Capítulo 8.
Indisciplina y vindicación. Discursos de resistencia en la poesía de Rafael Urretabizkaya
p. 109-117
Texte intégral
Callando nos moríamos, sin palabra no existíamos. Luchamos para hablar contra el olvido, contra la muerte, por la memoria y por la vida. Luchamos por el miedo a morir la muerte del olvido.
Subcomandante Insurgente Marcos (Manifiesto zapatista en náhuatl, ezln)
I
1El presente trabajo propone un diálogo entre dos poemarios de Rafael Urretabizkaya: Carlito el carnicero (2004) e Informe sobre aves y otras cosas que vuelan (2011), que permite identificar las operaciones de resistencia a los relatos dominantes construidos alrededor de Patagonia, y poner de manifiesto su complejidad territorial, histórica, política y social, asumiendo la responsabilidad crítica de un pensamiento situado y autorreferencial.
2En primera instancia, es preciso conocer algunos aspectos biobibliográficos del autor, ya que consideramos que sus intervenciones discursivas pueden dar cuenta de una forma de ver y posicionarse en el mundo a través del lenguaje. Rafael Urretabizkaya nació en Dolores, provincia de Buenos Aires, en 1963. Llegó a San Martín de los Andes (Patagonia argentina) en 1983, trabajó durante 17 años en diferentes comunidades rurales del sur neuquino, llevado por sus dos oficios de maestro y escritor, ambos aspectos que, en la actualidad, sigue conjugando.
3Ha publicado novela, cuento y poesía, entre los cuales se encuentran: Te agarro a la salida (beca de Fundación Antorchas, 1997); Aimé, en coautoría con Wille Arrúe (2000, y cinco reediciones); Carlito el carnicero (2004, y reeditado en 2013); Tierras de aventuras, libro de cuentos compartido con Emilio Urruty y Sylvia Iparraguirre (2004); Informe sobre aves y otras cosas que vuelan (2011, y reeditado en 2014); La ruina (2013); Olvido la marcha que tiene música, cuatro poetas de los Andes, junto a María Cristina Venturini, Ailén Saavedra y Marcelo Gobbo (2014).
4También escribe obras para títeres. Se destacan en este espacio una adaptación de Don Quijote de la Mancha, llevada de larga gira americana por la compañía La Pelela, y Vairoleto, pechito libertario, estrenada en 2016 y actualmente de gira por Latinoamérica. Ese mismo año publicó la nouvelle Sarita y ese tipo, con Ediciones de la Grieta, y el poemario Ñawpa Miní, acompañado con grabados de Pedro Hasperué, de la Compañía Nacional de Autómatas La Musaranga. Ha participado en antologías regionales y nacionales en ambos lados de la cordillera. Dirigió la colección Para leerte mejor (2011/2013), destinada a escritores noveles de la región. Ha recibido menciones y premios en concursos y certámenes como el Gran Premio Nacional de Cuentos Leopoldo Marechal o el Concurso Nacional de Cuentos Roberto Juarroz. Resultó finalista en el concurso de cuentos Floreal Gorini 2015, con el cuento «La pisada».
5En algunas entrevistas realizadas en televisión y radio suele destacar dos aspectos que nos permiten abordar su poética desde una lógica enunciativa particular; por un lado, Urretabizkaya sostiene que «escribir es escuchar, como dice Rodolfo Walsh», y por el otro, que el paisaje que más le impacta es el «ser humano», ambas consideraciones funcionan aquí como un disparador del análisis propuesto.
6Creemos, junto con Luciana Mellado, que enunciarse desde el nombre propio permite tramar una identidad que revela un modo de estar e intervenir en el mundo (2015, p. 35), y que Patagonia no se reduce a una territorialidad geofísica sino que nos remite a un espacio histórico social (p. 41), que no está libre de conflictividad y cuya complejidad está dada también por diversos vínculos sociales, culturales, individuales y productivos.
7En este sentido, focalizaremos en los sujetos que aparecen en la obra, en sus demandas, en sus conquistas, quienes, en la medida en que forman parte de las formulaciones poéticas del autor, asumen, junto con él, las luchas por el reconocimiento, la visibilidad y la legitimidad en tiempos de crisis, desarraigo e incertidumbre (Arfuch, 2005). En estos discursos es tan importante quién habla como desde dónde se habla. Uno habla desde un lugar, pero también cree, desea, imagina, construye y ficcionaliza ese lugar.
8En ambos poemarios podemos reconocer una pluralidad de voces que se manifiestan respecto del territorio y sus restricciones, de los relatos oficiales, de las instituciones que legitiman la(s) violencias(s), la injusticia y la desigualdad, hombres y mujeres motivados por la urgencia de recuperar testimonios y memorias que hacen de su cuerpo/bandera un espacio de praxis colectiva.
II
El único lugar lejos es aquel donde no va nadie
Rafael Urretabizkaya, «El gaviotín»
9En la poesía de Rafael, los sujetos nos ofrecen una versión situada y construida desde un lugar de enunciación en el cual se reconocen y pertenecen, el domicilio existencial en términos de Rodolfo Kusch. Sin embargo, esa construcción metafórica trasciende el espacio patagónico y, como sujetos en el mundo, se rebelan y se constituyen como protagonistas del indisciplinamiento contra los discursos del Estado y sus agentes legitimadores, instituciones con estructuras fuertemente condicionadas por los relatos históricos, religiosos, políticos y geográficos, entre otros.
10Si consideramos que la distancia se crea y se narra como espacio físico y simbólico, podemos reconocer una actitud de resistencia frente al ser dicho, que no solo tiene que ver con un punto de vista sino también con la capacidad de poder decirse a sí mismos y, desde allí, producir conocimiento.
11Esta propuesta del autor se evidencia en algunos versos de Informe sobre aves y otras cosas que vuelan, por ejemplo. En el poema «La estadística», Urretabizkaya describe el espacio y la pluralidad de los sujetos que lo habitan, desmitificando y problematizando la perspectiva unívoca instalada desde la geopolítica dominante y sus imaginarios, respecto de la otredad y sus carencias. A lo largo de su obra, la ironía aparece como recurso preferido y efectivo a los fines del mensaje:
Buenas,
yo soy el que aparece en la estadística
y lo agradezco,
me arreglaría con menos, sabe
pero a mis chicos les enseño
a usar la ropa de sus primos,
que no se tira el pan
sin intentar
transformarlo en budín o una tostada.
Bueno aquí estoy,
soy el habitante de la Patagonia
vengo
por mi kilómetro cuadrado. (p. 46)
12Siguiendo con esta línea, en el libro mencionado también encontramos una denuncia a la apropiación de territorios por parte de corporaciones e inversores (extranjeros en su mayoría) avalados por el gobierno. Allí, el autor describe la vigencia de criterios políticos basados en mecanismos capitalistas de dominación y acumulación cuyas consecuencias impactan, además, en el paisaje. Un ejemplo claro es este fragmento del poema «Ni el loro»:
Ahí no vive gente
(el que pone pinos apretados en un sitio
tiene por costumbre armar su patria en otro lado)
[…] No hay allí caminos a ninguna parte,
solo pastos de estepa. […]
Sin embargo, desde mi ventana
veo al fondo y apenitas un alambrado
que costura la montaña. (p. 16)
III
Los huesos de todos nuestros muertos amontonados en fosas comunes
se han largado a luzmaliar
Rafael Urretabizkaya, «Luzmaliar»
13Si bien la idea de progreso mantiene su carga semántica moderna, su apego por el consumo y el enriquecimiento, la poesía se fortalece con un lenguaje particular, permite emerger las voces que sí se sienten en su hogar, las que habitan, caminan, crean. Las voces de los hijos, las novias, los vecinos, los que levantan paredes y zanjean la tierra, los que regalan frutas, los que cocinan la sopa clarita, los cómplices. Los vivos y coleando, los que dejaron su cuerpo lejos, los que fueron arrebatados, los que fueron parte de la violenta comparsa de los procesos.
14Dice la poeta Liliana Campazzo: «el recuerdo, la memoria, el testimonio, son siempre mecanismos insolentes, revulsivos, cuando se practican colectivamente en una sociedad que utiliza el olvido como modalidad contractual para rehabilitarse de su pasado» (2013, p. 71).
15Carlito, el carnicero, un nombre propio que da título al poemario y trae consigo otros nombres propios que llegan a resistir: Marcelas, Marías, Pedros, Gustavos, las madres, Hebe, en «Informe del tiempo», todos en mayúscula, todos rescatados del dolor, impedidos de la ausencia y el olvido, presentes todos y cada uno desde su singularidad. Y otros nombres: «astiz», «scilingo», que estamos obligados a recordar pero que el poeta los disminuye, mencionarlos apenas aparece como un susurro para que se extingan y no vuelvan, ni con esos nombres ni con otras botas. Aunque el poeta trate de no hablar sobre los vuelos de la muerte, no puede, es algo que no elige, lo exige el poema.
16En Carlito el carnicero encontramos «Canción de cuna marchita-canción marchita»:
Duérmase mi niño mi sol
mañana será otro día
duérmase, trate
no se crea todo lo que escucha por ahí
duérmase, duérmase
los angelitos cantan la vieja se levanta
duérmase pedazo de corazón
sólo me dicen masera por joder
¡duérmase ya
tagarna! (p. 63)
17Canciones de cuna, tablas de multiplicar, juegos de lenguaje para contar el horror, y pañuelos y palomas. Y la ronda en la plaza que nos llama. Nombrar es existir y la palabra conmueve, resignifica y se vuelve presencia.
IV
Papeles, papeles, papeles, papeles que no sirven para dar de comer, papeles que no sirven
Rafael Urretabizkaya, «Papeles 2»
18Como decíamos al principio, Patagonia es una complejidad en la que perviven conflictos históricos, sociales y políticos. La desigualdad marcada por una economía subdesarrollante, la división de clases, el acceso o la negación a los derechos universales, consecuencias políticas que encuentran disidencias en aquellos que, aun cansados, atraviesan la realidad que tienen delante y batallan. El humor es una forma de verdad y leer «Con esos huesos» nos saca una sonrisa, porque conocemos las circunstancias que acarrean la marginalización, de una u otra manera conforman, también, nuestras vivencias personales:
Le dijimos para el perro,
pero hicimos trampa
hicimos
sopa para todos
pasa que hace rato que estamos en cuatro patas
y la verdad ya no tenemos claro el límite. (2004, p. 53)
19La exclusión también es una variante que no se elige. La inocencia durmiendo en las calles, las prioridades des-acomodadas en las agendas públicas, esas urgencias que el poema «Para una casa del ippvu» pone en la hoguera. Las balas, dice otro poema, lastiman, iluminan y chumban, disfrazadas de paquetes de fideos en los ojos de un desocupado.
V
¿Hacen los grillos estatuas de sus héroes?, ¿quiénes son sus héroes? ¿Hay en mi pieza grillos historiadores?
¿capaces de instalar un relato y hacerlo atravesar generaciones?
Rafael Urretabizkaya, «Los grillos»
20Los sujetos discursivos son aquellos que critican, debaten o ponen en jaque a otros sujetos y a otros discursos. Las instituciones performan y legislan; iglesias, escuelas, universidades, medios de comunicación, la familia (nuestro núcleo social primero) se preocupan de conservar y delinear valores, conductas, relatos. El poema «Sarmiento» comienza así:
Trajo maestras de estados unidos
porque aquí nadie sabía nada,
y gorriones,
porque los brutos pájaros locales
tenían harta a la gente
con sus emigradas a destiempo
diciendo pío pío cuando era otra la respuesta
o la pregunta. (2011, p. 47)
21En «Cómo evitar las jaulas», escribe:
Una opción para evitar las jaulas
es cortarle a los pajaritos parte de sus alas
este es un método de sujetamiento indoloro.
Lo dicen las personas,
hasta ahora los pájaros no se han manifestado al respecto. (2011, p. 18)
22En ambos poemas se referencia a un otro y se dicotomiza el universo representado, centro y periferia, memorias y olvidos en la historia oficial, el borramiento de las palabras y las cosas.
VI
¿La verdad se hace a golpes? ¿La verdad tiene máscaras? ¿Es verdad que los buenos siempre ganan?
Rafael Urretabizkaya, «Variaciones sobre la verdad»
23El autor dispone, en sus poemarios, sujetos plurales, heterogéneos, en algunos casos se presentan en forma colectiva, como en el poema «Gorriones», en el que se menciona a aquellos que vinieron en barco y se quedaron. Don Aníbal, por ejemplo, pulula en todas las obras de Urretabizkaya, marca un aprendizaje en el autor, un vínculo con el ambiente, una forma de ver, de pensar y de habitar el espacio que, como dijimos antes, es político y, por ello, en constante transformación. Sandra, Carlos, también van más allá de la sujeción literaria, son nombres que no andan solos, que vienen con una historia entramada con la historia colectiva, vivida, experimentada. Son huellas que perduran en la memoria y en el cuerpo, que duelen y, a la vez, fortalecen, cobran sentido en el presente y a través de los versos se activan:
Vino Sandra y caminamos todos juntos
el rastro
que no usa despedida.
Luego del mate
organizó el aire y el idioma para decir muchas gracias
pero la palabra que se le soltó, fue justicia.
Del medio para atrás
sereno
estuvo Carlos
con nosotros, con Sandra. (2011, p. 25)
24Aquí se habla sobre Sandra Rodríguez, la esposa de Carlos Fuentealba, maestro neuquino, militante comprometido con la defensa de la educación pública, que fue asesinado el 4 de abril de 2007 por la policía de Neuquén. El hecho causó conmoción y repudio, y llevó a una declaración de huelga general. Los trabajadores de la educación, administrativos y docentes de todo el país, llevaron a cabo movilizaciones y asambleas masivas, bajo consignas como «las tizas no se manchan con sangre».
25De esta manera, entendemos que poner el cuerpo y resistir es comprometerse, y pronunciarse, asumir un nombre propio y una historia diversa, plural, en un tiempo y un territorio que leemos y resignificamos. Podemos precisar quiénes somos y hacia dónde vamos tejiendo puentes con nuestro pasado, asumiéndonos como observadores y como protagonistas de un proceso constante de identificación, que consiste en ir a contrapelo, contra las corrientes extractivistas, demográficas y estéticas. Establecer una comunidad de argumentación que pueda instaurar diálogos permanentes, desdibujar las fronteras, descolocarse y prestar atención a la naturaleza de las relaciones humanas en una dinámica social de pertenencia, tiene que ver con darle el lugar que merecen todas las subjetividades que habitan y ponderarlas dentro de un campo de aprendizaje e interacción.
26La historia no ha sido justa ni generosa en sus compendios anecdóticos, los escribientes seleccionaron cuidadosamente sus líneas, monumentalizaron, museificaron, desaparecieron. Pero nos queda una carta que, sentimos, va distribuyéndose por caminos nuevos, con el ripio mejorado.
27Las palabras son capaces de construir nuevos sentidos subvirtiendo prejuicios y discursos, son parte de procesos políticos en los cuales la toma de posición es colectiva e individual al mismo tiempo, porque implica cuestionar las propias prácticas. Se trata de corregir el foco desde donde (nos) vemos y (nos) decimos, quebrando la perspectiva lineal y homogénea de nuestros mundos. El lenguaje y, especialmente, el lenguaje poético, puede y debe jugar en todos los frentes.
28En los poemarios de Rafael, la distancia es una versión y la cordillera, un paso, los papeles se vuelan y los cuerpos arden o al revés. Sus personajes, sujetos indisciplinados e indisciplinadas, hombres, mujeres, niños, pajaritos vindicadores que se fortalecen con cada abrazo. Con cada lucha, la poesía sale de sus casillas y crece, se pasea en los patios menos imaginados, llena las rutas, pinta murales, anda de boca en boca, grita porque se sabe sobreviviente. Y nosotros olvidamos toda regla y, con el cuerpo completo, nos largamos a nombrarla.
Bibliographie
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Arfuch, L. (Comp.). (2005). Identidades, sujetos y subjetividades (2ª ed.). Buenos Aires: Prometeo Libros.
Campazzo, L. (2013). El poema se va sin saludarnos. Las voces de algunas poetas en la resonancia del sur. En G. Arancibia, M. Robles y L. Wajdzik (Comps.) (2013). Seis momentáneos lapsos. Conversaciones hacia el adentro de la literatura y la sociedad en Patagonia, pp. 71-82. Trelew: La Galera.
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Mellado, L. A. (2015). Patagonia se dice en plural. Comodoro Rivadavia: Edición de autor.
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Urretabizkaya, R. (2004). Carlito el carnicero. San Martín de los Andes: Ediciones de La Grieta.
Urretabizkaya, R. (2011). Informe sobre aves y otras cosas que vuelan. San Martín de los Andes: Ediciones de La Grieta.
Auteur
Tesista de la Licenciatura en Letras de la UNPSJB. Auxiliar de segunda en las cátedras Seminario de Teoría y Práctica Discursiva y Literatura Patagónica de la carrera de Letras de la UNPSJB. Desde el año 2014 integra unidades ejecutoras de proyectos de investigación del área literaria. Participa del proyecto «Cartografías culturales y literarias de la Patagonia y América Latina». Integra como investigadora en formación el Grupo de Investigación de Culturas, Literaturas y Comunicación del Sur (GICLCS). Ha participado como coordinadora y expositora en congresos nacionales e internacionales desarrollados en universidades de Argentina, Chile y Alemania. Ha prologado los libros Informe sobre aves y otras cosas que vuelan (2017) y Ñawpa Guasú (2017) de Rafael Urretabizkaya. Ha recibido una beca de la Red Temática «Cambio Transnacional, desigualdad social, intercambio intercultural y manifestaciones estéticas: el ejemplo de la Patagonia», para realizar una estancia de investigación en la Friedrich-Schiller-Universität, Jena, Alemania (2015).
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