Comercio del chile quipín en la Sierra Gorda y Semidesierto de Querétaro
p. 183-192
Texte intégral
1En México, el chile piquín (Capsicum annuum var. glabriusculum) es ampliamente comercializado, en particular en pequeños mercados tradicionales, pero también se encuentra en los supermercados de algunas ciudades grandes. La mayoría de estos chiles se recolecta de poblaciones silvestres (Rodríguez del Bosque et al., 2003; Tewksbury et al., 1999). Si bien es difícil cuantificar el impacto de dicha recolección en su abundancia y conservación, es posible que la sobreexplotación amenace este recurso forestal no maderable (Rodríguez del Bosque et al., 2003; Tewksbury et al., 1999; Medina et al., 2005).
2El quipín es un chile silvestre comercializado en los niveles local y regional. La recolección con fines comerciales tiene una remuneración equivalente al salario rural en la región. Hay relativamente pocos recolectores de tiempo completo durante la temporada de recolección, pero es un producto importante adicional o auxiliar para familias rurales de escasos recursos.
3Se estima que México es el segundo mayor productor de chile en el mundo, con 2.7 millones de toneladas y 144 mil hectáreas de producción (Sagarpa, 2015). Sin embargo, en estas cifras muchas veces no se considera la producción tradicional de pequeña escala ni la recolección de chiles silvestres. Existen pocos estudios que aborden su contribución a la economía de los campesinos (Bañuelos et al., 2008; Montaño-Lugo et al., 2014). El presente estudio se efectuó en la Sierra Gorda y el Semidesierto del estado de Querétaro, México, con el objetivo de describir el comercio local del chile silvestre recolectado y estimar la contribución del chile silvestre para la economía familiar de los recolectores.
Nota metodológica
4Los datos del presente capítulo se obtuvieron mediante entrevistas con 50 vendedores de chile silvestre en tianguis (mercados ambulantes que solo funcionan un día de la semana) y mercados locales fijos en seis comunidades de la Sierra Gorda y Semidesierto de Querétaro. Además, entrevistamos a comerciantes en mercados de dos ciudades fuera de la región de estudio: Río Verde y Xilitla, ambas cercanas a la Sierra Gorda en el estado de San Luis Potosí.
Comercio del chile quipín
5La mayoría de los recolectores entrevistados solo recolecta el fruto para autoconsumo de su unidad familiar. Solo 40 % vende en algún momento parte de los chiles quipines que recolecta. De los vendedores, alrededor de 40 % lo ofrece de casa en casa dentro de sus propias comunidades o directamente a otras familias que conocen y se los piden. Cerca de un tercio lo vende directamente en los mercados regionales y un tercio también lo llega a vender a los intermediarios que revenden los chiles en mercados de las ciudades más grandes de la región. De acuerdo con la información de los recolectores, estimamos que el chile comercializado en las regiones de estudio es menos de la mitad de la cantidad total recolectada.
6La información de los comerciantes en los mercados y tianguis mostró que hay pocos intermediarios en el comercio del chile quipín. La mayoría de los chiles se vende en pequeños puestos, de menos de 2 m2 (77.9 % de los puestos observados en las entrevistas), donde el comerciante tiende alguna manta para colocar pequeños montones de chile (figura 1A). Se venden pequeñas cantidades del fruto por 3, 5, 10 o 15 pesos (en promedio 8.4 pesos; un dólar en 2004 valía aproximadamente 11 pesos). En este tipo de puestos es común que sean directamente los recolectores o algún otro miembro de la unidad familiar quienes vendan el chile quipín, y suele ser la única mercancía a la venta. Los puestos de tamaño mediano, de 2 m2 a 6 m2 aproximadamente (figura 1B), representan 15.5 % de los puntos de venta de chile, y en ellos también se ofrecen otras mercancías culinarias. Tanto los puestos chicos como los medianos se encuentran sobre todo en los tianguis y en mercados permanentes. Solo 6.6 % de los puestos se consideraron grandes (figura 1C), de tipo permanente, y se encuentran en los principales mercados de las ciudades de la región. En estos últimos puestos la venta del chile quipín es un producto de menor importancia entre muchos otros alimentos y artículos para el hogar.
7En los puestos pequeños, medianos y grandes se vende el chile quipín por puño, doble y en pocos casos por kilo. En 2004, un puño de chile rojo y seco tenía un precio promedio de 25 pesos (intervalo de 20 a 30 pesos). El chile verde fresco costaba 22.50 pesos en promedio (intervalo de 15 a 25 pesos). El doble (más o menos 1.5 kg) de chile rojo tenía un precio de 150 pesos (intervalo de 100 a 300 pesos) y el de chile verde fresco, 122 pesos (intervalo de 60 a 200 pesos). El kilo se vendía en 107.7 pesos en promedio. Se pudo observar una ligera variación del precio entre las ciudades de la Sierra Gorda y Semidesierto, pero la mayor variación se debe a la época del año en que se venden. Se piden precios más altos fuera de la temporada de recolección del chile quipín, que es de julio a octubre. Algunos precios del chile recolectado son similares en otras partes del país, como Nuevo León, donde varía de 30 a 120 pesos según la época del año (Villalón et al., 2006). En cambio, el chile piquín cultivado en el estado de Veracruz se reportó en un precio de 33.40 pesos, que varía muy poco a lo largo del año (Sagarpa, 2004). En algunos casos, en los tianguis y mercados de la región de estudio se venden conservas producidas en pequeña escala o caseras, y no encontramos ninguna etiqueta que supusiera una producción industrializada.
8Fue difícil comprobar los volúmenes totales vendidos. Los siguientes datos se basan en estimaciones y observaciones, no en datos de entrevistas. Por lo general, un puesto vendía 1 kg por día en un tianguis que se pone una vez a la semana. El número de puestos varía según el tamaño de los tianguis, pero en los más grandes de la región, el de Jalpan y La Lagunita, en Landa de Matamoros, encontramos hasta siete puestos con chile quipín. Algunas personas mencionaron que quizás el chile recolectado en Querétaro se vendía en las ciudades de Xilitla y Río Verde, San Luis Potosí, pero al preguntar directamente en dichas ciudades ningún vendedor mencionó que sus chiles silvestres provinieran de Querétaro.
Figura 1. Puestos para la venta del chile silvestre recolectado en la Sierra Gorda y Semidesierto de Querétaro (A. puesto pequeño, B. puesto mediano, C. puesto grande y permanente).

Foto: Héctor Leonardo Martínez Torres.
Contribución del chile quipín a la economía familiar
9En 71 % de las unidades familiares solo un miembro de la familia se dedica a recolectar chiles silvestres. De los recolectores solitarios, 33 % son jefes de familia varones, 23 % jefas de familia mujeres y 15 % niños y jóvenes solteros. Para el restante 29 % de las unidades familiares, la recolección del chile es una actividad familiar compartida entre varios miembros y en su mayoría realizada en conjunto. Para la mayoría de los recolectores, se trata de una actividad secundaria que se hace cuando tiene tiempo libre de su principal fuente de empleo e incluso como actividad de distracción por las tardes o mientras caminan de su milpa en el campo a su hogar.
10Solo 16.6 % de los recolectores entrevistados se puede considerar de recolectores profesionales, para quienes la recolección de chile quipín representa el principal ingreso de su unidad familiar al menos durante los meses que dura la temporada de recolección. Observamos que hay entre dos a tres recolectores profesionales por comunidad de 500 personas. Estos recolectores profesionales suelen pertenecer a los estratos más pobres de la sociedad rural, y probablemente tendrían que emigrar a una ciudad grande si no fuera por este ingreso. En otros estudios, Medina et al. (2005) en Tamaulipas y Villalón et al. (2006) en Nuevo León encontraron que los chiles silvestres pueden contribuir hasta la mitad del ingreso familiar en la temporada de recolecta del chile silvestre.
11Si consideramos que los recolectores experimentados pueden “piquinear” hasta 1.5 kg en una jornada de un día y que se requiere al menos otra jornada para venderlo en 150 pesos promedio, el beneficio neto del recolector sería de 75 pesos por día de trabajo, sin considerar los gastos de transporte para comercializarlo en los tianguis y mercados. Esto equivale a un jornal, salario diario regional para trabajadores agrícolas (peones) de 60-70 pesos en 2004. No encontramos otros estudios sobre el costo-beneficio de la recolección en el área de estudio, pero se informan beneficios económicos similares al salario de un jornal de trabajo en la venta de otras plantas recolectadas, como cancerina, Hippocratea excelsa HBK (García, 2009). Al considerar los datos del tamaño máximo potencial de las poblaciones silvestres de Martínez Torres (2007) con un precio promedio de 108 pesos/kg, una hectárea recolectada produciría un valor bruto de 3 823 pesos (348 dólares) en el Semidesierto y de 6 274 pesos (570 dólares) en la Sierra Gorda.
12Sin embargo, los beneficios de la colección del chile quipín son mucho más amplios, pues para muchas familias contribuye el placer sustancial de la comida y una actividad que comparten en familia. Al recolectar pequeñas cantidades para autoconsumo de la unidad familiar, ahorran en un gasto que de otra manera tendrían que hacer. Los ingresos adicionales que genera la venta del chile a un recolector puede ayudarle en algún gasto imprevisto o emergencia, lo que constituye un ingreso extraordinario muy apreciado para la unidad familiar en las zonas rurales; es decir, contribuye a una estabilización de ingresos. Los resultados de este trabajo sobre la recolección y el comercio del chile quipín permiten pensar que las poblaciones silvestres de este chile puedan sostener una producción que continúe beneficiando en el mediano plazo tanto a recolectores como a consumidores de este apreciado chile de la Sierra Gorda y Semidesierto queretano.
Comentario final
13La mayoría de los recolectores del chile silvestre en la Sierra Gorda y Semidesierto de Querétaro recauda para autoconsumo doméstico, pero también hay familias en cada comunidad rural que dependen en buena medida de los ingresos proporcionados por la recolección del quipín. Estos últimos “recolectores profesionales de quipín” suelen ser unidades familiares de bajos recursos y sin tierra. Para ellos la recolección y venta del quipín llega a ser su principal fuente de ingresos durante algunos meses. Esta es una tendencia que se encuentra en varios productos forestales no maderables (Ruiz-Pérez et al., 2004).
14El comercio es más o menos impulsado por la oferta y demanda; es muy regional y los quipines se venden sobre todo de casa en casa por los propios recolectores o en los tianguis y mercados de las comunidades locales con muy pocos intermediarios. Si se quiere promover un mayor comercio del quipín, se debe tener en cuenta que este sistema informal es vulnerable. Por ejemplo, si los precios fueran más altos podría promover una recolección sobreexplotadora y destructiva o podría desalentar su compra y consumo de los propios habitantes rurales de la Sierra Gorda y Semidesierto de Querétaro.
Agradecimientos
15A los vendedores del chile quipín en la Sierra Gorda y en el Semidesierto de Querétaro por compartir su valioso conocimiento.


Bibliographie
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Referencias
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Auteurs
Ingeniero agrónomo por el Instituto Tecnológico Agropecuario 33, maestro en ciencias en botánica por el Colegio de Postgraduados y doctor en ciencias biológicas por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Agrónomo por la Universidad Autónoma Agraria “Antonio Narro”, maestro en ciencias (botánica agrícola) del Colegio de Postgraduados, y doctora en ciencias (biología) de la Facultad de Ciencias de la unam.
Profesor investigador en el Colegio de Postgraduados del Campus Montecillo, estado de México.
Profesora-investigadora titular en el Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo.
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