Capítulo 3. Sobre la forma no mediatizada
p. 45-51
Texte intégral
1§ 17. La percepción visual y auditiva del interlocutora, ausente durante la comunicación verbal mediatizada y siempre presente en los diálogos habituales, es un factor determinante para la percepción del habla [reč’] y, por consiguiente, para el proceso mismo del habla [govorenie]b.
2La percepción visual del interlocutor implica que se perciben su gestualidad y todos los movimientos de su cuerpo. A veces pueden ser suficientes estos últimos para garantizar determinada interacción y cierta intercomprensión. Numerosos fenómenos de «transmisión de los pensamientos a distancia» se explican precisamente por la percepción de la gestualidad y de las pantomimas que, como se sabe, son una especie de «lenguaje» [jazyk]. La pantomima teatral no es otra cosa que el uso conciso y artístico de un fenómeno cotidiano. Articulado con el intercambio verbal, ese papel de la percepción visual se mantiene, por supuesto, y a veces prevalece; e inclusive en estos casos, la conversación «no es más que un complemento del intercambio de miradas», según la expresión de Tardec. Se le presta poca atención al papel de las mímicas y de los gestos durante la comunicación no mediatizada y, sobre todo, dialogal, cuando en realidad es muy importante. Los ejemplos extraídos de Ana Karénina de Tolstoi sirven para ilustrar ese fenómeno.
3«Es el final, dijo el médico. Y el rostro del médico estaba tan serio al decirlo que Levin comprendió “Es el final” en el sentido de morir» (ii, p. 360). Aquí, la comprensión de la palabra (más exactamente, de la frase) está condicionada por la percepción de la expresión en el rostro del médico.
4«Sólo quiero decir… –comenzó la condesa y, al ver su rostro serio y animado a la vez, Kity comprendió de qué se trataba» (p. 60).
5«¿Y cómo se las arreglaron?… Estuvo a punto de preguntar Dolly respecto al tema del nombre que debía llevar la niñita, pero al notar el gesto sombrío en el rostro de Ana, cambió el sentido de su pregunta».
6§ 18. A veces la mímica y los gestos juegan el papel de una réplica en el diálogo, reemplazando así a la expresión verbal. Con frecuencia sucede que una respuesta con mímica se anticipe a la réplica verbal. Mientras que un interlocutor, que solo quiere replicar, se prepara para hablar, el otro, que toma en cuenta la mímica y la tentativa de tomar la palabra del primero, se conforma con esta respuesta mímica y pronuncia algo así: «No, espere, sé lo que va a decir», y prosigue. Con mucha frecuencia, esas réplicas mímicas o gestuales no necesitan «complemento» verbal.
7Por otra parte, la mímica y los gestos tienen un sentido cercano al de la entonación: de alguna manera, modifican el sentido de las palabras. Del mismo modo que una frase puede tener un sentido diferente en función de la entonación con la que se la pronuncia, un acompañamiento mímico (y gestual) puede aportarle al habla un matiz distinto, con frecuencia contrario a lo que se espera habitualmente. Así se puede hablar de «entonación»d mímica, pantomímica y gestual.
8Al mismo tiempo que acompañan constantemente las diferentes reacciones del hombre, la mímica y los gestos son un medio constante y sólido de transmisión de la información. En el transcurso de la comunicación no mediatizada, una manifestación verbal [rečevoe obnaruženie] siempre está acompañada por una manifestación mímica y gestual.
9§ 19. Cuando se mira una escena con binóculos, no solamente se ve mejor sino que se oye y se comprende mejor, porque se ve mejor, se reconoce mejor aquello de lo que se trata al seguir la mímica y los gestos. Lo mismo sucede cuando se escucha a un orador: los lugares particulares dedicados a los oradores (tarima, estrado) condicionan no solo el hecho de que se oye mejor al orador, sino también de que se lo ve mejor. Además, cuando se mira a un orador usando binóculos, se lo oye y se lo comprende mejor.
10Hablamos instintivamente mirándonos uno al otro. Con frecuencia, un niño gira con sus manos el rostro de su madre cuando le habla y espera que ella le responda. Es esa necesidad de ver al otro en el transcurso del intercambio conversacional y de usar así todas las posibilidades de la comprensión lo que causa, en mi opinión, el hecho de que se considere «descortés» a una persona que permanece sentada dándole la espalda a su interlocutor en un salón, lugar privilegiado de la conversación.
11La mímica y los gestos no son ajenos, accesorios, ocasionales en una conversación, sino por el contrario, podría decirse que la conforman. Inclusive en el transcurso de un diálogo telefónico, con frecuencia hay mímica y se hacen gestos, aun cuando el interlocutor no pueda percibirlos visualmente.
12§ 20. En el transcurso del proceso de habla, la percepción de la mímica de interés o de desinterés, de atención o de falta de ella, de entusiasmo o de aburrimiento juega un papel fundamental, pues es lo que determina el grado de intensidad del habla, facilita las asociaciones, ayuda a encontrar las expresiones necesarias y afortunadas, en una palabra, «la elocuencia» se acrecienta (tanto en el diálogo como en el monólogo). Todos hemos observado ese fenómeno en nosotros mismos: el tono del habla, su «temperatura», se diferencian en función del hecho de que un locutor se anime, «acalorándose», o se desanime «enfriándose», por la mímica y los gestos de quien escucha. Cuando alguien nos escucha y nos escucha bien, se facilita el proceso del habla.
13§ 21. Es inútil insistir en la importancia de la percepción auditiva del interlocutor durante la comunicación no mediatizada. Se conoce bien el papel informativo fundamental que juegan las relaciones de intensidad, de entonación y de timbre en el transcurso de la percepción del habla del otro. En la transmisión mediatizada por la escritura solo pueden tomarse en cuenta en una proporción mucho menor. No se trata aquí de las relaciones de intensidad, de entonación y de timbre inherentes al hecho de hablar en una determinada lengua y que forman parte del conjunto de estereotipos propios de esa lengua. (Este tipo de relaciones puede reproducirse en la percepción de lo escrito en virtud de asociaciones debidas al hábito; a veces se las representa por medio de signos, por ejemplo, con un tono que sube en algunos casos «antes de la coma», con una entonación interrogativa, etcétera). Estamos hablando de los casos de entonación en los que se agregan al habla diferentes matices de sentido, en particular matices afectivos. Aquí, las relaciones de las que hablamos adquieren un sentido informativo particular. Determinan la manera en que debe comprenderse el habla del otro y permiten manifestar mejor un estado de ánimo, y lo hacen de manera más completa que las palabras mismas con el significado que les es propio.
14Este fragmento del Diario de un escritor de Dostoievski de 1873 (capítulo «Pequeños cuadros») contiene una brillante ilustración de dicho fenómeno. En su reflexión sobre el lenguaje de los borrachos, Dostoievski escribe que ese lenguaje consiste «simplemente en el uso de un único sustantivo obsceno».
15«Un domingo, ya de noche, prosigue, tuve la oportunidad de caminar unos pocos pasos al lado de un grupo de seis obreros ebrios, y súbitamente me di cuenta de que es posible expresar todos los pensamientos, todas las sensaciones, e inclusive razonamientos profundos completos pronunciando un solo y único sustantivo, de una sola sílabae. Resulta que uno de los muchachos pronuncia ese sustantivo de manera brusca y enérgica para expresar, a propósito de algo que se había mencionado antes, su opinión contraria llena del mayor desprecio. Otro le responde repitiendo ese mismo sustantivo, pero con un tono y un sentido completamente diferentes, es decir poniendo totalmente en duda la opinión negativa del primer muchacho. Un tercero se indigna bruscamente contra el primero e interviene de manera brutal y apasionada en la conversación. Le lanza el mismo sustantivo pero como un insulto y una maldición. Ahí mismo interviene el segundo nuevamente, indignado, contra el tercero, el que ofendió al primero, y lo detiene para decirle esencialmente esto: “¿En qué te estás metiendo, eh? Estábamos discutiendo tranquilamente y resulta que te metés, ¡¿con qué derecho le tirás la bronca a Fil’ka?!” Solamente sucede que todo eso lo expresa usando la misma palabra consagrada, con el mismo sustantivo monosilábico de la misma cosa, con la única diferencia de que levanta el brazo y toma al tercer compañero por el hombro. Pero resulta que, de golpe, el cuarto muchachito, el más joven de todo el grupo, que había permanecido silencioso hasta entonces y que, aparentemente, acaba de encontrar la solución al problema que había originado la disputa, exclama con un tono entusiasta y levantando el brazo… “¡Eureka! ¿Qué les parece? ¡Lo encontré, ya lo sé!” No, no es “Eureka” ni tampoco “Lo encontré, ya lo sé”, lo único que hace es repetir el mismo sustantivo excluido del diccionario, una sola palabra, nada más que una, pero lo hace con un tono de exclamación encantada, con un chillido de éxtasis y, parece, demasiado fuerte, pues al sexto muchacho, el más gruñón y el mayor de los seis, no le ha gustado y aplasta en un instante el entusiasmo del mocoso amonestándolo y repitiendo con una profunda voz de bajo, en tono rezongón… siempre el mismo sustantivo, prohibido en presencia de las damas, que significaba claramente hablando: “¡Ni vale la pena que te desgañites!” Así, sin pronunciar ninguna otra palabra, repitieron seis veces su palabra preferida, uno después del otro, y se entendieron perfectamente. ¡Y es un hecho que pude presenciar!»
16§ 22. Respecto de lo que acaba de decirse sobre el papel del tono y del timbre, haré la siguiente observación: el tono y el timbre del locutor, desde el mismo momento en que toma la palabra, nos obligan a ocupar determinada posición, a tener una actitud determinada hacia el locutor y su enunciado. Percibimos ese enunciado en función de esa «actitud». A veces, el tono de las primeras palabras pronunciadas ya nos obliga a ponernos en guardia, de manera hostil o favorable, o a cambiar de estado de ánimo; dicho de otro modo: el tono determina el tipo de apercepción de nuestra percepción, forma en nosotros el «punto de vista» desde el que vamos a analizar lo que viene a continuación. A veces, el tono de las primeras palabras pronunciadas basta para suscitar nuestro rechazo categórico («no quiero escuchar más»). En otros casos, por el contrario, nos seduce. Agreguemos que la percepción visual del interlocutor tiene, en parte, la misma importancia.
17La percepción no mediatizada del interlocutor (su tono, su mímica) crea a veces de modo inmediato un efecto de reconocimiento, la sensación de que se conoce al interlocutor, lo cual facilita mucho la continuidad de la percepción.
18El papel de mímicas y pantomimas, tanto como el del tono y el del timbre, son aún más importantes en las condiciones de la comunicación directa porque están estrechamente relacionados entre sí, se determinan mutuamente y tienen la misma «fuente», bajo la forma de cierto estado del cuerpo que corresponde a determinado estado intelectual y emocional. Todo esto está específicamente subrayado e ilustrado con numerosos ejemplos diferentes y concretos en la obra de Ozarovskijf. Él indica que precisamente es en las mímicas que se forman el tono y el timbre; tiene razón sin ninguna duda y por eso remito a su libro para mayores detalles.
19§ 23. La cuestión que se plantea es saber en qué caso los fenómenos mencionados de mímicas y de gestos, de timbre, de entonación y de intensidad juegan el papel más importante: ¿en el diálogo o en el monólogo? Me parece, sin lugar a dudas, que es en el caso del diálogo. En efecto, en el diálogo, por la naturaleza misma de esta forma de comunicación, se encuentran en un grado extremo de dependencia mutua. Además, en el diálogo, son infinitamente más variados. Si bien el monólogo no puede ser jamás un complemento de los mensajes mímicos y gestuales, el diálogo lo es, realmente, en muchos casos y la observación de Tarde al respectog es muy apropiada.
20§ 24. Hemos trazado a grandes rasgos el papel que juega en la comunicación verbal no mediatizada la percepción visual y auditiva del locutor. Este papel consiste en eso: en el momento de la comunicación no mediatizada la percepción visual atenúa, en cierta medida, la importancia de la estimulación verbalh, pues la percepción y la comprensión del habla se forman bajo la influencia de las estimulaciones, tanto verbales como visuales. Una consecuencia de eso es que, en el transcurso del proceso de habla, lo que es propiamente «verbal» no es objeto de una atención excepcional porque, consciente o inconscientemente, contamos con la eficacia de la mímica y de los gestos.
21En función de la percepción de la entonación, del timbre, etcétera, se reducirá la importancia de las palabras como tales, del habla como tal o, más bien, de los aspectos de esta que no estén cubiertos por esos fenómenos. Y esto se manifiesta igualmente en el proceso de la enunciación, en la misma dirección que en el caso de la mímica. Todo lo que se ha dicho respecto al hecho de que el elemento aperceptivo de la percepción y de la comprensión esté determinado por las condiciones de la comunicación no mediatizada ejerce una influencia en la misma dirección, ya que el refuerzo de ese carácter aperceptivo de la percepción, es decir el aspecto no determinado por la presencia de la estimulación, restringe proporcionalmente la importancia de esta estimulación.
22Todas estas reflexiones muestran que, en las mismas condiciones, el acto de enunciación puede desarrollarse durante la comunicación verbal no mediatizada como un acto voluntario simplei y en gran parte fuera del control de la conciencia y de la atención, en una mayor medida que en la comunicación verbal mediatizada. Pero ya que la percepción visual y auditiva del interlocutor juega un papel importante para el diálogo, debe subrayarse especialmente lo que acabamos de decir para la comunicación verbal dialógica no mediatizada.
Notes de fin
a Sobesednik: participante del diálogo, interlocutor.
b Govorenie: en ruso, esta palabra puede significar tanto un acto concreto como un fenómeno general, abstracto. Por lo tanto, es necesario precisar de qué se trata en cada caso. Para un acto concreto, proponemos, en función del contexto, el uso de la expresión «turno de habla» o «proferimiento». Para designar el hecho de hablar, proponemos el término «proceso del habla».
Recordemos que V. Vološinov utiliza la palabra govorenie para expresar el «habla» saussuriana, luego de la traducción del Curso de Lingüística General de Aleksandr Romm que no se publicó.
c Jakubinskij se refiere aquí al capítulo de Tarde mencionado anteriormente, en la traducción rusa de 1902 (cf. nota [i] del capítulo 2). En ese capítulo, Tarde analiza las relaciones entre los gestos y el habla (Tarde, 1989, p. 88).
d Intonirovanie: cf. la nota [c], cap. 2.
e Se trata aquí de la palabra obscena que designa el sexo masculino. En la cultura rusa, la fuerza de evocación de las palabras es grande, a tal punto que existen necenzurnye slova, es decir «palabras que no pasan la censura». En Rusia, para mucha gente, como en numerosas corrientes de filosofía (religiosa) del lenguaje, la palabra es la cosa, la forma es el contenido. Todo este pasaje reproduce palabra por palabra lo expresado en el libro de V. Vološinov Marxisme et philosophie du langage (El marxismo y la filosofía del lenguaje), (Vološinov, 2010, pp. 339-341).
f Ju. Ozarovskij: Muzyka živogo slova [La musique du mot vivant (La música de la palabra viva)]. p. 100 y siguientes.
g Jakubinskij se refiere aquí a las ideas que formula Tarde en el capítulo ya mencionado. Entre otras cosas, Tarde afirma que un diálogo puede ser complementario respecto al intercambio de miradas. Sin embargo, no fue Tarde quien formuló explícitamente esta idea, sino Franklin H. Gidding en sus Principles of sociology (New York, 1896). El propio Gabriel Tarde se refiere a ese libro (Tarde, 1989, p. 117).
h Rečevoe razdraženie [«stimulation verbale» (estimulación verbal)]: pensamos que Jakubinskij tomó prestado ese término de la psicología objetiva de V. Bekhterev (1857-1927). Este célebre psiquiatra y neurólogo fue el fundador de esa corriente, basada en la experimentación. Explicaba la naturaleza del psiquismo por el sistema de los reflejos que determina el comportamiento. Consideraba que el habla era una especie de reflejo de combinación o, dicho de otro modo, un reflejo simbólico [Ob”jektivnaja psixologija, 1907]. El trabajo de Bekhterev era muy conocido en el ambiente científico, tanto para los especialistas en ciencias naturales como para los lingüistas y los críticos literarios. Jakubinskij, que consideraba a la lengua como una actividad y seguía el enfoque psicológico de Baudouin de Courtenay, manifestaba en sus trabajos un buen conocimiento de la psicología de su época.
i Prostoj volevoj akt [«acte volontaire simple» (acto voluntario simple)]: se trata de otro término tomado de la psicología. Lo utilizan tanto W. Wundt como A. Vvedenskij. Pensamos que Jakubinskij tomó prestado este término de la psicología fisiológica de Wundt. Este distingue un acto voluntario simple de un acto voluntario complejo. El primero está estimulado por un solo motivo mientras que el segundo presupone una elección entre varios motivos simultáneos. Los trabajos de Wundt se conocían bien en Rusia y estaban traducidos. Los formalistas rusos se refieren a ellos con frecuencia (Wundt, 1897/1911/1912).

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