Cerámicas de estilo ático del siglo IV a.n.e. en el Molí d’Espígol (Tornabous, provincia de Lleida-Cataluña)
p. 225-232
Texte intégral
1. Aproximación al conocimiento del yacimiento y de su territorio
1El yacimiento del Molí d’Espígol se halla situado en el interior del país, a unos 100 kms. de la costa de Tarragona, y en el extremo oriental de la gran llanura del Urgell que se extiende a lo largo de unos 45 kms, desde este yacimiento hasta el río Segre, donde se inicia la depresión del río Ebro.
2Hay que advertir en primer lugar, que si bien sus excavaciones se iniciaron en 1970, por diversas circunstancias su bibliografía ha sido muy escasa (Maluquer et alii 1971; Maluquer 1986; Cura 1994; Cura/Principal 1994a) y han permanecido prácticamente inéditas hasta el presente, sus importantes lotes de cerámicas importadas del siglo IV y algo mas conocidas las del siglo III a.n.e. (Gracia 1986; Cura 1992; Cura 1993; Cura/Principal 1994b).
3Corresponde culturalmente a un establecimiento perteneciente al llamado periodo Ibérico Pleno, es decir que cubre los siglos IV-III a.n.e.
4Ubicado en una zona llana, presenta una superficie alrededor de 1,2 ha. protegida por diferentes tramos de potentes murallas (fig. 1). Con estas características, el yacimiento difiere del resto de establecimientos conocidos para este mismo periodo en Cataluña, que en general presentan unas dimensiones mucho más reducidas y sobretodo por encontrarse ubicados en posiciones de altura que les configura un marcado carácter estratégico.
5Respecto a su organización urbanística se caracteriza por un trazado pseudo-hipodámico de calles regulares a partir de una gran calle central de 4 metros de anchura que seguramente atraviesa todo el yacimiento en sentido Este/Oeste.
6A su vez, cabe diferenciar dos categorías de edificaciones. Por un lado, en relación a sus calles secundarias, aparecen unas estructuras muy uniformes formadas por tres módulos de planta rectangular, correspondiendo dos de ellos a una gran habitación compartimentada con entrada en relación a la calle; mientras que el tercer módulo configura una estancia independiente con su propia entrada. Este tipo de estructuras se mantienen sin ninguna modificación formal durante todo el periodo de vida del yacimiento.
7La uniformidad de este ordenamiento urbanístico, y la continuidad del mismo, será una nueva característica anómala con respecto el resto de yacimientos coetáneos. Pero esta diferenciación se agudiza también cuando se observa, que en dichas estructuras no aparecen indicios de hogares, constatación que podría interpretarse que éstas no cumplieran una función a manera de estructuras domésticas estables y solo fueran utilizadas en determinados momentos.
8Por el contrario y en relación con la gran calle central, se hallan los restos de unas estructuras arquitectónicas complejas ο edificios singulares, que hasta el presente tampoco eran conocidas en el mundo indígena del periodo preromano.
9El edificio A se identifica a modo de una importante construcción de carácter aristocrático.
10Los edificios Β y C, caracterizados por sus estancias de planta cuadrangular, se hallan situados al otro lado de la calle y estarien en relación directa con el anterior. Controlando a su vez el acceso a la gran plaza interior.
11El edificio D, correspondería a una posible área religiosa.
12Todo ello nos lleva a formular la hipótesis interpretativa sobre la existencia de un establecimiento que cumple unas funciones de “centra de cohesión” bajo el control de un grupo gentilicio.
13¿Que entendemos por “centra de cohesión”? Un núcleo altamente fortificado, con un marcado carácter de puesto comercial y avalado por un cierto prestigio religioso, bajo el control de un grupo gentilicio; pero, sin llegar a formar parte de una estructura jerarquizada para la explotación directa del territorio con otros yacimientos del mismo grupo. Sino principalmente a modo de un centra para establecer vínculos sociales y políticos con otros pueblos.
14En el caso concreto del Molí d’Espígol se valora en especial los factores económicos de su zona geográfica, tradicionalmente destinada a zona de pastos de invierno, donde confluían temporalmente grupos ο pueblos de pastores. La importancia de una economía ganadera trashumante en época preromana, en zonas del interior, es sin duda un factor a tener en cuenta, constituyendo un modelo social y económico plenamente diferenciado “céltico/peninsular” de aquel que se interpreta en las zonas del litoral, de tipo sedentario y agrario “ibérico/mediterráneo”.
15La complejidad de interrelaciones y vínculos que genera una economía ganadera, no solo quedan plenamente reflejadas en las fuentes históricas (Cura/Principal 1995), sino que habrá que tener presente el factor de movilidad de los pueblos ganaderos, siendo éstos sin duda los agentes de la redistribución de productos ο bienes de prestigio hacia otras zonas geográficas (pastos de verano) ya sean próximas como los Pirineos ο incluso mucho más alejadas hacia las provincias españolas de Teruel y Cuenca.
16Finalmente quizás, con ello deban rechazarse algunos tópicos tradicionales en referencia a las hipotéticas rutas comerciales por el simple hecho de los hallazgos de algunas cerámicas importadas. Se trataría de disminuir el protagonismo de una difusión lineal del comercio griego a partir de Empúries, y acentuar la investigación hacia tres niveles de propagación comercial: un primer nivel de carácter marítimo (griego ο púnico) que actúan sobre la costa de Tarragona; a continuación un segundo nivel de difusión a partir de unas rutas terrestres que implican la existencia de un cierto ordenamiento y que culminarían en los “centras de cohesión”; y finalmente a partir de éstos, un tercer nivel de propagación terrestre coyuntural y aleatorio no sometido a ningún ordenamiento.
17Todo ello implicaría replantearse muchas cuestiones cronológicas ante el eminente retraso que representan las cerámicas de estilo ático respecto su comercialización, redistribución y perduración cuando aparecen alejadas de la franja del litoral.
2. Cerámicas de estilo ático
18En referencia a les cerámicas importadas, cabe señalar la presencia de unas 250 piezas relacionadas con las cerámicas de estilo ático, que constituyen el mayor número de piezas halladas en un yacimiento catalán a excepción de Empúrias-Ullastret, pero que se complementan en el siglo III a.n.e con más de 900 individuos de barniz negro, así como con una presencia importante de unas 60 ánforas de diversas tipologías relacionadas con el mundo púnico-ebusitano (Cura/Sanmarti 1986-89), ánforas de las cuales hoy sabemos que existían talleres de producción en Darró (Lopez Mullor 1986-89) en la costa de Tarragona.
19Los porcentajes de cerámicas consideradas áticas es del 21,15% (el 0,08% de figuras negras, el 4,23% de figuras rojas y el 16,91% de barniz negro) en relación al total de las importaciones.
2.1. Cerámica de figuras negras
20Solo existe un pequeño fragmento perteneciente a una “cup-skyphos” que por sus características podría relacionarse con el grupo de los discípulos del Pintor de Haimon, por tanto una de las ultimas producciones en este estilo dentro del siglo V a.n.e.
2.2. Las cerámicas de figuras rojas
21Se pueden llegar a detectar a partir de los fragmentas unas 50 piezas, equivalentes al 20% de las cerámicas de estilo ático, no obstante dada su fragmentación, resulta difícil de reconocer el tipo de figuraciones representadas, en la mayoría de ellas.
222.2.1. Fragmentos pertenecientes a unos 13 kylikes que muestras diferentes estilos, des de personajes masculinos de torso desnudo en el interior de una orla de motivos geométricos, hasta representaciones fragmentadas de personajes del Grupo del “Fat Boy”.
23Destacando así mismo una “cup-skyphos”, con pequeños personajes femeninos desnudos y sedentes sobre soportes.
242.2.2. Fragmentos pertenecientes a unas 12 krateras de campana, entre los cuales cabe destacar una base de 190 mm de diámetro, con línea en reserva en el inicio de las molduras de su pie vertical; asas cilíndricas que denotan los inicios de decoraciones de pintadas de ovas y restos de pintura blanca, y en general bordes con la clásica decoración de hojas de laurel en reserva de estilo poco cuidado.
25Las figuraciones responden a fragmentos de personajes masculinos vestidos con himatión, sobre bandas de motivos geométricos, si bien hay que destacar un fragmenta con un personaje vestido a la manera de los escitas.
262.2.3. Tapaderas de lekanis con un total de 10 ejemplares, con figuraciones de Eros y de la epaulia, con los personajes femeninos sentados sin soporte, con los bordes decorados con ovas.
272.2.4. Fragmentos d’unos 5 ejemplares de skyphos del tipo A de Atenas, con representaciones del estilo del “Fat Boy”.
282.2.5. Fragmentos de 3 kantharoi del estilo de Saint-Valentin, grupos VI y VII.
292.2.6. Un posible fragmento d’oinochoe ο pelike, con una representación de la parte inferior de un animal (posiblemente un grifo).
302.2.7. Asa de pelike con palmeta inferior y otro fragmento perteneciente a un labio decorado con ovas.
312.2.8. Dos lekythoi, uno con decoración de gran palmeta y otro reticulado con puntos de pintura blanca.
322.2.9. Borde en forma de disco horizontal de una pieza indeterminada, quizás una hydria (?).
33Básicamente el 70% de los fragmentos de figuras rojas pueden inscribir su fase de producción dentro el segundo cuarto del siglo IV a.n.e. en particular los fragmentos de krateras, los kylikes y skyphoi del “Fat Boy” y las tapaderas de lekanis. En general, son piezas que aparecen en otros muchos yacimientos indigenas si bien solo representados por un ο dos ejemplares. De entre estas piezas llaman la atención la relativa presencia de tapaderas de lekanis las cuales pueden haber sido reutilizadas funcionalmente en el mundo indígena a manera de copa.
34El 30% restante, por su parte corresponden en general a los kylikes con decoración de franja circular de meandros ο de pie alto, la “cup-skyphos” y los kantharoi de Saint-Valentin; cuya cronología de producción abarcaría la segunda mitad del siglo V a.n.e. Vasos poco comunes en los establecimientos indigenas, pero que cuando aparecen siempre van asociados con algún otro vaso de figuras rojas tardías del siglo IV. Motivo por el cual se nos plantea si estos escasos vasos no tuvieron una redistribución hacia el mundo indígena mucho mas tardía, respondiendo en realidad a vasos de segunda mano.
2.3. Las cerámicas de barniz negro
35Existen fragmentos pertenecientes como mínimo a unos 200 vasos, los cuales representan alrededor del 80% de las piezas cerámicas consideradas como de estilo ático.
362.3.1. La forma mejor representada corresponde a las páteras de borde saliente, “outturned rim” ο Lamb. 22, con un total de 60 piezas, equivalentes al 24% del total de las cerámicas de barniz negro, porcentaje que debería aumentarse si tenemos en cuenta que existe otro 14,4% perteneciente a fragmentos de bases indeterminadas que tanto pueden corresponder a esta forma como a la Lamb. 21.
37Podemos diferenciar tres variantes:
38a. La mayoría de las Lamb. 22 corresponden a una variante de tamaño pequeño, cuyo diámetro de boca oscila entre 120/140 mm, reborde poco desarrollado, paredes delgadas, base plana y con pie anular vertical, delgado de sección triangular, que mide en torno los 70 mm de diámetro. Siendo la altura del vaso en torno los 55 mm.
Presentan un barniz negro en general de buena calidad, espeso y muy brillante, si bien en algunos ejemplares por defectos en el proceso de cocción enrojecen en su cara interna. La decoración impresa está representada por series de palmetas “combinate” sobre franjas incisas rellenas de ovas. El fondo externo se presenta pintado por lineas y franjas circulares, al igual que en la parte interna del pie es pintada por una franja ancha de barniz.
La arcilla es en general fina y depurada, presentando una coloración rosada ο marrón muy pálido.
Existen variantes con estas mismas características de tamaño algo mayor, con diámetros de boca entre 170/180 mm.
39b. Conocemos solo fragmentas de 3 piezas, que corresponden a grandes páteras con diámetros superiores a 250 mm que comparten las mismas características técnicas del grupo anterior, solo que su decoración impresa se presenta más desarrollada: tres series de palmetas “combinate” sobre franjas de ovas y palmetas “simetriche” en posición central.
40c. Existen otros fragmentos pertenecientes a bordes con diámetros de 170/200 mm que si bien mantienen en reserva la fina linea por debajo de unos labios de sección triangular ο abombados; su barniz resulta de peor calidad, poco brillante y de tonalidad azulada. La arcilla en general presenta una coloración mucho más rojiza.
41Estas últimas características tanto en el barniz como en la calidad de la arcilla son similares a la de algunos fragmentos de bases indeterminadas (Lamb. 21 ο Lamb. 22) con pies gruesos, cara externa abombada, pudiendo presentar ο no el surco en su base de reposo. Miden alrededor de unos 80/95 mm de diámetro y presentan el fondo externo umbilicado quedando completamente recubierto por el barniz. Su decoración es a base de franjas y lineas de estrías que superan el diámetro del pie; cuando se identifica su decoración de palmetas, éstas son siempre “collegate” en posición central y en general están mal impresas.
422.3.2. Las páteras de borde reentrante, “incurving rim” ο Lamb. 21, representan poco más de la mitad que las anteriores, con el 13,2% (incrementándose con parte del 14,4% de base indeterminadas).
43Podemos diferenciar dos grupos, si bien, no podemos completar ningún perfil completo:
Un conjunto son bordes de tamaño mediano con diámetros de 160/180 mm muy reentrantes y paredes gruesas en la zona de curvatura. Barniz negro de buena calidad, brillante y espeso que recubre toda la pieza. Arcillas depuradas y finas de color marrón pálido, es decir con idénticas características a los dos primeros grupos de la forma Lamb. 22.
Pies con la cara externa abombada y con el característico surco en su base de reposo que es la única zona en reserva. Decoración a partir de una franja ancha de estrías múltiples y restos incompletos de palmetas “collegate” en posición central.Bordes poco reentrantes y de paredes uniformes. Diámetros 200/220 mm. Barniz negro de buena calidad, brillante y espeso dejando una linea delgada en reserva en la zona de contacto del cuerpo con el pie. Arcilla compacta y fina, de color anaranjado.
44Este tipo de arcilla se da en algunos fragmentos de bases, presentando el pie ligeramente inclinado, con ο sin surco en la base de reposo. Franja de estrías finas. Restos de palmetas impresas sin poder apreciar el tipo de composición.
452.3.3. Los pequeños vasos de la forma “saltcellar with broad base” ο Lamb. 21/25B con 17 ejemplares, representan el 6,8%. Todos ellos comparten las mismas características técniques de un barniz negro brillante de muy buena cualidad, con arcilla fina y depurada de color marrón pálido. No obstante, podemos diferenciar en función del perfil de sus bases dos grupos.
46a. El primero caracterizado por su base gruesa y con una superficie de reposo en forma de disco, pudiendo presentar ο no el característico surco ο una y umbo central. Decoración impresa de cinco palmetas “agrupate” dispuestas en forma radial.
47b. El otro grupo se caracteriza por un pie estrecho y bajo, de paredes curvadas, pero conservando el umbo en reserva, en el centro de su fondo externo. Los fondos internos en general no se presentan decorados, si bien en un ejemplar aparece una franja de ovas con cinco palmetas libras dispuestas radialmente.
482.3.4. Señalemos la existencia de 2 bases el 0,8%, tipologicamente similares a las descritas en la forma Lamb. 21/25B, de pies gruesos con superficie de reposo en forma de disco y umbo central; pero cuyos diámetros miden 90 mm.
49Las bases de reposo son en reserva, mientras que el umbo central presenta ο bien un único circulo relleno de barniz negro ο círculos concéntricos. No presentan decoración en el fondo interno. El barniz negro es poco brillante y en una de las bases tiende a enrojecieren la su cara externa. La arcilla es compacta y fina, de color anaranjado semejante a la que ofrece el grupo b de las formas Lamb. 21.
50Concretamente la base con el umbo relleno de barniz presenta un grafito de letras griegas ΣΑ.
512.3.5. La forma “footed saltcellar” ο Lamb. 24 queda representada por un 4,8% del total de barniz negro, unas 12 piezas. Existe una gran variabilidad de cualidad y tonalidades tanto en el barniz como en el color de las arcillas. Los pies son delgados y de paredes curvadas, generalmente sin presentar unas en su base de reposo. No presentan decoración en el fondo interno. Tanto pueden corresponder a las variantes A ο Β de Morel.
52Solo hemos incluido aquellas piezas que conservan aun la fina linea en reserva en la zona de contacta del cuerpo con el pie. Existen otras 4 piezas en que esta característica ha desaparecido, son completamente barnizadas por inmersión, y sus arcillas se presentan mucho menos depuradas con un color rojizo intenso, que consideramos ya producciones relacionadas con los talleres de Rosas y son próximas a la variante Β de Morel. Aparecen estratigraficamente en la fase de Tornabous II, durante la segunda mitad del siglo III a.n.e.
532.3.6. El plato de pescado “fish-plate” ο Lamb. 23, prácticamente no esta representado, solo fragmentas de 2 ejemplares (0,8%), podrían relacionarse con producciones áticas al presentar un barniz negro espeso y no muy brillante, pero de buena calidad con una arcilla fina y depurada de color marrón pálido. Presentan los labios ligeramente inclinados y con surcos en reserva en la arista del borde y de la oquedad central.
54En Tornabous, los platos de pescado corresponden mayoritariamente a piezas del siglo III a.n.e., relacionadas con las producciones de Roses ο Campaniana A, manteniendo aún los surcos en reserva.
552.3.7. La forma Bolsal ο Lamb. 42B, también esta poco representada, solo con uno individuo, es decir el 0,4%.
562.3.8. Entre los 3 individuos de “cup-skyphos”. Destaca una base de 100 mm de diámetro, con decoración central a base de una franja rellena de ovas y palmetas “combinate” de pequeño tamaño. En el fondo externo, círculos pintados.
572.3.9. Los skyphoi ο Lamb. 43, quedan representados por unos 9 individuos, correspondiendo seis de ellos a fragmentas de base, algunos con pequeños círculos pintados en la cara externa. Por ello, tenemos la duda si algunos de estos fragmentas al igual que los fragmentas de “cup-skyphos” anteriores, correspondan a piezas completamente barnizadas en negro ο bien pudieran representar escenas con la técnica de las figuras rojas en las partes no conservadas. Con lo quai se complementarían con los otros 5 ejemplares anteriormente señalados y tendríamos un porcentaje total del 5,6%.
582.3.10. Los fragmentos de kylikes permiten identificar unos 20 ejemplares (8%) pero con el agravante que al tratarse de pequeños fragmentas de bordes ο bases, tampoco existe ninguna seguridad si todos elles puedan catalogarse como producciones exclusivas de barniz negro.
59Individualizamos claramente dos grupos:
Formas más ο menos atribuibles a la “delicate class”, con 2 piezas (0,8%). Barniz negro brillante de buena calidad. Arcilla fina y depurada de color rosado.
Las “Cástulo-cup”, con 12 ejemplares (4,8%). Resulta evidente que estos kylikes no forma un grupo uniforme, ni por sus características técnicas, ni en la forma, el barniz ni en la arcilla, es decir que prácticamente cada ejemplar difiere del resta en algún carácter.
602.3.11. Finalmente cabe reseñar la existencia de fragmentos pertenecientes a otras formas muy minoritarias: parte central de un kantharos; borde trilobulado de un pequeño oinochoe y fragmenta de borde de un lekanis ο pyxis.
61Todos estos fragmentos comparten un barniz negro brillante y espeso, de excelente cualidad; paredes delgadas y una arcilla fina, depurada de color rosado ο marrón pálido.
622.3.12. Existen finalmente dos bases de krateras (0,8%) de pie oblicuo y con molduras de 100 mm de diámetro, recubiertas por la cara externa con una fina capa de barniz poco brillante, que toma tonalidades rojizas ο grisáceas. Arcilla es compacta y dura, de color anaranjado.
3. Funcionalidad de los vasos
63Respecto a la funcionalidad cabría en primer lugar diferenciar cuatro grupos:
Vasos cerrados ο lekythoi con 2 únicos ejemplares a modo testimonial (0,8%).
Vasos destinados al servicio del vino (krateras, oinochoes, pelikes y hydrias) serian representados mayoritariamente por cerámicas de figuras rojas y presentan un porcentaje relativamente importante (7,6%).
Entre los vasos destinados a la bebida se debería diferenciar dos variantes: aquellos provistos de asas (kylikes, “cup-skyphos”, skyphoi, kantharoi y Bolsales) equivalentes al 22,8%; y, aquellos que no presentan asas que en general serian vasos readaptados para este uso (tapaderas de lekanis y las formas pequeñas de la Lamb. 22, 0b. <150 mm) con un porcentaje similar a la variante anterior.
Los platos (Lamb. 23) y otras piezas de la vajilla (Lamb. 24, Lamb. 21/25, Lamb. 21 y el resta de las Lamb. 22) representarían aproximadamente el 46% y corresponden mayoritariamente a cerámicas de barniz negro. Incluimos en este apartado a las Lamb. 21 dado que con sus “incurving rim” no las hacen aptas para la bebida y esta dificultad se nos ofrece también a las dos variantes restantes de la Lamb. 22 debido a su gran tamaño.
64Pero estos criterios de funcionalidad otorgados tradicionalmente a partir de la óptica de las cerámicas griegas tienen a nuestro entender escaso valor, sino se tiene en cuenta su función dentro del contexto indígena, es decir, que suplen ο que complementan estas piezas con respecta el resta de las producciones cerámicas comunes a torno consideradas indígenas.
65En el caso concreto del Molí d’Espígol y en su fase Tornabous III, todas ellas suplen en principio sus funciones especificas. Así por supuesto, no existe ningún vaso en el repertorio de las cerámicas indigenas destinado ni a la bebida ni mucho menos al servicio del vino; otra cuestión radicaría en la valoración que pueda atribuirse a una posible comercialización del vino solo partiendo del uso cultural de las cerámicas sin contar con unos testimonios anfóricos claros.
66Pero, también hay una suplencia clara con respecta el resto de la vajilla. Las cerámicas de barniz negro prácticamente triplican los hallazgos de otros platos en cerámicas comunes a torno, y aún entre éstos se destacan dos modalidades de producción diferentes: platos de perfil carenado con amplios labios exvasados producidos en cerámicas oxidadas pintadas a bandas de color rojizo y en con menor representatividad otros platos de cerámica gris también de perfil carenado y labios horizontales.
4. Consideraciones generales
67En general para las cerámicas de barniz negro se observan ciertas similitudes de formas con los hallazgos del pecio del Sec en Mallorca (Arribas et alii 1987) ο con los poblados del Sudeste (Garcia Cano 1982) así como los del área levantina de La Bastida (Lamboglia 1954) y Covalta (Vall de Pla 1971). Pero estudiados con detalle estos conjuntos, se evidencian claras diferenciaciones tanto en las formas de los vasos como en sus decoraciones:
En el Molí de Espígol están representadas mayoritariamente las formas Lamb. 22 con decoraciones de ovas y palmetas “combinate”, mientras que quedan con poca representación las Lamb. 21 con palmetas “collegate” y orla de estrías que son las piezas mayoritarias en el Sudeste y Levante.
Son inexistèntes en el Molí d’Espígol, los kántharos de estilo ático de la Lamb. 40 y prácticamente los Bolsales de la Lamb. 42B, formas ambas bien representadas en el Sudeste y Levante. Y en todas las zonas, el “fish-plate” ο Lamb. 23 no es un plato usual, a pesar de quedar bien representado en El Sec; forma ésta que junto con los kantharoi de la Lamb. 40 adquieren amplia producción con los Talleres de Roses (Sanmartí Grego 1978, 568).
Por el contrario en el Molí d’Espígol serán relativamente abundantes las kylikes, las “cup-skyphos” y los skyphoi.
68Respecto las decoraciones si resultara cierto que las decoraciones a base de ovas y palmetas “combinate” son las mas antiguas, desapareciendo progresivamente frente a las decoraciones de estrías y palmetas “collegate”, habría que datar mayoritariamente nuestro conjunto en el primer cuarto del siglo IV, es decir ocupando el ámbito cronológico entre las dos fases de figuras rojas anteriormente mencionado, con lo cual se obtendría una cierta continuidad de las importaciones entre la segunda mitad del siglo V y el segundo cuarto del IV a.n.e.
69No obstante, creemos que esta deducción lógica resulta errónea, pues centrándonos en el caso concrete del Molí d’Espígol y de manera general en el resto de yacimientos de la área catalana, nos encontraríamos frente a un vacío de importaciones que cubre mas de un siglo, pues las producciones de barniz negro occidentales (Talleres de Roses) no aparecen hasta poco antes de medianos del siglo III a.n.e. Vacío que estratigraficamente no se detecta de una manera clara en las excavaciones arqueológicas.
70Por ello, quizás haya que replantearse la cronología de las cerámicas de barniz negro que siguen la tradición de unos estilos impuestos a partir de las producciones áticas, donde la moda decadente de las decoraciones con palmetas “collegate” y orlas de estrías, marcarían esencialmente las producciones de la segunda mitad del siglo IV, perdurando en los contextos indigenas hasta entrado el siglo III a.n.e.
71Así, las producciones a base de palmetas “combinate”, ovas y círculos pintados en los fondos continuarían perdurando sobre todo en las formas Lamb. 22 hasta medianos del siglo IV acompañando las últimas producciones de figuras rojas, y en tal caso habría que rebajar la cronología de El Sec hacía la mitad del tercer cuarto del siglo IV a.n.e. y otorgar a partir de éste una cronología más tardía a los yacimientos del Sudeste.
72De este modo se podría llegar a explicar la progresiva substitución de las Lamb. 22 por las Lamb. 21 y de éstas a las Lamb. 26 características de los talleres occidentales ο las producciones en estos talleres de las modas de los kantharoi de la Lamb. 40 y los “fish-plate”, la perduración de los “footed saltcellar” de la Lamb. 24B y la aparición de las Lamb. 25 y las Lamb. 24/25B.
73El verdadero problema reside pues en un profundo desconocimiento de todo un conjunto de producciones cerámicas que perduran la tradición de los estilos áticos, las cuales llegamos a identificar en la periféria de un mundo colonial, precisamente por tratarse en éste de vasos excepcionales, cuando por el contrario en regiones próximas a sus centras de producción serán piezas comunes a las cuales la arqueología no les presta una atención suficiente.
74Serán pués estas condiciones de divergencia y objectivos en la investigación arqueológica entre las distintas zonas del mundo mediterráneo, las verdaderas responsables de una única y cierta constatación: “que no sirven en el extremo occidental del Mediterráneo, los esquemas tipológicos ni las cronologías válidas en el Agora de Atenas”.
75Todo ello repercute en la existencia de una cronología amplia para los vasos considerados áticos, que cubre perfectamente el siglo IV a.n.e. y de aquí que debamos ser extremadamente cautelosos en aceptar como viene siendo habitual, el hecho de datar los yacimientos por la esporádica presència de algunas cerámicas áticas partiendo de sus “cronologías de producción”, hábito que ha originado múltiples errores interpretativos sobretodo en referencia a la propia cronología de las cerámicas indígenas en la Cataluña Occidental.
76Así, los elementos culturales que caracterizan y definen el horizonte del período Ibérico Pleno en estas zonas interiores, se desarrollan en pleno siglo IV a.n.e. a manera de exponente de un proceso de aculturización tardío respecto las cronologías del siglo V a.n.e. aceptadas en los yacimientos de la costa.
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Vall de Pla 1971: VALL DE PLA (M.-A.), El poblado ibérico de Covalta (Albaida-Valencia). S.I.P., València, 1971, 187 p. (Trabajos varios, num. 41).
Auteur
Institut de Prehistòria i Protohistòria, Reial Acadèmia de Bones Lletres - Carrer del Bisbe Caçador 3 - 08002 BARCELONA - Espagne.
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