Capítulo 2.
Recorrido por el imaginario literario patagónico
p. 39-50
Texte intégral
I
1Han transcurrido cuarenta años desde que se gestó, en Chubut, la idea de recopilar, sistematizar e investigar las producciones discursivas de la Patagonia; en este sentido, fueron varios los actores y las instancias de interacción que acontecieron en ámbitos formales e informales.
2En este capítulo propongo recuperar la memoria para precisar algunas situaciones que se dieron de manera simultánea o sucesiva pero que, en su conjunto, sirvieron para motivar los primeros estudios realizados por académicos, graduados y alumnos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Enuncio también algunos resultados que, no obstante ser parciales, tuvieron la fuerza de estimular nuevas incursiones en el campo cultural y posibilitaron la creación de proyectos de investigación que sirvieran para tal fin.
3Para trazar el recorrido que se inicia en la década del 70, recurrí al aporte de las profesoras Silvia Casini y Viviana Polli. A continuación, menciono algunas circunstancias que sucedieron en los ámbitos no formales y que fueron preparando el terreno para el trabajo investigativo institucional.
4El escritor David Aracena, periodista del diario El Patagónico en la década del 70, invitó a otros escritores de la zona a publicar sus textos en el periódico. Esta acción fue meritoria no solo porque puso al descubierto la generosidad y apertura de Aracena sino también porque su actitud permitió a los artistas dar a conocer sus obras en un momento en que resultaba difícil publicarlas.
5Por ese entonces, Asencio Abeijón comenzó a ser conocido como cuentista gracias al imprentero José Andrade, quien había reunido sus relatos en un libro con el objetivo de favorecer la divulgación. De este modo, Memorias de un carrero patagónico fue el primer libro de una saga que Abeijón continuó publicando posteriormente. Cuando Osvaldo Bayer leyó a don Asencio, lo reconoció como digno representante de la literatura patagónica y propuso que sus textos fueran leídos en las escuelas de todo el país. Además, se ofreció a escribir el prólogo de la segunda edición, de 1974, de Memorias de un carrero patagónico. Con las siguientes palabras, Bayer inició el camino de legitimación de Asencio Abeijón:
En cuanto leí la primera página del relato «La chulenguiada» me di cuenta de que estaba ante algo muy importante. Me dije enseguida: este es un libro con futuro, es un libro que se va a leer dentro de diez, cincuenta, cien, quinientos años. Como se leen ahora los libros de viajeros ingleses y alemanes de hace dos o tres siglos. (Bayer, 1973, p. 9)
6La figura de don Asencio fue señera para Comodoro Rivadavia porque se transformó en emblema de escritura de la Patagonia e hizo suponer que en esta zona había textos literarios meritorios, dignos de ser leídos. Otros autores irán sumándose en el tiempo y eso se debe, en gran parte, al minucioso trabajo realizado en Gaiman por el profesor Virgilio Zampini. El académico se dedicó a recopilar documentos dispersos de la historia y de la geografía de Chubut y, a medida que realizaba ese trabajo, fue encontrando material literario. Esto hizo que repitiera en sus cursos que «en la Patagonia la historia, la geografía y la literatura aparecen fuertemente imbricadas».1
7En la década que nos ocupa, Zampini dictaba clases en la Facultad de Humanidades de la unpsjb, en las sedes Trelew y Comodoro Rivadavia. En esta última sede, la profesora Viviana Polli le propuso hacerse cargo de seminarios y conferencias que posibilitaran compartir con la comunidad los hallazgos y los resultados de sus investigaciones. Zampini no solo aceptó esa invitación sino que, también, motivó a la académica para que se dedicara a estudiar textos regionales junto con la profesora Silvia Casini, ambas responsables de Literatura Latinoamericana i y ii en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales.
8Por otro lado, importa destacar lo valioso que fue para la literatura regional la relación entre Zampini y Luis Feldman Josín, miembro de la Sociedad Argentina de Escritores (sade) y dueño del periódico Jornada de Trelew, porque este vínculo amigable favoreció la edición de los cuadernos de viaje de los exploradores que llegaron a Chubut en 1865, con la colonización galesa.
9El diario El Regional de Gaiman también se hizo eco del movimiento de visibilización de los textos escritos sobre la región; esas ediciones en periódicos de la zona afianzaron al género crónica, como uno de los más significativos del sur del país. Se publicaron Crónica de la colonia galesa de la Patagonia en el Chubut, de Abraham Matthews (1954/1970); Hacia los Andes, de Eluned Morgan (1976), traducida por Tegai Roberts, directora del Museo de Gaiman; y además Josefina Marazzi de Rouillón editó, en 1970, Confín de viento y sal.
10En 1988, en oportunidad de las II Jornadas Internacionales de Literatura Regional organizadas por la Universidad Nacional de Tucumán, la investigadora Zulma Palermo presentó una periodización basada en las «eras imaginarias» de José Lezama Lima. En un cuadro consignaba regiones cuyos materiales literarios estaban siendo sistematizados. De esas jornadas participó la profesora Silvia Casini, quien advirtió que en dicha presentación se hallaban ausentes textos de la Patagonia. Esta carencia supuso reconocer la imperiosa necesidad de que los investigadores del sur se hicieran cargo de un trabajo que, hasta ese momento, no se había realizado. Se comenzó a pensar seriamente en el desafío que suponía recopilar y estudiar los textos patagónicos. A los fines organizativos, se eligió el criterio geográfico de división de provincias para, en primera instancia, iniciar el trabajo con materiales de Chubut y, después, trabajar textos de Santa Cruz y Tierra del Fuego; la idea era ir ofreciendo los avances de las investigaciones al estudio de la literatura que se estaba realizando en otras regiones del país.
11A fines de la década del 80, Estela Saint André, docente de la Universidad de Cuyo, conoció a las profesoras Silvia Casini y Viviana Polli, a quienes expresó su convicción respecto de la importancia que tenía la producción regional en el contexto de lo nacional y de lo latinoamericano. Ese comentario fue el impulso que se necesitaba para organizar y emprender los estudios; además, Estela Saint André accedió a realizar tareas de asesoramiento externo. La suma de estímulos y motivaciones coadyuvó para dar lugar a la presentación, en la carrera de Letras de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, del primer proyecto de investigación (pi) denominado «El imaginario patagónico en el contexto de la literatura hispanoamericana», trabajo que insumió tres años (1989-1992). En este proyecto se desempeñaron Polli, como directora, y Casini, como codirectora. Además, personalmente integré, junto con cuatro alumnos de las carreras de Letras y Comunicación Social, la Unidad Ejecutora.
12Este estudio cobra importancia porque con él se inicia en la unpsjb la etapa formal y académica de una línea de investigación de la literatura patagónica que persiste hasta nuestros días. Los resultados conviertieron a ese primer proyecto en sustrato de investigaciones posteriores. El pi fijó los siguientes objetivos:
- Hallar matices que fueran definiendo un perfil de identidad patagónica.
- Determinar la existencia de constantes que afectan a la literatura patagónica y a la hispanoamericana.
- Establecer las causas de marginalidad de la literatura patagónica según el grado de australidad que posee respecto de zonas consideradas hegemónicas.
13Los resultados parciales de la investigación empezaron a ser difundidos por los miembros del equipo académico en congresos nacionales e internacionales, entre los años 1989 y 1992. Los ejes temáticos de esta primera investigación fueron:
- Tipicidad del ámbito.
- Proyecciones de la crónica.
- Frontera y marginalidad.
14En ese momento resultó operativo trabajar con los conceptos de imago e imaginario, cuyos alcances enuncio:
- Imago se define como una representación, un retrato, una idea constituida como suma de representaciones de las distintas voces a través del tiempo. La imago es el resultado de la interrelación de factores físicos, antropológicos, míticos, históricos, económicos y artísticos.
- Imaginario se propone como proyección textual de las imágenes que el cuerpo social local, nacional e internacional ha concebido para la región. El imaginario se constituirá con vertientes confluentes: literarias y no literarias (textos folklóricos, históricos y políticos entre otros).
15Los estudios relevaron, entre otros importantes hallazgos, que las producciones en la Patagonia mostraban una variedad muy notoria; por ello resultaba imposible realizar una propuesta de homogeneidad que colocara bajo un denominador común textos tan diversos.
16Fue prioritario iniciar la búsqueda de producciones literarias y formas de organización para escritos que se hallaban dispersos. Se pusieron avisos en diarios solicitando el envío de materiales, ya que no se tenía acceso a ellos de otra manera. Existía la convicción de que los autores guardaban sus escritos en las bibliotecas personales dado que, por aquel entonces, resultaba complicado y costoso publicar y, lógicamente, era escasa o nula la distribución.
17Se distinguió un imaginario local, textos escritos por patagónicos, de uno llamado foráneo, para diferenciarlo de los primeros, o sea, textos escritos por autores no patagónicos que situaban sus ficciones en la Patagonia.
18Se abordaron distintos géneros y tipos textuales: la narrativa, la lírica, el discurso de los medios de comunicación y el discurso político. Se advirtió la persistencia de la crónica para escribir la historia y rescatar la memoria del sur del país.
19Se verificaron diferencias entre la narrativa y la lírica. En la primera, había una tendencia hacia la idea de la Patagonia como lugar de expiación, de condena, es decir, un espacio expulsor; en tanto la poesía mostraba a la Patagonia como espacio de cobijo, que trasciende, un lugar que fomentaba la vida.
20Respecto de los medios de comunicación, se constató un mensaje ambiguo, en función de que mantenía el desinterés y la desinformación sobre la Patagonia. El discurso del cine era el que, en esos momentos, había avanzado más en el sentido de integrar la realidad y, en muchos casos, aprovechaba la localización patagónica para parodiar el propio desconocimiento de la región, dejando al descubierto fuertes estereotipias nacionales.
21A medida que los estudios se profundizaron, cada miembro del equipo de trabajo asumía la responsabilidad como investigador y como docente para revertir prejuicios, crear polémica y participar en la discusión general de la cultura.
22El segundo pi, «Historia crítica de la literatura patagónica (Chubut: 1º etapa)», continúa en la línea de investigación iniciada por el proyecto anterior. Su desarrollo abarcó los años 1996-1999. Se desempeñaron, como directora, Viviana Polli, y como codirectora, Silvia Casini. Nuevamente integré la Unidad Ejecutora a la que, en 1997, se incorporó Luciana Mellado.
23Este proyecto planteó temas interesantes para abrir el debate regional. Al mismo tiempo, se realizó un esfuerzo académico que permitió hablar de un panorama cultural de la Patagonia, situación que facilitó el acceso al proyecto de académicos provenientes de diferentes disciplinas: de la antropología, de la sociología, de la historia, de la filosofía y de la geografía; y, además, permitió la inclusión de diversas prácticas discursivas orales y escritas (la oralidad y sus distintas expresiones estéticas y las más variadas formas de la escritura).
24Se estudiaron las relaciones interdiscursivas desarrolladas en los diversos contextos histórico-sociales. Se observó que, desde mediados del siglo xix y hasta mediados del xx, los fenómenos sociohistóricos habían sido acompañados de diferentes prácticas textuales. Por un lado, la del dominador (blanco), que exploró el espacio con vistas a una futura apropiación y, por el otro, la práctica de oralidad del originario condenada a ocupar un espacio subalterno.
25Se constató que la literatura escrita en y sobre la Patagonia se remontaba a los discursos legitimadores de la apropiación territorial que se inició en el siglo xvi con el texto de Antonio de Pigafetta y se completó con los escritos de los viajeros del siglo xix. Estas narraciones son siempre autobiográficas y pretenden dar una imagen de heroicidad de todo aquel que se enfrenta con un espacio desmesurado y con hombres salvajes.
26Se eligió partir del texto patagónico actual para llegar al texto fundador y, en ese movimiento, se corroboró que la medida de la desmesura y del salvajismo provenía, en todos los casos, del desconocimiento del terreno y de los prejuicios del viajero.
27Se trató de reconstruir el proceso de formación textual del imaginario desde la narrativa de los viajeros y científicos que recorrieron la Patagonia y popularizaron impresiones que no habían sido revisadas y que podían caracterizarse de la siguiente manera:
- El asombro ante la amplitud territorial.
- La consideración de la zona como desértica e inhóspita.
- La existencia de un clima de extrema severidad.
- El abandono geopolítico.
- El ser tierra de paso con posibilidades de enriquecimiento fugaz.
28Se enmarcó la tipicidad en cuatro vertientes temáticas que podían aplicarse a todo el ámbito continental:
- Epicidad: ocurrencia de aventura y proyección de utopías.
- Frontera: ocurrencia de castigo, refugio, distancia, muerte o tránsito a lo sobrenatural.
- Soledad: ocurrencia de incomunicación, aislamiento o nostalgia.
- Memoria: ocurrencia de recuperación del pasado y de lo cotidiano.
29Además, se verificaron las siguientes constantes y particularidades:
- Persistencia de la crónica.
- Motivo del viaje como memoria (conocimiento, separación y/o muerte, expiatorio).
- El espacio como centro de irradiación de todas las producciones.
30Por otro lado, se caracterizó a la lírica chubutense de la siguiente manera:
- Una poesía tradicionalista que conjuga los rasgos ideológicos con los de un marcado nacionalismo.
- Una poesía artística que privilegia el plano estético con relativa autonomía de intencionalidades discursivas.
31Respecto de la periodización, se desestimó una cronología literaria regional que pretendiera empezar por lo indígena, acomodando la realidad a lo que debió ser. El primer texto escrito patagónico no fue el del aborigen sino el del extranjero. Recién en el siglo xx los estudiosos se ocuparán de recuperar la oralidad de los pueblos originarios.
32Se elaboraron cuadros comparativos que esbozaron una periodización literaria, en ellos aparecían los contextos históricos patagónicos y las producciones de la época, conjuntamente con contextos históricos y culturales argentinos y latinoamericanos. En esos cuadros se consignó la imago patagónica confrontada con el imaginario latinoamericano.
33El tercer pi se denominó «Historia crítica de la literatura patagónica (Santa Cruz y Tierra del Fuego, 2.a etapa)». En este caso, se contó con una directora externa, Estela Saint André; una directora in situ, Silvia Casini; y una codirectora, Viviana Polli. La Unidad Ejecutora la integramos Luciana Mellado, María de Fátima Linares, Cristina Llanos y yo, y contamos con la colaboración de dos profesores de Historia: Martín Vulcaín y Graciela Ciselli. El período de estudio abarcó los años 2000 al 2003.
34De este estudio se desprendieron diversas consideraciones, que detallo a continuación.
35La literatura patagónica da cuenta de la forma en que el blanco fue re-conociendo y adueñándose del territorio despreciando o silenciando al nativo. Esta situación obligó a rever los espacios literarios regionales que fueron concebidos, desde la conquista, a partir de una concepción etnocéntrica.
36Se analizaron las motivaciones de los viajeros que recorrieron la región en el siglo xix, surgidas de ideas vinculadas con el progreso científico y tecnológico a nivel mundial, para contrastarlas, en un segundo momento, con las respuestas discursivas de los escritores contemporáneos.
37Se volvieron a cuestionar los conceptos de región, regionalismo, centro y periferia, en el marco del proceso de globalización. Se consideró que la categoría de región solo puede construirse desde estudios empiristas, a partir del análisis de textos concretos que atiendan al sujeto que enuncia y a la mediatización del mundo que diseña. Se pensó que lo que estaba en juego era un relato que se ocupara de reconstruir el imaginario, teniendo en cuenta el lugar de la enunciación y la posibilidad de instaurar ciertos ordenamientos. Se reconoció, a nivel nacional, una tendencia que proponía un giro hacia las regiones que permitía hablar desde ellas mismas a través de los discursos. Se vio como necesario modificar las temporalidades que han marcado diferentes pasos en el proceso transculturador, dado que en la Patagonia han ocurrido de forma diferente. Se seleccionaron las obras que, a criterio del equipo de investigación, resultaban ser las más representativas para efectuar estudios críticos de mayor profundidad. Se eligió partir del texto patagónico actual para llegar al texto fundador; también se revisó la producción discursiva regional para cotejarla con la argentina y con la del resto de Hispanoamérica. Se agruparon las obras atendiendo a un criterio histórico-cronológico y no se forzaron interpretaciones para ajustarlas a categorizaciones de ningún tipo. Se resignificaron y contextualizaron los aportes de la teoría y de la crítica literarias a partir de la lectura e interpretación de textos de los escritores patagónicos, y se los relacionó con la producción literaria nacional y continental.
38Las conclusiones de ese trabajo investigativo se propusieron como pautas que posibilitarían futuras investigaciones del texto patagónico, así como también de la periodización.
II
39La Patagonia ha sido construida como realidad desde discursos que siempre tuvieron pretensiones de ser verdaderos: los políticos, los educativos, los literarios, los geográficos, los religiosos, con los que se fue conformando una multiplicidad discursiva que no permite síntesis apresuradas. Fue necesario salvar los contextos temporales en que se gestaron los discursos para resemantizar sus simbolismos desde una lectura contemporánea y en relación con las demandas culturales de los destinatarios; por ejemplo, las de los estudiantes universitarios y sus inquietudes vinculadas con la finalidad y las razones por las que era y es necesario estudiar los textos patagónicos.
40La investigación se unió a la reflexión sobre los legados occidentales desde una perspectiva crítica postoccidental que permitió hacer frente a las propuestas de homogeneización; en este sentido, y en relación con la tensión entre homogeneidad y heterogeneidad planteados por el mundo contemporáneo, se confirmó la heterogeneidad latinoamericana y se problematizó la insistencia en ver lo patagónico como exclusivo, único, diferente, extraño, maravilloso o mágico. También fue necesario reflexionar sobre los prejuicios en la formación de los docentes investigadores a la hora de animarse a promover cambios en los proyectos educativos y culturales regionales.
41A estos tres trabajos de investigación del equipo académico, que se mantuvo estable durante esos años, siguieron otros proyectos diseñados por miembros de la Unidad Ejecutora que, en simultáneo, realizaban sus maestrías y doctorados. Importa decir que en los nuevos grupos de trabajo fueron repitiéndose los nombres de uno o dos académicos desgajados del equipo inicial. Estas diversificaciones y permanencias en la constitución de nuevos equipos de investigación redundaron en la profundización de ciertos ejes temáticos que habían sido enunciados en proyectos previos, así como en nuevas revisiones ampliadas desde la fecundidad del estudio de las teorías. En todos ellos, la representación del espacio patagónico fue el núcleo axial desde el que se irradiaron distintos ejes y significaciones. En los últimos dos proyectos, los más próximos a este escrito, existió la necesidad de ampliar la mirada a fin de extender los estudios a producciones de la Patagonia chilena, situación que se venía planteando desde el inicio de las investigaciones. A continuación, enuncio los títulos de los proyectos y realizo una síntesis de cada propuesta:
- «La construcción del espacio en la narrativa patagónica. Parte 1». Directora: Silvia Casini; investigadora formada: Luciana Mellado, período 2004-2006.
- «La construcción del espacio en la narrativa patagónica. Parte 2». Directora: Silvia Casini; co-directora: Luciana Mellado, período 2007-2009.
42En estos dos proyectos se estudiaron las formas de construcción del espacio patagónico en obras literarias correspondientes al período 1985-2007. El objetivo de estas investigaciones fue determinar el modo en que se fue construyendo narrativamente el espacio en las dos décadas elegidas. Se observó que el imaginario espacial que la narrativa expresa está estrechamente vinculado con proyectos políticos y económicos imperiales y coloniales que históricamente validaron y difundieron dichas narraciones. A partir de este relevamiento, se visibilizó y problematizó la forma en que las propuestas socioeconómicas y culturales penetran ideológicamente el plano del discurso y, más concretamente, trabajan en la selección de referencias y estrategias de descripción del espacio físico y cultural. La investigación fue un aporte en la construcción del discurso teórico y crítico de la literatura regional.
- «Apropiación simbólica de la Patagonia en la narrativa argentina y chilena. Siglo xx». Directora: Silvia Bittar, período 2010-2014.
43En este estudio se abordaron las producciones narrativas escritas durante la década de los 90 y se analizaron las diferentes modalidades con las que se construye discursivamente el sur argentino y el chileno. Se asumió una mirada localizada con el fin de verificar, a partir de los ejes espacio y mujer, si la narrativa de este período reproduce los conceptos disfóricos heredados de la mirada imperial, o sea, de la ideología del afuera –que recupera la tradición literaria decimonónica–, o si se producen cambios que promueven visiones superadoras; también se estudió el rol femenino en relación con el espacio.
44El corpus se conformó con novelas provenientes de diferentes lugares de la Patagonia argentina y de la chilena: Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego (argentina y chilena) y Punta Arenas. Se pudo comprobar que, en la segunda mitad del siglo xx y en lo que llevamos vivido del nuevo siglo, las imágenes se alejan de la influencia de los textos fundadores y los autores asumen la función de relatar la historia de sus aldeas. Describen lo espacial asumiéndolo como domicilio existencial y relatan desde parámetros locales, reafirmando la función del arte como discurso válido para realizar aportes a la discusión sociopolítica.
- «Patagonia se dice en plural: identidades y geografías imaginarias en la literatura patagónica argentina y chilena (1983-2012)». Directora: Luciana Mellado, período: 2013-2017.
45Este proyecto, recientemente concluido, examinó críticamente un grupo de nociones recurrentes con que la teoría y la crítica literaria abordan la literatura patagónica, en lo concerniente a sus geografías e identidades imaginarias y en relación con distintas conceptualizaciones de las literaturas nacionales y regionales; estudió la literatura patagónica dentro de los contextos en los que se interrelaciona con diversas fuerzas sociales y discursivas que condicionan los significados de sus productos y prácticas. También se propuso profundizar un marco teórico y metodológico que diera cuenta del desarrollo de la literatura patagónica argentina y chilena en su especificidad cultural y en su dinámica relacional con otros campos y sistemas literarios, en el período que va de los años 1983 a 2012. Se buscó potenciar una razón crítica que revisara las modalidades de lecturas esencialistas que niegan las singularidades regionales, planteándolas no como especificidades sino como desviaciones marginales de estereotipos construidos y reproducidos desde distintos centros de poder.
III
46En relación con el espacio cultural, desde el pi «El imaginario en el contexto de la literatura hispanoamericana»,2 se fue conformando lo que Ana Pizarro (1995) denomina «un universo en espesor y movimiento». Esas dos palabras, espesor y movimiento, son las que mejor expresan las diversas instancias de la investigación regional en Chubut y, más precisamente, en Comodoro Rivadavia. Esto se debe a que las ausencias, los hallazgos y los resultados a los que arribó el primer equipo de estudio dieron origen a nuevas incursiones cuyas tareas continúan en la actualidad profundizando la mirada en ciertos ejes o problematizando conceptos a la luz de lecturas teóricas y críticas.
47Soy consciente de que, en el devenir investigativo, han ido cambiado sustancialmente los contextos y, por ende, resulta inminente reconsiderar los espacios locales de la cultura y poner en discusión algunas categorías; en este sentido, lo que antes se definía a partir de una tensa relación con los centros hegemónicos, encargados de atenuar las diferencias regionales para homogeneizar las identidades, ha cambiado en razón de que se ha producido un giro sustantivo y son muchas las regiones culturales que están haciendo escuchar sus voces, las que se articulan en un entramado discursivo potente y plural.
48Hoy los investigadores debemos seguir estudiando e interrogando a la memoria histórica y a la memoria mítica desde localizaciones situadas. También debemos realizar un gran esfuerzo de apertura en los hábitos interpretativos porque se nos pide más que ratificar verdades, plantearnos reflexiones que den origen a nuevos fundamentos que sustenten nuestras concepciones y nuestro accionar, a la vez que el trabajo demanda el diseño de nuevas cartografías y de posibles ordenamientos.
49En este contexto, y a esta altura del devenir de las investigaciones de la literatura en la Patagonia, son muchos los interrogantes que se suscitan. Me pregunto, entre otras cosas: ¿hasta dónde llega la posible particularidad de lo patagónico que le permita insertarse en las tensiones que plantea el campo cultural contemporáneo?, ¿cómo posicionarnos, como investigadores, ante la diversidad de cambios que han disuelto las certezas y han puesto en un tembladeral los paradigmas pero que, aún hoy, no han podido sofocar ciertas marcas modernas en el debate de la cultura?
50La Patagonia fue construida y diseñada por diversos discursos que siempre tuvieron pretensiones de ser verdaderos. En este sentido, José A. Uranga sostiene:
Esto que llamamos Patagonia, a saber, su geografía, su economía, su sociedad, al igual que el imaginario y su representación, fue, a no dudar, una invención de la escritura […] producto de la impresión, del asombro y del recelo hacia el Otro desconocido y diferente. (2011, p. 88)
51De este modo se fue conformando una red, un tejido discursivo que enarboló realidades de la región que fueron interpretadas como verdaderas. Sin embargo, desde hace un tiempo, las verdades absolutas están siendo observadas con recelo; por eso se trata de construir nuevas condiciones de reflexión para trabajar en consonancia con las dinámicas socioculturales actuales pero sin desestimar el sustrato investigativo con el que se cuenta, a fin de revitalizar viejas líneas conceptuales, cambiarlas o dotarlas de nuevos sentidos.
52Hoy, las investigaciones afrontan nuevos retos, sin embargo, se mantiene vivo el sentimiento que animó a los primeros estudios de la región cultural: la necesidad de relevar los modos a través de los cuales la cultura, en sus variaciones, penetra, revitaliza y da sentido a los discursos.
53El estudio de la producción literaria patagónica se espesa y, en el movimiento continuo, promueve nuevas revisiones epistémicas desde una óptica multidisciplinaria que redefina el espacio de lo regional sin perder de vista la dimensión nacional, la red discursiva en la que se entrelaza con las producciones de otras regiones del país, y la realidad latinoamericana en que se halla inserta.
Bibliographie
Abeijón, A. (1974). Memorias de un carrero patagónico. Buenos Aires: Galerna.
Bayer, O. (1974). Prólogo. En A. Abeijón, Memorias de un carrero patagónico. Buenos Aires: Galerna.
Matthews, A. (1970). Crónica de la colonia galesa de la Patagonia. Gaiman, Chubut: El Regional.
Morgan, E. (1976). Hacia los Andes. Gaiman, Chubut: El Regional.
Marazzi de Rouillón, J. (1970). Confín de viento y sal. Buenos Aires: Ed. Pita.
Pizarro, A. (1995). Interrogar a los textos. En Memorias de jalla, vol. ii, dossier «Periodización y región». Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán.
Uranga, A. (2011). El eco de la letra. Escritos al margen. Ensayos patagónicos 1997-2011. Buenos Aires: Ed. Jornada.
Zampini, V. (1977). Breve crónica del Chubut. Colonización del Chubut por los galeses. Gaiman: s/datos.
Zampini, V. (1996). Construcciones literarias del espacio patagónico. Una aproximación a nuestra literatura regional. Trelew: Ed. Biblioteca A. Álvarez.
Zampini, V. (1998). Lecturas desde la toponimia en Patagonia. Trelew: del autor.
Notes de bas de page
1 La relevancia del trabajo de Virgilio Zampini se hace patente en los numerosos seminarios que dictó durante la década de 1970, entre ellos, el titulado «Literatura del ámbito patagónico», dictado en el año 1979 en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Asimismo lo muestran sus numerosas publicaciones, entre ellas Breve crónica del Chubut. Colonización del Chubut por los galeses (1977), Construcciones literarias del espacio patagónico. Una aproximación a nuestra literatura regional (1996), Lecturas desde la toponimia en Patagonia (1998).
2 Es lamentable que, a la fecha, ninguno de los proyectos haya sido publicado en su totalidad, no obstante haber merecido, de parte de los respectivos evaluadores externos, las máximas calificaciones y la recomendación de editarlos. Este es un desafío que queda por afrontar.
Auteur
Docente e investigadora en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Magíster en Arte Latinoamericano y Licenciada en Letras (Universidad Nacional de Cuyo). Profesora honoraria de la UNPSJB. Ha sido profesora titular regular en la cátedra Comunicación Escrita, de la carrera de Comunicación Social, y en la cátedra Literatura Argentina I, de la carrera de Letras. Ha escrito más de veinte artículos académicos en revistas especializadas del país y del extranjero, y capítulos de libros en obras colectivas. Desde 1989 participa de proyectos de investigación en el área literaria asentados en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Dirigió el proyecto de investigación «Apropiación simbólica del espacio en la narrativa argentina y chilena. Siglo XX». Actualmente integra la Comisión Asesora del Grupo de Investigación de Culturas, Literaturas y Comunicación del Sur (GICLCS).
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