Capítulo 5. Revisión crítica de los enfoques acerca de la sustentabilidad
p. 183-233
Texte intégral
1El objetivo de esta sección es analizar en qué medida el problema de la sustentabilidad global ha sido considerado en todas sus dimensiones integradas tal como el mismo concepto lo supone. Nos preguntamos esto dado que, en particular a partir de la retórica teórica, política e ideológica, existen enormes dificultades para poder plasmar sus enunciados en políticas y estrategias globales que garanticen tal sustentabilidad. Es decir, una confluencia armónica que pondere en conjunto las dimensiones económica, política, social y ambiental de la sustentabilidad del desarrollo.
2En especial, a nadie escapa que entre los problemas más acuciantes se halla el de sostener en cada espacio geográfico la continuidad y un cierto aumento en la creación de los flujos anuales de riqueza, unos que a su vez proporcionen ingresos o derechos de acceso a bienes y servicios. A partir del análisis y evidencia empírica aportados en los capítulos previos, hemos visto que estos se vinculan con las dinámicas concretas de urbanización y cambio tecnológico embebidas en la economía.
3Por otra parte, superar las inequidades hoy existentes en un grado razonable es impensable sin fuertes modificaciones distributivas, institucionales y productivas. De igual modo, si la creación de bienes y servicios decae y, con ello, lo hace el empleo o la capacidad de ocupar a la población.
4El convencimiento de que el problema es solo distributivo (como sostiene Piketty) suele omitir el vínculo básico entre ciertos elementos. En primer lugar, qué tipo de bienes y servicios constituye la riqueza que se crea. En segundo lugar, qué tipo de función de producción (tecnológica y de distribución) suponen los procesos productivos para generarlos. En tercer lugar, en ausencia de una propiedad colectiva de los medios de producción, lo que el sector público puede generar como inversiones, empleo e ingresos (incluyendo subsidios y transferencias) se halla en cierto modo limitado por los acuerdos políticos e institucionales posibles (relación de fuerzas o de poder) pero también por el monto anual de riqueza generado en cada nación y a nivel global. En cuarto lugar, los serios problemas que las experiencias socialistas reales del siglo xx y xxi han hallado para poder cumplir los planes de producción cuando la propiedad de los medios de producción ha sido pública; en última instancia han hallado los mismos problemas que los empresarios productivos para coordinar labores y alinear incentivos con resultados.
5No creo que sea necesario reeditar una controversia y citar los vaivenes de las reformas de mercado en los países socialistas. Sin embargo, al señalar esto último, tampoco pretendo afirmar que las fuerzas del mercado y sus mecanismos, o mercados intervenidos por el Estado, puedan resolver lo planteado si no se comprende a fondo lo que se ha esbozado antes: los procesos de urbanización son capaces de crear flujos anuales de riqueza creciente en sus fases iniciales (actividades embebidas en el pbi), los que al decaer, por la propia lógica del proceso, no permiten sostener el dinamismo económico. Situación, esta, que va creando una sociedad dual que se profundiza tanto más cuanto buena parte de esas corrientes anuales de riqueza, antes generadas, se plasmaron en un acervo de capital poco productivo. Pero dejemos por un momento esto a un lado para centrarnos en la sustentabilidad global.
6Una de las definiciones más usuales del concepto de desarrollo sustentable proviene del Informe Brundtland para las Naciones Unidas (1987). Allí se explica qué significa e implica: satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las necesidades de las generaciones del futuro.
7De acuerdo con el enunciado, el desarrollo sustentable sería una evolución del antiguo concepto de desarrollo. Este contemplaba solo un progreso económico y material, mientras que el primero tendería hacia uno más integrado que plantea un equilibrio con el bienestar social y el aprovechamiento responsable de los recursos naturales. De este modo, conciliaría los tres ejes fundamentales de la sustentabilidad: el económico, el ecológico y el social. Es decir, lograr la alquimia económica, política y social para que sociedad, economía y medioambiente se hallen en equilibrio. En resumen, su objetivo último sería alcanzar cierto nivel de progreso material sin comprometer el medioambiente, los recursos naturales, o la calidad de vida de los seres humanos y demás especies del planeta.
8Siendo así, se hará un repaso de los enfoques sobre el tema para poder observar mejor esa falta del equilibrio buscado (sociedad, economía y medioambiente). Como se verá, predominarán en dichos enfoques tanto el eje del agotamiento de los recursos como el referido al daño medioambiental. No obstante, la cuestión del derecho de las generaciones futuras a tener trabajo e ingresos, un tema por cierto crucial, no tendrá un tratamiento claro pues el enfoque hoy subyacente es algo confuso, plagado de contradicciones y paradojas. Parece asumirse que las nuevas cosas por hacer son infinitas, libradas a la creatividad de cada individuo y a encuentros de oferentes y demandantes en mercados que, a lo sumo, deberán corregir sus imperfecciones o ser intervenidos por el Estado. Mínimamente, se puede decir que es un enfoque obsoleto cuyo andamiaje teórico desconoce las dinámicas reales.
9Sin embargo, una vez concluida esta breve revisión crítica, se esbozará una propuesta tentativa que permita alcanzar una sustentabilidad global a largo plazo a partir de acuerdos mundiales que acepten la realidad del funcionamiento económico actual. Además, se considerarán concretamente las acciones necesarias, los sujetos que las pueden realizar y los medios de pago.
10Al poner el énfasis en este aspecto, sin duda se me interpelará acerca de la cuestión central del sistema financiero internacional y de sus reglas. Es, precisamente, lo que intentaré responder a continuación.
11Aunque se lograran condiciones de financiamiento más blandas, en ausencia de una estrategia global para construir un futuro sustentable, el incremento de dinero para los mercados no haría más que perpetuar formas insostenibles de producción y consumo. Formas que serían incapaces por sí mismas de lograr circuitos de creación de riqueza que tiendan a absorber la fuerza de trabajo desocupada y a cumplir con el requisito de equilibrio entre los tres ejes de la sustentabilidad. Esto puede parecer irrelevante para países como los Estados Unidos, que parecen buscar simplemente el liderazgo intentando retrotraer el mundo a la década del ochenta. Pero en un futuro así, supondría aun para los Estados Unidos serias dificultades para recomponer el funcionamiento de mercados mundiales estables. Algo que no se sabe si forma parte o no de los intereses objetivos de dicho país. Al menos, tal como se percibe en algunos sectores de su población.
12La analogía con el retorno a un ciclo largo de estancamiento con desindustrialización en el sur global –tal como ocurrió en los ochenta– se encuentra explicado por los argumentos centrales sostenidos a lo largo de este libro. La propia desestructuración del equilibrio de poder preexistente dentro del bloque del mundo desarrollado está, según mi parecer, vinculada a una feroz competencia por no perder mercados. No se puede desconocer que detrás de esto se halla la crisis de empleo en dichos países y que también se vincula con los impactos de la competitividad de China en las últimas décadas.
13De este modo, la propuesta también supone la necesidad de reformar el sistema financiero internacional y crear reglas que permitan una asignación de recursos tendiente a lograr la sustentabilidad buscada.
El énfasis en el tamaño de la población mundial
14Desde los primeros trabajos del Club de Roma,1 el enfoque acerca de la sustentabilidad tuvo un sesgo dominado por los siguientes ejes: el agotamiento de los recursos finitos de la tierra, por un lado, y el referido al impacto sobre el medioambiente, por el otro. En ambos casos, el factor causal primario había sido puesto en el tema del crecimiento de la población.
15Poco antes, Paul R. Ehrlich había escrito su libro The Population Bomb [La explosión demográfica] (1968), un verdadero suceso literario en aquel entonces que vendió dos millones de ejemplares en solo dos años y tuvo doce reimpresiones en los años siguientes (Orleans Reed, 2008). El extremismo ecologista de Ehrlich le llevó a aconsejar suspender ayudas alimentarias a países como la India, ya que cientos de millones de familias morirían de hambre a causa de ese tipo de políticas falsamente humanitarias, las que destruirían al planeta haciendo imposible la vida en él a causa de la superpoblación global.
16En una de las publicaciones del Club de Roma (Meadows, Meadows, y Randers, 1992)2 se afirma que:
El crecimiento de la población detiene el crecimiento del capital industrial, en tanto crea una creciente demanda de escuelas, hospitales, recursos y consumos básicos que desvían el producto industrial de la inversión industrial […]. La pobreza perpetuaría así el crecimiento de la población manteniendo a la gente en condiciones donde ellos no tienen educación, cuidado de la salud, ninguna planificación familiar, ninguna elección, ningún camino para salir adelante excepto tener familias numerosas esperando que los niños puedan traer ingresos o ayudar a las actividades laborales de la familia. (pp. 37-39)
17En su análisis, estos autores reconocen el hecho básico resaltado en nuestro trabajo acerca de la importancia de los procesos físicos reales que se ocultan tras indicadores monetarios como el pbi. Reconocen, también, que, entre los factores que explican las razones por las cuales los países ricos se vuelven más ricos, se halla el hecho de que el crecimiento pasado ha construido en esos países un enorme acervo de capital físico, tecnológico y humano.
18Sin embargo, ninguna consideración se hace respecto a la no reproductibilidad de buena parte de lo que se ha contabilizado como inversión y los efectos que ello genera en los países en vías de desarrollo. Es decir, lo que hemos reiterado a lo largo de este libro respecto al stock de viviendas, autopistas, calles y otros bienes de inversión. Estos se parecen más a bienes de consumo durable con un ciclo de vida muy largo que a una inversión reproductiva creadora de por sí de nuevos flujos de riqueza y empleo. Así, el argumento que esgrimen oscurece la cuestión en lugar de aclararla, pues asumen que cada país podría invertir más en industrias sin explicar qué cómo, ni con qué recursos, en un mundo que es global.
19Asimismo, siquiera admiten que la multiplicación de procesos de urbanización en los países en desarrollo (por cierto, recomiendan organismos como el Banco Mundial), constituye en sí misma la creación de mercados esenciales para sostener el crecimiento industrial de los países desarrollados. Para poner un ejemplo muy sencillo, ningún país pobre puede proveer sus hospitales sin importar equipos producidos en los países desarrollados. Para adquirirlos, usualmente recurren a créditos internacionales que se internalizan en el presupuesto público y generalmente constituyen la base de endeudamientos no cancelables. A su vez, este es otro factor que ellos mismos señalan como ingrediente del cóctel que contribuye también a explicar la brecha entre países ricos y pobres. De hecho, ¿cómo podría un país pobre sustituir un tomógrafo computado desarrollado por empresas como General Electric u otras? Empresas que, además, lo han diseñado y producido para un mundo de 3500 millones de habitantes urbanos.
20Por consiguiente, el problema real consiste en saber qué cosas pueden producir estos países en un mundo donde la creación y producción de la alta tecnología, el capital físico y el humano se concentran en el norte rico. Mientras, la producción masiva se concentra tanto en los países desarrollados como en países como China, India, Brasil y en otros que presentan economías de escala y aglomeración, mano de obra abundante, capacitada y barata. De hecho, a nadie escapa que, en estos mismos días, este tipo de preocupación atañe a muchos países desarrollados que deben enfrentar competencia y crear empleos afrontando el riesgo de no hacer sostenibles ni sus economías ni sus sistemas políticos e institucionales. Sin duda, la cuestión de la competencia internacional ha vuelto a intensificar ciertas presiones sobre países como Brasil o China, pero también sobre Francia. Incluso Alemania se halla presionada, por ejemplo, por parte de los Estados Unidos.
21A pesar de lo mencionado anteriormente, el eje del bajo crecimiento de la población también es utilizado como argumento para explicar por qué las naciones ricas pueden asignar más recursos a la inversión industrial, en tanto requerirían menores inversiones en el sector de servicios como educación y salud. Ciertamente, cuando ese libro se escribió (en 1992), China, India y Brasil no se habían convertido aún en los grandes países industriales que son hoy.
22Obviamente, un lector desprevenido puede caer en la trampa de creer en este tipo de argumento lineal. De hecho, mucha gente lo hace, ya que hay un saber hegemónico que indica que las familias pobres suelen ser numerosas y entonces algunos se preguntan para qué estas traen tantos hijos al mundo. Lo que no saben es que países como Bulgaria, Croacia, Ucrania y otros han tenido tasas de crecimiento de la población inferiores a la de Alemania. Además, países como Cuba, Uruguay, Grecia o España tuvieron índices inferiores a los de los Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Estos últimos, a su vez, han presentado tasas de crecimiento de la población cercanas a la media mundial y superiores a las de China o la Argentina.3 Entonces, ¿no será demasiado simple el trillado argumento del alto crecimiento poblacional para explicar razones de pobreza o riqueza? De hecho, solo el 60 % de la población mundial en 2015 se halla constituido por países que, entre 1950 y 2015, han elevado su crecimiento a tasas superiores a la media mundial, ubicada en un orden del 1,6 % a. a. En este grupo de países se hallan India, Indonesia, Brasil y México. Ellos componen, a su vez, cerca del 30 % de la población de este grupo. El restante 40 % de la población mundial –que se concentra en los países con tasas de crecimiento de la población inferiores al 1,6 % a. a.– se halla en países con riquezas tan diversas como los Estados Unidos, Rusia, China, El Salvador, Alemania y otros.
23Para aquellos que necesitan de mayor evidencia empírica, valga señalar que, si se formula un modelo de correlación entre el índice de desarrollo humano actual de cada país (idh) y sus tasas de crecimiento poblacional registradas entre 1950 y 2015, se obtiene un resultado como el indicado en la tabla 7. Es decir, solo en el 16 % de los casos –consideradas 180 naciones– existe una correlación como la señalada por los autores. El resultado es todavía más bajo cuando la variable que se utiliza es el producto por habitante. En este caso, la correlación no existe (tabla 8).
Tabla 7. Correlación entre el índice de desarrollo humano y las tasas de crecimiento de la población (1950 y 2015)
Variable dependiente: IDH_2013 | ||||
Método: mínimos cuadrados | ||||
Fecha: 25/07//15 Hora: 09:57 | ||||
Muestra: 1 180 | ||||
Observaciones incluidas: 180 | ||||
Variables | Coeficiente | Desvío estándar | Variables | Coeficiente |
TASA_ANUAL_1950_2015 | -5.400365 | 0.932391 | TASA_ANUAL_1950_2015 | -5.400365 |
C | 0.791029 | 0.020469 | C | 0.791029 |
R-cuadrado | 0.158578 | Media de la variable dependiente | R-cuadrado | |
R-cuadrado ajustado | 0.153851 | Desviación estándar de la variable dependiente | R-cuadrado ajustado | |
Desvío estándar de la ecuación | 0.140987 | Criterio de información de Akaike | Desvío estándar de la ecuación | |
Suma del cuadrado de residuos | 3.538178 | Criterio de Schwarz | Suma del cuadrado de residuos | |
Probabilidad Log | 98.23210 | Criterio de Hannan-Quinn | Probabilidad Log | |
Estadístico F | 33.54670 | Estadístico Durbin-Watson | Estadístico F | |
Probabilidad de F | 0.000000 | Probabilidad de F | 0.000000 |
Tabla 8. Correlación entre el pbi por habitante y las tasas de crecimiento de la población (1950-2015)
Variable dependiente: PBI_POR_HAB_2013 | ||||
Método: Mínimos cuadrados | ||||
Fecha: 25/07//15 Hora: 09:55 | ||||
Muestra: 1 180 | ||||
Observaciones incluidas: 180 | ||||
Variable | Coeficiente | Desvío estándar | Estadístico T | Probabilidad |
TASA_ANUAL_1950_2015 | 39080.61 | 122423.4 | 0.319225 | 0.7499 |
C | 16177.95 | 2687.627 | 6.019420 | 0.0000 |
R-cuadrado | 0.000572 | Media de la variable dependiente | 16914.22 | |
R-cuadrado ajustado | -0.005043 | Desviación estándar de la variable dependiente | 18465.19 | |
Desvío estándar de la ecuación | 18511.69 | Criterio de información de Akaike | 22.50124 | |
Suma del cuadrado de residuos | 6.10E+10 | Criterio de Schwarz | 22.53672 | |
Probabilidad Log | -2023.112 | Criterio de Hannan-Quinn | 22.51563 | |
Estadístico F | 0.101905 | Estadístico Durbin-Watson | 1.803862 | |
Probabilidad de F | 0.749930 |
24Recordemos que el argumento de la pobreza utilizado por el Club de Roma sostenía que el aumento de la población conduce a una mayor producción de alimentos y, a su vez, a un mayor número de gente hambrienta. Hoy en día, el argumento continúa siendo –como en los años de Paul R. Ehrlich– el fruto de un reduccionismo inaceptable. En todo caso, puede estar referido a la realidad de África o a la de otro caso extremo, pero bajo ningún punto de vista sería condición suficiente y ni siquiera necesaria. Esto no significa negar que, en general, las familias pobres suelan tener más hijos. Tampoco que, en el mundo actual, las condiciones para sostener a una familia numerosa no prometen un estándar de vida igual o superior a los que optan por sostener núcleos familiares reducidos. Las condiciones de hambre pueden darse incluso con estrictos controles de natalidad. En pocas palabras, el argumento neomalthusiano es muy pobre para aportar algo a la sustentabilidad, a la creación o no de riqueza y para resolver las crisis actuales y futuras.
25Desde un punto de vista de disponibilidad material de alimentos, los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (fao) indican que entre 1961 y 2010, el índice de producción de alimentos ha crecido en más de tres veces, frente a una población que creció cerca de 2,3 veces en ese lapso. Sin embargo, también es cierto que el número de personas desnutridas alcanzó en 2009 la cifra de 963 millones (más del 14 % de la población mundial). De los 963 millones de personas que sufren hambre en el mundo, 907 se encuentran en países pobres o en desarrollo. Es decir, un 58 % en Asia y el Pacífico, un 24 % en el África subsahariana, un 6 % en América Latina y el Caribe y un 4 % en el Cercano Oriente y el norte de África. Esta alarmante situación nos ha alejado del logro de las metas del milenio: la reducción de la pobreza y del hambre.
26En un análisis reciente sobre el problema del hambre en el mundo (Bisang y Campi, 2010), se ha establecido que los principales problemas no devienen de una insuficiente producción de alimentos. Por el contrario, sí de la ausencia de políticas y marcos institucionales que corrijan desigualdades entre regiones, países y grupos sociales. Nuevamente, aquí el problema es otro: el desafío de crear oportunidades de trabajo y riqueza de un modo sostenible en todos sus ejes, el social, el ambiental, el económico y el político.
27Los autores, como es sabido, también enfatizan el hecho de que el estilo de vida actual, extrapolado a un mayor número de personas, romperá los límites que imponen la naturaleza finita de los recursos naturales, la contaminación atmosférica, entre otros. Al respecto, los primeros trabajos del Club de Roma tuvieron una contestación fuerte, precisamente en términos de estilo de vida y de desarrollo, a partir de distintos trabajos realizados desde América Latina. Tal es el caso, por ejemplo, del Modelo Mundial Latinoamericano que desarrolló la Fundación Bariloche en los setenta (Herrera, 1976) y de los trabajos de Silva Michelena (1972) y Varsavsky (1968).
28Por eso, a pesar del inaceptable sesgo neomalthusiano respecto a la causa de la pobreza y a la subyacente debilidad de la argumentación en las teorías del crecimiento económico, las preguntas que plantean los citados autores son, en cierta medida, válidas. Ellos afirman que durante mucho tiempo se ha considerado al crecimiento económico y poblacional como algo bueno, pero añaden que esta calificación, frente a los límites ecológicos y la finitud de los recursos, ha conducido a mucha gente a ver al consumo material como algo intrínsecamente malo.
29Para escapar de esta falsa dicotomía formulan, a mi entender, algunas preguntas correctas. Entre ellas: crecimiento de qué, para quién, por cuánto tiempo, a qué costo, pagado por quién.
30Así, la cuestión converge hacia una sola pregunta: ¿cómo transitar hacia una sociedad más suficiente y equitativa o, en otros términos, más sustentable? Pero la pobreza argumentativa vuelve a manifestarse cuando para resolver esta cuestión proponen mirar «más que al crecimiento, nuevamente a sus límites» (Meadows y otros, 1992, pp. 40-41). Si bien tales límites no pueden ser ignorados, menos pueden serlo otros elementos. Justamente, una de nuestras mayores debilidades consiste en hallar mecanismos de crecimiento que permitan lograr una convergencia basada en una pauta distinta de inversiones y consumo, es decir, que garantice empleo o trabajo productivo adecuado para erradicar la pobreza extrema y la marginalidad urbana. ¿Cómo considerar más importante el derecho de las generaciones futuras a un ambiente limpio y a una continuidad de suministros de recursos naturales que el derecho de estas mismas generaciones a tener trabajo?
31En síntesis, aunque menos desesperante que en los primeros trabajos del Club de Roma, este tipo de enfoque alberga un mensaje implícito que se irá repitiendo en otros, sostenidos por un ingenuo o malintencionado ecologismo. Este es: «la raza humana es una especie invasiva y dañina», o bien, «la tierra estaría mejor sin nosotros».4
32Por supuesto, ello matizado con un implícito y rotundo corte ideológico entre los que supuestamente sobran y los que deben continuar existiendo. Por eso, no es de extrañar que algunas ideologías de supremacía racial (como son llamadas en Estados Unidos) continúen no solo vigentes sino cobrando fuerza de múltiples formas. Además, están los nuevos muros construidos desde las naciones líderes y desarrolladas bajo la excusa de defenderse de alguna clase de barbarie. En España, suelen llamarlos los muros de la vergüenza y ciertamente lo son, pues reproducen una actitud que rememora algunos rasgos comunes a los que presentaron regímenes totalitarios como el nazismo y el comunismo respecto a la cuestión racial.
33Los debates en torno a la inmigración, tanto en Estados Unidos como en Europa, y el crecimiento de la xenofobia evidencian la emergencia de ciertas ideologías que se oponen a la multiculturalidad y que a su vez han provocado un quiebre en el propio concepto de qué cosa es la democracia occidental.
34La supuesta supremacía moral de Occidente corre el riesgo de verse reducida a una peligrosa falsa identidad entre democracia y mercado. Menoscabada, además, por la emergencia delictiva donde la miseria urbana y las adicciones de amplios sectores de clases medias y ricas han creado formidables masas de recursos financieros. Estos conforman otra de las vertientes de exceso de ahorro sobre inversión junto a la corrupción de instituciones tanto en los países ricos como en los pobres.
El énfasis en las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento global
35La historia de las teorías acerca del impacto de la actividad humana sobre el clima es fascinante y de ningún modo nueva. Hacia el fin de los Años Dorados, predominaba la idea de que el uso de aerosoles produciría un enfriamiento global (Peterson, Connolley y Fleck, 2008).
36Al mismo tiempo, en los primeros informes del Club de Roma se señalaba también que la emisión de dióxido de carbono (co2) se asociaba a la contaminación termal global. Esta era considerada apenas la amenaza ambiental más inmediata pero podría ser la más inexorable si fuésemos lo suficientemente afortunados para evadir el resto (por ejemplo, agotamiento de alimentos y otros recursos a causa de la superpoblación).
37De hecho, algunos autores (Meadows y otros, 1992) mencionan el paradigma del acuerdo mundial sobre la reducción del uso de aerosoles (con el objetivo de evitar la disminución de la capa de ozono) como un caso paradigmático del éxito de una política adecuada que requiere acuerdos mundiales entre líderes industriales, consumidores y políticos y que puede ser implementada por el mercado.
38Como es sabido, no obstante, los acuerdos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero no han mostrado un éxito considerable. Tales acuerdos obligarían a los países más emisores, como los Estados Unidos, a modificar tanto sus plantas de producción de energía como a reducir el consumo específico. De esta forma, se verían afectadas industrias como la automotriz, la del carbón y la del petróleo, entre otras, alterando su productividad y competitividad. De hecho, no ha sido sino desde fines de 2014 a agosto de 2015 que Estados Unidos y China han aceptado ser proactivos al respecto, en un horizonte que se extiende a 2025-2030. ¿De qué manera? Fijando ambiciosas metas de reducción de emisiones respecto a las registradas en 2005. Antes de examinar esto último, nos parece conveniente hacer un poco de historia.
39Los debates sobre calentamiento global no cobraron fuerza suficiente sino hasta 1986. El primer documento sistemático fue –como ya hemos dicho– el llamado Informe Brundtland (Naciones Unidas, 1987), mientras que la primera iniciativa global se reconoce en la Cumbre Mundial de Río de Janeiro en el año 19925. Entre ambos acontecimientos, fue creado en 1988 el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, conocido también como Panel Intergubernamental del Cambio Climático6. El objetivo de dicho panel ha sido y continúa siendo asesorar a los gobiernos sobre los problemas climáticos y recopilar las investigaciones científicas conocidas en unos informes periódicos de evaluación.
40El primer informe de evaluación del ipcc se publicó en 1990 y supuestamente confirmó los elementos científicos que suscitaban preocupación acerca del cambio climático. A raíz de ello, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió preparar la Convención Marco sobre el Cambio Climático. Posteriormente, el ipcc produjo otros cuatro informes de evaluación: en 1995, 2001, 2007 y 20147.
41En el tercer informe de evaluación (2001) se expresaba una mayor comprensión de las causas y consecuencias del calentamiento mundial. Asimismo, se predecía que, hacia finales del siglo xxi, se produciría un calentamiento global de entre 1,4 y 5,8 °C. Este influiría en las pautas meteorológicas, los recursos hídricos, el ciclo de las estaciones, los ecosistemas y provocaría episodios climáticos extremos.
42En el último informe, se tienen algunas aseveraciones que vale la pena examinar. Respecto a los cambios climáticos observados se afirma que:
La influencia humana sobre el sistema climático es clara y que las emisiones de gases de efecto invernadero de origen antropogénico son las más altas en la historia. Los recientes cambios en el clima han desparramado sus impactos sobre los sistemas humanos y naturales. (2014, p. 2)
43Seguidamente, presentan evidencia empírica al respecto. Se agrega que, entre 1850 y 2014, la temperatura media en la superficie terrestre y marina se habría modificado en cerca de 0,94 °C.8
44Ahora bien, cuando se infieren de manera aproximada las variaciones ocurridas se tienen magnitudes oscilantes como las que se presentan en la tabla 9.
Tabla 9. Anomalías en la temperatura media de la superficie del mar y de la tierra (1850-2014)
Período | Extremos variación temperatura media en tierra y mar | Resultado | Variación en grados centígrados | Duración en años |
1850-1878 | de -0.7 a-0,22 | Calentamiento | 0,5 | 28 |
1878 a 1915 | de -0,22 a -0,8 | Enfriamiento | -0,58 | 37 |
1915 a 1945 | de -0,8 a -0,18 | Calentamiento | 0,62 | 30 |
1945 a 1980 | de -0,18 a -0,6 | Enfriamiento | -0,42 | 35 |
1980 a 2014 | de -0,6 a 0,22 | Calentamiento | 0,82 | 34 |
1850-2014 | de -0,7 a 0,22 | Calentamiento | 0,94 | 162 |
45Así, entre 1850 y 1878, la tierra se habría calentado en 0,5 grados, pero se habría enfriado otro tanto entre 1878 y 1915. De 1915 a 1945, se habría calentado cerca de 0,6 grados, pero se habría enfriado en el período 1945-1980. Mientras, de 1980 a 2014, vuelve a calentarse unos 0,8 grados. Este calentamiento global iría de la mano de un enorme crecimiento registrado en las emisiones de gases de efecto invernadero. Para ello, el ipcc presenta en las figuras 1c y 1d del Resumen para Decisores Políticos (Summary for Policy Makers o spm), datos que son visualmente contundentes (ipcc, 2014, p. 3).
46Sin embargo, se reconoce que las cifras de emisiones presentadas para 1850-1970 son limitadas. De modo curioso, mientras que el ipcc presenta el mayor incremento de la temperatura media desde 1980 a 2014, entre 1996 y 2014 –período de mayor actividad económica y uso del carbón a causa del fenómeno China como fábrica del mundo–, se habría producido una gran pausa (wuwt), algo que en apariencia es controversial.9
47La medición de la temperatura, la información proveniente de distintos satélites y estaciones meteorológicas, sus modos de medición y procesamiento, junto a las visiones respecto al nexo entre la actividad humana y el cambio climático, constituyen un caso emblemático de entrecruzamiento de intereses económicos y políticos. Y, además, de incertidumbre de los resultados científicos y de su difusión masiva, mezcla de datos registrados, inferidos y modelados. El mensaje emergente es claro y se refiere a la necesidad de modificar las formas de producir energía y de aceptar o no el crecimiento global convergente. En tal sentido, presenta una absoluta continuidad con el trabajo citado del Club de Roma.
48En otra de sus aseveraciones fuertes, el ipcc sostiene: las emisiones de gases de efecto invernadero de origen antropogénico han crecido desde la era preindustrial arrastradas por un gran crecimiento poblacional y económico y son actualmente mayores que nunca (2014, p. 4). Relaciona, de este modo, la acumulación de dichos gases y otras actividades humanas, señalándolas como la causa dominante del calentamiento global observado desde mediados del siglo xx.
49Mientras que la primera parte de la afirmación anterior es innegable, la cuestión de la causa dominante sobre el cambio climático se ubicaría en un largo debate científico difícil de concluir. En el documento de la Agencia Nacional de Protección del Medioambiente de los Estados Unidos (epa, 2015) se señalan diversas causas del cambio de la temperatura media de la superficie de la tierra y de los mares. Allí se afirma, al igual que en los documentos del ipcc, que los cambios registrados en el siglo xx, en particular en su segunda mitad, no pueden ser explicados solo por causas naturales como cambios en la órbita terrestre, erupción de volcanes, la cantidad de energía solar que llega a la tierra, su refracción u otros.
50Sin embargo, en junio de 2011, una organización científica estadounidense10 realizó una reunión cuyo principal objetivo fue discutir si el calentamiento global era realmente una crisis. Este grupo de científicos había publicado una dura respuesta al cuarto informe del ipcc (2007), el cual llevaba un título desafiante, La naturaleza, no la actividad humana regula el clima (Singer, 2008). El propósito era, por una parte, rebatir la debilidad científica de los argumentos del ipcc pero, por otra, oponerse a que se introdujera el denominado impuesto al carbono.
51De este modo, el presidente de esa institución sostuvo que se ha ganado el debate frente a la opinión pública y el debate político, pero el debate científico es fuente de una gran frustración (Herath, 2011). En ese informe, de modo contrario al de la epa, las causas naturales de la variación de la temperatura serían las dominantes.
52Por otra parte, el ipcc, al referirse a los posibles senderos de mitigación, dependientes de las tecnologías a utilizar y desarrollar, supone factible limitar el calentamiento global por debajo de 2 °C en relación a los niveles de temperatura existentes en la era preindustrial. Ciertamente, los registros de temperatura media de la tierra preexistentes a la era industrial no son un dato observado sistemáticamente, fácil de inferir con certeza o de ser establecido de un modo no arbitrario. En consecuencia, esto puede restar mucho al pretendido rigor científico en este tipo de aseveraciones.
53También, un prestigioso estudioso del tema, con publicaciones previas a este debate iniciado en los noventa, había afirmado la existencia de períodos extensos más cálidos aún que el registrado en 1980. El último habría finalizado aproximadamente hace poco menos de 800 años. Del mismo modo, este autor consideró a los períodos más cálidos como más beneficiosos para la humanidad que los más fríos (Lamb, 1982)11.
54Otros autores han señalado causas distintas a las emisiones de co2 para explicar la mayor temperatura de la tierra, tales como la presencia del asfalto, el cemento y otros materiales que existen en las ciudades, el uso de aire acondicionado y otros. La crítica se refiere básicamente a la dificultad para separar otros factores del crecimiento económico y de la urbanización, los que se correlacionan con los datos espaciales de registros de temperatura utilizados por el ipcc (ver, por ejemplo, McKitrick y Nierenberg, 2010).
55La cuestión central, no obstante, es que el crecimiento de la población y el económico vuelve a aparecer en los informes del ipcc –tal como en los primeros trabajos del Club de Roma– como núcleo duro del problema y con un sesgo que tiene implicancias económicas y tecnológicas fuertes para las relaciones comerciales y financieras norte-sur, tanto más para las grandes economías como la de los Estados Unidos y China.
56Se puede decir que el paradigma productivo emergente tras la introducción de este nuevo problema mundial estuvo abocado, desde un comienzo, básicamente al desarrollo de nuevas fuentes renovables de energía, nuevo equipamiento industrial y de artefactos de consumo más eficientes, en síntesis, al terreno de la innovación tecnológica liderado por los países europeos en general (Alemania en particular).
57En el ínterin, se produjo un traslado de la producción industrial masiva a los países en vías de desarrollo con mayores mercados de mano de obra capacitada y de bajo costo. Así, como se ha visto en el capítulo 3, el grueso del incremento de la producción industrial se trasladó a otros países en desarrollo. Uno de estos países fue China. Allí, el uso del carbón le permitió convertirse en el mayor emisor mundial actual, pero jamás en el principal responsable de los gases acumulados desde la era industrial (hecho que el discurso corriente suele ocultar y deformar).
58Así, el tema del calentamiento global y los intentos de acuerdos de reducción obligatoria de emisiones de gases de efecto invernadero (gei) supuso, en un principio, mecanismos para que fuesen los países en desarrollo los que realizaran los mayores esfuerzos de equipamiento con fuentes renovables. En consecuencia, los grandes emisores, como los Estados Unidos, debían modificar radicalmente tanto su capacidad instalada pasada como la futura, afectando su competitividad.
59Como las fuentes renovables eran y son aún hoy más costosas, se creó un mecanismo de acceso al financiamiento para que los países en desarrollo pudieran equiparse con dichas fuentes. En general, estos fondos se consolidaron en el gef (Global Environment Facility). El mecanismo supuso un mercado de intercambio de bonos donde aquellos países que habían adherido a metas de reducción de emisiones podían concretarlas adquiriendo bonos de otros países que habían instalado fuentes renovables. Era una forma para que los países más desarrollados comprometidos en la reducción de gei no se vieran tan obligados a hacerlo si lograban que otros países en desarrollo lo hicieran. En la práctica, ello se convirtió en un mecanismo de venta y de financiamiento de nuevas tecnologías producidas en los países más desarrollados, creando un mercado en los menos desarrollados. Para comprender mejor la lógica de este tema es necesario remontarse al conocido Protocolo de Kyoto12.
60Como se suele decir, dicho protocolo fue consecuencia de la progresiva instrumentalización de la Cumbre de Río de Janeiro. Fue inicialmente adoptado en diciembre de 1997 pero no entró en funcionamiento sino hasta febrero de 2005. A fines de 2009, eran 187 los países que lo ratificaron. Estados Unidos no fue uno de ellos. Sin embargo, para que entrara en vigencia, era necesario que los países desarrollados –causantes del grueso de las emisiones y responsables históricamente de la acumulación de ellos– adoptaran metas de reducción obligatorias.
61La Unión Europea fue un agente especialmente activo en la concreción del protocolo, pues en ese entonces lideraba el desarrollo tecnológico de las energías renovables y del equipamiento limpio y eficiente. Siendo así, se comprometió a reducir sus emisiones totales medias durante el período 2008-2012 en un 8 % respecto de las de 1990. No obstante, se observaron diversas variables económicas y medioambientales para determinar los márgenes de cada país, según el principio de reparto de la carga13. El mayor peso recayó en Alemania.
62En el caso de América del Norte, Estados Unidos fue vacilante hasta finalmente retirarse del acuerdo. Canadá actuó igual. Países como Rusia solo lo aceptaron con la condición de que la Unión Europea se hiciera cargo de la reconversión del equipamiento.
63En la decimoctava Conferencia de las Partes (cop 18) sobre cambio climático, se ratificó el segundo periodo de vigencia del Protocolo de Kioto (2013-2020). En este, se establecieron metas concretas para el 2020. Pero este proceso mostró muy escaso compromiso por parte de muchos países industrializados. Por ejemplo, Estados Unidos, Rusia y Canadá decidieron no respaldar la prórroga.
64Para los países en vías de desarrollo, implicó una oportunidad de acceso al financiamiento pero, a su vez, un gran peso por los costos a afrontar. Esas tecnologías suponen que los usuarios de energía paguen mayores tarifas, que los industriales deban renovar equipos y los consumidores sus artefactos de uso. En el caso de la energía, si se desea evitar que los usuarios paguen mayores costos, los gobiernos deberían asumirlos, abultando el peso de sus deudas públicas o bien reduciendo otros gastos corrientes y de inversión. En todo caso, dada la transnacionalización de las economías en desarrollo, en estos países se introdujeron nuevas presiones.
65Asimismo, las nuevas cosas por hacer se fueron convirtiendo en cosas que la gente, mayoritariamente, no estaba en condiciones de hacer, restando así recursos para las que sí podían incorporarlas para mejora de sus niveles de vida. En pocas palabras, el mundo en desarrollo, necesitado de la ayuda financiera internacional para acelerar sus progresos –o para al menos conseguir radicar inversiones en algunos sectores para crear empleos privados– quedó cautivo de un juego de adhesiones propiciado por el discurso sesgado de países deseosos de ampliar su propia industria.
66A fines de 2014, y al margen del Protocolo de Kyoto, los Estados Unidos y China comenzaron a tratar el tema de un modo bilateral. Se trataba de que el primero fijara importantes metas de reducción de emisiones para 2025 y el segundo, para 2030. Esta drástica modificación se enmarca obviamente en la nueva fase de la geopolítica mundial, a partir del liderazgo que tiende a retomar Estados Unidos tras la crisis de 2009 y el traslado de dicha crisis a Europa mediante el impacto causado en el sistema financiero. Estados Unidos buscará limitar a China o, mejor dicho, reencaminar el pacto entre ambos iniciado tras el 2001 con el ingreso a la omc.14 A su vez, forma parte para ambos países de la meta de no perder el liderazgo en la creación y producción de nuevos productos que permitan continuar con el crecimiento económico.
67Con esta nueva política ahora consolidada, el espacio de autonomía para generar empleos en los restantes países no desarrollados posiblemente quedará reducido, a menos que se logre permear la agenda mundial con las nuevas necesidades del mundo en desarrollo.
68La cuestión de la sustentabilidad global con eje en el cambio climático se agrava en tanto los costos de mitigación crecen ante la menor disponibilidad de alternativas tecnológicas (ipcc, 2014, p. 25). El informe del Panel Intergubernamental culmina sosteniendo que el cambio climático constituye una amenaza para alcanzar el desarrollo sustentable. A pesar de ello, existen muchas oportunidades para afrontar esta amenaza con acciones de mitigación y adaptación y perseguir otros objetivos sociales a través de respuestas integradas. Esta aseveración tendría un alto grado de confiabilidad debido a los consensos logrados dentro del ipcc. La implementación exitosa recaería sobre la utilización de instrumentos de política relevantes, buena gobernanza y capacidades adecuadas de respuesta. Sobre estas últimas cuestiones (instrumentos-gobernanza-capacidad de respuesta), la confiabilidad del panel es intermedia.
69Así, el cambio climático exacerbaría también otras amenazas a los sistemas sociales y naturales, imponiendo nuevas cargas especialmente a los pobres debido a que son los que padecen y padecerán las mayores consecuencias frente a cualquier desastre natural. Esto último comprende inundaciones, avalanchas y deslizamientos, derrumbe de casas precarias, condiciones complejas frente a lluvias intensas. Y es que la infraestructura y los medios que tienen los más pobres para mejorar su hábitat son inadecuados.
70Sobre esta base, alinear las acciones de mitigación y adaptación requeriría particular atención, mientras que dilatar la mitigación a nivel global reduciría las alternativas de adaptación en el futuro. Se sostiene que las oportunidades para hallar sinergias entre mitigación y adaptación pueden ser menores en el futuro, en particular si los límites de la adaptación se traspasaran. Siendo así, los esfuerzos para lograr metas de mitigación y adaptación implicarían un desarrollo complejo de interacciones que supondría establecer nexos entre la salud humana, el uso del agua, de la energía, de la tierra y de la propia biodiversidad. Sobre esta aseveración habría poca evidencia aunque existe un gran acuerdo entre los expertos. Entre las recomendaciones efectuadas a los decisores políticos, existe la de encaminar las estrategias y acciones prioritarias para moverse hacia senderos de resiliencia, es decir, hacia el desarrollo sustentable. Ello ayudaría a mejorar la obtención de medios de vida apropiados (ingresos por trabajo), el bienestar económico y social, y el manejo de modo adecuado del medioambiente.
71Asimismo, sostiene el documento del ipcc que en algunos casos la diversificación económica podría ser un importante elemento para tales estrategias. La efectividad para lograr respuestas integradas puede ser alcanzada mediante el uso de instrumentos, estructuras de gobierno, institucionales y capacidad humana adecuados. Además, las respuestas integradas serían especialmente relevantes en los campos de la planificación energética y su implementación. También las interacciones entre agua, alimentos, energía y secuestro de carbono bajo medios biológicos (reforestación, por ejemplo). De la misma manera, serían relevantes la planificación urbana y las actividades que proveen sustanciales oportunidades para fortalecer la resiliencia, reducir emisiones de gases de efecto invernadero y brindar un desarrollo más sustentable. Sobre este conjunto de aseveraciones, el ipcc señala que la confiabilidad es intermedia. En síntesis, el quinto informe del ipcc incluye en sus recomendaciones una gama mucho más amplia de acciones aunque la severidad de sus afirmaciones mantiene el sesgo del énfasis en el tema del calentamiento global y la imperiosa necesidad de reducir emisiones.
72En tal sentido, guarda estrecha relación con el ya citado trabajo de 1992 del Club de Roma. En especial por su énfasis en los límites ambientales al crecimiento, pero también porque es un tanto más diverso en el enfoque sobre lo que significa el desarrollo sustentable. Sin embargo, el énfasis en la necesidad de crear ingresos a partir del trabajo no aparece sino como un producto colateral deseable que se produciría a partir de otros vectores. El primero de ellos, la forma de generar energía y reducir emisiones. El segundo, las obras de adaptación al cambio climático (ipcc, 2014, p. 31).
73El discurso mediático y político ha adoptado este mensaje, aunque algunos científicos dudan con algún grado de razonabilidad acerca de que el cambio climático tenga tanta relación con la actividad humana y las emisiones. A pesar de ello, lo cierto es que una buena parte de la comunidad científica global, compuesta por científicos de distintos campos disciplinares, también ha terminado por adherir al mismo discurso con un alto grado de convicción.
74Como consecuencia, una propuesta interesante que integre los distintos temas tratados en este trabajo deberá centrarse en cómo generar los flujos de riqueza y su distribución para asegurar el derecho de las generaciones futuras a tener empleos y trabajo remunerado. Esto implica, por una parte, poder resolver la cuestión de quién pagará por ello. Por otra, cómo lograr que esta estrategia global no se transforme solo en una nueva fase de creación de mercados para productos concebidos y desarrollados por las grandes economías del norte y por grandes países como China. Esta sería, entonces, una propuesta global desde la realidad de muchas economías diversas, las que abarcan el grueso de las naciones con ingresos por habitante entre intermedios y bajos.
75Para cerrar este punto, vale resumir las propuestas de focalización de problemas que indica el último reporte del ipcc. Dichos focos y lineamientos de política son varios. En primer lugar, está el desarrollo humano. En este punto, se engloba la necesidad de mejorar el acceso a la educación, nutrición, salud, energía, viviendas, barrios seguros y estructuras de soporte social así como la reducción de inequidades de género y marginación en otras formas. Los siguientes puntos están en estrecha relación con este primero.
76En segundo lugar, aparece el alivio de la pobreza. En este caso, se apunta al mejoramiento y control de recursos locales, la tenencia de la tierra, la reducción del riesgo por desastres naturales u otros. Además, el acrecentamiento de redes de protección y seguridad social y esquemas de seguro.
77En tercer lugar, la seguridad en los medios para ganarse la vida, es decir, la diversificación de ingresos y activos para lograr el sustento propio. Asimismo, el mejoramiento de la infraestructura, el acceso a tecnologías, a formas de decisión participativas y el empoderamiento en términos de toma de decisiones. Sin olvidar, tampoco, la modificación de cultivos, los acervos de ganadería y prácticas de acuicultura. Finalmente, el apoyo en redes sociales.
78En cuarto lugar, los lineamientos se centran en el manejo de riesgos de desastres, en otros términos, en la implementación de sistemas de detección temprana así como en el mapeo de vulnerabilidad y peligros. También, la diversificación de abastecimiento de agua, el mejoramiento de sistemas de drenaje, la protección frente a ciclones e inundaciones, la construcción de códigos y prácticas y el manejo de daños provocados por tormentas y arrastre de desechos. Por último, mejoras de medios de transporte e infraestructura.
79En quinto lugar, el manejo de ecosistemas. Este ítem se enfoca en el mantenimiento de espacios urbanos y áreas verdes, la forestación de áreas costeras y el manejo de reservorios de lagos y otros acuíferos. También, en la reducción de otros factores estresantes sobre ecosistemas y fragmentación de hábitat, el mantenimiento de la diversidad genética, la manipulación de regímenes disturbantes y el manejo comunitario de recursos naturales.
80En sexto lugar, el planeamiento del uso del espacio terrestre. En otras palabras, la provisión de infraestructura, servicios y viviendas adecuadas como también el desarrollo adecuado para áreas inundables y otras de alto riesgo; la planificación urbana y actualización de programas, el ordenamiento legal territorial, el comodatos y las áreas protegidas.
81En séptimo lugar, el informe del ipcc indica como problema el enfoque físico/estructural. Este no es sencillo y cuenta con varias propuestas a tratar. Entre ellas, las opciones medioambientales ingenieriles-construidas. Estas comprenden los muros de protección costera, los niveles de ríos, el almacenamiento de agua y los drenajes mejorados. También, los escudos protectores para ciclones e inundaciones, los códigos y prácticas constructivas, el manejo de residuos tras tormentas, las mejoras de infraestructura de transporte y caminos, las casas flotantes y los ajustes en generación y distribución eléctrica. Otras, son las opciones tecnológicas. Entre ellas, están las nuevas variedades de cultivos y animales, el conocimiento de pueblos originarios y sus métodos tradicionales y el riego eficiente. Asimismo, las tecnologías ahorradoras de agua, la desalinización, las prácticas culturales conservativas y las instalaciones para la preservación y almacenamiento de alimentos. También, el mapeo y monitoreo de riesgos y vulnerabilidades, así como el sistema de alerta temprana, el aislamiento térmico en construcciones, el enfriamiento pasivo y mecánico, el desarrollo tecnológico, la transferencia y difusión. Entre las opciones basadas en ecosistemas se encuentran: la restauración ecológica, la conservación de suelos, la forestación y reforestación y la conservación y replanteo de manglares; la infraestructura verde (sombrillas y terrazas árboles), el control de la sobrepesca, el manejo de pesquerías, la migración y dispersión de especies asistida y los corredores ecológicos. Además, los bancos genéticos y otras formas de conservación ex situ y las formas de manejo de los recursos naturales basados en comunidades o en la comunidad. Finalmente, aquellas que enfocan en los servicios, como las redes de protección y seguridad social, el banco de alimentos y distribución de excedentes alimenticios y servicios municipales (que incluyen los de saneamiento y provisión de agua) así como los programas de vacunación, los servicios esenciales de salud pública y los servicios médicos de emergencia.
82En octavo lugar, el informe de ipcc presenta propuestas de carácter institucional. Entre ellas, las opciones económicas, que engloban los incentivos financieros, los seguros, los bonos para catástrofes y el pago por servicios medioambientales. Estas también apuntan a valorizar en precios/tarifas el agua con el fin de ayudar a lograr un uso adecuado y el acceso universal, así como al microfinanciamiento, los fondos para contingencia de desastres, las transferencias en efectivo y las asociaciones público-privadas. Este inciso también incluye las leyes y regulaciones. Entre ellas, las leyes zonales de tierra, los estándares y prácticas en la construcción, los comodatos, las regulaciones y acuerdos sobre el agua y las leyes de soporte para la disminución del riesgo de desastres. Asimismo, las leyes para inducir compra de seguros, la definición de derechos de propiedad y seguridad en tenencia de la tierra, las áreas protegidas, las cuotas de pesca y las bolsas de patentes y de transferencia de tecnología. Para finalizar, entre estos problemas de carácter institucional, se encuentran las políticas nacionales y gobernanza, es decir, la adaptación de los planes nacionales y regionales incluyendo una perspectiva de género, los planes subnacionales y locales, la diversificación económica y los programas de actualización y mejora de vida urbana. También, los programas municipales de manejo del agua, el planeamiento frente a posibles desastres naturales, el manejo integrado de recursos hídricos, el manejo integral de zonas costeras, el manejo basado en ecosistemas y la adaptación a esquemas comunitarios.
83En noveno lugar, el informe de ipcc apunta a la temática social. Esta se define en tres líneas. Por un lado, la necesidad de incrementar la conciencia en lo que respecta a la integración y a la igualdad de género en educación y los servicios de extensión, así como la importancia de compartir los conocimientos de pueblos originarios, tradicionales y locales. Se incluye, también, la investigación-acción participativa, el aprendizaje social y las plataformas para compartir conocimientos y aprendizajes. Por otro lado, están las opciones de información, es decir, la confección de mapas de peligros y vulnerabilidades, los sistemas de alerta y respuesta temprana, el monitoreo sistemático, los sensores remotos y los servicios climáticos. También, la utilización de sistemas de observación del clima provenientes de pueblos y comunidades indígenas, los escenarios de desarrollo participativos y evaluaciones integrales. Por último, las opciones de conducta. Entre ellas, la preparación de hogares y evacuación, la migración, la conservación del suelo y del agua y la limpieza de alcantarillas y drenajes así como la diversificación de los modos de ganarse la vida, los cambios en las prácticas culturales para la agricultura, ganadería y acuicultura y el reposo en redes sociales.
84El último y décimo punto a tener en cuenta es el de las esferas de cambio. Este también incluye tres líneas. Por un lado, las prácticas, es decir, las innovaciones técnicas y sociales, los giros de comportamientos inadecuados o cambios en los aspectos institucionales y de manejo que produzcan sustanciales modificaciones en los resultados. Por otro lado, las decisiones y acciones políticas, sociales, culturales y ecológicas que sean consistentes con la reducción del riesgo y que soporten adaptación, mitigación y desarrollo sustentable. Por último, las personales. Estas incluyen la asunción individual y colectiva respecto a creencias, valores y visiones del mundo que influyen sobre las respuestas al cambio climático.
85Nótese que este conjunto integrado de propuestas –aún bastante genéricas– extraídas del reporte del ipcc (2014, p. 24) constituyen en sí mismas una amplia agenda, en los términos utilizados en nuestro trabajo, de nuevas cosas para hacer. Muchas de ellas compatibles tal vez, según cuál sea el abordaje tecnológico, con las cosas que la gente desocupada sabe y puede hacer.
86Sin embargo, sin establecer prioridades y definir formas de financiarlas y asumir quién paga por ellas, este informe añade, sobre todo, nuevas actividades para realizar y no se propone suscitar cambios en los estilos de producción y consumo. Al estar vinculado de modo integrado solo al tema central del cambio climático, no permite un abordaje más completo del problema.
87Otro punto a resaltar es que muchas de las acciones y políticas dependerían de la disponibilidad del dinero público, pues no son bienes privados escogidos en el mercado. La producción tecnológica concentrada en los países desarrollados y el permanente clamor de los empresarios para incrementar la competitividad a través de un menor pago de impuestos no aparecen como un problema explícito. De esta forma, aunque integrado y razonable, el discurso y la propuesta aún requieren ser completados. A tal fin, examinaremos en el siguiente apartado algunos enfoques distintos sobre el tema de la conservación global de recursos y sus vínculos con el tema de la creación de empleos, antes de desarrollar la propuesta de reurbanización sustentable.
El desarrollo sustentable desde la perspectiva conservacionista
88Hacia fines de los años setenta, algunas líneas de trabajo sobre desarrollo alternativo fueron emergiendo en distintas partes del mundo. No ya como continuidad automática o respuesta contestataria a trabajos del Club de Roma sino, por el contrario, como producto natural de un debate frente a los primeros síntomas de que las promesas del desarrollo –tras el fin de los Años Dorados–, ya no correspondían con un mundo que había cambiado radicalmente y se hallaba en crisis. He examinado algunas de estas propuestas a mediados de los ochenta en un primer ensayo que pretendía hacer un análisis de las promesas del desarrollo –y de las promesas de distintos enfoques y escuelas de pensamiento económico– frente a resultados ya entonces contrastables (Kozulj, 1986).
89Otros trabajos incursionaron en temas de alta relevancia y propusieron el diseño de productos con ciclos de vida más largos como uno de los ejes centrales de una sociedad dispuesta a conservar recursos finitos de un planeta finito (Valaskakis y otros, 1979). El énfasis fue puesto en la posibilidad de diseñar productos de modo tal que, sin detener el progreso tecnológico, fueran concebidos como reciclables, en forma total o parcial. En una economía tal, los servicios de reparación podían ocupar parte del trabajo y con un uso menor de la energía y de los materiales. Una buena idea que jamás se implementó.
90Por otra parte, se introdujo de modo explícito el concepto del E-Tax (Environmental Tax) o impuesto a las externalidades medioambientales. Este apuntó a internalizar en los costos, tanto los derivados del agotamiento progresivo de los recursos naturales no renovables como el de la producción creciente de basura y desechos. En este último caso, la propuesta central de los autores se refiere a la creación de la industria del reciclado. En tal sentido, estos conceptos generales fructificaron, puede decirse entre dos y cuatro décadas más tarde, aunque en un contexto radicalmente opuesto al de la prédica original, coexistiendo con la búsqueda de más crecimiento (como por ejemplo el crecimiento verde). En los hechos, esa prédica se convirtió en un modo de dar respuesta al desempleo. ¿De qué manera? Ocupando de modo informal a recursos humanos de muy baja calificación y residentes de las áreas urbanas más pobres, como forma de crear nuevas cadenas de valor. Del mismo modo, el E-Tax derivó en la aún vigente discusión sobre el impuesto al carbono y el pago de servicios ambientales.
91Aunque el trabajo citado de Valaskakis aborda el tema del consumismo y de la necesidad de su reducción como punto fuerte de la propuesta para una sociedad posindustrial –enfoque de desarrollo ascético al modo en que lo hizo Shumacher (2011 [1973])15– se verá que tal enfoque ha ido finalmente en la misma línea de los trabajos del Club de Roma. De este modo, se trata de una propuesta explícita apta para los países del norte desarrollado –en especial Estados Unidos y Canadá–. En ella se reconoce, también de modo explícito, que «lamentablemente no sería aceptada por los países del tercer mundo», encandilados por lograr el esplendor de las sociedades desarrolladas en términos de progreso material (Valaskakis y otros, 1979, pp. 241-269).
92La idea es que, si bien las grandes decisiones que hacen a la estructura de la oferta y las regulaciones recaen en general en estructuras corporativas (privadas y estatales), las decisiones de consumo de los individuos son las que importarían. Si la gente acepta vivir con menos en términos materiales, si hace un giro hacia el ocio creativo y valora la naturaleza y el medioambiente, se podría gozar de los avances tecnológicos y, al mismo tiempo, detener un crecimiento descontrolado que terminaría por acabar con el planeta. Las unidades de producción deberían reducir su tamaño y utilizar tecnologías apropiadas y la sociedad debería adoptar un estilo de vida guiado por una nueva filosofía racional. Los autores entrevén que las grandes ciudades de los países desarrollados se parecerían a grandes templos budistas, mientras que Calcuta seguiría el camino de una ciudad industrial. El Estado no debería intervenir y este resultado surgiría de un fuerte cambio en la estructura de valores de las sociedades. Este sería tomado como un paso racional, poder hacer más con menos, dado que la sociedad industrial ya habría provisto –y lo seguiría haciendo– de tecnologías ahorradoras en mano de obra. Por su parte, los países del tercer mundo tendrían la oportunidad de no repetir los errores de la industrialización y frenar su crecimiento imitativo, es decir, podrían satisfacer sus necesidades básicas en un nivel también básico y mediante el uso de tecnologías apropiadas.
93Así, muchos de los argumentos y visiones se pueden considerar como una continuidad de los trabajos del Club de Roma. De hecho, la introducción del libro pertenece a uno de sus miembros y cofundador, Alexander King.
94El punto más débil –y también cruel– de la propuesta se halla en el rechazo explícito a la meta de creación de empleos, rechazo que incluye, además, una crítica feroz al enfoque de Keynes. Para ellos, el énfasis en este aspecto era justificable en los años de la Gran Depresión. No así en 1978, cuando las políticas de generación de empleo solo causarían inflación, derroche, un mayor consumismo e ineficiencias y distorsiones en la asignación de recursos. La crítica se extiende a los gobiernos de países subdesarrollados que utilizan técnicas de mano de obra intensiva en la construcción de infraestructura y que reproducen, irracionalmente según los autores, los argumentos propios de las etapas del ludismo16.
95La propuesta no deja lugar a dudas cuando los autores comparan sintéticamente escenarios y dan cuenta de que este nuevo modo de vida es para los países que alcanzaron la etapa posindustrial, mientras que si el resto del mundo decidiera no detener el crecimiento, destruiría el planeta.
96Ahora bien, visto que existe una preocupación por el aumento de basura a causa de las técnicas de mercadeo y envase de los productos de consumo masivo, no manifestar, a su vez, ninguna preocupación por la cantidad de desechos producidos en términos de capital humano no utilizable17 es inentendible. En todo caso, es coherente con un fundamentalismo derivado de una ideología de supremacía racial que, como ya se ha dicho, considera que el planeta Tierra estaría mejor sin los seres humanos. Sin embargo, estaría muy bien con una nueva raza superior que implícitamente serían unos seres bien alimentados, con acceso a las últimas tecnologías y el gozo de una buena educación, salud y de la naturaleza. El resto quedaría desechado o congelado en el tiempo para no cometer los errores que ellos cometieron, pues el planeta no resistiría otro ciclo industrial. La explicación de cómo prolongar la esperanza de vida de esa gente no es abordado: simplemente se lo ignora. Aunque suene descarnado, esta obra de Valaskakis, dice eso, sin mostrar reparos éticos.
97Sin embargo, lo más curioso es que este punto de vista fue adoptado tanto por los grupos progresistas de los países desarrollados como por el nuevo progresismo que emergió en muchos sectores de la clase media de los países en desarrollo. Algunos por su furia anticapitalista, otros por contagio cultural del ecologismo y otros por una sincera adhesión a valores positivos. Estos mismos que, fuera de contexto, redundan en posturas ingenuas o que no se sustentan en un conocimiento profundo que ampare todo el conjunto de variables que constituye un sistema socioeconómico, ambiental, cultural y político real. Una perfecta trampa aún presente y en boga.
98Como se ha expresado ya en forma reiterada, el crecimiento económico se fue transformando en lo concerniente a la composición del producto, con un balance distinto entre actividades con mano de obra intensiva y otras intensivas en tecnología y capital. En la medida en que esto sucedía, no surgieron otras actividades para absorber estos excedentes de oferta de trabajo ni para paliar el desempleo estructural y las condiciones más inciertas a la hora de obtener ingresos regulares y suficientes para sostener modos de vida que iban en ascenso. De esta manera, los excedentes de oferta de trabajo aumentaron en muchos países en desarrollo, así como la pobreza y marginalidad estructural tanto en áreas urbanas como rurales.
99Si este desempleo estructural ocurría mientras nuevas generaciones de migrantes rurales crecían en ámbitos urbanos, una doble desventaja recaía sobre ellas. Por un lado, el hecho de ser hijos de una generación poco o nada escolarizada y, por el otro, la percepción de penuria laboral y económica de sus padres en sus propios hogares de crianza. Sin duda alguna, se trataba de un ámbito poco propicio para el éxito o para absorber nuevos hábitos, habilidades y disciplina laboral.
100De forma simultánea, la percepción de desigualdad en un ámbito urbano es totalmente distinta a la de un espacio rural. La democracia supone y reposa sobre la idea de igualar oportunidades y logros individuales (o meritocracia). A su vez, el consumismo abre el apetito de poseer para poder ser y pertenecer. Sin oportunidades de empleo ello no es factible. Las fuentes de frustración respecto al valor de las democracias se ven así reforzadas.
101Por eso, la crítica conservacionista que juzga a la creación de empleos como un vicio político jamás podría ser progresista sin presuponer que los seres humanos que quedan fuera son también un desecho de la sociedad industrial, aunque no lo digan tan despiadadamente. Esto vale también para la utilización de ejemplos ridículos, como el de comparar la construcción de pirámides (propia de estructuras de poder faraónicas y esclavistas) con la construcción de estadios para juegos olímpicos, viendo a esta como una oportunidad para emplear mano de obra. Incluso, vale también para las recomendaciones de Keynes de generar empleos improductivos con el fin de que no decaiga la demanda agregada.
102Pero, mientras que la preocupación central ha sido cómo reciclar basura y desechos materiales para llegar a la sustentabilidad, el problema de cómo reciclar la mano de obra antes requerida y luego no, pareciera estar fuera de toda agenda. En todo caso, habría una excepción en el hecho de que en la industria del reciclado trabaja parte de esa mano de obra desechada, aunque más no sea para proporcionarse un mínimo ingreso o al menos el derecho de comer los desperdicios de una sociedad opulenta.
103Pero he aquí que –y permítanme ser reiterativo– en los países en vías de desarrollo buena parte de la inversión bruta fija se destinó a construcción de viviendas, centros comerciales, calles, infraestructura de servicios, instalaciones industriales y demás. En síntesis, la construcción de ciudades y la conectividad entre ellas fueron los ejes de la modernización. Concluida la etapa en la cual la demanda de mano de obra poco especializada fue ascendente, las nuevas actividades comerciales e industriales desarrolladas en esos ámbitos urbanos en crecimiento tuvieron algunas particularidades. Por ejemplo, muchas actividades sufrieron y sufren de cambios tecnológicos acelerados y de procesos también ahorradores de mano de obra. Los países más desarrollados son los que han logrado tener empresas transnacionales. Además, la expansión de estas empresas solía –y aún lo hace– desplazar a las empresas locales o nacionales nacidas bajo las etapas de sustitución de importaciones (sobre todo cuando la amenaza de recesión y desempleo en el norte se hace evidente). Asimismo, el esfuerzo para dar viabilidad política y social en circunstancias de desempleo y pobreza condujo a los países en vías de desarrollo a contraer deudas impagables.
104A diferencia de los ciudadanos progresistas de los países desarrollados –tal vez satisfechos ya con cierto nivel de vida material y aptos para desear un retorno a la naturaleza con todas las comodidades del siglo xxi–, los de los países en vías de desarrollo aún ansían emular el consumismo, incluso si no pueden cubrir necesidades básicas como alimentación, vestimenta, vivienda y salud. La educación puede ser percibida no como un camino de ascenso social sino como una frustración más y un fracaso casi seguro. La posibilidad de retornar a la vida rural tradicional también les está vedada, pues sus tierras se hallan ahora bajo modos de explotación intensivos y cada pedazo de tierra fértil es demasiado costoso.
105Por último: ¿cuánto de honestidad y sinceridad hay en los militantes conservacionistas cuando ellos mismos –que suponen la necesidad de generar un cambio desde el individuo–, suelen utilizar vehículos costosos para trasladarse a sus granjas, tecnologías de información de última generación, indumentaria deportiva de alta gama y vuelos aéreos de bajo costo? Estos hijos de la opulencia han logrado no solo hacer una propuesta política e ideológica, sino lograr el disfrute de la síntesis de lo mejor de ambos mundos. Suponen que su estilo de vida es extensible al resto de los ciudadanos de sus propios países. Sin embargo, no perciben siquiera que en los Estados Unidos, Canadá y en los grandes países europeos, la gran mayoría continúa sumergida en el consumismo y difundiéndolo a escala global.
106Debe comprenderse que toda esta crítica no apunta a negar el problema medioambiental o el del agotamiento de los recursos. Tampoco a alabar las bondades del capitalismo y del consumismo. Por el contrario, apunta a poner en evidencia la inconsistencia de esas propuestas y su nexo con la proliferación de las ong, el debilitamiento del Estado y la decadencia de las ideas sobre el bienestar general. También, la raíz individualista que se incrusta tanto en los modelos explicativos de la economía como en las propuestas supuestamente alternativas, donde jamás se explica cuál sería el marco institucional, la afectación de derechos de propiedad o los límites para ciertas iniciativas peligrosas.
107Por otra parte, esa visión, que minimiza el vínculo entre producción y empleo, no da cuenta de que precisamente para sostener empleos los propios países desarrollados han utilizado dos mecanismos básicos. Por un lado, el prefinanciamiento del consumo como mecanismo de arrastre del crecimiento, una vez agotada la expansión de la fase 1945-1975 propia del fordismo (créditos para consumo más que para la inversión). Por otro lado, la constante introducción de nuevos productos y el acortamiento de los ciclos de vida que ellos mismos denuncian (cuyas posibles consecuencias sobre la distribución del ingreso entre capital, trabajo e impuestos tenderían a limitar políticas redistributivas).
108Sin embargo, veamos en la próxima sección algo más actual que un pensamiento malogrado –y demasiado antiguo–, aunque no hayan transcurrido sino una pocas décadas desde que se generaron esas ideas semilla.
El desarrollo sustentable con énfasis en la industrialización y el empleo
109Una vertiente muy distinta –prácticamente la única a nivel global que pone énfasis en la creación de empleos– proviene de otros organismos de las Naciones Unidas, tales como la Organización Internacional del Trabajo (oit) y la Conferencia de las Nacionaes Unidades sobre Comercio y Desarrollo –o unctad, por sus siglas en inglés– (Salazar-Xirinachs, Nübler y Kozul-Wright, 2014).
110El enfoque resulta muy interesante debido a que es uno de los pocos trabajos de síntesis reciente de la teoría, historia y práctica de las políticas industriales, de la transformación productiva y del empleo. Estas se enfocan a partir de una mirada integrada y realista respecto a que no todos los países pueden converger tan fácilmente y menos sin diseñar y aplicar políticas activas con fuerte presencia estatal. Algo que involucra, además, y de manera directa, el manejo de la macroeconomía y, por otro lado, las discusiones que se han dado y deben darse al respecto.
111Los citados autores del trabajo de la oit repasan las etapas que caracterizaron al desarrollo industrial de muchos países a través de diferentes aspectos. Primero, a partir de las políticas generalizadas de industrialización por sustitución de importaciones (isi) y, luego, recordando la reversión de tales políticas a fines de los setenta. Segundo, a partir de la emergencia de políticas desindustrializadoras en los años ochenta y noventa, a las que se añaden la etapa de fervor neoclásico en estos últimos. Tercero, a partir de la aplicación generalizada de recetas sobre políticas basadas en promoción de i+d. Esto, en conjunto, se suma a la búsqueda de una división internacional del trabajo solo inducida por esquemas de política macroeconómica estable y ventajas competitivas para lograr el crecimiento basado en exportaciones de bienes finales. Cuarto, la particular fase de reindustrialización entre 2003 y 2007 y, finalmente, el impacto de la crisis de 2008-2009 sobre dicho ciclo y sobre las tendencias en el pensamiento respecto a las políticas industriales.
112Vistas estas etapas, el trabajo de la oit presenta estudios de casos enfatizando varios aspectos, entre ellos, el fracaso de las políticas de subsidios y del proteccionismo como medidas genéricas, el desafío de las nuevas políticas industriales en un mundo dominado por grandes cadenas globales de valor, integradas verticalmente pero con actividades deslocalizadas territorialmente, y la importancia cada vez mayor de diseñar políticas industriales finamente adaptadas a cada caso.
113Así, sostienen que ningún país ha logrado reducir la pobreza rural para pasar al nivel de riqueza de las sociedades postindustriales sin tener definiciones y claros objetivos acerca de cómo modificar la estructura productiva. Del mismo modo, consideran que buena parte del mundo en desarrollo –en especial, las economías emergentes– todavía buscan respuestas para lograr esas transformaciones estructurales, un tema más actual que nunca tras la crisis de 2008-2009. En la parte introductoria de ese trabajo se afirma que:
Los esfuerzos para progresar y diversificar la actividad productiva tienen lugar en una economía mundial interdependiente donde los viejos países industrializados han acumulado capacidades habilitantes (know-how y experticia a nivel individual y empresarial, junto con conocimientos colectivos y fuentes de creatividad) y capacidades productivas (encarnadas en factores de producción, tecnología e infraestructura física) que les otorga a sus productores significativas ventajas de costos y de productividad y los equipa para impulsarse fuera de las fronteras tecnológicas a través de la investigación y desarrollo. (oit, 2014, pp. 1-2)
114Los autores consideran que esto, a su vez, genera muchas oportunidades para los países en vías de desarrollo. Sin embargo, la pregunta crucial se refiere a cómo lograr que los procesos de catching up puedan acelerarse. Esta es importante debido a la necesidad de fortalecimiento de las capacidades y a las dificultades para sostener procesos de inversión ininterrumpidos. Sin dejar de lado que esto requiere, a su vez, políticas activas que provean incentivos direccionados y coordinación, especialmente, en un contexto donde muchas de las cadenas de mayor valor agregado y sectores que caracterizan transformaciones estructurales exitosas son hoy más capital intensivas de lo que eran sus equivalentes en el pasado.
115El documento de la oit ve este contexto a su vez agravado por una intensificación de la competencia global que solo se supera por incrementos de productividad. Así, se concluye que movilizar recursos financieros para invertir en capital físico, humano e infraestructura continúa siendo el mayor desafío para una gran cantidad de países.
116Se reconoce, además, que la presencia de un excedente de mano de obra desocupada o subocupada en la mayoría de las naciones en desarrollo impone un particular desafío acerca del modo en cómo incrementar la productividad y la creación de empleos de manera simultánea, de manera tal de elegir un sendero de crecimiento que sea a la vez inclusivo y sustentable.
117Muchos países han hallado la solución a este problema utilizando este excedente de mano de obra en actividades intensivas en mano de obra y cuyos productos tienen como principal destino la exportación. Por supuesto, este camino no es uno que puedan replicar las economías de nivel intermedio, en tamaño y en ingresos. En estos casos, algunos países han buscado atraer inversiones extranjeras para focalizarlas en alguna o varias actividades específicas donde, por alguna razón, un país puede presentar ventajas competitivas.
118Según los autores, las recientes reaproximaciones al tema devienen de la ruptura ideológica que causó la crisis de 2008-2009, junto a una pérdida de dominio de la tradición neoclásica que rigió el mundo posterior a los Años Dorados. La abundancia de literatura económica sobre crecimiento, cambios estructurales, economía de las instituciones y de la innovación ha producido una vasta riqueza de nuevas investigaciones enfocadas en los procesos concretos de transformación productiva, catching up y diversidad de estrategias industriales. Además, hay investigaciones que han utilizado una gran multiplicidad de enfoques analíticos y metodológicos tendientes a iluminar diferentes dimensiones de este proceso de puesta al día y sus desafíos, ensanchando el horizonte para la formulación de políticas industriales.
119Las fallas de los países en desarrollo a la hora de convertir el crecimiento económico en creación de empleos, desarrollo económico, reducción de la pobreza y expansión de mejores niveles de vida habrían contribuido también a generar un nuevo pensamiento relevante para la formulación de políticas y estrategias, las que incluirían tanto políticas industriales como la promoción proactiva de múltiples objetivos de desarrollo. Los trabajos de referencia nuevamente pertenecen al conjunto de instituciones del sistema de las Naciones Unidas y puntos de vista de la ocde.18
120En general, las controversias acerca de los distintos caminos para la industrialización se han centrado en varios enfoques. Uno de ellos, el referido al papel de las políticas de promoción industrial y de las exportaciones –donde ha habido tanto éxitos como rotundos fracasos–, resultó ser el campo más controversial. Esto fue así debido al peso que sobre las cuentas públicas han tenido los subsidios y transferencias para sostener esas industrias, en el caso de que estas fracasen en lograr competitividad.
121Casi todos los enfoques han resaltado la importancia de un adecuado manejo del tipo de cambio y de políticas contracíclicas (predominio del entorno macroeconómico como trasfondo), tema de ningún modo desligado del anterior. En particular, este enfoque ha predominado más en los países latinoamericanos donde, tras la etapa de la industrialización sustitutiva de importaciones (isi), las transformaciones de la economía mundial tendieron a reprimarizar sus economías con fuertes impactos sobre el empleo y su calidad. En estos casos –como en muchos otros en algunos países en desarrollo–, la posibilidad de captura de rentas provenientes de los recursos naturales ha jugado a veces a favor y a veces en contra de los procesos de industrialización. No obstante, no ha conseguido establecer una base industrial no sujeta a los vaivenes del impacto macroeconómico, el que se origina en la modificación de dichas rentas y en la variación de los precios internacionales de las commodities. En cierto modo, y con diferencias entre países, esto no ha contribuido tampoco a fortalecer núcleos empresarios y políticos consistentes con proyectos industrializadores sólidos.
122Las nuevas recetas de los organismos más ligados a la visión del Banco Mundial –no ya limitada a temas de ajustes estructurales y manejo de la macroeconomía– han utilizado los aportes que, desde las ricas y diversas corrientes de la economía evolutiva, se han producido. A su vez, han intentado comprender las claves de los entornos exitosos para acelerar los procesos de catching up. La síntesis de estos conceptos se representa seguidamente en las figuras 42 y 43.
123El énfasis, en este caso, es puesto en la manera de crear círculos virtuosos de aprendizaje colectivo, lo que entraña la mejora de la calidad institucional, de la cultura, de la educación formal y del conocimiento científico. Es decir, un conjunto de elementos para utilizar e incrementar capacidades y aplicarlas sobre una determinada dotación de recursos productivos, con el fin de lograr una diversificación productiva y mejoras permanentes en cantidades y calidades de empleo.
124Es innegable que todo esfuerzo por mejorar los procesos de aprendizaje y la calidad de las instituciones es indispensable para lograr una mejor inserción en el sistema productivo global. El problema es que los puntos de partida de distintas naciones –y de sus grupos sociales– ciertamente requieren de esfuerzos financieros que los Estados no pueden realizar por sí mismos.
125Esto lleva, entonces, a la consideración de otro aspecto: las reglas que los organismos financieros imponen para acceder a créditos. Esto puede ser un verdadero medio para fortalecer capacidades, o bien, un entrenamiento a medida para que los países en vías de desarrollo adquieran tecnología y equipos producidos por los propios países desarrollados.
126En este libro remarco el cambio en las funciones de producción de los componentes del pbi –pari passu con las distintas fases de la urbanización–. Este cambio muestra que las diferencias en las capacidades iniciales, y su profundización con el transcurrir del tiempo, encuentran en la actualidad brechas de tal magnitud que hacen muy difícil que estos esquemas de aprendizaje colectivo logren una mayor equidad. No solo la educación científico-técnica es más fácilmente asequible para los grupos sociales más favorecidos por los procesos previos de acumulación de riqueza. Existe, además, una creciente inequidad debido a la ausencia de políticas bien focalizadas hacia capacitaciones laborales cortas y relativamente sencillas. Como se dijo antes, la velocidad del cambio tecnológico es superior a la de la formación y readaptación del capital humano. Precisamente, aquellos países que se desindustrializaron han sufrido, además, pérdidas de capacidades adquiridas en el propio sistema productivo.
127Asimismo, las modificaciones ocurridas en la economía mundial –descritas en el capítulo 3– se vinculan directamente con las transformaciones económicas derivadas de la expansión de cadenas globales de valor. Este fenómeno es lo que algunos autores, como Milberg, Xiao Jiang y Gereffi, llaman la era de la industrialización verticalmente especializada (2014). Esta nueva división internacional del trabajo supone muchos factores para la industrialización. Entre ellos: la creación y destrucción de empleos, formación de capital humano, creatividad, uso de recursos productivos, instituciones y políticas activas. Además, se halla uno que tiene fuertes implicaciones para el manejo de la macroeconomía, el desarrollo y la factibilidad de sostener crecimiento sostenible y niveles de empleo. Es que bajo esta nueva modalidad los productos industriales exportables contienen a su vez una gran cantidad de importaciones.
128Esta realidad pone nuevamente a la cuestión de las políticas cambiarias y las relaciones entre gobiernos y empresas transnacionales en una posición clave y delicada. A la vez, impone nuevos desafíos para hallar nichos de inserción en el sistema mundial para muchas naciones en vías de desarrollo. Muchas de estas lograron reindustrializarse tras el ciclo virtuoso 2003-2007. Esto fue posible porque, a su vez, los precios de las exportaciones primarias generaron excedentes que financiaron la expansión de la demanda agregada, la que contiene tanto componentes de productos industriales como de servicios. Si el contenido de importaciones de estos productos industriales es elevado –y ellos se destinan principalmente a los mercados internos de estos países–, el límite a la expansión provendrá del monto de divisas que cada país logre obtener en el comercio internacional, básicamente, a través de sus exportaciones primarias, salvo que el país sea un gran exportador de bienes industriales.
129Hemos visto que en este modelo de industrialización, que incluye al denominado bloque brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), países como China e India –y en menor medida el resto–, han inducido a su vez un proceso de urbanización. Ellos mismos han sido motores de crecimiento de la economía global, por su impacto tanto sobre la demanda de bienes de capital producidos por los países más ricos, como sobre la demanda de materias primas y alimentos. Pero una vez agotado este ciclo virtuoso, la sostenibilidad del crecimiento industrial y del empleo vuelve a hallarse frente a los dilemas del modelo de industrialización por sustitución de importaciones, aunque en un contexto radicalmente distinto.
130Este nuevo modelo industrial impone a los procesos de ampliación, sofisticación y progreso industrial el deber necesario de producirse en las cadenas de valor integradas en forma vertical y global. Incluso a riesgo de que la búsqueda de un nuevo modelo de industrialización por sustitución de importaciones halle los mismos obstáculos del pasado, entre ellos, la ausencia de economías de escala y las dificultades para resolver cuestiones tecnológicas y productivas. También, se incluyen las pérdidas de productividad y, por ende, las mayores dificultades para lograr mejores niveles de vida; a menos que se decida transitar por el camino de economías más cerradas y enfocadas solo a la satisfacción de necesidades básicas. Esta última opción se plantea como una situación complicada en la era de las comunicaciones globales, la difusión de nuevas y sofisticadas tecnologías y la aspiración de las grandes masas a acceder a esos bienes y servicios.
131A la vez que este nuevo modelo de industrialización supone –según los citados autores– el fin de la era del crecimiento basado en la industrialización centrada en exportaciones de bienes finales. Es decir, considera la caída de un modelo vigente tras el fin de los años dorados y que fue propuesto como receta universal por los organismos del llamado consenso de Washington a partir del crecimiento de algunos países del Sudeste Asiático en los ochenta –y continuó con los brics hasta la crisis de 2008–. Mientras, el modelo migraba en forma progresiva desde 1990 hacia el de la especialización en cadenas globales de valor.
132Este cambio impondría moverse más hacia la esfera de la organización industrial que hacia la de las políticas macroeconómicas y de comercio exterior. Desde este punto de vista, el dilema de los países en desarrollo ya no tendría como ejes principales la protección y el libre comercio, sino la relación entre empresas extranjeras y cadenas domésticas de valor agregado. Esta relación implicaría un modo de lograr un progreso industrial a través de la captura de mayor creación de valor agregado especializado dentro de esas cadenas globales de valor.
133Así, el papel del Estado en este nuevo orden es mucho más complejo que en la etapa de industrialización sustitutiva (isi) y que en el modelo de crecimiento basado en la promoción de exportaciones a través de la creación de entornos competitivos. Ahora el Estado tiene el fin de obtener flujos de inversión local por parte de las empresas transnacionales para conquistar y disputar los grandes mercados de bienes finales. De este modo, se agrega ahora el problema de cómo y a través de qué instrumentos es posible disputar porciones de cadenas de valor globales. Problema en el que, junto a los países del g-8, participa también el grupo brics, compuesto por una gran cantidad de países en vías de desarrollo que debe aún lograr exitosamente el catching up.
134Desde este enfoque, las mejoras en la competitividad industrial –y con ellas la creación de empleos– no provendrá ya de los intentos de alcanzar la integración vertical de actividades en una determinada o determinadas industrias, ya sea en un país desarrollado o no. De este modo, los subsidios para lograr dicha integración serían extremadamente ineficientes. Mientras tanto, las medidas proteccionistas –típicas de las etapas iniciales y necesarias para dar impulso a una actividad industrial incipiente– terminarían funcionando como una poderosa barrera en este nuevo contexto configurado por las cadenas globales de valor. Aquellas trabarían las importaciones necesarias para lograr éxitos en los intentos por alcanzar un mayor nivel de exportaciones industriales o aun productos destinados a sus mercados internos.
135Aunque no hay recetas específicas, la idea es que las nuevas políticas industriales deben ser cada vez más específicas y sintonizadas. Lo novedoso en este proceso de integración vertical sectorial ya no sería solo el papel de las empresas transnacionales (etn). Por el contrario, el nuevo énfasis estaría puesto en incentivar empresas locales en los países en vías de desarrollo para que estos logren prosperar como proveedores de algunas partes de este proceso de producción e intermediación en escalas más grandes. Según los autores, este modelo de industrialización ya no estaría del todo basado en la necesidad de atraer a las etn, como en la anterior etapa orientada a la exportación de bienes finales, sino más bien, en lograr ofrecer insumos con mayor nivel de valor agregado en esas cadenas de valor. Estas conclusiones se desprenden de lo ocurrido en forma progresiva en los últimos veinte años en las cadenas globales de valor. También, de los cambios habidos en los mercados de bienes finales, los cambios institucionales y de gobernanza global.
136Es necesario remarcar que este enfoque en ningún momento roza siquiera el tema de la sustentabilidad ambiental, del posible agotamiento de los recursos ni otros antes tratados en nuestro libro respecto a los cambios de las políticas industriales acordes con las distintas fases de urbanización. Por esta razón, la sintonía fina recomendada en el ámbito de las políticas industriales para crear empleos podría entenderse de un modo incompleto. Ello entraña el peligro de añadir una mayor confusión a la ya existente respecto a los paquetes de recetas de política provenientes de las citadas instituciones internacionales.
137Antes de cerrar esta sección, es importante aportar alguna evidencia empírica acerca de los nexos entre el grado de sofisticación de las exportaciones e indicadores como el índice de desarrollo humano (idh) y el pbi por habitante. También, sobre el grado de sofisticación de las exportaciones alcanzado y los esfuerzos relativos que cada país ha realizado en términos del gasto en i+d respecto a su nivel medio de riqueza. Este análisis podrá mostrar, al menos en alguna escala, los distintos caminos seguidos por diferentes naciones y su éxito en términos de resultados. Pero evidenciará, además, las ya mencionadas asimetrías entre países desarrollados y el resto del mundo, lo que indica mayores dificultades para obtener una razonable convergencia.
138En primer lugar, se puede afirmar que la correlación entre el grado o índice de sofisticación de las exportaciones (ise), con variables como el idh y pbi por habitante, es significativa y explicaría entre el 58 % y el 53 % de los casos, con datos para 153 países (tablas 10 y 11, respectivamente). El modelo formulado es muy simple y se expresa como:
139idh_2013 = @coef(1) * expo_sof_index + @coef(2)
con valores iguales a:
@coef(1) = 0,0049930
y
@coef(2) = 0,4628219
con un error estándar de 0.1002578 (puntos del idh 2013)
140Los parámetros estadísticos de la tabla 10 revelan que el papel de la sofisticación de las exportaciones se correlaciona, en el 58 % de los casos, de manera positiva con el idh. Sin embargo, es interesante observar que en esto hay una cierta tautología más que una clara causalidad. En general, los países desarrollados –y los viejos países industriales– presentan ambos indicadores elevados, mientras que los países más pobres y menos industrializados presentan valores en sentido inverso. Lo interesante es que esto no se da así en todos los países, por lo tanto, se promueve una contemplación mayor de la diversidad de casos existentes.
Tabla 10. Correlación entre el grado de sofisticación de las exportaciones y el valor del índice de desarrollo humano
Variable dependiente: IDH_2013 | ||||
Método: mínimos cuadrados | ||||
Fecha: 20/08/15 Hora: 07:04 | ||||
Muestra: 1 153 | Observaciones: 153 | ||||
Variable | Coeficiente | Desvío estándar | Estadístico T | Probabilidad |
EXPO_SOF_INDEX | 0.004993 | 0.000343 | 14.57446 | 0.0000 |
C | 0.462822 | 0.017422 | 26.56571 | 0.0000 |
R-cuadrado | 0.584497 | Media de la variable dependiente | 0.687581 | |
R-cuadrado ajustado | 0.581745 | Desviación estándar de la variable dependiente | 0.155024 | |
Desvío estándar de la ecuación | 0.100258 | Criterio de información de Akaike | -1.749157 | |
Suma del cuadrado de residuos | 1.517797 | Criterio de Schwarz | -1.709543 | |
Probabilidad Log | 135.8105 | Criterio de Hannan-Quinn | -1.733065 | |
Estadístico F | 212.4149 | Estadístico Durbin-Watson | 2.387189 | |
Probabilidad de F | 0.000000 |
141Algo similar ocurre si en vez del idh consideramos la correlación entre el ise y el producto por habitante. El modelo sería:
142pbi_por_hab_2013 = @coef(1) * expo_sof_index + @coef(2)
con valores iguales a:
@coef(1) = 451.97403
y
@coef(2) = -5090.3279
siendo el desvío estándar igual a 10012, 7 (dólares por habitante)
Tabla 11. Correlación entre el grado de sofisticación de las exportaciones y el valor del pbi por habitante
Variable dependiente: PBI_POR_HAB_2013 | ||||
Método: mínimos cuadrados | ||||
Fecha: 20/08/15 Hora: 07:06 | ||||
Muestra: 1 153 | ||||
Observaciones incluidas: 153 | ||||
Variable | Coeficiente | Desvío estándar | Estadístico T | Probabilidad |
EXPO_SOF_INDEX | 451.9740 | 34.21400 | 13.21021 | 0.0000 |
C | -5090.328 | 1739.912 | -2.925624 | 0.0040 |
R-cuadrado | 0.536112 | Media de la variable dependiente | 15255.24 | |
R-cuadrado ajustado | 0.533040 | Desviación estándar de la variable dependiente | 14652.55 | |
Desvío estándar de la ecuación | 10012.74 | Criterio de información de Akaike | 21.27409 | |
Suma del cuadrado de residuos | 1.51E+10 | Criterio de Schwarz | 21.31370 | |
Probabilidad Log | -1625.468 | Criterio de Hannan-Quinn | 21.29018 | |
Estadístico F | 174.5095 | Estadístico Durbin-Watson | 2.277009 | |
Probabilidad de F | 0.000000 |
143Sin embargo, cuando se analizan los residuos de ambos modelos se hace evidente lo antes afirmado respecto a las esperadas simetrías entre el grado de sofisticación de las exportaciones y el nivel del producto en los sentidos también analizados. En resumen: los países más ricos presentan valores mayores en ambos indicadores y los más pobres presentan valores más bajos. Estos últimos, sin embargo, muestran resultados interesantes si se estudian los desvíos del modelo respecto de sus predicciones estadísticas.
144En ambos modelos, el desvío estándar es muy elevado. Para el idh cercano a 0, 10, en un rango entre valores mínimos y máximos que es de 0,34 y 0,94. Para el pbi por habitante de 10 mil dólares por habitante, para un rango que tiene un mínimo de 700 dólares por persona y un máximo igual a poco más de 70 000.
145La pregunta es, por consiguiente, en qué medida la búsqueda de un incremento en el ise es un camino seguro para mejorar los indicadores de bienestar y riqueza (tales como idh y pbi por habitante), teniendo como base la evidencia empírica. Además, ¿qué nos muestra dicha evidencia respecto a los diversos casos existentes? Para intentar responder a este interrogante, es conveniente primero observar los datos ordenados según idh y pbi por habitante, con sus correspondientes índices de sofisticación de exportaciones o ise (figura 44).
146Es interesante destacar que los países desarrollados y más ricos presentan, como ya se dijo, elevados índices de sofisticación de exportaciones, si bien hay notables diferencias como en los casos de Suiza, Japón, Noruega y Estados Unidos, para mencionar tan solo algunos. Más interesante resulta el hecho de que países como Mozambique, Filipinas, Ucrania y otros no se hallan bien posicionados en términos de idh y pbi por habitante, a pesar de que los valores del ise puedan ser próximos a los de los países desarrollados. El papel de la riqueza alcanzada a través de exportaciones de recursos como los minerales, los hidrocarburos o la captura de capital financiero pueden ubicar a países como Noruega, Arabia Saudita, Chile y Panamá en valores de bienestar y riqueza con bajos o muy moderados índices del ise, incluso en situaciones mejores que las de otros países, tales como Irlanda, Hungría, México, China, India y Jordania. Tal vez todo esto pueda parecer trivial, pero es relevante para la discusión que aquí se plantea.
147Se puede hacer un ordenamiento de menor a mayor del valor de los residuos de los dos modelos de correlación respecto a la influencia del ise sobre los indicadores de bienestar. Este muestra que la amplitud del espectro es bastante considerable. Tanto, que la misma meta de lograr un mayor grado de sofisticación de las exportaciones debería ser considerada, en el mejor de los casos, solo un ingrediente más de las recetas para mejorar el acceso a los bienes de la era posindustrial por parte de los países en desarrollo (figuras 45 y 46).
148En tanto, como es sabido, la correlación entre el pbi por habitante y el idh no es perfecta, los residuos del modelo respecto al primer indicador (pbi por habitante) son todavía más amplios que en el caso del idh (figura 46).
149La segunda cuestión atañe al supuesto nexo entre un buen indicador del ise y los esfuerzos que los países realizan en i+d. Como este último tema (el de la innovación y gastos en i+d) fue tratado en el capítulo 4, aquí simplemente se lo retoma para comprender su vínculo con el grado de sofisticación de las exportaciones.
150La correlación solo puede ser realizada sobre un subconjunto de los 153 países (94 de ellos) a causa de la ausencia de alguno de los dos indicadores en los datos tomados del pnud y de la oit.
151Como hicimos antes, una mirada a los datos utilizados para establecer la correlación –cuyos resultados figuran en la tabla 12– esclarece, más que dichos resultados, la gran diversidad de casos que presentan los nexos existentes entre ambas variables (figura 47).
152Como allí se puede apreciar, un país como Irlanda (líder en el valor del ise y paradigma de un modelo exitoso de diversificación productiva con destino a mercados externos), lo ha logrado con un valor del gasto en i+d, respecto al pbi, mucho más bajo que otros países. Entre estos últimos, se cuentan Finlandia, Corea, Alemania, Japón y otros que también lideran el listado ordenado de mayor a menor respecto a la sofisticación de las exportaciones. Otros como Hungría, República Checa, Polonia, Bosnia-Herzegovina, Filipinas, Tailandia, Rumania y Sudáfrica presentan gastos relativos en i+d aún más bajos que Australia, Israel, Islandia y Noruega; siendo la posición de estos últimos en el ise similar o a veces inferior a la de los primeros. No cabe duda de que los caminos de diversificación industrial de los países de Europa del Este deben su buena posición tanto al previo proceso de aprendizaje colectivo como a la capacidad de su mano de obra. No obstante, también se explica por ciertos niveles de capacidades logradas tanto antes como después de haberse hallado bajo la órbita de la ex Unión Soviética y debido a la integración de las economías de estos países a la Unión Europea. Este proceso resultó ser parte de una política explícita para evitar el fracaso en la transición desde el estadio de la planificación centralizada al de la operación de las fuerzas del mercado. Otros, como Filipinas y Tailandia, se apoyaron en la abundancia de mano de obra barata. Mientras, Sudáfrica lo ha hecho sobre la base de conocimientos tecnológicos vinculados a conglomerados e industrias preexistentes tras el fin del Apartheid (Magubane, 1994) y también a partir de la creación de empleos industriales.
153A pesar de ello, es casi evidente que mayores inversiones en i+d deberían redundar en distintas estrategias de diversificación productiva. Incluso así se ha hecho. Sin embargo, la cuestión de la asimetría en el valor absoluto de los gastos en i+d entre países desarrollados y el resto, sumado a la evidencia de que dichos gastos de i+d corresponden en su parte privada a los realizados por las etn, no hace más que reafirmar, como hemos demostrado en el capítulo 4, la necesidad de vincular estrategias de empleo a lo que las personas ya saben hacer. Se debe remarcar la urgencia de recapacitación del capital humano, rezagada en el proceso evolutivo descrito en este trabajo, tanto en relación a los cambios en la composición del producto como a los tecnológicos implícitos en la transformación de las funciones de producción que hacen a la creación anual de flujos de riqueza. Es importante tomar en cuenta que esa desadaptación de parte del capital humano proviene de las mismas fases del proceso de urbanización que se producen en el lapso de una, dos o tres generaciones. Esto no es menor a la hora de escoger qué actividades sectoriales e industriales deben ser foco de las nuevas políticas. Como ya se ha mencionado, este tema puede ser crucial aun para casos como el de China e incluso para pensar una salida a la crisis que con vaivenes sufre la economía mundial desde 2008 a la fecha.
154Retomando los datos de la relación entre diversificación productiva (medida por el ise como proxy) y los gatos relativos en i+d respecto al nivel del producto, el modelo formulado es:
155expo_sof_index = @coef(1) * i_d_pbi + @coef(2)
donde
@coef(1) = 15,014217
y
@coef(2) = 38,909227
con un desvío estándar igual a 15,866440
Tabla 12. Correlación entre el índice de sofisticación de las exportaciones (ise) y el porcentaje del gasto en i+d respecto del pbi (% i+d/pbi)
Variable dependiente: EXPO_SOF_INDEX_2013 | |||
Método: mínimos cuadrados | |||
Fecha: 20/08/15 Hora: 07:10 | |||
Muestra: 1 94 | |||
Observaciones incluidas: 94 | |||
Variable | Coeficiente | Desvío Estándar | Estadístico T |
I_D_PBI | 15.01422 | 1.594095 | 9.418644 |
C | 38.90923 | 2.277613 | 17.08334 |
R-cuadrado | 0.490899 | Media de la variable dependiente | |
R-cuadrado ajustado | 0.485366 | Desviación estándar de la variable dependiente | |
Desvío estándar de la ecuación | 15.86644 | Criterio de información de Akaike | |
Suma del cuadrado de residuos | 23160.44 | Criterio de Schwarz | |
Probabilidad Log | -392.2048 | Criterio de Hannan-Quinn | |
Estadístico F | 88.71086 | Estadístico Durbin-Watson | |
Probabilidad de F | 0.000000 |
156Los resultados indicarían así que el ise subiría en promedio 15 puntos por encima de un valor medio de 39 puntos por cada punto porcentual del gasto en i+d respecto al producto. Si se vinculan estos valores con los de la ecuación del impacto medio del valor del ise sobre el valor del pbi por habitante, se tendría una mejora media de este indicador del orden de unos 1600 dólares de incremento por cada punto porcentual del gasto en i+d/pbi. Pero estos resultados serían un mero ejercicio de ficción –hasta metodológicamente cuestionables– aplicando la lógica elemental y mecánica de los resultados de dos modelos de correlación entre dos pares de variables cada uno. Algo demasiado pobre para explicar datos reales o hacer predicciones. Las diferencias en el grado de riqueza por habitante entre naciones obviamente han respondido y aún lo hacen a un conjunto más complejo de factores históricos, políticos, sociales, culturales, militares y económicos. Ellos, a su vez, han creado una fotografía del presente que permite más bien verificar que las naciones más ricas presentan en general mejores valores de gasto en i+d, de sofisticación de sus exportaciones y de idh, mientras que lo opuesto, como ya se ha dicho, ocurre en los países más pobres.
157Por eso, el interés reside nuevamente en analizar los residuos de la última correlación, pues a través de ellos es factible –haciendo una aproximación imperfecta– identificar casos particulares. Entre ellos, países como Irlanda, México, Filipinas, Grecia, Bosnia-Herzegovina, la República Checa, Eslovenia, España, Tailandia y hasta Suiza y el Reino Unido presentan valores del ise mucho más altos que los que serían explicados por el porcentaje del gasto destinado a actividades de i+d en relación con el pbi. Lo curioso es que países muy ricos como Noruega, Islandia, Estados Unidos, Dinamarca y Australia presentan índices de sofisticación de sus exportaciones muy por debajo del que se deduciría de la correlación positiva entre niveles relativos de esfuerzos en i+d y logros en mejoras del ise. Pero he aquí que, junto a estos últimos países, aparecen otros de muy distinto nivel de riqueza por habitante como Israel, Panamá, Ghana, Mali, Sri Lanka, Uganda y Burkina Faso (consideramos para tomar en cuenta solo algunos pocos ejemplos de los que se representan en la figura 48).
158Siendo así, no quedan dudas de que la aplicación de recetas universales para vincular niveles de esfuerzo relativo en i+d con diversificación productiva y exportadora como medios de mejorar el bienestar material, sin ser descartables, son muy poco específicas. Especialmente, para lograr políticas industriales que a su vez generen suficiente empleo. Por otra parte, toda caída en la actividad industrial también afecta a otras actividades. Por ejemplo, una menor demanda de alimentos es también menor actividad de transporte de mercancías, de ventas minoristas y mayoristas, de créditos para nuevas inversiones y demás.
159Como lo expresa el informe de la oit (2014), la presencia de un excedente de mano de obra desocupada o subocupada en la mayoría de las naciones en desarrollo significa resolver el modo en cómo incrementar la productividad y la creación de empleos de manera simultánea. Mientras que las estrategias para vincular crecimiento y mejoras en el capital humano son claras en los países líderes en innovación, los estudios al respecto muestran dudas de su aplicabilidad en los países menos desarrollados (Queirós y Teixeira, 2014).
160Estamos frente a una economía mundial interdependiente donde los viejos países industrializados han acumulado capacidades habilitantes y productivas que otorgan a sus productores significativas ventajas de costos y de productividad y los habilita a impulsarse fuera de las fronteras tecnológicas a través de la investigación y del desarrollo. La figura nos muestra que, en este contexto, poder elegir un sendero de crecimiento que sea a la vez inclusivo y sustentable, deja a los países en vías de desarrollo en un grado de extrema vulnerabilidad. Sin la aceptación de estas realidades, al nivel de un gran consenso mundial, creo que las perspectivas son oscuras, tanto para los propios países desarrollados, que requieren de una demanda mundial creciente para sostener sus niveles de empleo, como para las naciones más pobres o con un nivel de desarrollo intermedio.
161Sin embargo, se puede hacer girar el planteo global desde el puro predominio del eje de la competencia entre y por mercados (a través de la tecnología, la productividad y los costos) hacia un plan masivo de reconversión sustentable de las ciudades. Si sucediera esto, los flujos de riqueza podrían estabilizarse en tanto requerirían de actividades de menor complejidad relativa como parte de la necesaria complementación entre actividades expulsoras de mano de obra y otras de elevada demanda de recursos humanos menos calificados. No obstante, esto puede significar tanto el sostenimiento de la demanda agregada como la progresiva mejora de los niveles de vida del conjunto de los ciudadanos.
162Esto agrega sin duda nuevos problemas, pero también lo hace el no considerar que los excedentes de mano de obra no ocupables o descartables –los neoclásicos adjudican erróneamente esta cualidad a la inflexibilidad salarial– serán atendidos en mercados de trabajo informales donde las actividades delictivas continuarán creciendo. En esta situación, las instituciones democráticas se tornarán más represivas. Es que ante una vida urbana más insegura –que se deriva del incremento de actividades delictivas que muchas veces surgen de la ausencia de oportunidades de empleo–, ciertos grupos sociales reclamarán por ello. De hecho esto ocurre y es un perfecto caldo de cultivo para la xenofobia y otras fuentes de discriminación social, cultural y racial. De hecho hoy Europa se halla en esa situación, que no es ajena a realidades similares en otras latitudes. Por supuesto que la represión no puede ser la solución y menos algo deseable. Pero tal como se suelen percibir estas realidades, aparecen como emergentes que ponen en cuestión a la propia democracia.
163Vemos que, solo en este contexto, el debate entre keynesianos y neoclásicos cobra verdadera relevancia. No obstante, esta mirada keynesiana ahora no supondría evitar ciclos de corto plazo sino estabilizar el largo plazo, es decir, generar un gran cambio en las pautas de tributación y del sistema financiero internacional.
164La falta de registro respecto a la segmentación de los mercados de trabajo en la era posindustrial –agotados los recursos del crecimiento por el arrastre que supone la urbanización– es notoria. Los desfasajes entre los procesos colectivos de aprendizaje en un mundo de veloz innovación y los análisis económicos basados en agregados que son cada vez más heterogéneos constituyen un clima de pobreza teórica e intelectual inaceptable frente a los desafíos descritos.
165Al respecto, cabe destacar que en los últimos años también han surgido algunos documentos que vinculan en forma directa al desarrollo sustentable con la creación de empleos (por ejemplo: oit y ocde, 2012). Es importante resaltar que, en este trabajo, el vínculo entre sustentabilidad e impactos sobre el empleo también focaliza sobre el uso de energías renovables. Lo presenta como solución frente a las catastróficas consecuencias que supondría el calentamiento global a causa de las emisiones de co2. En consecuencia, buena parte del documento analiza el problema de la reconversión de la mano de obra, desplazada desde industrias vinculadas a la producción de combustibles fósiles hacia energías renovables. Aunque de un modo muy limitado, vemos que aparece un reconocimiento del problema. La idea que subyace es la de financiar esta reconversión mediante impuestos al carbono. Pero esto solo se hace de forma conceptual, es decir, sin ningún abordaje cuantitativo que permita comprender si el financiamiento de tal política requerirá o no de fuertes modificaciones en la estructura tributaria total.
166En documentos más específicos respecto a las vinculaciones entre crecimiento global, usos y producción de energía y emisiones de carbono se insinúa, no obstante, que los escenarios menos emisores van asociados a menores tasas de crecimiento global. Sin embargo, al mismo tiempo suponen una mayor población mundial y costos mayores cuyo financiamiento requiere de mayor intervención estatal. Aunque no lo hace explícito, es obvio que los cambios tecnológicos que suponen estos escenarios se desarrollan en los países más ricos y se difunden al resto del mundo sin quedar en claro cómo impactaría en el empleo (wec, 2013).
167Sin embargo, uno de los aspectos más importantes sobre los que aporta luz el trabajo de la oit y ocde es la pobreza de la definición misma del término empleos verdes y el escaso impacto sobre la creación de los mismos. Por ejemplo, la definición de eco industrias proveniente de la ocde/Eurostat en 1999 adjudicaba estos empleos a las industrias de creación de bienes y servicios anticontaminantes y a la de gestión de recursos, estimándose su participación en el empleo total en un 2 %. En los Estados Unidos, esta cifra también era estimada en una magnitud del 1,5-2 % del empleo total. Si bien en la posterior definición de la unep se incluyen los empleos potenciales en industrias como la forestal, la agricultura y el ecoturismo, ninguna cuantificación es hecha respecto a cuántos empleos crearían dichas actividades en industrias verdes.
168Lo significativo, no obstante, es que el documento ilustra claramente que las industrias más contaminantes, si bien no participan mayoritariamente del empleo industrial en los países desarrollados, son las que absorben la mayor cantidad de trabajadores de menor calificación.
169Además, se indica que los más perjudicados serían los países productores de combustibles fósiles. Las estimaciones de creación de empleos provenientes de industrias verdes de aquí al 2030 señalan que podrían ser creados a lo largo y ancho del mundo unos 20 millones de empleos. Esta cifra, si se considerara solo una tasa de población activa del 30 % de la población urbana actual en el mundo, no significaría sino poco menos del 2 % del empleo total. Como vemos, hay una consonancia con las demás estimaciones ya referidas. Los autores del documento reconocen que «poderosas herramientas de análisis como los modelos de equilibrio general utilizados por la ocde indicarían escasos impactos sobre la creación neta de empleos a partir de la economía verde» (oit y ocde, 2012, pp. 7-8). A pesar de ello, sugieren que dicho impacto podría ser importante en los países en desarrollo. Aunque no explican claramente ni porqué ni cómo sería ello, el énfasis es puesto en la capacitación y reconversión de la mano de obra. Las simulaciones de impacto sobre el empleo en escenarios de máxima mitigación se ubican entre el 0,2 y 1,2 % del empleo (pp. 9-10).
170Por otra parte, al revisar parte de la bibliografía disponible sobre los problemas del empleo en el siglo xxi, una de las principales líneas de argumentación no se refiere a la sustentabilidad. Por el contrario, apunta al potencial impacto positivo de los procesos de libre comercio y globalización. Así, llama poderosamente la atención que la literatura sobre los cambios en las habilidades requeridas para mejorar cantidad y calidad de empleo (oecd, 2013; oecd, wto y World Bank Group, 2014), aunque muestren explícitamente el modo en que son cada vez menos necesarias las habilidades rudimentarias frente a las sofisticadas, supongan que ello es producto natural de dos factores clave interrelacionados: por un lado, el cambio en las modalidades de organización del sector servicios (y otros a partir del uso de las tecnologías de la información y telecomunicaciones) y, por otro lado, las características de las cadenas globales de valor y las ventajas que los países deberían tener para insertarse exitosamente en ellas. De este modo, ignoran explícitamente que estas transformaciones estructurales se hallan vinculadas a las fases de los procesos de urbanización, algo que es crucial para casi todas las naciones con menor desarrollo, tanto más en esta etapa de consolidación de la globalización.
171Nuevamente, en el contexto del discurso corriente, se da cuenta de una realidad donde no menos de unos 200 millones de personas se hallan sin empleo y cerca de 1400 millones –casi la mitad de la fuerza de trabajo del planeta– son considerados trabajadores en condiciones de pobreza. Los así definidos son aquellos que ganan menos de dos dólares por día. Por consiguiente, es muy probable que el discurso de la ocde y del Banco Mundial se refiera con ello tanto a la población en áreas rurales como en áreas urbanas y periurbanas. Con lo cual, en realidad, basta con que continúen los procesos de migración rural-urbana para saltar esa valla de pobreza casi de forma automática. Dos dólares por día significan cosas muy distintas para habitantes rurales que mantienen modos de vida tradicionales y los habitantes urbanos que dependen de un umbral de ingresos muy distinto para siquiera poder alimentarse ellos y a su grupo familiar.
172La recomendación de la oit de hacer un uso intensivo de esa mano de obra en los períodos de elevado crecimiento, para generar empleos más decentes y productivos, no va acompañada de ninguna receta que dé cuenta de las dinámicas concretas que conducen más a la destrucción del capital humano que a su enriquecimiento. Sin embargo, el discurso implícitamente reconoce que la creación de empleos formales debe crecer más rápido que la oferta de trabajo. Además, advierte que es necesario encargarse del sector informal de la economía para incrementar su productividad. ¿De qué manera? A través del entrenamiento vocacional, educación, microcréditos, creación de pequeñas empresas, acceso al crédito para promoverlas, creación de redes de protección social y estrategias fiscales y cambios de regulación para incrementar la productividad de las actividades informales.
173La afirmación de que el crecimiento económico en una economía global es cada vez más dependiente de los servicios y del conocimiento no significa que en muchos de esos sectores se requiera de grandes calificaciones. Sin embargo, sí de habilidades específicas y creativas. Ello hace muy feroz la competencia para individuos y grupos de personas, aunque se localice en ciudades diversas. En estos casos, las actividades suelen vincularse al conocimiento de clientes potenciales para algún servicio, manejo sistemático de información y bases de datos. También, al conocimiento de habilidades en relaciones interpersonales. De esto se infiere que las actividades que emplean mano de obra intensiva no son capaces, precisamente, de absorber la mano de obra expulsada de actividades como la construcción, la industria y las extractivas primarias.
174Entonces, las estrategias que propongan transiciones en la mejora de la productividad del trabajo no pueden considerar indistintas a las trayectorias oblicuas o lineales ascendentes entre distintas actividades sectoriales y calificaciones laborales, si se desea que sean exitosas. En la figura 49 se presenta de modo esquemático el dilema que enfrentan los trabajadores librados a sus propias capacidades, sobre todo, ante cambios en la composición del producto y las tecnologías y ante la ausencia de una mayor previsibilidad de dichos cambios. Se debe considerar que frente a este contexto, las velocidades de adaptación generacional e intergeneracional son muy distintas entre grupos sociales según su origen como primera, segunda o tercera generación urbana. Tanto más cuanto lo son las habilidades específicas requeridas y vinculadas a cada nueva tecnología.
175La idea central tras este razonamiento es que la sustentabilidad del empleo reside, a nivel estructural, en un manejo adecuado de las políticas de desarrollo sectorial junto a políticas educativas que focalicen más en el nivel del ascenso de calificaciones dentro de una misma actividad. El propósito radica en minimizar el impacto social previsible en una economía cuyas trayectorias sectoriales y tecnológicas vuelven totalmente inútiles a las habilidades y actividades que pueden ser recicladas hacia arriba y dentro de cada actividad productiva. Por ejemplo, si la construcción de calles y carreteras declina, la actividad de mantenimiento debería ocupar una proporción mayor de la actividad y no solo la mínima necesaria para que funcione. Si las viviendas ya construidas no requieren más ampliación que la deseada por sus propietarios –según el orden de prioridades que asignen a adquirir bienes y servicios de acuerdo a sus preferencias e ingresos–, podrían existir normativas que obliguen a dichos propietarios a realizar mejoras en los frentes y aceras, en tanto generan externalidades positivas en vez de negativas. Ciertamente, esto respondería a un intervencionismo que afectaría la libertad de los consumidores. Lo cierto es que este ya existe, por ejemplo, en las certificaciones de productos en cuanto a estándares y normas de calidad o medioambientales. Si se consideran estas normas como destinadas a evitar la destrucción del capital humano y a hacer más vivible la vida urbana –en términos de estética y creación de condiciones de derecho al trabajo–, el tema se vuelve político y cultural además de económico.
176Pero este razonamiento se halla hoy muy lejos de lo que la literatura corriente nos dice respecto a cómo puede mejorarse el mundo del trabajo. En tal sentido, los análisis focalizan sobre los distintos modos de mejorar las habilidades de los trabajadores, las diferencias entre el costo marginal de los programas de entrenamiento laboral y el beneficio marginal esperado en términos de productividad tal como es percibido por el empresario individual y las firmas. Los análisis advierten, además, respecto a que si bien la educación continua es un medio para mejorar la inserción de trabajadores maduros y poco especializados –como parte de las estrategias para reducir el desempleo–, el costo de tales programas debe ser cuidadosamente evaluado debido a su impacto sobre el gasto público (oecd, 2004; oecd, 2003).
177En parte, este tipo de enfoque sobre el papel de la educación y de los programas de entrenamiento laboral son comprensibles pues intentan abordar el tema desde la realidad de un mercado laboral que se transforma en función de varios aspectos: los cambios en la estructura de la economía, en la cultura de la organización empresarial, los cambios tecnológicos –que pueden ser o no disruptivos, tener o no características de transversalidad entre funciones y sectores–, entre otros. Aún, dentro de este contexto, es amplio el reconocimiento de la importancia de la inversión en capital humano y de la necesidad de considerar el tema como un portafolio de políticas e intervenciones –por ejemplo, programas de entrenamiento laboral, políticas basadas en escolarización, reformas educativas y educación de adultos–, y no como una mera suma de acciones aisladas. En correspondencia con esto, la mirada del proceso de aprendizaje como necesariamente permanente y anticipado, pues afecta a las generaciones actuales y venideras, también es reconocido (Heckman, 2000, pp. 3-56).
178A pesar de ello, la cuestión de manejar en forma conjunta las transiciones, incluyendo la sectorial, no forma parte del discurso admitido pues existe un supuesto tácito de eficiencia asignativa a través de los mecanismos de mercado (su intrínseca movilidad entre actividades, factores y territorios) que, aunque imperfectos, pueden siempre ser subsanados. La mencionada heterogeneidad, rigidez tecnológica y rigidez en las posibilidades de aprender se ignoran como si fueran parte de la naturaleza y no el campo de aplicación de políticas activas.
179En el capítulo siguiente se esbozan algunos elementos que contribuyen a sentido a los múltiples vacíos conceptuales que al día de hoy –transcurridos setenta años de desarrollo y casi veinticinco desde el nacimiento del concepto de desarrollo sustentable–, se considera necesario abordar de un modo integrado. Si un tema grave ha sido dejado de lado en el necesario equilibrio que supone el propio concepto de sustentabilidad, es precisamente el del empleo y con ello el aspecto político y social del problema.
180La idea central es, entonces, que los lineamientos de política de desarrollo sustentable deben contemplar transiciones posibles de alcanzar en los países en desarrollo a través de estrategias que superen las asimetrías tecnológicas ya descritas. La creación de medios urbanos sustentables puede constituir una posibilidad para ello, pues permitirían crear un ascenso progresivo en las calificaciones laborales partiendo de capacidades existentes o de las más sencillas para evitar que millones de seres humanos sean considerados descartables y actualmente vivan objetiva y subjetivamente como tales.
Notes de bas de page
1 El Club de Roma es una organización no gubernamental fundada en Roma, en 1968. Se hallaba compuesta por un pequeño grupo de personas entre las que había científicos y dirigentes políticos. Se atribuyó la misión de mejorar el futuro del mundo a largo plazo, abordando estudios de manera interdisciplinar y holística. Ha sido una de las instituciones paradigmáticas del neomaltusianismo, vinculadas al desarrollo de políticas poblacionales geoestratégicas por parte de los Estados Unidos. En tal sentido, durante la Guerra Fría consideraba que el crecimiento de la población mundial de los países comunistas era un grave problema, en vista de la posible expansión de este sistema en el denominado tercer mundo.
2 En la publicación se retoma el tema acerca de los límites del crecimiento, desarrollado veinte años antes (Meadows y otros, 1972).
3 En todos los casos, consideramos los registros de datos entre 1950-2015.
4 Se recomienda la lectura de una tesis que revela la naturaleza racista de este pensamiento: Orleans Reed (2008).
5 Evento conocido como Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro. Organizado por Naciones Unidas y celebrado en Río de Janeiro (Brasil) entre el 3 y el 14 de junio de 1992; participaron 178 países.
6 El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (Intergovernmental Panel on Climate Change o ipcc) fue iniciativa de la Organización Meteorológica Mundial (World Meteorological Organization o wmo) y del Programa Ambiental de las Naciones Unidas (United Nations Environment Programme o unep).
7 Ver el informe del año 2014 sobre el cambio climático (ipcc, 2014, p. 151).
8 Estos datos resultan de la inferencia sujeta a error a partir del gráfico (a) (ipcc, 2014, p. 3).
9 Véase, por ejemplo, Berkeley Earth daily tavg. En este caso, las mediciones de anomalías se refieren considerando el promedio diario desde 1950 a 1980 como temperatura de referencia. Además, mostrarían un ascenso de la temperatura media de la tierra desde ese entonces a la fecha en un orden inferior a 1 grado centígrado.
10 Se trata de la organización The Heartland Institute, organizadora de conferencias internacionales sobre cambio climático desde un punto de vista opuesto al del ipcc. Se enrola en la corriente escéptica respecto al calentamiento global como gran problema mundial.
11 Véase también Lamb (2013). Este libro, que fue publicado por primera vez en 1966, se describen y explican los cambios climáticos ocurridos desde la última Era de Hielo hasta 1960.
12 El Protocolo de Kioto sobre el cambio climático nace de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (cmnucc). Este supone un acuerdo internacional cuyo objetivo es reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero.
13 Este principio evalúa quién tiene más responsabilidades de emisión de gei y a su vez puede enfrentar el costo de la reconversión energética.
14 Sin embargo, y a pesar de que esta política cuenta con una fuerte adhesión por parte del sector industrial en los Estados Unidos, ha constituido uno de los ejes del enfrentamiento entre republicanos y demócratas. La disputa radica en determinar si estos cambios en el modo de producir energía pueden o no restar competitividad a la economía.
15 La primera versión en idioma español de Small is Beautiful: Economics As If People Mattered fue realizada por Oscar Margenet en 1977 y editada por la Editorial H. Blume de Barcelona en 1978. Margenet, traductor, arquitecto y urbanista, miembro del Instituto Real de Arquitectos Británicos (1974), conoció al autor en el Grupo de Desarrollo de la Tecnología Intermedia (itdg) en Londres. Influenciado por las enseñanzas del profesor Schumacher, se dedicó al estudio y desarrollo de construcciones simpatéticas con el entorno mediante el uso de materiales provenientes de recursos renovables. En 1987, fue cofundador, en Brighton, de la ong Arc Peace (primero iadppnw) con sede en Estocolmo (Suecia). Además, fue propulsor coordinador del primer Congreso Internacional sobre Medioambiente y Desarrollo, en Santiago del Estero (Argentina) en 1991, al que asistieron profesionales, docentes y estudiantes de países de los cinco continentes.
16 Movimiento encabezado por artesanos ingleses en el siglo xix, entre los años 1811 y 1817, contra las nuevas máquinas que destruían empleos.
17 Hemos explicado una y otra vez a lo largo de este trabajo, de dónde y bajo qué mecanismos evolutivos derivaría en buena parte este capital humano desechable, no utilizable. Es necesario destacar que no lo hemos hecho a partir de críticas al progreso tecnológico, sino focalizando el problema en la mutación de actividades propias del proceso de construcción de ciudades, como resultado esperable de un proceso evolutivo y asimétrico entre capacidades instaladas en los países desarrollados y el resto.
18 Ver, por ejemplo, ilo, 2011; unido, 2013; eca, 2013; Banco Mundial, 2013; oecd, 2013.
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