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Prólogo

p. 9-12


Texte intégral

1Muchos rasgos cruciales de la trayectoria económico-política de un país de matriz económica agroexportadora, con la extensión territorial de la Argentina, se conectan con sus capacidades de producción de conocimiento sobre su diversidad geográfica, la distribución de sus recursos naturales y las representaciones políticas y culturales sobre sus potencialidades económicas. Desde este punto de vista, es indudable la centralidad –y la llamativa escasez– de trabajos enfocados en la comprensión de los rasgos de identidad, las ideologías y los modos de acción que dan cuenta de la trayectoria del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (inta). Esta institución, pieza central del complejo nacional de ciencia y tecnología desde su creación en 1956, fue concebida para producir el tipo de conocimiento y los canales para su transmisión que el paradigma desarrollista concibió que eran necesarios para ordenar el territorio y traducir los planes regionales impulsados por el Estado en riqueza económica.

2Es en este marco, acotado al período 1958-1976, que el libro de Silvana López se enfoca en la instalación de la Estación Experimental Regional Agropecuaria (eera) inta Bariloche. El análisis combina la historia económico-política de Río Negro, la nueva geografía regional y la historia de las ciencias con eje en cuestiones de definición de políticas y diseños institucionales. La riqueza de análisis que abre este enfoque es doble: por un lado, porque permite historizar –y, por lo tanto, revelar– las dinámicas de construcción de representaciones que se presentan a sí mismas como productos racionales inexorables y, por otro lado, porque el eje ordenamiento territorial-producción de conocimiento no deja dudas y aclara la importancia central de comprender los usos de la naturaleza contextual de la práctica científica, de su papel en la construcción de narrativas de identidad como estrategias de validación de proyectos e ideologías. Dice la autora: «La disparidad de escenarios permite pensar en la multiplicidad de “patagonias” presentes en el mapa rionegrino, y en la complejidad de la idea de integración tanto a nivel interregional como respecto del conjunto del país». El libro captura y desagrega esta complejidad, fuente de representaciones en disputa.La obra busca los antecedentes del inta en la creación del Ministerio de Agricultura en 1898, en la creación de estaciones experimentales y centros regionales y, finalmente, en las iniciativas de ordenamiento territorial del gobierno peronista, que avanzó sobre la regionalización del país, explica la autora, que «se realizó en base a características ecológicas en las que se contemplaron el suelo, el clima y la vegetación, y brindó de esta manera las bases científicas para establecer una proyección al plan de promoción productiva».

3A grandes rasgos, las condiciones de posibilidad del inta fueron construidas durante el gobierno peronista, pero su creación tuvo lugar en pleno proceso de desperonización del Estado. Estas marcas de nacimiento explican que esta institución haya sido un espacio fértil para el despliegue de una contradicción entre dos orientaciones político-económicas en pugna que acompañan los ensayos de despliegue del paradigma desarrollista durante los años sesenta: el territorio como espacio de maximización y extracción de riqueza, que invisibilizó asimetrías y naturalizó narrativas de identidad excluyentes, versus el territorio como espacio de intervención socioeconómica centrado en el desarrollo equilibrado de la diversidad y en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural.

4El libro de Silvana López aborda y despliega una cartografía rigurosa de esta falla estructural para el caso de las iniciativas planificadoras desarrollistas en la provincia de Río Negro y, especialmente, para el rol del inta como institución que debe vehiculizar la producción de conocimientos necesarios para estos planes de ordenamiento e intervención territorial. En este sentido, es central el análisis de los modos de presencia estatal «en el conjunto de relaciones sociales desde las cuales se construye el sentido de lo territorial». Pero el Estado –en este punto la autora retoma a O’Donnell– es lugar donde se expresan conflictos y donde se legitiman representaciones y propósitos. Y es en estas batallas donde se forjan sesgos y se pierden principios y valores. A modo de ejemplo, la autora demuestra la relación entre, por un lado, la negación del propio Estado provincial a reconocer el rol que tuvo –y el que debió haber tenido– la eera inta Bariloche como parte de su política y, por otro lado, la desconexión entre la complejidad del escenario productivo y los avances tecnológicos que finalmente materializa la intervención de la eera. Otro ejemplo de los sesgos que destaca la autora es la pérdida de la práctica de extensión –uno de los rasgos de identidad más potentes a lo largo de la historia del inta–, que es justamente el recurso que puede canalizar la transmisión de conocimiento a la familia rural y a los pequeños productores. Como explica la autora, «la agencia de Extensión en Bariloche deja de existir a partir del establecimiento de la eera».

5Una lección expresada en este libro con matices y consecuencias locales: la ciencia y la tecnología no son positivas en sí mismas; son sus modos de inserción en proyectos económico-políticos los que definen su capacidad de transformación y su sentido social. El libro de Silvana López muestra cómo el conocimiento científico impulsado desde el Estado con el objetivo de promover el desarrollo económico puede actuar «favoreciendo la desigualdad al reforzar patrones de producción tradicional». Por lo menos durante la primera década del período analizado, el cambio que se intenta promover a través de la variable tecnológica no busca «modificar la trama social de producción en el área rionegrina».

6Finalmente, estos límites y sesgos en las capacidades de intervención del Estado no sólo tienen sus raíces en la inestabilidad política y en los golpes de Estado, en «los procesos de coerción física y control ideológico». La autora también pone en un primer plano «la implementación de proyectos y líneas de investigación definidas desde organismos internacionales», como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (fao), su impacto tanto en la esfera del conocimiento difundido como en «el peso del reconocimiento diferenciado a determinados agentes económicos». Otro ejemplo es la influencia de la cepal, tanto en las definiciones políticas para Río Negro como en la delimitación del rol del inta. En este último caso, como vehículo de reparación social y económica –en este punto es clara la paradoja de haber cancelado la agencia de extensión– y para que la ciencia y la tecnología adquieran «significado como elementos que dinamizaron los procesos productivos y formaron parte del ciclo económico».

7Esta dialéctica, que tuvo –y tiene– como elementos polares, por un lado, la necesidad de enraizamiento del conocimiento científico en las realidades socioeconómicas locales y, por otro lado, el universalismo implícito en las concepciones de organismos internacionales nunca desvinculados del ajedrez hegemónico, aparece en este libro expresada en los límites de las capacidades estatales para diseñar modos de intervención eficaces, donde el concepto de eficacia debe ser comprendido tanto desde la propia lógica de sucesivos proyectos de gobiernos que se concebían desarrollistas como desde una mirada más amplia que pueda sugerir la necesidad ausente de un proyecto de país. Debilidad que podría sintetizarse –y que el libro de López despliega– en la falta de capacidades para el diseño de políticas públicas, en este caso provinciales, capaces de esbozar un proyecto de desarrollo con cierta dimensión sistémica. El resultado de estos límites son «narraciones en clave de asimetrías», concluye la autora, que acompañaron planificaciones que «omitieron a gran parte del territorio rionegrino».

8Este breve repaso no exhaustivo de algunos de los ejes de análisis del libro de Silvana López no hace justicia a la densidad narrativa, los numerosos hallazgos teóricos y la consistencia de un relato que abarca la década y media en la que, retrospectivamente, la Argentina parece haberse jugado la posibilidad de traspasar obstáculos estructurales e iniciar un ciclo sostenido de modernización y desarrollo económico. La lente analítica puesta en la provincia de Río Negro suma valiosos elementos de aprendizaje acerca de los límites que cercaron este sendero y también arrojan luz sobre la encrucijada presente.

9El INTA en Bariloche: una historia con enfoque regional es un libro legítimamente ambicioso, riguroso y original. Probablemente uno de los primeros trabajos que ponen en evidencia la complejidad y centralidad de una institución como el inta en los proyectos de desarrollo durante la segunda mitad del siglo xx.

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