1 Todas las referencias a una editio princeps de 1597 se remontan a Simón Díaz (1950-1994: IX, 763), sin embargo, con una tercera edición autorizada por el autor de 1599, y ejemplares conservados de tres ediciones de 1598 (Valencia, Crisóstomo Garriz; Valencia, Miguel Borrás, y Madrid, Miguel Martínez), parece bastante improbable que se trate de una edición fantasma, por lo que damos por buena la fecha. Nótese también que la aprobación eclesiástica de la edición de Valencia, Crisóstomo Garriz, 1598, lleva fecha de 7 de agosto de 1597. La licencia de impresión está fechada sólo una semana después, el 14 de agosto de 1597.
2 Toda la información relativa a las ediciones de la Fisonomía natural a partir de nuestro catálogo (Cortés 2014-2015).
3 Aunque la mayoría de las fuentes proporciona 1615 como fecha de la muerte de Jerónimo Cortés, Ángela Rull, su mujer, aparece ya como viuda en un privilegio de impresión del Libro y tratado de los animales terrestres y volátiles, con la historia, y propriedades dellos para Portugal, fechado el 30 de mayo de 1611, por lo que necesariamente Cortés tuvo que haber fallecido antes de esa fecha.
4 Todas las citas a partir de nuestra edición crítica digital (Cortés 2014-2015). Existe también una edición de Suárez Figaredo (2016) que, sin embargo, se queda en simple transcripción de la edición de Tarragona, Felipe Roberto, 1609, y no profundiza en la cuestión de las fuentes de Cortés.
5 El Liber phisonomiae, la tercera parte de su Liber introductorius, conoció gran difusión manuscrita e impresa, en latín y en las diferentes lenguas vernáculas, y se puede decir que es el fisonomista por antonomasia. Una recomendable edición es la de Porsia (2009).
6 Ribas es sólo conocido por la citada traducción, de la que existe una edición crítica a cargo de Carré (2009). Dado el origen valenciano del autor, podría ser de interés también la traducción catalana Los quesits o perquens (Barcelona, Pere Posa, 1499), falsamente atribuidos a Alberto Magno en esta edición, pero no hemos encontrado evidencias directas de ello. De ésta también hay una edición crítica de Antonia Carré (2004).
7 El astrólogo y matemático belga se hizo famoso por plagiario. Se interesó muy especialmente por la quiromancia.
8 Para la importancia de esta obra de Porta, véanse las respectivas introducciones a las ediciones del texto latino y de su traducción italiana de Paolella (2011 y 2013).
9 Descartamos las ediciones en griego por no constarnos que Cortés lo leyera.
10 Cirujano italiano, en el sentido de la época de profesional de la medicina sin el título universitario correspondiente. El libro que se cita es una recopilación de su magisterio médico, cuyos primeros dos capítulos están dedicados al aguardiente y al licor de romero.
11 El capítulo 34 del libro cuarto está dedicado por entero al romero. Véase la edición moderna de Terrón (1981).
12 No importa aquí tanto por su extensísima producción médica como por los tratados más o menos apócrifos que se le atribuyen. Además del citado Las virtudes del romero, que acompañó a las ediciones del siglo XVI de la traducción castellana del Libro de medicina llamado «Macer», hay que tener en cuenta el capítulo sobre el vino de romero del Tractatus de vinis, atribuido definitivamente a Vilanova, pero no el capítulo dedicado al romero en el apócrifo Tractatus de virtutibus herbarum. Como se verá más adelante, su Tractatus de aqua vitae, probablemente en su traducción catalana Las virtuts de l’aygua ardent, también desempeña un importante papel en el tercer tratado de la Fisonomía natural.
13 Todos son autores de sobra conocidos. Plinio (23-79) aparece aquí como autor de la Naturalis historia, cuyo libro XX dedica los capítulos 64 y 65 a las propiedades del romero. Galeno de Pérgamo (130-ca. 200/216), lo hace como autor del De simplicium medicamentorum temperamentis ac facultatibus, al cual se refiere Cortés como «facultad de los simples». Dioscórides Anazarbeo, alias Pedacio (o Pedanio) Dioscórides (ca. 40-ca. 90) lo hace como autor de la farmacopea Materia medica, Teofrasto de Éreso (ca. 371 a.C.-287 a.C.) como autor de De historia plantarum, cuyo último libro se dedica a los usos prácticos de las plantas, incluido el romero, e Ibn Sarabi, alias Serapión el Joven (fl. siglo XII), como autor de la farmacopea Liber aggregatus in medicinis simplicibus. Por su parte, Pietro Crescenzi (ca. 1230/1235-ca. 1320), jurista italiano, aparece aquí como autor del tratado de agronomía Ruralia commoda, cuyo quinto libro habla de las propiedades de distintas plantas, incluido el romero (cap. 38).
14 Sobre este texto, sigue siendo fundamental la edición de Dubler (1955).
15 Este libro de secretos es uno de los grandes éxitos editoriales de la época, con multitud de ediciones y traducciones. Para las versiones castellanas, léase –con precaución– el trabajo de Rey Bueno (2005).
16 El astrólogo y médico francés es autor, para lo que nos concierne, de una serie de compendios de curiosidades naturales y sobrenaturales que culmina en las citadas Centuriae novem. Con anterioridad había publicado los dos libros de Memorabilium aliquot naturae arcanorum silvula (Paris, Jacob Kerver, 1554), ampliados más tarde a cuatro en De arcanis naturae (Paris, Jacob Kerver, 1558), que en parte son reutilizados en su obra cumbre.
17 No confundir con su primera obra, Magiae naturalis sive de miraculis rerum naturalium liber IIII (Napoli, Mattia Cancer, 1558). A pesar de compartir el título, la versión en veinte libros, lejos de ser un compendio de curiosidades naturales más o menos inconexas, como lo es la versión en cuatro, es una recopilación y reescritura de varios trabajos científicos previos del autor. También recoge material del Magia naturalis original.
18 En este caso, Plinio aparece citado porque los treinta y siete libros de su Naturalis historia son fuente inagotable de curiosidades naturales. Por su parte, Florentinus (fl. primera mitad del siglo III), agrónomo griego, lo hace como autor largamente representado en la Geoponica, tratado agrícola del siglo X al que Cortés remite por metonimia.
19 Existe una edición moderna a cargo de Martínez Carreras (1970).
20 Véase la edición moderna de O’Gorman (2012).
21 Tanto el original francés como la traducción castellana cuentan con ediciones modernas de, respectivamente, Bamforth y Céard (2010) y Suárez Figaredo (2013).
22 Puede leerse en la edición crítica de Castro Díaz (2004).