Las actividades científicas de Joseph de Jussieu en América del Sur1
p. 67-84
Note de l’éditeur
Trabajo realizado con el apoyo del C.I.A.E.C.
Texte intégral
1ΕL viaje de Joseph de Jussieu (1704-1779) a la América del Sur hay que enmarcarlo, en sus inicios, en la conocida expedición geodésica hispanofrancesa a Quito (1735-1744), organizada por l'Académie Royale des Sciences de París.1
2Esta expedición fue consecuencia de la polémica suscitada entre newtonianos y cartesianos, en torno a la figura de la Tierra. El ministro de Marina francés, conde de Maurepas (17011781), que era a su vez vicepresidente de la mencionada academia, a raíz de una propuesta en esa institución de Louis Godin (1704-1760), fue el encargado de conseguir la aprobación real para la medida de algunos grados del meridiano terrestre en el Ecuador.2
La organización de la expedición geodésica al virreinato del Perú
3El gobierno francés nombró para esta empresa científica al propio Godin, como astrónomo y jefe de la expedición, y a los también académicos Charles de La Condamine (1701-1774), como geógrafo, y Pierre Bouguer (1698-1731), matemático y astrónomo. Asimismo, y tras la renuncia de algunos de los componentes inicialmente propuestos, fueron designados para la misión científica Joseph de Jussieu, médico y encargado de los estudios de historia natural, Jean Seniergues, cirujano, Verguin, ingeniero de la marina, Morainville, dibujante de historia natural, Couplet y Godin des Odonnais, ayudantes, y Hugot como relojero e instrumentista.
4Dado que el proyectado viaje tenía como destino uno de los más importantes virreinatos de la corona española, el gobierno francés elevó al ministro español de Marina, José Patiño, un memorial en el que se explicaba detenidamente el objetivo de la expedición y se solicitaba la autorización para recorrer los dominios españoles. En concreto, se pedía permiso para pasar al Perú a fin de efectuar observaciones útiles a la navegación y realizar por debajo del Ecuador observaciones astronómicas y al mismo tiempo medir allí los grados de longitud y latitud, con el objeto de determinar la forma exacta de la Tierra. Aunque el objetivo fundamental de la expedición quedaba claro ya en los primeros puntos del memorial, no por ello se descartaba llevar a cabo otros estudios. Así, se contemplaba de forma directa el interés que despertaba la Historia Natural, al menos en sus aspectos aplicados, al sugerirse en el memorial la conveniencia de incluir en este viaje a una o dos personas para que buscaran plantas medicinales para la curación de enfermos.
5El memorial pasó al dictamen del Consejo de Indias, quien lo aprobó tras realizar algunas observaciones. Entre éstas aparece la conveniencia de añadir a la nómina de los expedicionarios dos «sujetos inteligentes en la matemática y astronomía», elegidos por el monarca español Felipe V, quien finalmente designó a los por entonces guardiamarinas Jorge Juan Santacilia (1713-1773) y a Antonio de Ulloa de la Torre-Giral (1716-1795).
6En cuanto a la propuesta francesa de contemplar la búsqueda de plantas medicinales, se recomendaba por parte española que fueran los gobernadores de los diferentes distritos los que eligieran las personas indicadas para este cometido. Esta sugerencia, que no pudo cumplirse por falta en América de personas capacitadas para llevarlas a cabo, se complementó con unas instrucciones particulares dadas a Juan y Ulloa, en relación a la Botánica y a su aplicacion médica, en las que se ordenaba, entre otras cosas que dibujaran y anotaran las propiedades de las plantas descritas por los naturalistas franceses:
Siempre que los académicos de la geometría y botánica hicieran sus dimensiones y examen de algunas plantas o yerbas, tendrán especial cuidado en dibujarlas con la mayor propiedad que les sea posible, anotando sus virtudes y efectos, y lo que sobre esto informaren los habitantes del país.3
7La aprobación final del proyecto expedicionario hispanofrancés tuvo lugar el 14 de agosto de 1734, con la emisión de la real cédula por la que se autorizaba el paso a América de los académicos franceses.
El viaje de Joseph de Jussieu a la América española
8El 13 de febrero de 1735 el rey francés concedía los pasaportes a los académicos y sus acompañantes, entre los que se encontraba Joseph de Jussieu. Este había nacido en 1704 en Lyon y se había formado con sus hermanos Antoine y Bernard, para doctorarse posteriormente en Medicina y ser profesor en la Facultad de París. Previamente hizo un parentesis en sus estudios médicos para dedicarse a las Matemáticas, con la intención de llegar a ser ingeniero. La influencia de sus hermanos le hizo inclinarse hacia los estudios de botánica, en la que se adiestró copiando los dibujos de plantas de las Antillas de Charles Plumier (1646-1704) y ordenando el herbario americano del compañero de Plumier en su primer viaje a América, el médico marsellés Joseph Donat Surian.4
9En abril de 1735, Jussieu llegó al puerto de Rochefort, acompañado por el cirujano Seniergues. El 16 de mayo se embarcaron, junto a los demás expedicionarios franceses, en el mercante Le Portefaix con rumbo a la Martinica, donde llegaron el 22 de junio. En esta isla, el botánico recogió abundantes plantas y semillas, enviando cuarenta y dos especies de éstas al Jardin du Roi. Asimismo realizó observaciones astronómicas, junto a La Condamine y Bouguer, en la Montaña Pelada.
10El 11 de julio llegaron a Fort Saint-Louis, en la parte francesa de la isla Española, donde también se realizaron observaciones botánicas. A continuación se dirigieron a Petit Goave, donde permanecieron tres meses, utilizados —entre otras cosas— para el estudio de la flora local, el envío de semillas a París y establecer relaciones con correspondientes como H. Duhamel de Monceau (1700-1781).5
11El 30 de octubre de 1735 salía el grupo expedicionario rumbo a Cartagena, en cuyo puerto fondearon el 15 del mes siguiente. En este punto se produjo el encuentro con los dos comisionados españoles, Jorge Juan y Antonio de Ulloa, tal como describe Joseph de Jussieu en una carta a su hermano fechada en Portobelo:
Allí encontramos a los dos oficiales de la marina española que el rey Felipe V nos ha señalado como adjuntos, son dos amables caballeros de carácter extremadamente dulce, muy sociables, nobles y que conocen muy bien las matemáticas, ambos hablan francés para hacerse entender fácilmente.6
12En Cartagena, Jussieu continuó sus herborizaciones y se interesó especialmente por los bálsamos de Tolú y de Copahu. El mes siguiente, el botánico se encontraba en Portobelo, donde realizó extraordinarias recolecciones de plantas y visitó minas de oro, para pasar poco más tarde a Panamá, remontando el río Chagres, a la espera de encontrar un barco adecuado para Manta, en las proximidades del Cabo Pasado. El 22 de febrero zarparon en el San Cristóbal para dirigirse a Manta, tal como estaba previsto. Desde esta ciudad, el grupo expedicionario —a excepción de La Condamine y Bouguer, que lo harían posteriormente— se dirigió a Quito, siguiendo una ruta que atravesaba Guayaquil y Caracol.
13Una vez en Quito, el 29 de mayo de 1736, los astrónomos españoles y franceses, dirigidos por Godin, iniciaron su trabajos geodésicos, en los que no entraremos por ser suficientemente conocidos. Al año siguiente, La Condamine se dirigió a Lima con objeto de resolver los problemas finacieros de la expedición, viaje que aprovechó para explorar la siena de Cajanuma por indicación de Joseph de Jussieu, quien le dio las instrucciones necesarias para hacer la descripción científica de la quina medicinal, de la que hablaremos más adelante.
14En tanto que los astrónomos realizaban sus mediciones Jussieu reconocía la flora de las altas llanuras andinas. Aunque le acompañaba el dibujante Morainville no podía contar con el apoyo de algún ayudante con conocimientos de plantas medicinales, a pesar de las gestiones en ese sentido del gobernador de Quito —empeñado en el cumplimiento de la Real Cédula en este sentido— donde ni siquiera en Lima pudo encontrar a alguien capacitado en ese campo.
15Su condición de médico, en una región con graves carencias de estos profesionales, provocó que su labor botánica se viera a menudo interrumpida. Así, una epidemia de viruela en Cuenca dio lugar a que el gobernador de Quito le comisionara, junto al cirujano Seniergues, para ir a dicha localidad a controlar la enfermedad. Durante algún tiempo trabajaron en ello realizando una importante labor entre los enfermos. Cuando la epidemia estaba casi controlada fueron obligados a salir de la ciudad debido a los problemas que había ocasionado Seniergues. En febrero del año siguiente ambos fueron enviados, esta vez a Guayaquil, a combatir otra epidemia. Al terminar su labor regresaron a Quito.
16También Jussieu durante esta época realizó algunos estudios zoológicos. Por ejemplo, como comenta Ulloa, fue el primero que distinguió entre las dos especies, una de ellas venenosa, de Nigua, experimentando él mismo como la entrada del insecto por los dedos de los pies ocasionaba una inflamación de las glándulas de las ingles, con el consiguiente dolor, que sólo cesaba al extraer el animal. Asimismo, juntamente con Seniergues, experimentó en Quito con el cadáver del animal llamado Chucha o Mucamuca por los indios, al extraer de la bolsa de una hembra muerta hacía tres días las crías que se encontraban agarradas a sus pezones.7
17Durante estos primeros años Jussieu alternó sus observaciones botánicas y zoológicas con la ayuda a sus compañeros en las mediciones geodésicas. No fue hasta entrado el año 1739 en que pudo dedicarse a trabajar en una de las cuestiones más importantes para los médicos y boticarios europeos de la época: el estudio de las quinas. Fue en ese tiempo que partió hacia Loja, en donde describió varias especies de quinas, teniendo en cuenta tanto los aspectos botánicos como medicinales y procurando que todos, desde el Corregidor de Loja hasta el último indígena, pudieran distinguir las especies8, extendiendo de esta forma su uso en la zona. Aprovechó para preparar y enseñar un método para obtener el extracto de esta planta, del que mandó una gran cantidad a sus hermanos indicándoles que era preferible su empleo al de la corteza, que era el que se utilizaba hasta entonces, siendo además su transporte más fácil y económico.
18Ese mismo año de 1739 fue muerto en Cuenca su compañero Seniergues. Esta pérdida afectó al estado de ánimo de Jussieu, ya de por sí bastante depresivo.
19Tras la realización de sus mediciones del meridiano terrestre, así como de observaciones meteorológicas y experiencias de dilatación de los metales, sobre el péndulo en Quito, sobre la velocidad del sonido etc., los expedicionarios dieron por terminada su labor en 1743 y se dispusieron para regresar a Europa.
20Bouguer volvió a París ese mismo año por la vía más directa, atravesando Colombia, descendiendo el río Magdalena y embarcándose en Cartagena. En cambio, La Condamine optó por un camino más difícil que seguía un itinerario por el Amazonas, donde, entre otras observaciones, hizo el reconocimiento de una goma que llamó "caoutchouc". Finalmente llegó a París el 24 de febrero de 1745, tres meses más tarde que su compañero Bouguer.
21Joseph de Jussieu, que en ese mismo año de 1743 sería nombrado Adjunto-Botánico de la Académie des Sciences y que años más tarde pasaría a ser Asociado y Asociado veterano de la misma institución, había pensado acompañar a La Condamine en su periplo amazónico, pero, según A. Lacroix (1941), no pudo seguirle por hallarse sin recursos —que intentaba obtener con la práctica de la medicina— y por hallarse aquejado de fiebres.9 A pesar de esta circunstancia, La Condamine le escribió, en 1743, desde las misiones de Mainas y de Pará, comentándole que había sido recibido en todos los lugares de su ruta por donde pasaba e invitándole a tomar el mismo camino, que consideraba como el más adecuado para realizar sus investigaciones de Botánica y de Historia Natural.
22Pero esto no fue posible, en primer lugar por el brote de una aparente epidemia de una enfermedad, que Jussieu achacó a una afección de la glándula parótida provocada por las cenizas de la erupción del volcán Cotopaxi. Más tarde, impidió el viaje la guerra con los ingleses, que dio lugar a un decreto de la Real Audiencia de Quito que impedía reclutar indios y muías así como el abandono de la ciudad.
23El deseo de Jussieu de seguir la ruta de La Condamine fue realizado en parte, unos años más tarde (1747), tras recibir la orden de Maurepas de reunirse en Lima con Godin y hacerse cargo del instrumental científico. Penetró a pie en la provincia de Canelos, por la misma ruta que había seguido Pedro Vicente Maldonado (1704-1743) cuando partió de Quito para reunirse con La Condamine en La Laguna. El itinerario seguido por Maldonado había comprendido el paso del río Bobonaza, en la provincia de Canelos, y el descenso por este río hasta el Pastaza, para pasar posteriormente al Marañón y coincidir con La Condamine en La Laguna, en las misiones españolas de Mainas.10
24Por su parte, Jussieu, una vez internado en la provincia de Canelos estudió allí la corteza del árbol de la "canela". Posteriormente Jussieu siguió una ruta que le llevó al río Chambo, tras la exploración del volcán Tunguragua, para proseguir después hacia la cordillera y dirigirse al valle central que había sido el punto de las observaciones geodésicas, lugar en el que recogió importantes muestras botánicas —que envió a sus hermanos a París—, antes de llegar a Lima en 1748.
25Una vez en la capital peruana, Jussieu se reunió con Godin y juntos salieron a finales de agosto de 1748 en dirección a Buenos Aires. Atravesaron la cordillera pasando por las nevadas cumbres del Pomacachari, visitaron las minas de plata de Huagracava y las del mercurio de Huancavélica para a continuación descender hacia el valle del río Urubamba, pasar por el Cuzco y subir hasta el lago Titicaca. Allí Jussieu consiguió varios ejemplares de la avifauna del lago que envió al Jardin du Roi.11
26Continuaron su ruta hasta La Paz, tras un viaje de nueve meses, decidiendo Jussieu separarse de Godin para proseguir sus herborizaciones por Santa Cruz de la Sierra, en tanto que el astrónomo continuaba su viaje hacia Buenos Aires.
27En 1749, el botánico francés descendió hacia la región de las Yungas para estudiar el cultivo de la coca y posteriormente volvió a subir la cordillera, pasó por Oruro —importante centro minero—, visitó Chuquisaca y Santa Cruz de la Sierra, llegando a Potosí en julio de 1750. Allí permaneció durante cinco años, ejerciendo su profesión de médico, viviendo en casa del gobernador de la provincia, Domingo de Jáuregui. Durante los años de su estancia en el Alto Perú Jussieu, que había estudiado algunos principios de ingeniería en Francia, se interesó por los problemas técnicos derivados de la explotación de las minas de plata. Se conservan varios manuscritos suyos en los que se detallan los procesos de amalgamación utilizados por aquella época en el beneficio de minerales pacos, negrillos... para la obtención de la plata. Asimismo, parece que estudió un ingenio diseñado por un tal Juan Neish a fin de mejorar la aportación de agua para la molienda del mineral de plata de las minas del cerro de Guariguari, a cinco leguas al nordeste de Potosí. En una carta de Jáuregui a Bernard de Jussieu, escrita cuando aquél ya había vuelto a España, le comentó la gran labor hidráulica que Joseph había realizado en las lagunas del Potosí, para aumentar el caudal del agua utilizada para la molienda de los minerales de plata.12
28En 1755 Joseph de Jussieu se trasladó a Lima, en compañía de Jáuregui, quien partiría para Europa dejando a su amigo en la capital aquejado de diversas dolencias y depresiones causadas por la muerte de su hermano y su madre. Su estancia en Lima se prolongó hasta octubre de 1770, en que por vía de Panamá llegó a París en julio del año siguiente. Joseph de Jussieu murió en la capital francesa unos años después, en 1779.
Descripciones de la quina, la canela y la coca de J. de Jussieu
29Como ya hemos indicado anteriormente, la primera descripción científica de la quina no se debió a la pluma de Joseph de Jussieu, como se esperaba, sino a la de La Condamine, aunque este autor reconoce en su trabajo la deuda contraída con el naturalista y las circunstancias en que se produjo el reconocimiento de la nueva especie medicinal:
29 de Mayo de 1737. Como se juzgase necesario mi viaje de Quito a Lima para los negocios de la compañía, y haviendo por otra parte la estación lluviosa suspendido nuestras operaciones, salí de Quito el 28 de Enero de 1737, y de los dos caminos que hay para ir de esta Ciudad a Lima, uno por Guayaquil, y otro por Cuenca, elegí este último, aunque mas largo, y trabajoso, por pasar por Loxa, y observar allí el árbol de la quina; de que hasta ahora no se ha tenido en Europa mas que un conocimiento mui imperfecto.
Mr. de Jussieu uno de mis compañeros del viaje Dr. en Medicina de la Facultad de París, y hermano de los dos Académicos del mismo apellido, encargado mas particularmente de las observaciones botanicas, me dio quando salí de Quito una apuntacion de diversos puntos historicos, y físicos concernientes à dicho árbol, que necesitaban de alguna ilustracion. [...]
Este apunte me sirvió de luz para las indagaciones que pude hacer, y de que voi a dar noticia.13
30A pesar de este reconocimiento hacia de Jussieu, no parece justo, al menos visto con ojos actuales, el cambio prometido por La Condamine de avisar al naturalista de la estación más favorable para viajar a Loxa, a cambio de perder la prioridad del descubrimiento.
31La Condamine describió en su memoria la situación de Loxa, donde se cogía la mejor quina, las diferentes especies de este especifico, roja, amarilla y blanca, la forma de extraer la corteza, el tiempo de recogida, la estructura de sus hojas, flores, fruto, semillas —que acompañó de dibujos—, la historia de su descubrimiento, las falsificaciones del producto, su uso en tintes y una interesante disquisición sobre su nombre.14
32Dos años más tarde se presentó la oportunidad para que Joseph de Jussieu realizara sus estudios botánicos sobre la quina en la localidad visitada por el astrónomo, quien dio cuenta en su Journal del viaje de su compañero en marzo de 1739:
M. de Jussieu en partit le 22 pour aller a Loxa visiter l'arbre de Quinquina et les autres plantes du pays.
33Asimismo comentaba que este viaje lo pudo realizar acompañado por el cirujano Seniergues y el dibujante Morainville, encargado de representar las plantas de Loxa y de Zaruma.
34Los expedicionarios españoles también dejaron constancia del importante viaje del botánico francés a la tierra de la quina y en su Relación de Viaje describen:
Mr. de Jussieu, de quien en otras partes queda hecha mencion, siendo su principal encargo el examen de las Plantas, hizo determinadamente viaje a Loja, para reconocer el Arbol, que la produce; y en una dilatada descripción, que con su acreditada experiencia hace de ella, distingue las especies, y relaciona las mas prolixas circunstancias para la satisfaccion de los Botanicos, y espectacion de los Curiosos. Dispensó al mismo tiempo el grande beneficio de darla a conocer, y distinguir al Corregidor de allì, y à los Indios, que se emplean en cortarla para que no la mezclasen, y se logre en Europa la más eficaz; enseñòles assimismo el methodo de sacar el Extracto; y últimamente la puso en uso en aquel Territorio, donde no lo estaba: siendo asi que el Clima es propenso à este género de Fiebres: porque hasta entonces vivían sus Naturales impresionados, en que toda la que se pasaba à Europa solo servía para Tintes; y aunque no ignoraban su virtud, no se sujetaban à valerse de ella, poseídos de la aprehension, de que siendo la naturaleza de este simple cálida en extremo no podía serles provechoso: pero disuadidos ya de esto, y habiendo experimentado sus efectos favorables, la han empezado a usar con tanta frecuencia, y fe,...15
35La memoria científica de Joseph de Jussieu, titulada "Description de l'arbre à Quinquina", suponía de hecho un avance significativo sobre la de su compañero La Condamine por su mayor precisión en la descripción de especies y en los caracteres botánicos necesarios para su correcta clasificación. De forma similar a la del astrónomo la memoria describía las diferentes clases de quinas conocidas, sus propiedades, las características propias de las distintas cortezas, el tiempo y la forma correcta de realizar la recolección del febrífugo, las falsificaciones habituales, los lugares en los que se había encontrado hasta entonces y sus diferentes nombres. Desafortunadamente la memoria del botánico no se publicó en su momento y tuvo que esperar hasta 1936 para que se conocieran sus descubrimientos.16
36La "canela" descrita por Jussieu no era la misma canela que se exportaba de Ceilán, que pertenecía al género Cinnamomun, sino que fue la que posteriormente Lamarck iba a determinar como Lauras Quixos. Borbonia Peruviana laurifolio cupula fructus ampia aromatica expansa cortice ligni cinnamomeo. Lamarck comentó que sólo había visto en el herbario de Joseph de Jussieu conservado en el Jardin des Plantes ramas con hojas desprovistas de frutos. Las hojas las describe como alternas, ovalo-oblongas, acuminadas, glabras, con nervios y peciolos cortos17.
37En carta a su hermano Bernard, fechada en abril de 1748, Jussieu da la descripción de la "canela de Quixos" utilizada posteriormente por Lamarck:
J'y reconnu le charactère de la Canelle de Quixos ansi apelleton la canelle du Perou pour le nom des peuples qui habitent la contrée ou se recueille la Canelle apellé Quixos. C'est un arbre très haut d'un bois fort, bon et capable de la menuiserie avec la propieté d'être d'un tres bonne odeur. Ses feuilles sont longues semblades a celles de notre laurier, ses fleurs et ses fruits du genre établi par le Père Plumier de Borbonia et il on peut nomer l'arbre de la Canelle Borbonia peruviana laurifolio cupula fructus ampia aromatica cortice ligni cinnamomeo.18
38Años más tarde, en 1780, Joseph Dombey (1742-1794), enviado al Virreinato del Perú en 1777 con el objeto de recuperar los materiales botánicos de Jussieu, al llegar a Lima y estudiar las muestras de canela que recibió de Quito y Santa Fé comprobó que era la Lauras indica L., posteriormente Lauras Quixos de Lamarck, y no la cinnamomium que cultivaban los holandeses. Dombey comentó de esta "canela sylvestris americana" que de ella sólo podía sacarse alguna utilidad de sus cálices, pero que era de inferior calidad que la de Ceilán, ya que se trataba de una especie diferente.
39En relación a la coca (Erythroxylon coca) esta planta era conocida en la época precolombina, por sus propiedades contra la fatiga, el dolor, el hambre y la sed, la primera descripción científica moderna estuvo basada en la realizada por Joseph de Jussieu en sus exploraciones por la cordillera andina. Con anterioridad algunos otros autores habían hecho mención de esta importante planta medicinal y es el protomédico de Felipe II, Francisco Hernández, el que dio más datos de interés, que luego se irían confirmando. Joseph de Jussieu observó la coca y la utilización de ella que hacían los indígenas de la región de Yungas, a los que se les suministraba cuando se les enviaba a las minas para que soportaran el régimen de explotación al que eran sometidos. Según A. Lacrroix, Joseph de Jussieu envió plantas vivas de coca a su hermano Antoine, quien las aclimató en sus invernaderos y las utilizó para la descripción del género. Asimismo fueron estas mismas plantas enviadas por Joseph de Jussieu las que utilizó Lamarck para describir la especie Erythroxylon coca, tal como él mismo señala al indicar la referencia del herbario peruano y los dibujos de Jussieu. Sobre su localización y utilización, Lamarck indicaba:
Le Coca, selon l'observation de M. Joseph de Jussieu, vient abondamment dans la Province de los Yungas au Perou; il fournit tous les ans pour 7 a 800,000 piastres de feuilles que l'on distribue dans toutes le mines du pays aux Indiens qui en font l'exploitation. Ces Indiens ne resistent aux travaux pénibles de cette exploitation, qu'en mâchant continuellement ces feuilles avec les cendres de Quinoa, lequel est une espèce de Chenopodium..."19
40No fue Jussieu el único expedicionario que se fijó en las propiedades de la coca, puesto que los españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa también describieron la planta y sus aplicaciones, aunque de forma más divulgativa, fijando su atención en su uso en Popayán y en las provincias meridionales del Perú, en las que destacan también su administración en los "Asientos de Minas", donde el consumo era considerable.20
La historia geológica y paleontológica de la Tierra: diluvio, fósiles y gigantes en América
41Al tiempo que se discutía y se hacían mediciones para determinar la forma de la Tierra, los naturalistas polemizaban sobre el origen y la historia geológica por la que había pasado el globo terráqueo hasta llegar a su estado actual. A mediados del siglo XVIII se aceptaba que la Tierra en el pasado había estado cubierta totalmente por las aguas. La mayoría de los autores coincidían en suponer que había sido el diluvio universal el causante de dicha inundación general. No faltaban, sin embargo, los partidarios del la universalidad restringida del diluvio a un área determinada del continente euroasiático. Por eso, a pesar de la coincidencia general en el relato bíblico, no parecía haber una plena aceptación de que el diluvio hubiera cubierto las montañas americanas más elevadas. Los naturalistas que no aceptaban que el diluvio hubiera afectado al continente americano basaban sus argumentaciones en la ausencia de restos fósiles marinos, como los que se encontraban en Europa, en las cimas de las cumbres más altas americanas. Esta interpretación se vio reforzada cuando a la vuelta de Quito La Condamine sostuvo que no había encontrado fósiles en las altas montañas del Perú. Buffon, partidario de que las montañas se habían formado tras la inundación del globo terráqueo, no estaba dispuesto a aceptar tan fácilmente la afirmación de La Condamine. Así se lo hizo saber a Jacques François Artur (1708-1779), médico real destinado en Cayenne, en una carta de 1747. Buffon le preguntaba a Artur si él, puesto que se encontraba destinado en el continente sudamericano, podía aclararle la cuestión de si se encontraban conchas petrificadas en las cordilleras del Perú. En opinión de Buffon, La Condamine, que decía haberlas buscado inútilmente, no debía haber observado bien21 El testimonio de La Condamine coincidía con el de Bouguer. En la memoria que leyó en 1744 en la Académie des Sciences, Relation abrégée du voyage fait au Pérou22 Bouguer insistía en la inutilidad de buscar fósiles marinos en las montañas del Perú, demasiado altas en su opinión como para que el mar hubiera podido depositar allí restos orgánicos.
42Bouguer comentaba al respecto que en las montañas de los alrededores de Quito, no se distinguían vestigios de grandes inundaciones, que sin embargo habían dejado sus huellas en tantas regiones. Era fácil en el Perú, seguía, observar el interior de la Tierra hasta una gran profundidad debido al gran número de barrancos existentes, la mayoría de 200 toesas de longitud y de 60 a 80 de profundidad y otros incluso el doble de grandes. Se podía descender por ellos para ver allí las composiciones de las diferentes capas sedimentarias terrestres, en las que se podía comprobar la ausencia de fósiles:
... il suffit d'y descendre pour voir toutes les qualités des différentes couches de la terre, on n'y découvre aucun fossile23.
43Bouguer pensaba que estas capas sedimentarias eran de origen volcánico, por lo que sostenía que no eran el resultado de aluviones de deposición sino que más bien se habían formado debido a «l'expansion de matières vomies par les volcans presque tout paraît y être l'ouvrage du feu».
44Jussieu también participó en la polémica sobre el diluvio y la historia geológica y paleontológica del continente sudamericano. Para él, estaba más que claro que un diluvio universal haíia cubierto la zona de América que él había recorrido. Pensaba que las pruebas de dicha catástrofe no tenían que limitarse necesariamente a los fósiles marinos hallados en las montañas. Según Jussieu, estas huellas eran tan numerosas que había que estar ciego para no verlas. En carta a su hermano Bernard fechada en abril de 1761 le decía:
...ce pays est peut être plus que l'Europe ou autant fourni de preuves d'un déluge universel sans qu'il soit besoin de recourir aux pierres figurées dont il n'est pas entièrement dépourvu car on voit à chaque instant des fondrières dont les lèvres coupées tout droit de haut en bas offrent a la vue simple les différents lits de terre déposés les uns sur les autres dont les couches de différente nature pour voir évidemment la progression et la suite des matières déposées par le décroissement des eaux...24
45Otro tema que discutió Joseph de Jusssieu a propósito del diluvio fue el de los supuestos huesos fósiles de gigantes. Ya en las noticias de los primeros cronistas de Indias del siglo XVI, como Pedro Cieza de León, Agustín de Zárate o José de Acosta y en la obra de Francisco Hernández, se encuentran referencias al hallazgo de enormes huesos que los indígenas atribuían a un antiguo pueblo de gigantes exterminados por un fuego divino debido a sus prácticas contranaturales.
46Estas osamentas monstruosas que se encontraban al oeste de la cordillera, en la proximidad de la costa, podían explicarse según Jussieu simplemente por un retroceso del mar, no haciendo falta recurrir en este caso a las aguas del diluvio universal. Pero esto no significaba que se debiera dudar de que la inundación diluvial había cubierto al continente americano. En concreto, Jussieu se refería a los gigantescos huesos que se hallaban en Tarija. Esta zona era un valle situado en el interior al sudeste de Potosí. El hallazgo de huesos de gigantes en Tarija ya habían sido comentados por Diego de Ávalos y Figueroa en el siglo anterior, en su Miscelánea Austral (1602-3) y posteriormente lo sería por Francisco González Laguna, clérigo vinculado a la expedición de Hipolito Ruiz (1752-1816), José Pavón (1754-1840) y Joseph Dombey al Virreinato del Perú.
47Para Jussieu, el terreno de Tarija donde se encontraban los restos estaba sujeto a frecuentes alteraciones povocadas por las aguas del torrente que le atravesaba que dejaban al aire los huesos y dientes gigantescos. Jussieu, que se había podido hacer con unos molares de ese lugar, pensaba que estaban equivocados quienes los atribuían a gigantes. Para él, eran huesos y dientes de animales fosilizados:
...convenait aussi fort bien à la partie de la côte de quelque espèce de poisson comme la baleine qui est articulée aux vertèbres de l'épine du dos25.
48Jussieu insistía en la carta a su hermano en que las aguas del diluvio habían cubierto el continente americano al igual que lo habían hecho con el resto de la Tierra como lo probaban los fósiles y las señales geológicas que testimoniaban su paso.
49Jussieu intentaba explicar además el porqué los restos fósiles del diluvio eran más numerosos en el Viejo Continente que en América. Creía que esto podía atribuirse a que las aguas del diluvio habían estado poco tiempo cubriendo el Perú, en donde la mayor parte del terreno estaba por encima del nivel del mar, a más de 1 000 toesas de altura mientras que la cordillera de los Andes se elevaba 1 500 toesas más. La rapidez con que las aguas se escurrieron en pendientes tan pronunciadas, no permitió que se depositaran el cieno, las conchas y los restantes restos de los reinos vegetal y animal que se descubrían con tanta abundancia en otras regiones. En estas últimas la retirada de las aguas se había realizado de forma pausada, permitiendo la deposición y donde el terreno, propiamente arcilloso, había sido el más apropiado para conservar en su interior los restos orgánicos que se encontraban enterrados en el limo. Al ser el limo un tipo de tierra apropiada, se habían conservado y posteriormente, tras actuar un "jugo petrificante", se habían convertido en piedras.26
50Jussieu terminaba considerando que la región del continente sudamericano donde era más fácil que pudieran encontrarse restos orgánicos, era en la extensión de tierra situada al este del continente sudamericano, que estaba al pie de la cordillera andina, y que era una llanura de más de 500 leguas que se extendía hasta el mar que bañaba al Brasil. Aquella zona, pensaba, reunía las condiciones para que dichos organismos pudieran haber sido acarreados y depositados por las aguas diluviales.
Los materiales de Historia Natural colectados por La Condamine y Jussieu en América
51Ya se ha visto como Jussieu y La Condamine habían dado a conocer descripciones de algunas especies botánicas americanas, como la canela peruana, la quina y la coca. Por su parte, también Juan y Ulloa hicieron interesantes aportaciones al conocimiento de la Historia Natural americana, que recogieron en su Relación histórica del viaje a la América Meridional... (1748), de las que el propio censor de la obra, Andrés Marcos Burriel (1719-1762), opinaba lo siguiente:
Una de las cosas que más adornan esta obra, y que no sólo la adornan, sino la hacen útil, es la relación de todo lo que pertenece al adelantamiento de la Historia Natural, la cual se ha hecho facultad de Príncipes y grandes señores, en casi toda la Europa,...27
52Sin embargo, Burriel no estaba muy contento de que desde Francia se enviaran naturalistas para realizar estudios en los dominios españoles americanos. En su manuscrito Apuntamientos de algunas ideas para fomentar las letras Burriel proponía que se compusiera un "Plinio Indiano" o Historia Natural americana. Citaba a los franceses Louis Feuillée (1660-1732), Charles Plumier y a Jussieu como naturalistas del país vecino que habían pasado a la América española. En concreto, de Jussieu decía:
Con los académicos franceses, y con D. Jorge Juan y Ulloa, que fueron a medir la tierra, envió la Francia al Dr. Jussieu, hermano de Mons. Bernardo, solo como botanico y zoológico, a registrar animales y plantas de la América, y a que proveyese de nuevas semillas sus jardines y de curiosidades sus museos, y aun parece que no ha vuelto a Europa después de dieciséis años.28
53La Condamine habla de envíos de curiosidades de Historia Natural al Cabinet del Jardin du Roi de Paris, algunos de los cuales no llegaron a su destino. El primero de los envíos fue realizado en 1735 desde las islas de las Antillas francesas y desde Portobelo. El segundo fue hecho por Godin como responsable de la expedición, dos años después desde Quito. Los contenidos de ambos podían contemplarse en el Cabinet du Roi del jardin botánico de París. Por el contrario, La Condamine comenta en que en 1737 mandó embarcar en Lima una caja con destino a los factores ingleses de Panamá, Parmenter y Davidson. De aquí debería dirigirse al cónsul francés en Cádiz, Partyet, para que a su vez éste se la hiciera llegar, vía el conde de Maurepas, a Du Fay, Intendente del Jardin du Roi.
54El contenido de esta caja nos lo proporciona el mismo La Condamine: una vasija y varios pequeños ídolos, todo ello de plata, de tiempo de los incas, vasos de arcilla de distintos colores con adornos zoológicos, trozos de mineral de cristal, petrificaciones, conchas fósiles de Chile, una planta marina adherida a un guijarro pulido, un imán de Huancavélica, un diente molar petrificado en una ágata de dos libras de peso, varios bálsamos secos y líquidos etc.29 Este envío no llegó a su destino.
55En octubre de 1740 La Condamine aprovechó el viaje de de Godin des Odonnais a Cartagena para mandar una tercera caja con curiosidades de Historia Natural a París. Esta caja corrió la misma suerte que la anterior. Llegó en buen estado a Cartagena y allí fue embarcada, según le comunicó a La Condamine el general de los galeones D. Blas de Lezzo, en una fragata francesa que partía hacia Santo Domingo. Pero los ingleses atacaron Cartagena e incendiaron los barcos que estaban amarrados en el puerto. Aunque se pudo descargar la fragata, con la muerte de Lezzo se perdió la pista de la caja. Los posteriores intentos de La Condamine de averiguar su paradero no tuvieron éxito.
56Esta caja perdida en Cartagena contenía: vasos de arcilla parecidos a los de la anterior caja, otros de calabazas de distintas formas adornados con dibujos hechos a mano en la oscuridad, con un carbón encendido, inscrustaciones de piedra del arroyo de Tanlagua, varias marcasitas talladas de la piedra llamada "espejo del Inca", un gran número de fragmentos de cristal negruzco denominado "piedra de Gallinazo", dos piezas de madera petrificada, piedras de variadas formas que habían servido como hachas a los antiguos incas, diversos morteros y vasos de una especie de alabastro de Cuenca, un pequeño cocodrilo de la rivera del Guayaquil, la cabeza y la piel disecada de la culebra llamada "Coral", cuyos anillos eran de color de "fuego" y negros.
57La Condamine habla además de otra caja que contenía pretendidos huesos monstruosos de gigantes, que venía de Tucumán y que fue lanzada al mar debido a la superstición de los marineros tras una deliberación acordada con el pasaje.30
58Por su parte, tampoco Joseph de Jussieu tuvo suerte con los materiales recopilados a lo largo de los más de treinta años que permaneció en Sudamerica. Hipólito Unanue así lo afirma en el Mercurio Peruano:
M. Jussieu después de haber trabajado infinito en la Botánica del Perú, en su regreso para la Europa, le robo en Buenos Ayres el mozo que le servía, la petaca de acopios, creyendo que hubiese en ella algún dinero. Despojado de estos frutos preciosos de su sudor y grandes conocimientos, tuvo que regresar a Lima: pero agobiado ya de la edad, y trabajos de sus continuadas excursiones, no pudo restaurar esta pérdida.31
59Sobre estos supuestos frutos de los viajes de Jussieu por la América española, La Condamine comentaba en su Journal que Jussieu había acopiado una colección muy numerosa de plantas, semillas, fósiles, minerales, animales y otras producciones de historia natural, recogidas a lo largo de muchos años de investigaciones y trabajos, así como un gran numero de dibujos muy bien ejecutados por Morainville.32
60Al volver Joseph de Jussieu a Francia no trajo consigo todo el material que había reunido durante las más de tres décadas de su estancia en el continente sudamericano. Esto dio lugar a que pocos años después de su regreso se comisionara a Dombey para que pasara a la América española para recuperarlo. Las gestiones realizadas por Dombey le llevaron a la convicción de que los papeles y libros de Jussieu, que habían quedado en poder de Martin Delgard, se perdieron a la muerte de éste cuando pasaron a su hija.
61Algunos dibujos de la parte del herbario de Jussieu que llegó a Francia fueron realizados por Fréret33 —29 acuarelas— y unas pocas de estas planchas fueron grabadas y publicadas por Antoine Laurent de Jussieu en 1804.34
62Además de los dibujos de Fréret se conservan entre los manuscritos de Jussieu, probablemente debidos a Morainville, 87 dibujos botánicos de distintos tamaños y 37 zoológicos, 29 (gorrión, cernícalo, carpintero (2), mayo, zorzal (2), bijirita, toneguín?, sarapico (4), savanero? (2), martín zambullidor, gallareta, gallito, corcía, saramagullón, huyuyo, manguera?, cuchareta, pato chiquito, gavilán, ánade o pato?, carpintero blanco) a tinta y 8 acuarelas (catilinitas —especie de perroquet—, cernícalo o alcón en España, corregidor, picho o guancho, tortolita, camaronero y dos aves de los alrededores de Lima) todos ellos de aves americanas. Las acuarelas tienen anotaciones en español y en algunas se hace referencia a que no habían sido citados por Feuillée en el viaje que hizo por Perú y Chile.
63En definitiva, el conjunto de los materiales conservados de Joseph de Jussieu resulta una muestra bastante pobre que no hace justicia a los más de treinta años dedicados por él al estudio de la Historia Natural americana.
Notes de bas de page
1 Antonio LAFUENTE y Antonio MAZUECOS, Los Caballeros del punto fijo, Barcelona-Madrid, Serbal-CSIC, 1987.
2 Antonio LAFUENTE y Antonio J. DELGADO, La geometrización de la tierra (1735-1744), Madrid, CSIC, 1984.
3 Archivo General de Indias (AGI), Lima 590, fols. 68 ν. y ss. Citado en Luis J. RAMOS GÓMEZ, Las "Noticias secretas de América" de Jorge Juan y Antonio de Ulloa (1735-1745), Madrid, CSIC, 1985, T. I, p. 24.
4 CONDORCET, "Eloge de M. de Jussieu", Histoire de l'Académie Royale des Sciences, 1779, pp. 44-53.
A. LACROIX, "Les de Jussieu et leurs correspondants, leur rôle dans les colonies françaises", Mémoires de l'Académie Royale des Sciences et de l'Institut de France, Vol. 63, 1941, pp. 48-58.
5 A. LACROIX, op. cit., p. 49.
6 A. LAFUENTE y A. MAZUECOS, op. cit., pp. 96-98.
7 Jorge JUAN y Antonio de ULLOA, Relación histórica del viage a la América meridional, Madrid, 1748, págs. 91-92 y 590-591.
8 Archivo General de Indias (AGI), Indiferente 1 552, Carta de Joseph Hortega a Julián de Arriaga, fechada en Madrid a 17 de mayo de 1757.
9 A. LACROIX, op. cit., pp. 53-54.
10 Ch. LA CONDAMINE, Journal du voyage fait par ordre du Roi à l'Equateur, París, 1751, p. 217.
11 A. LACROIX, op. cit., pp. 55-56.
12 Archive du Muséum National d'Histoire Naturelle (AMNHN), Ms. 179.
13 "Descripción del árbol de la Quina. Hecha en 1737. Por Mr. de la Condamine de la Real Academia de Ciencias de París. [...]. Traducción de Sebastián Josef López Ruiz. Año de 1778.". Ms. Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid. Fondo J. C. Mutis.
14 Antonio LAFUENTE y Eduardo ESTRELLA, "La Condamine en la América meridional", en LA CONDAMINE, Viaje a la América Meridional por el río de las Amazonas. Estudio sobre la quina. Barcelona, Alta Fulla, 1986.
Jaime JARAMILLO-ARANGO, "Estudio crítico acerca de los hechos básicos de la historia de la quina", Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, Bogotá, 8, 1951, pp. 245-273.
Miguel Angel PUIG-SAMPER, "El oro amargo. La protección de los quinares americanos y los proyectos de estanco de la quina en Nueva Granada", en Manuel LUCENA GIRALDO (Ed.), El Bosque Ilustrado, Madrid, ICONA-Instituto de Ingeniería, 1991.
15 J. JUAN y A. ULLOA, op. cit., p. 440.
16 Joseph de JUSSIEU, Description de l'arbre à Quinquina. París, M. Pancier, 1936.
17 J.B. LAMARCK, Encyclopédie Méthodique, Paris, 1789, t. III, p. 455.
18 Archive du Muséum National d'Histoire Naturelle (AMNHN), Ms.
19 J.B. LAMARCK, Encyclopédie Méthodique. Botanique, París, 1786, T. II, p. 393.
20 José P. MERINO y Miguel M. RODRÍGUEZ, op. cit., pp. 468-470.
21 Jacques ROGER, Buffon. Les époques de Nature. Edition Critique. Editions del Muséum Natural d'Histoire Naturelle, Paris, 1988, p. XIX-XX.
22 P. BOURGUER, Relation abrégée du voyage fait au Pérou... en Mémoires de l'Académie Royale des Sciences, 1744, pp. 249-300 y Suite de la relation abrégée, donnée en 1744, du voyage fait au Pérou... en Mémoires de l'Académie Royale des Sciences, 1746, pp. 569-606.
23 P. BOUGUER, op.cit. p. 270.
24 AMNHN, Ms. 179, 64-67.
25 AMNHN, Ms. 179, 64-67.
26 AMNHN, Ms. 179, 64-67.
27 Archivo General de Simancas (AGS), Marina, 712. Citado en José P. MERINO y Miguel M. RODRÍGUEZ (Eds.), Relación histórica del viaje a la América Meridional, Madrid, FUE, 1978, T. I., p. XLVIII.
28 A. BURRIEL, "Apuntamientos de algunas ideas para fomentar las letras" en A. ECHANOVE, La preparación intelectual del Ρ Andrés Marcos Burriel S.J. (1731-1750), Madrid, CSIC, 1971.
29 Ch. LA CONDAMINE, op. cit., p. 104.
30 Ibidem, p. 104.
31 H. UNANUE, "Introducción a la descripción científica de las plantas del Perú", Mercurio Peruano, T. II, 1791, p. 73, n. 8.
32 Ch. LA CONDAMINE, op. cit., p. 218.
33 AMNHN, m. 337.
34 Annales du Muséum d'Histoire Naturelle, t. III, 1804, planches VII y VIII. Corresponden al género Cantua especies buxiflora y pyrifolia.
Notes de fin
1 Proyecto PB 87-0462-C05-05 de la DGICYT: "El Real Jardín Botánico y las expediciones científicas a América".
Auteurs
Dpto de Historia de la Ciencia Centro de Estudios Históricos del CSIC
Dpto de Historia de la Ciencia Centro de Estudios Históricos del CSIC
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