Capítulo 7. El conflicto de tierras en Las Aguadas: la mirada de la gente de los médanos
p. 217-231
Texte intégral
7. 1. Introducción
1Se parte del reconocimiento de la denominada Conquista del Desierto como proceso sociopolítico e ideológico altamente influyente a nivel de la configuración rionegrina del pasado y del presente. El Estado argentino asesinó poblaciones indígenas, se apropió de sus territorios y desencadenó el desplazamiento de los sobrevivientes asociado a la búsqueda de lugares donde ocultarse. Paralelamente, se entregaron a la oligarquía local y al capital extranjero las tierras más valiosas, principalmente las próximas a los cursos de agua (Delrio, 2005), definiendo desde finales del siglo xix una relación de poder que impuso intereses y valoraciones productivas y mercantiles en la organización territorial y promovió la conformación de grupos subalternos.
2En torno a la búsqueda de los sobrevivientes de zonas donde resguardarse, se instauraron diversos asentamientos rurales aislados y marginales, como sucedió con el caso de Las Aguadas, en el departamento Adolfo Alsina de la provincia de Río Negro. Los primeros pobladores llegaron al lugar alrededor del año 1900, huyendo de las persecuciones del Estado promovidas por la conquista (Masera, 2005).
3Como continuidad de las intervenciones estatales y privadas sobre los actuales pobladores de Las Aguadas –descendientes de quienes generaron el asentamiento–, se identifican denuncias ante la Dirección de Tierras de la Provincia de Río Negro en relación al uso y acceso de la tierra en la zona atlántica al sureste de la provincia (sección catastral ia1; lotes 9, 10 y 11).1 En los expedientes legislativos las familias de origen mapuche expresan ser los legítimos propietarios de la tierra, identificándose como los primeros en habitar el lugar, a diferencia de las nuevas ocupaciones, cuyos propietarios cierran los caminos vecinales que comunican los puestos entre los pobladores de la comunidad y hacia el exterior, dificultando la comunicación (expedientes legislativos 17475/99, 1318/2012, 1319/2012 y 1460/2014).
4El reconocimiento de esas tendencias sociohistóricas requiere ser profundizado desde un enfoque territorial e integrando lo socionatural y cultural. Desde esta perspectiva, con la comprensión de los procesos territoriales se pretenden explicar los fenómenos de organización, así como los elementos políticos, económicos y de lo cultural en disputa dentro de límites definidos por los significados (Sánchez Ayala, 2005). En relación a estos planteos, desde 2013 se trabajó en la población de Las Aguadas abordando multidimensional y participativamente con los pobladores la problemática socionatural local.2
5El estudio puso en evidencia que a pesar de su escasa visibilización regional, los pobladores de Las Aguadas son agentes activos que interactúan con el entramado histórico socioecológico complejo y, de manera creciente, con las influencias externas. Los pobladores reconfiguran las estrategias de sus medios de vida en interacción con numerosas fuerzas externas –políticas, ideológicas, demográficas, ecológicas– (Liscovsky, Picone y Szmulewicz, 2016), a la vez que recrean y construyen elementos colectivos definidos a través de la investigación como marca de resistencia (Szmulewicz y Liscovsky, 2016) para seguir siendo la gente de los médanos.
6En continuidad con la base de conocimiento explicitada, se plantea que los expedientes legislativos sobre tierras, no pueden resolverse solo desde la perspectiva de derecho a la propiedad con base en una particular manera de leer el mundo. En el proceso indagatorio, deben considerarse los elementos que competen al nivel simbólico, dada la importancia de una mirada que valore los territorios como espacios de vida. En este sentido, y alejado de un esencialismo y reduccionismo cultural, es posible reconocer a la diversidad de lo cultural como aquella construcción sociohistórica que impacta en el entendimiento de «la heterogeneidad humana del mundo», donde la diversidad se manifiesta en la forma social de hablar sobre la realidad (Briones, 2007, p. 39) y lo cultural se define como una dimensión en la caracterización de las prácticas y las relaciones sociales (Restrepo, 2012, p. 33). Diversidades que permiten comprender los conflictos de tierra más allá de una lectura mercantil y utilitaria.
7Bajo esas premisas, el objetivo de este capítulo es dimensionar el conflicto de tierras que atraviesa el territorio de la gente de los médanos, al entenderlo como una embestida a la diversidad más que solo como un elemento de propiedad. Para ello, el apartado de resultados de este capítulo se desarrolla en dos secciones. En la primera, se caracteriza sintéticamente a Las Aguadas situando la complejidad del conflicto territorial. En la segunda sección, a través de la descripción local de las relaciones sociales y las prácticas se aborda la realidad como un sistema dinámico que interactúa con los pobladores y su historia.
7. 2. Un acercamiento a la gente de los médanos
8Como se introdujo en el apartado anterior, Las Aguadas representa una ocupación rural marginal emergente en un tiempo de persecución a los pueblos originarios. Según los actuales pobladores, el asentamiento resultaba un buen refugio ante la amenaza persecutoria que continuaba a principio de 1900. Entre las ventajas identificadas se definió que era un lugar de difícil acceso, con médanos móviles y tierras escasamente productivas –lo que derivaba en un escaso interés de ocupación para la explotación económica dominante–, a la vez que les proporcionaba agua dulce y, posteriormente, alimento suficiente para la cría de los animales.
9El nombre del asentamiento se debe a que la ocupación fue posible dada la acumulación de agua de lluvia favorecida por geoformas arenosas, lo que originaba las aguadas naturales indispensables para la vida. Esta combinación de factores posibilitó el asentamiento de las familias, la crianza de las niñas y los niños y la permanencia de los mayores, dando a la comunidad continuidad generacional en el territorio, registrada a través de los relatos locales.
10La población de Las Aguadas se localiza, aproximadamente, a unos 130 km, de Viedma –capital provincial–, con la que se comunica a través la Ruta Nacional 3 en continuidad con la ruta provincial 1 –Camino de la Costa– y ruta provincial 51. Linda al sur con el Mar Argentino y el Camino de la Costa que lo recorre paralelamente, hacia el sureste con la villa turística Bahía Creek, al oeste con la reserva provincial de usos múltiples Caleta de los Loros y hacia el norte, este y noreste con campos privados.
11En cuanto a su caracterización ecológica, Las Aguadas presenta geoformas de predominancia arenosa, temperaturas extremas entre invierno y verano y precipitaciones escasas, las que condicionan un espacio ecológico frágil y de difícil acceso. En este sentido, es posible observar una intensa erosión eólica, que favorece el transporte de arena (Rostango y Buschiazzo, 2004) y que genera múltiples dificultades al cubrir aguadas, pasturas, molinos, alambrados y casas (Gagey, 1982).
12Además de reconocerse en el lugar un ecosistema frágil, la zona fue afectada por una prolongada sequía, atestiguada por los pobladores y corroborada a través de los datos de precipitaciones registrados por el aeropuerto de Viedma y la estación meteorológica de San Antonio Oeste.3 Este evento favoreció la reducción y desaparición de las aguadas naturales. A su vez, la escasez de agua disminuyó la humedad retenida en la arena, facilitando su corrimiento y aumentando en consecuencia la posibilidad de ocurrencia de procesos de erosión del suelo.4 Esto se produce especialmente en los meses de verano cuando las lluvias son menores, las temperaturas son altas y, además, la superficie del suelo está expuesta a los intensos vientos.5
13La sequía de casi una década, iniciada en el año 2002, marcó un escenario de dificultades acentuado por otras tendencias demográficas de reducción y envejecimiento de la población. Los primeros pobladores pertenecieron a las familias Lonconao, Ñanculeo y Contreras (Masera, 2005), y, según los relatos locales, sus descendientes conformaban aproximadamente unas 20 familias en la década de 1980 (Picone, 2014). En el año 2014 se registraron unas seis unidades familiares, todas conformadas únicamente por hombres adultos, de las cuales la mayoría se asocia a las citadas en los comienzos del poblamiento,6 datos que permiten identificar una tendencia demográfica sostenida de decrecimiento. El proceso migratorio, principalmente de mujeres y niños, se inició en la década de 1970 y se sostuvo hasta, aproximadamente, el año 2000 (Picone, 2014). Entre las principales causas los pobladores mencionan la búsqueda de acceso a los servicios de educación y salud y también de oportunidades de trabajo.
14Según los descendientes de los primeros pobladores numerosos cambios han sucedido en comparación con los inicios de la ocupación y, en general, en desmedro de los habitantes de Las Aguadas. En primer lugar, la extensión original de Las Aguadas se ha reducido dado el asentamiento de nuevos propietarios colindantes desde finales de los años 70, en tierras que originalmente ocupaba la comunidad. Dicha reducción se refleja en el progresivo corrimiento de los alambrados sobre las tierras familiares.7 Esta situación se agrava al reconocer que los pobladores de Las Aguadas todavía tienen permisos precarios de ocupación. En contraste, desde finales del siglo xix y principios del xx, en el marco de la ocupación de las tierras patagónicas, se realizaron adjudicaciones a propietarios privados en la zona costera de Bahía Creek, los cuales van habitando el lugar y organizando actividades ganaderas, sobre todo de ganado ovino (Fabregat, 2015). En la actualidad, los propietarios colindantes destinan las tierras principalmente a la cría de ganado vacuno, en el caso de los campos que dan al interior del continente, o para actividades turísticas y residenciales, si los terrenos se encuentran cerca de la costa atlántica.
15Sumado al contexto socioecológico y al acaparamiento desfavorable de tierras, las políticas provinciales de promoción turística también afectan negativamente al territorio. Asociado al incremento de la actividad turística en la costa rionegrina, desde principios de la década de 1990 se construye el tramo de la ruta provincial 1 –o Camino de la Costa– que atraviesa la villa turística Bahía Creek y la reserva de usos múltiples provincial Caleta de los Loros. La apertura de esta ruta no resolvió del todo el aislamiento de los pobladores –ya que en su mayoría no contaban con medios de transportación–, pero cambió la dinámica de la zona por promover una mayor accesibilidad a agentes externos. Por un lado, aumentó el tránsito de personas, principalmente de turistas o pescadores. Por otro lado, en la vecina villa Bahía Creek se compran terrenos y se construyen casas de fin de semana o vacacionales. Asociado a este nuevo asentamiento estacionario, los pobladores han observado el incremento de basura que dispersa el viento y una creciente presencia de cuatriciclos que irrumpen en los campos, ahuyentan los animales y remueven la vegetación de los médanos fijos. Estos eventos afectan tanto a la dinámica social –deben estar alertas ante las irrupciones– como a la ecológica –alteración de la estabilidad de los médanos–. En este contexto, emerge una percepción común de mayor inseguridad. Se interpreta que esta inseguridad surge ante nuevas situaciones en las cuales los códigos, reglas o decisiones propios tienen escaso poder resolutivo.
16Sumado a la sensación de inseguridad, por la llegada de agentes externos al lugar, cabe mencionar el estado de cerramiento que deben afrontar los pobladores, generado por vecinos colindantes. Resulta frecuente encontrar que los caminos internos y de acceso a la comunidad, que atraviesan campos de propiedad privada, se encuentran cerrados con tranqueras y candados, imposibilitando el acceso y salida de los miembros de la comunidad.8 Estos hechos han sido denunciados por intermediarios del Consejo Asesor Indígena, organización que se acerca a la comunidad en 1988 para brindar respaldo ante las mencionadas problemáticas territoriales.
7. 3. Vivir en Las Aguadas desde la reconstrucción del relato de la gente de los médanos
17En esta sección describiremos los elementos simbólicos desde las relaciones sociales y las relaciones socionaturales como desde las prácticas, abordando así una lectura de la realidad que parte de la voz de la gente de los médanos. Las fuentes de información para la construcción de dicha descripción se obtuvieron mediante metodologías cualitativas, como la entrevista abierta y el registro en diario de campo. De las entrevistas se extrajeron pequeños fragmentos que figuran en el texto en carácter anónimo, con el fin de preservar la identidad de los pobladores. Por ello, para referir a lo expresado por cada poblador, se le asignó a las entrevistas un código numérico que va del 1 al 8. Cabe aclarar que las citas textuales respetan la forma de expresión de los pobladores, sin correcciones ni modificaciones.
18Cuando se plantean los problemas de regulación de tierras se enfatiza en la propiedad y el derecho al uso o acceso. Sin embargo, esa perspectiva elude los elementos territoriales que configuran y dan sentido tanto a las cosmovisiones como a los modos de vida. Bajo esta consideración, en la presente sección describiremos los elementos simbólicos desde las relaciones sociales y las relaciones socionaturales como desde las prácticas, abordando así una lectura de la realidad que destaca que: «vivir acá es vivir bien» (03, entrevista abierta, 16/11/2013).
19Como punto de partida, enfatizamos que la población de Las Aguadas es dinámica y activa en el territorio. La unidad organizacional –social y espacial– está dada por la familia y los lazos de confianza basados en el conocer a los otros. En el conocerse confluyen múltiples elementos como son: nacer en el lugar, crecer juntos, saber realizar el trabajo de campo y compartir las vivencias y los conocimientos locales y heredados. Esta es la base de valores que refuerza la línea divisoria entre el nosotros y los otros, definiendo que no sea suficiente comprar o adquirir una tierra para ser reconocido como gente del lugar y mucho menos como gente de los médanos. «Una persona no puede venir a comprar y quedarse […] hay que conocerse bien para tener confianza» (01, entrevista abierta, 16/11/2013).
20Esta crianza compartida, que los hace pertenecer a los médanos, a su vez los separa de aquellos que han llegado años más tarde, con quienes no comparten el conocerse o el compartir. El reconocimiento de pertenencia influye en aspectos como la definición de lindes, los cuales condicionan la acción: «Sabemos dónde tenemos que ir y dónde no. Los conocemos a todos» (01, entrevista abierta, 16/11/2013).
21En muchos aspectos cotidianos productivos se verifica una correspondencia de apoyo mutuo, ya sea en la realización de tareas de mantenimiento en el campo –como profundizar pozos de agua– o al auxiliarse en caso de dificultades o tareas específicas con el ganado –como esquilas, extravío de animales, etcétera–. La ayuda mutua les permite además mantener un sistema de colaboración que no se basa en aspectos económicos-mercantiles. De este modo, los lazos sociales pasan a ser los elementos articuladores de la configuración local: «No hace falta plata. Acá les pedís a los vecinos y te dan» (03, entrevista abierta, 16/11/2013); «Nos ayudamos entre nosotros, cuando tenemos que capar nos avisamos» (01, entrevista abierta, 16/11/2013).
22En el mismo sentido, la continuidad de visitas entre los pobladores es una actividad de sociabilización y además de cuidado mutuo y comunicación. Esta dinámica se mantiene a pesar de que muchos deben atravesar, de a pie o a caballo, largas distancias entre los médanos que separan una vivienda de otra. Actualmente, esta costumbre se vislumbra como fundamental, teniendo en cuenta que muchos de los pobladores viven solos o escasamente acompañados además de ser adultos mayores.
23A pesar de las dificultades descriptas con anterioridad, por lo que muchos decidieron irse, los pobladores que permanecen en el lugar no lo hacen por una falta de oportunidad para vivir en otro sitio. Quedarse es una decisión que asumen, a pesar de reconocer los inconvenientes que conlleva el habitar lejos de los centros de servicios y en un contexto de creciente inseguridad. La elección de vivir en el campo se basa primordialmente en perdurar en el lugar donde habitaron los mayores, quienes heredaron a las nuevas generaciones su visión de mundo: «Estamos todos criados acá y nos gusta todo» (01, entrevista abierta, 16/11/2013); «Lugar que menos me gusta, ninguno, no hay lugares tristes, en otras estancias sí, que te aburrís» (03, entrevista abierta, 16/11/2013); «El campo era la vida mía. No lo quise abandonar por los abuelos» (04, entrevista abierta, 13/06/2014).
24Una palabra de uso común y recurrente de la gente de los médanos es campo, sin embargo, el significado que le dan no es el meramente productivo. A través de las caracterizaciones de los pobladores, se reconoce al campo como el espacio de vida y familiar –se realizan todas las tareas y se cría la familia– y donde se desarrolla una relación particular con un ambiente caracterizado por la presencia de médanos vivos: «Nací en el campo, lo que más me gusta es el campo» (03, entrevista abierta, 16/11/2013); «Me gusta porque nací acá, me crie acá. Pertenezco a Las Aguadas. Nací en el campo. Lo que más me gusta es el campo y la casa. Tener hacienda, vacas, ovejas, mirarlas, el perro, el gato. Me gusta el lugar, que hay médano» (03, entrevista abierta, 16/11/2013).
25A pesar de que existe una división entre los campos de los pobladores, definido por sectores de pasturas y aguadas, los mismos se comparten en caso de necesidad. La falta de alambrados entre los campos se basa en que los límites se respetan mediante acuerdos de palabra, logrando un equilibrado acceso, uso y control del patrimonio natural. Dicha concepción contrasta con las lógicas más difundidas de la propiedad privada y la posesión de la tierra como riqueza personal.
26A pesar del contexto de inseguridad, el uso de alambrados se considera poco apropiado también como perímetro externo frente al avance sobre las tierras de Las Aguadas. Ello se sustenta en que los médanos móviles suelen arrasar con postes y alambres, requiriendo mantenimiento constante, por lo que no son útiles como demarcaciones.
27Por otro lado, la gente de los médanos comparte la concepción de lo que significa el trabajo, donde este representa todo lo que aprendieron, lo que hacen en el lugar, lo que les gusta hacer, y es un motivo de satisfacción y una de las razones para elegir quedarse. En el discurso de los pobladores, el trabajo es parte de lo que rescatan como su forma de vivir bien: «¿Qué es para vos vivir bien? El trabajo. Andar en el campo.» (02, entrevista abierta, 16/11/2013); «Yo me crie acá, trabajo en el campo con las vacas y ovejas, arreglo alambrados […] recorro mucho, casi todos los días […] cuido a las gallinas. Yo no me aburro» (02, entrevista abierta, 16/11/2013).
28Los pobladores reconocen que las prácticas actuales del trabajo no son muy distintas de aquellas que realizaban sus padres y abuelos, de quienes las aprendieron. Sin embargo, se han sumado nuevos aprendizajes como la incorporación de tecnologías y materiales que llegan de la ciudad:«El trabajo que hacíamos antes era el mismo. Cambió la tecnología y accedo más» (02, entrevista abierta, 16/11/2013).
29Entre las adecuaciones, se identifica a la construcción de viviendas a modo tradicional con las técnicas de chorizo o de ladrillo,9 las cuales se complementan con materiales como cemento, chapa y madera.
Aprendí a hacer adobe por mi tío porque las casas de antes eran hechas todas de adobe […]. Una parte del galpón es de ladrillo del pueblo, pero el frente es de adobe […]. Esa casita es parte de madera parte de adobe. (04, entrevista abierta, 13/06/2014)
30Otro factor que atraviesa la forma de vida local y que hace del territorio de la gente de Las Aguadas un espacio particular es la presencia de los médanos. Las columnas de médanos actúan como límites físicos en la organización de los campos, que mantienen un manejo familiar. Al interior del límite de médanos se referencia cada campo familiar donde se encuentran dos sectores diferenciados pero articulados: el de producción y el del hogar. Los sectores de producción se identifican como los potreros, donde se ubican los parches de monte cubiertos de vegetación y las aguadas naturales. En el sector del puesto se reconocen viviendas, corrales, galpones, gallineros y pozos de agua para el consumo familiar.
31También se identificó que los pobladores mantienen, cuando les es posible, prácticas adaptativas a la movilidad de los médanos. La estrategia predominante practicada por los mayores, en respuesta al continuo movimiento de los médanos, consistía en cambiar de lugar lo que peligre o haya sido cubierto de arena: viviendas, pozos de agua, aguadas, galpones, corrales, caminos. Esta dinámica de vida en función de las características ecológicas locales connota que los médanos, tanto como ellos, son parte del lugar. Sin embargo, la incorporación actual de nuevas tecnologías como materiales de construcción –chapa, cemento– y molinos, sumado al decrecimiento y envejecimiento de la población, dificulta continuar con la práctica heredada. «Al médano no lo para nada. Hay que ir corriéndose» (04, entrevista abierta, 13/06/2014); «[Los médanos] van tapando los potreros y hay que ir corriéndolos» (01, entrevista abierta, 16/11/2013).
32Ante la convivencia con la dinámica de los médanos, los pobladores evitan prácticas que puedan deteriorar a la vegetación y, por lo tanto, favorecer el corrimiento de los mismos. Esta es la base que los alerta frente la introducción de cuatriciclos sin autorización en sus campos, los cuales alteran a las geoformas fijadas por vegetación. «No hay que mover los médanos, se te viene a la casa y sonaste. No podés tener muchos animales, te quedás sin campo porque se te hace médano. Con auto te podés quedar encajado» (03, entrevista abierta, 16/11/2013).
33Finalmente, pertenecer a los médanos forma parte de un proceso de identificación espacial y sociohistórica que construye el nosotros a través de la correspondencia con el otro –que también es parte de esa tierra– y con la misma tierra. En este sentido, lo que marca los límites reales de Las Aguadas –emergentes de la dinámica e historia local– no son los títulos de propiedad sino aquello que los pobladores expresan como «amor a la tierra» (Szmulewicz, 2014 y Picone, 2014),10 el arraigo a su territorio, uno de los motivos para elegir quedarse:
Voy a defender mi tierra porque nací acá y acá me voy a quedar, la tierra me dio de comer. Todo lo que tengo me lo da la tierra. Ella me da la fuerza. Mucho newen.11 Hay que tener newen para quedar en esta tierra. Acá no viene nadie, ¿quién va a venir acá? (03, entrevista abierta, 16/11/2013)
7. 4. Reflexiones finales: más allá de la propiedad
34Estos lugares de apego, construidos como hogares desde la subjetividad en tanto experiencias de mundo particulares (Briones, 2005) otorgan al territorio características únicas bajo la construcción colectiva del sentido de pertenencia que se vislumbra a través de percepciones, valoraciones y disposiciones (Ottone y otros, 2007, p. 22), que hacen al lugar especial para las personas que lo habitan (Blanca, 2009). Desconocer estos elementos e imponer nuevas lógicas sobre los territorios implica atentar contra la diversidad de lo cultural como práctica.
35Reconocer los procesos territoriales desde una reconstrucción basada en las voces de sus pobladores permite comprender y profundizar la complejidad existente en el conflicto de tierras. La importancia está dada al considerar que el desarrollo, concebido desde una visión eurocéntrica, excluye los conocimientos, las voces y las preocupaciones de aquellos considerados del «tercer mundo» (Escobar, 2005), y que, paralelamente, los programas de gobierno siguen tratando de imponer lógicas y métodos ajenos a las comunidades y contrarios a la gestión sustentable de los recursos naturales (Rosas y Baños, 2013), vaciando a los territorios de la historia de los pueblos/naturalezas como mecanismo que facilita la imposición de nuevas lógicas.
36La elección de Las Aguadas como espacio de vida representó para los primeros pobladores seguridad ante un contexto hostil. Para este primer periodo se aplica que el aislamiento se corresponde más que con una elección voluntaria, con una estrategia de supervivencia (Stavenhagen, 2006). Sin embargo, con el tiempo las valoraciones locales llevan a reconocer y elegir a Las Aguadas como espacio de vida, indistintamente de la indefinición de la legalidad de la propiedad por parte del Estado argentino.
37Para finalizar, es oportuno mencionar que Las Aguadas se construyó a partir de la persecución del Estado argentino sobre el pueblo mapuche y sigue resistiendo como un territorio complejo de diversidad socionatural ante un contexto que continúa cercándolo y que se instaura para volver a negar esta forma de entender y vivir la tierra.
38Agradecemos a los pobladores y las pobladoras de Las Aguadas, por las prolongadas mañanas y tardes en las que compartieron parte de su ser/estar y nos enseñaron a entender lo que es «amar su tierra».
Bibliographie
Lista de fuentes documentales
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Notes de bas de page
1 Los conflictos territoriales se continúan en la actualidad y han adquirido mayor visibilidad en la capital provincial. Para más información ver «Continúa el reclamo en el conflicto por tierras en Bahía Creek» (2016).
2 Los resultados que se presentan son parte del proyecto de investigación «Desertificación en Patagonia: una mirada etnoecológica», desarrollado entre 2013 y 2015 en Las Aguadas. El proyecto de investigación mencionado abordó diversas temáticas asociadas a una lectura socionatural y espaciotemporal del territorio de Las Aguadas, donde se privilegiaron metodologías cualitativas y técnicas participativas. Se destacan los talleres de discusión, los transectos socionaturales –recorridos con informantes clave sobre el espacio socionatural–, las entrevistas a colaboradores locales –cuando es textual se identifican en el texto entre comillas y con los números dados a los colaboradores entre paréntesis– y la observación activa en el lugar.
3 Datos de precipitaciones desde 1970, aportados por el aeropuerto de la ciudad de Viedma y estación meteorológica de San Antonio Oeste. No hay registro de las precipitaciones en Las Aguadas.
4 Los datos registrados por la estación meteorológica de El Cóndor (a 100 km de Las Aguadas), en el período 1997-2003, expresan que las temperaturas máximas absolutas en verano superan los 35° c, y los vientos, predominantes del norte, noroeste y suroeste, alcanzan los 100 km/h en dicha época del año. Fuente: Proyecto de Ordenamiento y Protección de los Recursos Naturales de la Costa Atlántica de Río Negro (Vinci, M., 2004)
5 La erosión eólica del suelo se acelera gracias a una combinación de sequía, fuertes vientos y escasa cobertura vegetal (fao 1979, en Rostango, del Valle y Buschiazzo, 2004).
6 Datos trabajados con los pobladores durante entrevistas a campo.
7 Expediente legislativo 1318/12: Comunidad Mapuche Las Aguadas. En dicho expediente, iniciado en 1999, los pobladores solicitan la compra de los lotes que habitan y habitaron sus familiares y denuncian la ocupación de sus tierras por parte de vecinos colindantes. Denuncia a ser resuelta por la Legislatura Provincial de Río Negro.
8 Expediente legislativo 17475-99: Sobre cerramiento Las Aguadas. A pesar de que la Dirección de Tierras de la Provincia, mediante la disposición 75/2002 de fecha 8 de octubre del año 2002, establece una servidumbre de paso en los caminos afectados, esta no se respeta en la actualidad dando pie a que la Comisión Investigadora para el Relevamiento de Transferencias de Tierras Rurales investigue y dictamine la revisión de su cumplimiento.
9 Esta técnica tradicional, aprendida y llevada a cabo por los pobladores en la actualidad, refiere a la elaboración de ladrillos donde se colocan palos de forma vertical y se atan con alambres de manera horizontal, para luego agregarle pasto y rellenar con adobe y greda.
10 Amor a la tierra es un concepto que los pobladores expresaron como de suma importancia durante una reunión de legitimización de lo escrito en las tesis de grado de dos de las autoras del capítulo.
11 Newen es un vocablo mapuche sin traducción precisa al español, ya que es representativo de una cosmovisión. Se asienta en la relación con el lugar como espacio-tiempo de vida social y suele interpretarse como ‘fuerza vital’. Este significante es compartido por la gente de los médanos y representa para ellos la fuerza del territorio, de la naturaleza y de los mayores que la habitaron, fuerza que es transmitida a los actuales habitantes y descendientes (Szmulewicz, 2014)
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