Capítulo 8. La ilusión métrica
p. 122-130
Texte intégral
1La metrología es, en términos generales, la ciencia que estudia las distintas formas de medir. En su dimensión normativa, trata de la definición, fiabilidad y convertibilidad de las distintas unidades de medida en uso. En su dimensión reflexiva, estudia cuáles han sido, cómo se han formado y cómo han funcionado esas formas de medición en la historia y en la diversidad de los contextos culturales. A partir de los trabajos clásicos de W. Kula [1999] sobre el funcionamiento de las unidades de medida en el medioevo europeo, se entiende que en lo modos de “medir y pesar” se encarnan y entrecruzan configuraciones del poder, percepciones del mundo, territorialidades económicas, jurídicas y simbólicas, dispositivos técnicos y relaciones sociales. Desde entonces, distintos trabajos de metrología histórica, arqueología de los recipientes o etnomatemática, entre otros, han mostrado la enorme diversidad de sistemas, instrumentos y prácticas de medición existentes, y la importancia cultural y antropológica que suponen estos modos de cuantificar el mundo [Etemad, 2000; Gyllenbok, 2018; Hocquet, 1986].
2En un territorio como Atacama, esta heterogeneidad de prácticas de medición vigentes pasa generalmente desapercibida debido a lo que ha podido llamarse una “ilusión métrica” [chambon & marti, 2020] Esta ilusión resulta, por un lado, de una aproximación de la realidad social “desde arriba”, a partir del punto de vista de las distintas instituciones y administraciones —escuela, censos agropecuarios, aduanas e impuestos, etc.— que funcionan desde fines del siglo xix en clave métrica decimal y, por otro, de una aproximación “desde el centro”, que da por hecho para el conjunto del territorio lo que solo se verifica en las capitales. Así, parece como si la sola adopción jurídica y metropolitana del sistema métrico decimal hubiese arrastrado muy naturalmente y en bloque el conjunto de la realidad social hacia a un funcionamiento métrico, lo que impide reconocer todas las otras formas de medición en acción, más allá de la escuela y por debajo de los censos.
3Además, esta ilusión conduce a pensar las otras formas de medición por reducción al sistema métrico, como si para entenderlas bastara simplemente con construir las tablas de conversión adecuadas. Este último aspecto es impor tante, pues reduce la heterogeneidad de las formas de medida a un asunto de simple convertibilidad, pasando por alto la alteridad antropológica que separa unas formas de medir de otras. Se funciona según la idea propiamente métrica —moderna y capitalista— de que todo puede convertirse en todo, y se desestiman todos los tipos de inconmensurabilidad que tejen la experiencia social y cultural de un territorio.
4Hacer una antropología de las formas de medir supone entonces deconstruir esta ilusión métrica y descentrar la mirada normativa e institucional sobre la que se sustenta. Supone volver visible todo el abanico de formas de medición que subsisten, coexisten o resisten al funcionamiento métrico en un territorio determinado, prestando una atención particular a las materialidades y a las prácticas de medición, desde el registro etnográfico y desde sus formas empíricas de funcionamiento. Supone, asimismo, dejar de observar esas otras formas de medir desde el prisma métrico y explorar en cambio las diferentes ontologías en juego y las formas de inconmensurabilidad que trizan el espejismo nominal de un espacio hecho de puras cantidades mutuamente convertibles.
5Se admite comúnmente que la adopción del principio métrico permitió pasar desde formas relativas a formas absolutas de medición [Chambon & Marti, 2020]. Así, el antiguo sistema español en uso durante la época colonial era unitario en sus formas, pero relativo en su funcionamiento. La metrología hispánica tiene dos fuentes principales, la romana (milla, vara, onza) y la árabe (fanega, almud, arroba, tinaja, jarra). Desde la unificación de la corona española, se intentó dar al sistema de medidas de Castilla un uso general en el Imperio, pero se dejó en poder de las villas y de los cabildos locales la determinación concreta del valor de esas unidades; así, en cada villa hay veedores o fieles, que son los encargados de controlar el buen uso de las medidas, de fiscalizar el tamaño de las jarras y la exactitud de las romanas, y de conservar el patrón oficial (de la vara, del almud) que servía de referencia y que se guardaba bajo llave en el edificio del cabildo [Vera & Acosta, 2011]. En consecuencia, en el espacio colonial español se usaba el mismo tipo de medidas, solo que su valor absoluto era enteramente cambiante de un lugar a otro: un almud de Castro tiene distinta capacidad que un almud en Santiago [De Ramón & Larraín, 1979]; la vara de Barcelona es mucho más larga que la vara de Valladolid, y una arroba de aceite podía equivaler a 6 litros en Badajoz y al doble en La Coruña [García, 2011]. Lo mismo puede decirse del término legua, que genéricamente significaba “distancia que se recorre en una hora”, pero cuya expresión concreta varía según si se viaja en montaña o en un llano, con carga o sin carga, con ganado o sin él, y según qué tipo de animal, etc. Así, la distancia absoluta a la que correspondía una legua común en la época colonial podía variar del simple al doble entre un viajero y otro, según las distintas circunstancias del viaje [Martínez, 2012].
6En 1777, Antonio de Ulloa reparte instrucciones para la unificación de los criterios de medida de las leguas comunes en América: el cálculo debe hacerse considerando un viaje con bestias, pero sin carga, y se debe expresar la distancia entre dos puntos en línea recta o “por el aire”, independientemente del camino que se siga, para lo cual debe sustraerse a la longitud de este un 25 % si el camino va por un llano, un 33 % si va por zona de montañas, un 55 % si supone grandes desvíos [Martínez, 2012]. En 1758, el jesuita Burriel publicó su Informe de la imperial ciudad de Toledo al real y supremo Consejo de Castilla: sobre igualación de pesos, y medidas en todos los reynos, y señoríos de S. Mag. según las leyes [Burriel, 1758] y en 1801, Carlos IV dictó una pragmática que formalizó el sistema de Castilla y que ordenó “que todo el reino utilice la vara de Burgos para las medidas lineales, la media fanega de Ávila para las medidas de capacidad, la cántara de Toledo para los líquidos y el marco de ocho onzas del Consejo de Castilla para los pesos, junto con sus múltiplos y divisores binarios o duodecimales” [Castro Redondo, 2018, p. 93]. Humboldt fue quien inauguró el uso de los kilómetros y construyó las primeras tablas de conversión métrica de las distintas leguas comunes con las que se encontró en América [Arboleda, 2015; Martínez, 2012]. En Chile, Domeyko [1849] produjo las tablas iniciales de conversión métrica de las antiguas medidas vigentes, según el valor relativo que estas tenían entonces en Santiago: un pie (0,279 metros), una vara (0,836 metros), una cuadra (125,39 metros), una legua (4513 metros), un almud (8 litros), una fanega (97 litros), un cuartillo (1,1 litros), una arroba (35 litros), una onza (0,0287 kilogramos), una libra (0,46 kilogramos), un quintal (46 kilogramos), etc. [De Ramón & Larraín, 1979].
7Otra dimensión generalmente asociada a la adopción del sistema métrico es el abandono de los “envases y envoltorios” como método principal de medición. El sistema métrico universal, proclamado durante la Revolución Francesa mediante los decretos de 1789 y 1790, debía servir “a todos los pueblos, en todos los tiempos” [Guedj, 2014]. Era emancipatorio, pues abolía los monopolios locales y el control arbitrario de los pesos y de las medidas, e instituía un sistema universal, deductible por observación experimental. Pero no solo emancipaba al campesino de su señor, sino también al contenido de su recipiente: el litro emancipa el agua de su jarra; el kilogramo emancipa las papas de su almud. Se pasa, pues, de un funcionamiento por recipientes y envoltorios a otro, por determinación absoluta o abstracta del contenido.
8El trabajo más importante sobre metrología colonial en Chile es de Armando De Ramón, Una metrología colonial para Santiago de Chile: de la medida castellana al sistema métrico decimal [De Ramón & Larraín, 1979]. A partir de las listas de compras e intendencia de dos monasterios de Santiago, el autor desarrolla un intento de metrología informal y muestra cómo la metrología colonial funciona esencialmente por “envases y envoltorios”. Entre los envases que tenían una paridad normada por ley, el autor menciona la botija, el costal y el zurrón. La botija de greda para el vino debía corresponder al cántaro o una arroba de Castilla, el costal hecho de aspillera (para el transporte de granos) y el zurrón hecho de cuero (para transporte de cebo) también estaban normados y debían corresponder a una fanega de Castilla (o seis arrobas). Hay otros envases para los que no se tiene una norma legal o referencia que permita establecer su medida: la botijuela (usada para aceite y aguardiente), el capacho (utilizados para obras de construcción y fabricados de cuero de vaca), las chiguas (especie de cesto fabricado de cuerdas o cortezas de árboles, de forma oval y boca de madera, sobre todo para transporte de carbón), el noque (capacho de cuero y más pequeño para llevar grasa), olla (para manteca), panza (de animal vacuno, como medida para transportar grasa), pilón (ídem de cuero de vaca para transportar grasa) y la vejiga. Respecto de los envoltorios, De Ramón señala que no parecen estar normados o tener equivalencia por ley. Menciona entre los envoltorios y cargas más utilizados el atado (para cochayuyo y mostaza), el caballo (medida de leña), el lío (pescado seco, charqui, cecina), la madeja (de hilo o lana), el manojo (de tabaco), el mazo (también de tabaco), la sarta (utilizada para mariscos y luche, unidos por un hilo y que tiende a las mismas dimensiones que el almud), el sobornal (fardo pequeño de leña). Los únicos envoltorios y cargas para las que logra encontrar una equivalencia formal son la carga (una carga colonial equivale a 21 arrobas), la carretada (que equivale a 21 quintales) y el fardo (como el costal o el zurrón, equivalente a una fanega).
9En general, el proceso de metrificación se apoyó en la instrucción pública y en el desarrollo de las administraciones del Estado, y enfrentó desde el principio distintos tipos de resistencias políticas (pues se abolen las formas locales de pesar y medir sobre la que se sostenían los antiguos mercados y territorios), técnicas y económicas (pues supone repartir pesas y patrones de metro y equipar países enteros en clave métrica), culturales (por ejemplo, en pasar de un esquema duodecimal a una base decimal), junto con la inercia de todo un universo técnico artesanal que sigue produciendo los mismos envoltorios y recipientes, los mismos canastos, los mismos cajones, las mismas jarras de greda [Muñoz, 2020; Vera, 2011]. Más allá del entusiasmo que acompañó la adopción del sistema métrico decimal en las distintas repúblicas [Balbin, 1881; Cerceró, 1865; Ciscar, 1800], lo cierto es que su uso cotidiano demoró muchísimo tiempo más y fue solo muy recientemente que conceptos como la hectárea de superficie, de uso común en las administraciones, fue adoptado por la población. Las fuentes más completas concernientes a las formas locales de medir se encuentran en los primeros censos agropecuarios, cuyas tablas preliminares de conversión debían permitir traducir las unidades en uso, o típicas, a su expresión métrica universal. La fuente más exhaustiva para comprender la metrología mexicana es el volumen Medidas regionales que precede el primer Censo Agrícola Ganadero de México de 1930, en el que se identifican 244 distintas unidades de medidas no oficiales en funcionamiento [Vera, 2017]. Lo mismo en España, con el Atlas de pesos y medidas populares que se hizo para el censo agropecuario [Galiana, 2004], o en Bolivia, con el Resumen general de medidas típicas, publicado por el Ministerio de Agricultura [1946].
10La adopción del sistema métrico decimal habría permitido pasar de formas relativas a formas absolutas de medición, y de una lógica de “envases y envoltorios” a otra de determinación pura y abstracta de los contenidos. Pero en territorios como Atacama, esta ilusión métrica se estrella brutalmente con la realidad. En un sentido, como se ha dicho, porque las metrologías que coexisten en un territorio son siempre plurales y no totalmente convertibles entre sí. Mientras la historia nacional imagina un proceso lineal de metrificación del país tras la adopción del SMD en 1848, todo el desarrollo portuario y salitrero del desierto se hizo según el sistema imperial de medidas inglés. De hecho, la minería de Atacama sigue funcionando en la actualidad en onzas y en libras de metal. Asimismo, toda la mecanización del desierto al alero de las grandes minas como Chuquicamata se hizo en función del sistema de medidas norteamericano, con galones de gasoil y vehículos viajando a millas/hora de velocidad. En la actualidad, múltiples formas híbridas expresan esta diversidad y el modo en que unos sistemas se engarzan con otros: “un metro de manguera de media pulgada” o “un kilogramo de clavos de dos pulgadas” es un modo mixto de codificar al objeto técnico, donde el valor determinante (el ancho) se expresa en pulgadas, que es la unidad de medida del fabricante, pero el valor contingente (la cantidad de manguera o de clavos) se expresa en metros o kilogramos, que es la unidad de medida del comerciante. Por otro lado, más allá de las libras inglesas y de los galones norteamericanos, en Atacama los circuitos locales de comercio, el arrieraje y el intercambio trascordillerano siguieron funcionando según el antiguo sistema de medidas español, con las llamas cargando arrobas y quintales [Madrazo, 1981; Morales et al., 2018], además de un amplio repertorio local de recipientes, amarres y envoltorios sobre los que se sostenían los intercambios [Lecoq, 1987; Rostworowski, 1960], y de las distintas formas precolombinas subsistentes de medición y distribución del espacio [Sanhueza Tohá, 2004].
11Pero es acaso en el segundo sentido, el de la desaparición de los “envases y envoltorios” y el advenimiento de un espacio hecho de cantidades puras y abstractas, que esta ilusión métrica plantea las mayores dificultades. La realidad de un sistema de medidas descansa en la economía política de los instrumentos de medición que lo sostienen. Así, estudiar cómo se ha difundido el kilogramo en la cordillera de los Andes supone estudiar cómo y dónde se han ubicado las pesas.Y como parece que las pesas y las romanas son extremadamente escasas, situadas solamente en los puntos neurálgicos de comercialización [Aranda et al., 1968], entonces deben atenderse todas las otras formas complementarias e informales que permiten suplir la ausencia de pesas y difundir el kilogramo más allá de estas. Se estudia la metrificación como si supusiese la superación del principio de medición por envases y envoltorios, pero es porque no se ven todos los envases y envoltorios que sirven para medir cuando no hay romanas: una camionada, una carretillada, una palada, un bidón, un saco o un cajón son formas de medir hoy en día vigentes que dan al kilogramo y a la tonelada una existencia social muchísimo más relativa y trastabillante de lo que se imagina comúnmente. Así, al igual que en el antiguo régimen, todo el mundo mide en toneladas, solo que su valor absoluto cambia de un lugar a otro según la camionada que se use localmente.
Bibliographie
Des DOI sont automatiquement ajoutés aux références bibliographiques par Bilbo, l’outil d’annotation bibliographique d’OpenEdition. Ces références bibliographiques peuvent être téléchargées dans les formats APA, Chicago et MLA.
Format
- APA
- Chicago
- MLA
Aranda Ximena, Baraona Rafael & Saa René, Elementos diagnósticos para un plan de desarrollo local en San Pedro de Atacama (Informe a la CORFO), Santiago, Corporación de Fomento de la Producción, Universidad de Chile, Instituto de Geografía, 1968.
Arboleda Luis Carlos, “Élites, Medidas y Estado en Colombia en la primera mitad del siglo xix. Orden republicano y sistema métrico decimal”, in Quiceno Castrillón Humberto (comp.), La nación imaginada. Ensayos sobre los proyectos de nación en Colombia y América Latina en el siglo xix, Cali, Programa Editorial Universidad del Valle, 2015, p. 177-230.
Balbin Valentín, Sistema de medidas y pesas de la República Argentina, Buenos Aires, Tip. de M. Biedma, 1881.
Burriel Andrés Marcos, Informe de la imperial ciudad de Toledo al real y supremo Consejo de Castilla: sobre igualacion de pesos, y medidas en todos los reynos, y señorìos de S. Mag. segun las leyes, Oficina de J. Ibarra, 1758.
Castro Redondo Rubén, “Política y policía metrológica de la Corona de Castilla hasta la introducción del Sistema Métrico”, Investigaciones Históricas Época Moderna y Contemporánea, vol. 38, 2018, p. 77-102. DOI: 10.24197/ihemc.38.2018.77-102
10.24197/ihemc.38.2018.77-102 :Cerceró J., “Sistema métrico-decimal de pesos i medidas. Sencillo plan, que se propone a las autoridades al público, para que todo el mundo quede pronto al corriente del nuevo sistema mandado observar en Chile”, Anales de la Universidad de Chile, vol. 26, 1865, p. 719-733.
Chambon Grégory & Marti Lionel, “L’Homme et la mesure”, Histoire & Mesure, vol. 35, n° 1, 2020, p. 3-14. DOI: 10.4000/histoiremesure.12617
10.4000/histoiremesure.12617 :Ciscar Gabriel, Memoria elemental sobre los nuevos pesos y medidas decimales fundados en la naturaleza. Imprenta Real por Pedro Pereyra, Impresor de Cámara de S.M, 1800.
De Ramón Armando & Larraín J. M., “Una metrología colonial para Santiago de Chile: de la medida castellana al sistema métrico decimal”, Historia, n° 14, 1979, p. 5-69.
Domeyko Ignacio, “Geografía de Chile”, Anales de la Universidad de Chile, 1849.
Etemad Bouda, La possession du monde: poids et mesures de la colonisation, xviiie-xxe siècles, Bruselas, Complexe, 2000.
Galiana Fernando, Así no se mide: antropología de la medición en la España contemporánea, Madrid, Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, Subdirección General de Museos Estatales, 2004.
García José, “La unificación de los pesos y medidas. El sistema métrico decimal”, Técnica e ingeniería en España, 2011, p. 345-379.
Guedj Denis, Le Mètre du monde, París, Média Diffusion, 2014.
Gyllenbok Jan, Encyclopaedia of Historical Metrology, Weights, and Measures: Volume 1, Cham, Birkhäuser, 2018.
Hocquet Jean-Claude, “Les mesures ont aussi une histoire”, Histoire & Mesure, vol. 1, n° 1, 1986, p. 35-49.
10.3406/hism.1986.907 :Kula Witold, Las medidas y los hombres, Madrid, Siglo XXI, 1999.
Lecoq Patrice, “Caravanes de lamas, sel et échanges dans une communauté de Potosí, en Bolivie”, Bulletin de l’Institut français d’études andines, vol. 16, n° 3-4, 1987, p. 1-38.
10.3406/bifea.1987.947 :Madrazo Guillermo, “Comercio interétnico y trueque recíproco equilibrado intraétnico: su vigencia en la puna argentina y áreas próximas, desde la independencia nacional hasta mediados del siglo xx”, Desarrollo Económico, vol. 21, n° 82, 1981, p. 213-230. DOI: 10.2307/3466541
10.2307/3466541 :Martínez Valentina, “Medidas y caminos en la época colonial: expediciones, visitas y viajes al norte de la Nueva España (siglos xvi-xviii)”, Fronteras de la Historia, vol. 17, n° 2, 2012, p. 191-219.
Ministerio de Agricultura, Resúmen general de medidas típicas de la República de Bolivia: sección análisis de precios, mercados y transportes, 1946. Recuperado de https://repositorio.umsa.bo/handle/123456789/7028
Morales Héctor, González Luis, Dibona Gisella, Vilches Juan Carlos & Azócar Rodrigo, “Viajes e intercambios entre las comunidades argentinas y chilenas en la puna atacameña (segunda mitad del siglo xx)”, Revista Chilena de Antropología, n° 37, 2018, p. 249-266.
Muñoz Margarita, “Cajetes, almudes y pesas en la plaza de Tlacolula. Coexistencia de medidas y economías en el mercado”, Ciencias y Humanidades, vol. 11, n° 11, 2020, p. 147-169.
Rostworowski María, Pesos y medidas en el Perú prehispánico, Lima, Imprenta Minerva, 1960.
Sanhueza Tohá Cecilia, “Medir, amojonar, repartir: territorialidades y prácticas demarcatorias en el camino incaico de Atacama (II Región, Chile)”, Chungará, vol. 36, n° 2, 2004, p. 483-494.
“Sistema Métrico-Decimal de pesos i medidas. Sencillo plan, que se propone a las autoridades i al público, para que todo el mundo quede pronto al corriente del nuevo sistema mandado observar en Chile”, Anales de la Universidad de Chile, 1865, p. 719-733.
Vera Héctor, “Medidas de resistencia: grupos y movimientos sociales en contra del sistema métrico”, Metros, leguas y mecates. Historia de los sistemas de medición en México, México, CIESAS, 2011, p. 181-199.
Vera Héctor, “Counting Measures: The Decimal Metric System, Metrological Census, and State Formation in Revolutionary Mexico, 1895-1940”, Histoire & Mesure, vol. 32, n° 1, 2017, p. 121-140. DOI: 10.4000/histoiremesure.5780
10.4000/histoiremesure.5780 :Vera Héctor & Acosta Virginia, Metros, leguas y mecates: historia de los sistemas de medición en México, México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2011.
Auteur
Antropólogo, Universidad de Chile y doctor en Antropología Social por la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) de Francia. Es investigador del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS, Francia), adscrito al Centre de Recherche et de Documentation sur les Amériques (Creda UMR7227, Université Sorbonne Nouvelle). Sus investigaciones se han concentrado en el Gran Chaco y el desierto de Atacama en temas relativos a las memorias de la guerra, las máquinas, la técnica y los accidentes.
Le texte seul est utilisable sous licence Licence OpenEdition Books. Les autres éléments (illustrations, fichiers annexes importés) sont « Tous droits réservés », sauf mention contraire.
La pandémie de Covid-19
Expériences américaines
Capucine Boidin, Claudia Damasceno, Marion Magnan et al. (dir.)
2022
Luttes pour l’eau dans les Amériques
Mésusages, arrangements et changements sociaux
Chloé Nicolas-Artero, Sébastien Velut, Graciela Schneier-Madanes et al. (dir.)
2022
La violencia que no cesa
Huellas y persistencias del conflicto armado en el Perú contemporáneo
Ricardo Bedoya Forno, Dorothée Delacroix, Valérie Robin Azevedo et al. (dir.)
2023
Bourdieu et les Amériques
Une internationale scientifique : genèse, pratiques et programmes de recherche
Afrânio Garcia Jr., Marie-France Garcia Parpet, Franck Poupeau et al. (dir.)
2023