Capítulo 12. Carga, soga y sacos en el desierto de Atacama
p. 178-188
Texte intégral
Introducción
Que era hacer de vestir y de calzar, y armas para el gasto de la guerra y para la gente pobre… Las armas se hacían en las tierras que tenían abundancia de materiales para ellas. En unas hacían arcos y flechas, en otras lanzas y dardos; en otras porras y hachas, y en otras hacían hondas y sogas de cargar.
Garcilaso de la Vega [1963, p. 120].
1En los relatos etnográficos sobre el traslado de mercancía a través del arrierismo, aún vigente a mediados del siglo xx en la puna atacameña, la acción de “cargar” mulas y burros está asociada al uso de la soga para amarrar sacos y otros contenedores, lo que cambió en esa misma época con la llegada de los vehículos motorizados.
2La soga como objeto tiene un valor funcional para el pastoreo de camélido, ya que permite controlar los movimientos de las majadas de llamo. Sin embargo, además se identifica una segunda función, la acción de cargar y amarrar sacos diversos y cajas que eran trasladados e intercambiados desde la costa a los cordones montañosos o puna atacameña desde mediados del siglo xix y durante todo el siglo xx.
3Este intercambio comercial es de carácter público y está estrechamente relacionado con la forma de subsistencia andina del modo de vida pastoril. Un pastor entrega los siguientes detalles: “La soga puede ser de cinco a ocho brazadas, hacían de ocho para cargar los burros, para cargar los animales, y para cargar pasto, se hacen de cuatro, de cinco, así no más po… Una soga grande se hace en tres días” [Pastor, Talabre, 2017, en Morales, 2018].
4La soga1 es un artefacto perteneciente a la cordelería atacameña, que consta de una cuerda hecha de fibra de camélido a través del entrecruzamiento de cinco hebras, las cuales se van trenzando con presión para darle una forma pareja y resistente: “Hay que tener fuerza para torcearla [la lana], doblarla, torcearla de nuevo y trenzar” [Pastor, Talabre, 2017]. Sus colores son los naturales de los camélidos. Habitualmente se utiliza una parte de fibra alka y otra de color oscuro para que al final se pueda diferenciar con un patrón característico, aunque los patrones y colores son al gusto del que está encargado de la manufacturación de la soga. Al igual que en el caso de la honda, no se evidencia uso de colorantes naturales o artificiales en el poblado. Su longitud es de dos metros aproximadamente, pero también hay más cortas y más largas dependiendo de la actividad para la que se utilizará, aunque se privilegia que tengan una longitud larga.
5La labor de la soga era amarrar la mayor cantidad de sacos y cajas al lomo del animal, para lo cual se disponían los distintos sacos tanto de algodón como de fibra de camélido tejidos por las y los propios comuneros y comuneras. El forraje de alfalfa se cargaba en la espalda, con los amarres de soga que dan forma a la carga, como se ve en la Figura 1. También se utiliza la soga para amarar el aguayo, paño rectangular de diversas dimensiones, de origen prehispánico, que permite cargar bebés o guaguas y también contener diversas cargas. Son fundamentalmente las mujeres quienes usan el aguayo para transportar frutas de estación cuando son cosechadas y trasladadas a las bodegas.
6El transporte de diversos productos implicó acomodar pesos y tamaños a la capacidad de carga de llamos, burros, mulas, camiones y trenes para su traslado, almacenamiento y distribución. Están ampliamente descritos en la puna de Atacama los viajes provenientes de ambos lados de la cordillera meridional de los Andes, parajes que se entrelazan con rutas por las cuales transitan personas, animales y mercancías. Fue a inicios del siglo xix cuando nació la arriería y el traslado de ganado hacia la costa del mar Pacífico, para alimentar a los trabajadores de la minería. Desde las profundidades de Salta y Jujuy, los arrieros movilizaron por más de cien años, desde 1808 hasta 1930, y quizás más tarde, 1960 incluso, las masas de ganado. Eran tropas de cien toros con herraduras que protegían los cascos y pezuñas contra el desgaste y la rotura. En este traslado por 700 kilómetros de desierto, la travesía duraba tres meses, durante los que se recorrían quebradas y alturas sobre los 4200 metros sobre el nivel del mar. Los salares, pampas y oasis eran clave para alimentar a los animales.
Puerto terrestre
7La idea de puerto terrestre permite entender el transporte, almacenamiento, intercambio y distribución de una inmensa cantidad de productos y mercancías en medio del desierto de Atacama, en la localidad de Toconao. En marzo de cada año se intercambiaba una cantidad considerable de productos. En promedio, allá llegaban tres remesas por día y cada remesa transportaba cerca de 15 burros con 50 kilogramos cada uno, es decir, cada arriero lograba transportar 750 kilogramos y, como cada día llegaban tres, significaba que a Toconao arribaban diariamente alrededor de 2250 kilogramos. En 30 días, la cifra asciende a 67 500 kilogramos, es decir, 67,5 toneladas solo de ida y de vuelta 67,5 toneladas más, lo que da un total de 135 toneladas en esta ruta. Dependiendo del clima, se ampliaba el periodo a febrero y/o parte de abril.
8Sin duda, cargar 135 toneladas impone una dinámica económica voluminosa y requiere de una infraestructura necesaria para su almacenamiento, pesaje y posterior distribución. Cabe mencionar que la hoja de coca y el alcohol eran mercancías que tenían un tratamiento especial debido a su carácter ilícito. Las hojas se dejaban en “trojas” a las afueras de las localidades y posteriormente se trasladaban a lugares más resguardos, lo que hace suponer que el precio de esta mercancía era absolutamente superior al de los abarrotes o frutos secos, pero era parte de la totalidad de productos transportados [Morales et al., 2019].
Tabla 1. Productos e intercambios
PRODUCTOS | UNIDAD DE EMBARQUE | ORIGEN | DESTINO | CANTIDADES | VALORES |
Trigo, maíz, chañar, algarrobo, maíz de cape, orejón, membrillo charqueado, haba, ajo, cebolla, lechuga | Aguayo saco | Toconao | Argentina | 15 a 20 burros; cada uno se cargaba con 50 kilogramos | “Cada kilo a kilo, un kilo de pasas, un kilo de frangollo, un kilo de orejón, un kilo de chañar, bueno, y después el resto, carne, digamos, lo cambiábamos con frutas frescas, con manzanas, con peras, con duraznos, unas cuantas uvas, y toda la fruta para traer, pero lo que más valía el queso y nosotros lo que más llevábamos era queso” (Hipólito Guzmán, Susques) |
Ollas, crema lechuga, almidón de mandioca, loza, tazas, cucharas, tenedores, ropa, máquina de coser | Cajas | San Pedro, Calama | Argentina | 15 a 20 burros; cada uno se cargaba con 50 kilogramos | 16 llamas por máquina de coser |
Carne, queso de cabra, burros, ovejas, lana de llama | Cajas | Argentina | Toconao, Socaire, Talabre, San Pedro | 10, 15 burros | |
Mercadería, harina, frangolla | Sacos | Valles de Salta y Jujuy | Toconao, Socaire, Talabre | 15 a 20 burros; cada uno se cargaba con 50 kilogramos |
9Así, a mediados del siglo xx el viaje se iniciaba en las serranías de Salta, desde donde se trasladaba ganado vacuno macho, cerca de 100 toros, hasta el poblado de Socaire, lugar en el que estaban un par de días en los potreros alimentándose, hasta que los llevaban en camiones con doble baranda a Calama y Antofagasta, donde se encontraban los frigoríficos de la empresa Abaroa. Asimismo, nos cuenta un ex-arriero de Socaire que el retorno a Salta desde Socaire se realizaba con 12 mulas cargadas con dos máquinas de coser por mula, una a cada lado, es decir, seis en total, y el resto era vajilla de loza. También se trasladaban sacos de hoja de coca. Más tarde, desde los años 1950 en adelante, se agregaron radios y otros objetos electrónicos, siempre con sacos de coca.
Sacos
10Al mismo tiempo, el desarrollo de nuevas técnicas textiles promovidas por la Revolución Industrial encontró en el algodón un buen sustituto para embalar productos sólidos (comúnmente contenidos y trasladados en barriles de madera). No solo se diseñaron métodos más eficientes de fabricación, sino también técnicas más seguras para sellar los sacos, que se convirtieron en la fórmula más segura y barata de transporte a mediados del siglo xix.
11Las familias atacameñas encontraron en los sacos de algodón un material más que apropiado para reemplazar la tradicional ropa de lana. A la tela proveniente de los sacos de harina, azúcar o café se les dio un nuevo uso en forma de delantales, ropa interior, sábanas, manteles, almohadas, cortinas, pantalones, vestidos, camisas, pañales para bebé, todo decorado con el sello y logos de la empresa. Podemos aventurar que la máquina de coser no solo trajo consigo los beneficios del algodón, sino que también contrarrestó los estereotipos e imaginarios racistas en épocas de eurocentrismo y creencia evolucionista [Morales et al., 2021].
12Debido al comercio desde y hacia Europa a partir del siglo xv, se familiarizaron los contenedores conocidos como cajas, vasijas, odres y toneles [Couyoumdjian, 2006], elementos de la época que permitían contener todo tipo de mercancías, tanto líquidas como de otra naturaleza. Durante la Colonia, en Chile se utilizó el almud, un contenedor de madera con una medida fija.
13La historia del saco en Chile se remonta a 1823, cuando se reguló el peso máximo de carga en 80, 86 y más kilogramos, dependiendo de la modalidad y sector de la producción. Ya hacia 1860 había tres fábricas de sacos de cáñamo, que daban abasto para contener las hasta ese tiempo exiguas cosechas agrícolas, sobre todo en La Araucanía, que a fines del siglo xix pasó a ser conocida como el granero de Chile por sus fértiles campos trigueros. Durante el gobierno de Manuel Bulnes (1843), el Congreso Nacional aprobó una Ley de Pesos y Medidas, con la que se adoptaron como medidas de longitud la vara, la cuadra y la legua. Para las superficies se reglamentaron la pulgada, la vara y la cuadra cuadrada (anteriormente la cuadra no tenía una medida fija). Para los volúmenes se usaron la pulgada, el pie y la vara cúbica. El mismo texto legal agregaba como medidas de líquidos la arroba, las cuartas de arroba y los cuartillos. En cuanto al peso, fijaba como medida el quintal, que es el peso de 3.674 pulgadas cúbicas de agua pura (equivalente a cien kilogramos). Para estos efectos el quintal se dividía en cuatro partes iguales con el nombre de arrobas, la arroba en veinticinco libras, la libra en dieciséis onzas, la onza en dieciséis adarmes, el adarme en tres tomines y el tomín en doce granos [Anguita & Quesney, 1902]. En 1848 se dictó una nueva Ley de Pesos y Medidas, que derogó la anterior y que en lo que nos compete dice:
“Pesos.-Art. 8.-La unidad de medida para las cosas que se compran y venden al peso será el kilógramo, que es el peso de un decímetro cúbico de agua destilada, pesada en el vacío y a la temperatura de 4° del termómetro, centígrado sobre cero (Ley del Sistema Métrico Decimal 1864). Art. 9.El kilogramo se dividirá en: 10 hectogramos; 100 decagramos: 1000 gramos; 10 000 decigramos; 100 000 centigramos; 1 000 000 de miligramos. Se usará además, el quintal métrico igual a cien kilogramos”.
14Acá, nuevamente el temido quintal métrico de cien kilogramos, la evolución de una reglamentación estatal que estandarizaba el quintal como medida, puso en sus hombros el conocido quintal o saco2, con la Ley 3.915 de 1 de marzo de 1923, que en su artículo único decía: “El peso de los sacos que contengan cualquiera clase de productos, destinados al carguío por fuerza del hombre, no podrá exceder de ochenta kilogramos”.
15Finalmente, la revista Pacifico Magazine, en un artículo sobre la India y los sacos de salitre, señala: “En el último año, es decir, en 1912, solamente, aumentó la importación a Chile en 10 000 sacos, debido a mayor demanda para la producción de minerales y también de salitre” [Vega, 1913, p. 670].
Tabla 2. Importaciones Chilenas desde la India
1907-1908 | 1908-1909 | 1909-1910 | 1910-1901 | 1911-1912 | |
Sacos | 27 224,800 | 22 942,600 | 41 008,643 | 41 192,700 | 32 332,690 |
Yardas de tela | 1346,750 | 380,000 | 1058,700 | 1184,200 | 508,000 |
Fuente: Elaboración propia
16El volumen de estas importaciones muestra la magnitud de carga para 1912: más de 32 millones de ingreso desde la India de sacos de yuto de cáñamo vegetal. Así, Chile fue el más grande importador de sacos yuto elaborado de la India y pagaba a los intermediarios grandes sumas de dinero por carecer de una industria nacional como la tenían Argentina y EE.UU. En esa época, la revista Magazine, en 1912, problematizaba la idea de generar industrias chilenas que fabricaran los sacos y solo exportar las telas de yuto, por la magnitud de la actividad minera salitrera.
Conclusiones
17El intrincado enjambre de relaciones sociales, creado por la prematura presencia de la minería y el desarrollo de puertos y caminos, irremediablemente nos revela una sociedad diversa en el desierto de Atacama: en el ir y venir de arrieros, en el ir y venir de las cargas domésticas e industriales. Ellas y ellos configuraron un mundo indígena integrado desde sus propias categorías a un mundo industrial [Vilches & Morales, 2017].
18La carga y descarga, los contenedores de diversos productos y mercancías marcarán el siglo xx en el desierto de Atacama, que no solo se expresó en el extractivismo salvaje, sino también en un minúsculo dispositivo, el saco, que impactó la vida doméstica de los pobladores de la puna.
Bibliographie
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De La VEGA Garcilaso, Comentarios Reales de los Incas, Madrid, Biblioteca de Autores Españoles, Ediciones Atlas, 1963.
VILCHES Flora & MORALES Héctor H., “From Herders to Wage Laborers and Back Again: Engaging with Capitalism in the Atacama Puna Region of Northern Chile”, International Journal of Historical Archaeology, vol. 21, n° 2, 2017, p. 369-388.
10.1007/s10761-016-0386-x :Notes de bas de page
1 “En la cuenca de Atacama se basaron en la fibra de camélido y no en la explotación de algodón u otras fibras vegetales, como sucedió en otros territorios andinos. Aun cuando la fibra de camélido parece un recurso importante a juzgar por el hallazgo de nueve hilados, en el sitio Tulan-52 se obtuvo de camélidos salvajes, hasta que las primeras evidencias de domesticación en el sitio Puripica-1, datadas en el 4050 a. P., probablemente determinaron un acceso más regular a la fibra para la elaboración de hilados” [Agüero, 2012, p. 36].
2 Posteriormente, en 1967, la Organización Internacional del Trabajo estableció el Convenio 127, que regula detalladamente las condiciones de carga humana diferenciando a los trabajadores en hombres, mujeres, mayores o menores de 18 años de edad, y aplicando los criterios ya ampliamente desarrollados sobre salud ocupacional y enfermedades profesionales. Aparte de estas disquisiciones, estableció la norma general de peso máximo de carga en 55 kilogramos, siendo este guarismo una referencia técnica o un límite máximo al que se comprometen los países suscriptores del Convenio.
Auteur
Antropólogo, Universidad de Chile y Doctor Phil. en Altamerika (Antropología de América) de la Freie Universität Berlin, en Alemania. Es académico del Departamento de Antropología y del Departamento de Diseño de la Universidad de Chile. Sus áreas de investigación son la etnopolítica y políticas de la diferencia, la etnogénesis y etnificación de grupos indígenas atacameños, el desierto de Atacama, la naturaleza, el género en territorios extractivos y la vestimenta en siglo xx en el desierto de Atacama.
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