Les Incas du Pérou de Louis Baudin, sus influencias y repercusiones en el Debate nacional peruano
p. 135-151
Texte intégral
Introducción
1Desde el descubrimiento de América, el nuevo continente no sólo se integró a la cartografía universal, en ese entonces en plena evolución, sino que también se incorporó a la discusión intelectual tanto a nivel teológico, como religioso y político. Así lo prueban textos tan dispares y fundacionales como Naufragios (1542) de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, la Brevísima relación de la destrucción de las Indias de Fray Bartolomé de las Casas (1552), la Relation abrégée d’un voyage fait dans l’intérieur de l’Amérique méridionale de Charles Marie de la Condamine (1745), y, como es evidente, el popularísimo Les Incas ou la destruction de l’empire du Pérou de Jean-François Marmontel (1777). Viajeros, exploradores, clérigos, colonizadores, hombres de letras, todos contribuyeron de un modo o de otro, a lo largo de los siglos, al descubrimiento y colonización de un continente americano reconstituido esta vez gracias a las artes, la especulación científica y la discusión intelectual.
2Acaso uno de los países europeos en los que de manera más flagrante e intensa se vivió el descubrimiento de América, sus civilizaciones y riquezas, fue precisamente Francia. Lamentablemente, aún no existe un estudio exhaustivo dedicado a analizar la manera cómo la cultura francesa integró el Perú a su imaginario social e intelectual. No obstante, el lector curioso encontrará, dispersos y múltiples, diversas tentativas de abordar el problema. Así, por ejemplo, el libro La imagen francesa del Perú (1976) de Pablo Macera busca rastrear la representación que los franceses se hicieron del Perú a lo largo de los siglos, desde el siglo xvi hasta el xix. Según Macera, de un modo o de otro, habrían sido tres los momentos de reflexión acerca de las remotas tierras: el primero correspondería al del descubrimiento de América; el segundo, al de la Ilustración; mientras que el tercero sería el de los viajeros científicos de los siglos dieciocho y diecinueve.
3En el siglo xx, dejado de lado por Macera, la lectura del pasado americano adquiere, a nuestro juicio, una dimensión económica, social, política y antropológica particular. Uno de los primeros ejemplos de esto es el economista francés Louis Baudin (1887-1964), quien no solo fue un reputado intelectual de su época sino también un peruanista reconocido tanto en Europa como en América1. En este sentido, me gustaría detenerme en dos de sus ensayos – L’empire socialiste des Incas (1928) y, particularmente, Les Incas du Pérou: essais sur le socialisme (1942). Como ambos textos, pese a los años de distancia, plantean las mismas ideas nos detendremos con especial énfasis en el último de ellos. Como lo demostraré, Louis Baudin no propone una lectura objetiva sino una lectura crítica y tendenciosa, claramente orientada en función a su rechazo radical del socialismo. Con este objetivo, presentaré inicialmente la lectura que Baudin plantea del imperio inca. Después me detendré en la acogida que sus ideas tuvieron en Perú a fin de analizar la evolución de su recepción. Así, se podrá reflexionar acerca de uno de los casos más particulares de lectura del pasado prehispánico, las idas y vueltas de ésta, sus repercusiones y críticas, entre Europa y América.
Una particular lectura del pasado inca
4Les Incas du Pérou es un texto escrito bajo la forma de un ensayo. Dividido en nueve capítulos, en él se exponen de manera discontinua, ondulante y fragmentaria la lectura del pasado prehispánico peruano que propone Louis Baudin. Si para el lector la trayectoria que sigue un ensayo es una sorpresa, para el autor de éste el objetivo no sólo es estable sino también conocido, incluso antes de toda escritura, lo cual permite explotar al máximo las capacidades expresivas del género literario, como lo señala el universitario italiano Carlo Ginzburg2. Pese a la aparente multiplicidad, la forma dúctil del ensayo encuentra bajo la pluma de Baudin una coherencia temática establecida desde el mismo subtítulo del texto: Essais sur le socialisme. Dicho punto de partida, que es al mismo tiempo un punto de llegada, le permitirá acercarse desde diversos campos disciplinarios al pasado inca convertido, para utilizar una metáfora musical, en el motivo a partir del cual tendrán lugar las diversas variantes.
5Pensamiento puesto en movimiento, el género del ensayo le permite a Louis Baudin reunir y articular fuentes de diverso tipo y perspectiva. De manifestarlo se encarga el mismo Louis Baudin cuando, en el capítulo 11, menciona las fuentes en las cuales su ensayo se apoya. Así, por ejemplo, enlista a cronistas de Indias como Bartolomé de las Casas y Juan de Betanzos para después añadir a historiadores y arqueólogos de renombre como Jorge Basadre y Julio C. Tello3. Modalidad extraña la que adopta el economista francés al integrar al ensayo mismo la bibliografía que, en principio, debió consignar al final. No obstante, esta decisión obedece a una lógica que apunta primero a reforzar su autoridad en la medida en la que exhibe su conocimiento de causa. Después, dado que comenta la bibliografía, de modo elogioso o denigratorio, esto le permite al ensayista posicionarse y, al mismo tiempo, plantear un primer nivel crítico. Finalmente, este repaso bibliográfico le lleva a subrayar una ausencia, en otras palabras, la inexistencia de bibliografía dedicada a la economía inca: « Souhaitons que bientót, grâce à tant d’efforts, la civilisation des Incas prenne enfin dans l’histoire économique la place qu’elle mérite par sa grandeur et son originalité » (Baudin 1942: 45-46). Según Baudin nadie antes de él, ni en Francia ni en Perú, se ha encargado de reflexionar acerca de la economía inca. Su ensayo por lo tanto significaría un primer esfuerzo por llenar este vacío teórico4.
6Les Incas du Pérou está fundado en un argumento de carácter cronológico (del pasado inca al presente contemporáneo) e inductivo (va de lo particular a lo general). Si el proyecto de Baudin es dilucidar el funcionamiento económico inca entonces sigue una línea argumentativa que busca la sencillez retórica. Esto encuentra un eco en su argumento planteado sin términos teóricos ni elucubraciones oscuras. Al contrario, Baudin apuesta por una exposición clara y transparente, subrayando de ese modo, su deseo de llegar a la mayor cantidad de público posible, lo que es, dicho sea de paso, uno de los objetivos del ensayo como género.
7Es en el capítulo primero, llamado Généralités sur le socialisme, que Baudin reflexiona acerca de la economía, el liberalismo y el socialismo:
La clef de voûte de l’individualisme est le mécanisme de prix, mécanisme qui joue automatiquement, sans contrainte. L’équilibre entre la production et la consommation se maintient par le seul effet des poussées individuelles et sous le regard de l’État attentif à assurer le fair play. C’est cette clef de voûte que le socialisme arrache. Il lui substitue une autorité. Au lieu d’une chose, elle met des hommes qui établissent eux-mêmes cet équilibre. Autrement dit, ce sont les administrations publiques qui enregistrent ou déterminent les désirs et leur donnent satisfaction. Tout repose sur des fonctionnaires chargés de diriger les services de la production, de la distribution, de la comptabilité. La centralisation est totale. Il faut connaître ce dont les hommes ont besoin et assurer la production des biens. […] Autorité centrale infaillible, assistée d’un service d’information irréprochable, telle est la première condition du fonctionnement du système. (Baudin 1942: 28-29)
8Para Baudin, la economía se encuentra determinada por lo que él denomina « mecanismo de precios », es decir, la interacción entre la producción y el consumo (la oferta y la demanda). En este esquema, el papel del Estado debería limitarse a garantizar el juego limpio, como un árbitro, entre los diversos agentes del intercambio económico. Dado que la economía debe seguir su evolución sin intervenciones ni coacciones de ningún tipo, la actuación del Estado será más exitosa cuanto menos influya o actúe. Esta es la piedra de toque de lo que él entiende por « individualismo », perspectiva que coloca el acento, según el mismo Baudin, sobre la persona mientras que el socialismo lo hace « sobre la colectividad, la masa »5. En ese sentido, una economía socialista es aquella en la que el Estado, en lugar de contentarse con una función arbitral, adquiere un lugar relevante y asume más la iniciativa. Con este objetivo, el Estado promueve el centralismo político, pues éste le permite monopolizar las herramientas de acción, social y económica, así como fortalece un aparato administrativo que garantiza su injerencia.
9Para Louis Baudin, el socialismo inca no es tanto consecuencia de una trayectoria social como una necesidad de supervivencia. Buscando una razón para la precoz aparición del socialismo en tierras americanas, el economista francés postula que la accidentada geografía y la necesidad de someterla mediante trabajos agrícolas exigieron el agrupamiento de hombres6. Dicho agrupamiento, como es evidente, permitió reforzar el sentimiento comunitario al mismo tiempo que fortaleció, progresivamente, el poder central. Así, si bien se pueden detectar en la sociedad inca estructuras de orden local, todas éstas se encuentran sometidas a las decisiones políticas, sociales y administrativas de los soberanos cuzqueños7. Como si se tratara de una espontánea consecuencia o reacción a la difícil geografía andina, el régimen de corte socialista de los incas terminó por surgir, desarrollarse e imponerse.
10Según Baudin, en la sociedad inca se pueden distinguir claramente dos sectores que mantienen una relación inversamente proporcional. Si por un lado encontramos la masa en vía de socialización, por el otro, distinguimos la élite en vía de individualización. Mientras más se difumina el individuo en el cuerpo social, más capacidad de acción adquiere la élite. La movilidad social en el imperio inca era de este modo imposible pues la existencia misma de la sociedad dependía del mantenimiento de las diferencias sociales y de una política social estricta: « La division arithmétique facilite l’organisation et le contrôle, mais elle exige une certaine immobilité de la population. […] L’Indien n’avait pas le droit de quitter son village sans une autorisation spéciale. Il était attaché pour la vie au sol qui l’avait vu naître » (Baudin 1942: 98-99). Entre los Incas, según Baudin, era necesario asegurar el mantenimiento de la estructura social a todo precio; por lo tanto, la inmovilidad social se convirtió en un requisito para evacuar cualquier azar o contingencia que pudiese alterar o dañar el funcionamiento social.
11Dado que los ciudadanos incas eran sujetos sin ninguna autonomía, como consecuencia de su sometimiento a un poder central, según Baudin, le tocaba al todopoderoso Estado asegurar los elementos indispensables para la supervivencia de la sociedad. Con este objetivo, el Estado mantenía una política precisa. En términos administrativos, por ejemplo, la norma era el mantenimiento de un aparato burocrático organizado de manera vertical. Esta verticalidad se encontraba orientada antes que nada a asegurar la correcta ejecución de la política inca: « les courants qui traversaient cette lourde machine montaient ou descendaient le long de l’échelle sociale. Chaque fonctionnaire devait savoir obéir et commander » (Baudin 1942: 96). Un correcto sistema de rutas, templos, bases militares y almacenes facilitaron por otra parte la presencia del Estado por todo su territorio así como la correcta ejecución de sus disposiciones. Finalmente, para evitar cualquier desviación sediciosa, los Incas promovieron un férreo sistema punitivo que les permitió castigar las iniciativas y las conductas indebidas. A este respecto Baudin afirma que « Une administration tyrannique doit s’appuyer sur la force. Au Pérou, la justice était expéditive et la peine était rigoureuse » (Ibid.: 110). En resumidas cuentas, Baudin caracteriza al estado inca como vertical, omnipresente y totalitario.
12Todo lo que corresponde a bienes materiales – dígase vestidos, alimentos, incluso terrenos agrícolas – es distribuido por el Estado que se encarga de asegurar, por un lado, su constante producción y, por otro lado, su correcta circulación. Ubicado en el centro del sistema, el Estado concentra todos los bienes producidos pero no con el objetivo de quedárselos sino con el fin de distribuirlos de manera racional y solidaria entre todos sus integrantes. En este contexto el libre mercado no es solo inútil sino que también resulta un contrasentido. ¿Para qué regirse económicamente mediante un sistema de precios si todo aquello que el ser humano necesita para existir, en este caso alimento, vestido y tierras, es entregado por el Estado todopoderoso? Para Louis Baudin este carácter omnipotente del Estado inca no haría más que acercarlo a formas contemporáneas de socialismo, a las cuales se asemejaría, sin llegar a ser igual, como si se tratase de un precursor avant la lettre8.
13Escisión social (élite, por un lado, y pueblo, por el otro), centralismo gubernamental, y reforzamiento de la burocracia estatal son los rasgos que, en líneas generales, acercarían la sociedad inca a un modelo socialista. Ahora bien, cabría preguntarse cuál es el interés de Louis Baudin en acercar una sociedad (la inca) de un modelo económico (el socialista). En este sentido, es conveniente recordar que una de las características del ensayo como género es su inquietud por el tiempo presente. Con respecto de las diferencias entre el historiador y el ensayista, Pierre Glaudes precisa que « [según Péguy] c’est tout le sens de la polémique contre les sciences de l’histoire : celles-ci se contentent du passé, qu’elles triturent dans leur “usine de conserves”. Péguy sait qu’il faut au contraire “saisir le présent dans le présent même” » (Glaudes : 136). Si el ensayista acude a los eventos pasados, no lo hace con los mismos objetivos que el historiador, sino para leer en éstos todo lo que puede expresar de contemporáneo. Dimensión pedagógica del pasado, al mismo tiempo que voluntad de aprendizaje del presente. Entre ambos la voz del ensayista descifra la historia e interpela el presente.
14La respuesta nos la entrega el mismo economista francés, con detalle y cuidado, en los dos capítulos de su ensayo sintomáticamente denominados: « Le problème actuel de l’indien » y « Les enseignements de l’Empire des Incas ». Así, sucesivamente, en dos tiempos, definirá los alcances actuales de la sociedad inca tanto en Europa como en los mismo países donde ésta existió, es decir Ecuador, Bolivia, Chile y Perú ( « Le problème actuel de l’indien »). Es con respecto de este último país que Baudin se expresa con mayor detalle. Primero, deplora la apología de la sociedad inca que hacen quienes él denomina « bolcheviques ». El elogio « bolchevique » de los incas que Baudin denuncia no es más que romanticismo y chauvinismo sin fundamento real9. Según Baudin, se trataría de políticas de odio que no fomentarían en nada la unidad nacional, pues « el marxismo es una fuerza disolvente de la identidad ». Aquí viene la segunda parte de su argumento: en el Perú coexisten dos razas, la « raza blanca » y la « raza roja »; por esta razón, un correcto proyecto nacional sería aquel que las coordine de modo armónico. De este modo, según Baudin se disolverían las tensiones que han caracterizado a la sociedad peruana desde su fundación republicana: « l’Indien perdrait le goût de l’esclavage, qui a pris à ses yeux aspect de libération de l’incertitude et de l’inconnu. Le blanc cesserait de regarder l’Indien comme une chose, plus que comme une personne » (Baudin 1942: 154). La lectura « bolchevique » del pasado inca, lejos de promover el encuentro entre las dos razas, no haría más que atizar los rencores mediante la exaltación tendenciosa del pasado inca: debe ser por eso combatida si es que no refutada.
15En cuanto al capítulo denominado « Les enseignements de l’Empire des Incas », éste supone más bien una lectura en función del presente francés, específicamente el año 1941. En la Francia de comienzos de los años cuarenta – la del gobierno de Vichy – según la lectura de Baudin, el gobierno se vio obligado a asumir algunas medidas que al ensayista le recuerdan a una economía socialista10. Estas medidas fueron la respuesta a la escasez de productos – alimentos, vestidos, bienes en general – que se procuró remediar con la regulación del flujo de productos, el incremento de funcionarios y la multiplicación de controles. Así, pese a su persecución de movimientos socialistas y comunistas, el gobierno de Vichy habría adoptado, dadas las circunstancias históricas especiales, procedimientos que harían recordar a la sociedad inca analizada por Louis Baudin. Frente a este panorama, el profesor de economía se plantea la pregunta retórica siguiente: « Mais la perte de la liberté de production, d’échange, de consommation, l’effacement de la monnaie et des prix, l’immobilisation, la contrainte […], la rigueur des sanctions, n’est-ce point là un régime qui rappelle celui des Incas, toutes proportions gardées? » (Baudin 1942: 172). Pese a su admiración por la cultura inca, la defensa cerrada que Baudin plantea del individualismo le lleva a denostar este tipo de régimen, razón por la cual encuentra en la historia incaica el ejemplo de un modelo a evitar. Los indios se adecuaron (o se resignaron) a hipotecar su individualidad a un Estado poderoso, pero el espíritu libre de los franceses no está hecho para ese tipo de sociedad cuyo modelo no puede ser asumido sin riesgo de perder la autonomía, la emancipación individuales y colectivas.
16La lectura que Baudin propone de la sociedad inca busca encontrar lecciones para el presente con miras al futuro. Su mirada no se pretende la del arqueólogo que penetra en el pasado para reconstituirlo, sin mayor vínculo con el tiempo actual, pero sí la del científico social que busca leer aquello que le permita entender de un mejor modo la sociedad peruana pero también su sociedad de origen, es decir la francesa. Este afán por darle a su lectura una dimensión actual, por proyectar al aquí y al ahora las lecciones que se pueden establecer de la sociedad inca, lo alejarían de la pretendida objetividad científica y reforzarían, por lo tanto, la subjetividad combativa del ensayo, género que él utiliza. De ahí el carácter tendencioso de su teoría pues al caracterizar a la sociedad inca como socialista la presenta como un modelo político y económico abusivo y totalitario que las sociedades actuales deberían evitar. Ahora bien, dado que su producción intelectual se insertó en una comunidad de lectores cabría interrogarse acerca de la manera en que fue recibida en América latina. En otras palabras, dentro del marco de las idas y vueltas de las ideas y las teorías en el mundo contemporáneo, resulta pertinente preguntarse por el destino de este libro entre los peruanos. Como veremos a continuación los postulados de Baudin siguieron un camino y una evolución particularísimos en el debate intelectual peruano que pasaron de un extremo al otro a lo largo de las décadas.
Reacciones peruanas al ensayo de Baudin
La recepción inmediata o la lectura politizada
17Como el mismo Baudin lo sugiere en su libro, sus ideas y formulaciones no son consecuencia de un interés espontáneo ni novedoso en un pasado remoto. Al contrario, ellos responden a un emergente y progresivo interés científico por el Perú prehispánico. Alberto Flores Galindo señala en un ensayo significativamente titulado Marxismo y sociedad andina: derrotero de un malentendido:
En la década de 1920 Julio C. Tello apenas iniciaba sus descubrimientos en Chavín de Huantar, inaugurando la arqueología peruana; Riva Agüero emprendía con el Inca Garcilaso el análisis crítico de los cronistas, que sólo sería culminado años después con Raúl Porras y, recientemente, Carlos Aranibar ; Luis E. Valcárcel publicó en 1925 sus primeras investigaciones, sentimentales e intuitivas, bajo el título Del ayllu al imperio; el año 1928, Louis Baudin publica en París L’empire socialiste des Incas y al año siguiente se traducen las primeras monografías de Curow. (Flores Galindo 1988 : 114)
18En el período en el que Baudin comienza a interesarse en la historia prehispánica peruana, es decir la década de los veinte, como lo recuerda Flores Galindo, las disciplinas que permiten conocer este período se encuentran en formación y sus descubrimientos son recientes. Basta recordar lo que significó en 1911 el descubrimiento de Machu Picchu, por parte del arqueólogo y profesor en Yale, Hiram Bingham. No solo fue un continente de la memoria que se descubría, sino también, como el mismo Bingham lo señaló en sus memorias, un aliciente para encontrar más respuestas con respecto de esta civilización tan antigua en la historia pero tan reciente en la memoria11. El pasado, la historia inca, emerge de modo intenso para interpelar no sólo la memoria histórica sino también su lugar en la configuración de la identidad nacional.
19Es necesario tener esto en mente para entender el primer momento de recepción de los postulados de Baudin. El caso de Les Incas du Pérou es emblemático pues la edición viene acompañada del prefacio que el escritor Francisco García Calderón, entonces embajador peruano en París, escribió para presentar el ensayo. En dicho prefacio, que tiene todas las características de un elogio, García Calderón subraya primero las cualidades científicas del autor, para después alabar la riqueza y la originalidad de su argumento.
20Este elogio cumple una doble misión: por un lado le entrega a Baudin el respaldo de un intelectual peruano reconocido en ese entonces; mientras que, por otro lado, lo encuadra en la discusión acerca del indio. Si gente como Mariátegui planteaba una lectura marxista del pasado peruano en la cual el indígena era, por un lado, el beneficiario directo del régimen inca y, por el otro, la víctima de una economía española señorial de corte esclavista12, para García Calderón este tipo de interpretación era peligroso pues falseaba la realidad y al mismo tiempo promovía una peligrosa política de resentimiento. De lo que se trataba, según García Calderón, era de buscar una solución original peruana y americana a los conflictos nacionales que son consecuencia de un mal encuentro entre las razas13. En otras palabras, García Calderón encomia en Louis Baudin lo que el considera ser un indigenismo despojado de todo lazo socialista así como su propuesta de encuentro armonioso entre las dos razas peruanas.
21Ahora bien, junto con este tipo de lectura hubo otra más ligera, consecuencia de la discusión contemporánea peruana. Con respecto de este punto, Alberto Flores Galindo nos informa en su libro sugestivamente llamado Buscando un Inca:
¿Simple retórica? ¿Elaboraciones ideológicas, en la acepción más despectiva de este término? ¿Mistificaciones de intelectuales tras los pasos de Valcárcel ? Los incas habitan la cultura popular. Al margen de lo que escriban los autores de manuales escolares, profesores y alumnos en el Perú están convencidos de que el imperio incaico fue una sociedad equitativa, en la que no existía hambre ni injusticia, y que constituye por lo tanto un paradigma para el mundo actual. Se explica por esto la popularidad del libro de Louis Baudin El imperio socialista de los Incas (publicado en francés en 1928). Popularidad del título: Baudin era un abogado conservador que escribió esa obra para criticar al socialismo como un régimen opresivo; quienes en el Perú hablan de socialismo incaico lo hacen desde una valoración diferente como es obvio. (Flores Galindo 1988: 18)
22La acogida, rápida y entusiasta, que ambos ensayos de Baudin – L’empire socialiste des Incas y Les Incas du Pérou – tuvieron en América latina se manifiesta en la rapidez de sus traducciones. Así, por ejemplo, la traducción de L’Empire socialiste des Incas apareció solo un año después de su publicación francesa. Quien se encarga de publicar la edición es la editorial chilena Zig-Zag, una de las pocas editoriales latinoamericanas que en ese entonces logran evadir las fronteras nacionales y adquirir una difusión continental. El traductor fue el sociólogo indigenista boliviano José Antonio Arze. Gracias a una buena distribución y la lectura de gente reconocida, este libro se incorporó de inmediato no sólo en la discusión intelectual sino también en el imaginario nacional.
23No era para menos: a Baudin le correspondía el mérito de ser el primer francés que interpretó de modo sistemático el imperio inca como socialista. De aquí el malentendido del cual habla Flores Galindo, la gente lo leyó mal y lo entendió de manera distorsionada. Así, mientras Baudin enarbolaba ideas conservadoras desde su liberalismo individualista (que no se eximía de propósitos racistas), los peruanos recuperaron el título para darle una dimensión política diferente. En el título de Baudin, los partidarios del indigenismo, encontraron la fórmula que les permitía revalorizar aún más el pasado inca frente a un hispanismo colonialista siempre de actualidad. Idas y vueltas de las ideas, usos y excesos del pasado histórico. Sin quererlo, Baudin se convirtió en el garante de un nacionalismo que reivindicaba, frente a las posturas colonialistas y neo-criollas una mirada menos condescendiente con respecto del pasado inca y por lo tanto más exaltada y patriota. Si los incas fueron un imperio, ¿por qué no reivindicar ese pasado cuando la discusión acerca de la identidad nacional era moneda común no sólo para la clase dirigente sino también para el ciudadano común?
La lectura científica y la refutación de sus argumentos
24En resumen, el libro de Baudin tuvo en Perú una primera lectura vehiculada por intelectuales como García Calderón. También gozó de una recepción más vasta y popular que le entregó una dimensión sociocultural inesperada e inadecuada. Una última coordenada de lectura es la de los intelectuales posteriores a la generación de García Calderón, es decir, la de individuos como el historiador Jorge Basadre (1903-1980) quienes se detuvieron más bien a comentar y criticar la lectura socialista del pasado prehispánico. Nos encontramos por lo tanto frente a una recepción de Baudin que se pretende menos ideológica y apasionada aunque sí más científica.
25Jorge Basadre comenta, tres años después de su publicación, es decir en 1931, al Baudin de L’Empire socialiste des Incas (1928), en su precoz libro llamado Perú: problema y posibilidad, acaso la primera obra de interés del padre de la historiografía peruana14. Perú: problema y posibilidad es también un ensayo pero, a diferencia del de Baudin, lo que le interesa es la temática la identidad nacional, tema complejo que motivó la reflexión de numerosos intelectuales en ese período. En otras palabras, Jorge Basadre buscó la razón del ser del Perú, su idiosincrasia y particularidades, en la historia desde el periodo prehispánico hasta la época contemporánea. Esto lo llevará a postular una alegoría de la historia peruana bastante significativa: « Si no se estudia la historia peruana recordando que el Incario fue sólo el terreno, la Conquista la siembra y las épocas posteriores la cosecha y el comienzo de nuevas siembras que han de germinar, ese estudio ha perdido su significado » (Basadre 1992: 11). A su manera, Jorge Basadre también le da un sentido actual a la historia y la lectura que de ésta se hace.
26Cuando le toca interrogar al pasado inca, Basadre inevitablemente debe detenerse en los postulados teóricos de Louis Baudin (referente obligatorio de aquel entonces a quien el mismo Ludwig Von Mises había elogiado). Esto lo hará en el segundo capítulo del ensayo, intitulado « Panorama de la formación histórica del Perú: el terreno », donde afirma que:
Una superposición de comunidades agrarias resultado de larga evolución, al lado de un socialismo de Estado creado por los hombres: tal la síntesis del Incario según el profesor francés Baudin. Sobre un territorio inmenso, heterogéneo, parcelado, abrupto, en gran parte pobre construyó este imperio centralizador. Ninguna civilización de la antigüedad tuvo a su disposición medios tan mezquinos. La dificultad de encontrar los elementos de vida creó los andenes, las terrazas, las obras de irrigación, el sentido de obediencia y de sobriedad en el labriego. (Basadre 1992: 15)
27Destaquemos algunos elementos del fragmento citado como por ejemplo el mencionado centralismo de la sociedad inca. Basadre también consideró al territorio como una razón del centralismo y por lo tanto de la falta de individualidad de los indígenas. Así, entre el historiador peruano y el economista francés existe una coincidencia de puntos de vista cuando se trata de hablar de la política de la sociedad inca. Como bien dice Waldemar Espinoza, discípulo de Basadre: « Baudin, en realidad, construyó una obra bien documentada, cuya admirable bibliografía asombró a todos, porque demostró que estaba al día con las modestas ediciones en lo que respecta a autores, tanto de los de Europa como de los del espacio andino » (Espinoza 2003 : 205). No es en la caracterización de las particularidades de gobierno del estado inca que encontraremos las discrepancias entre el economista francés y el historiador peruano.
28Sin embargo, más allá de esta coincidencia en cuanto a la lectura del ordenamiento político de los incas, existe un conflicto radical entre uno y otro, pues para Basadre era imposible hablar de estado socialista cuando se trataba del Estado inca. Este último no era socialista, ni comunista, ni feudal sino una realidad sui generis. Según Basadre, la realidad inca era ante todo rural y el socialismo es consecuencia del industrialismo occidental. En este sentido ambos, sociedad inca y socialismo, se encuentran divididos por lo que él denomina « poderosos factores de orden técnico y de civilización » (Basadre 1992: 15). La segunda crítica de Basadre es consecuencia de ésta pues, según el historiador peruano, al no existir en el territorio inca el proceso de industrialización que permitió el desarrollo del capitalismo, no existió la diferencia entre campo (agricultura) y ciudad (comercio). Al contrario, en la sociedad inca la gente nunca se liberó del campo, mientras que las ciudades fueron asentamientos militares o religiosos. En este sentido, caracterizar como socialista una sociedad estrictamente rural no sólo es un error sino que es también una aberración.
29Cualquier lectura socialista, como la de Baudin, desnaturaliza la verdad histórica, incurre en un error de perspectiva. Esto le permitirá a Jorge Basadre afirmar en la addenda que le da varias décadas después al ensayo y que él denomina Algunas reconsideraciones cuarentaisiete años después:
No hubo en el capítulo segundo de Perú: problema y posibilidad, una idea acerca de la formidable transformación en los descubrimientos sobre las culturas preincas de los últimos lustros.
El ingenuo acatamiento (no obstante los puntos de vista heterodoxos que han sido expresados ya) al libro de Louis Baudin sobre los Incas (obra muy nueva cuando Perú: problema y posibilidad fue escrito) debe ser enfáticamente rechazado (Basadre 1992: 168).
30Así, varias décadas después de publicado el libro, la distancia histórica, científica (se conoce más de la civilización inca) e ideológica (el indigenismo no es el mismo de antes) no hizo más que envejecer los postulados de Baudin. En la concepción de Basadre, ya no se puede acudir más al científico francés si se quiere o busca hablar con conocimiento de causa acerca de la realidad inca.
Conclusiones
31La lectura socialista que del pasado inca hizo Louis Baudin es una de las primeras que en Europa se hizo de este imperio bajo la perspectiva económica. En Perú los postulados de Baudin siguieron una evolución que pasó del entusiasmo (ejemplificado en García Calderón) a la critica ilustrada y científica (ejemplificado en Basadre), pasando por la aprobación popular. Curioso destino el del libro de Louis Baudin : orientado a denunciar los totalitarismos socialistas de un régimen, se convirtió en panfleto indigenista por parte de los ciudadanos latinoamericanos que lo leyeron mal.
32La evolución de la lectura de este libro acabó por poner en evidencia los postulados ideológicos que lo animaron, es decir, representar el imperio inca como un totalitarismo que destruye al individuo. Baudin consiguió ( ¿inventó?) un caso ejemplar para poner en guardia a sus compatriotas frente a las medidas del gobierno francés de la época que si bien estaba lejos de ser socialista tomó ante los ojos de Baudin medidas que lo acercaron en determinados aspectos a este tipo de régimen. En cuanto al Perú, en la actualidad no se pueden dejar de leer sus argumentos sin dejar de advertir el fuerte carácter eurocéntrico de éstos, así como la poca empatía con el universo y la cosmovisión indígenas.
33Si, como Macera lo afirma en La imagen francesa del Perú, la reflexión acerca de la representación y la integración de la historia peruana en la cultura francesa está aún por hacerse, sería interesante reflexionar acerca del derrotero de las ideas de Baudin en Francia. En efecto, ¿cuál fue la lectura que los intelectuales franceses hicieron de las teorías de Baudin ? ¿Qué queda de ellas en un país, una cultura, como la francesa en la cual el lejano Perú de un modo o de otro sirvió como un espejo en el cual reflejar y distorsionar sus inquietudes sociales y políticas?
34Frente a estas preguntas, por el momento solo nos queda reformular el enunciado que hizo el mismo Baudin y decir que l’empire des Incas est toujours d’actualité.
Notes de bas de page
1 La edición con la que contamos presenta una sucinta biografía académica de Louis Baudin en la que se destacan sus vínculos académicos en un continente y el otro: « Professeur à la faculté de droit et à l’école des hautes études commerciales de Paris, Docteur Honoris Causa de l’université majeure de San Marcos de Lima, de l’Uuniversité catholique du Pérou, de l’université San Agustín de Arequipa, de l’université du Cuzco ».
2 « Pour le lecteur d’un essai, le but, le terminus ad quem d’un parcours souvent tortueux restent par définition inconnus, ce qui explique la surprise qui accompagne la lecture des meilleurs exemples de ce genre littéraire. En revanche, pour l’auteur de l’essai, le but est bien connu, et souvent même avant qu’il ne se mette à écrire. Supposer que ce but soit connu avant de commencer la recherche c’est exaspérer les possibilités offertes par les caractéristiques formelles de l’essai » (Ginzburg Carlo : 10).
3 Les Incas du Pérou (de ahora en adelante LIP) : « En Amérique du Sud même, nous assistons à une véritable renaissance des études précolombiennes. Deux ouvrages capitaux traitent de l’évolution générale de l’économie péruvienne, tous deux parus à Lima en 1937 : Emilio Romero, Historia económica y financiera del Perú, et Jorge Basadre, Historia del derecho peruano. Une pléiade d’auteurs de grand talent s’efforce de pénétrer les mystères de l’Empire disparu: J.C. Tello, Max Uhle, Jijón y Caamaño, de la Riva Aguero, H. Urteaga, Rafael Larco Herrera, R. Cúneo Vidal, A. Posnansky, J. Imbelloni, A. Giesecke, R. Latcham, L. Valcárcel, A. Belaúnde, C.A. Ugarte, B. Cisneros, E. Zurkalowski, R. Porras Barrenechea, C. Valdéz de la Torre et bien d’autres encore » (Baudin: 1942: 45).
4 Páginas antes el mismo Baudin ha sido más perentorio cuando afirma que: « à vrai dire, les économistes n’ont jamais étudié le Pérou » (LIP, p. 19).
5 LIP, p. 25: « Puisque l’individualisme, son adversaire, met l’accent sur la personnalité, le socialisme doit le mettre sur la collectivité et partir de la masse, de l’ensemble ».
6 LIP, p. 62: « Les travaux de terrassement et d’irrigation exigeaient le groupement des hommes. Ils maintenaient la communauté. Toute anarchie eût été fatale. Elle risquait de l’être plus encore au temps des Incas, lorsque la paix et l’ordre qui régnaient à l’intérieur d’un vaste territoire eurent provoqué une redoutable augmentation de la population. Les campagnes militaires ne se poursuivent plus alors que le long des frontières lointaines. Ne soyons donc pas surpris que les souverains de Cuzco aient agi avec une extrême prévoyance, comme s’ils sentaient perpétuellement peser sur eux la menace d’un manque de moyens de subsistance ».
7 LIP, p. 66: « Nous devons, en effet, distinguer l’ensemble des dispositions traditionnellement admises par les indigènes, d’un caractère local, et le réseau des mesures prises par les souverains de Cuzco, d’un caractère national. Les premières sont antérieures aux Incas et se perpétuent après eux, elles tiennent étroitement aux nécessités géographiques et aux tendances psychologiques, elles sont l’œuvre du milieu et du temps. Les secondes constituent un échafaudage improvisé: elles sont l’œuvre de l’homme ».
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Está claro que para Baudin existen diferencias de orden antropológico que separan el socialismo inca del socialismo ruso: « En Russie, il est clair que la multiplication des communautés fait partie d’un plan général. Le Slave réhabilite le travail, adore la machine, se lance sur les traces des capitalistes, afin de dépasser l’Occident dans la course au bien-être et à la puissance ; il se rapproche beaucoup de ses adversaires, dont il adopte la technique et épouse les conceptions de progrès. Son idéal est dans l’avenir. L’Indien n’accorde aucune valeur au travail, méprise la machine, se rit du progrès et ignore le capitalisme. S’il demeure partisan des communautés, c’est parce qu’il voit en
elles le moyen d’assurer son existence hors de la civilisation de l’Ancien Monde. Son idéal est dans le passé » (LIP, p. 162).
9 LIP, p. 139 : « Quelques Latins d’Amérique, sans se rallier aux Soviets adoptent des doctrines frelatées, mélange de relents marxistes, de lambeaux de syndicalisme et de souvenirs de l’époque des Incas. Un certain romantisme et un certain chauvinisme achèvent d’embrouiller les formules que le mot indigénisme permet de synthétiser. J.C. Mariátegui, prophète du socialisme péruvien, est responsable, dans une large mesure de ce désarroi des idées ».
10 LIP, p. 172 : « Il va de soi que le Gouvernement français n’a jamais eu l’intention de socialiser notre économie, mais, étant soucieux de ses devoirs, il a été forcé par les circonstances d’adopter des procédés socialistes. À cause de la grande rareté des produits, il a dû tenir compte des besoins de la population, pour que celle-ci vive, et n’a pas pu permettre de répartir selon le hasard ou selon le mérite, quand bien même ce dernier mode lui apparaîtrait comme plus équitable. Aussi le droit de propriété n’est-il pas contesté, il est seulement limité ou atteint indirectement par les réquisitions, par l’obligation de cultiver, de fabriquer, etc. C’est un système d’économie dirigée accentuée ».
11 Hiram Bingham lo expresa de este modo a final de su ensayo: « Aquí, escondidas en un cañón de extraordinaria majestad, protegidas por la naturaleza y por la mano del hombre, las Vírgenes del Sol se extinguieron una a una en lo alto de esta bella montaña, sin dejar descendientes que quisieran revelar la importancia o explicar el significado de las ruinas que coronan los ríspidos precipicios de Machu Picchu » (Bingham 2008: 248).
12 En este punto Mariátegui es categórico: « Contra todos los reproches que – en el nombre de conceptos liberales, esto es, modernos de libertad y justicia – se puedan hacer el régimen incaico, está el hecho histórico – positivo, material – de que aseguraban la subsistencia y el crecimiento de una población que, cuando arribaron al Perú los conquistadores, ascendía a diez millones y que, en tres siglos de dominio español, descendió a un millón. Este hecho condena al coloniaje y no desde los puntos de vista abstractos o teóricos o morales – o como quiera calificárseles – de la justicia, sino de los puntos de vista prácticos, concretos y materiales de la utilidad. El coloniaje impotente para organizar en el Perú al menos une economía feudal, injertó en ésta elementos de economía esclavista » (Mariátegui 1973: 52).
13 García Calderón afirma en su prefacio: « D’après l’auteur, un problème agraire qui exige une solution adéquate se pose dans nos pays. L’indigénisme aspire à le résoudre. Avec sa noble ambition et son souci fervent de pureté, il peut constituer la base d’un nationalisme étranger à la routine et à la chimère. Pour y parvenir, il doit se libérer des influences slaves et marxistes, se résoudre à être naturellement, radicalement américain. Louis Baudin demande des concessions à l’Indien et au créole. Que l’homme blanc renonce à ses privilèges et prononce un héroïque mea culpa; que l’indien entre dans le cité future dépouillé d’envie et de ressentiment », p. 13.
14 Muchos años después, en 1978, Basadre reedita este ensayo y le añade un apéndice en el cual menciona una vez más a Baudin. Por lo tanto, Basadre no sólo conocía a Louis Baudin sino que también lo leyó con detenimiento e interés a lo largo de toda su trayectoria.
Auteur
Université Michel de Montaigne,
Bordeaux III, Ameriber
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