Capítulo 3. La eera inta Bariloche en Río Negro
p. 99-135
Texte intégral
El inta y la producción de conocimiento
1El escenario nacional e internacional de finales de la década del sesenta y comienzos de la del setenta se caracterizó por estar en permanente cambio. La ciencia y la tecnología eran elementos que se incorporaban a la esfera pública en forma creciente y de los que se esperaba un efecto positivo en las economías. De acuerdo a esto, la producción de conocimiento adquiere un carácter competitivo. La pertenencia de los agentes que producen conocimiento en el campo científico-tecnológico toma significado a través de los vínculos institucionales que forman las redes productivas de conocimiento que son la base de la transferencia entre el ámbito productivo y el ámbito académico (Yoguel, 2000, p. 105).
2En sintonía con lo mencionado, desde mediados de la década del setenta, con la creación del Centro Regional Patagónico en San Carlos de Bariloche, pudo concretarse el proyecto de vinculación y asistencia técnica inta-fao, el cual tuvo una duración de seis años. Pasado este tiempo, y como resultado de la ejecución del proyecto, en 1973 culminaron las obras de construcción de la eera inta Bariloche. Desde ese año se contó con un edificio central con oficinas, biblioteca, administración y servicios de infraestructura donde funcionaban los laboratorios de Suelos, así como los de Relevamiento Ecológico, Lanas, Nutrición Animal, Pasturas, Parasitología y Fauna Silvestre. Asimismo, se integraron los equipos de trabajo de Economía, Producción Animal y Ecología, sumando profesionales al análisis productivo para la Patagonia.
3La conformación de la estructura descripta y la finalización del financiamiento del proyecto fao dieron como resultado un exhaustivo análisis en torno a la problemática de la producción ovina en la amplia Región Patagónica.1
4A partir de estos resultados, se fijaron las líneas de trabajo e investigación que estuvieron orientadas, de acuerdo a la perspectiva de desarrollo imperante en estos años, a responder a las necesidades de la región sur del país.
5Entre los resultados materiales más destacables, cabe mencionar que, entre 1971 y 1976, se crearon nuevas Agencias de Extensión Rural, campos y chacras experimentales en diferentes sitios de la región con el objetivo de expandir territorialmente la estructura. En este marco se inscribe la creación de la aer de Bariloche, un retorno a las actividades de extensión y el Campo anexo experimental de Pilcaniyeu, en la provincia de Río Negro. En la provincia de Neuquén abrieron sus puertas las Agencias de Extensión Rural de Zapala y Junín de los Andes y en la de Santa Cruz se creó la Agencia de Extensión Rural de El Calafate.
6Estos espacios se sumaron a los ya existentes: la mencionada eea inta Trelew, las aer Valle Inferior del Río Chubut en Esquel y Sarmiento en la provincia de Chubut, y las aer de Comodoro Rivadavia, Perito Moreno y Río Gallegos en la provincia de Santa Cruz. Finalmente, en el territorio nacional de Tierra del Fuego se creó la aer Río Grande. Todas ellas dependían de la eera inta Bariloche. De esta forma, para mediados de los años 70, quedó cubierta gran parte de la Región Patagónica.2 Debe destacarse que continuaron las acciones centradas en el desarrollo territorial, en clave ovina, en el área de influencia.
7En este escenario de expansión institucional, la extensión del inta en el área Patagónica adquiere, en la provincia de Río Negro, ciertas particularidades relacionadas a una vinculación singular con el espacio ocupado por el centro de San Carlos de Bariloche. En la interacción que se va a producir en estos años volvemos a encontrar que, lejos de una descripción ambiental neutra, el reconocimiento del espacio y de las actividades se encuentra atravesado por definiciones políticas previas. Las características distintivas del dinamismo del inta en el área lacustre no se restringieron a sus lógicas constitutivas, sino que estuvieron atravesadas por las dinámicas territoriales instituidas desde otras esferas estatales como el municipio o la provincia de reciente formación. Así, el inta se instala en el marco de un proceso de crecimiento institucional en Río Negro.
Río Negro, de territorio nacional a provincia
8En Río Negro, el período de conversión de territorio nacional a provincia pasó por diferentes etapas desde las últimas décadas del siglo xix hasta finales de la década de 1950 (Favaro, 1995-1999; Iuorno, 2008; Navarro Floria, 2001). Desde la creación de los Territorios Nacionales en 1884, las instituciones reconocidas para la gestión política de lo local, más allá de las estructuras tutelares del Gobierno nacional fueron los Consejos Municipales Electivos y las Comisiones de Fomento, únicas esferas democráticas de participación en estas regiones (Iuorno, 2007). Si bien los habitantes de los territorios nacionales no tuvieron representación política a nivel territorial o nacional, las prácticas políticas municipales permitieron la organización de formaciones partidarias comunales que dialogaron con las dinámicas y tensiones políticas surgidas en la esfera nacional.
9La compleja red de actores políticos formada en el período del territorio nacional se hizo evidente con mayor fuerza a finales de la década del cuarenta, cuando desde el Gobierno nacional se trabajó a favor de la ampliación de los derechos políticos de los ciudadanos, tanto en lo referido a derechos de género como de poblaciones ubicadas en Territorios Nacionales (Favaro, 1993; Iuorno, 2007; Ruffini, 2005). Las históricas expectativas y reclamos por la conversión a provincia de los territorios nacionales3 comenzaron a cristalizar a comienzos de la década del cincuenta cuando el presidente Juan Domingo Perón, por ley 14 037 del 8 de agosto de 1951, firmó el reconocimiento de los territorios nacionales del Chaco y La Pampa como provincias.
10El paso gradual de las provincializaciones en la Patagonia ha llevado a varios debates que pretendieron explicar el porqué de esta institucionalización diferenciada en el espacio nacional. Una hipótesis recurrente es la falta de adscripción de las poblaciones patagónicas a las ideas peronistas (Iuorno, 2007; Ruffini, 2005). Otra explicación se refiere a la falta de vinculación entre la agenda de desarrollo que se propuso desde los territorios sureños y la agenda nacional (Arias Bucciarelli, 2010; Barros, 2009; Carrizo, 2011). Desde esta perspectiva, en las décadas del cuarenta y del cincuenta, en el territorio nacional de Río Negro, esta adscripción podría caracterizarse como limitada ya que los estudios acerca de ese tema observan mayores simpatías con el radicalismo y el socialismo.
11En la década del cincuenta, el mapa político de Río Negro se fue configurando en una dinámica que permitió reconocer el peso de las fragmentaciones territoriales heredadas del período anterior. Esta situación se hizo evidente hacia los inicios de la provincia, cuando se buscó integrar las diferentes regiones que la conforman actualmente (Núñez, 2003). Río Negro se convirtió en provincia el 15 de junio de 1955, pocos meses antes del golpe de Estado autodenominado Revolución Libertadora. Iuorno (2007) observa que entre 1955 y 1958 sobrevino una importante represión militar-policial y civil que afectó el inicio de la organización. En el norte de la Patagonia, aun cuando no se evidenciaron hechos de acción de grupos de choque y ocupaciones de las organizaciones gremiales, sí se constituyeron comisiones investigadoras a cargo del interventor de facto, Gualberto Wheeler. En este contexto se desarticuló la estructura peronista, destituyendo a funcionarios locales que participaban en consejos municipales, comisiones de fomento, registros civiles, etcétera (Iuorno, 2007, p. 298).
12La zona Andina, que unos años más adelante será el espacio donde se ubique la institución que nos ocupa, fue afectada por otro cambio durante la dictadura: los Parques Nacionales, cuyo diseño y manejo habían sido modificados durante el justicialismo, se alejaron cada vez más del desarrollo de Bariloche (Bessera, 2008; Carreras Doallo, 2010; Núñez y Vejsbjerg, 2010), hasta que, finalmente, se desvincularon de la actividad económica del área a partir de la promulgación de la ley nacional 12 103 de 1956, que en su artículo nº 3 indica: «Las transferencias de las funciones inherentes al fomento y organización del turismo al Ministerio de Transporte de la Nación comprenden personal, bienes y créditos a dichas funciones que poseía la ex Administración General de Parques Nacionales y Turismo». De este modo, en la esfera local, se termina de suprimir el diálogo sobre el manejo del Parque Nacional, cada vez más ligado a políticas proteccionistas (Vejsbjerg, 2006); por otra parte, también se elimina la posibilidad de incidir desde la localidad andina en el diseño de políticas turísticas, bajo la jurisdicción nacional del Ministerio de Transporte. De modo que, con limitacioones, los pobladores de la región comenzaron a diseñar estrategias organizativas a fin de avanzar en el ordenamiento de la región en un período de grandes cambios y fuertes tensiones políticas (Núñez, 2014b).
13En 1956, el gobierno nacional aprobó el estatuto provincial para el gobierno y administración de las nuevas provincias que establecía las funciones del interventor federal hasta que entrara en vigencia la Constitución provincial. Este documento operó como norma orgánica para el funcionamiento del aparato político-administrativo que promovió la organización de las instituciones hasta la aprobación de la Constitución y la salida electoral. La transición no fue sencilla y trajo conflictos de intereses entre el Estado nacional y las nuevas provincias patagónicas. Esto se vio plasmado en la discusión que se desencadenó a partir de la creación de la Corporación Norpatagónica por un decreto del Ejecutivo nacional de 1957, causante de innumerables debates en la Convención Constituyente Provincial de ese mismo año (Iuorno, 2007).
14La idea de organizar la Patagonia desde una esfera supra-regional no era nueva; ya Aquiles Ygobone lo había propuesto en 1947 bajo la denominación de Consejo Económico de la Patagonia. Podría pensarse que desde la esfera nacional no se terminaba de abandonar la idea de la necesidad de tutelar de algún modo el desarrollo patagónico. Sobre todo en el escenario que se planteaba a fines de la década del cincuenta, cuando los recursos del sur fueron presentados una y otra vez como base del crecimiento de la Nación.
15La Corporación Norpatagónica propuesta desde el Ejecutivo nacional estaba constituida por las provincias de Chubut, Río Negro y Neuquén (ver Figura 11) y operaba bajo la dirección de Fabricaciones Militares. Esta tenía por finalidad el aprovechamiento coordinado de los recursos naturales de los estados sureños a favor del proyecto nacional. La Corporación fue diseñada como un ente autárquico. Desde el Poder Ejecutivo se planteaba que cada una de las provincias que la conformaba debía concederle personería jurídica de derecho público y privado. De este modo, el tratado, firmado por Comisionados Federales de un gobierno de facto, quitaba poder decisorio a las provincias que aún no habían llegado a constituirse como tales, comprometiendo su patrimonio y su autonomía. El proyecto fue denunciado por la ucr del Pueblo, aunque también participaron en el debate otros partidos políticos, haciendo hincapié en los conceptos de federalismo, soberanía política y económica, afirmando así el diseño de perspectivas propias en la planificación del desarrollo (Iuorno, 2007; Ruffini, 2014).
16En un escenario de defensa de la jurisdicción provincial sobre proyectos del Ejecutivo nacional, la flamante Constitución provincial de 1957 defendería la producción básica y los recursos naturales contra la acción de privilegios económicos, tal como se explicita en los siguientes artículos:
Art. nº 32: La actividad económica de la provincia debe orientarse sobre la base de planes que coloquen a la explotación y distribución de la riqueza al servicio de la colectividad y el bienestar social.
Art. nº 33: Toda forma de abuso de poder económico será reprimida y las empresas individuales y sociales de cualquier naturaleza que sean al igual que las concentraciones capitalistas que obstaculicen el desarrollo de la economía o tiendan a dominar a los mercados, eliminar la competencia o aumentar arbitrariamente los beneficios, serán expropiadas o disueltas según los casos. La producción agrícola, industrial y minera, el comercio y el crédito, así como el trabajo y la propiedad privada serán considerados en función social. El Estado protegerá al consumidor con leyes y medidas contra el agio y la especulación.
17Los artículos nº 34 al 39 siguen esta línea, y hacen evidente una fuerte oposición al control del Estado nacional sobre la jurisdicción del flamante Estado provincial, así como un compromiso con la mediana y pequeña producción que desde el espíritu de la ley se buscaba afianzar en todo el territorio.
18En este sentido, Iuorno (2007) indica que el origen de los recursos con los que las provincias contaban fue una permanente preocupación de los primeros gobiernos ocupados en la formación del Estado provincial. Así las discusiones estaban centradas en el impuesto al rédito, confrontando una vez más con el Estado nacional, entre otras razones por:
- el traspaso de jurisdicciones,
- la fijación de acuerdos y atribuciones de cada una de las jurisdicciones, en las que los límites eran muy difusos (Arias Buciarelli, 2006, 2007).
19Finalmente, y tras largos debates sobre la forma de establecer el pago de los impuestos, Río Negro acordó mediante la ley provincial 56 (1960), adherir al régimen de unificación de impuestos internos que fijó la ley nacional 14 390.
20Otra fuente que resulta relevante para nuestro análisis es el trabajo realizado por Rodríguez Meitín en 1960 sobre la incorporación económica de la Patagonia en relación con el resto del espacio nacional. En este texto se debate la reciente introducción del paralelo 42° como un límite interno de la Patagonia. A diferencia del espacio que recortaba la Corporación Norpatagónica, a partir del nuevo límite económico, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego se separan de Neuquén y Río Negro. En su trabajo, Rodríguez Meitín muestra que, tanto por la vinculación económica a partir de las vías de comunicación, como por la influencia de las áreas comerciales y productivas más relevantes de la Argentina, así como por factores ambientales, la delimitación del paralelo 42° resultaba forzada, y el modo de integración económica de Neuquén y Río Negro se observaba como un desafío a definir (ver Figuras 12, 13 y 14).
21En Río Negro, además, encontramos fuertes embates regionales, con históricas fracturas que se presentan como uno de los principales desafíos a resolver por el primer gobierno (Núñez, 2003). Esto resulta especialmente claro en el modo en que la zona Andina se suma al concierto de la provincia. En general, la zona andina de norpatagonia, ligada a la larga trayectoria de Parques Nacionales al momento de la provincialización, emerge con particularidades que inciden en el proceso de desarrollo que se plantea en Bariloche. Cuando se aprobó la ley 55 (1960) se afirmó el dominio provincial sobre zonas de Parques Nacionales (Núñez, 2003), pero, frente a las prácticas sociales, la construcción de la integración se presentó como un desafío tan importante como el de la autonomía y claramente más esquivo en esa interacción que no terminaba de superar las diferencias regionales (Abel, 2011; Azcoitia y Núñez, 2014; Iuorno, 2008).
22El artículo nº 1 de la Constitución de Río Negro de 1957 señala:
La provincia de Río Negro en ejercicio de su autonomía y como parte integrante de la Nación Argentina, se dicta su Constitución y organiza su Constitución bajo el sistema Republicano y Democrático de gobierno, según los principios, derechos, deberes y garantías consignados en la Constitución Nacional.
23En este artículo se enfatiza la autonomía que tiene la provincia para ejercer su jurisdicción sobre el territorio que la conforma. Sin duda, los conflictos con el poder central y la superposición de jurisdicciones promovieron diferentes estrategias tanto desde la flamante provincia como desde el Estado nacional para ocupar espacios/regiones, en un ejercicio dinámico y cambiante del cual el inta no resulta ajeno.
24El gobierno de Río Negro pensó el espacio organizado en regiones4 en torno a cuatro centros urbanos, ubicados en distintos espacios. Cada una de las regiones de influencia reveló su propia dinámica y cierto grado de autonomía. Las regiones que aparecen como preexistentes a la provincia son: la Valletana, la Andina, la Meseta y la Atlántica. Cada una de ellas se reconoce desde una construcción histórica diferente, y sus agentes políticos y sociales fueron relacionándose con el poder central nacional de formas distintas (Iuorno, 2007; Manzanal, 1980; Rey y Vidal, 1974; Vapñarsky, 1983; Winderbaum, 2006).
25Río Negro, desde la etapa territorial, se presenta con fragmentaciones regionales. En el armado de la provincia, estas diferencias comienzan a evidenciarse cada vez más por dinámicas poblacionales diferenciadas y por el propio paisaje, cuestiones que impidieron construir la gestión de un espacio unificado, aun en los primeros momentos de la provincia. El discurso de asunción del primer gobernador rionegrino, Edgardo Castello, del 1º de mayo de 1958, alude a las asimetrías que mostraban los valores demográficos y de crecimiento económico de las diferentes regiones. Aquí, un extracto de ese discurso:
La provincia de Río Negro se desarrolla en una superficie que excede los 201 000 kilómetros cuadrados, su población alcanza los 195 000 habitantes y la densidad demográfica es de 0,9 habitantes por kilómetro cuadrado. Las concentraciones humanas más numerosas, son acusadas por las localidades del Alto Valle, San Carlos de Bariloche y Viedma, y el crecimiento vegetativo se pronuncia en ellas en acentuado contraste con otros sectores de la provincia que se mantienen estacionarios o semidesérticos. Frente a este panorama divergente, el gobierno debía compenetrarse a fondo de cada problema local, analizarlo en sus proyecciones y balancearlas para adecuarles las soluciones pertinentes… El problema económico y social se mostraba en toda su dramática complejidad y era urgente ir a su encuentro para hallarle las soluciones más inmediatas. Los que afectaban al ordenamiento de la economía –específicamente– debían ser inevitablemente objeto de minucioso estudio y análisis, a fin de agruparlos en un plan de estructura flexible y ejecutiva. (Poder Legislativo de Río Negro, 1962, p. 35)
26Estas consideraciones resultan estructurales para la comprensión de las memorias de los tres años de gobierno y del fundamento del programa pro-5 de desarrollo económico de Río Negro, que se llevó adelante entre 1960 y 1964.
27Las décadas que siguieron a la emergencia de las instituciones provinciales dieron lugar a nuevas tensiones con los organismos nacionales, tanto en el traspaso de las jurisdicciones como en la fijación de las atribuciones, misiones y funciones de los nuevos organismos. Aquí situamos los debates sobre el aprovechamiento y desarrollo económico de la zona de influencia de los ríos Limay, Neuquén y Río Negro, denominada Región Comahue (Azcoitia y Núñez, 2013; Bandieri y Blanco 2012).
28La planificación nacional y la decisión de regionalizar privilegiando criterios económicos por sobre criterios espaciales, resultó ser el argumento de peso en la presión que ejerció el Estado nacional para la instalación de la estructura generadora de energía del país (Azcoitia y Núñez, 2013; Bandieri y Banco, 2012). Las posibilidades energéticas de progreso industrial para la norpatagonia ya habían sido evaluadas desde finales del siglo xix y principios del siglo xx. Con el transcurso del tiempo, a estas posibilidades se sumaron la explotación minera, la petrolera y la agropecuaria, posibilitada por las grandes extensiones de tierra (Favaro, 2001; Navarro Floria, 2004, 2007). Así, desde el gobierno nacional se siguió pensando en la explotación de los recursos patagónicos para satisfacer necesidades de todo el país, siguiendo la modalidad que otrora operaba en los territorios nacionales. Por ende, el diseño del desarrollo tradujo supuestos de tutelaje y dependencia que generaron fuertes debates al interior de los espacios provinciales (Azcoitia y Núñez, 2013).
29La promesa de progreso y desarrollo regional, expresada desde el período de los territorios nacionales (Sarobe, 1930; Ygobone, 1945), pervivió en el tiempo y se materializó en las perspectivas proyectadas para la provincia durante el gobierno de Castello, tal como se explicita en las memorias de los tres años de gobierno:
Un plan colonizador rionegrino debe conformarse a sus posibilidades agrícolas y ganaderas, basado en obras hidráulicas, en ordenamiento y la mayor capacitación del productor pecuario teniéndose en cuenta las características ecológicas de cada región, cuya influencia en la radicación del colono y su incorporación al medio es de suma importancia. (pl Río Negro, 1962, p. 37)
30En esta cita observamos el énfasis puesto en colonizar este espacio a través de un plan que implicaba el aprovechamiento de las obras hidráulicas que propendía el desarrollo local a través del poblamiento y la utilización de los recursos naturales.. En relación a ello, el proyecto elaborado desde el Estado nacional para la región Comahue aparece como el ensamble perfecto para la realización de las perspectivas planeadas por el gobierno de Castello. En esta línea, consideramos que los criterios utilizados para el ordenamiento territorial del país durante la década del sesenta tuvieron su peso en el programa pro-5, que marcó los lineamientos del desarrollo de los espacios productivos provinciales hasta ingresada la década del ochenta.
La territorialización de las regiones de la provincia de Río Negro
31Consideramos que el proceso de territorialización de la provincia de Río Negro estuvo atravesado por una fuerte influencia de las políticas públicas diseñadas desde el Estado nacional y proyectadas a través del conade. Lo que se generó fueron mayores asimetrías en las diferentes zonas que forman el territorio provincial (Laurín, 2010, p. 15). Al respecto, Azcoitia y Núñez (2013) señalan que hay un modelo energético que responde al plan Comahue; por otra parte, que la construcción de poder político se concentra en dos zonas, en la Atlántica (Viedma) y en el Alto Valle (Roca). Estos estudios están en línea con los realizados por Abel (2011), Iuorno (2008), Manzanal (1980) y Winderbaum (2006) respecto a diferentes aspectos de la construcción de identidad política, asociada al proceso de territorialización y al modelo energético, como así también la construcción de lo político. Estas diferencias en lo político nos llevan a una breve reflexión sobre el armado territorial. Cabe destacar que el modo en que es percibido el territorio de Río Negro vuelve a articular las diferencias sobre las vinculaciones. Autores como Vapñarsky (1983), Rey y Vidal (1974) y Manzanal (1980) resultan antecedentes ineludibles en torno a la forma de concebir esta compleja provincia.
32Un aspecto de interés es que la eera inta Bariloche se ubica fuera de las regiones históricamente reconocidas para la actividad agrícola más relevante. En referencia a esto, y de acuerdo a lo mencionado en las memorias de los tres años de gobierno de Castello, dentro de la proyección de acciones gubernamentales frente a la producción agropecuaria figura la creación de una Estación Zootécnica y Escuela de Capacitación próxima al río Pichileufu, no muy distante de San Carlos de Bariloche. El propósito principal de este establecimiento fue formar técnicos para desarrollar la actividad ganadera en la zona (pl Río Negro, 1962, p. 86). Sin embargo, en el transcurso de la década del sesenta, este centro educativo no tuvo vínculo con la aer Río Limay, ubicada en San Carlos de Bariloche5.
33En este sentido, cabe destacar la preponderancia que adquiere, en las memorias del gobernador Castello, una carta de intención firmada en el mes de mayo de 1961 entre la provincia de Río Negro y el inta cuyo propósito fue promover el desarrollo económico y que fue central para el Programa de Desarrollo Económico pro-5 que el gobierno puso en marcha. De estas proyecciones se esperaba llevar a cabo en el corto plazo un convenio con el inta, como observamos en el siguiente extracto:
El convenio con el inta dará a la provincia una base científica para la explotación de la tierra, especialmente en aquellas zonas que esperan ser desmontadas y habilitadas para cultivos. La coparticipación de los técnicos del Instituto, en las tareas de planificación agraria, permitirá la incorporación de grandes extensiones a la producción de la chacra, fruta, huerta, vid, forrajeras con destino al pastoreo, y contribuirá a la transformación de las zonas no explotadas de Río Negro, mediante el uso racional del riego, habilitación de pozos para aguadas y fomento de pasturas naturales en las áreas de secano […] La participación del gobierno y de la entidad oficial creada con fines de mejorar las condiciones en que se desenvuelven agricultores y ganaderos tiene necesariamente que imponer directivas a los productores, por cuanto al Estado corresponde asumir las mayores responsabilidades en el ordenamiento de las zonas económicas y, por tanto, no debe desentenderse de las causas que conducen al buen éxito o fracaso. La fruticultura, la horticultura y la tipificación del lúpulo representan para Río Negro un futuro económico que merece ser cuidadosamente tecnificado, si han de llevarse sus respectivas producciones a altos niveles de calidad y cantidad. (pl Río Negro, 1962, p. 85-86)
34La fecha del convenio, cercana a 1962, cuando aún no se había reubicado el Centro Regional Patagónico en Bariloche, permite inferir que el crecimiento económico se preveía en otras áreas de la provincia. En relación a lo anteriormente citado, es necesario recordar que la región Alto-valletana, por su trayectoria productiva y por la importancia regional lograda, emergió en los primeros años de la provincia en torno a un proyecto productivo agrícola asociado a obras de riego, con asentamiento de colonias agrícolas que posteriormente conformarían la estructura agroindustrial.
35En este caso, siguiendo a Winderbaum (2006), podemos pensar que las ciudades de General Roca y Cipolletti forman parte del núcleo poblacional y productivo más importante de la provincia. Winderbaum coincide con Manzanal (1980) en que estas ciudades están muy vinculadas entre sí tanto política como económicamente, pero a su vez se encuentran aisladas del resto de la provincia. Por otra parte, Cipolletti y sus alrededores funcionan, en muchos aspectos, más vinculados a la ciudad de Neuquén. Iuorno (2008) plantea que en estos espacios ha sido propicia la formación de una clase dirigente local que representaba los intereses del sector económicamente dominante y deja, así, en evidencia las diferencias socio-históricas que contribuyeron a la falta de integración de los espacios provinciales. Esta situación resultó evidente a la hora de definir el sitio donde funcionaría la capital de la flamante provincia. La historia de la capitalización de Río Negro expone la formación inconclusa de la territorialidad rionegrina durante los años de los que se ocupa este estudio.
36Históricamente, Viedma había sido el centro administrativo del territorio nacional de Río Negro debido, entre otras cosas, a su cercanía con Buenos Aires y La Pampa. Sin embargo, cuando el Territorio adquirió el estatus de provincia, el sitio donde se ubicaría la capital generó un ríspido debate que puso en evidencia las disparidades entre los intereses de las áreas que reúne la nueva provincia. En 1950, General Roca se mostraba como el centro urbano de mayor importancia en el territorio nacional, con una tendencia hegemónica en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén. La estructura política de esta región rionegrina tuvo una temprana vinculación con la esfera nacional, asociada a la producción frutihortícola, de modo que sus agentes político-sociales se constituyeron en enunciadores de la voz rionegrina. Estos intereses regionales pusieron en tensión a los actores políticos de la zona atlántica con los de la zona del Alto Valle, dado que ambos grupos se adjudican la identidad política de la provincia. (Favaro y Arias Bucciarelli, 2001; Iuorno 2008).
37La disputa por la ubicación de la capital de la provincia recorre las tensiones de estas dos geografías en disputa. Según Winderbaum (2006), Viedma conservó las funciones político-administrativas aunque sin un hinterland productivo de importancia en sus cercanías y relativamente aislada de los otros centros de la provincia. Los sectores dominantes vinculados al Alto Valle son los que históricamente ejercieron su hegemonía económica y dieron lugar a largos debates y conflictos entre ciudades (Iuorno, 2007, 2008). Al mismo tiempo, los dos tercios del territorio al sur de la provincia permanecieron con una demografía más reducida, con importantes falencias en las vías de comunicación y con intereses que se vinculaban al desafío de la organización local a partir de estructuras económicas consideradas de menor relevancia en la organización provincial. Esto resulta de interés pues el área donde se ubica la sede del inta que nos ocupa aparece al margen de los debates centrales reconocidos como rionegrinos, es decir, lejos de las áreas donde parece haberse dirimido lo identitario.
38En este sentido, reparamos en el modo en que se organizó la primera Convención Constituyente de Río Negro, dado que si bien un número importante de representantes eran originarios de General Roca y Viedma, la presidencia descansó en las manos de una barilochense, Nelly Frey de Neumeyer, perteneciente a una de las familias de mayor influencia en la estructuración del espacio andino (Iuorno, 2007; Núñez, 2008). Esta convención, particularmente ocupada en el fortalecimiento de la estructura educativa, dejó las tensiones respecto de la capitanía en un sitio secundario, por lo que estableció que no se elegiría un sitio fijo. Cuando se votó el artículo nº 4 de la Constitución provincial, se vislumbró una solución aunque los debates permanecieron por un largo tiempo (Iuorno, 2007, 2008; Manzanal, 1980; Winderbaum, 2006).
39Así se estableció una práctica política que contemplaba el traslado de la capital a diferentes regiones y la descentralización administrativa de los ministerios. Todo ello redundó en mejoras en los ejercicios comunicativos. Núñez (2003) encuentra que esta práctica tuvo frenos y desmantelamientos durante los sucesivos golpes de Estado que terminaron por incrementar las diferencias regionales. Podemos pensar que en este intento frustrado de provincialización se cristalizó el reconocimiento de lo rionegrino, atlántico o altovalletano.
40Es claro que la institucionalización de la provincia de Río Negro se enmarcó en el mismo proceso nacional que tuvo, entre otros resultados, la creación del inta. El triunfo del radicalismo intransigente6 a nivel nacional puso en 1958 al presidente electo Arturo Frondizi frente a un Estado con características desarrollistas. Esto influyó en las primeras elecciones provinciales. El gobernador Castello inició su gestión en 1958 y la finalizó en 1962;7 durante esta, se puso en funcionamiento la estructura institucional y administrativa del nuevo Estado, se organizó el Poder Judicial, se creó el Banco de la Provincia de Río Negro y la Caja de Previsión Social. En este marco se aprobaron proyectos de obra de gran envergadura como el Puerto de San Antonio Este, el desarrollo de las obras del proyecto minero ferrífero de Sierra Grande, la radicación de la planta de Soda Solvay (carbonato de sodio), y la creación del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (idevi). Este último le imprimiría a la zona el modelo de agricultura propiamente desarrollista (Iuorno, 2007), en directa vinculación con las propuestas del informe de las consultoras italconsult y sofrelec (1961, 1962), y vincularía el desarrollo del agro a la creación de las explotaciones hidroeléctricas. Es claro el rol preponderante que se le asigna al idevi y que se resignifica en el discurso del gobernador Castello:
En los planes de activación alentados por el gobierno de la Provincia para conducirla a un plano de alta producción agropecuaria, minera, turística y manufacturera, lo referente al desarrollo del Valle Inferior del río Negro ocupa un lugar de singular importancia. Se trata de una obra en cuya perspectiva se incluye una zona no menor a 70.000 ha de tierras hoy incultas, transformada en emporio de trabajo, base de una trascendental política de colonización que cambiará fundamentalmente la zona de influencia de Viedma, desde la primera Angostura –a 85 km de la capital rionegrina– hasta el Océano Atlántico. (pl rn, 1962, p. 83).
41El hecho de que Viedma fuera la capital tiene un fuerte sentido simbólico de deliberación, en contraposición a la voluntad de integración declamada por el poder político. San Carlos de Bariloche, en este escenario, no termina de integrarse en la dinámica provincial diseñada (Núñez, 2003; Winderbaum, 2006). Esto abrió interrogantes acerca de la atención que la provincia prestaba al desarrollo productivo del área que elegiría el inta como centro de referencia, e incluso sobre la importancia de la producción ovina en el esquema del desarrollismo rionegrino. Aun cuando se declamaba su relevancia en las memorias gubernamentales:
La ganadería de la Provincia ocupa un lugar preponderante entre las denominadas industrias básicas. En manera especial, dadas las características de sus pasturas, el ganado ovino es el que abunda y mayor incremento adquiere. Existen, como es sabido, varias cabañas en las que se crían razas de ovinos puros por cruza y ello se ha puesto en evidencia en las exposiciones ganaderas, en las que los ejemplares rionegrinos han alcanzado distinciones que honran a los criadores. A través de las exposiciones regionales se ha comprobado el alto nivel de los mejoramientos logrados en cuanto a calidad de carnes y rendimiento en lana. La zona sud y sudoeste de la provincia, consideradas las más aptas para la cría de lanares, constituyen fuentes de trabajo y de riqueza que merecen el más amplio apoyo oficial, el que se presta mediante programas de tareas destinadas a la lucha contra las especies depredadoras que tanto daño hacen a la misma. (pl rn, 1962, p. 107)
42En este punto, debemos revisar la forma en que se reconocieron los distintos espacios dentro de la provincia. A diferencia de la demarcación histórica, que reconocía cuatro espacios, el programa de Castello definió cinco zonas. Así, la provincia se planificó y se pensó agrupada por zonas, cada una de ellas entendida como zona económica.8
43Cada zona se delimitaba en función de aspectos relativos a las comunicaciones, la estructura social y el mercado de consumo y de producción, que eran visualizados con distinta relevancia dentro de la estructura económica provincial. Las regiones fueron definidas a partir de relatos históricos que presentaban sus particularidades, ubicando en cada una a la localidad que había operado como referencia en un proceso histórico común (Benedetti, 2009). Autores como Vapñarsky (1983) o Rey y Vidal (1974) han sido pioneros en el estudio de estos aspectos. Las zonas económicas y localidades reconocidas son: General Roca en Alto Valle, Choele Choel en Valle Medio, Viedma en la zona Atlántica, San Carlos de Bariloche en la zona Andina e Ingeniero Jacobacci en la Meseta (Línea Sur). Así, a las cuatro regiones mencionadas anteriormente se agregó el reconocimiento de la particularidad del Valle Medio.
44Dentro de la zona Andina, el relato histórico que se adopta reconoce la inmigración, hacia finales del siglo xix, de colonos chilenos que se instalaron en las costas del lago Nahuel Huapi y El Bolsón. Matossian (2013) revisa una importante línea de poblamiento nacional que está formada por chilenos pero también se ve afectada por corrientes migratorias de italianos y españoles, entre otras. En el discurso provincial, la región Andina se presenta organizada en torno a la ciudad de San Carlos de Bariloche, que en sus primeras décadas estuvo vinculada al comercio con la localidad chilena de Puerto Montt (Méndez, 2007, 2010). Esta articulación implicaba, además, la integración con las regiones más occidentales de la meseta rionegrina vinculadas a través de la actividad productiva lanera y de pasturas (Méndez, 2006). Por otra parte, la migración sirio-libanesa tuvo un lugar preponderante en los intercambios.9
45Pero las memorias productivas se pierden en esta región en cuanto se avanza en el relato histórico, dejando la referencia al turismo como la valoración cristalizada para la provincia. Cabe mencionar que el factor que más influyó sobre el desarrollo turístico de la zona fue la creación en 1934, a través de la ley 12 103 (1934), de la Dirección de Parques Nacionales, y la llegada de la punta de rieles a la localidad, ese mismo año. La importancia de Parques Nacionales en el espacio de Bariloche está relacionada a la capacidad de gestión de fondos que tuvo esta institución para la construcción de obras, a la adquisición de servicios para la localidad y la colindante región lacustre, así como también a su pericia en el desmantelamiento de la estructura productiva. Rápidamente alcanzó gran influencia económica, en parte porque se instituyó como el principal dador de trabajo a partir de la obra pública, y en parte porque desmanteló sectores de la estructura productiva precedente, vinculados a la explotación de madera y ganado, entre otras actividades que fueron vistas como opuestas a los intereses tanto del Parque Nacional como de la Patria (Bustillo, 1946; Valverde y otros, 2008). Esta institución fijó criterios de crecimiento de la ciudad que afectaban el trazado urbano a través de prácticas que, además, desconocían los espacios políticos territoriales como interlocutores y que se ocupaban escasamente de la vinculación con los espacios aledaños, como las áreas de la Meseta o la propia localidad de El Bolsón (Bessera, 2008; Méndez, 2010; Núñez, 2003).
46La Dirección de Parques Nacionales materializaba una de las jurisdicciones nacionales más importantes dentro de estos territorios, a través de la cual operaba el Estado nacional. Desde las gestiones que llevaba adelante, permitía relacionar los actores locales con las esferas nacionales. Núñez (2003) analiza la capacidad de gestión del municipio de San Carlos de Bariloche y encuentra que, incluso hasta el gobierno peronista, la ya re-denominada Administración de Parques Nacionales asesoraba e impactaba en la política local. Si bien el gobierno municipal mantenía en los papeles su autonomía, su capacidad de acción estaba acotada por las iniciativas nacionales. Una de las intervenciones más concretas de Parques Nacionales fue el manejo de las tierras dentro del ejido municipal, aun cuando esta influencia fue disminuyendo conforme avanzó el proceso de provincialización. Las políticas decididas desde el Estado nacional otorgaron a Parques un rol que lo alejaba de su directa influencia en la localidad (Carreras Doallo 2010; Piglia 2012).
47La actividad económica local fue perdiendo en este proceso sus mentores, sin contar con alternativas y sin plantear una complejización y apertura a su esquema económico. Como respuesta parcial, el municipio intentó hacerse cargo de la organización de la actividad en 1957 con la conformación de una Comisión de Turismo a través de la resolución municipal nº 119/57, a fin de generar fondos permanentes para el fomento de esta área en Bariloche. Sin embargo, no contaba con los elementos para responder a las múltiples demandas provenientes de una actividad dinámica y en crecimiento y las esferas organizativas propuestas tampoco operaron como respuesta a estos desafíos. Según Núñez (2014b), en la etapa territorial la falta de una estructura de instituciones fue notable, por ello, en cuanto Río Negro adquirió el estatus de provincia, comenzó una fuerte demanda desde las diferentes regiones que la conformaban. En este sentido, en el marco de la Constitución, se organizó el funcionamiento de diferentes instituciones referentes a la seguridad, la educación, la justicia y la economía; la contraparte fue que no se aseguraban los medios para su funcionamiento. El dinero necesario llegaba a través de subsidios por medio de instituciones intermedias relacionadas a la actividad (Núñez, 2003). Aún más lejos quedaba la posibilidad de sumar la actividad turística a los diseños de desarrollo que se tomaban como prioritarios en las diferentes agendas públicas. Núñez y Vejsbjerg (2010) investigan el proceso por el cual, durante el peronismo, el turismo se vacía de sentido económico y afecta así el modo de observar la actividad. Jesús Dionisio Fanjul (1962), secretario de Turismo de San Carlos de Bariloche, denunció este problema como el centro de las dificultades en la financiación de las actividades y en la posibilidad de planificarlas a largo plazo y privilegió la idea de bien común por sobre las iniciativas privadas.
48Si bien el peso de las iniciativas particulares es central para entender el proceso vivido en la ciudad lacustre en estos años, no es el único factor de crecimiento. Durante las décadas del cincuenta y del sesenta, además del turismo, las actividades de ciencia y tecnología cobraron auge en San Carlos de Bariloche. La ciencia llega a Bariloche con la estructura de Big Science,10 es decir, una forma de organizar la práctica científica con participación de grupos de tecnólogos y científicos respaldados por una gran capacidad de gestión, lo que permitía el acceso a instrumental sofisticado (Hurtado, 2010). Los antecedentes de la estructura científica nos remiten al peronismo, pues esta estructura llegó a la Argentina de la mano de diferentes proyectos ligados a la energía nuclear durante la segunda presidencia de Perón. Hacia 1950, la idea de organizar la ciencia a nivel nacional se cristalizó en el Segundo Plan Quinquenal, que se llevaría a cabo a través del Ministerio de Asuntos Técnicos. En este escenario se creó la Comisión Nacional de Energía Atómica (cnea), que en ese momento dependía del Poder Ejecutivo. Este proceso va a ubicar a Bariloche como un centro científico, pues una de las funciones de esa institución era la de soporte administrativo de las actividades del proyecto de fusión nuclear a cargo Ronald Richter, físico y científico formado en el proyecto nuclear del Tercer Reich, quien elegiría la isla Huemul en el lago Nahuel Huapi en San Carlos de Bariloche para llevar a cabo sus trabajos (Hurtado, 2010; López Dávalos, 1994).
49En septiembre 1952, la isla Huemul fue visitada por una comisión fiscalizadora integrada por José Antonio Balseiro, entre otros físicos argentinos. El informe11 que se desprendió de esta comisión fue elocuente en cuanto a que el proyecto en cuestión era un fraude; más tarde el capitán Pedro Iraolagoitía, quien estaba al frente de la Comisión Nacional de Energía Atómica, dio por concluido el proyecto Huemul. Esta situación vinculó a Balseiro, junto a otros físicos, a la cnea, donde trabajó en diferentes proyectos relacionados a la energía nuclear, en diálogo con la Universidad de Buenos Aires, de la que era docente.
50Como resultado de este emprendimiento, en Bariloche se instaló el Centro Atómico Bariloche, marcando desde el inicio a la ciudad como objetivo de instituciones y centros de investigación. Las principales actividades del cab estuvieron dirigidas a la investigación y la docencia en energía nuclear. En 1955, a través de un convenio de vinculación científico-tecnológica entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Universidad Nacional de Cuyo, inició las actividades el Instituto de Física Bariloche, al cual se incorporaron quince estudiantes becados provenientes de distintas universidades nacionales. Más adelante, en 1958, la dirección del Instituto, que para ese entonces ya se denominaba Centro Atómico Bariloche, quedó a cargo de José Antonio Balseiro. Fue muy importante la vinculación de este espacio con el ámbito internacional, ya que pudo sostenerse en el tiempo por la ayuda económica recibida de organismos como la Unión Panamericana y la Unesco, entre otros (López Dávalos, 1994). La articulación de la ciencia y la tecnología desde el contexto nacional-internacional con el espacio de Bariloche marca una continuidad hasta nuestros días. Núñez (2003, 2008) señala que la institución pasó a convertirse en orgullo de la ciudad, aun cuando su vinculación con el municipio fue pobre, ya que los terrenos donde se ubicaban las instalaciones del Centro Atómico Bariloche eran, en sus inicios, jurisprudencia de Parques Nacionales, y la política local nunca terminó de articularse con los organismos productores de conocimiento.
51En 1962 fallece el doctor Balseiro a los 42 años de edad y le sucede en el cargo de dirección Carlos Mallman.12 Desde la Comisión Nacional de Energía Atómica surgió un grupo de científicos preocupado no solo por la transmisión de la ciencia, sino también por la cultura, entre ellos figuraban Jorge Sábato, Fidel Alsina, Carlos Mallman y empresarios vinculados al área de desarrollo como Arturo Mallman, Eduardo Braun Cantilo. Por iniciativa de estos grupos se creó la Fundación Bariloche13 en 1963. La relación de esta fundación con el sistema científico-tecnológico argentino fue temprana y tuvo como ejes la investigación, la educación de posgrado y la generación de un espacio de intercambio para la ciencia y la tecnología de carácter nacional e internacional. Si bien en sus inicios la articulación de sus tareas no se vinculó directamente con los intereses de la provincia, esto fue cambiando hacia fines de la década del setenta a partir de la creación del invap en 1976.
52Dentro de los objetivos de la Fundación figuraban: contribución a la investigación, creación de carreras de posgrado, transferencia de experiencias y resultados a la sociedad. En su primera etapa, y de acuerdo a los objetivos planteados, la Fundación estuvo vinculada a instituciones del ámbito nacional de ciencia y cultura como la Fundación Di Tella, el Instituto de Investigaciones Bioquímicas, fundado por Federico Leloire, entre otros. La creación de la Fundación Bariloche se dio en un marco en que las dependencias del inta estaban cambiando al establecer un Centro Regional en Bariloche, lo que, posiblemente, favoreció que ambas instituciones se vinculasen a la red científica que se estaba armando.
53A partir de 1966, Carlos Mallman se hizo cargo de la presidencia de la Fundación. Contaba con el apoyo de la Gerencia de Administración en Bariloche y la Gerencia de Desarrollo con sede en Buenos Aires. Además tenía a su cargo la Gerencia de Captación de Recursos Económicos, y logró una relevancia que ubicó a este espacio como el centro de reunión de las instituciones técnico-científicas presentes en la localidad. Fundación Bariloche tenía además una oficina que funcionaba en Bruselas, desde donde se mantenía un vínculo con el campo científico-tecnológico internacional, fundamentalmente con el europeo. Muchos de los proyectos de investigación eran gestados en la oficina de Bruselas, desde donde también se operaba en la captación de recursos económicos. Debemos agregar que si bien los fondos para su funcionamiento tuvieron varios orígenes, como capitales estatales y privados, dadas las actividades de la Fundación en el plano internacional, algunos fondos tuvieron su origen en los programas de ayuda económica para la ciencia y la tecnología que se otorgaban a través de agencias de la onu.
54Paulatinamente se fueron formando los grupos de trabajo en ciencias sociales, ciencias naturales y arte, cuyas agendas de investigación se armaron en función de las demandas e intereses de la región y del país. Esta característica operó a favor de la conformación de vínculos con otras instituciones como universidades, institutos de investigación y docencia, centros de investigación de ciencia y tecnología o el propio inta Bariloche, que fue donde se resolvieron los principales encuentros. En esta primera etapa, la Fundación contó con distintos programas y departamentos desde los cuales se abrieron vías de diálogo hacia otras esferas de la producción de conocimiento como la Universidad Nacional del Comahue y el Centro Regional Universitario Bariloche, creados en 1971, o la eera inta Bariloche instalada en 1965. Dentro de esos programas y departamentos, que buscaban fortalecer el desarrollo cultural de la localidad, cabe mencionar:
- Departamento de Matemática, con tres programas: Matemática Aplicada, Estadísticas e Investigación en Operaciones.
- Departamento de Biología, con programas de Bioquímica y Microbiología Vegetal.
- Departamento de Recursos Naturales y Energía, con tres programas: Geología, Ecología y Economía de la Energía.
- Departamento de Ciencias Sociales, con programas de investigación en Filosofía y Política, Movimientos Laborales, Sociología Política, Problemas Socio-económicos del Desarrollo.
- Departamento de Música, con dos programas: Capacitación e Interpretación de Música de Cámara y Difusión Musical. El primero de ellos dio vida a la Camerata Bariloche.
- Programa de Transferencia Cultural y Científica.
- Programa de estudios de Prospectiva Regional, Nacional y Global.
55Esta visión ampliada del conocimiento impactó en todos los profesionales de la región. Sin duda, y de acuerdo a lo antes mencionado, la Fundación Bariloche fue un nexo indiscutible con instituciones como el Centro Atómico Bariloche, la cnea, la Agencia de Extensión del inta Rural Río Limay y, posteriormente, la eera inta Bariloche y la sede del crub, perteneciente a la unco, y el invap. Esta red de relaciones institucionales fue favorable a la vinculación de actores y espacios que sobrepasaron las fronteras provinciales y nacionales. Desde esta perspectiva vemos en ese proceso la emergencia de un polo científico-tecnológico en el espacio de San Carlos de Bariloche que, paradójicamente, no se vinculó a la producción de crecimiento económico local. Posiblemente esto se haya debido a la sobredimensión interna que las instituciones dieron a la idea de la existencia de actividades excluyentes, como el turismo o la ovinización, lo que operó como un velo para el planteo de un diseño alternativo en la política de crecimiento.
56Podemos pensar que, en sus inicios, la provincia tuvo intenciones de integrar la zona Andina al conjunto provincial, dado que en la gobernación de Castello se creó la Dirección de Turismo de Río Negro por Ley de Presupuesto 47 y se abrieron nuevas agencias de turismo en la localidad para dinamizar esta actividad (Núñez, 2003). Ese mismo año se creó también la Dirección de Vialidad de la provincia y desde el Ministerio de Economía provincial se elaboró el Plan Vial a desarrollarse en el transcurso del quinquenio 1959-1964. También se especificó que, dada la configuración geográfica de la provincia, y de acuerdo a las necesidades de las principales zonas productivas, se intentaba unir espacios distanciados unos de otros mediante una red en forma de triángulo, cuyos vértices los constituyeron las zonas de Viedma, Alto Valle y San Carlos de Bariloche (pl Río Negro, 1962, 119). Podemos pensar que la elección de comunicar estos espacios se debió fundamentalmente al movimiento económico de bienes, servicios y personas, ya que los sitios nombrados son los que mayor demografía presentaban a nivel provincial, y que siguieron en franco crecimiento por varias décadas más, en gran parte por las migraciones internas.
57En cuanto al turismo, si bien quedaba mucho por hacer, la infraestructura hotelera de Bariloche superaba a la de otros centros de la provincia; los servicios movilizaban la economía local y se veían sus efectos en las ramas de alimentación, refrigerio, diversión y recreación. Todos ellos representaban más del 60 por ciento del conjunto de servicios prestados (Manzanal, 1983). En este sentido, San Carlos de Bariloche concentraba la mayor parte de los establecimientos relacionados con el turismo y otros relacionados al emergente polo científico-tecnológico (López Dávalos, 1994; López, 2013; Méndez, 2001). Asimismo, la localidad obtenía un nivel alto de ocupación laboral respecto del resto de la provincia.14
58Sin embargo, el turismo como actividad económica no terminaba de tener una política específica, es más, se lo consideraba como algo deseable de replicar en otras regiones, como un complemento a la economía establecida, sin reparar en las dificultades infraestructurales que implicaba para Bariloche contar con el mayor número de alojamientos de la provincia.15 El flujo de pasajeros en permanente incremento se asoció a una fuerte presión inmobiliaria que abría nuevas áreas de construcción, muchas veces con servicios limitados. Entre 1962 y 1965 se ha estimado en 122 123 la cantidad anual promedio de turistas que llegó a San Carlos de Bariloche, con una tendencia creciente en los años que siguieron (Manzanal, 1980, p. 155).
59En este contexto desarrollista podemos sumar como iniciativas emblemáticas para la región andina la inauguración del Aeropuerto Internacional en 1966 (Niembro, 2011), así como los planes de pavimentación de las rutas provincial nº 237 y nacional nº 22 en Neuquén. Estas iniciativas estaban vinculadas al plan de construcción de las represas Chocón-Cerros Colorados, pero también se presentaban como fortalecimiento del destino turístico de los Andes. A partir de 1963 y hasta aproximadamente 1974, según Manzanal (1983) y Núñez (2003), se observa un cambio importante en las actividades de la zona Andina. En San Carlos de Bariloche, la Dirección Provincial de Turismo solicita la edificación de una estación de acampantes, dado que por estos tiempos se daba una nueva modalidad de turismo, al tiempo que se gestionaba el financiamiento para la ampliación de la red de refugios de montaña y mejoras en los medios de elevación del Cerro Catedral. También se promueven distintas fiestas y encuentros para atraer visitantes.
60Manzanal (1983) señala que, para 1960, la actividad agropecuaria carece de importancia en Bariloche. Varios elementos explican esto. Por un lado, la creación de la Dirección de Parques Nacionales que administró las tierras de la localidad desde 1934 y desmanteló gran parte de la actividad agrícola-ganadera y maderera existente en pos del turismo. Por otro, la falta de promoción a la actividad. De hecho, en 1961, el Municipio prohíbe la presencia de ganado en buena parte del ejido urbano, específicamente en las manzanas comprendidas entre el Arroyo Ñireco, la calle Almirante Brown y, J. M. Gutiérrez, 20 de Febrero y Faldeo hasta la intersección con el camino pavimentado a Llao Llao (Núñez, 2003). Esta zona comprendía terrenos dedicados a la producción hortícola y sus dueños, en muchos casos, utilizaban caballos como medio de transporte. Esto no solo nos indica el carácter aislado de Bariloche respecto del resto de la provincia, sino que también marca que, desde el gobierno provincial, la mirada en el desarrollo económico estaba centrada en otras actividades productivas ajenas a las asociadas con la agroindustria y la producción de energía, que se ajustaban a propósitos nacionales, según se indica en los objetivos del programa de desarrollo económico pro-5:
El análisis de los objetivos expresamente fijados para este programa, así como el de las posibilidades económicas que creará su ejecución, permite destacar que su éxito provocará una expansión de las explotaciones existentes, tales como: las agrícolas, frutícolas, las ganaderas y otras menos desarrolladas, y estimulará la rápida creación de industrias que aseguren su total aprovechamiento, tanto para el abastecimiento interno como para la comercialización en el mercado exterior, lo que implica una creación adicional de divisas, concepción económica que le suma al programa un interés nacional. (me rn, 1960, p. 16)
61En este sentido, el contexto fue un poco más favorable16 para la actividad agropecuaria en la zona del valle de El Bolsón, localidad que pertenece al departamento de Bariloche, donde se desarrollaba la agricultura bajo riego para producción de lúpulo y frutas finas. Por otra parte, en El Bolsón comienza tímidamente a desarrollarse el turismo, aunque con mucho menor dinamismo que en San Carlos de Bariloche debido a la falta de infraestructura observable en la escasa capacidad hotelera y de servicios turísticos, así como en la precariedad de los caminos que limitaban el acceso, especialmente en épocas invernales. En la zona Andina, la actividad industrial se conectó con la actividad turística. Un ejemplo de esto fue el auge de la fabricación de productos elaborados con cacao (los famosos chocolates artesanales de Bariloche) y de conservas de frutas y legumbres en el valle de El Bolsón. Esta actividad abarcaba a empresas de elaboración de dulces y pulpas (mosquetas, guindas, cerezas, frambuesas, frutillas, grosellas, ciruelas, manzanas, etcétera). En ese período prosperó también la elaboración de productos lácteos y helados con materia prima proveniente de establecimientos productores de El Bolsón. De todos modos, este desarrollo económico se reconocía con carácter minoritario respecto de lo que se asumía desde la provincia como el centro productivo por excelencia, esto es, la zona Altovalletana.
62En este sentido, la producción de la región Altovalletana contrasta con el relato precedente. Se presenta con una impronta de continuidad en relación con su surgimiento a finales de siglo xix, en torno a un proyecto productivo agrícola, asociado a obras de riego que fueron recomendadas por la Comisión de Estudios Hidrológicos encabezada por Bailey Willis y de la que César Cipolletti formaba parte. Al respecto, en 1913, se aprobó la construcción de canales de riego y la asignación de partidas para su ejecución por ley 12 575 (Rodríguez Mertín, 1960), lo que favoreció el asentamiento de colonias agrícolas que posteriormente conformarían la estructura agroindustrial.
63La especialización frutihortícola estructuró la mayor parte del perfil productivo del área, a través del conjunto de encadenamientos de producción. La producción y transformación de manzanas, peras, uvas, tomates requerían la presencia de infraestructura adecuada como los galpones de empaque de frutas, frigoríficos, aserraderos, fábricas de conservas, etcétera. Toda esta producción se trasladaba por vía terrestre, vías férreas y el puerto de aguas profundas de San Antonio (Manzanal, 1980).
64Hacia finales de la década del cincuenta comenzó, en la provincia de Río Negro, la explotación petrolífera, en la localidad de Catriel. Sin embargo, tal como plantea Manzanal (1983), a pesar de que esta actividad era un indicador del Producto Bruto Interno provincial, la actividad petrolífera tuvo menores repercusiones que la frutihortícola, dado que las ganancias por esta actividad económico-productiva no quedaban en la provincia. Esto es así ya que, en el lugar, solo se practica la extracción de la materia prima y no se realiza el resto de los procesos como la destilación fraccionada y el refinamiento de los productos obtenidos del petróleo crudo. Sumado a este gran faltante en la cadena productiva, la comercialización también se realiza fuera de la provincia. En este sentido, la extracción de petróleo y gas natural tiene dos efectos, el primero de ellos relacionado con el salario pagado por empresas extractoras y por Yacimientos Petrolíferos Fiscales (ypf), y con las convocatorias para la construcción de infraestructura, con las que entran en juego las empresas constructoras. El segundo está relacionado a las regalías percibidas por el Estado provincial. Si bien esta explotación se expandió, como las actividades en construcción o las vinculadas a la producción de electricidad (Bandieri y Blanco, 2012; Manzanal, 1983), la provincia mantuvo su identidad económica apoyada en la producción altovalletana a tal punto que las políticas para dar relevancia a otros espacios se llevaron adelante a partir de la transformación de esos espacios en áreas productivas frutihortícolas. La región de El Bolsón, con una producción propia, nunca terminó de reconocerse como un espacio productivo de envergadura.
65La región de Valle Medio aparece destacada en el relato de desarrollo de la provincia. Esta región, ligada al relato histórico altovalletano, está formada por el departamento de Avellaneda, ubicado al este del departamento de General Roca. En él se identifican dos áreas de diferentes características productivas: una de ellas, relacionada a las actividades bajo riego ubicadas sobre la margen izquierda del Río Negro, incluye la isla de Choele Choel, Luis Beltrán, Lamarque, Chimpay, Coronel Belisle, Pomona, Darwin y Chelforó, cuyas actividades están centradas en la producción hortícola intensiva y frutícola a la que se suma la producción de alfalfa; la segunda, relacionada a las actividades de secano, incluye al resto del departamento, en el que la producción pecuaria de ovinos y de vacunos es la principal actividad (Manzanal, 1983).
66La región Atlántica merece una reflexión específica ya que emergió en torno a la ciudad de Viedma, centro administrativo y capital de la provincia, que se estableció como un núcleo de poder en disputa con las presiones de los grupos productores del Alto Valle. Aquí se desarrolló la actividad gubernamental, la producción agrícola bajo riego y la producción bovina, que se realizaba en el departamento de Adolfo Alsina. Según Manzanal (1983), la situación del departamento es compleja por la ubicación de la capital provincial en Viedma, sede de diversos organismos públicos provinciales y nacionales. En este sentido, la actividad gubernamental acapara a las demás actividades económicas, otorgando mayor peso a las actividades burocráticas que a los productos. Manzanal (1983) señala también las iniciativas privadas en los rubros de servicios o comercio, que suponen una gama de actividades públicas y privadas cuyo origen se debe a la atracción de intereses locales ejercida por la actividad gubernamental.
67En el período que nos ocupa, esta región fue complejizada a través del desarrollo de una nueva área agro-productiva, el Valle Inferior (Manzanal, 1983), a través de la creación del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (idevi), especialmente explicitado en el pro-5 como iniciativa para reparar las históricas desigualdades regionales y asociado a los estudios de desarrollo de las consultoras sofrelec e italconsult. Asimismo, y ya como parte del segundo gobierno democrático de Río Negro, el de Carlos Nielsen, con la aprobación de la Ley de Turismo provincial, se inició la promoción turística de la región altovalletana y, sobre todo, de la zona costera con foco en Las Grutas, asumiendo que el desarrollo de Bariloche no necesitaba de un acompañamiento de grandes dimensiones, pues la infraestructura ya se consideraba resuelta (Núñez, 2003).
68Dentro de esta perspectiva de desarrollo, queremos destacar especialmente la iniciativa del idevi. El desarrollo del Valle Inferior tiene antecedentes que se remontan a finales de siglo xix. En esos años, la actividad principal se desarrollaba en torno de la producción ovina proveniente del departamento de Patagones. Conforme avanzó el siglo xx, los cultivos de trigo comenzaron a desplazar a la producción lanera, sin anularla totalmente, ya que ambas convivieron en el departamento de General Conesa. Ya en la década del sesenta se desarrollaron los cultivos bajo riego apoyados en mejoras financiadas por el Estado (me rn, 1960, p. 25), como consecuencia creció la horticultura y comenzó el auge de la producción bovina.
69En este período, debe considerarse también la producción minera, ubicada desde fines del siglo xix en la localidad de San Antonio Oeste. Desde mediados de la década del sesenta la sociedad de Hierros Patagónicos y la Sociedad Anónima Minera (hipasam) se encargaron de la explotación ferrífera de Sierra Grande, considerada una actividad de alto impacto en el desarrollo económico local. Se postulaba que la minería abría las posibilidades de industrialización en el área y de proyección de desarrollo a futuro. Otra actividad con propensión a desarrollarse fue la pesquera, a la cual se le adjudicó importancia debido a la ocupación que generó. El turismo no debe quedar fuera de este análisis, dado que durante los años 60 comienza a desarrollarse el área de Las Grutas como atracción costera, en detrimento de la zona Andina (Manzanal, 1983; Núñez, 2003). Sin embargo, será la Línea Sur la que mayores pérdidas referencie, ya que ni siquiera se diseñaron sus límites, como se observa en el mapa de la provincia elaborado en el pro-5 (ver Figura 15) donde se descubre por contigüidad a los sitios productivos. Esta zona está compuesta por los departamentos de Valcheta, Nueve de Julio, Veinticinco de Mayo, El Cuy, Ñorquincó y Pilcaniyeu, y comprende casi las dos terceras partes de la superficie provincial con muy baja demografía y una actividad económica marginal (Tagliani, 2009).
70Desde fines de siglo xix, y en el auge del régimen agroexportador, la Línea Sur estuvo relacionada a la producción de ganadería ovina extensiva, la cual se llevaba a cabo en las grandes estancias patagónicas. La comercialización de lo producido (lana y carne) tuvo dos vías de salida: la del Atlántico y la del Pacífico (Bandieri, 2006; Méndez, 2005). Esta producción fue una de las más tradicionales, al menos hasta la década del treinta (Tagliani, 2009). Para el período de provincialización, la producción lanera se percibe en decadencia (Coronato, 2010) y tampoco se reconoce como la única en la región, ya que también están presentes la producción minera y la agraria (Manzanal, 1983).
71Si bien esta zona es marginal, podría decirse que los departamentos de Ñorquincó, 25 de Mayo y Valcheta muestran cierta diversidad productiva debido a la presencia del recurso hídrico de arroyos y ríos. Al finalizar la década del sesenta, podemos observar cómo florece esta diversificación en el departamento de Valcheta gracias al aprovechamiento del arroyo homónimo, en donde se realizaban cultivos frutihortícolas bajo riego. Hacia la misma época, se llevó a cabo, en menor escala, la producción ganadera bovina en los departamentos de Pilcaniyeu, Ñorquincó y El Cuy; esto pudo realizarse porque se disponía de un régimen de lluvias algo mayor que en otros sitios de la zona, pero sobre todo por una decisión política (pl rn, 1962, p. 107).
72El departamento 25 de Mayo es el más importante en términos de valor de producción agropecuaria, ya que posee el mayor stock de ganado ovino a nivel provincial (Manzanal, 1983). Sin embargo, esto no termina de inscribirse en la matriz productiva de la provincia. La demografía de la zona ha ido en franco decaimiento desde 1950. Este proceso puede explicarse, entre otros factores, por la desigual distribución de los predios, el mal manejo de la producción pecuaria en los establecimientos productores y el mal uso de los recursos naturales, que dieron lugar a la migración de familias enteras en busca de mejores condiciones de vida. A ello agregamos los vaivenes del precio de la lana y derivados, que provocaron una fuerte caída de la producción ovina en la zona (Andrade, 2010; Coronato, 2010; Tagliani, 2009).
73La actividad minera se incorpora como alternativa posible durante los años que nos ocupan, en línea con el desarrollo económico provincial mencionado. Sin embargo, en sus comienzos, esta actividad permaneció con un carácter incipiente, dado que se había realizado en torno a pequeños emprendimientos, utilizando tecnología precaria y poca mano de obra. Una de las localidades donde se lleva a cabo esta actividad es Ingeniero Jacobacci, en los yacimientos mineros de diatomita, caolín y fluorita. Por otra parte, nuevas exploraciones realizadas en la región durante este período indicaron la presencia de yacimientos de cobre y plomo que hasta el momento no han sido explotados. En Valcheta se encuentran los yacimientos de fluorita y wolframio o tungsteno. La empresa que explota estos recursos es la planta de Sierra Grande Sociedad Anónima Metalúrgica, que extrae fluorita en yacimientos de Valcheta, San Antonio Oeste y Sierra Grande para distribuir en el mercado interno (Manzanal, 1983). Del mismo modo, en la localidad de Aguada Cecilio se extrae piedra caliza. En Aguada de Guerra hay un yacimiento del que se extrae caolín. En estos años en Comallo se extraen arcillas refractarias. Otro sitio de extracción de arcillas está ubicado en Ñorquincó, cuya producción es utilizada para la fabricación de baldosas y lajas de la fábrica Cumelén, ubicada en General Roca.
74Como corolario agregamos que la actividad lanar presentada como la más importante en esta zona ha tenido dos formas sociales: una capitalista, corporizada por las grandes estancias de propiedad extranjera vinculadas directamente a la actividad económica de mercado (Bandieri, 2006; Iuorno, 2007) y la otra de pequeños productores cuyas formas pre-capitalistas los colocaron en una posición desventajosa. Las producciones de estos últimos eran más diversificadas pero de muy pequeña escala, por lo tanto dependían de agentes comercializadores que poco los beneficiaban en sus transacciones comerciales (Andrada, 1988; Vapñarski, 1983). El resultado de esto fue un espacio social dicotómico. Estos datos nos permiten observar cómo el reconocimiento de cuatro centros bien diferenciados unos de otros en la provincia fue un factor determinante a la hora de elaborar el Programa de Desarrollo Económico pro-5 para Río Negro, que se puso en funcionamiento a partir de 1960.
El pro-5 y su la incidencia en las regiones de la provincia
75El primer gobernador de Río Negro, Edgardo Castello, fue el impulsor del programa de desarrollo Económico para Río Negro 1960-1964 denominado pro-5. Su propuesta fue expandir la zona económica y, de esta forma, disminuir las desigualdades socioeconómicas dentro de la jurisdicción provincial. En su programa, Castello reconoció que algunos centros, como General Roca en Alto Valle, San Carlos de Bariloche en la zona Andina y Viedma en la zona Atlántica, mostraban claras diferencias demográficas y de actividad económica respecto de sus zonas aledañas y del resto de la provincia. No era tan evidente esta diferencia en torno a Ingeniero Jacobacci, que tenía un dinamismo de crecimiento mayor al resto de la zona de la Meseta. Por ello, la concepción básica del programa de desarrollo regional era crear zonas homogéneas de crecimiento equilibrado que permitieran su expansión hacia el resto de las regiones provinciales.
76El pro-5 fue considerado el primer plan de desarrollo económico con el que contó la provincia (Manzanal, 1983). Siguió los ideales desarrollistas de la época, y resultó especialmente relevante por la continuidad que tuvo en los años subsiguientes. Más allá de leves modificaciones, durante los gobiernos que se sucedieron, como el del radical del pueblo Carlos Nielsen (1963-1966) y los gobiernos de facto del comodoro Luis Lanari (1966-1969) y del general de Brigada Roberto Vicente Requeijo (1969-1972), se tomó al pro-5 como base de las políticas económicas (Manzanal, 1980). Durante la breve recuperación de la democracia, con el gobernador Mario José Franco (1973-1976), se incorporaron algunos cambios que permiten observar una nueva relación entre la eera inta Bariloche y la provincia, y que serán detallados en el capítulo 4.
77En el discurso de asunción al gobierno del 1 de mayo de 1958, el Doctor Edgardo Castello exponía las dificultades que se evidenciaban en la provincia debido a su baja demografía. Por aquellos años, Río Negro contaba con una población de 195.000 habitantes y su densidad demográfica alcanzaba los 0.9 habitantes/km2 (pl rn, 1962, p. 35). Los centros más poblados (Alto Valle, San Carlos de Bariloche y Viedma) coincidían con una actividad económica en auge, pero esta situación no era visible en otros espacios provinciales y daba lugar a un desbalance al interior de las regiones, especialmente notable en la falta de atención que recibía la Línea Sur (Manzanal, 1980). Con este punto de vista, el gobierno se propuso producir la transformación social de la provincia, por lo que el alcance del programa debía considerar los siguientes lineamientos:
- Riego en las porciones no explotadas del Valle de Río Negro y en las adyacencias del río Colorado.
- Plan colonizador promocionado a través de la entrega de tierras públicas y la asistencia crediticia.
- Construcción de una red de caminos para facilitar la comunicación entre centros de población y de trabajo.
- Construcción de un puerto apto para concentrar la actividad comercial provincial y para el aprovechamiento de los recursos marítimos.
- Aprovechamiento del potencial hidroeléctrico y de los recursos naturales, básicamente los minerales y los conectados con el desarrollo del turismo.
78Se esperaba que dicho plan sentara las bases de un desarrollo económico que fuera capaz de superar la explotación agropecuaria y que se centrara en la expansión agroindustrial y en la intensificación de la actividad minera. Para materializar el programa en acciones concretas, se realizó un estudio de las zonas económicas que integraban el territorio provincial y se puso el énfasis en las posibilidades de desarrollo de cada una para que las futuras inversiones se tradujeran en resultados concretos y a corto plazo.
79Las zonas económicas que se determinaron fueron:
- Zona i: Alto Valle, que comprendía el departamento de General Roca.
- Zona ii: Valle Medio, General Conesa y las localidades de Río Colorado y Catriel con sus áreas circundantes.
- Zona iii: Valle Inferior, que comprendía los departamentos de Adolfo Alsina, San Antonio y Valcheta.
- Zona iv: correspondía a la llamada zona Andina, departamento de Bariloche.
- Zona v: correspondía a la llamada Línea Sur e incluía los departamentos que forman la meseta rionegrina, Pilcaniyeu, Ñorquincó, El Cuy, 25 de Mayo y 9 de Julio. Una observación a tener en cuenta en este análisis es la amplitud de la Zona v, como puede verse en la Figura 7, sin consideración a su diversidad o potencial productivo. Como se mencionó, los límites de esta última región son el resultado del recorte de las áreas concebidas como productivas.
80Para llevar a cabo tan ambicioso programa, los recursos dinerarios provinciales resultaron insuficientes, por lo que se solicitó al gobierno nacional un prestamo reintegrable a largo plazo. Estos recursos dinerarios se distribuirían según la siguiente clasificación:
- Obras básicas de desarrollo: 77 %.
- Obras complementarias del desarrollo proyectado: 18 %.
- Otras obras complementarias: 5 %.
81Tanto las básicas como las de desarrollo proyectado constituían obras de infraestructura. La diferencia estaba en que el primer grupo se enfocaba en las grandes obras, aquellas que habían sido clasificadas como prioritarias (riego, canales de desagüe, defensas, puentes, Puerto de San Antonio, etcétera), mientras que las segundas eran aquellas pensadas para acelerar la expansión del desarrollo proyectado (provisión de gas y agua potable, el puerto fluvial de Viedma y el aeródromo de la misma ciudad). El tercer grupo destinaría los fondos a favorecer la formación de centros poblacionales en condiciones de seguridad, sanidad y comodidad (me rn, 1960, p. 17).
82Manzanal (1980) señala que, a pesar de los objetivos de un crecimiento homogéneo, la distribución de los recursos dinerarios según las zonas económicas establecidas difería notablemente entre unas y otras, de modo que no se salvaron las asimetrías regionales en un sentido amplio, sino que se favoreció un cordón productivo en la zona Atlántica, sin mayor atención a la zona Andina y a la Línea Sur.
83De acuerdo al pro-5, la Zona iii concentró el 60 % de las inversiones destinadas a obras de infraestructura; le seguía la Zona ii donde se designó el 20 % del total. Ambas zonas superaron los montos de inversión destinados a la i, que alcanzó el 10 %. En tanto que las zonas iv y v solo recibieron lo que se debía distribuir entre las obras complementarias para poner en funcionamiento una cantidad mínima pero eficiente de servicios públicos necesarios para el funcionamiento del Estado provincial. Estos fondos contemplaban la construcción y acondicionamiento de edificios para el funcionamiento de la policía, la justicia, la administración de recursos fiscales, las escuelas y los mataderos municipales, como así también los lugares destinados al esparcimiento, plazas, etcétera. Aquí también deben incluirse las obras de provisión de agua potable, servicios de cloacas, provisión de corriente eléctrica, mejoramiento de calzadas, recolección de residuos, nivelación de terrenos, entre otras (me rn, 1960, p. 25). Sin embargo, si recordamos que el presupuesto para todas estas obras básicas fue solo el 5 por ciento del total, en comparación a los porcentajes que manejaban otras zonas, se evidencia una gran desigualdad. Núñez (2003) recupera la importancia de la iniciativa privada en Bariloche. En lo económico, los intereses inmobiliarios comenzaron a intervenir cada vez más en el crecimiento de una ciudad en auge. En lo institucional, la escasez de fondos para la estructura básica generó que parte de la sociedad se organizara para pagar los sueldos del Instituto de Capacitación Docente, y para ampliar los espacios escolares existentes o facilitar el mobiliario del recientemente formado Poder Judicial, mostrando las limitaciones con que las dependencias de provincia llegaban a la localidad.
84Según plantea Manzanal (1980), en el marco del plan de desarrollo económico pro-5 lo referente a la agricultura estuvo enfocado en el desarrollo del riego del Valle Inferior. La elección de esta zona provincial tuvo que ver con la ampliación de la producción fruti-hortícola agroindustrial, que consecuentemente dejaría buenos saldos exportables. Para lograrlo, era necesario aplicar tecnología nueva como la utilizada en los cultivos intensivos. Incluso ya se habían llevado a cabo estudios para mejorar la infraestructura como la canalización de riego e instalación eléctrica. En este sentido, el Valle Inferior se encontraba en una situación ventajosa respecto de otras zonas de la provincia. La creación del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (idevi) fue el marco de este escenario, así lo explicita el extracto que citamos a continuación, donde se menciona el origen y composición de los fondos dinerarios que sustentaron gran parte de esta institución:
la Legislatura de la Provincia sancionó el proyecto de Ley presentado por el Poder Ejecutivo, mediante el cual se crea el Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (idevi), entidad que tendrá jurisdicción sobre la zona y realizará expropiaciones por un total de 8.700 hectáreas, para dar cumplimiento a la primera etapa de lo cometido, La inversión inicial será de 852,8 millones de pesos, discriminada en las siguientes porciones: 70,9 millones a cargo del gobierno provincial, 119,3 millones por particulares; 602,6 millones con crédito internacional, y 59,9 millones por un fondo especial de las Naciones Unidas, que se entrega sin cargo de reembolso. (pl rn, 1962, p. 83)
85El idevi, que se creó a través de un convenio realizado en 1959 entre el Poder Ejecutivo provincial, las Naciones Unidas y un grupo de empresarios particulares, buscaba materializar un proyecto de desarrollo agrícola en el Valle Inferior. Así, el Instituto fue finalmente creado el 4 de agosto de 1961 a través de la ley provincial 200. Las gestiones fueron realizadas por intermedio del Consejo Federal de Inversiones (cfi) ante el Banco Interamericano de Desarrollo (bid), y se obtuvo de este modo un crédito para poner en marcha la obra, que estuvo basada en los estudios técnicos efectuados por la consultora sofrelec-italconsult, conforme a las estipulaciones fijadas en el convenio suscripto con el Consejo Agrario Nacional. La superficie exacta que comprendió el plan de Desarrollo del Valle Inferior fue de 73,525 ha (pl rn, 1962, p. 84).
86Las principales funciones del Instituto eran:
- Completar y mantener actualizada la programación del desarrollo económico y social del valle.
- Coordinar su acción con otros organismos del gobierno provincial y con las municipalidades de su área.
- Construir, realizar y administrar o proyectar obras, ya fueran hidráulicas, de derivación de aguas del río Negro, obras públicas o de energía eléctrica, entre otras.
- Planear y ejecutar nuevos núcleos urbanos dentro del valle.
- Organizar y prestar directamente o por convenios con otros organismos provinciales, nacionales e internacionales, la educación técnica y profesional en todos los niveles, excluyendo la educación común.
- Organizar y fomentar la industrialización. (Pérez, 2003, p. 24)
87A su vez, la ley provincial 247, por decreto 2576, sancionada el 26 de septiembre de 1961, autorizó la participación del crédito otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo para la promoción de las industrias agrícola, ganadera y minera en la zona.
88En 1962, el bid otorgó una línea de créditos que permitió el desarrollo de las primeras 65 000 ha del idevi. Así, en 1965 se creó la Estación Experimental de Riego y Cultivos dependiente del gobierno provincial. Asimismo señalamos que una carta de intención firmada en el mes de mayo de 1961, celebrada entre la provincia de Río Negro y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (inta) con el fin de promover el desarrollo económico en la zona (pl rn, 1962, p. 85), puso en marcha uno de los emprendimientos capitales del gobierno, materializado hacia 1967 con la creación de la Estación Experimental Agropecuaria Valle Inferior del río Negro, dependiente de la Estación Experimental Regional del inta Alto Valle. De aquí surgen agendas de investigación en el marco del Proyecto de Rehabilitación de Tierras del valle de Viedma, cuya financiación se realizó a través del programa de las Naciones Unidas.
89El desarrollo del idevi, a partir del vínculo con el programa de Naciones Unidas a través de la fao y la Provincia, estaba en línea directa con lo proyectado para la Región Comahue que tuvo como agente mediador al cfi. Esto marcó una clara diferencia con el proyecto de investigación en Producción Ovina, el cual fue fruto del programa de asistencia técnica ofrecido por agencias de las Naciones Unidas y que tuvo como mediador al Estado nacional a través del inta, con sede en San Carlos de Bariloche, y la fao. Se diseñaron así espacios provinciales con diferentes dinámicas productivas, según el criterio regional establecido por el cfi, y que dieron lugar a formas diversas de relación entre el Estado provincial y el Estado nacional.
90De este modo, la articulación de la provincia con el inta no se reduce simplemente a dos esferas de gestión, una de gobierno a escala provincial y la otra productiva, a escala nacional. De hecho, a partir del programa pro-5 podría suponerse que ambos espacios comparten muchos ámbitos de interés. Pero esto no resulta obvio si se indaga el proceso desde el espacio construido en Bariloche. A partir de lo descripto, encontramos que la zona Andina no es considerada de prioridad en el esquema de desarrollo ya analizado por Manzanal (1980, 1983) y Núñez (2003). Incluso la explotación ovina, que dio sentido a la creación de la eera inta en la localidad lacustre, no fue considerada en el programa de desarrollo propuesto.
91En este sentido, la emergencia de la agencia del inta fue afectada por este carácter paradójico, pues aun en una provincia altamente preocupada por el desarrollo, la zona de influencia aparecía devaluada, incluso sus valles, que producían frutas, hortalizas o pasturas. Debemos dimensionar la relevancia de la inversión en el Valle Inferior marcando que la decisión política del desarrollo se manifestó con fondos, infraestructura y planificación. Nada de ello aparece en el territorio o la actividad de la institución que nos ocupa.
Notes de bas de page
1 Es interesante mencionar que desde este Centro Regional se organizaba la producción ovina en el área de influencia que comprendía las provincias de Neuquén, Río Negro –menos las zonas de Alto Valle de Neuquén y Río Negro, Valle Medio e Inferior– Chubut, Santa Cruz y el territorio nacional de Tierra del Fuego.
2 Por otra parte, la Estación Experimental Regional Agropecuaria Alto Valle también amplió su estructura con la Estación Experimental Valle Inferior, la Estación Experimental de El Cuy y las Chacras Experimentales Agropecuarias de General Conesa, Guardia Mitre, Catriel.
3 Para una ampliación de estos debates ver Favaro y Arias Bucciarelli, 2001; Iuorno, 2007.
4 En la Constitución de la provincia de Río Negro de 1957, en el artículo 106 se menciona que: «El territorio provincial se organiza en regiones» y en el artículo 107 dispone la «Regionalización de la Administración pública provincial». Fuente: Constitución de la provincia de Río Negro, sancionada el 10 de diciembre de 1957 y publicada el 1º de diciembre de 1959.
5 Según el relato del Ingeniero Agrónomo Jorge Valerini en el marco de la entrevista realizada en abril de 2010.
6 Durante la etapa de la Convención Constituyente en 1957, el porcentaje de rionegrinos que votó para elegir los convencionales fue del 78 % del total de electores. En dicho contexto, el peronismo se encontraba proscripto, por lo que los radicales del pueblo y los radicales intransigentes aparecían como partidos mejor estructurados y con mayor cantidad de adherentes. La representación partidaria quedaría de la siguiente forma: ucr Intransigente, 28 %; ucr del Pueblo, 18,7 %; Democracia Cristiana, 12 %; Partido Socialista, el 9,8 %; Demócrata Progresista, el 6,8 %; Demócrata de Río Negro, 4,8 %; los votos en blanco llegaron al 19,5 % (casi todos de origen peronista) (Iuorno, 2007, p. 398).
7 Para ampliar sobre el período de gobierno de Castello y los sucesos confróntese Navarro Floria (2001, p. 151-176), Iuorno (2007, p. 395-396) e Iuorno (2008, p. 513).
8 A la luz de las teorías económicas del momento se infiere que la expresión zona económica es tomada por Castello, de acuerdo a la definición de Perreaux (1955) y Boudeville (1961, 1968) sobre polos de desarrollo o de crecimiento, concepto que toma el cfi y que se explicita en el documento «Entes regionales de Fomento» de González Arzac (1964). Allí señala que el país era dividido en regiones económicas, que acelerarían el proceso de acumulación de capital a través del impulso productivo de los diferentes polos de crecimiento, caracterizados por industrias diversificadas y vías de comunicación, distinguiéndose como centros. Cabe aclarar que esta concepción de desarrollo fue la que los Estados instrumentaron a través de los planes de desarrollo desde 1964 a 1975 (cfi, 1964, p. 6).
9 Los sirio-libaneses eran comerciantes itinerantes de la zona, sus familias se asentaron en estas regiones y lograron un circuito comercial que se inició a finales de siglo xix y pervive hasta hoy. Los espacios de influencia fueron el oeste y el suroeste neuquino, así como también el oeste y el sur rionegrino. Se considera que la integración de estas regiones fue favorecida por el comercio e instalación de las familias sirio-libanesas en estos espacios (Iuorno, 2002).
10 Un análisis más amplio de este proceso se encuentra en Pestre (2005).
11 Detalles del informe se pueden consultar en: http://www.ib.edu.ar/index.php/historia-del-ib/informes-sobre-las-actividades-en-la-isla-huemul.html. (Consultado el 10/04/2014).
12 A partir de este momento la institución recibió el nombre de Instituto de Física José A. Balseiro.
13 Para ampliar sobre la historia de Fundación Bariloche: http://www.fundacionbariloche.org.ar/fundacion_historia.html. Consultado el 11/04/2014.
14 Fuente: Secretaría de Turismo de la provincia de Río Negro, en Manzanal (1983, p. 150).
15 Hacia 1963 Bariloche contaba con el mayor número de establecimientos destinados a la prestación de servicios, lo que significa que los 353 establecimientos de San Carlos de Bariloche representaban el 20 % de los establecimientos de la provincia de Río Negro y el 92 % de los del departamento de Bariloche, superando a los 199 de General Roca y los 160 de Cipolletti (Manzanal, 1983, p. 147).
16 Al crearse la Dirección de Industria, Comercio y Abastecimiento, dependiente del Ministerio de Economía, en 1958-1959 en la provincia de Río Negro, los objetivos se alinearon al programa de Desarrollo Económico pro-5, los cuales fueron positivos en la generación del corpus legal que sustentó la radicación y fomento industrial en diferentes espacios provinciales. Entre las actividades que entran en estos marcos legales, encontramos la industria del lúpulo, que fue resultado de gestiones realizadas en conjunto con la Asociación de Productores de Lúpulo de Río Negro, la Cámara Cervecera Argentina, grupos industriales asociados y autoridades nacionales competentes. En dichas gestiones, las diferentes partes lograron demostrar, a través de un estudio realizado por personal técnico calificado, la calidad del lúpulo argentino en el 1º Congreso Internacional de Industriales y Productores realizado en Lima en octubre de 1960, lo que fue un aval para que se dejara de importar lúpulo y se produjera en la Argentina. El marco legal nacional se efectivizó a través del decreto nacional nº 329 del 18 de enero de 1961. En ese sentido, este cultivo captó el interés de los productores de El Bolsón, cuyo valle cuenta con las condiciones edafoclimáticas óptimas para el desarrollo productivo del mismo, al igual que el Alto Valle de Río Negro y Neuquén (documento de la Biblioteca de la Legislatura de la provincia de Río Negro, Dirección de Industria, Comercio y Abastecimiento, en: Poder Legislativo de Río Negro, 1962, p. 99).
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