Capítulo 10. Medición de líquidos (agua/aceite/vinos) en las costas de Atacama... y más allá. Barriles y toneles; arrobas, galones y litros
p. 148-160
Texte intégral
“Un barril de agua mineral vale más que un barril de petróleo”.
Hugo Chávez, Caracas, 24 de septiembre de 2000
Barriles de agua en Atacama
1El almacenaje y transporte de líquidos, sobre todo agua, en las costas de Atacama era (y es) un asunto de la mayor importancia. En el siglo xix existía un tráfico importante costa-interior que estaba dominado por el “trueque de mercancías”, para el cual “se usaban pesos y medidas de capacidad (como fanegas y almudes) y la moneda solo servía para tasar (en forma simbólica) los productos que se intercambiaban” [Zúñiga, 1986, p. 440]. En esta época, como medida de capacidad para granos o “áridos” se usaba, entre otras, el cahiz, la fanega y el almud (1 cahiz = 12 fanegas = 144 almudes) y como medida de capacidad para líquidos se usaban la arroba, el azumbre y los cuartillos (1 arroba = 8 azumbres = 32 cuartillos), cuyos valores variaban dependiendo del líquido de que se trataba (agua, vino o aceite) y de la zona donde se medía [De Ramón & Larraín, 1979, p. 33]. Para trasladar líquidos, en Atacama se usaban habitualmente “botijas de panza de lobo, cuarterolas y barriles (de hasta 40 litros)” [Zúñiga, 1986, p. 440]. Es interesante considerar la naturaleza de estos contenedores (y otros), algunos de los que, como los barriles, no solo eran recipientes, sino también unidades de medida.
2En 1833, una de las aguadas cercanas a Cobija generaba un flujo de agua “que no era constante”, algunos meses “entre 5 y 7 barriles diarios”; en junio de ese mismo año, “de 12 a 13 barriles diarios”; en agosto, “15 barriles diarios” [Jemio Arnez, 2015]. El agua era, sin duda, un bien preciado y muy costoso. Torres, López y Garday [2012(1863), p. 20], socios que explotaban las guaneras de Mejillones en 1863, señalan que “un barril [de agua] de 18 galones costaba en Cobija 75 i 90 centavos” y como en el establecimiento que tenían “llegaron a mantenerse hasta más de 250 hombres entre mayordomos, maquinistas, herreros, peones, arrieros i marineros de botes, i mas de 150 animales que tiraban 20 carretones i conducían huano ensacado; no es extraño hubiese ocasiones en que se gastan en este solo artículo 85 a 90 pesos diarios”. Philippi [2008(1860), p. 113] señala que un barril de agua en la costa del desierto de Atacama “cuesta medio peso”. No estamos seguros sobre la capacidad del barril de Philippi, seguramente menor que el de Cobija, pues cuesta un poco más de la mitad de su valor.
3André Bresson [1875, p. 333] indica en 1870 que en la costa de Atacama “el agua está embarrilada en pequeños toneles de sección elíptica capaces de contener de ocho a diez galones (el galón tiene cuatro litros y medio)”, por lo que el barril de Bresson es, más o menos, de unos 40 litros. Las mulas están “encargadas de llevar el agua de las caravanas y también los víveres y el material de los campamentos”; cada mula “lleva dos de estos barriles, o tres si la ruta no es muy abrupta”. El mineral de Caracoles era, en la zona, un “centro de comercio bastante considerable” y el agua dulce era uno de los principales “productos importados”. El agua “viene de una distancia de ocho a diez leguas, traída en pequeños barriles cargados a lomo de mula o bien en vehículos estanques tirados por tres o cuatro mulas”. El agua que se comercializa, “por tres compañías rivales”, es de dos calidades: “el agua casi dulce se vendía hace dos años a seis dólares o treinta francos los setenta y dos litros [esta capacidad es la de un barril “regular” de vino, vinagre o aguardiente], hoy ha bajado a la mitad”; el otro tipo de agua “es mucho más abundante y mucho más barata, pero es salobre y contiene incluso cierta proporción de sulfato de magnesia” [Bresson, 1875, p. 347].
4En 1879 se traía agua a Tocopilla desde la quebrada de Mamilla, a unos 8 kilómetros al norte, y se envasaba en el muelle en “barriles de cuarenta litros de capacidad y cada barril se vendía a 40 centavos”. Una década después, en 1888, “se entregaba en barriles de 40 litros a empleados de un servicio de distribución operado con carretelas tiradas por mulas […]; el barril de esa capacidad se vendía al público a 25 centavos […] este servicio se mantuvo hasta 1927, siendo ese año el precio de venta del barril de 40 litros de 45 centavos” [Maino & Recabarren, 2011, p. 66]. Hacia finales del siglo xix se extraían de esta aguada [de Mamilla] 6000 galones diarios de agua (3,7 litros por galón) y existían cultivos ya abandonados de higueras, molles y perales [Núñez & Varela, 1967].
Figura 1. El aguatero

Fuente: Tornero, 1872, p. 467
5Resulta interesante transcribir parte de un informe emitido durante los inicios de la Guerra del Pacífico en 1879: para los movimientos del ejército chileno, el agua “se llevará en 50 toneles, que contienen 56 000 litros de agua, y en 150 barriles, que contienen 9000 litros, formando un total de 65 000 litros” [Maino & Recabarren, 2011, p. 100]. Barriles y toneles para el transporte del agua. En promedio, cada tonel contiene 1120 litros y cada barril 60 litros. En noviembre de 1879 otro informe del Ejército chileno precisa que cada barril de agua contiene 84 litros [Maino & Recabarren, 2011, p. 106].
6Es decir, podemos identificar en las costas de Atacama durante la segunda mitad del siglo xix la presencia de barriles con distintas capacidades: 40 litros (8 a10 galones), 72 litros (18 galones). Es también interesante constatar la variación que supone el galón: desde los 4,5 litros de Bresson a los 3,7 litros de Núñez y Varela [1967], diferencia que corresponde exactamente a la que existe entre el galón imperial o británico y el galón internacional o estadounidense. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice que el galón “es una medida de capacidad para líquidos usada en Gran Bretaña, donde equivale a algo más de 4,546 litros [la indicada por Bresson] y en América del Norte, donde corresponde a 3,785 litros [la señalada por Núñez y Varela]”. Pero también encontramos referencias contemporáneas que se refieren a barriles de 60 e incluso de 84 litros.
7En resumen, ¿era considerado el barril una unidad de medida en esa época? Si así lo era, ¿qué se podía decir de su equivalencia? La conclusión preliminar es que el barril era una unidad de medida, pero también un envase. Por ejemplo, a fines del siglo xix las materias fecales y aguas negras se sacaban de las casas de Antofagasta en barriles [Maino & Recabarren, 2011, p. 98].
Medidas y envases
8No solo el agua se medía y se transportaba en barriles en Atacama. En 1827 el bergantín Catalina desembarcó en Cobija, entre otras cosas, “30 barriles de cerveza en botellas y 20 barriles y 40 cajones de cerveza blanca” [Jemio Arnez, 2015, p. 57].
9En España, en la segunda mitad del siglo xviii un barril de vino, vinagre o aguardiente era “regularmente” de 4½ arrobas (72,58 litros; 1 arroba = 16,13 litros). Había otras medidas “regulares”: un tonel de agua o vino de 55 arrobas (887 litros); una pipa de vino o aguardiente de 27½ arrobas; una cuarterola de vino o aguardiente de 7½ arrobas; una frasquera de aguardiente de 2¼ arrobas; una botija de vino o vinagre de 1¼ arroba; una botijuela de aceite de ½ arroba. Un tonel o tonelada equivale a dos pipas llenas de agua o vino (o también cuatro barricas u ocho cuarterolas). Podemos aventurar que un tonel corresponde a unos 12 barriles y un poco más [De Lorenzo et al., 1865]. Es interesante señalar que los españoles utilizaron al comienzo en América del Sur “botijas de barro cocido para guardar los vinos”, probablemente debido “a las tradicionales habilidades de las culturas indígenas con respecto a la cerámica”; en la segunda mitad del siglo xviii se desarrolla la tonelería y se comienzan a fabricar pipas, barriles y barricas, las que paulatinamente reemplazarán a los envases de barro cocido [Lacoste, 2006, p. 94].
10Estas equivalencias nos dicen que la unidad básica para medir los líquidos en España era la arroba. Originalmente, la arroba era una unidad de masa usada para medir sólidos: una arroba pesa 25 libras, equivalentes a 11,5 kilogramos; un quintal = 4 arrobas = 100 libras = 46 kilogramos. En el caso de los líquidos, la arroba variaba no solamente según la zona en la que se usaba, sino también según el líquido que medía: una arroba de aceite era de 12,56 litros y una arroba de vino era de 16,13 litros [De Lorenzo et al., 1865].
Figura 2. Medidas de capacidad y envases de madera según la terminología inglesa

Fuente: https://cognacs.wordpress.com/2016/09/15/10-most-common-oak-cask-dimensions-sizes-volumes-and-types/
11El galón era para el sistema de medición de líquidos británico lo que la arroba para el sistema hispano. No era una medida usada en España ni tampoco en los países latinoamericanos por lo menos hasta el siglo xix. Cuando terminaba el siglo xviii se usaban en Inglaterra tres tipos de galón: el galón de grano, galón seco o galón de Winchester, definido como un octavo de fanega (bushel), donde la fanega era igual al volumen de un cilindro de 18 pulgadas de diámetro y 9 pulgadas de altura (un galón = 269 pulgadas³ = 4,405 litros); el galón de vino o galón de la reina Anna, definido como el volumen de un cilindro de 7 pulgadas de diámetro y 6 pulgadas de altura (un galón = 231 pulgadas³ = 3,785 litros), y el galón de ale (282 pulgadas³; 4,622 litros). En 1531 se estableció que un barril de ale (un tipo de cerveza) era de 32 galones y un barril de cerveza era de 36 galones (23 Henry VIII chap. 4). En 1803 los barriles de ale y cerveza quedan en 36 galones (43 George II chap. 69, sec. 12). En 1842 el galón imperial (277,419 pulgadas³ = 4,546 litros) reemplaza a los galones de vino y cerveza, y un barril imperial contiene 35 galones imperiales. El galón de la reina Ana es la medida que se usa en la actualidad en Estados Unidos, mientras que en el Reino Unido se usa el galón imperial. El tonel (tun, ton) era una unidad de volumen líquido usada en Inglaterra para medir vino, aceite o miel. Originalmente era de 256 galones de vino y a finales del siglo xiv se redujo a solo 252 galones de vino. El barril era simplemente la octava parte de un tonel, por lo que contenía 31,5 galones (252/8). Desde 1707 cada galón de vino era de 231 pulgadas cúbicas (se lo llamó galón de la reina Anna).
12Por lo tanto, si un galón de vino corresponde a 3,785 litros y una arroba de vino a 16,133 litros, tenemos que una arroba es igual a 4,262 galones (16,133/3,785).
13Podemos volver ahora al barril de agua de 40 litros de las costas de Atacama, que corresponde a un barril de 2½ arrobas, de menor capacidad que el barril “regular” español, que era de 4½ arrobas. En este punto parece importante distinguir entre el barril “como envase” y el barril “como medida”. En la práctica había barriles de diversos tamaños, pero solamente dos servían como unidades de medida: el barril castellano “regular”, de 4½ arrobas, y el barril canario “de cuentas”, de 40 litros.
14En las Canarias,
“una 'carga', 'camino' o 'juego' de barriles comprende [...] un conjunto de cuatro barriles: dos de a siete, y dos de a cinco, acarreo habitual de una mula cargada de mosto; no hemos podido valorar con exactitud la capacidad precisa que supone uno de tales juegos por cuanto los barriles de a cinco y de a siete no son barriles de cuenta, y se confeccionan sin demasiadas concesiones a la precisión” [González Rodríguez, 1997, p. 671].
15En estas islas, una pipa de mosto de 480 litros equivalía a 12 barriles de cuentas de 40 litros, y dos pipas a un casco o tonel. El barril “de a siete” era de 33 litros y el barril “de a cinco” era de 22 litros, por lo que una carga era de 110 litros [González Rodríguez, 1997]. El barril de cuentas era una medida, mientras que los barriles “de a siete” y “de a cinco” eran envases.
16Es necesario señalar que existe un envase “real” de madera de 40 litros, originario de las Tierras Altas de Escocia, denominado blood tub, que debido a su forma oval alargada era más adecuado para llevarlo a caballo [Work, 2014]. Este barril de 40 litros lo encontramos circulando también en el sur de Chile. Los traficantes de aguardiente usaban a fines del siglo xix en las selvas de La Araucanía “barriles de 40 litros de capacidad; una carga de aguardiente correspondía a dos barriles transportados por un caballo o mula” [Carreño Palma, 2005, p 177].
17Cabe mencionar que el barril como unidad de medida se usará de manera generalizada para el transporte de distintos tipos de mercadería en los buques y su ingreso en las aduanas de los puertos. Por ejemplo, durante febrero de 1853 se registraron en la Aduana de Talcahuano las siguientes mercaderías extranjeras: 14 barriles de alquitrán, 4 barriles de aceite de ballena, 40 barriles de grasa impura y 16 barriles de mantequilla; en enero de 1854, en la misma Aduana de Talcahuano, se ingresan 25 barriles de alquitrán, 200 barriles de clavos, 100 barriles de carne salada de puerco, 103 barriles de grasa impura, 4 barriles de tiza y 4 barriles de zinc.
18Finalmente, es importante indicar que el tonel o tun fue usado tanto en España como Inglaterra para medir la capacidad de un buque. Un tonel o “tonelada” en Sevilla era equivalente al espacio necesario para acomodar a bordo dos pipas de 27 arrobas y media (443,65 litros) cada una. El tun en Inglaterra era un gran recipiente de madera que contenía cerca de 252 galones de vino y el tonelaje de un buque correspondía a la cantidad de toneles que se podía acomodar a bordo [Arze, 1977].
Barriles de aceite en el océano
19Desde hace algunos años he estado involucrado en el estudio de la caza de ballenas y siempre me llamaron la atención las formas de medir el aceite producido a partir del procesamiento de este animal. En términos generales, el aceite obtenido por los buques balleneros durante todo el siglo xix se medía en barriles [Dolin, 2007]. En los inicios del siglo xix los barriles utilizados para el almacenamiento y transporte del aceite de ballena no eran muy regulares. Scoresby [1820], que tuvo la oportunidad de medir el volumen de barriles reales en el Ártico, estima que su capacidad no era precisa, ya que oscilaba entre los 30 y 33 galones. Los historiadores posteriores tienden a uniformar la capacidad de los barriles: para Davis y colaboradores [1997], el barril de aceite de ballena era equivalente al barril de vino, es decir, 31,5 galones; en cambio, para Ellis [1991] era similar al barril imperial, o sea, 35 galones. Pero ninguno de ellos midió barriles reales.
20Si revisamos las denominaciones de las cargas de aceite de ballena resguardadas en las aduanas de los puertos chilenos se observa el uso de distintas unidades de medida: vasijas, barriles y panzas, aunque el galón es siempre la unidad base. Por ejemplo, una vasija tiene, en promedio, entre 120 y 140 galones de aceite; un barril, 32 galones; una panza, 9 galones. Es interesante mencionar que el barril es, además, un envase de madera, la vasija de barro cocido y la panza de cuero.
21El capitán James Shields, del buque británico emelia, de 298 toneladas, el primero en rodear el cabo de Hornos en 1789 para cazar ballenas en el océano Pacífico, le informa a los propietarios del buque en una carta firmada el 6 de marzo de 1790 que “cazamos 27 ballenas, de las que 21 eran grandes y a pesar de haber perdido doce barriles debido a un mal almacenaje en la bodega, espero que el aceite rondará entre los 143 y 144 toneles, de las cuales 41 corresponden a espermaceti”. Las “ballenas” capturadas por el emelia eran cachalotes (el primero fue capturado frente a Tongoy, en Chile). Shields usa dos unidades para medir el aceite producido en el viaje: barriles y toneles, siendo el barril la octava parte de un tonel. El número total obtenido por la fragata es de 1160 barriles. El uso del tonel como unidad para medir la cantidad de aceite de ballena dejó de usarse en el siglo xix y se emplea solo para indicar la capacidad de la nave.
22En un informe escrito el 3 de febrero de 1866, Burton yTrumbull, comerciantes de Talcahuano y corresponsales del periódico de New Bedford Whale men’s Shipping List, resumen el tonelaje y las capturas de la flota ballenera de ese puerto durante la temporada 1865: bergantín eulalia, 130 toneladas, capitán Bowen, 400 barriles; goleta porCia, 94 toneladas, capitán Reeves, 400 barriles; barca mathieu & Brañas, 171 toneladas, capitán Freeman, 370 barriles; barca ripple, 177 toneladas, capitán Reed, 580 barriles; y barca Charles & edward, 95 toneladas, capitán Brown, 500 barriles [Quiroz, 2020].
Figura 3. Barriles en el puerto de New Bedford

23En la temporada 1899 la barca ballenera ana aurora, de Talcahuano, al mando del capitán Manuel Enos, trajo un cargamento de aceite obtenido en el Pacífico “desde Panamá al sur, especialmente en la costa de Ecuador”. El “último cetáceo fijado, a la altura de Lebu”, fue un cachalote que produjo “70 barriles de aceite blanco” o de esperma. La carga completa fue de “105 pipas de aceite negro [o de ballena], con 25 224 galones y 35 pipas de aceite blanco, con 9675 galones”, con un total de 140 pipas y 34 899 galones [Quiroz, 2020]. Una pipa contiene entonces, en promedio, 250 galones de aceite. Si consideramos que un barril contiene 31,5 galones, 8 barriles constituirán una pipa, por lo tanto, una pipa, en este caso, es equivalente al tonel británico del siglo xviii.
Figura 4. Barriles de aceite de ballena abandonados en la Antártica

Fuente: https://www.reddit.com/r/pics/comments/1bi8lj/abandoned_whale_oil_barrels_in_antarctica/
24En ciertas ocasiones, más escasas, la información sobre la producción de aceite se entrega en litros. En 1905 se señala que los buques de la Compañía Chilena de Balleneros han obtenido 57 340 litros “de aceite de esperma”, “que en su totalidad ha sido entregado al Servicio de la Armada”, y 336 072 litros de “aceite de ballena corriente”, con un total de 393 412 litros de aceite (= 104 077 galones = 3304 barriles) [Quiroz, 2020].
25La Compañía Chilena de Balleneros contaba con tres buques: Nautilus, Josephine y Pescadora. Tenemos información sobre su productividad en 1910, proveniente de dos fuentes distintas, una oficial (en galones) y otra extraoficial (en barriles). De acuerdo con la Memoria del Ministerio de Marina de 1910, los buques obtuvieron 67 500 galones de aceite de ballena y 31 000 galones de aceite de esperma; en cambio, según una carta enviada por el capitán William Wilson a Alden Potter, de New Bedford, la productividad habría sido de 2150 barriles de aceite de ballena y 1375 barriles de aceite de esperma. Si dividimos la cantidad de galones por la de barriles tenemos un coeficiente de 31,40 para el aceite de ballena y de 22,74 para el aceite de esperma. El coeficiente para el aceite de ballena se ajusta bastante a la equivalencia de 31,5 galones por barril, pero no así el del aceite de esperma. Si consideramos los resultados de cada buque tenemos que la desviación estándar para el aceite de ballena es muy baja (0,81) y para el aceite de esperma es muy alta (18,3), de modo que las diferencias en los coeficientes para el aceite de esperma de las barcas Josephine (44,0) y Pescadora (8,1), sobre todo esta última, no son “normales” y “se deberían explicar por otros factores” [Quiroz, 2020, p. 178].
26En algunos documentos la productividad se mide no solo en cantidad de aceite producido, sino también en número de ejemplares capturados. La barca ballenera la perla, de la Compañía Chilena de Balleneros, realiza en 1907 un viaje a los caladeros de ballenas situados frente a las costas de Chile y Perú, en el archipiélago de las Galápagos y en el golfo de Panamá, al mando del capitán estadounidense Wallace S. Ashley, quien señala, en la bitácora de dicha campaña, haber obtenido 24 cetáceos, 12 cachalotes (el primero fue capturado frente a Iquique y dio 55 barriles) que produjeron 475 barriles, y 12 ballenas jorobadas que produjeron otros 350 barriles, lo que sumaba un total de 825 barriles de aceite.
Bibliographie
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Auteur
Antropólogo y licenciado en Antropología Social, magíster en Arqueología y doctor en Historia por la Universidad de Chile. Investigador de la Subdirección de Investigación, Servicio Nacional del Patrimonio Cultural; profesor del Departamento de Antropología, Universidad de Chile. Sus principales líneas de trabajo son el estudio de las adaptaciones marítimas costeras e insulares a través del tiempo, la antropología e historia de la caza de mamíferos marinos en Sudamérica, las narrativas globales y locales sobre ballenas y balleneros, la etnografía histórica de buques, máquinas e instalaciones industriales y, por supuesto, la teoría de la etnografía.
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