Capítulo 4. Sobre el carácter natural del diálogo y artificial del monólogo
p. 53-57
Texte intégral
1 §25. Los lingüistas más sensatos, especialmente los que se ocupan de los dialectos vivos, han sido conscientes con frecuencia de que no se puede prescindir de una «teoría» del diálogo y del monólogo. El profesor L.V. Ščerba, sobre todo, quien en su obra Le dialecte sorabe oriental (El dialecto sórabo o sorbio oriental)a, subrayó la importancia de distinguir las formas dialogal y monologal para el análisis de los fenómenos lenguajeros. Me permitiré citar aquí algunas de sus observaciones: «Al recordar el tiempo que pasé con esos hombres, a medias campesinos, a medias obreros, compruebo con sorpresa que jamás oí monólogos, sino solamente diálogos fragmentados. Sucedía que, durante mi estada, había personas que iban a Leipzig para participar en una feria, o a las ciudades vecinas por sus negocios, pero nadie contaba jamás sus impresiones: el relato se limitaba a un diálogo más o menos animado. Esto no se debía a la falta de cultura sino, por el contrario, a una «pretensión cultural» desmesurada [kulturnost’]b[b], a la búsqueda permanente de impresiones nuevas y superficiales, a cierta precipitación, que distingue a los obreros de los verdaderos campesinos» y, más adelante: «todas estas observaciones muestran una vez más que el monólogo es, en buena parte, una forma verbal artificial y que solo en el diálogo manifiesta la lengua su ser auténtico».1
2En esta cita, el profesor Ščerba se presenta como un verdadero «dialoguista»; es muy intrigante el vínculo que establece entre el carácter de la vida cotidiana y el sistema económico de la sociedad, por un lado, y la extensión de la forma dialogal en detrimento de la forma monologal, por el otro. Pero lo más interesante es que Ščerba identifica la existencia de un grupo lingüístico que no conoce el monólogo y que él considera al diálogo como forma natural del habla, en contraste con la naturaleza artificial del monólogo.
3Esta primera observación muestra cuán necesario es el estudio de la forma dialogal como universal: no hay interacción verbal sin diálogo, sino que hay grupos en interacción que no conocen más que la forma dialogal y en los que el monólogo no existe.
4Querría abordar ahora la segunda observación de L. V. Ščerba de manera más profunda, no solo porque la considero muy importante, sino también porque los términos «artificial» y «natural» son complejos y merecen explicaciones detalladas. Ahora bien, L. V. Ščerba no lo hace: se limita a mencionar el diálogo y el monólogo al pasar, esencialmente en una breve «observación».
5§ 26. Por su esencia, toda interacción entre los individuos es justamente una inter-acción. Por su propia naturaleza, busca evitar la unilateralidad, se esfuerza por ser bilateral, «dialógica» y rehúye el «monólogo».
6Dado que toda acción unilateral orientada hacia alguien corresponde a la percepción humana, esa acción provoca reacciones de una mayor o menor amplitud, que tienden a manifestarse exteriormente. Lo mismo sucede con las acciones verbales monologales orientadas hacia un interlocutor. Además, en ese caso, las reacciones que aparecen durante la percepción (nuestra opinión, nuestra evaluación, etcétera), tienden a manifestarse, naturalmente, en el habla. Hay tres elementos aquí que jugarán su papel: primeramente, la propiedad general de nuestro organismo de reaccionar ante cada acción orientada hacia un interlocutor; en segundo lugar, un vínculo fuerte entre nuestras representaciones, nuestros juicios, nuestras emociones, etcétera (en particular en reacción frente a algo) y sus manifestaciones en el habla; y sobre todo, en tercer lugar, el poder que tiene una acción verbal de provocar una reacción verbal que, además, tiene frecuentemente casi el carácter de reflejoc.
7Del mismo modo que una pregunta suscita una respuesta de manera casi involuntaria, «natural», en virtud de una asociación constante entre los pensamientos y su enunciado [vygovarivanie], así sucede que cada estimulación verbal, cualquiera sea su duración ininterrumpida, suscita como reacción pensamientos y emociones y provoca inevitablemente en el organismo una reacción verbal (así, no hay que hacer preguntas o dirigirse a personas que tienen la boca llena: responder a una pregunta o replicar a las palabras del interlocutor es una reacción natural; por esta reacción, invariablemente van a comenzar a responder antes de haber ingerido su comida, o se atragantarán o se ahogarán).
8Lo que estoy diciendo no es en absoluto un invento, es un hecho demostrado, probado por observaciones. Pude convencerme hace poco tiempo de los fundamentos de esta tesis al participar en encuentros informales (en compañía de cuatro personas que conozco), que se reunían periódicamente para discusiones [beseda] sobre temas científicos y para escuchar presentaciones breves. Estas personas, «cultas», se reunían con el objetivo explícito de escuchar presentaciones. Sin embargo, ese «proceso de escucha» [zaslušivanie]d, sobre todo cuando era particularmente atenta, se transformaba constantemente en una serie de interrupciones al orador. Su «monólogo» se veía permanentemente cortado por réplicas, que se transformaban en una conversación generalizada, sobre todo si el orador no protestaba. Después de la presentación, los «debates» se convertían en una serie de interrupciones mutuas. A pesar de que los participantes intentaran hablar cada uno a su turno, esta «fila de espera» más o menos «artificial» no tenía ningún efecto contra la aspiración natural al diálogoe. Aun cuando alguien guardaba silencio, podía leerse en su rostro el deseo de expresarse. Cuando comenzaba una intervención, sus labios empezaban a moverse pero reprimía con esfuerzo su aspiración natural y volvía a su mutismo. A veces los silenciosos intercambiaban miradas y esbozaban algún gesto al escuchar a otro orador. Otras veces «susurraban» algo: es notable hasta qué punto el sonido «busca salir de la boca».
9§ 27. Se dice, no sin razón, que hay que saber escuchar a los demás, que hay que aprender a escuchar. No es necesario saber interrumpir a alguien que habla porque eso es completamente natural. Por el contrario, es descortés, dicho de otro modo, aquí, como en otros casos, las formas sociales, que son necesarias, no se sostienen en las disposiciones naturales del organismo humano, sino que están motivadas y sostenidas en las categorías de «adecuado» e «inadecuado», «cortés» y «descortés».
10Para que la gente escuche un monólogo, habitualmente, hay que reunir condiciones particulares, por ejemplo, una asamblea que estipula un orden para tomar la palabra, bajo la responsabilidad de un presidente de sesión. Sin embargo, aun en esas condiciones, siempre hay «voces en la sala» [golosa s mesta]f.
11Si se analiza la manera en que se realiza la interacción verbal en el transcurso de una «reunión», es fácil notar una tendencia a dialogar, a intervenir con respuestas. Este fenómeno de réplicasg se expresa en el habla interior que acompaña la escucha de una «presentación». Con frecuencia, se materializa en forma de apuntes tomados en papel, y los «debates» que siguen no son más que una realización sistemática, o a veces fragmentaria, del fenómeno de las réplicas interiores que acompañan la recepción de un monólogo. Se produce una especie de desplazamiento de las condiciones habituales del diálogo, provocado por condiciones particulares y artificiales (en especial, la cantidad de personas que participan en una interacción). Con frecuencia, durante una «reunión», en paralelo con la presentación monologal del orador, se desarrolla un diálogo animado entre los oyentes, que susurran o intercambian «papelitos» (no me refiero a las conversaciones «fuera de tema o que salen del marco de la presentación»). En ese caso, un llamado al orden del presidente, con su toque de campanilla, es lo que señala el carácter artificial del monólogo.
12Con frecuencia, la escucha del monólogo se ajusta (aparte de los casos de organización de la reunión ya indicados) al número de participantes que, si es muy elevado, conduce al «alboroto» causado por esa tendencia natural de cada participante a interrumpir. Si no se le da un carácter organizado, ese «alboroto» va a paralizar, también de manera «natural» las interrupciones mismas o bien, la reunión. Es conocido, por ejemplo, que las reuniones de jóvenes terminan invariablemente con un «alboroto» y dan lugar al pedido de «elegir un presidente» y de «organizar la reunión».
13§ 28. Los casos de «discusión-reunión» son propios de una sociedad con cierto nivel de cultura. En una situación diferente, la escucha del monólogo está determinada por otras condiciones que son importantes para cualquier nivel de cultura: la costumbre, la ceremonia, el ritual. Se escucha al que tiene el poder o goza de una autoridad particular, digamos, en toda situación de acción sugestiva orientada hacia oyentes [vnušajuščee vozdejstvie], que supone cierta pasividad de la recepción o una reacción de adhesión, cuando lo que se desencadena son réplicas «en coro». Más específicamente, hay que subrayar el vínculo entre el pronunciamiento de un monólogo [monologizirovanie] y la autoridad, el ritual, la ceremonia, etcétera, pues aquí, en el marco general de la acción sugestiva orientada, el habla oral monologal tiene la posibilidad de ejercer una influencia sobre el habla en general y, en particular, sobre las manifestaciones verbales dialogales. Esto tiene su importancia en el estudio genético de la lengua (es evidente que la acción sugestiva orientada puede ejercerse en el marco del diálogo). A veces, un contenido apasionante hace que la elocución de un monólogo goce de un interés particular y provoque una reacción de estremecimiento en los oyentes que, sentados en un silencio religioso, escuchan al orador «con la boca abierta».
14Hay que notar también que aun la recepción de un monólogo escrito (un libro, un artículo) provoca interrupciones y réplicas, en algunos casos en el pensamiento, en otros casos en voz alta o también por escrito, en forma de subrayados, de observaciones en los márgenes, de hojas insertas, etcétera.
15§ 29. La cuestión del carácter natural del diálogo y artificial del monólogo, de la interrupción del monólogo y de su condicionamiento debido a diferentes factores externos es a la vez muy compleja y extremadamente importante. Es muy evidente que requiere un punto de vista más detallado que el que se ha dado hasta ahora, con las citas de L. V. Ščerba. Como quiera que sea, no tengo la menor duda de que el uso de los términos «natural» y «artificial» respecto del monólogo y del diálogo tiene un carácter convencional. A fin de cuentas, el monólogo y el diálogo son manifestaciones naturales de tal o cual sistema social, como también son naturales las causas mismas del monólogo y los factores externos que determinan sus condiciones de realización. Se puede afirmar que el diálogo tiene un carácter natural, esencialmente en el sentido de que corresponde, como alternancia de acciones y reacciones, a los hechos sociales de interacción en los que lo social se aproxima al máximo a lo biológico (psicofisiológico). Si el diálogo es un fenómeno de la «cultura», lo es tanto, si no más que el monólogo, un fenómeno de la «naturaleza».
Notes de bas de page
1 L.V. Ščerba. Vostočno-lužickoe narečie [Un dialecte sorabe oriental (Un dialecto sórabo oriental)], t. 1, (pp. 3-4 del anexo). Petrogrado; todo subrayado por mí – L. Jak.
Notes de fin
a La tesis de doctorado de Lev Ščerba Un dialecte sorabe oriental [(Un dialecto sorbio oriental) Petrogrado, 1915] es uno de los primeros estudios de lingüística del habla en Rusia.
b En ruso, se distinguen dos palabras: kul’tura (la cultura) y kul’turnost’. Esta última designa de modo peyorativo la pretensión de ser «culto» en personas que, aquí, copian a los de la ciudad.
c Cuando Jakubinskij piensa que el poder de una acción verbal de provocar una reacción verbal debe explicarse por su carácter de reflejo, se puede ver allí la influencia del enfoque fisiológico –y sobre todo de la reflexología– en su concepción del lenguaje [cf. la nota [h] del capítulo 3].
d Jakubinskij utiliza aquí un sustantivo abstracto formado a partir del verbo imperfectivo zaslušivat’ (escuchar un informe, una presentación), que se usa de ordinario en un registro burocrático. Lo importante es la noción de proceso, de desarrollo de una acción.
e Al usar la expresión «fila de espera» (očered’) en el transcurso de una reunión oficial, Jakubinskij habla de la regla por la cual cada persona que desea tomar la palabra debe inscribirse para hacerlo ante quien preside la sesión.
f Al usar el término burocrático «voces en la sala» [golosa s mesta], Jakubinskij evoca a las personas que intervienen sin respetar el orden de turno de la palabra preestablecido por el presidente de sesión.
g Replicirovanie: Jakubinskij inventa este término sin dar su definición. Aquí parece utilizarlo refiriéndose a la tendencia interna, «natural», a responder a una intervención, a cualquier enunciado. Recordemos que en ruso es fácil crear un sustantivo abstracto con los sufijos -enie/-anie [cf. la nota [c] del capítulo 2]. Jakubinskij usa activamente esta posibilidad para inventar nuevos términos a partir de un sustantivo ya existente.
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