, « Gonzalo García de Santa María, bibliófilo, jurista, historiador », Ensayos sobre la historiografía peninsular del siglo XV, Madrid, Gredos, 1970, p. 212-227.

    22 En la sección figuran también varios santos toledanos y emeritenses. Al respecto de esa posible acumulación gradual de los capítulos, ya se ha apuntado la vinculación de la materia sobre San Vítores a las prensas burgalesas de Fadrique de Basilea, de las que quizá nació una LS (1493). Por su parte, la narración sobre Fernando III fue gestada sin duda en Sevilla, por un autor que no dudaba en presentarse como compilador oral de los milagros del rey santo: « entre los quales milagros, de algunas personas que oy viven siendo sabidor, he alcanzado los que adelante oyréys ». Pero conviene obrar con cautela. Ya decíamos que no parece oportuno identificar el origen remoto de un relato con el lugar en el que fue incorporado a la LS. Y esa consideración vale tanto para el capítulo sobre San Fernando como para el de San Vítores. Por otra parte, el orden de presentación de los capítulos en la sección no acaba de sugerir del todo la incorporación paulatina de esas series vinculadas a una determinada ciudad. Es cierto que los santos sevillanos aparecen justo al final de la sección, y que podrían ser fruto de su adición independiente y unitaria, pero la Vida de San Vítores se ubica entre los capítulos de tema aragonés. Esa posición intermedia apunta a su inserción conjunta con los capítulos aragoneses en una de las dos ediciones de los Hurus.

    23 La eventualidad de que la Vida de San Vítores se hubiera incorporado ya en las ediciones zaragozanas no invalida la posibilidad de que la obra viera la luz poco después en la imprenta de Fadrique de Basilea. Por el contrario, todo ello confirmaría el intercambio de materiales hagiográficos entre ambas prensas: la Vida de San Vítores podía haber viajado de Burgos a Zaragoza, como después lo hizo, de Zaragoza a Burgos, la LS.

    24 En Sev1520-21, el santoral se inicia con un par de fascículos (ternos) que incluyen la portada y los Preliminares, sin foliación pero con signatura (A-B). Tras esos dos fascículos se encuentra el primero de los cuadernos de la Sección Principal, en cuya primera hoja figura un íncipit semejante al ya transcrito. Pero, en esta edición sevillana, esa hoja es la que inaugura la foliación del texto y la nueva serie de signaturas (desde la pertinente « a » minúscula), a diferencia de lo sucedido en el ejemplar de Londres, que ofrecía ese íncipit en su segunda hoja. En otro orden de cosas, la hoja perdida del ejemplar de Londres quizá incluía en el vuelto un grabado, como es cuestión en el vuelto de otras portadas más tardías de la LS.

    25 En el ejemplar londinense se hallan encuadernados juntos los Preliminares incompletos de Fadrique de Basilea, citados más arriba (Prel-Bur1493), y la LS de Juan de Burgos (Burl499- 1500). Son muchas las posibles explicaciones para esa curiosa encuadernación, pero todas ellas deben ser matizadas ante la evidencia de la primera hoja perdida en Bur1499-1500. Por ejemplo, quizá haya que descartar la posibilidad, sugerida por Sobral, de que Juan de Burgos hubiera decidido no imprimir sus propios Preliminares, y aprovechar a cambio algunos sobrantes de Fadrique de Basilea para componer sus volúmenes: está claro que, en ese caso, no hubiera situado tras esos Preliminares su propia portada (que es lo que suponemos contenía la hoja perdida). También podríamos pensar que la encuadernación conjunta era un intento por restituir al santoral de Juan de Burgos unos Preliminares adecuados, tras la hipotética pérdida de los suyos. Pero ya se ha indicado que esa hoja perdida sugiere que la edición original seguramente no contenía Preliminares. En este sentido, la encuadernación facticia del ejemplar londinense reproduce, de modo absolutamente artificial, lo que pudieran ser los contenidos habituales de muchas de las ediciones de la LS, mas no justamente los de esa impresión de Bur1499-1500. Por lo demás, Barry Taylor me llamaba la atención sobre lo paradójica que resultaba esa encuadernación de unos Preliminares en definitiva incompletos, que quizá apunta al mero interés de un coleccionista (vaya desde estas líneas mi agradecimiento por esa amable y atinada indicación). En conclusión: todo parece indicar que ni Juan de Burgos pensó aprovechar unos Preliminares ajenos ni se aplicó a preparar unos propios.

    26 Obviamente, existe una tercera posibilidad, y es que esa decisión de prescindir de los Preliminares se hubiera tomado en una impresión previa, fuente de la de Juan de Burgos.

    27 El arquetipo pudo corresponder al Estado III, si aceptamos que el texto de Juan de Burgos (o su fuente) prescinde voluntariamente de los Preliminares, o responder todavía al Estado II, si la versión de Juan de Burgos simplemente se basa en un testimonio al que no se había añadido esa sección prologal. En este último caso, las cinco ediciones restantes dependerían por su parte de un subarquetipo posterior, correspondiente al Estado III (dado que todas ellas poseen Preliminares). Por último, es obvio que el arquetipo X no puede ser confundido con la editio princeps si ésta, como sospechamos, correspondía al Estado I.

    28 Adelantemos tan sólo algunas claves, reflejadas en nuestro apéndice (fig. 3). Sev1568 no deriva de Alc1567, como ya demostró Baños. El antecedente común de ambas es, según creo, Tol1554, aunque será preciso un análisis más exhaustivo. Por otra parte, las tres ediciones citadas no derivan de Sev1520-21, sino de una impresión previa a esta última, que ya presentaba su modelo compositivo (el ESTADO V), pero no estaba todavía deturpada por sus lecciones separativas (¿acaso Sev1520*?). Una curiosidad más: la traducción portuguesa (Port-Lis1513) no deriva de Tol1511, a pesar de la verosímil intuición de Infantes, dado que responde a un modelo compositivo anterior (la edición toledana reflejaría ya, de acuerdo con los escasos datos que poseemos, el Estado IV).

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    Aragüés Aldaz, José. « Trayectoria editorial de la Leyenda de los santos: primeros apuntes ». In À tout seigneur tout honneur, édité par Mónica Güell et Marie-Françoise Déodat-Kessedjian. Toulouse: Presses universitaires du Midi, 2009. https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/books.pumi.29888.
    Aragüés Aldaz, José. « Trayectoria editorial de la Leyenda de los santos: primeros apuntes ». À tout seigneur tout honneur, édité par Mónica Güell et Marie-Françoise Déodat-Kessedjian, Presses universitaires du Midi, 2009, https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/books.pumi.29888.

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    Güell, Mónica, et Marie-Françoise Déodat-Kessedjian, éditeurs. À tout seigneur tout honneur. Presses universitaires du Midi, 2009, https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/books.pumi.29808.
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