¿Hacia un nuevo ordenamiento del espacio rural en el Sotavento veracruzano?
p. 369-396
Texte intégral
INTRODUCCIÓN
1El cuestionamiento planteado en el título surge del análisis de los recientes cambios demográficos y económicos experimentados en el sur del estado de Veracruz (52 municipios; 31 000 km2; dos millones de habitantes). Se trata de cambios que acontecen en el transcurso de la última década y resultan visibles ante la reversión de las tendencias demográficas: en oposición a décadas anteriores, que conciernen a muchos años de crecimiento, actualmente se observan otros donde ocurre una caída bastante generalizada en los ritmos demográficos. Este aletargamiento, que analizaremos más en detalle, resalta nuevas y numerosas observaciones:1
- Desde la perspectiva de las evoluciones demográficas: se detiene el crecimiento de la población ante el peso de movimientos emigratorios inéditos y significativos; también se alteran las relaciones entre medios urbanos y rurales ante nuevas dinámicas de poblamiento;
- Desde las perspectivas globales de evolución para el Sotavento veracruzano: se presentan adaptaciones-relacionadas con el tlcan-dentro de los sistemas de producción agropecuarios, y también una reorganización territorial que atañe a nuevas dimensiones en las relaciones económicas entre las 15 ciudades del sur veracruzano y los espacios rurales que les circundan.
2Estos puntos de vista interpelan la gestación de un nuevo orden territorial y para avanzar sobre este tema aquí proponemos partir de tres elementos de discusión:
- Los procesos recientes de especialización y reducción territorial en las actividades agrícolas, (maíz, caña de azúcar), acompañados por la expansión de la ganadería tropical al momento en que concluye la colonización agrícola. Estas mutaciones se manifiestan sobre todo en la variación de los ritmos demográficos (estancamiento del crecimiento) y el incremento de las migraciones a larga distancia y de mayor duración. Esta nueva movilidad espacial, que viene junto con una mayor pluriactividad laboral en el medio rural, replantea la interrogante: ¿acaso estamos ante el fin de la economía campesina?
- La revisión de roles en la jerarquía urbana vigente, donde aparentemente las áreas de influencia de los centros urbanos se perfilan mejor a través de las funciones económicas y la interconectividad de éstos; por ejemplo, lugares de servicios (Cosamaloapan, Lerdo); de gestión y apoyo (¿Acayucan como “capital ganadera”?); de especialización industrial (Coatzacoalcos-Minatitlán, ¿en el corazón de un corredor petroquímico todavía pujante?). Ante la refuncionalización de viejos y nuevos centros urbanos, donde las burguesías locales organizan intercambios y producciones (San Andrés Tuxtla y el tabaco; Villa Isla y la piña) nos preguntamos: ¿son estas burguesías las que todavía dotan de un carácter verdaderamente regional a su espacio?
- Junto con esas evoluciones urbanas aparecen también algunas cabeceras municipales dentro del juego de poder local, sobre todo a partir del reforzamiento que viven por los subsidios públicos que ahora gozan más plenamente (importancia creciente del Ramo 033). Entonces ¿podemos decir que las cabeceras son capaces hoy de organizar los servicios de proximidad de su entorno rural, pero también los sistemas de actividad agropecuaria o los flujos migratorios a larga distancia?
3Con todas estas preguntas la intención es adelantar un primer balance en las nuevas relaciones campo-ciudad e igualmente cuestionar las orientaciones posibles para un nuevo ordenamiento del espacio rural. La hipótesis principal de investigación descansa en la idea de que, dentro de una fase de repliegue demográfico en el medio rural, la resistencia al declive y la capacidad de innovación se encuentran fuertemente ligadas a la puesta en marcha de nuevas relaciones económicas impulsadas por los poderes locales. Esta dimensión política del desarrollo reenvía, más allá del papel de la elites locales, a la capacidad del Estado para definir políticas públicas de ordenamiento en los territorios rurales.
Carta 1. Localización general sur de Veracruz

4El análisis aquí presentado se apoya en un acercamiento sobre los datos demográficos y los principales sistemas de producción agropecuarios, basándonos sobre todo en las informaciones censales de los años 1990,1995 y 2000. La presentación se organiza en dos partes: el análisis de la amplitud de los cambios en el medio rural; los cuestionamientos sobre la reorganización territorial del espacio rural.
LA AMPLITUD DE LOS CAMBIOS EN EL MEDIO RURAL
5La carta 2, que muestra los principales sistemas de actividad agropecuarios da una imagen simplificada de la realidad del Sotavento. Sobre ella nos vamos a apoyar para estudiar la amplitud de los cambios ocurridos a inicios de los años 90.
La distribución espacial de los sistemas de actividad mayores
6En principio, esta carta muestra la distribución, en el interior del Sotavento, de tres sistemas agropecuarios dominantes:
El bastión de las zonas productoras de caña de azúcar
7La producción de caña continúa siendo el sistema mayor en toda la cuenca media y baja del Papaloapan, desde Tuxtepec, en Oaxaca, a Tres Valles y hasta Lerdo de Tejada, pasando por Cosamaloapan y Carlos A. Carrillo. Este amplio corredor que tiene como eje al río Papaloapan y sus afluentes paralelos se acompaña por otra zona cañera, de menor extensión, que se sitúa al pie del macizo volcánico de Los Tuxtlas (Juan Díaz Covarrubias en el municipio de Hueyapan de Ocampo). Fuertemente ligada a la presencia de seis ingenios,2 la producción de caña responde a los imperativos de la política agroindustrial, marcada en el transcurso de los últimos años por las incertidumbres en las orientaciones públicas hacia este sector (Rodríguez; 2004: 154). En el interior de esta amplia zona la producción de caña se ha acompañado por la ganadería de engorda, actividad económica que se relaciona con el origen histórico de la cuenca y que, de hecho, es la única que continúa con fuerza cuando otras que vivieron auges importantes (algodón, tabaco, plátano) hoy prácticamente se encuentran desaparecidas.
Carta 2. Distribución espacial de los sistemas de actividad dominantes en el Sur de Veracruz, 1991

8Partiendo de los datos que ofrece el censo agropecuario levantado por el INEGI en 1991, la carta resume, a través de un índice de especialización, 39 variables reportadas a nivel de las áreas geoestadísticas básicas (ageb): la superficie sembrada con 35 cultivos anuales y plantaciones; el número de unidades de producción con ganado bovino; la superficie con pastos naturales y el total de cabezas reportadas.
9En este ejercicio entendemos a los sistemas de actividad como entidades territoriales, históricamente construidas, caracterizados por un arreglo de producciones agropecuarias especializadas y puestas en juego ante el resto de las actividades económicas, pero también ante los equipamientos, y en general ante la estructura del poblamiento y su evolución. Más amplios que la suma de los sistemas de producción y que los sistemas agrarios, estos grandes sistemas de actividad prácticamente dibujan una partición del Sotavento rural, definida entonces por las especializaciones agropecuarias que más destacan.
La asociación del maíz como cultivo dominante y otros cultivos
10Esta asociación aparece en tres situaciones diferentes. La primera corresponde a las zonas serranas con fuerte poblamiento indígena, cuyo mejor ejemplo es el proporcionado por los territorios de Los Tuxtlas y sobre todo la sierra de Santa Marta. La segunda situación corresponde a las tierras bajas inundables y fluviales (en la carta referidos a los ríos Tesechoacan y Coatzacoalcos), hoy día especializadas en sistemas de producción fuertemente mecanizados en la producción de maíz de invierno. El tercer y último sector refiere a los espacios de colonización reciente (segunda mitad del siglo xx) cuyo arquetipo son las terrazas del Uxpanapa (Oropeza, 2000; Velasco y Vargas, 1994) en el extremo sur del Estado de Veracruz. En esta última frontera el maíz asociado a los pastos cultivados marca la progresión de la ganadería.
Las grandes extensiones de pastizales
11Zona que subraya la fuerza actual del movimiento de ganaderización del trópico a pesar de la simplificación del juego de sistemas que refuerza, un poco artificialmente en la carta anterior, esa imagen del Sotavento como tierra de potreros. El predominio de la ganadería es una realidad fuerte, aún si las modalidades de ajuste de esta especialización cambian rápidamente bajo el impacto de las modificaciones económicas impulsadas por la apertura del sector a los mercados externos (tlcan). La distribución de este sistema, tal y como se presenta en la carta, remite a la historia de colonización del sur de Veracruz: primero aparece la fuerza de esta orientación productiva en los alrededores de Alvarado (el “corazón jarocho”); enseguida la ganadería que progresó dentro de los Llanos de Acayucan, antes de convertirse en el elemento motor de la actual colonización en el Uxpanapa, la última frontera de Veracruz.
El fin del periodo de crecimiento demográfico
12La ruptura en los ritmos demográficos es un evento importante a subrayar dada su brutalidad: ocurre luego de varios decenios de crecimiento sostenido de la población, que fueron testigos de fuertes dinamismos desde 1890. Es en el transcurso del siglo xx donde los movimientos demográficos aparecen más acusados, ya que el Sotavento venía de ser considerado un “espacio vacío” (Velázquez y Hoffmann, 1994). Con los avatares del siglo, marcado por bruscos giros socioeconómicos (Delgado, 2000; Prévót-Schapira, 1994) las variaciones en los ritmos demográficos se presentan en estrecha relación con la evolución histórica de esta amplia comarca (Palma, Quesnel y Delaunay, 2000)
13Estos cambios en los ritmos aparecen más acusados en el medio rural, dado que se suscitan después de un periodo dentro del cual el Sotavento creció más rápido que el conjunto de México: en el periodo 1970 a 1990 la población rural del país creció a un ritmo anual del 0.8%, mientras que en el Sotavento el ritmo anual atestigua 1.8%. Dentro de este último el detalle de la evolución rural es interesante:
Cuadro 1. Evolución de la población rural en el Sotavento, 1970 a 2000

14La reorientación de los movimientos demográficos es perceptible a partir del censo de 1995 y se acelera en los 5 años siguientes, tal y como lo muestran las informaciones del censo 2000. Un análisis más fino sobre las variaciones de población permite entrar en la comprensión de los cambios en curso tal y como ellos habían sido previstos al interpretar los datos de 1995: “Nos encontramos ante un nuevo modelo de reacomodo poblacional, [...] a escala regional, con la pérdida del último foco de atracción migratoria –los centros petroleros y sus hinterlands (40% de la población sotaventina)– se agudiza la reorientación de los flujos migratorios rurales....” (Palma, Quesnel y Delaunay, 2000).
15En esta última década la interpretación de la evolución demográfica revela varios factores. En primer lugar, entre 1990 y 1995 la reducción en el ritmo se explica por la debilidad del crecimiento natural y los efectos de los cambios económicos ligados al repliegue del Estado del sector agrícola y agroindustrial, sobre todo en el sector cañero, muy presente en el sur de Veracruz. En segundo lugar la pérdida demográfica observable entre 1995 y 2000 revela otros hechos novedosos. Por una parte el modo en que se engancha el Sotavento a la apertura económica, y particularmente al mercado norteamericano de mano de obra, relación que se establece mucho más tarde que en otras regiones del país. Esta nueva movilidad de la fuerza de trabajo tiene que ver con el fin de la atracción ejercida durante varios decenios por los polos petroleros; y con la amplitud de migraciones que pasan de un ámbito regional, donde se privilegiaban las ciudades petroleras y los espacios rurales de colonización, hacia destinos más lejanos y con ausencias de mayor duración: la frontera norte del país o los Estados Unidos.
16La reversión de las tendencias demográficas es visible también en los medios urbanos: la caída en los ritmos de crecimiento ha sido seguida por el estancamiento de la población en las localidades con más de 15 000 habitantes (umbral considerado como límite entre medios rurales y urbanos en todo este trabajo):
Cuadro 2. Evolución de la población urbana en el Sotavento, 1970 a 2000

17La importancia reciente de los flujos emigratorios se refleja en los índices de masculinidad (véase el cuadro 3).
18Hasta el censo de 1990 el sex-ratio todavía se acercaba al punto de equilibrio, pero su caída se acusa entre 1995 y 2000. La ruptura se produce en estos últimos cinco años donde el índice es ya inferior al 95%. Este cambio mayor es más notable si lo vemos dentro de los grupos de edad.
Cuadro 3. Evolución del índice de masculinidad, 1970 a 2000
Año | Índice general del Sotavento |
1970 | 102.74 |
1990 | 99.65 |
1995 | 99.08 |
2000 | 94.86 |
Cuadro 4. Desequilibrios dentro de los grupos de edad, 1990 a 2000
Hombres | 1990 | 1995 | 2000 |
Población de 15 a 35 años | 257 034 | 277 602 | 247 486 |
Población de 35 a 55 años | 118 327 | 143 846 | 153 621 |
Mujeres | |||
Población de 15 a 35 años | 267 082 | 294 229 | 286 886 |
Población de 35 a 55 años | 117 770 | 144 731 | 163 513 |
Desbalance absoluto | |||
Población de 15 a 35 años | -10 048 | -16 627 | -39 400 |
Población de 35 a 55 años | 557 | -885 | -9 892 |
Sex-ratio | |||
Índice 15 a 35 años | 96.2 | 94.3 | 86.3 |
Índice 35 a 55 años | 100.5 | 99.4 | 94.0 |
19Es dentro de los grupos quinquenales de edad, correspondientes a la población activa, donde la diferencia toma todo su esplendor: dentro de los jóvenes y adultos jóvenes (15 a 35 años), en 2000, la diferencia es de casi 40 000 individuos menos y por tanto la tasa de masculinidad se precipita a 86.3%, algo que subraya la nueva dinámica migratoria.
20El acercamiento sobre las evoluciones demográficas y la distribución espacial de los sistemas de actividad permiten comprender bien la naturaleza de los cambios en curso dentro del sur del estado de Veracruz, algo que trataremos de mostrar ahora.
El repliegue de las actividades agrícolas
21Los datos sobre la evolución de la población rural y de la población urbana, cruzados con aquellos que conciernen a los sistemas agropecuarios dominantes ofrecen una perspectiva complementaria sobre las evoluciones del Sotavento.
22Siempre considerando el umbral de 15 000 habitantes para distinguir los medios urbanos de los rurales, vemos que los primeros corresponden a 14 ciudades veracruzanas que históricamente han participado en la organización territorial de su entorno rural, sean sede de agroindustrias como las centrales cañeras o nodos de comunicación y acopio de producciones. A éstas tenemos que agregar Tuxtepec, en la vecindad próxima del estado de Oaxaca, que sin duda juega un papel relevante dentro de la cuenca del Papaloapan en su parte veracruzana (véase el cuadro 11). Con esta agregación la proporción de habitantes rurales y urbanos resulta casi igual: 50/50% en el año 2000. Después, siguiendo el peso demográfico, están 32 cabeceras municipales, la más pequeña con 1 600 habitantes, la más grande con 12 100. Éstas, al igual que las ciudades, fungen como centros administrativos y la mayor parte de las veces como prestadores de servicios básicos con determinadas áreas de influencia.
23La distribución de la población permite ir más lejos que en las reflexiones precedentes: ritmos de evolución similares en el curso del decenio 1990 a 2000 (población rural 0.64%; población urbana 0.62%) e inversión de tendencias en el segundo quinquenio de los años noventa: entre 1995 y 2000 la población rural decrece al ritmo de -0.12%, mientras que el conjunto de la urbana al -0.15%. Pero si observamos la distribución por gran sistema agropecuario surgen otras diferencias:
- La zona de ganado-otros, con 630 000 habitantes, representa el 48% de la población total del Sotavento y el 68% de sus habitantes en medio rural.
- La zona denominada maíz-otros, con 385 000 pobladores equivale al 30% del total, con un 80% que radica en el campo.
- La zona caña-ganado, con 280 000 habitantes suma el 22% del total, y la población se distribuye en 50% entre los medios rurales y urbanos.
24La visualización de esta distribución del poblamiento puede precisarse por gran sistema:
- El espacio dominado por el maíz puede ser caracterizado por la debilidad de su población urbana, sobre todo cuando el único centro mayor es San Andrés Tuxtla. La gran dispersión espacial del poblamiento corresponde al hecho de que este sistema productivo concierne en buena medida a zonas indígenas: hemos mencionado ya las especificidades de su comportamiento demográfico (fecundidad natural superior a la media regional; movimientos de repliegue migratorio hacia el interior de su espacio). Como ejemplo, esto viene a explicar que sea la única zona que conserva un ritmo de crecimiento positivo (+0.43% en medio rural; +0.37% en las ciudades de San Andrés y Cosoleacaque, como promedio urbano de este sistema).
- La zona de producción de caña de azúcar puede ser caracterizada por la relación 50/50% entre su población urbana y rural, siendo buena ilustración de un tipo de economía dominada por el desempeño de sus ingenios cañeros: la mayoría de sus ciudades es sede de alguno de éstos. Otra de sus características toca a la amplitud de las dificultades vividas por el sistema: crisis anterior a los años 1990 (es el único conjunto que presenta un ritmo negativo en su crecimiento demográfico entre 1990 y 2000) y crisis fuerte en el medio rural después de 1995 (el ritmo negativo rural más acusado dentro de los sistemas considerados: -0.75% en el último quinquenio censal).
- La zona de ganado vive también el fin de su crecimiento demográfico, con el mismo retroceso entre 1995 y el 2000: -0.29% en sus medios rurales y urbanos. Sin embargo este movimiento se produce bajo las características propias a los espacios ganaderos: sobrerrepresentación en el campo (68% del total de la población del sistema) que se acompaña de una gran dispersión en su
- bajo la figura de los ranchos ganaderos (entre 1990 y 2000 los censos reportan un aumento del 37% en el número de localidades en la zona del ganado). La creación de nuevas localidades, de dimensión modesta, se manifiesta en una densidad rural de nivel comparativo débil: 24.7 hab/km2, mientras que la densidad rural en las otras zonas es más elevada (35 hab/km2 en las zonas dominadas por el maíz o la caña).
Cuadro 5. Evolución de la población rural por sistema de actividad 1990 a 2000

25Esta sucinta descripción de los cambios ocurridos en la repartición del poblamiento en el Sotavento veracruzano nos conduce a interrogarnos sobre sus orientaciones futuras en términos de reorganización de los espacios rurales: ¿se trata de un éxodo generalizado, marcado por la potencia de los flujos migratorios y el anuncio de desequilibrios mayores en términos de actividades y empleos?; o bien ¿tenemos aquí, en medio de los actuales desarreglos, los ajustes de un nuevo orden territorial? Estos cuestionamientos serán mostrados a la luz de las distinciones que pueden aparecer en función de la multiplicación de sistemas agrarios más especializados y de evoluciones divergentes entre los complejos urbanos.
Cuadro 6. Evolución de la población urbana por sistema de actividad, 1990 a 2000

Fuentes: Base de datos del sig Sotavento; ciesas-ird; a partir de los censos de población (iter) de 1990,1995 y 2000; inegi.
EL CUESTIONAMIENTO SOBRE LA REORGANIZACIÓN TERRITORIAL DEL ESPACIO RURAL
26Después de haber planteado un estado de las dinámicas demográficas, estableciendo distinciones en el interior del conjunto regional del Sotavento, ahora se trata de enfocar la discusión en la perspectiva de las evoluciones de la organización territorial. Para ello, tres dimensiones serán abordadas: las adaptaciones de los sistemas de producción agropecuarios por un lado, y por el otro las dimensiones urbanas en dos temas, el papel de las cabeceras municipales en el corazón de las zonas rurales y una interrogación sobre las áreas de influencia urbana a la escala regional.
Las recomposiciones de los sistemas de producción
27A lo largo de la presentación que se hizo sobre la distribución espacial de los sistemas agropecuarios dominantes, viene al caso señalar, incluso de manera precisa, las transformaciones en marcha. Tres temas serán abordados:
Crisis y repliegue de zonas de caria y de maíz
28El reagrupamiento de estas dos categorías en esta etapa del razonamiento responde al deseo de demostrar cómo dos pilares de la economía agrícola del Sotavento veracruzano experimentan profundas y largas crisis. El sistema cañero, punta de lanza y símbolo de la agroindustria, tiene dificultades ya mencionadas de índole política y económica por parte del estado; la traducción espacial es la retractación de zonas de abastecimiento en las proximidades de los ingenios (preocupación por bajar los costos de producción) y sobre las tierras más favorables (preocupación por aumentar la productividad). Estas orientaciones, lógicas en términos económicos, ocasionan el abandono de la producción de caña en los sectores donde los productores no tienen otras alternativas más que pasar a la ganadería.
29La baja rentabilidad del maíz (caída de precios de compra a los productores, alza de costos de producción) conducen a una evolución parecida: en la pequeña agricultura familiar, el maíz se ha convertido en un producto más de autoconsumo, la parte comercializada sigue siendo reducida (Léonard y Palma, 2002); en este esquema, las tierras disponibles son convertidas en pastizales (evolución alentada, por ejemplo, por la posibilidad de transferir el subsidio del Procampo de tierras cultivadas con maíz a pastizales). La única excepción al retroceso del maíz se encuentra en el impulso a itinerarios de cultivo fuertemente mecanizados en la tierras inundables de los ríos (San Juan, Tesechoacan); pero este sistema atañe sólo a pequeñas áreas, por lo demás, el retroceso es la regla.
¿Qué futuro para la ganadería?
30Preguntar cuál es el futuro de las actividades ganaderas puede parecer sorprendente en un momento donde el movimiento de ganaderización en el Sotavento continúa sin pausa: primero acompañando al movimiento de colonización (Colín, 1999) y más recientemente ofreciendo una escapatoria a las dificultades de las producciones agrícolas. No obstante los datos demográficos indican claramente que el movimiento de expansión del ganado se acompaña con un estancamiento o franca disminución demográfica. ¿Cómo entender esto? Las fuertes fluctuaciones de precio en la carne bovina subrayan la fragilidad de, por lo menos, una parte de las explotaciones ganaderas. Algunos productores buscan una salida reforzando la orientación lechera, pero para la mayoría de los pequeños, sin acceso al crédito, no hay otra salida que los contratos a medias con dueños que siguen controlando la engorda y la comercialización del ganado. Las tendencias de modernización se traducirán en un proceso de concentración a favor de los ganaderos más grandes, en detrimento de los pequeños.
El dinamismo de las cuencas especializadas
31En oposición a la ganadería extensiva, con fuerte consumo de espacio pero débil provisión de mano de obra, en el Sotavento encontramos zonas que podemos calificar como cuencas especializadas. Aquí nos centramos en dos ejemplos localizados, donde ciertos componentes serán retomados en el análisis de las nuevas formas de organización urbana. Se trata de la producción de tabaco en las cercanías de San Andrés Tuxtla y la producción de piña en la región de Isla (con sus anexos en la zona vecina de Loma Bonita, estado de Oaxaca). La idea es llamar la atención sobre este tipo de producciones que dependen de una buena cantidad de mano de obra, de fuertes inversiones para la producción y también para la transformación: fabricación de puros en el primer caso; empacadoras en el segundo.
32Esta afirmación no significa que dichos sectores de actividad no atraviesen por periodos difíciles (supresión de Tabamex; Léonard y Mackinlay, 2000) y la necesidad de reestructuraciones. Estos sectores han vivido crisis importantes, como la fuerte y larga caída de precios en 2000 y 2001 para la piña (Duhalt, 2004), pero con la posibilidad de reiniciar con potencia su actividad. Los resortes de tales dinamismos son diversos: mantenimiento de la demanda en el mercado, asociación de la ganadería al tabaco o la piña para favorecer la acumulación financiera entre las actividades (procesos de acumulación-descapitalización), control de la producción y la comercialización por élites locales que, con frecuencia, participan en la transformación agroindustrial y la diversificación de las actividades: el dinamismo demográfico y económico de ciudades como San Andrés o Villa Isla revelan estas formas de desarrollo que plantean en nuevos términos las relaciones campo-ciudad.
El papel de las cabeceras municipales
33En la nueva composición demográfica que se estableció a lo largo de la década 1990-2000 en el Sotavento, una pista de investigación consiste en observar el comportamiento de las cabeceras municipales. Dentro de un espacio rural en recomposición, ¿ofrecen ellas un polo de resistencia capaz de permitir una nueva estructuración?; ¿constituyen centros de servicios y una alternativa a la migración?
La aparente ausencia de dinamismo en las cabeceras municipales
34La evolución demográfica del conjunto de cabeceras municipales del Sotavento demuestra una disminución global: +1.70% de crecimiento anual entre 1990 y 1995 y un movimiento ligero negativo (-0.10%) entre 1995 y 2000. El índice de masculinidad también indica el papel de las migraciones en la interrupción del crecimiento demográfico: 93% en el año 2000.
35La distribución según grandes sistemas de actividad muestra una situación más contrastante. Durante la última década (1990-2000) solamente las cabeceras municipales del sistema caña-ganado tienen un ritmo negativo (-0.23%) lo que confirma la amplitud de la crisis por la cual atraviesan las zonas de producción de caña y su acentuación después de los años 1995 (entre 1995 y 2000: -0.89% anual) debido a la falta de perspectivas económicas renovables. En cambio, la tendencia en las cabeceras municipales del sistema ganado y otros pasó de ser positiva en 1990-1995 (+1.60%), a ser negativa entre 1995 y 2000 (-0.31%). Solamente las cabeceras municipales del sistema maíz y otros evaden una evolución negativa (entre 1990 y 2000, +2.26% por año), incluso entre 1995 y 2000 el ritmo en vez de disminuir se mantiene positivo (+1.16% anual). Esta especificidad de los sectores donde predomina el sistema maicero depende sobre todo del comportamiento demográfico de las zonas de sierra con población indígena, en particular la Sierra de Santa Marta: después de la crisis de empleo en el corredor petrolero vecino hubo un repliegue hacia las comunidades de origen.
36En el fondo, el papel jugado por las cabeceras municipales como polo organizador y regulador de su entorno no puede ser analizado basándose en estas agregaciones. Para ello es necesario bajar al nivel local a fin de percibir las diferentes dinámicas en marcha. Aquí podemos exponer un ejercicio llevado a cabo en dos municipios vecinos: Isla y Playa Vicente.
Cuadro 7. Evolución demográfica de las cabeceras rurales por sistema de actividad 1990 a 2000

Fuentes: Base de datos del sig Sotavento; ciesas-ird; a partir de los censos de 1990,1995 y 2000; inegi.
La comparación entre Isla y Playa: dos dinámicas contrastantes
37El estudio de estos dos municipios (Palma, 2004) demuestra situaciones bastante diferentes, y ver la evolución de las actividades económicas da una buena perspectiva inicial.
Cuadro 8. Distribución de la población económicamente activa, 1990 y 2000

Fuente: Censos generales de población y vivienda, inegi, 1990 y 2000.
38Tal diferencia de dinamismo se traduce de diversas maneras. Lo más evidente es el ritmo de aumento de actividad: entre 1990 y 2000 Playa Vicente gana 236 activos (+10.5%) mientras que para Isla el aumento es de 3 338 (+59.4%). Después resalta la aparente terciarización, más fuerte en Playa Vicente (65.4% de empleos en 2000 contra 52.1% en Isla) que revela sobre todo la debilidad de otras actividades en Playa Vicente (disminución de empleos en los sectores primario y secundario) mientras que en Isla la ganancia es generalizada. Esto pone en evidencia el dinamismo de la ciudad de Isla en el corazón de la zona de producción de piña: atracción de la mano de obra agrícola, auge de las empresas vinculadas con la actividad (venta de productos fitosanitarios, empleo en empacadoras...)
39La hipótesis avanzada es la de una creciente brecha en el dinamismo de las pequeñas ciudades en el ámbito rural: por un lado las ciudades ligadas al sistema dominante ganadero, que viven un estancamiento económico; por otro las ciudades donde el dinamismo se basa en el desarrollo de cultivos especializados (la piña en el caso de Isla) y que experimentan una diversificación de su actividad económica (en Isla el sector terciario ganó 2 208 empleos entre 1990 y 2000, equivalentes a +90%). Estas evoluciones divergentes son confirmadas por los datos demográficos: el estancamiento de la población de la cabecera municipal de Playa Vicente, entre 1990 y 2000 y la caída registrada entre 1995 y 2000 (-1.57%); mientras que Isla (municipio y cabecera) perciben un movimiento sostenido de crecimiento.
Cuadro 9. Evolución demográfica de Isla y Playa Vicente, 1990 a 2000

Fuente: Censos generales de población y vivienda, inegi, 1990,1995 y 2000.
40Ejemplos contrastados como éstos deberán ser complementados con otros, pero por lo pronto adquieren mayor sentido ante una reflexión más amplia sobre las articulaciones campo-ciudad que ocurren dentro del nuevo contexto económico y demográfico del Sotavento.
¿Hacia una nueva organización de las áreas de influencia urbanas?
41La aceleración de las transformaciones demográficas y económicas después de 1995 cuestionan nuevamente los ejes de estructuración del espacio sotaventino: más allá del análisis sobre el lugar de las cabeceras municipales es el papel de las ciudades, de nivel superior, lo que salta a la escena a raíz del fin de la era petrolera. La siguiente carta muestra un primer acercamiento a los espacios rurales que caen dentro de las áreas de influencia socioeconómica de algunas de esas ciudades sotaventinas, además de incluir otros centros situados en su periferia, tales como Córdoba, la ya mencionada Tuxtepec y, sobre todo, el puerto de Veracruz.
Carta 3

Fuente: sig Sotavento, ciesas-ird; citado en Palma, Quesnel y Dealunay (2000: 98).
42Sin embargo esta ilustración es todavía preliminar, y se encuentra en curso de investigación. Los avances que hoy podemos ofrecer se refieren a dos situaciones de cambio, por una parte las evoluciones de dos ciudades de fuerte dinamismo, como San Andrés Tuxtla y Villa Isla; por otro el porvenir del corredor petroquímico, incluyendo a la ciudad de Acayucan.
El dinamismo de los centros urbanos situados en el corazón de cuencas agrícolas especializadas: Villa Isla y San Andrés Tuxtla
43Dentro de las interrogantes sobre el papel de las cabeceras municipales hemos visto algunos elementos que explican el dinamismo de la ciudad de Isla (crecimiento demográfico sostenido, incremento de su población activa, terciarización de su economía local). Estos mismos elementos los volvemos a encontrar en el examen de la situación de San Andrés Tuxtla.
La concentración demográfica en San Andrés Tuxtla
44En esta ciudad resalta, por un lado, la concentración de más de un tercio de la población municipal en ella (39.8% en 1990; 39.3% en 1995 y un 38.5% en 2000). Por otro lado este peso se refuerza por la presencia de 4 localidades del rango 2500-5000 habitantes ubicadas en su periferia inmediata: Comoapan, Sihuapan y Calería en el corazón de las vegas tabacaleras aledañas; Salto de Eyipantla apenas más allá, como nodo de acopio de la producción de maíz. Estas villas periféricas han contribuido a reforzar a la ciudad de San Andrés como un centro urbano de orden regional. Ellas concentran hoy algo más del 10% de la población municipal, la que unida a la que habita en la cabecera llega a sumar casi el 50% de la población del municipio.
Una evolución del sector primario hacia el terciario en la economía urbana
45En San Andrés Tuxtla la distribución de la población económicamente activa en 1970 guardaba una cierta correspondencia con la distribución de la población entre contextos rurales y urbanos. Ese año la población que vivía en San Andrés y sus villas inmediatas sumaba el 35% de la población municipal, por tanto el 75% vivía en localidades rurales. El sector primario concentraba el 67% de la pea y los sectores secundario y terciario el 33%. En el año 2000, donde la población se reparte en un 50% urbana y rural, la condición de actividad ha variado considerablemente: la población en el sector primario ha disminuido hasta el 40% y se ha incrementado considerablemente el sector terciario, en menor medida el secundario. Paulatinamente vemos como el municipio de San Andrés pierde su carácter agrícola y fortalece su condición urbana y comercial.
Cuadro 10. San Andrés Tuxtla: distribución de los activos por sector de ocupación en el municipio y la ciudad, 1970 a 2000

Fuente: Censos de Población y Vivienda; dge, 1970; inegi, 1990 y 2000.
46A la cabeza de este cambio, la ciudad de San Andrés adquiere cada vez más una condición de centro comercial y administrativo de orden regional. En 1970 su sector terciario era ya claramente mayoritario concentrando el 47% de la población económicamente activa urbana, pero todavía con una cuarta parte de los activos en el sector primario. El proceso de terciarización, a juzgar por la composición de la población activa, se acrecentó 30 años después, donde la población que se dedica a actividades del sector primario representa menos del 9% frente a más del 62% que trabajan en el sector terciario y el 26.6% en el sector secundario.
El papel de las elites
47Pero en general, ¿cómo interpretar el reforzamiento en el peso y rol económico de San Andrés? La respuesta se encuentra dentro del juego político y económico elaborado por las élites locales que, localmente arraigadas, se fortalecieron a través de la producción y comercialización del tabaco.
48Si bien estas élites corresponden a familias de viejo cuño, es hasta los años de 1950 cuando adquieren su particularidad actual. Las inversiones públicas en construcción de carreteras realizadas en esa época favorecen las articulaciones económicas y políticas con el centro del país. Aun cuando Los Tuxtlas también pierden su “insularidad" física a raíz del desarrollo de las infraestructuras de comunicación, dicha característica sigue prevaleciendo en los procesos contemporáneos de negociación política de la articulación de la pequeña región con el poder central. Este fenómeno aparece fuertemente correlacionado con la consolidación económica y política de ciertas familias a lo largo del siglo xx, a raíz de alianzas complejas, primero con ciertos grupos agraristas, luego con las organizaciones gremiales regionales que cobran fuerza en la época alemanista, y finalmente con el aparato burocrático encargado de implementar el proyecto de regulación estatal de las esferas productiva y política durante los años setenta y principios de los ochenta. A través de las estrategias de consolidación política y económica de estas familias (los Turrent en primer lugar, los Carvajal, los Fernández y, aunque en menor grado, los Carrión, quienes ocupaban un lugar hegemónico en el porfiriato) y de las relaciones que logran tejer con ciertos grupos agraristas y la Liga de Comunidades Agrarias de Los Tuxtlas, San Andrés ve reafirmado su papel rector en la articulación política de Los Tuxtlas con los gobiernos estatal y federal.
¿Una reorganización del corredor industrial?
49Desde 1950, el auge en la urbanización de las ciudades del Istmo veracruzano sentó las bases para la conformación de un corredor industrial, que abarcaba desde Acayucan hasta Las Choapas y Agua Dulce. Dentro de él pequeñas aglomeraciones como Jáltipan, ligada a la extracción de azufre, ayudaron al eslabonamiento de una dinámica zona cuya capacidad de atracción migratoria impacto con mucha fuerza a todo el Sotavento. En el transcurso de la última década las dificultades del sector energético ligado al petróleo develan el hecho de que toda esa dinámica urbana, ahora trastocada (véase la evolución demográfica en el cuadro 11), plantea en nuevos términos el porvenir del corredor petrolero y el papel regional de Acayucan.
Cuadro 11. Las ciudades del sur de Veracruz: población total v ritmo demográfico. 1990 a 2000

AM: Áreas metropolitanas y conurbaciones, con poblaciones agregadas por cálculos propios a partir del sig Sotavento.
Fuentes: inegi, Censos generales de población (integración territorial) 1990,1995 y 2000.
El desaliento del corredor petrolero
50El desarrollo petrolero e industrial del corredor Coatzacoalcos-Minatitlán corresponde, en gran parte, a un proceso exógeno impulsado por organizaciones y grupos de interés exteriores a la región sotaventina (el conglomerado financiero e industrial constituido por Weetman Pearson en los albores del siglo xx, y luego por el consorcio Petróleos Mexicanos –Pemex– en la segunda mitad del siglo xx, particularmente en los años sesenta a ochenta). Lo que resalta en este proceso, es que el espacio económico y político que se construye a raíz del desarrollo petrolero da literalmente la espalda al hinterland rural y agropecuario, para articularse con mercados económicos y políticos exteriores y muy lejanos del Sotavento. En lugar de constituir puntos de anclaje del espacio social, generadores de su propia dinámica de desarrollo y estructuración territorial, los centros urbanos que se consolidan durante el siglo xx no pasan de ser meros puntos, esto es, puertas de entrada y salida de productos o insumos de la industria petroquímica, de servicios y favores políticos, trampolines para proyectarse y acceder a posiciones y mercados en el espacio económico y político nacional. Si bien el área de actividad petrolera se consolida como una subregión muy diferenciada en el Sotavento, su influencia sobre el hinterland rural no pasa de los flujos de trabajo y los escasos intercambios comerciales que mantiene con las sociedades campesinas circundantes, relación todavía mucho menor con los demás centros urbanos y comerciales de la región (Ochoa, 2000). En este sentido la zona petrolera aparentemente se construye y consolida como región-isla; entonces, ¿acaso como un enclave volcado hacia espacios exteriores del Sotavento, con organizaciones e instituciones que regulan las actividades económicas y políticas muy diferentes de las que prevalecen en el Sotavento rural?
51Si hasta 1970 era posible hablar de un corredor que incluía a Acayucan, con el repliegue de las actividades petroleras hoy Acayucan se reubica en nuevos términos dentro del contexto regional.
La cuestión sobre el papel regional de Acayucan
52Hace tiempo, antes de la era petrolera, Acayucan fue considerada como la capital ganadera del sur de Veracruz, de los Llanos que llevan su mismo nombre. Hoy esta evidencia merece un examen bajo la luz de la hipótesis inversa: Acayucan parece incapaz de crear un polo de anclaje regional. A pesar de su privilegiada posición sobre los grandes ejes de circulación, su papel histórico dentro de la marcha de colonización agrícola sobre el Istmo veracruzano, Acayucan no llena la función de centro rector de los Llanos. ¿Por qué?
53Al momento actual la respuesta sigue incompleta y es objeto de investigaciones, mientras tanto podemos avanzar con algunos elementos. Hacia los años cincuenta, a pesar de su privilegiada posición geográfica, los procesos de colonización del trópico veracruzano no pudieron ser controlados por Acayucan porque el peso de sus élites políticas no logra atraer las diferentes fuerzas que concurren en el Sur, teniendo que conformarse con la coincidencia en la formación de múltiples centros de pilotaje político y económico de dicho proceso: Tuxtepec, Ciudad Alemán, Coatzacoalcos-Minatitlán y el puerto de Veracruz. En efecto, Acayucan sufre una doble concurrencia: por un lado la dispersión de los centros de poder ligados a la colonización; por otro la enorme fuerza de atracción de las ciudades petroleras en construcción, destacando en primer lugar el puerto de Coatzacoalcos que se ha convertido en la principal ciudad del sur de Veracruz, ejerciendo una supremacía comercial (Ochoa, 2000).
54La construcción de la carretera panamericana representa el principio de su ocaso en tanto centro político mayor del Istmo central. El desarrollo de las vías de comunicaciones durante los años cincuenta y las décadas posteriores, a la vez que potencia la colonización agropecuaria de los Llanos del Sotavento y el incremento de los intercambios comerciales, favorece la atomización de los centros de poder, al amparo de la política alemanista de delegación de las funciones de regulación agraria y política a los dueños de ranchos y jefes de colonias agrarias que se van constituyendo en los nuevos espacios de colonización. Acayucan se desarrolla, de aquí en adelante, como un mero mercado de productos y servicios comerciales, un centro descuartizado entre el corredor urbano-industrial que alcanza para entonces en su mayor auge, y el hinterland ganadero, organizado política y económicamente sobre la base de centros múltiples de poder, varios de ellos constituidos en pequeños o medianos cacicazgos en constante interacción y recomposición en el tiempo (Amadeo González en Sayula, Cirilo Vázquez en Villa Juanita, Eliodoro Merlín en Cosoleacaque). Más allá de sus negocios acayuqueños, las élites de la antaño cabecera política del Istmo veracruzano privilegian su inserción en el hinterland rural, su anclaje territorial en proximidad con los mercados políticos y económicos que se van construyendo a raíz del proceso de colonización agraria y de ganaderización del trópico. Acayucan se convierte paulatinamente, pues, en un centro de negocios, un punto de enlace para las élites, ¿pero acaso en un centro rector de las dinámicas del poder regional?
55Actualmente Coatzacoalcos y Minatitlán viven la detención de proyectos de inversión en la petroquímica básica y secundaria.3 A esto se suma el cierre de varias empresas del corredor industrial cuyo efecto agregado afecta todo el dinamismo regional. Entonces se plantea en nuevos términos el análisis del papel de Acayucan ante la extensa zona que le circunda dominada por las actividades ganaderas.
CONCLUSIÓN
56La referencia a las situaciones de San Andrés o de Isla ilustran las capacidades reales de ciertos espacios rurales que, coordinados de una manera eficaz con centros urbanos dinámicos, logran enfrentar los rápidos cambios en el mundo rural. Pero tales situaciones no deben ocultar el hecho de un retroceso demográfico en curso, cuya generalización dentro del Sotavento nos cuestiona sobre el porvenir de la región.
57Tal cuestionamiento surge en gran parte por decisiones que sobrepasan el nivel regional: asunto particularmente cierto para el corredor petrolero, donde el funcionamiento y las orientaciones se han desprendido, desde siempre, de centros de decisión exteriores a la región. Pero también resulta válido para gran parte del sector cañero, donde el futuro queda amarrado a las evoluciones del mercado internacional del azúcar y a las decisiones de política nacional en el marco del tlcan. Globalmente, el entorno macroeconómico parece poco favorable para reforzar las actividades productivas de la región.
58En tal contexto, el riesgo de desintegración y/o fragmentación de los espacios rurales no es despreciable. La evolución negativa de la población en la mayoría de los centros urbanos del Sotavento ilustra de manera sorpresiva la incapacidad de retener una parte de su población y funcionar, gracias a su actividad económica, como polos de anclaje frente a la migración rural. La explosión de migraciones a larga distancia indica un proceso donde la interpretación no es clara: hoy estamos ante la constitución de una nueva economía de archipiélago (Quesnel y del Rey, 2003) donde, ¿acaso la circulación de hombres y bienes asegura la constitución de redes entre zonas rurales de origen y lugares de trabajo, con las remesas permitiendo la reproducción de la economía familiar? o bien ¿estamos ante una creciente marginalización de espacios rurales, incapaces de integrarse a una economía agropecuaria abierta a la competencia del mercado nacional e internacional?
59La respuesta a tales preguntas no es sencilla y seguramente diversa según las situaciones, principalmente en función de los sistemas agropecuarios. Así ésta es una invitación a explorar mejor la pluralidad, la diversidad de los espacios rurales, a trabajar sobre la tipología de estos espacios y sobre su particular dinámica socioeconómica. Las transformaciones recientes de la ganadería tropical son un buen ejemplo de las contradicciones en construcción, donde podemos resaltar la fuerte progresión hacia la orientación ganadera bajo la influencia del retroceso de las producciones agrícolas, en particular del maíz; el uso de remesas como ayuda a la compra de ganado y su pastoreo; las dificultades de la comercialización de la carne y los esfuerzos de reconversión hacia la engorda estabulada y la especialización lechera. ¿Pero quién tiene las capacidades económicas para enfrentar tales cambios y cubrir las inversiones necesarias? El riesgo de fracaso y de marginación para un gran número de productores es fuerte. La puesta en marcha de transformaciones modernizadoras de la ganadería tiene un elevado costo social, el cual tendrá repercusiones en los espacios donde domina un sistema actualmente marcado por niveles modestos de poblamiento.
60La baja densidad de población en el ámbito rural constituye otro tipo de reto en términos de ordenamiento del territorio, principalmente por el financiamiento y mantenimiento de infraestructuras y acceso a servicios. Pero aquí también la diversidad de espacios rurales es algo a tomar muy en cuenta. Las situaciones presentadas anteriormente sobre las cabeceras municipales demuestran que la diversificación de sus actividades es una realidad y que por ello juegan un papel de centros prestadores de servicios para su entorno rural. Esto puede ser un punto focal para la definición de nuevas políticas públicas que busquen promover un desarrollo pensado en términos de “país”4 organizados alrededor de villas rurales, de pequeñas ciudades.
Notes de bas de page
1 Estas interrogantes sobre el devenir de los espacios rurales se inscriben dentro de la colaboración CIESAS-IRD (Proyecto de investigación “Dinámica regional y reproducción de las pequeñas agriculturas en el Sotavento veracruzano”; 1996-2004), la cual ha permitido desarrollar herramientas y métodos de trabajo ampliamente utilizados para construir el presente ejercicio. Nos referimos sobre todo a la base de datos integrada al sistema de información geográfica sig Sotavento y también a los resultados de la encuesta Moreso (Movilidad y reproducción social de las familias rurales en el Sur de Veracruz; véanse en la bibliografía los artículos de André Quesnel y Alberto del Rey).
2 Los ingenios son: San Gabriel (Carlos A. Carrillo); San Cristóbal (Cosamaloapan); Cuatotolapan (Hueyapan de Ocampo); San Francisco y San Pedro (Lerdo de Tejada); Tres Valles (Tres Valles).
3 Aunque el gobierno municipal de Coatzacoalcos anuncia el “Proyecto Fénix”: inversión pública y privada dirigida a dinamizar algunas empresas satélites a la petroquímica.
4 Esto refiere a los acercamientos de la datar (Delegación al ordenamiento territorial y a la acción regional) encargada por parte del gobierno de Francia para proponer las formas de organización del medio rural, en un contexto de repliegue de la población y de diversificación de las actividades económicas, incluyendo las agrícolas. En este sentido, la Ley de Ordenamiento Territorial privilegia las relaciones entre los villas rurales y su entorno.
Le texte seul est utilisable sous licence Licence OpenEdition Books. Les autres éléments (illustrations, fichiers annexes importés) sont « Tous droits réservés », sauf mention contraire.
En sentido contrario
Transnacionalización de religiones africanas y latinoamericanas
Kali Argyriadis, Stefania Capone, Renée De La Torre et al.
2012
El trueno ya no vive aquí
Representacion de la marginalidad y contruccion de la identidad teenek (Huastec veracruzana, Mexico)
Anath Ariel de Vidas
2003
Administrar los extranjeros: raza, mestizaje, nación
Migraciones afrobeliceñas en el territorio de Quintana Roo, 1902-1940
Elisabeth Cunin Silvia Kiczkovsky (trad.)
2014
Peces de Bolivia. Bolivian fishes
Jaime Sarmiento, Rémy Bigorne et Fernando M. Carvajal-Vallejos (dir.)
2014
Migración en el Sur boliviano
Contrastes entre valles andinos tradicionales y áreas orientales de colonización
Ceydric Martin
2012
Afromestizaje y fronteras etnicas
Una mirada desde el puerto de Veracruz
Christian Rinaudo Lorraine Karnoouh (trad.)
2015
Los peligros volcánicos asociados con el Tungurahua
Pablo Samaniego, Jean-Philippe Eissen, Minard L. Hall et al.
2003
Partir y cultivar
Auge de la quinua, movilidad y recomposiciones rurales en Bolivia
Anaïs Vassas Toral
2016
Aguas del Iténez o Guaporé
Recursos hidrobiológicos de un patrimonio binacional (Bolivia y Brasil)
Paul A. Van Damme, Mabel Maldonado, Marc Pouilly et al. (dir.)
2013