V. La Huaca: barrio de negros y laboratorio del mestizaje
p. 107-138
Texte intégral
1Antiguo suburbio extramuros de Veracruz, el Barrio de La Huaca se define hoy como parte del centro histórico, pero durante largo tiempo cargó con la imagen –todavía vigente– de barrio de delincuentes y narcotraficantes. Algunos habitantes de Veracruz aún se acuerdan de los grandes enfrentamientos, entre la policía y los delincuentes, que se dieron en los años setenta, narrados en las páginas de los sucesos criminales de la prensa cotidiana local. El “Barrio”, como lo llaman, era y sigue siendo percibido como el lugar “donde vive la gente del mercado, a la que la clase media de la ciudad considera de segunda clase. Y esta fama de “barrio bravo” a veces es asociada a una imagen de “barrio de negros”, aunque no se distinga de los demás barrios pobres de la ciudad ni desde el punto de vista demográfico y los modos de identificación étnico-raciales ni en términos de marginalidad social y delincuencia. Por lo tanto, cualquiera que se aventure por sus callejones y sus patios se dará cuenta de la gran diversidad fenotípica de la población que vive allí desde hace varias generaciones-en muchos de los casos–. Esta diversidad es la misma en todos los sectores populares de la zona urbana. En otros términos, no podemos detectar a un mayor número de gente que pueda identificarse como “negra”, de “origen africano” o “afrocubana” en La Huaca que en otros sectores populares marginales. Sin embargo, la imagen de La Huaca como “barrio de negros”, laboratorio del mestizaje popular y sello de autenticidad de la identidad urbana se construye desde este barrio y es objeto de un proceso de patrimonialización.
2Ignorada por la historiografía local, las representaciones de la ciudad y las políticas urbanas hasta principios de los noventa, La Huaca ocupa hoy un lugar central en las agendas políticas, pero también en el interés de muchos actores locales (artistas e intelectuales, poetas y dramaturgos, fotógrafos y documentalistas, historiadores y antropólogos, arquitectos y urbanistas, folcloristas y promotores culturales, trabajadores sociales y profesionales del turismo) y de instituciones y organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales (Universidad Veracruzana, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Banco Internacional de Desarrollo, unesco, World Monuments Fund). Muchos barrios populares cuyos habitantes llegan a vivir en situaciones de pobreza extrema se extendieron por la periferia de Veracruz en los últimos treinta años (Rodríguez Herrero, 1996). Algunas de estas colonias no tienen el beneficio de ningún tipo de servicio público. Los únicos actores sociales que se comprometen allí, con un evidente interés proselitista, son las organizaciones carismáticas de tipo pentecostales y los grupos paramilitares vinculados con los cárteles de la droga. A pesar de esta situación, estos barrios no cuentan con la cantidad de proyectos de recuperación, salvaguardia, patrimonialización de la memoria visual, cultural, social, familiar, obrera o femenina que se han llevado a cabo en el Barrio de La Huaca. Estos proyectos de restauración, rehabilitación y patrimonializacón de los edificios tienen como objetivo armar una vitrina turística de la memoria siempre viva del “afromestizaje” y la cultura popular “porteña”, elemento central en la imagen de identificación citadina. Para entender este fenómeno, vamos a presentar algunos elementos históricos de este barrio antes de interesarnos por las implicaciones locales –en términos de patrimonialización y memoria urbana– y las formas más destacadas de identificación étnicoraciales.
De la marginalización al reconocimiento
3El Barrio de La Huaca es un antiguo suburbio extramuros que se construyó durante la segunda mitad del siglo xix en la zona sur y oriente del centro histórico de la ciudad, en donde se ubicaba la puerta de la Merced antes de que se destruyera la muralla, en 1880. En este barrio, cercano a la capilla del Cristo del Buen Viaje, “cohabitaba” antes de su expansión “una población muy mezclada” (Lozano y Nathal, 2002). Allí se desarrollaron grandes obras de construcción (ferrocarril, extensión del puerto, destrucción de la muralla, expansión de la ciudad). Además, fue un lugar de reproducción de la fuerza laboral (Blázquez Domínguez, 2000), concebida en gran parte por los ingenieros de la sociedad inglesa Pierson & Sons a partir del modelo de los ghettos de trabajadores ingleses que se exportó al Caribe (Cano Anzures, 2009). Estos complejos habitacionales, hechos de tablas de madera y tejas de barro, se caracterizan arquitectónicamente por la presencia de pequeños callejones que llevan a patios interiores colectivos llamados yards en las ciudades del Caribe anglófono; solares, tapancos o barbacoas en Cuba; y cuarterías o patios de vecindad en Veracruz. Desde estos patios, se distribuyen las pequeñas casas, y sus habitantes comparten con sus vecinos los lavaderos, que también son un pretexto para la socialización.
4Hoy, lo que se conoce localmente como el Barrio de La Huaca no es una entidad administrativa como tal, sino que forma parte de la Colonia Ricardo Flores Magón, que se extiende hacia el sureste de la ciudad. Así, sus fronteras no son fijas y son más o menos inclusivas según las personas o las instituciones implicadas en los planes de rehabilitación del espacio urbano. Con frecuencia, la definición de sus fronteras va desde la calle Manuel Doblado o Víctimas del 25 de Julio en el norte hasta Mariano Abasolo al sur, y desde la avenida General Prim al oeste hasta 16 de Septiembre o Xicoténcalt al este. Sin embargo, los habitantes concuerdan en reconocer como lugar más representativo del barrio la zona ubicada alrededor de la avenida Primero de Mayo, entre las calles Emiliano Zapata y Mariano Escobedo (Casco López, 2008).
5El barrio se compone de una treintena de patios de vecindad, así como de habitaciones más modernas. Actualmente, hay un conjunto de cerca de 350 hogares con un total de 1 750 personas.1 Determinar su composición social es todavía una labor aproximativa, porque las estadísticas del censo de población solo dan informaciones sobre la colonia Ricardo Flores Magón, que es muy heterogénea. El barrio está ahora en un estado de deterioro avanzado, lo que conlleva a la presencia de una proporción importante de personas sin recursos y sin acceso al Infonavit (personas mayores sin pensión de retiro, desempleados, etc.). De hecho, existe una fuerte movilidad residencial desde La Huaca hacia los barrios del Infonavit en el noroeste de la ciudad, en particular el barrio de Buenavista, en donde viven varias familias originarias de La Huaca que llegaron allí cuando sus hijos tuvieron acceso a un empleo asalariado con derecho a este tipo de alojamiento. Por un lado, la salida del barrio de las familias más solventes entre las clases populares y, por otro la llegada al barrio de clases medias, atraídas hacia el centro por la oferta inmobiliaria de conjuntos residenciales, contribuyeron a reforzar el fenómeno de marginalización social del alojamiento tradicional del barrio, cada vez más concentrado en la zona descrita por la población como la más representativa del mismo (ver fig. 21).
6A finales de los ochenta, con la creación del ivec y la emergencia de un interés por la cultura popular en la nueva historiografía de la ciudad, el barrio empezó a ser objeto de un reconocimiento social por parte de la élite cultural e intelectual. Este proceso tiene mucho que ver con el compromiso de personalidades públicas que, al igual que el cronista Francisco Rivera Ávila, llamado Paco Píldora, hicieron de este barrio marginal una especie de “lugar destacado” de una cultura popular en vía de patrimonialización. Paco Píldora, como luego muchos otros cronistas de la ciudad, evocaba siempre este barrio, su ambiente, sus personajes truculentos, las fiestas improvisadas en los patios de vecindad. En particular, es el autor de un poema titulado “La Huaca”, que empieza así:
Viejo barrio de La Huaca
nido de grescas y farra,
de rumberos con guitarra
y guapetones con faca;
hembras de “empuja y atraca”
para la grey marinera,
quien como antaño te viera
sonando como maraca,
quien a tus patios volviera
y en la noche veraniega
se enredara en la refriega
de una bullanga rumbera.2
7La realización del evento público Primer Gran Concurso de la Tradición de Fin de Año permite entender como este barrio, menospreciado por la clase media conservadora de la ciudad durante mucho tiempo, representa hoy un sello de autenticidad de las tradiciones populares locales. Este evento fue organizado el 30 de diciembre de 2008 por el Gobierno del Estado de Veracruz, el ivec y Televisa Veracruz en el zócalo de la ciudad. Su retransmisión nacional e internacional, en vivo, gracias a la red de cable Sky TV, se hizo en un horario de gran audiencia.
8Este evento mediático-cultural se organizó en tan solo una semana a partir de una decisión del gobernador del estado, quien además estuvo presente esa misma noche en la tribuna de honor. Con el deseo de un “espectáculo impactante para el fin de año”, el gobernador pidió al ivec que lo organizara en forma de concurso mediatizado, cuyos premios representarían sumas importantes de dinero. La idea era bastante simple y se difundió unos días antes del evento en la prensa local y la radio. Los grupos de amigos que querían concurrir podían inscribirse hasta el 29 de diciembre. Estos grupos tenían que contar con un número de seis a diez personas y representar a una familia, a un barrio de la ciudad o a un pueblo cercano. Participaron cuarenta y cuatro grupos y cada uno de ellos tuvo tres minutos para presentar al público y al jurado, compuesto por funcionarios del ivec y personalidades del mundo de la cultura popular, la “tradición local” de tocar y cantar la canción del Viejo de Fin de Año e interpretarla lo más explícitamente posible, respetando el refrán y adaptando las estrofas a su manera.
9Hubo una gran variedad de grupos que eligieron, en la mayoría de los casos, inscribirse bajo el nombre de su barrio de residencia. En su puesta en escena, muchos escogieron jugar con el estereotipo afrocaribeño del viejo flaco y jorobado tomando ron y toqueteando las nalgas redondeadas de la “mami”, cuyos rasgos físicos africanos fueron exagerados y sobreactuados. Uno de los grupos esperado por jurado era el del Barrio de La Huaca. El presentador del evento, funcionario del ivec, lo introdujo de una forma muy particular, explicando al público que las grandes comparsas del carnaval salían de este barrio y que era la cuna de la cultura popular de la ciudad. Este grupo estuvo compuesto por diez personas y se formó tres días antes del concurso, bajo la iniciativa de Noemí Graciela Palomino Galvan, mejor conocida como La Maestra, y uno de los líderes autoproclamados del barrio al igual que Luis Figueroa y Juanleo, dos músicos de la ciudad. Los demás miembros, en su mayoría músicos, fueron reclutados en el último momento. La mayor parte de estos músicos se mueve alrededor de un grupo de son montuno llamado Juventud Sonera. La idea escogida para su puesta en escena y la presentación musical consistió en interpretar esta tradición regresando a los orígenes, es decir, respetando la manera en la cual se ejecutaba en La Huaca, y usando herramientas de la vida cotidiana de los obreros para acompañar el canto (hierro de pala con clavo, llanta de coche), así como los instrumentos más tradicionales de la música caribeña (tumbadora, guijo, flauta, etc.). Según La Maestra, esta canción nació en La Huaca con los trabajadores del puerto que salían en grupos por los muelles o por la ciudad, cantando alegremente para recolectar dinero para las fiestas de fin de año.3
10Al final de las presentaciones, mientras el jurado deliberaba para escoger a los cinco finalistas, todos los grupos se juntaron en el patio del Palacio Municipal, donde fueron acogidos por una gran tribuna. El ambiente fue muy festivo, pero también dirigido. A la manera de los “capos’en los estadios de futbol, dos personas se encargaron de “organizar” el desorden desde abajo de la tribuna y provocar el desbordamiento para que los fotógrafos y las cámaras de video de las diferentes cadenas televisivas captaran el ambiente festivo de Veracruz, “ciudad donde se sabe festejar”. Por otro lado, también se encargaron de limitar, dirigir o parar el desorden.
11Además de contar con la asistencia de muchos periodistas, la tribuna tenía entre 350 y 400 personas. En el clímax de la fiesta carnavalesca, el gobernador, su esposa, los delegados locales y los representantes del municipio entraron al patio a saludar a los participantes y a posar delante de ellos para la televisión y los fotógrafos. Después, todo el mundo regresó al zócalo para ver la final. Los presentadores explicaron al público las reglas del concurso. Los cinco finalistas debían presentar de nuevo su número y ganarían según el aplausometro. Dos de los grupos participantes representaban a pueblos cercanos; otros dos, a barrios populares de la periferia urbana; y el último fue el que tomó el nombre de Barrio de La Huaca. Según los criterios de selección, los grupos de los alrededores, con poca representación en el público, no tuvieron mucho apoyo y recibieron el cuarto y el quinto premio. El tercer grupo que se presentó fue más aplaudido por los habitantes de su barrio, pero no lo suficiente como para ganar, obtuvo el tercer lugar. Quedaban por otorgarse los dos primeros lugares, así como los grupos Barrio de La Huaca y otro que también tomó el nombre de una colonia y que contaba con jóvenes cantantes de reggaeton, conocidos por todos localmente. Como el jurado no los lograba desempatar, les pidió otra presentación. En este momento, había dos opciones culturales muy distintas. Por un lado, el grupo Barrio de La Huaca desempeñaba el papel de los “orígenes” de la tradición popular porteña, con el cual se ganó el apoyo de los miembros del jurado y el del presentador del ivec que insistía en el papel ineludible del barrio en la formación supuesta de “nuestra identidad”. Por el otro, los jóvenes reggaetoneros contaban con el apoyo de las clases populares contemporáneas –de manera contraria a la visión de lo “popular” de las élites culturales, que tampoco esconden su aversión hacia el reggaeton, al que consideran una subcultura de masas sin interés alguno– Las cosas se definieron cuando una joven presentadora de Televisa Veracruz apoyó a estos últimos, representantes del interés del público. Frente a este dilema, el jurado no pudo más que constatar la discrepancia de popularidad entre los dos grupos y otorgó finalmente el primer premio a los jóvenes reggaetoneros.
12Sin embargo, el segundo lugar otorgado al grupo representante del Barrio de La Huaca confirmaba este reconocimiento del barrio –por parte de las instituciones culturales– como “cuna y alma siempre viva de la tradición y la identidad porteñas”. Por ello, el barrio funciona hoy como sello de autenticidad, en el sentido antropológico de la palabra (Warnier, 1994; Warnier y Rosselin, 1996), en la medida en que opera como signo de reconocimiento, pues testifica el origen y la calidad de algunas tradiciones o expresiones culturales frente a las amenazas de la cultura de masas globalizada (Menant, Rakhamaa y Sedal, 1996, p. 41). Por ello, ante la simple mención del nombre Barrio de La Huaca, las instituciones culturales locales son propensas a otorgar subvenciones. Con solo organizar manifestaciones en este barrio, se garantiza su autenticidad, lo que también suscita el interés por parte de estas mismas instituciones. Esto lo entendieron muy bien algunos actores y promotores culturales independientes ya que, desde el periodo 2007-2008, escogieron este barrio y algunas ubicaciones específicamente reconocidas como representativas de su “alma popular” para organizar fandangos y talleres de música, danza o décimas.
Contrahistoria de Veracruz desde La Huaca
13En la historiografía local, las referencias a la ciudad extramuros y luego al Barrio de La Huaca estuvieron prácticamente ausentes en algunas grandes obras históricas, las que se centraron en la ciudad intramuros y en las fechas importantes que contribuyeron a crear su identidad como “ciudad heroica”.4 Como ya vimos, el desarrollo de la historia social y cultural de la ciudad popular contribuyó a cambiar de enfoque. Por ejemplo, varios trabajos se centraron en las movilizaciones sociales y políticas posrevolucionarias, y contribuyeron por lo mismo a elaborar una descripción de La Huaca como centro de intensas acciones colectivas y reivindicaciones sociales.5 De la misma forma, algunos trabajos sobre las expresiones de la cultura popular urbana empezaron a plantear a La Huaca como “el barrio popular por excelencia” (Flores Martos, 2004b, p. 155:)
El barrio más famoso fue el de la Huaca, palabra de origen quechua que trajeron los peruanos en la época colonial, que significa cementerio, y que confirma cómo el Puerto estuvo hecho siempre de múltiples raíces. De sus patios saldrían lo mismo beisbolistas de hazañas memorables que artistas inolvidables, y muchas de las comparsas que se disputarían la supremacía durante las fiestas de carnaval. Como botón de muestra baste señalar que de la Huaca surgieron Antonia Peregrino, más conocida como Toña la Negra, y el nunca bien ponderado Pedro Domínguez, alias Moscovita, quien como director de su propia orquesta se convertiría en uno de los más fieles intérpretes de la música antillana. Hubo otros barrios notorios extramuros como el del Caballo Muerto pero el más conocido siempre fue el de la Huaca (García Díaz, 1998, p. 46).
14Más aún, este barrio se impuso como lugar de referencia a partir del cual se pudo escribir una contrahistoria de Veracruz, que pintaba una continuidad histórica desde la llegada de los primeros esclavos hasta la formación de la cultura popular porteña contemporánea. Podemos ver un ejemplo de ello en un artículo de García de León llamado “Los patios danzoneros”, publicado en 1993 en un número especial de la revista Del Caribe que apareció en el treceavo Festival de la Cultura Caribeña en Santiago de Cuba (García de León, 1993). Este texto tiene una escritura muy peculiar pues mezcla, por un lado, las exigencias académicas que rinden cuenta del movimiento inquilinario y, por otro, se trata de un ejercicio literario con la ambición de contar esta historia inspirándose en el ritmo y la estructura del danzón: “introducción o paseo”, “trío romántico con cinquillo acentuado”, “melodía o tema principal”, “estribillo o son montuno”.6 Pero este artículo no es solo un doble ejercicio, tanto académico como literario, sino que también reúne en el mismo el análisis histórico del movimiento social y la descripción del contexto cultural de Veracruz. En particular, cuenta cómo el Barrio de La Huaca jugó un papel importante en las movilizaciones políticas y ciudadanas, así como en la conformación de una cultura popular porteña vinculada al danzón y posteriormente al son montuno. En esta descripción construyó al barrio como lugar de coexistencia de dos movimientos sociales y culturales, usando dispositivos categoriales (Sacks, 1974) y formas narrativas propias de cada ámbito. Por un lado, se trata de obreros, proletarios, sindicalistas, anarquistas que luchan contra enemigos capitalistas y propietarios de lotes urbanos, que en su gran mayoría son españoles o descendientes de españoles. Por otro lado, la descripción insiste en el personaje de La China Asunción, una bailarina de danzón descrita como “la más bella mulata del puerto”. También hace énfasis en las “influencias múltiples” de la cultura popular de la ciudad de Veracruz, la “masa heterogénea de gente que llega de todas partes”, el “proceso continuo de cambios”, el “ciclo itinerante” que marcó a Veracruz desde su creación y “el florido abigarramiento de su vida cotidiana”. Lo anterior llevó al autor a hablar de Veracruz como de “esta Babel tropical de las Indias, en donde convivían todas las razas y todas las mezclas posibles”. Y a la hora de rendir cuentas de esta dimensión cultural, la racialización no se piensa como algo incompatible respecto a la descripción de la diversidad, la mezcla, el mestizaje. Por el contrario, en esta descripción la gracia y la belleza negra o mulata se consideran atributos de este mestizaje particular, cuya figura prototípica es el personaje de La China Asunción. Usando metáforas marinas, García de León compara la cultura de este puerto con “una barca instalada sobre los ires y venires de un mundo en constante expansión y cambio o una formación coralina resistente al embate de las más poderosas corrientes”. En otros términos, esta civilización popular se presenta a partir de imágenes frágiles (barca, coral), pero permeables a los aportes (culturales) arrastrados por el mar y cuya capacidad de absorción permite resistir los ataques (la corriente para la barca, las embarcaciones que naufragan por el coral, etc.). De esta manera, el punto de vista adoptado es el –ya clásico– de la descripción de las “astucias de la inteligencia” (De Certeau, 1990). Cuando García de León habla de “civilización popular” evoca precisamente los fracasos de “todos los esfuerzos del Santo Oficio, o de la estrecha visión comercial de la Carrera de Indias” que terminaron “devorados por sus contrarios: el libre comercio, el contrabando, la piratería, la relajación de las costumbres, el derrumbe de los prejuicios raciales”. Además, señala como especie de caza furtiva “el avance de uno de los procesos de mestizaje más interesante surgido en el Nuevo Mundo”.
15En este sentido, el texto propone una relectura de toda la historia de Veracruz –y no solo del Barrio de La Huaca– desde el punto de vista de los olvidados de la historia oficial. Tampoco es una historia de los márgenes sino una historia general vista desde los márgenes y sus protagonistas. Por eso, hace menos énfasis en los conquistadores españoles que buscaron preservar la pureza de la raza blanca europea durante la época colonial, y más en los que se abrieron a los diversos aportes, introdujeron el mestizaje, favorecieron las transformaciones culturales; menos en los residentes de la ciudad intramuros que en los de los espacios extramuros; menos en los portadores de una cultura ilustrada desde la clase dominante europea que en los de una cultura popular de varias influencias –africanas, caribeñas, europeas.
16A partir de esta tesis central, se hizo énfasis en la continuidad histórica desde la primera fundación de Veracruz hasta las reivindicaciones actuales de rescate y rehabilitación de los patios de vecindad, donde se perpetuó la cultura porteña a medida que se iba también transformando al contacto con aportes exteriores, en particular cubanos. En este texto, Antonio García de León subraya el inicio del siglo xx como momento donde coincide el desarrollo de La Huaca como barrio obrero con la emergencia de movimientos sociales y la llegada del danzón-y luego del son-a Veracruz. Por lo tanto, lo presenta como momento particular dentro de una continuidad histórica con sus diferentes episodios: la construcción de la ciudad de tablas en los siglos xvi-xvii y la llegada de los africanos; la mezcla con los elementos indígenas preexistentes, la cultura popular andaluza, canaria, portuguesa y de las ciudades porteñas del Caribe en el siglo xviii; la ola migratoria cubana del siglo xix y la llegada de los anarquistas catalanes cuando:
... la Ciudad saltaba a extramuros y se formaban los populares barrios de La Huaca y Caballo Muerto, con sus solares o ‘patios’ donde se hacinaban los migrantes del campo veracruzano y los jornaleros de la isla empleados en la ampliación del muelle, y los torcedores de origen cubano, una mezcla explosiva en muchos sentidos.
17Esta contrahistoria se encuentra también en otras producciones culturales, en particular en un documental de ficción llamado La Huaca, Barrio de Negros realizado en 1997 por José Luis Reza, un cineasta mexicano conocido por su compromiso político con la izquierda y con la defensa de los derechos humanos. De igual manera, esta contrahistoria está presente en una obra de teatro titulada Homenaje a La Huaca. Alegría de mi barrio,7 presentada en varias ocasiones en la ciudad.
La guerra de los líderes: El Pollo, El Buda y La Maestra
18Vimos anteriormente la forma en que La Huaca se volvió un desafío político importante. También, fue objeto de una verdadera guerra entre diferentes personas y clanes que buscaban erigirse como portavoces legítimos del barrio entero. En el concurso del Viejo de Fin de Año, se presentó al final de la primera parte del evento otro grupo también llamado Barrio de La Huaca. Lo hizo como un grupo “fuera de la competencia” que, sin embargo, merecía presentarse delante del público. Se trataba de un grupo formado en última instancia por El Pollo y su clan, para no dejar que La Maestra ocupara el espacio. También se trataba de denunciar públicamente su participación “en nombre de La Huaca” y demostrar su apoyo incondicional al gobernador del estado de Veracruz y al PRI. Todos los miembros de este grupo estaban vestidos de rojo, ostentando playeras con el nombre del gobernador y carteles donde se podía leer “Nosotros sí somos de La Huaca”. El Pollo es un personaje carismático del barrio y su nombre real es Mario González. Nació en 1940 y siempre ha vivido en La Huaca. Desde hace 35 años, preside el Comité Cívico Popular del Barrio de La Huaca, una asociación civil que él creó y que reúne a todos los miembros de su clan. Desde esta asociación, realiza lo que él llama “su trabajo social y político”:8 legalizar la situación de los habitantes, hacer peticiones de reparación y renovación de los patios o acondicionamiento urbano, denunciar a los promotores inmobiliarios que quieren “comprar el barrio” para construir complejos residenciales. También, como interlocutor del barrio, trata de presionar a las autoridades municipales y estatales para lograr ayuda social, servicios sanitarios, medicinas o juguetes para los niños, que posteriormente distribuye entre su “clientela". A El Pollo también se le conoce como activista social y militante político del pri, que trató de involucrarse en la Confederación Nacional de las Organizaciones Populares, una instancia del sector popular del pri.9 También es reconocido y respetado en el barrio como principal protagonista de una huelga de hambre espectacular que llevó a cabo en 2004 para impedir la realización de un proyecto de acondicionamiento de una marina llamada Playa Regata. Por ende, en el periodo carnavalesco, este personaje llega a ser Mario Pollo I, rey del carnaval de La Huaca, proclamado en una ceremonia alocada de “coronamiento de la realeza popular” y organizada en el espíritu del Carnaval de locos de 1931, quien fuera inmortalizado por las narraciones de numerosos cronistas de la vida popular del Puerto.
19Como El Pollo, Víctor Manuel Palacios Buda-también llamado El Buda–, ha sido militante del PRI desde joven, cuando empezó a trabajar como estibador en los muelles del puerto comercial. Nació en 1953 y pasó su infancia en el Barrio de La Huaca. Fue reclutado por el PRI para repartir propaganda, a finales de los sesenta. Es también un personaje reconocido del barrio y un líder autoproclamado que se impuso primero por su fuerza física y luego por su red de relaciones y sus contactos con el medio sindical y político, red que moviliza desde la asociación civil que preside: Regeneración de Veracruz. Uno de los objetivos de El Buda es que el Barrio de La Huaca se incluya en los programas de restauración del Centro Histórico.10
20Por su parte, Noemí Graciela Palomino Galván fue maestra de primaria desde los 18 años y hoy es presidenta de la Asociación de los Vecinos del Barrio de la Huaca, que fundó en el 2000 para poder trabajar con las instituciones públicas y con las organizaciones no gubernamentales. En el año 2008, surgió una polémica en la prensa local cuando la destituyeron como presidenta de la asociación, pues la denunciaban por hacer uso personal de la misma. La Maestra reaccionó formando un equipo de trabajo y patentando a su nombre la marca La Huaca en el registro de comercio. En 2009, recuperó su estatus de presidenta de la asociación. Desde entonces, juega con las dos entidades jurídicas para seguir sus actividades militantes ante las instituciones locales, regionales, nacionales e internacionales.
21No vamos a entrar aquí en el análisis de los conflictos interpersonales y políticos, pero es pertinente señalarlos ya que permiten entender lo que representa el control de este barrio y lo que implica el reconocimiento de tal o cual asociación civil como interlocutor legítimo ante los poderes públicos y las organizaciones no gubernamentales. Una de las implicaciones importantes reside en el hecho de que las instituciones públicas del estado, cualquiera que sea su nivel de autoridad, tienen la obligación legal de trabajar junto con las organizaciones ciudadanas y las asociaciones civiles cuando se trata de aplicar los programas de acondicionamiento urbano. Además, estas instituciones no pueden pedir directamente apoyo ante los fondos internacionales-como el bid, la unesco, el World Monuments Fund o los fondos privados locales-sin la intervención de asociaciones civiles que representen a determinadas poblaciones. Por lo mismo, la Asociación de los Vecinos del Barrio de La Huaca ha sido oficialmente interlocutora de instituciones públicas como el municipio de Veracruz, el inah y la Universidad Veracruzana, en muchos proyectos de desarrollo social y urbano, y de apoyo a la restauración del centro histórico de Veracruz cuyo Barrio de La Huaca ya forma parte de él. Primero, esta asociación jugó un papel importante en el periodo 2003-2005 –cuando la ciudad de Veracruz estaba bajo la administración del pan– en la elaboración del Programa de Ordenamiento, Mejoramiento y Revitalización del Centro Histórico de Veracruz.11 La actividad militante de La Maestra en favor del Barrio de La Huaca se realizó con un grupo de trabajo constituido para establecer un diagnóstico y propuestas concretas para el mejoramiento y la revitalización del centro histórico de Veracruz. Contribuyó al reconocimiento del barrio no solo como uno de los cinco sectores constitutivos de la zona centro sino también como uno de los dos “polígonos de atención prioritaria” (Anónimo, 2006, p. 224). A partir de ese momento, La Huaca se presenta como sector del centro histórico, del cual se beneficia por su gran potencial arquitectónico, social y turístico que contribuye al mismo desarrollo social del sector (p. 256).
22Después del informe realizado por la Universidad Cristóbal Colón, La Maestra siguió trabajando para lograr propuestas concretas de mejoramiento de las condiciones de vida y desarrollo económico del barrio, primero en nombre de la asociación y luego en nombre de la patente Barrio de La Huaca. Por ejemplo, fue así como se definió la creación de una “trayectoria turística” desde la Capilla del Cristo del Buen Viaje hasta Playa Regata, pasando por diferentes puntos de interés turístico en el barrio –como el Callejón Toña La Negra y varios patios de vecindad escogidos por su gran valor anecdótico.
23Esta propuesta fue elaborada en 2007 y retomada en el Programa Integral Emergente de Rescate del Barrio de La Huaca, apoyado por el Gobierno del Estado de Veracruz, la Universidad Veracruzana, el municipio de Veracruz y el programa habitat de la sedesol. Este programa fue objeto de una campaña de propaganda del estado en diciembre de 2007, que enfatizaba la figura emblemática de Toña La Negra, “orgullo de La Huaca”, proponiendo la creación de una marina moderna por el Club de Yates, en Playa Regata.
24En asociación con la Dirección del Centro Histórico del municipio de Veracruz, La Maestra y su equipo presentaron, esta vez, una solicitud ante el World Monument Eund, organización privada sin ánimo de lucro, establecida en Nueva York desde 1965. Esta organización se dedica a la protección de monumentos históricos y sitios culturales en el mundo. La comisión de expertos de la World Monuments Watch aceptó la solicitud. Este programa de la organización tiene como objetivo establecer cada dos años una lista de 100 sitios amenazados (http://www.wmf.org/watch/). En la lista publicada en el 2008 por esta organización, aparece el Barrio de La Huaca con la siguiente mención:
El barrio histórico de La Huaca, México, fue creado en 1870 con el objetivo de albergar, extramuros, a los trabajadores inmigrados de Veracruz. Estos alojamientos fueron agrupados en complejos dotados de patios compartidos y callejones interiores, conforme los conceptos urbanos que se desarrollaban en Europa en la Revolución Industrial. El barrio está amenazado por una fuerte especulación inmobiliaria y una profunda falta de recursos, así como el deterioro de las estructuras.12
25La presencia de La Huaca en esta muy mediatizada lista de los 100 sitios históricos y culturales más amenazados en el mundo tuvo un impacto importante en todo México, lo que contribuyó a reforzar el interés de las autoridades locales por este barrio.
Políticas culturales y turismo en La Huaca
26Una de las implicaciones más importantes de estos proyectos de acondicionamiento urbano y patrimonialización del Barrio de La Huaca se debe apreciar no tanto desde la escala del barrio sino desde el municipio de Veracruz en su conjunto. Habíamos visto la forma en que Veracruz entraba en una lógica de competencia con el municipio vecino de Boca del Río, más atractivo desde el punto de vista económico y demográfico. De hecho, el Programa de Ordenamiento, Mejoramiento y Revitalización del Centro Histórico de Veracruz justifica su acción explicando el declive del centro histórico como lugar central en la economía y el turismo:
El Centro Histórico de Veracruz presenta, en los últimos 15 años, un fenómeno urbano caracterizado por el acelerado crecimiento de la marginalidad social, despoblamiento, construcciones en estado ruinoso y un franco proceso de abandono del Patrimonio Histórico que han provocado, entre otras cosas: deterioro de las condiciones de vida de la población; baja competitividad urbana y comercial; deficiencia en los servicios básicos de infraestructura y equipamiento; espacios públicos y edificios sin mantenimiento, imagen urbana poco atractiva para el turismo nacional e internacional (Anónimo, 2006, p. 3).
27En este contexto, el diagnóstico establecido por el programa evidencia que, para el municipio de Veracruz, se trata de encontrar un nuevo modelo de desarrollo económico, basado en la patrimonialización turística del centro histórico, que se distinga del de Boca del Río. En la definición de los objetivos a largo plazo, el informe recomienda la adopción de un modelo de desarrollo fundado en el siguiente planteamiento:
El Centro Histórico de Veracruz como núcleo urbano polifuncional, con énfasis en las actividades turísticas y culturales que lo mantienen vivo, con sus valores de uso, servicio y simbólicos, para toda el área metropolitana Veracruz-Boca del RíoMedellín-Alvarado y que pueda ser declarado Patrimonio de la Humanidad (Anónimo, 2006, p. 181).
28Por otro lado, el trabajo de patrimonialización del Barrio de La Huaca toma otro sentido en este contexto más general y se convierte en un argumento central. El hecho de ser reconocido internacionalmente por el World Monuments Fund constituye un elemento legitimador a la hora de mandar solicitudes para el reconocimiento del centro histórico de Veracruz –como patrimonio mundial de la humanidad por la unesco-o para conseguir fondos del bid para su rehabilitación. Entonces, el objetivo consiste en subrayar el potencial del barrio en esta gestión y, en particular, en lo que se escribió antes sobre la importancia que tuvo en la historia social y cultural de Veracruz.
29A partir de esta dinámica, y de la iniciativa de un estudiante xalapeño, quien hizo ahí su servicio social, desde 2007 se han organizado en el círculo popular de La Huaca talleres culturales, fandangos, conciertos de son montuno y danzón. Posteriormente, se llevaron a cabo bajo la dirección de un nuevo colectivo llamado Piedra Muca, constituido por promotores culturales jóvenes e independientes, originarios tanto de Xalapa como de Veracruz, quienes estaban interesados en el son jarocho tradicional y en “el sentido de la cultura local”. Este colectivo también contaba con La Maestra, así como con el Centro Cultural La Lagunilla, fundado en octubre de 2007 por Luis Figueroa, joven director del grupo de son montuno Juventud Sonera. Con esta dinámica cultural, una parte del colectivo Piedra Muca trataba de revitalizar los fandangos populares en el espacio urbano. Es por esta razón que se escogieron dos lugares simbólicos para organizar varios fandangos tradicionales en el año 2008: el Callejón Toña la Negra en La Huaca y el Callejón de La Lagunilla, cuna de las actividades de revitalización del son montuno. Sin embargo, para La Maestra, se trataba más bien de lograr la promoción de La Huaca como lugar emblemático de estas dos tradiciones populares locales: por un lado, el son jarocho y, por otro, las influencias cubanas que llegaron a Veracruz con las migraciones y los intercambios culturales y contribuyeron a la definición de la cultura popular urbana.
30Podemos presentar dos eventos para ilustrar esta dinámica, sus implicaciones y las referencias étnico-raciales que se movilizaron en este contexto. El primero, organizado por el colectivo Piedra Muca, tuvo lugar el 12 de diciembre de 2008 en la intersección del Callejón Toña la Negra y la calle Manuel Doblado. Fue concebido como un evento más espectacular que los fandangos tradicionales, producidos mensualmente por y para los actores del movimiento jaranero en los callejones Toña la Negra y La Lagunilla. Por lo general, lo que se hacía era sacar una pequeña tarima de madera de dos metros cuadrados para instalarla en medio del callejón, y empezar a tocar y a bailar hasta producir un grupo festivo muy codificado13 que pudiera durar toda la noche.
31Paralelamente a estas actividades, empezó a surgir, a partir de las conversaciones y reuniones, la voluntad de algunos miembros del colectivo para presentar algo más ambicioso. A nivel de organización, consistía en presentar el trabajo que se había realizado hasta entonces, independientemente de las instituciones culturales, en el Barrio de La Huaca. Esta dinámica consistió en instalar una gran tarima, con muchas luces y una sonorización potente, invitar a grupos de son reconocidos en la región, etc. El nombre de Fandango Extramuros fue escogido por el colectivo para hacer énfasis, 120 años después, del desmantelamiento de la muralla-tanto en la frontera simbólica como en la urbana, tanto social como racial – que separó durante mucho tiempo la ciudad centro de sus márgenes y que sigue siendo, hoy en día, una referencia en la definición de la cultura popular urbana.
32Cuando se concibió la programación, se impuso la realización de un homenaje a La Negra Graciana como elemento central de la fiesta. Oriunda de una familia de músicos de la región de Veracruz, Graciana Silva García, mejor conocida como La Negra Graciana, es reconocida internacionalmente como una de las más celebres intérpretes del son jarocho.14 También se la conoce localmente por haber tocado el arpa durante medio siglo frente a los cafés y restaurantes del zócalo de Veracruz. Por otro lado, la élite cultural local la considera, no sin connotación peyorativa, una más de los músicos “marisqueros” que tocan de plaza en plaza y en los restaurantes de la costa. Precisamente por eso se organizó el homenaje ya que esta artista retirada no había recibido uno oficial por parte de las instituciones culturales; por ello, el colectivo Piedra Muca quiso hacérselo de manera independiente en el Barrio de La Huaca, insistiendo en el hecho de que se trataba de un homenaje de la misma ciudad popular. Para acompañar este homenaje, los organizadores del evento proyectaron un documental en presencia de su realizador, Rafael Rebollar Corona, que apareció en 2001 con el título de La raíz olvidada,15 Esta película, que se realizó con la asesoría científica de Luz María Martínez Montiel y que fue dedicada a la memoria de Gonzalo Aguirre Beltrán, trata de la contribución de los africanos al mestizaje de la población en México. El colectivo escogió precisamente esta película porque empieza con un retrato de La Negra Graciana tocando el arpa bajo los portales del zócalo de Veracruz, y porque permitía hacer énfasis en esta “raíz olvidada del mestizaje mexicano” que el Veracruz popular encarna por su historia y su emblemático Barrio de La Huaca.
33Aunque de otra índole, existe un evento cultural interesante que da cuenta de cómo esta dinámica convirtió el barrio en un argumento importante para la valoración del patrimonio del centro de Veracruz. Ya no se trata de una fiesta organizada por un colectivo independiente, sino de una de las festividades oficiales del municipio dentro del marco de las fiestas de celebración de los 490 años del Ayuntamiento de Veracruz. Esta fiesta fue titulada Gala tradicional: fandango jarocho al estilo La Huaca y tuvo lugar en el Callejón Toña la Negra, en abril del 2008 (ver carta de invitación).
34En realidad, esta fiesta fue organizada con el apoyo de La Maestra con la intención de promover a La Huaca ante el Municipio de Veracruz, inscribiéndola en el marco del programa de patrimonialización del centro histórico. Se trataba entonces de demostrar la capacidad atractiva de este barrio como sitio imprescindible para el desarrollo del turismo cultural en Veracruz. Además, con esta experiencia de colaboración con el municipio se trataba de comprobar que era posible organizar eventos públicos (conciertos, fandangos turísticos, etc.) y trayectorias o visitas guiadas en el barrió. En la fiesta, los niños de los talleres de música y danza fueron invitados a subirse al escenario para demostrar que la tradición estaba viva y que nuevas generaciones empezaban a tomar el relevo. Asimismo, la casa ubicada en la esquina del Callejón Toña la Negra y Manuel Doblado se transformó en taquería, y en la otra esquina, entre Gómez Farías y Doblado, se distribuían gratuitamente a los invitados vasitos de torito, otra especialidad de la región, elaborado a base de aguardiente de caña. Las casas estaban abiertas y había mesas afuera para ofrecer de beber y de comer a los participantes de la fiesta. En otros términos, se trataba de demostrar a los funcionarios del Ayuntamiento, quienes estaban a cargo de los expedientes de rehabilitación del centro, la viabilidad de otro tipo de visitas posibles alrededor de una cultura popular viva y cálida. Más tarde, en presencia de la encargada de los expedientes de turismo, La Maestra presentó a los diferentes invitados: grupos de son jarocho de la tradición fandanguera, músicos de son montuno y varios versadores, entre ellos Fernando Guadarrama, reconocido en el ámbito del movimiento jaranero y cuyos versos declamados delante de los oficiales constituyeron un verdadero himno al mestizaje popular, entreverando sin tregua la valorización de la mezcla de las razas y las culturas con un recuerdo de los diferentes orígenes. Demuestra un rechazo de las formas de explotación de los poderes, la denuncia del orden colonial y la ubicación dentro de esta contrahistoria de Veracruz:
Yo soy el hijo menor
de la guerra más antigua
cuando a la verde manigua
llegó el colonizador.
Traigo mezclado el color
de rojo, moreno y claro,
traigo a Jesús en mi amparo
y la protección del trueno
y nunca me siento ajeno
en la tierra en que me paro.
Soy de mar y de montaña,
soy de café y de maíz,
tengo abierta la raíz.
Soy de amaranto y de caña,
soy de México, de España,
soy nieto de indios y moros,
soy el jaguar, soy los toros,
Caribe y Mediterráneo,
soy el verde momentáneo
de una parvada de loros.
[…]
Soy Malinche y soy Cortés,
soy hijo de la chingada.
Mi tierra fue conquistada,
mi sangre, pura, no es,
y si lo fue alguna vez
fue sangre de emperadores,
y a tan ilustres señores
yo no les presto atención
pues al cabo que ellos son
los mismos explotadores.
[…]
Mi sangre llegó de lejos
en barcos negros de esclavos
de sus pueblos arrancados
por Alvarado y Montejo.
Mi sangre es el fiel reflejo
de ese original despojo.
Y es también el cielo rojo
que pintó el amanhecer
de otro pueblo que al nacer
dejó atrás odio y enojo.
Pues lo que fue alguna vez
cruel violación y conquista
por obra de algún artista
se volvió el mundo al revés.
Y con la mezcla detres
culturas del mundo entero,
a la orilla de un estero
y entre la selva escondida
mi pueblo surgió a la vida,
el jarocho fandanguero.
Traigo sangre amestizada
de indios, negros y español,
y toda la luz del sol
en esta sangre mezclada
que hoy es fronda en la enramada
de mi pueblo americano.
Como la Ceiba en el llamo
con su raíz tan profunda,
así se nace y se funda
el pueblo veracruzano.
35Esta afirmación de la identidad elogia a la bastardía original, resultante de la conquista española. Reivindica la herencia de los dominados, explotados y esclavizados, transfigurándolos en pueblo fandanguero. Esta representación es totalmente opuesta a los valores y al universo social de muchos de los representantes del municipio que asistieron a esta fiesta. Sin embargo, fue un argumento de peso para demostrar el potencial de La Huaca en términos de desarrollo turístico en Veracruz.
36Finalmente, la organización de estos dos eventos en este barrio, con tres meses de intervalo, permitió evaluar las implicaciones de la elaboración y la realización de los proyectos de patrimonialización del centro histórico de la ciudad. En cada uno de ellos pudimos ver cómo la cuestión del mestizaje particular se vuelve uno de los objetos de atracción turística que este barrio permite poner en escena. El Viejo de Fin de Año, el fandango con sus versadores y sus músicos de son jarocho, el danzón y el son montuno, las especialidades culinarias locales y el modo de vida comunitario de los patios de vecindad que se mantuvieron en este barrio operan como “tradiciones ancestrales” a partir de las cuales la mezcla de las razas se recuerda, describe, explicita y valora, insistiendo en la importancia del predominio físico, cultural y estético de la raíz olvidada y el cuerpo negro.
37Situación presente en el discurso de La Maestra, ella de piel muy clara, cuando explica, a su manera, la mezcla de razas que tuvo lugar en este barrio:
La Huaca es una historia [...] de meretrices, de mujeres que hacían favores no nada más a los de adentro sino a todos los que venían, los que venían en los barcos [...] Porque hay que decirlo, aquí hay mucha mezcla, porque muchas de las mujeres se dedicaban a la vida galante [...] entonces hay muchas mezclas con españoles, con africanos, con cubanos, con franceses, con ingle ses, con griegos, con rusos, con de todo [...] entonces la Huaca es una gama de nacionalidades hechas y fertilizadas en los cuerpos de las meretrices de hace mucho tiempo y actualmente también se da. Entonces a lo mejor todas esas mezclas nos han hecho [...] Pero ha predominado algo, eso para los sociólogos y que estudian otras cosas como la genética, cómo la mujer mayormente asentada en la Huaca, que fue la mujer negra, predominó su genética (entrevista, enero del 2008).
38El trabajo realizado en este barrio de Veracruz permite aclarar las formas según las cuales se puede articular una lógica del mestizaje con lógicas más etnicizantes. Podemos subrayar particularmente la ambigüedad de la definición del barrio mismo. La referencia al mestizaje es central, a pesar de que el barrio nunca se identifica en las acciones públicas ni en el trabajo militante como un barrio negro o de negros. En el texto de García de León, La Huaca es el lugar extramuros desde el cual se hace posible escribir una contrahistoria de Veracruz, a partir de una visión política del mestizaje. Pero, al mismo tiempo, la definición étnica siempre puede volver a aparecer como en el documentalficción de José Luis Reza, La Huaca, barrio de negros que insiste sobre esta filiación específica desde los primeros momentos de la conquista hasta hoy. Podemos destacar otro ejemplo del predominio de esta definición a través de una conversación que tuve con unos empleados del Centro inah Veracruz. Al principio de mi investigación, les explicaba que buscaba información sobre el barrio y me aconsejaron ponerme en contacto con una antropóloga que trabaja en esta institución. Uno de ellos también dijo que “desde hacía algunos años, se había especializado en los negros de La Huaca”. De forma menos anecdótica, esta identificación de La Huaca con los negros está muy presente en los discursos de algunas familias acomodadas. Así, en entrevistas colectivas que llevé a cabo con alumnos de dos preparatorias católicas en Veracruz y Boca del Río, el marco de la conversación sobre este barrio –por ejemplo, sobre los lugares de esparcimiento– siempre llevaba a obtener respuestas sobre lo peligroso de este sector de Veracruz, peligro a veces asociado en los discursos con la noción de barrio de negros.
39Por otra parte, tanto a través del estudio del proceso de patrimonialización como desde las narraciones, la frontera más determinante para la definición de este barrio y la justificación de las acciones es más social que étnica. En lo que vimos, la distinción entre lo elitista y lo popular es lo primero que transmite un sentido y se destaca tanto en la reconsideración de la historia de Veracruz como en las actividades militantes y políticas que tienden a comprobar el potencial turístico de este barrio. Esta frontera social se ubica dentro de la ciudad y se entrecruza con la frontera urbana de intramuros y extramuros recordada por los promotores culturales y presente todavía en el imaginario de la gente educada que conoce la historia dé Veracruz. También se cruza con una frontera étnica cuyo sentido remite a la historia de la conquista y al periodo colonial. Tanto en las luchas sociales del movimiento inquilinario en los años veinte, como en la poesía popular y los usos sociales del pasado que se llevan a cabo en la actualidad, la frontera que tiene sentido es la que distingue entre el mundo de los españoles, propietarios, ricos, privilegiados, distinguidos, de cultura europea y que son parte del centro de la ciudad; y el mundo abigarrado, mestizo, pobre, popular y escandaloso de los barrios de la periferia. Ahí, pululan los apodos evocadores de las apariencias físicas (“el negro”, “la morena”, “el güero”, “la gorda”, “el pollo”, “la vieja”, etc.) que se usan constantemente o expresiones como la “belleza negra”, la “sangre del esclavo liberado”, los bailes y las percusiones “de origen africano”, la cultura del “mestizaje popular” o el “color mezclado” que operan como marcadores y modos de valoración asociados a esta configuración de sentidos.
Notes de bas de page
1 Municipio de Veracruz, Dirección del Centro Histórico 2005-2007, Proyecto La Huaca.
2 Rivera Ávila, “La Huaca”, 1988, p. 6.
3 Véase “El viejo en La Huaca con los muelleros’y la entrevista en el periódico El Notiver del 28 de diciembre de 2008. Sobre los orígenes de esta tradición, ver también la crónica titulada El Viejo en Mi Veracruz de Ayer de Juan Cordero Medina (Cordero Medina, 2008. pp. 161-163).
4 Véase, por ejemplo, Lerdo de Tejada, 1857.
5 Sobre el movimiento inquilinario ver en particular Bolio Trejo, 1959; García Mundo, 1976; Wood, 1998, 2001; García de León, 1996. Sobre las luchas políticas y la vida de las organizaciones sindicales ver Agetro, 1942; Domínguez Pérez, 1986, 1995; García Auli, 1977; García Morales, 1986, 1996; Gill, 1953; González Sierra, 1986; Jean Norvell, 1993, 1996; Landa Ortega, 1989, 1996; Lozano y Nathal, 1990a, 1990b; Mancisidor, 1932; Maples Arce, 1927. Sobre la importancia del teatro anarquista en el trabajo político de las organizaciones sindicales ver Nahmad Molinari, 2009.
6 El danzón se compone en general de cuatro partes: desde la introducción (o paseo) hasta el montuno (la parte final tocada con un ritmo más rápido que luego dio luz al son montuno).
7 Se trata del grupo de teatro SIDS dirigido por Isabel Díaz, igualmente autora de esta obra.
8 Entrevista con Mario González, El Pollo, octubre 2009.
9 La Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) está concebida como una herramienta de lucha política y social de los ciudadanos. Desde su fundación, en 1943, participa en la vida política nacional promoviendo las peticiones de los grupos populares y abriéndoles camino a los líderes que empiezan carreras políticas en el marco del partido.
10 Entrevista con Víctor Manuel Palacios Buda, diciembre do 2009 (realizada por Miguel Ángel Montoya).
11 Este programa fue preparado para el Gobierno del Estado de Veracruz por un grupo de trabajo de la Universidad Cristóbal Colón (anónimo, 2006).
12 http://www.wmf.org/watch/, consultado en enero de 2009.
13 Véase, por ejemplo, las descripciones de todos los códigos del fandango tradicional que sirven como referencias para valorar las prácticas y prestaciones de los participantes (Pérez Montfort, 1991,1992 y 2002).
14 Su disco más famoso se titula Sones jarochos con el Trío Silva, Discos Corason, S. A., México, 1994.
15 La raíz olvidada, documental dirigido por Rafael Rebollar Corona con el apoyo de Conaculta-Fonca y Canal 22, 2001,50 minutos, México. Versión en español con subtítulos en inglés.
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