Uso ritual del chile ayuuk (mixe)
p. 230-235
Texte intégral
Los chiles, como otros importantes ingredientes de las cocinas mexicanas, fueron domesticados a través de largos procesos, durante los cuales las personas acumularon conocimientos sobre sus características, propiedades, formas de recolección y cultivo. En las distintas culturas presentes en México, las personas crearon y fueron aprendiendo a lo largo del tiempo diversas maneras de aprovechar los chiles. Si bien la más conocida y estudiada ha sido su uso en la cocina, ya sea como ingrediente de platillos o como recurso para la conservación de alimentos, por sus características, los chiles también han sido y son usados con fines curativos, rituales e incluso como instrumentos para el castigo.
1Sobre los usos de los chiles encontramos referencias a partir de la época prehispánica, primero en los códices y luego en los textos de los cronistas. En estos documentos se relata que este picoso fruto era muy apreciado y formaba parte de los tributos solicitados por los mexicas, además de estar asociado con algunas toponimias. En estas fuentes se mencionan, sobre todo, distintos tipos de chiles y preparaciones culinarias, pero también hay comentarios sobre su uso medicinal, mágico y ritual. Así encontramos que se utilizaban para realizar diagnósticos de enfermedades, para curar padecimientos, para realizar videncias, para castigar, para limpiar, y como amuletos protectores del peligro, tanto de enfermedad como de daño. Durante la Colonia su importancia no decayó y se encontraron nuevos platillos y nuevos usos.
2Durante los siglos xix y xx hubo altibajos en su producción, pero también intercambios culturales y biológicos importantes. En la actualidad, en las distintas culturas presentes en México, es posible encontrar diferentes usos para el chile, además del culinario, ya sea como amuleto, protector, desinfectante o medicina.
3Nuestro interés en este trabajo es compartir uno de los usos no culinarios del chile que todavía estaba presente a fines del siglo xx entre los ayuuk jä’äy (mixes), de Santa María Alotepec, Oaxaca, el cual actualmente parece haber desaparecido pero que, como otras prácticas culturales, podría reaparecer cuando las condiciones lo permitan. Nos referimos a las sahumaciones con chile mixe que se realizaban para limpiar de malas energías a las personas que regresaban de cavar la fosa para un difunto. Antes de describir este tipo de limpia, haremos una breve referencia sobre los ayuuk jä’äy, sobre Santa María Alotepec y sobre el chile mixe para tener un panorama general que enmarque la práctica cultural a la que nos referiremos.
4Los mixes se llaman a sí mismos ayuuk jä’äy, que puede traducirse como “gente que habla ayuuk” o como “gente de lenguaje florido”, el nombre mixe es náhuatl y algunos lo traducen como “habitantes de las nubes”, lo cual es muy cierto para el caso de Santa María Alotepec, población ubicada en las faldas del cerro conocido como La Malinche. El distrito mixe se ubica en la parte más oriental de la sierra norte de Oaxaca; su territorio puede dividirse en tres zonas climáticas: parte alta o fría, media o templada y parte baja o tierra caliente. El distrito está formado por 19 municipios, uno de ellos es Alotepec, en la zona media cuya cabecera es Santa María Alotepec.
5Los pueblos mixes son muy orgullosos de su origen, algunos intelectuales locales afirman que provienen de Perú, además refieren que fueron el único pueblo que no fue sojuzgado por los españoles, gracias a la intervención de su héroe mítico, el rey Konk Ay. Su cosmovisión está fuertemente ligada a la naturaleza y la agricultura sigue siendo una de sus principales actividades, si bien se realiza, sobre todo, para autoconsumo. Uno de los productos más característicos de Santa María Alotepec es el chile pasilla mixe, también llamado chile pasilla oaxaqueño (figuras 1 y 2) que puede encontrarse en Estancia de Morelos, Guadalupe Victoria, Santiago Atitlán y Santa Margarita Huitepec.
6De acuerdo con el testimonio de algunos productores de chile de Santa María Alotepec,1 actualmente en este lugar los chiles más consumidos son pasilla mixe, guajillo, habanero, serrano y chipotle, de los cuales solamente producen el pasilla; los demás los compran en Ayutla Mixe los domingos, de plaza.

Figura 1.Planta de chile pasilla mixe. Santa María Alotepec, Oaxaca. Fotografía de Efraín Martínez Miranda, junio de 2013.

Figura 2.Ahumado del chile pasilla mixe. Santa María Alotepec, Oaxaca. Fotografía de Efraín Martínez Miranda, junio de 2013.
7Anteriormente se utilizaba el chile pasilla mixe para curar dolores de estómago; en la actualidad se usa para brindar energías para trabajar en el campo. El chile mixe, por ser aromático y por su prolongado ahumado, ha sido considerado por muchos conocedores como el chile más sofisticado del país. Se comercializa en Oaxaca, Puebla y en algunas tiendas de la Ciudad de México, aunque puede ser difícil de conseguir. El chile mixe está presente en distintos platillos locales, tanto fresco como seco y ahumado. Debe destacarse la preparación de una pasta molida en metate (en la que además de este chile se agrega agua, sal y ajo), a la cual se le nombra chintextle y por su procesamiento permite conservar el chile por mucho tiempo. Las familias la consumen en distintos platillos y los campesinos la llevan con tortillas al campo, para tener fuerzas en su jornada. Además de sus usos culinarios se emplea para distintos procedimientos “mágicos”, según nos relataron los testimoniantes. Una práctica que está cayendo en desuso en la que se utiliza el chile mixe son las limpias, procesos de desinfección en los que se emplea el humo de este chile. El señor Enrique Sandoval, músico mixe de Santa María Alotepec, actualmente radicado en el Estado de México, relató este proceso de la siguiente manera:
Al otro día de que alguien muere, ya tienen que ir a abrir la fosa en el panteón, van de 8 a 10 personas con sus palas y coas a hacer la fosa, regresan. Ahí acostumbran que cuando estas personas regresan del panteón a la casa del difunto, ya tienen preparada una cazuela o un pedazo de olla con brasa, en la que echan chile pasilla, para que el olor… el fuerte olor de lo que despide el chile, quite esa maldad (lo que ellos traen del panteón), para que se limpie, para que no traigan ese mal aigre, esa infección; aunque no sea infección pero es una cosa que hay en el cuerpo, en la camisa, en la ropa. Para que se les quite todo eso, esa cosa maldita, digamos, se sacuden donde está el brasero, la ropa y todo, y se lavan las manos y así ya comen.
Ahorita, la verdad ya no sé si lo sigan haciendo. Son costumbres, probablemente lo sigan haciendo, pero cuando viví yo ahí lo hacían, tenían esa creencia, que para que no hubiera cierta maldad de los difuntos, de los muertos con ese olor del chile se quitaba, como desinfectante.
8Esta práctica ha sido referida en textos de distintos autores; sin embargo, los productores entrevistados mencionaron que solía usarse para limpiar a las personas involucradas en el entierro, especialmente a aquellos que cavaban la fosa, pero solamente cuando había chiles disponibles.
9Consideramos que esta costumbre es muy reveladora del fuerte papel que tiene el chile en la cosmovisión de los ayuuk jä’äy como un elemento identitario, ya que se trata de un producto endémico en cuyo aprovechamiento se mantienen las técnicas tradicionales.
10Este chile, por sus características, refleja también el carácter fuerte y orgulloso de los ayuuk jä’äy. Se trata, pues, de un chile de sabor sofisticado e inigualable que vale la pena conocer y que, sin duda, para que conserve su carácter se requiere el respeto y protección del sistema natural y cultural en el que se desarrolla.
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Notes de bas de page
1 Agradecemos a los productores de chile mixe en Santa María Alotepec, a los señores Ricardo Antonio Monterrubio, Celio Flores García, Félix Reyes y a la señora Imelda Antonio Monterrubio.
Auteurs
Profesora investigadora de la Dirección de Etnología y Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e Historia, coordina los proyectos Historias Culinarias y Comida y Cultura en México. Etnóloga, maestra y doctora en Historia y Etnohistoria. Coordinadora del volumen Comida, cultura y modernidad en México. Perspectivas antropológicas e históricas y del diplomado Cocinas y Cultura Alimentaria en México. Usos sociales, significados y contextos rituales.
Originario del Estado de México, egresado de la maestría en Gestión de Empresas de Economía Social y licenciado en Relaciones Internacionales y Comercio Exterior. Consultor turístico, empresarial y miembro fundador del Centro de Impulso Cultural, Económico y Social “Región”.
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