Capítulo 8. Peripecias de los archivos y las memorias obreras en la Patagonia. El caso del sindicato de trabajadoras y trabajadores municipales de San Carlos de Bariloche
p. 201-234
Texte intégral
8. 1. Introducción
1Los estudios sobre la historia obrera –como bien señalaba el historiador inglés Eric Hobsbawn en 1974– nacieron a lo largo del siglo xx a través del registro de los propios militantes sindicales que aspiraron a dejar testimonios de la compleja labor de construcción de sus organizaciones y sus luchas. Estas historias institucionales aparecieron cuando las estructuras gremiales ya estaban consolidadas y acompañadas por la conformación de una dirigencia firme. El uso del pasado, de esta manera, aportaba una forma de legitimación en la toma de decisiones políticas y sindicales.
2No obstante, los nuevos abordajes de la historia de las y los trabajadores tras la década de 1970 renovaron la mirada sobre las entidades sindicales en todo el mundo. En Argentina, a fines de la década de 1980, el nuevo viraje historiográfico dio lugar a nuevos problemas, fuentes y metodologías que avalaron el análisis de temáticas novedosas, tales como la experiencia de los sujetos, su materialidad, la relevancia del lugar de trabajo, la vida cotidiana, el universo simbólico, entre otras cuestiones. Por consiguiente, la proliferación de este tipo de investigaciones se distanció del tradicional enfoque del pasado obrero vinculado, exclusivamente, a las organizaciones sindicales y sus luchas, procurando de este modo superar los relatos de la militancia gremial y generar nuevas conceptualizaciones en el campo de la historia social. Pero cabe decir que, a partir de entonces, los debates suscitados en la historiografía también respondieron al clima de la época, esto es, las transformaciones del mundo del trabajo frente al proceso de reestructuración del capitalismo global, especialmente en la década de 1990, que estuvo marcado por la exacerbación de la liberalización económica. En tal contexto, el debilitamiento de las entidades gremiales –ya golpeadas desde la última dictadura–, el retroceso del Estado como actor político en la regulación de las relaciones sociales y la mutación productiva llevaron a agudizar drásticamente los índices de desocupación, subocupación y trabajo informal. La crisis social y económica a finales del siglo xx añadió otras consecuencias no menores, como la merma de la representatividad de las instituciones obreras, quedando estas en un lugar marginal de los estudios sociales. De la misma manera, las y los trabajadores fueron desplazados del foco de los análisis frente al interés generado por los movimientos sociales y categorías más amplias –con otras potencialidades–, como la de los sectores populares.
3En el espacio patagónico, si bien el historiador Enrique Mases (2011) reconoce un gran avance en los estudios sobre el movimiento obrero que han incorporado nuevos abordajes, también aclara que la historia social todavía adeuda una profundización en relación con «las formas organizativas que se dieron los trabajadores en la Patagonia, particularmente en la concreción de las distintas entidades gremiales, dentro de qué contexto se fundaron y cómo fue su devenir en el tiempo» (p. 70).
4En el ámbito local de San Carlos de Bariloche encontramos muy pocos estudios acerca de las clases trabajadoras. Lamentablemente no existe un registro escrito de la historia de las organizaciones sindicales en la ciudad, solo se pueden hallar relatos de testimonios dispersos en la prensa que narran diferentes momentos o coyunturas claves de algún conflicto específico. La ausencia de materiales y documentos obreros de fácil acceso se encuentra estrechamente ligada con la problemática de la falta de archivos históricos en la localidad. Esta problemática no solo afecta a las entidades sindicales, sino que se hace extensiva al conjunto de las instituciones públicas y privadas en Bariloche, en las cuales predomina la escasez de políticas y procedimientos sistemáticos para la preservación de los documentos producidos como resultado de su actividad cotidiana.
5Ahora bien, el presente capítulo centra su atención en un proyecto de investigación ejecutado a partir del año 2017, que ha tenido como principal objetivo la reconstrucción de la trayectoria histórica del Sindicato de Obreros y Empleados Municipales de San Carlos de Bariloche (soyem) a partir de un convenio establecido entre la Universidad Nacional del Comahue y el sindicato. Este trabajo no cuenta con antecedentes en la localidad e incluyó entre sus fines la creación de un archivo oral –aún en proceso de conformación– destinado a preservar las memorias de las y los agentes municipales y dirigentes del gremio.
6El soyem es el agrupamiento sindical mayoritario de la Municipalidad de Bariloche. Actualmente cuenta con poco menos de 2000 afiliadas y afiliados que trabajan para la comunidad en carácter de servidores públicos. A lo largo de su historia se ha constituido como uno de los actores políticos de mayor importancia en la ciudad y en la provincia de Río Negro, con dirigencias identificadas claramente con el peronismo. Este lugar de peso se manifiesta a la hora de llevar adelante la lucha político-gremial y en la influencia que tiene su posicionamiento frente a diferentes problemáticas y momentos históricos.
7El origen del proyecto se halla en el diagnóstico realizado por la comisión directiva de la entidad respecto de la poca participación de las empleadas y los empleados en las asambleas en la última década. La preocupación derivada de esta característica coyuntural motivó el interés por promover una mayor conciencia sindical y consolidar una identidad institucional, en la cual la historia ocupa un lugar fundamental. Aquí vale destacar el acercamiento del soyem con la universidad para obtener una mirada ajena pero especializada a la hora de llevar adelante una reconstrucción histórica que incorpore las diversas memorias presentes dentro del gremio (con sus tensiones y heterogeneidades). En este punto, la iniciativa por parte del sindicato de encargar la escritura de su historia y conformar un archivo es, desde ya, una decisión política relacionada con el propio afianzamiento de la estructura gremial.
8La reconstrucción de la trayectoria institucional del soyem tiene relevancia no solo para la propia entidad y la comunidad local, sino también a nivel académico, dado que existen muy pocas producciones escritas sobre la historia de las y los trabajadores y las organizaciones laborales en la ciudad. Asimismo, la experiencia nos ha motivado a reflexionar sobre los archivos institucionales desde un doble lugar: por un lado, a partir de las dificultades suscitadas por la ausencia de un archivo histórico documental propio del gremio, y, por el otro, desde los desafíos que nos ha planteado la creación de un archivo de memorias orales, en cuanto a aspectos técnicos y éticos.
9De modo más amplio, en este capítulo también examinamos los inconvenientes que se han presentado históricamente en el resguardo y el acceso de la documentación emitida por los sindicatos en Argentina y, más específicamente, en la región patagónica. Luego, planteamos la trascendencia que pueden tener las iniciativas de recuperación de las voces de las y los trabajadores, permitiendo una mayor complejización de los análisis históricos de las entidades gremiales. Para ello, realizamos un repaso por algunas de las principales iniciativas de conformación de acervos testimoniales en el país. Además, a partir de nuestro recorrido en la construcción de un archivo oral del soyem presentamos una serie de consideraciones sobre el dinamismo de las memorias sindicales, así como sus silencios y olvidos.
8. 2. Archivos sindicales y de trabajadoras y trabajadores en Argentina
10En nuestro país no existe un sistema nacional de archivos ni una legislación integral que regule la gestión de los documentos históricos de la administración pública en cuanto a su recolección, depósito, organización y divulgación. La Ley 15.930 de 1961 sentó las bases de las funciones del Archivo General de la Nación (agn) como principal organismo encargado de ordenar, conservar y dar a conocer las fuentes pertenecientes al Estado nacional, así como las colecciones privadas que le son encomendadas. Sin embargo, hasta el día de hoy esa legislación continúa sin reglamentarse de forma completa. Posteriormente, se emitieron otras normativas que reafirman los principios para la preservación del patrimonio histórico nacional, pero que no han sido aplicadas de manera efectiva debido a la falta de voluntad política por parte de los sucesivos gobiernos (Casareto, 2017). De igual modo, si bien en 2016 se sancionó la Ley 27.275 de acceso a la información pública del Estado, su implementación es limitada y no alcanza para resolver los problemas ocasionados por el carácter fragmentario de las normas archivísticas actuales. Por lo tanto, cada institución está a cargo de la gestión de sus propios corpus documentales. Algunas reparticiones cuentan con archivos y bibliotecas bien conformados, pero, en general, en los repositorios estatales rige la carencia de políticas de conservación, la falta de instrumentos de descripción, la dispersión de los documentos en distintos espacios físicos o la ausencia de materiales que han sido destruidos. Por supuesto, todo ello conlleva problemas a la hora de realizar una investigación que requiere el acceso a dichas fuentes.
11La escasez de normativas y la ausencia de una cultura archivística muchas veces se hacen más notorias en el ámbito privado o en organizaciones no gubernamentales, lo que incluye a las entidades sindicales (Copani, 2019). La gran mayoría de estas instituciones no ha llevado adelante la creación de archivos históricos ordenados y de libre acceso para conservar su producción documental. Algunas poseen bibliotecas, pero manifiestan un insuficiente tratamiento archivístico sobre sus acervos. La Confederación General del Trabajo (cgt) y la Central de Trabajadores de la Argentina (cta) constan de centros de documentación, pero presentan un material limitado que no siempre es de fácil acceso o que se encuentra discontinuado en cuanto a los períodos históricos (Basualdo, 2019). La misma escasez (o inexistencia) de repositorios se observa en las federaciones y en los sindicatos más grandes a nivel nacional. Y esa situación se hace más evidente en el caso de las seccionales o en los sindicatos por rama de actividad del interior del país.
12Según Victoria Basualdo, esto se debe a que «no ha habido políticas consistentes tendientes a la preservación, ordenamiento y accesibilidad ni una cultura propia de las organizaciones de priorizar la conservación de registros fundamentales» (p. 222). Dicho panorama no solo es resultado de la exigua implementación de la legislación archivística en el país, sino que también es producto del devenir histórico de las organizaciones de las y los trabajadores. Estas han sido las principales destinatarias de la represión perpetrada por las dictaduras militares en la segunda mitad del siglo xx, y víctimas de coyunturas económicas y laborales adversas, como es el caso de la crisis a finales de los años ochenta y la profundización del neoliberalismo en los noventa. Se trata de momentos históricos que debilitaron las estructuras de las instituciones, dificultando a la vez el sostenimiento de sus dimensiones burocráticas. En los casos más extremos, el atropello hacia las entidades gremiales tuvo como consecuencia la destrucción o la dispersión de su producción documental.
13Ante esto, la historia del movimiento obrero presenta dificultades metodológicas en el momento de la construcción y análisis de sus objetos de estudio. Por ello, las investigaciones sociales deben recurrir a otro tipo de repositorios para acceder a los registros de dichas entidades, como también a diversas fuentes indirectas de información sobre el mundo sindical y la historia de las y los trabajadores. La mayor parte de la documentación de las clases obreras se concentra en los grandes centros urbanos, como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. En la esfera estatal es posible consultar documentos relacionados con la temática en el Archivo General de la Nación y en el Departamento Archivo Intermedio (Camarero, 2019). Otras fuentes oficiales de carácter nacional sobre aspectos políticos y sindicales pueden hallarse en la Biblioteca Nacional y en la Biblioteca del Congreso de la Nación; la Biblioteca Dr. Raúl Presbich, del Banco Central de la República Argentina y la Biblioteca Dr. Juan Bialet Massé del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Asimismo, es posible localizar documentación vinculada al mundo del trabajo en los archivos provinciales y en algunos municipales en todo el país. Finalmente, en las últimas décadas, los equipos de cientistas sociales han apelado al uso de los archivos judiciales de los distintos niveles de las reparticiones estatales y a acervos provenientes de las fuerzas policiales y militares, como es el caso del archivo de la ex Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (dipba), abierto a la consulta pública en el año 2003, luego de quedar a cargo de la Comisión Provincial por la Memoria en La Plata.1
14Otro camino en la conservación de los documentos de las y los trabajadores han sido los repositorios constituidos por diversas agrupaciones de izquierda, tales como la Biblioteca Obrera Juan B. Justo, la Biblioteca Ismael Iñigo Carreras y la Fundación Alfredo Palacios, que ponen a la consulta pública materiales sobre el movimiento obrero socialista; mientras que el Archivo de la Federación Libertaria Argentina, la Biblioteca Popular José Ingenieros, y la Biblioteca y Archivo Histórico Alfredo Ghiraldo (Rosario) se especializan en la preservación de materiales del anarquismo. Además, el Archivo Histórico del Partido Comunista aporta lo suyo en relación con el sindicalismo de esa parcialidad. Todos estos repositorios resguardan documentación de distinta índole, incluyendo periódicos y revistas de los diferentes sectores políticos y sindicales. Sumado a esto, el Centro de Documentación e Investigación de las Izquierdas en Argentina (cedinci), abierto en 1998, posee la mayor colección de documentos y producciones político-culturales de las izquierdas y el movimiento obrero argentino desde finales del siglo xix y hasta la actualidad (Tarcus, 2012).2 De igual modo, materiales sobre las izquierdas pueden hallarse en la biblioteca del Centro Cultural de la Cooperación en Buenos Aires. En Córdoba, la Fundación Pedro Milesi y la Biblioteca Popular de Bella Vista resguardan fuentes relevantes sobre el sindicalismo combativo de los años sesenta y setenta.
15En otro orden, existen iniciativas de centros universitarios que también se han dedicado a la preservación documental de las y los trabajadores argentinos. Un ejemplo de ello es la universidad privada Torcuato Di Tella, que presenta dos repositorios de suma importancia: el Archivo Santiago Senén González y el Archivo Historia del Movimiento Obrero, los cuales contienen documentos gremiales y material de prensa producidos a lo largo del siglo xx. Y a esto se agrega su Archivo de Historia Oral, que guarda entrevistas a dirigentes políticos y sindicales, peronistas y de izquierda, muchas de ellas realizadas en los años setenta (Camarero, 2019). Por otra parte, algunas universidades públicas han creado repositorios con materiales del movimiento obrero en bibliotecas y centros de documentación administrados por sus facultades e institutos. Algunos de los más importantes pertenecen a diferentes universidades nacionales: de La Plata, de Bahía Blanca, Rosario, Universidad Nacional del Centro y la Universidad Nacional de Cuyo, entre otras.
16Igualmente, son relevantes para el estudio del sindicalismo y el mundo del trabajo en Argentina los Informes Laborales del Servicio de Documentación e Información Laboral (dil) (publicados entre 1960-1976 y 1982-1989), que pueden hallarse en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales del conicet (ceil) y en la Biblioteca de la cgt. Estos contienen información diversa al respecto, incluyendo legislaciones, convenios, noticias e informes políticos (Dawyd y Nassif, 2013).
17Asimismo, destacamos la tarea llevada adelante a nivel nacional por la Red de Recuperación y Protección de Archivos de los Trabajadores y de los Movimientos Sociales Argentinos (remos), la que elaboró una base de datos con un registro del contenido de los distintos repositorios que la integran, todos ellos mencionados en este capítulo. De esta manera, reúne las más variadas expresiones políticas e ideológicas. Sus principales misiones han sido las de identificar, recuperar, organizar y modernizar los archivos de las y los trabajadores. Por eso, realizó numerosas gestiones para rescatar materiales que corrían el riesgo de ser destruidos o perder su carácter público.
18También merecen mención algunos grupos que se han encargado de la digitalización y publicación en Internet de revistas, periódicos y documentos políticos y sindicales en plataformas como Ruinas Digitales (que contiene materiales producidos por agrupaciones peronistas, especialmente durante los años setenta) o El Topo Blindado (que pone el foco en la documentación de las organizaciones político militares).
19A nivel regional, la Universidad Nacional del Comahue en el año 1992 inició el proceso de rescate de 800 expedientes a expurgar del Archivo Letrado de la Unidad Carcelaria 9 de la provincia de Neuquén, junto a personal del Juzgado Federal e integrantes del Grupo de Estudios de Historia Social (gehiso). Estas fuentes presentan información en torno a «las condiciones de trabajo, series salariales, actividad comercial, mundo del delito (bandolerismo, infanticidios, homicidios, etc.)» (Mases, 1994, p. 169), así como datos sobre cuestiones de género de los sectores populares en el territorio neuquino.
8. 3. Archivos en y de las organizaciones sindicales argentinas
20Ahora bien, lo dicho y expresado en los párrafos anteriores es en relación con archivos o repositorios impulsados por el Estado o por asociaciones civiles de distinta índole. Si analizamos desde las propias organizaciones obreras, la problemática de la conservación y resguardo de sus memorias manifiesta un recorrido más sinuoso y complejo. La cgt de la República Argentina, principal central obrera del país, fundada en 1930 y atravesada por todos los vaivenes políticos nacionales del siglo xx, posee una invaluable documentación histórica en su sede emblemática de la calle Azopardo, específicamente, en el tercer piso, en la Biblioteca y Centro de Documentación Eva Perón del Instituto Jauretche.3 Lamentablemente, las diferentes intervenciones de las dictaduras militares provocaron pérdidas y hasta la quemadura de registros durante los períodos más álgidos de nuestra historia. Por ende, las series documentales se presentan de manera discontinua hasta la década de 1970. El acceso a este acervo ha tenido momentos de mayor o menor apertura pública, dependiendo de los avatares de la organización en términos políticos.
21Fuera de la central, cabe destacar también que, en el año 2006, la Federación Gráfica Bonaerense (fgb) puso a disposición en Internet la colección de El Obrero Gráfico, publicación de la entidad desde 1913 hasta 1954 y se encuentran en preparación los números restantes hasta 1975. Asimismo, la página web del sindicato brinda una edición facsímil de los semanarios de la cgt de los Argentinos (cgta) de los años 1968 a 1970, dirigidos por Rodolfo Walsh.
22Un caso interesante en el interior del país es el del Archivo Histórico de la Federación Obrera Tucumana de la Industria del Azúcar (fotia), llamado Hilda Guerrero de Molina, conformado a partir de un acuerdo entre la Federación y el Instituto de Investigaciones Históricas Dr. Ramón Leoni Pinto, de la Universidad Nacional de Tucumán. Su documentación histórica, que se creía perdida luego de las intervenciones militares sobre la organización en los años sesenta y setenta, fue recuperada en el año 2016 en una sede sindical en malas condiciones de conservación y, desde allí, se iniciaron las acciones para su rescate (Basualdo y Nassif, 2020).
23Por su parte, Córdoba es una provincia vanguardista en términos de preservación de archivos por parte de personas ligadas a los mismos sindicatos. A esto se suma la influencia de la Escuela de Archivología de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, que ha contribuido a la divulgación del cuidado patrimonial en la sociedad cordobesa, además de la existencia de especialistas en dicho campo. A continuación, expondremos dos experiencias significativas que aportan a nuestro itinerario en la conformación de un archivo oral del soyem.
24El primer caso es el de sitrac-sitram, sindicatos que tuvieron vigencia entre los años sesenta y principios de la siguiente década, que agruparon a operarios de la planta fiat Concord (fábrica automotriz) y Materfer (fábrica de material ferroviario), situadas en un complejo industrial en el barrio de Ferreyra en la ciudad de Córdoba. Estas organizaciones obreras fueron protagonistas del movimiento popular del Cordobazo de 1969, gracias al impulso de las dirigencias combativas que desplazaron a otras más colaboracionistas. En 1971, el gobierno de facto del general Lanusse anuló la personería gremial de estas entidades y las fuerzas militares ocuparon sus sedes. Los miembros de la dirigencia fueron perseguidos, encarcelados y pasaron a ser parte de las listas negras de aquellos años. La secretaria de prensa de sitrac, Susana Fiorito, ocultó los documentos ante la posible pérdida del archivo sindical. Durante la última dictadura cívico-militar emprendió la tarea de catalogar los materiales y obtuvo apoyo de instituciones extranjeras para llevar adelante su microfilmación (Ortiz, 2010).
25Tras el retorno democrático, en 1984 comenzó el proceso de recuperación de la documentación que permanecía dispersa en manos de particulares, sumando también otros materiales originados en la clandestinidad durante el período dictatorial. La construcción del archivo fue posible gracias a la iniciativa individual de Susana Fiorito y la Fundación Pedro Milesi. Además de la recopilación de los documentos sindicales, se recuperó información generada por el Poder Judicial, específicamente en las secretarías de primera instancia, dado que los expedientes de la delegación cordobesa del Ministerio de Trabajo fueron quemados en 1978-1979 por orden del gobierno militar. La selección de este material se dio en base a su relación con acciones internas y externas del gremio, tales como la elección de delegados, los acuerdos de paritarias y los vínculos empresa sindicato. De igual manera, la Biblioteca del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales brindó su colaboración para la obtención de la ya mencionada colección de los boletines del dil, que describen los conflictos gremiales y las posturas políticas internas del movimiento sindical. Asimismo, antiguas y antiguos militantes cooperaron en el armado de colecciones de diferentes partidos políticos que fueron partícipes del sindicalismo en los años sesenta y setenta. Aparte de ello se recurrió a la oralidad, es decir, al armado de registros de recuerdos de la dirigencia y del personal de la planta de Concord.
26El resultado de todo este trabajo colectivo es un archivo centrado en el período 1970-1973, que comprende 20 subarchivos, digitalizado y puesto a la consulta pública en Internet desde el año 2010.4https://web.archive.org/web/20140407073828/http://www.archivositrac.org.ar/el-archivo/ La Fundación Pedro Milesi y la Biblioteca Popular de Bella Vista son las responsables de su conservación, resguardo y difusión. Estas instituciones, además, han recibido los aportes del Arquivo Edgard Leuenroth (Universidad de Campinas), del International Institute of Social History (Ámsterdam) y de la Harvard College Library (Universidad de Harvard), que se encargaron de microfilmar la documentación y conservar copias completas del material a fin de proteger las memorias frente a cualquier coyuntura política crítica. La fundación, además, entregó una reproducción digital del acervo al Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales (ceics), miembro de la red clacso, para su publicación y para facilitar el acercamiento a todos aquellos interesados, ya sean investigadoras, investigadores o militantes.
27El segundo caso refiere a la experiencia del Centro de Documentación Histórica del Sindicato de Luz y Fuerza, cuya creación estuvo enmarcada en un proyecto supranacional. Archiveros sin Fronteras (asf) es una ong que surgió en 1998 en España. Desde sus inicios, los principales propósitos del organismo apuntaron al fomento de proyectos de cooperación en el campo archivístico. En 2005, asf lanzó la iniciativa sobre repositorios y documentos vinculados a las dictaduras latinoamericanas, priorizando la localización, recuperación, organización y accesibilidad de fondos vinculados a la violencia estatal por parte de los gobiernos autoritarios en Argentina y Uruguay. A partir de allí se sumaron nuevos miembros a la ong, oriundos de distintos países de la región. El financiamiento de la organización está sustentado por la Subdirección General de Archivos y Gestión Documental del Departamento de Cultura de Cataluña. El fruto de esos proyectos ha sido la elaboración de un censo de archivos de memorias del pasado reciente, en el cual la información de carácter público sigue los estándares propuestos por el Consejo Internacional de Archivos.5
28El Sindicato de Luz y Fuerza, por su parte, en el año 2003 decidió conformar un archivo histórico con el fin de preservar la memoria institucional. La tarea de recuperación y recopilación estuvo a cargo de un afiliado y luego el tratamiento de los documentos quedó en manos de la archivera Adriana Marsó. Similar a la experiencia de sitrac-sitram, las intervenciones militares y los allanamientos policiales provocaron pérdidas y la dispersión de los registros gremiales durante los períodos represivos de la historia política. Para la reconstrucción del acervo fue necesaria la cooperación de antiguos afiliados, quienes habían guardado materiales por pertenecer a la entidad. El producto final del trabajo fue la creación de un centro de documentación que reúne colecciones de diversos materiales, entre ellos periódicos, fotografías, filmaciones y la confección de un archivo sonoro de Luz y Fuerza desde 1953 hasta la actualidad. El sistema de organización es temático y se destacan los documentos relacionados con Agustín Tosco, el Cordobazo, la lucha contra la privatización de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba y el movimiento obrero en general, en especial en las décadas de 1960 y 1970.
29El centro de documentación cumple varias funciones, como la difusión y participación en eventos culturales, y el asesoramiento en relación con las temáticas mencionadas ante cualquier consulta pública. Asimismo, permite a los estudiantes de la Escuela de Archivología de la Universidad Nacional de Córdoba (unc) realizar sus prácticas profesionales. Archiveros sin Fronteras publicó en su página de Internet, en el año 2010, una detallada caracterización del repositorio, incluyendo su identificación, contenido y estructura, las condiciones de acceso y uso, entre otras cuestiones.6 Como parte de ello, expone la historia institucional del sindicato y el proceso de rescate y organización documental. De ello podemos inferir su intervención y acompañamiento en la iniciativa archivística.
30En resumen, las experiencias de sitrac-sitram y la del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba exhiben el impacto de la inestabilidad política nacional del siglo xx, en particular, la represión estatal sobre las agrupaciones sindicales y su producción simbólica expresada en los registros. Del mismo modo, el complejo procedimiento de restitución documental implicó la convergencia de diferentes actores sociales; en otras palabras, la participación no solo de sus protagonistas, sino también el sostén dado por un conjunto de otras instituciones (universidades, bibliotecas, medios de comunicación gráficos, entre otras), generando equipos de trabajo interdisciplinarios. Aquí vale resaltar el apoyo brindado por centros de estudios extranjeros u ong, en cuanto al financiamiento de dichos proyectos, lo que da cuenta una vez más de la falta de recursos y políticas para la preservación documental en nuestro país que ha llevado a buscar auxilios por fuera.
8. 4. Archivos sindicales y experiencias de investigación en la Patagonia
31La situación de los archivos sindicales en la Patagonia no es muy distinta al panorama presentado a nivel nacional. Existen tres cuestiones que dificultan el acceso de las y los investigadores a las fuentes por parte de las mismas entidades gremiales. Primero, las organizaciones mantienen sus reservas a la hora de abrir las puertas de sus acervos documentales. Este comportamiento puede estar asociado a las complejas relaciones entre el Estado y los sindicatos, en especial, el impacto de los mecanismos represivos desplegados contra las y los trabajadores y contra sus instituciones a lo largo del siglo xx.
32Segundo, el modelo sindical argentino que se forjó y afianzó en la segunda mitad de dicha centuria. Una de las características constitutivas fue la construcción de una fuerte burocracia centralizada en la cgt que posibilitó, en un principio, un rápido proceso de afiliación en la década de 1940 y luego consolidó un firme control sobre las organizaciones gremiales del resto del país, concentrando el registro de la información de las seccionales locales en Buenos Aires. Sumado a esto, la región patagónica comenzó el proceso de provincialización recién a partir de 1955 y culminó en 1958.7 A mediados de los sesenta se evidencia la presencia de algunas entidades gremiales provinciales, pero varias de ellas no lograron perdurar tras la última dictadura. Después del retorno de la democracia, algunos sindicatos del ámbito estatal presentaron un particular fortalecimiento en sus estructuras y burocracias en el nivel provincial, lo que inicialmente significó mayores posibilidades de sostener la continuidad de los acervos documentales (aunque con un claro retroceso en los años noventa). Sin embargo, como resultado de dicho modelo, las investigaciones interesadas en períodos anteriores a la década de 1970 ubican gran parte de los materiales en forma fragmentada en la sede central de la cgt o en los repositorios alternativos de Buenos Aires, más que en la propia región.
33Y tercero, el problema general de muchas instituciones y asociaciones públicas o privadas que revelan la falta de una cultura archivística en la gestión documental. En tal sentido, los sindicatos no escapan a esa realidad, lo cual está estrechamente ligado a los dos puntos señalados anteriormente. En otras palabras, no reflejan una preocupación por almacenar, catalogar y preservar los registros producidos naturalmente como resultado de su vida institucional. El ordenamiento responde más a las demandas inmediatas que a la lógica archivística, esto es, a la observación de los ciclos de los documentos, su cuidado, resguardo y difusión. Ante ello nos preguntamos, ¿tienen los sindicatos el tiempo y la decisión política para narrar su historia y garantizar derechos de información desde su propia documentación?
34Este sombrío panorama en cuanto a la accesibilidad de las fuentes gremiales ha repercutido en el campo de la historia social y de las y los trabajadores, dado que demuestra una gran vacancia en los estudios de las formas organizativas en la Patagonia. No obstante, existen algunas experiencias aisladas de entidades sindicales que impulsaron la reconstrucción de su historia y encargaron la tarea a instituciones académicas y universitarias. Si bien los proyectos llevaron al ingreso de los equipos de investigación a los repositorios, esto no implicó necesariamente una política de apertura pública de los materiales guardados.
35Un caso de este tipo, similar a nuestra experiencia de trabajo en el soyem, es el del Sindicato de Petroleros Jerárquicos de la Patagonia Austral, cuya historia ha sido reconstruida y publicada en un libro por los historiadores Daniel Marques y Daniel Bórquez de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Dicha investigación, llevada adelante desde 2015 por académicos del conicet y del gehiso, a partir de una iniciativa de la comisión directiva del gremio, enmarca la trayectoria particular de la entidad dentro de la historia del sindicalismo petrolero en Argentina. Recorre la fundación del gremio en Comodoro Rivadavia, considerado como un «hijo de la reactivación petrolera en 2003», que organizó la defensa de los trabajadores luego de la privatización de ypf en los años noventa. Además, el libro atraviesa las distintas etapas del devenir histórico de la entidad.8
36Otro ejemplo semejante es la historia del Sindicato de Trabajadores Viales de Chubut (sitravich), desarrollada por la historiadora Mónica Gatica (inshis-unp) en el libro Hacedores de caminos, publicado en el año 2007. La investigadora abordó la trayectoria del gremio –con sedes en Rawson, Puerto Madryn, Esquel y Sarmiento– a partir de finales de los años sesenta desde una perspectiva regional que busca rescatar la importancia de las organizaciones sindicales para comprender la historia argentina, recuperando su experiencia por fuera de las grandes ciudades del país. Según relata el libro, las y los obreros de vialidad provincial constituyeron un sindicato clasista con un modelo basado en asambleas de base, que surgió en el marco de las luchas desarrolladas durante el gobierno de la Revolución Argentina (Pérez Álvarez, 2015).
37Las investigaciones anteriores son las únicas de las cuales tenemos conocimiento que reconstruyen de manera completa la historia institucional de sindicatos en la Patagonia, lo que sin dudas fue posible gracias a la iniciativa de las propias entidades involucradas. Por supuesto, algunas redes de estudios y otros trabajos puntuales han contribuido al análisis de los sindicatos de la región, pero generalmente enfocan su atención solo en coyunturas históricas particulares. Uno de ellos –por mencionar alguno en su diversidad– es el de Verónica Trpin (2008) en la Delegación Regional Alto Valle de Río Negro de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (uatre), donde la autora caracteriza la presencia del gremio entre las y los trabajadores frutícolas, y enfatiza su lugar en la reestructuración productiva de la zona en las últimas décadas. Por su parte, Ernesto Raúl Bonzano (2017) explora el impacto de la última dictadura cívico militar sobre la sede de Comodoro Rivadavia del Sindicato de Petroleros del Estado (supe). Fernando Aiziczon (2007) aborda la lucha de la Asociación de Trabajadores del Estado (ate) en Neuquén en los años noventa, incluyendo un análisis de sus medidas de fuerza y su participación en la «pueblada» de la localidad de Senillosa en 1994; y también ha indagado (2002, 2016) en la experiencia clasista del Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas de Neuquén (soecn), centrándose en el «control obrero» sobre la fábrica Zanón, los procesos de lucha a comienzos del siglo xxi y la politización de los núcleos dirigentes de izquierda. Otro ejemplo para destacar es el estudio de Gonzalo Pérez Álvarez (2016), quien examina las estrategias desarrolladas por los principales sindicatos estatales de Chubut en los últimos años de la década de 1980, para hacer frente a una grave crisis económica que estuvo acompañada por conflictos sociales e inestabilidad política en la provincia.
38Los estudios en la Patagonia tienen como denominador común, en términos metodológicos, el hecho de recurrir a fuentes indirectas, como archivos de la prensa y documentos contenidos en repositorios estatales o de empresas. Algunos organismos consultados con frecuencia son las dependencias del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y los archivos históricos provinciales.9 Por otra parte, las investigaciones comparten las dificultades en el acceso a materiales en las propias instituciones gremiales. Por ello, el empleo de otro tipo de fuentes, principalmente entrevistas a afiliadas, afiliados y dirigentes sindicales, ha sido una estrategia fundamental en el proceso de las reconstrucciones históricas.
39En síntesis, el ingreso a las organizaciones locales de las y los trabajadores generalmente depende del establecimiento de redes de confianza entre los actores sindicales y los equipos de investigación, a partir de las cuales puede accederse o no al corpus documental que no suele estar organizado ni sistematizado en términos archivísticos. La triangulación de fuentes queda supeditada a las posibilidades de visitar los repositorios ubicados en la ciudad de Buenos Aires, las capitales provinciales o las localidades que cuenten con algún fondo documental vinculado a las actividades gremiales.
8. 5. El proyecto de reconstrucción de la historia del soyem
40Nuestra experiencia de investigación en el Sindicato de Obreros y Empleados Municipales (soyem) de San Carlos de Bariloche se dio en el marco de un convenio establecido entre la institución gremial y el Centro Regional Universitario Bariloche (crub), de la Universidad Nacional del Comahue, a raíz del interés de la primera organización por reconstruir sus memorias.10 Dos objetivos fueron las directrices para la concreción del proyecto iniciado en 2017 y que aún sigue vigente. Por un lado, la escritura de un libro homenaje que reconstruyera toda la historia del soyem, que fue editado recientemente (Arancibia Agüero y Vargas, 2022). Por el otro, la creación de un archivo de memorias orales de las y los afiliados y dirigentes del gremio.11 En concreto, realizamos un análisis intensivo de la institución sindical desde su fundación en 1946 hasta el año 2015, recuperando las distintas estrategias de resistencia, acomodación y adaptación de la organización dentro de los diferentes contextos políticos, sociales y económicos en que se ha desenvuelto. En este punto vale destacar que nuestra investigación, lejos de reducirse a una historia oficial de la facción dirigente, contó con absoluta libertad para efectuar una reconstrucción histórica que tuviera en cuenta la diversidad de voces y posiciones políticas dentro de la organización sindical.
41En términos teórico metodológicos, abordamos detalladamente las realidades particulares del soyem y del personal municipal, pero sin dejar de lado la relación de la institución con las tramas políticas y socioeconómicas más generales de alcance local, provincial y nacional. Además, tomamos aportes de la nueva historia política, atendiendo al análisis de las relaciones de poder y las prácticas sociopolíticas implicadas en cada momento histórico, incluyendo los desplazamientos, articulaciones y disputas entre los actores en cuestión. Como parte de ello, exploramos las complejas redes desplegadas por el soyem en sus vinculaciones con otras entidades gremiales, así como con instituciones barriales, organizaciones sociales y con el Estado en sus distintos niveles. La periodización desarrollada en el libro responde a los hitos de la organización sindical, anclados dentro de procesos locales y nacionales de mayor alcance.
42Por otro lado, tratándose de una investigación de historia reciente, empleamos la indagación de testimonios orales como técnica de observación directa, que nos habilitó a recuperar memorias invisibilizadas que forman parte de la historia local y de las clases trabajadoras de la ciudad. Las herramientas metodológicas de la historia oral posibilitaron enriquecer un abordaje de mayor amplitud, haciendo foco en la experiencia del soyem en torno a las distintas estrategias de resistencia y organización de sus afiliadas y afiliados en el marco de los sucesivos gobiernos comunales de los períodos tratados. Asimismo, entre otras cuestiones, la incorporación de las voces nos permitió conocer las relaciones de género que se desenvuelven en torno a la actividad sindical y los roles ocupados por las mujeres municipales, resaltando tanto las acciones de las dirigentes más destacadas como de las afiliadas que han formado parte del desarrollo institucional desde otros lugares.
43El uso de diversas técnicas cualitativas de recolección de datos, junto al relevamiento de diferentes tipos de fuentes pertenecientes al gremio –libros de actas de asambleas y de reuniones de comisión directiva, recortes periodísticos, notas y comunicados de prensa–, sumado a la visita y consulta de otros repositorios de la ciudad, nos aportó los insumos para la reconstrucción de las memorias de las y los trabajadores municipales.
8. 6. El problema de la falta de archivo histórico en el soyem
44El primer acercamiento que tuvimos con el soyem fue un encuentro informal realizado en el quincho gremial propuesto por la comisión directiva del sindicato. Los participantes fueron afiliadas, afiliados, dirigentes y exdirigentes. Allí emergió el primer reto para nuestro trabajo de reconstrucción histórica, que pasaba por el hecho de que las memorias de las personas mayores estaban arraigadas en los años setenta, previo al establecimiento de la última dictadura cívico militar. Las epopeyas del dirigente más reconocido, Germán González, prevalecían en los recuerdos. Aquellos años aparecían como el momento fundacional del gremio. Sin embargo, la primera contradicción irrebatible entre las memorias y la documentación histórica escrita era el acta fundacional, fechada en 1946. El olvido de las casi tres décadas anteriores de existencia de la agrupación sindical de las y los municipales abría, entonces, una serie de interrogantes en la investigación que luego fuimos resolviendo y reflexionando en nuestro trayecto cotidiano por la institución.
45Para abordar los orígenes del gremio y descubrir esas etapas previas al inicio señalado en las memorias, realizamos un relevamiento de las fuentes documentales disponibles. Sin embargo, se presentaron obstáculos en el camino de la recopilación de información. El SOYEM no cuenta con un archivo organizado. El acervo institucional está compuesto por documentos (con soporte papel y visual) dispuestos en cajas y biblioratos sin numeración o rotulados con fechas a veces confusas, que se hallaban de manera azarosa en un pequeño cuarto. El contenido de la documentación depositada comprendía notas gremiales, recortes periodísticos, informes, fichas de afiliación, comunicados, folletería, volantes y algunas fotografías.
46La dificultad presentada por esta gran masa documental12 se acentuó debido a que la sede se encontraba en plena obra de construcción de ampliación del edificio. La primera impresión, a simple vista, era que el traslado y relocalización de los papeles respondía al pragmatismo de los miembros del gremio y a la poca valorización de su propio patrimonio. Sin embargo, lejos de ser así, la comisión directiva del período 2015-2018 guardó cuidadosamente la mayoría de los libros de actas de las asambleas y las reuniones de la comisión directiva desde 1946 hasta la actualidad. Esta acción demuestra que la dirigencia sindical había conservado generación tras generación dicha documentación por su poder resolutivo a la hora de la toma de decisiones, pero también por el valor simbólico que reviste la tarea de conducir la organización. Estos libros, no obstante, no se encontraban en la Biblioteca Sindical Hugo Chávez Frías, que forma parte del edificio de la sede, sino en la oficina de la secretaría de Derechos Humanos del gremio. Más aún, el segundo libro, que abarca el período comprendido entre 1963 y 1983, estaba en manos de un afiliado. Rápidamente, la comisión directiva nos acercó el material faltante mientras comenzamos nuestro quehacer de consulta y lectura de las fuentes. En tal sentido, la dirigencia nos reservó una franja horaria para que podamos trabajar en una de las oficinas de manera tranquila y sin interrupciones.
47Cabe aclarar que al no contar con un archivo organizado, la comisión directiva mantuvo sus reservas a la hora de permitirnos fotocopiar o tomar fotos de la documentación, en especial, los libros. Atribuimos esto a una actitud de cautela y de discreción del sindicato para dar a conocer los materiales de su intimidad de modo abierto en el contexto de realización de la investigación, es decir, en una coyuntura de conflicto con el gobierno municipal –como también provincial y nacional–, de un color político distinto al de la dirigencia. Esto no resulta extraño teniendo en cuenta que el destino de los acervos documentales de las entidades de las y los trabajadores en el país muchas veces se ha visto sujeto a las coyunturas políticas a lo largo de la historia.
48Para nuestra propia guía, el primer paso del relevamiento fue el armado de un inventario del contenido de las cajas del pequeño depósito. Todo el material presente en ese espacio, sumado al registro de las actas de reuniones, constituyó nuestro insumo para la confección de las entrevistas y la etapa inicial de la investigación durante seis meses en la sede.
49En cuanto a la biblioteca sindical del soyem, es un espacio amplio, moderno y cuenta con varias computadoras y conexión a Internet para el uso de las y los afiliados. Fotografías de los encuentros del día del trabajador municipal están plasmadas en los escritorios y las paredes luminosas. La mayoría de las figuras tomadas en esas imágenes corresponden a las comisiones directivas y de trabajo de las décadas de 1980, 1990 y 2000, y, en especial, los dos líderes más reconocidos en la memoria sindical: Graciela Bedini y Germán González, ambos referentes de la Lista Blanca.13 Su corpus bibliográfico reporta material del movimiento obrero internacional, en particular, latinoamericano. Asimismo, refleja el proceso de formación sindical de las dirigencias locales, ya que hay cuadernillos de capacitaciones realizadas desde los años ochenta hasta la actualidad, exhibidos en los estantes.14 Incluso es posible encontrar publicaciones de investigaciones hechas por los propios integrantes del sindicato. Además, la biblioteca es un espacio educativo, donde se imparten cursos de capacitación de diversas temáticas; aparte, representa un lugar de trabajo de la comisión directiva, dado que, en ciertas ocasiones, sus reuniones se realizan allí. Nuestro tránsito por este sitio fue esporádico e intermitente. Aun así, dispusimos sin reservas de la bibliografía que nos auxilió para enriquecer las explicaciones históricas en el proceso investigativo. Del mismo modo, realizamos algunas entrevistas en ese espacio, aunque preferimos utilizar las oficinas de la planta alta de la sede, ya que el intenso movimiento de personas en la biblioteca, por momentos, interrumpía el proceso de acercamiento a los testimonios.
50Por otra parte, recurrimos a documentos contenidos en repositorios ajenos al sindicato, tales como el Archivo de la Biblioteca Municipal Presidente Raúl Alfonsín, diarios locales y regionales, la sección de hemeroteca de la Asociación Biblioteca Popular Sarmiento y el Archivo Histórico del Concejo Municipal (el digesto disponible en Internet). En este punto es muy importante señalar que la propia municipalidad de Bariloche no dispone de un archivo histórico de sus gestiones, abierto y de fácil acceso, que nos proporcione mayores informaciones sobre la relación entre el Estado comunal y el gremio de sus trabajadoras y trabajadores, o sobre el funcionamiento administrativo de las dependencias gubernamentales.
51Respecto a la prensa, como ya dijimos, una importante cantidad de fuentes nos fue proporcionada por la colección propia del sindicato, pero otras fueron localizadas en repositorios digitales.
52El desorden documental mencionado nos ayudó a comprender una de las razones de por qué la historia más antigua del gremio no forma parte de la memoria de las y los afiliados. Los vaivenes institucionales, resultado de los constantes quiebres en el orden constitucional en Argentina, provocaron el debilitamiento de la estructura sindical. Entre los años 1955 y 1971, el soyem sostuvo su organización por la voluntad de unos pocos afiliados. De hecho, el punto más álgido de su casi desmantelamiento fue entre 1966 y 1970, cuando no lograba reunir la cantidad de votantes para la conformación de sus comisiones directivas. Esta apatía o miedo a la participación sindical está expresada en los documentos. No obstante, dos años después, en 1972, las elecciones de la dirigencia fueron avaladas por más del 90 % del personal municipal. Esta coyuntura histórica es la más recordada en la memoria colectiva del gremio, dado que fue el momento de la aparición de uno de los líderes más reconocidos por su accionar combativo en la antesala del golpe de Estado de 1976. Por otro lado, las crisis municipales y la propia desorganización interna en gran medida explican la pérdida y la dispersión de la documentación, la que muchas veces quedó en manos de particulares.
53Ahora bien, el relevamiento de las fuentes durante el proceso investigativo trascendió entre las afiliadas, los afiliados y la comisión directiva. Por ello, la recuperación de la historia más antigua condujo al reconocimiento de otros hombres y mujeres que no aparecían en la memoria construida en torno a la entidad. Así fue como, a fines del año 2017, en la celebración del día del trabajador municipal, el sindicato distinguió a la secretaria general del año 1969, Matilde Salvo, al igual que al hijo de Gregorio Painemil, capataz del corralón municipal, que fue secretario general y gremial en las comisiones fundantes durante los años del primer peronismo y que participó activamente durante la época de la proscripción –luego de 1955– para evitar la disolución del soyem. A su vez, la dirigencia emplazó en la sede una galería de fotos de las secretarias y los secretarios generales y ha enmarcado un listado de todas las comisiones directivas.
8. 7. Sobre las entrevistas
54Durante el período de desarrollo del proyecto llevamos a cabo cerca de cincuenta entrevistas a diferentes personas afiliadas y dirigentes del soyem. Todas fueron semiestructuradas, con un cuestionario flexible que respondía a nuestros objetivos específicos de investigación, pero que también permitía a las y los entrevistados explayarse y motivar nuevas preguntas sobre la marcha de los encuentros. El tiempo de duración de cada una osciló entre los cuarenta minutos y las dos horas. Tres actores fueron interrogados en más de una ocasión. Los guiones de preguntas apuntaron a recuperar datos, interpretaciones y subjetividades individuales y colectivas. La incorporación de esta dimensión subjetiva formó parte del análisis histórico.
55La selección de las personas entrevistadas abarcó un heterogéneo abanico que incluyó desde afiliadas y afiliados generales, hasta militantes sindicales de mayor participación en el gremio. Buscamos trabajadoras y trabajadores activos y jubilados de diversas áreas de la municipalidad, teniendo en cuenta las distintas jerarquías escalafonarias, las diferencias generacionales y de género. De esta forma, apuntamos a recopilar la pluralidad de voces que han intervenido en la organización para alcanzar una mirada lo más amplia posible de la trayectoria histórica institucional. Pese a todo, la etapa de realización de entrevistas tampoco se vio exenta de dificultades, especialmente por las internas políticas del sindicato, de manera que hubo afiliadas y afiliados que se negaron a acceder a las entrevistas o que manifestaron desconfianza al pensar que se trataba de una historia oficial de la Lista Blanca, hegemónica en el soyem.
56En ocasiones el contacto inicial con las y los entrevistados fue posible con mediación del gremio. En otras fue por cuenta propia, a partir de nuestros intereses investigativos y de referencias (es decir, empleamos una técnica de «bola de nieve»), a medida que surgían nombres en los documentos y en las entrevistas de sujetos que podrían ser claves a los fines del proyecto. Sumado a esto, tuvimos la oportunidad de presenciar una de las asambleas actuales del gremio en carácter de observadores, lo cual nos facilitó el acercamiento a afiliadas y afiliados opositores a la comisión directiva o que son distantes a la militancia sindical.
57La mayoría de las entrevistas se llevaron a cabo en la sede del soyem y en su biblioteca, otras, en el lugar de trabajo del personal, así como en domicilios particulares o sitios externos neutrales, como estaciones de servicio. En cada encuentro se explicó el encuadre institucional del proyecto, los objetivos de la investigación y se planteó la posibilidad de que los recuerdos queden en un archivo oral. Además, se le consultó a cada entrevistada y entrevistado sobre la opción de grabar o no su testimonio, algo que siempre tuvo aceptación. Durante el transcurso de las entrevistas, las preguntas realizadas apuntaron a la trayectoria de cada agente, pero con el rasgo común de intentar recuperar la experiencia laboral o sindical de los individuos, su militancia, sus opiniones, deseos y la forma en que vivenciaron los distintos contextos históricos. Asimismo, hubo testimonios testigos en su doble carácter,15 es decir, aquellos que relataron su experiencia personal pero que también aludieron a la militancia sindical de personas fallecidas o experiencias colectivas de las que no fueron partícipes, sino simples observadores. Inclusive, recibimos escritos autobiográficos de algunos informantes que puntualizaban sus acciones en el sindicato, así como fotografías u otros materiales ligados a la actividad gremial.
58En las entrevistas –que son situaciones construidas y situadas– se hicieron presentes momentos de emotividad, prejuicios, tensiones, recuerdos y olvidos. Además, los diálogos permitieron acercarnos a los posicionamientos y la realidad sociocultural de cada actor social, como también a las relaciones de género en el ámbito laboral y sindical. Tomando palabras de Miguel Cardina, «las convicciones ideológicas, la cultura compartida, la audiencia esperada o los pares ausentes en el momento pueden tomar lugar en la entrevista» (2016, p. 32).
59También debemos decir que recuperamos las voces de personas que fueron cesanteadas de sus puestos en la municipalidad y violentadas por su militancia política durante la última dictadura cívico militar, y que pudieron exiliarse luego de sus detenciones. Sus testimonios, además de formar parte de causas judiciales, contribuyen al estudio de la represión cometida contra las y los trabajadores bajo el gobierno de facto en Bariloche y la región del Nahuel Huapi.
60Luego de las entrevistas emprendimos la tarea de transcribir cada una de las grabaciones. Estos registros, como ya hemos dicho, constituyeron una de las principales fuentes para la reconstrucción histórica, además de ser la base para la creación de un archivo de memorias orales del gremio. Los testimonios nos aportan datos sobre la experiencia particular de los actores y sus subjetividades, que son aspectos que generalmente no son posibles de identificar en los documentos escritos. Realizamos un análisis crítico de los relatos, contrastándolos entre sí y con otro tipo de fuentes para identificar contradicciones, puntos en común, diferencias y, de esta forma, alcanzar un mayor rigor en la investigación. Dichos recaudos son fundamentales, considerando que «la memoria es selectiva, parcial, a veces maneja otros tiempos y da saltos» (Navarro en Llopis, 2016, p. 95). Las memorias tienen como contracara los olvidos y los silencios, que muchas veces pueden ser voluntarios y que, como historiadores, debemos interpretar con los datos disponibles. Además, no hay que olvidar que las personas resignifican los hechos del pasado en función del presente desde el cual emiten su testimonio. Así es que, por ejemplo, en las entrevistas fue frecuente encontrar idealizaciones de épocas pasadas, muchas veces conflictivas.
61Antes de profundizar en los desafíos que implicó la construcción de un archivo de memorias del soyem, vamos a repasar a continuación otras experiencias de creación de repositorios orales en nuestro país, a fin de reconocer la proliferación de iniciativas de este tipo en las últimas décadas de la mano del desarrollo de la historia oral.
8. 8. Los archivos orales en Argentina
62La primera experiencia en el país de un archivo de historia oral fue impulsada por el Instituto Torcuato Di Tella en conjunto con el Departamento de Historia Oral de la Universidad de Columbia en 1970, bajo el objetivo de realizar entrevistas a sindicalistas, empresarios y políticos de los años treinta en Argentina. Pero la actividad académica de la historia oral tuvo su desarrollo a partir de la década de 1980. El primer proyecto institucional universitario fue ejecutado en 1988, con la reconstrucción de la historia oral de la Universidad de Buenos Aires entre 1955 y 1966 (Mazzei y Pozzi, 2017). Luego, en los años noventa se multiplicaron y diversificaron las investigaciones que hicieron empleo de testimonios, de modo tal que este tipo de historia desarrolló su propia especificidad. Además, desde ese momento, el resultado de algunas de estas iniciativas individuales o institucionales, tanto del ámbito público como privado, ha sido la construcción de archivos de fuentes orales.
63La consolidación de la historia oral en las últimas décadas ha estado ligada al desarrollo de los estudios de la historia reciente, muchos de los cuales se centran en la recuperación de memorias de personas afectadas por la represión cometida contra las clases trabajadoras por parte de las dictaduras de la segunda mitad del siglo xx, así como las prácticas de las y los militantes en aquellas coyunturas. De esta manera, las entrevistas permiten recuperar los recuerdos de los sujetos sociales desde un presente activo. Por eso, estas dejaron de ser consideradas como simples instrumentos para la recolección de datos y pasaron a ser concebidas como «un elemento clave de las investigaciones, al permitir expresar formas de análisis y conceptualización que permitían iluminar dimensiones invisibilizadas y abordar dimensiones subjetivas» (Basualdo, 2019, p. 223).
64Como parte de estos avances de la historia oral ha tenido lugar el desarrollo de diversas redes de estudios y archivos –virtuales o físicos– que resguardan, entre otras cuestiones, las voces y memorias de las y los trabajadores. Algunos de ellos son impulsados por la Asociación Memoria Abierta16 (conformada en el año 2000 por la alianza de diversas organizaciones de derechos humanos), la Comisión Provincial por la Memoria en La Plata, el Programa de Historia Oral de la Facultad de Filosofía y Letras de la uba, la Facultad de Humanidades de la unlp, el Archivo de la Palabra de la Universidad Nacional de Córdoba, el Archivo Provincial de la Memoria de Córdoba, el Centro de Documentación de hijos, el Centro de Información y Relevamiento de Fuentes Orales de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (Caleta Olivia), el Centro Documental del Museo de la Memoria de Rosario y el Archivo Testimonial sobre el Operativo Independencia y la dictadura militar en Famaillá (Tucumán) (Basualdo y Nassif, 2019; Mazzei y Pozzi, 2017). Sumado a esto, en 2003, el Programa de Historia Oral de la Facultad de Filosofía y Letras de la uba y el Programa de Historia Oral del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires (ihcba) crearon la Asociación de Historia Oral de la República Argentina (ahora). También destacamos la Red de Archivos Orales (rao), fundada por iniciativa del Programa de Historia Política del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la uba, que cuenta entre sus miembros con distintas instituciones y proyectos de investigación de todo el país.
65Vale mencionar también, por tratarse de un caso emblemático de la Norpatagonia, la constitución del archivo de memorias orales de la fábrica neuquina FaSinPat (ex Zanón), creado por investigadoras e investigadores de la Universidad Nacional del Comahue entre los años 2007 y 2011 (Kejner, Riffo, Fanese y Malaspina, 2011). El proyecto, que combinó la investigación, la extensión y la docencia, se tituló «Escribir nuestra historia. Construcción colectiva de las memorias de Zanon/FaSinPat» y contó con intercambios constantes con el personal. El archivo está conformado por unas cincuenta entrevistas que recuperan la historia de la empresa ceramista y narran en primera persona el proceso de su control obrero desde 2001. La recopilación oral (que incluye los audios y las transcripciones de las entrevistas) fue entregada a las y los trabajadores, y puesta para su consulta en la biblioteca de la fábrica.
8. 9. El archivo oral del soyem y cuestiones éticas
66El desarrollo de la historia oral en las últimas décadas ha permitido recuperar las voces y las memorias invisibilizadas de las y los trabajadores, y los sectores populares. La segunda instancia del proyecto impulsado por la Universidad Nacional del Comahue y el sindicato contempla la creación de un archivo oral, con la idea fundante de salvaguardar las fuentes testimoniales construidas durante el proceso de recuperación de las memorias de las afiliadas, los afiliados y dirigentes seleccionados en la etapa de la investigación llevada a cabo entre los años 2017 y 2019.
67Dicho archivo aportará no solo información sobre el sindicato sino también acerca de la historia reciente de Bariloche, abriendo paso a nuevas posibilidades de análisis desde otras visiones del pasado y el presente. Además, la particularidad de nuestro proyecto adquiere relevancia en tanto contribuimos a la conservación de las memorias de un sindicato de la administración pública del Estado en la región norpatagónica, mientras que la mayoría de las experiencias de este tipo se ha centrado en la agencia de los trabajadores industriales en las grandes ciudades del país.
68El repositorio nace en el marco de una investigación específica, pero queda abierto a la futura incorporación de nuevas colecciones, entendiendo que el archivo es una construcción progresiva y que las fuentes orales se crean en el marco de determinados estudios, con sus propios objetivos y preguntas.
69Las entrevistas tendrán soporte digital para su conservación y también podrán encontrarse por escrito. Además, estarán acompañadas por una descripción general del testimonio y el contexto de producción y suman un total de 60 horas de grabaciones.
70El archivo será público y abierto a la comunidad para fines de investigación o educación. Por ende, quienes lo consulten pueden ser estudiantes, especialistas y público en general. En este punto, la creación del repositorio no solo permite conservar el registro de las memorias, sino también habilitar su empleo para nuevas indagaciones. Esta apertura ha sido consensuada entre el sindicato y nosotros como investigadoras e investigadores. Cada entrevistado y entrevistada, a su vez, ha sido consultado respecto de la inclusión de su testimonio en el libro homenaje y su preservación en el futuro archivo. De este modo, considerando la responsabilidad ética que implica la práctica de la historia oral y la publicación de las entrevistas (Pozzi, 2017), se confeccionó un protocolo de autorización supervisado por la asesoría letrada del gremio para reglamentar las condiciones de acceso, uso y propiedad de los testimonios. Allí queda constancia de la construcción conjunta de las fuentes orales, cuya propiedad pertenece tanto a las y los entrevistadores como a las personas interrogadas, más allá de su resguardo en las instituciones involucradas.
71De acuerdo con el procedimiento previsto, cada informante recibe la transcripción cruda de su entrevista para poder leerla, revisarla o modificarla antes de su cesión al archivo. De esta manera, se garantizan los derechos individuales de las y los entrevistados en lo relativo a su vida privada (derecho a la intimidad, imagen y honor). Por eso, tienen la posibilidad de agregar datos, impresiones, correcciones e incluso omisiones en fragmentos de sus propias narraciones que consideren comprometedores ante posibles peligros legales o daños en su figura pública. A su vez, pueden solicitar que figure su nombre completo o nombre de pila o también un seudónimo en la transcripción y catalogación del audio. Así, el consentimiento y la autorización por escrito de los testimonios facilitan la reproducción y comunicación pública de los relatos, dejando constancia de que toda futura reformulación u opinión de las y los consultantes es de su exclusiva responsabilidad y no representan necesariamente el pensamiento de las personas entrevistadas.
8. 10. Reflexiones finales
72Como desarrollamos en este capítulo no existe una tradición o conciencia archivística en Argentina. Esto resulta evidente cuando se observa el mal estado de muchos archivos, tanto en el ámbito público como privado. En gran medida, esto se debe a la falta de políticas destinadas a la conservación del patrimonio histórico y el fomento de los centros de documentación. Ello va de la mano con la escasez de presupuesto y la falta de profesionales especializados en el tratamiento archivístico. Además, a esto se suman los constantes quiebres en el orden institucional del país a lo largo del siglo xx, que tuvieron como triste resultado la pérdida o la destrucción de documentos, especialmente de las y los trabajadores. En los períodos dictatoriales, las organizaciones obreras sufrieron el peso de la represión y fueron obligadas a mantenerse en la clandestinidad. Posteriormente, el contexto neoliberal de los años noventa repercutió en la fragilidad institucional de numerosos sindicatos, siendo, por lo tanto, desfavorable para la creación o el mantenimiento de los archivos.
73En muchas ocasiones la recuperación y conservación de los materiales ha dependido de iniciativas particulares de antiguos militantes o instituciones universitarias, llevadas adelante con mucho voluntarismo y pocos recursos, exceptuando las veces en que se contó con el apoyo de organismos internacionales. Sobre todo en la primera década del siglo xxi se dieron en nuestro país algunos valiosos proyectos archivísticos y de investigación destinados a la conservación documental y a revalorizar los testimonios de las clases trabajadoras, especialmente en el marco de las políticas de la memoria y los reclamos de justicia por los crímenes cometidos durante la última dictadura.
74Sin embargo, en el grueso de las organizaciones sindicales es común la dispersión y fragmentación de las fuentes que han sido producidas como resultado de su accionar cotidiano; o su organización se da siguiendo criterios que no se ajustan a las normas internacionales de archivística, dado también que muchas entidades simplemente no tienen como una prioridad la preservación documental. Y, por supuesto, de la mano de ello van aparejadas las dificultades en el acceso a los registros gremiales. Esta característica se resalta en el caso de la Patagonia, donde la precariedad material del mundo sindical regional –exceptuando escasas organizaciones– impidió sostener las burocracias y darles continuidad a los acervos documentales.
75A la par del panorama desalentador en lo que hace a la disponibilidad de documentos escritos de las organizaciones, en las últimas décadas los estudios sobre la historia de las y los trabajadores y los sindicatos en Argentina han ido cada vez más emparejados con los desarrollos en el campo de la historia oral (en términos empíricos y teóricos). Estas investigaciones se han adentrado en las dimensiones subjetivas de los actores y los procesos sociales, y han permitido abordar aspectos que hasta ahora no habían sido tenidos muy en cuenta. Como parte de ello, la historia de las instituciones gremiales se ha preocupado cada vez más por las relaciones de género, las condiciones laborales, las formas de sociabilidad, las diferentes estrategias de lucha y la territorialidad de la agencia de las clases obreras. De igual modo, los estudios sobre el mundo del trabajo ya no se centran exclusivamente en los sectores industriales, dando visibilidad solo a los trabajadores varones, sino que con mayor frecuencia se está incorporando a los sectores informales y a las y los empleados del Estado y la administración pública. Además, se han diversificado las investigaciones en diversas regiones del país, lo que ha permitido complejizar las explicaciones de los procesos históricos construidas desde la perspectiva de las grandes ciudades argentinas. La Patagonia no escapa a estos desarrollos gracias a la creación de redes académicas que han incorporado a los análisis las dinámicas regionales y locales a través de nuevas fuentes y enfoques, más allá de las dificultades en el acceso a los repositorios institucionales.
76La aproximación del sindicato soyem hacia la Universidad Nacional del Comahue devela un posible camino a recorrer respecto de la preservación del patrimonio cultural de las y los trabajadores en Bariloche, y los estudios sobre las entidades laborales a nivel local. Cabe resaltar la decisión político sindical del gremio de dar apertura de su documentación escrita, visual y sonora a una mirada externa para llevar adelante la reconstrucción del proceso histórico de la institución. En tal sentido, esta resolución política debe ser reconocida y valorada por el campo científico, ya que no es muy frecuente que las organizaciones sindicales habiliten el acceso y análisis crítico de su devenir en el tiempo y, además, dato no menor, que destinen parte de su presupuesto a una tarea que no tiene un impacto político interno inmediato. Este tipo de decisiones, asimismo, refleja el afianzamiento de la estructura sindical de acuerdo a contextos históricos más favorables, que posibilitan la ampliación de las prioridades en el accionar sindical.
77La preocupación por la poca participación política de los afiliados y las afiliadas municipales es el espejo de un problema que arrastra el movimiento sindical en Argentina tras la embestida neoliberal de los noventa y la crisis de 2001, cuando las estructuras formales de las organizaciones no lograron dar respuestas satisfactorias frente a las transformaciones económicas y laborales. Este proceso significó una erosión en las identidades y la representación de las y los trabajadores, que en el caso del soyem se evidencia en el poco involucramiento sindical de las generaciones posteriores a la ardua lucha en los albores del siglo xxi17 y en la fragmentación política interna en los momentos electorales en las primeras décadas de la presente centuria. Por ello, las dirigencias gremiales actuales afrontan el desafío de la búsqueda de nuevas formas de representación y nuevos tipos de solidaridad entre las trabajadoras y los trabajadores, intentando dinamizar la movilización de la organización sindical. En este punto es donde reside parte del interés del sindicato por recuperar sus orígenes y sus luchas, que son elementos fundamentales para la construcción identitaria y la creación de un sentido de pertenencia. Así fue como, desde la óptica de la comisión directiva, el proyecto permitió revalorizar las experiencias del pasado como guías o ejemplos para seguir en el presente y la historia fue ubicada como una posible fuente a la que pueden recurrir las nuevas generaciones de dirigentes como parte de su formación sindical.
78Por otra parte, el proceso investigativo nos llevó a tomar un conjunto de decisiones metodológicas para el abordaje del pasado institucional, puesto que la indagación histórica apuntó a la recuperación de las memorias visibles y no visibles del sindicato, procurando no caer en una historia de partido.18 Para ello, la utilización y aplicación de diferentes métodos y perspectivas de las ciencias sociales favoreció el rescate de historias no contadas o poco conocidas por los miembros del soyem.
79Como ya mencionamos en apartados anteriores, la memoria colectiva de las y los trabajadores municipales vinculaba los orígenes del sindicato a los acontecimientos históricos de la década de 1970 en Bariloche y el accionar de sus líderes en aquellos años, mientras que la documentación revelaba el acto fundante mucho antes, en 1946. A través de la lectura, estudio y triangulación de diferentes tipos de fuentes (actas, prensa, fotos y testimonios) alcanzamos una primera aproximación a esas memorias poco exploradas. Uno de los primeros interrogantes fue preguntarnos por qué las dirigencias gremiales y las y los trabajadores desconocieron ese pasado. Una posible explicación se halla en el análisis del contexto histórico de fines de la década de 1960 y la primera mitad de la siguiente, en el cual el sindicalismo argentino estuvo atravesado, por un lado, por los diferentes posicionamientos ideológicos frente a los regímenes dictatoriales y, por el otro, por las disputas políticas internas del partido justicialista. Con respecto a esto último, el soyem ha manifestado una indudable impronta peronista desde sus comienzos hasta nuestros días. Por eso, en los ajetreados años del tercer gobierno peronista, el comportamiento de las afiliadas y los afiliados del sindicato no difirió del escenario nacional. Esto quiere decir que sus miembros no escaparon de las internas partidarias, sino que formaron parte de ellas. No obstante, el desarrollo de la estructura gremial estuvo a cargo de la fracción más combativa del peronismo, identificada como la Lista Blanca, que logró alcanzar la conducción a principios de los setenta, manteniéndola hasta el día de hoy.19
80El proceso de consolidación institucional del soyem comenzó en la década de 1980, luego de la prohibición a la actividad sindical durante la última dictadura. Una de las primeras medidas de la comisión normalizadora luego del retorno de la democracia fue la reincorporación de Germán González, quien había participado activamente en la organización del sindicato en la década anterior, pero que luego fue perseguido, arrestado y exiliado en los años del gobierno de facto. Su reconocimiento y apoyo por parte del personal municipal fue irrebatible en cada elección a lo largo de las dos últimas décadas del siglo xx y parte del xxi.
81Ahora bien, según los sociólogos Peter Berger y Thomas Luckman (1972):
las instituciones implican historicidad y control. Las tipificaciones recíprocas de acciones se construyen en el curso de una historia compartida: no pueden crearse en un instante. Las instituciones siempre tienen una historia, de la cual son productos. Es imposible comprender adecuadamente qué es una institución si no se comprende el proceso histórico en que se produjo. (p. 76)
82Un sindicato es un espacio cruzado por tensiones y luchas de poder. La conducción política requiere el despliegue de una constante estrategia consensual por parte de los liderazgos. En otras palabras, el poder está acompañado por la construcción de una hegemonía. Dicho proceso influye, a su vez, en la edificación de una memoria que sostiene la posición de una fracción política dominante. Aquí radica la mirada atenta hacia esa historicidad compartida entre los sujetos de una institución. En este aspecto, la dirigencia de la Lista Blanca del soyem logró instituir su visión del pasado, ubicando los hitos fundantes en las acciones de su primer líder, en las medidas de la comisión directiva de 1983 y, por último, a través de la figura de la secretaria general Graciela Bedini, cabeza de las luchas contra el avance del neoliberalismo en los años noventa. Sin embargo, detrás de la escena de estos momentos históricos emblemáticos también hubo trabajadoras y trabajadores con pensamientos políticos diferentes y no siempre visibilizados o recordados. A modo de ilustración, entre 1946 y 1973, veinticinco comisiones fueron responsables de la conducción sindical, de las cuales por lo menos diez no estaban relacionadas con el peronismo.20 Otro ejemplo es el de los enfrentamientos violentos entre militantes del peronismo ortodoxo y el combativo que agrupaban a las y los empleados municipales durante la asunción del intendente local, Jacinto Ibáñez, en 1973.
83Por ende, aquellos dirigentes, afiliadas y afiliados no peronistas o peronistas ortodoxos quedaron fuera de la memoria institucional, de modo tal que las tensiones políticas penetraron en la construcción de la memoria, sus olvidos y silencios. Allí es donde reside la importancia de la recuperación de las diferentes posturas, lo que ha permitido matizar dicho relato, y donde se debe destacar la decisión de la propia dirigencia de impulsar un proyecto con una mirada académica externa para la reconstrucción de la historia institucional. La tarea no fue fácil, debido a que varias y varios trabajadores pensaron que la investigación estaba subordinada a una historia oficial y no aceptaron brindar su testimonio, mientras que otras y otros dejaron valiosos recuerdos de su quehacer cotidiano como afiliadas, afiliados o militantes a disposición del análisis crítico.
84Por otro lado, la inclusión de la perspectiva de género enriqueció la observación e interpretación del pasado abordado, por ejemplo, con el hallazgo de una secretaria general en 1969 (cuando eran muy pocas las empleadas municipales en la ciudad) y la revalorización de una gran cantidad de mujeres integrantes de comisiones y subcomisiones de trabajo que sustentaron la estructura gremial a partir del retorno de la democracia en 1983.
85A modo de cierre, la experiencia del proyecto interinstitucional generó la posibilidad de concebir el cuidado y el resguardo de las fuentes históricas, en especial, los testimonios. La creación de un archivo oral abierto al público brinda la oportunidad de profundizar y complejizar aún más la historia de este sector de la clase obrera barilochense con otras miradas y enfoques de análisis. Asimismo, este acervo documental en construcción ofrece una riqueza de voces en torno a la historia política local del municipio, dado que la visión de sus trabajadoras y trabajadores proporciona una percepción peculiar de las gestiones municipales a través de sus trayectorias laborales y sindicales.
86Ciertamente, los archivos son dinámicos, complejos y se encuentran situados históricamente. En ellos están presentes las contradicciones, luchas y diferencias que pueden suscitarse en torno a una organización. Los archivos no solo aportan información a las y los investigadores, sino que también contribuyen a construir, legitimar y transmitir memorias. Por nuestra parte, existe una limitación física y de tiempos que lógicamente nos impidió entrevistar a todos los actores que han intervenido en la historia del soyem, pero sí intentamos incorporar en un archivo la multiplicidad de experiencias y voces, visibilizando las diversas situaciones y tensiones entre las memorias dentro del gremio. Esperamos que nuestro trabajo pueda ser el punto de partida para nuevas investigaciones, abriendo la posibilidad de explorar otras posibles temáticas y que en el futuro surjan nuevas iniciativas de conservación documental y testimonial que permitan el acceso público a los materiales, pero que también respeten el derecho de las instituciones a resguardar sus registros frente a las intervenciones del Estado, evitando los atropellos que ocurrieron en el pasado.
Bibliographie
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Notes de bas de page
1 El archivo de dipba posee material generado por la fuerza que ha formado parte de las causas judiciales de la última dictadura y que es útil para abordar la represión ejercida sobre las y los trabajadores, así como también conocer los cambios acaecidos en la regulación de las relaciones laborales.
2 Sitio web del cedinci: http://cedinci.org/#.
3 Cabe recordar que una vez consolidada la cgt durante el primer gobierno peronista centralizó a todos los gremios del país, aunque con algunas divisiones internas, hasta 1992, cuando se fracturó formalmente frente al impacto de las políticas neoliberales, surgiendo en paralelo la Central de Trabajadores de la Argentina (cta).
4 Sitio web del archivo sitrac-sitram:
5 El Consejo Internacional de Archivos (ica) es una organización no gubernamental nacida en 1948 que desarrolla proyectos archivísticos a escala mundial. Cuenta con, al menos, 190 países asociados y trabaja junto a la unesco y el Consejo Europeo.
6 Archivo del Sindicato de Luz y Fuerza en el sitio web de asf. http://asf-adl.org/es/content/centro-de-documentaci%C3%B3n-hist%C3%B3rica-del-sindicato-de-luz-y-fuerza-de-c%C3%B3rdoba-0.
7 La provincialización de Tierra del Fuego se concretó de manera mucho más tardía, en 1990.
8 Para ampliar la información, consultar: «El sindicalismo jerárquico, hijo de la reactivación petrolera de 2003». El patagónico, 28 de febrero de 2015. https://www.elpatagonico.com/el-sindicalismo-jerarquico-hijo-la-reactivacion-petrolera-2003-n771817 y «La confección del Libro de Historia del Sindicato será expuesta en Neuquén», petrolerosjerarquicos.org, 28 de marzo de 2016. http://www.petrolerosjerarquicos.org/la-confeccion-del-libro-de-historia-del-sindicato-sera-expuesta-en-neuquen/.
9 En este punto vale mencionar que el Archivo Histórico de la Provincia de Río Negro (Viedma) ha atravesado en los últimos años un grave proceso de deterioro de sus materiales como resultado de las frecuentes inundaciones. La precariedad edilicia es consecuencia de la negligencia estatal y el desfinanciamiento de la institución, algo que se observa también en el recorte del personal del archivo.
10 Acta Acuerdo de Cooperación Interinstitucional firmada el 6 de diciembre de 2016 por el decano del crub en ese entonces, el Mag. Víctor Báez, y el secretario general del soyem, Juan Fuentes. El convenio incluyó programas de capacitación laboral y asistencia técnica dictados por docentes y personal no docente de la universidad destinados a las empleadas y los empleados municipales. De aquel acuerdo deriva el acta complementaria destinada al desarrollo de un trabajo de investigación para reconstruir la trayectoria histórica y la memoria institucional del sindicato. Las responsables designadas para el cumplimiento del convenio son la arquitecta Mónica González, secretaria de extensión del crub, y Marcela Sandoval, secretaria de Derechos Humanos y capacitación sindical y laboral del soyem. http://crubweb.uncoma.edu.ar/cms/wp-content/uploads/2015/05/Informe-de-Gestion-Sec.-Extension-Abril-2014-Abril-2018.pdf.
11 La investigación y la escritura del libro fueron concretadas entre 2017 y 2019. Sin embargo, debido al contexto de pandemia no se han formalizado aún los últimos pasos del archivo, esto es, la devolución de las entrevistas a las y los trabajadores, y la entrega total de los audios y transcripciones a las instituciones involucradas.
12 Utilizamos el término masa documental, dado que los documentos no presentan ningún tipo de tratamiento archivístico, es decir, no tienen un orden, clasificación ni indización.
13 Germán González fue secretario general del soyem por primera vez en 1973. Participó en las luchas internas del justicialismo a nivel local durante el tercer peronismo. Como resultado del golpe de Estado de 1976 y la persecución contra las dirigencias sindicales se vio obligado a irse de Bariloche y esconderse en el Alto Valle de Río Negro. Luego, con el regreso de la democracia en 1983 volvió a formar parte de la institución como delegado normalizador. Fue secretario general de la entidad gremial durante ocho gestiones más: siete entre 1984 y 2003, y por última vez entre 2012 y 2015.
Graciela Bedini fue dirigente del soyementre los años 1994 y 2009. Encabezó junto a González las luchas del sindicato contra el avance de las políticas neoliberales en Argentina en los años noventa. Fue secretaria general de la institución durante dos trienios, entre 2003 y 2009. La reestatización del servicio de recolección de residuos de la ciudad y el pase a planta permanente de unos 800 trabajadores y trabajadoras contratados fueron algunos de los principales hitos de su gestión.
14 Dirigentes del soyem participaron en numerosos congresos, seminarios y cursos de capacitación de carácter nacional (muchos en Buenos Aires) e internacional (en España, Venezuela, Costa Rica, entre otros países). Estas instancias fueron generadas por organizaciones como la clat (Central Latinoamericana de Trabajadores), incasur (Instituto Internacional de Estudios y Capacitación Social del Sur), utal (Universidad de los Trabajadores de América Latina), ccas (Consejo Coordinador Argentino Sindical) y el inforcas (Instituto de Formación Social del Consejo Coordinador Argentino Sindical).
15 Para ampliar sobre el concepto de testigo sugerimos el trabajo de Elizabeth Jelin (2005), quien lo profundiza en el análisis de los testimonios después de Auschwitz.
16 El proyecto de Memoria Abierta dio lugar a un archivo conformado por cerca de 400 testimonios de militantes, exdetenidos, familiares de personas detenidas desaparecidas, presos políticos, sindicalistas, entre otros actores atravesados por los procesos sociales y políticos de la segunda mitad del siglo xx, la represión bajo los gobiernos dictatoriales y la lucha por los derechos humanos. Además, se encarga de promover la conservación y la sistematización de documentos relacionados con el terrorismo de Estado (Funes, 2010).
17 El soyem llevó adelante importantes medidas de fuerza entre 1999 y 2001. Estas acciones públicas se vieron plasmadas en la instalación de una carpa negra en el Centro Cívico de Bariloche y la realización de huelgas en contra de los recortes salariales, el deterioro de las condiciones laborales y la rescisión de personal contratado. Aquel fue uno de los momentos de mayor participación de las y los afiliados en las asambleas y en los reclamos impulsados por el gremio.
18 Concepto introducido por Cornelius Castoriadis, que refiere a las historias institucionales construidas por grupos dirigentes consolidados en las estructuras sindicales (Torres, 1990).
19 La Lista Blanca solo perdió la conducción gremial durante la última dictadura argentina (de manera forzada) y en las elecciones del año 2009. En esta ocasión, la comisión directiva fue asumida por la Lista Celeste hasta 2012, cuando fue derrotada por dos votos en los siguientes comicios.
20 Cabe recordar que la proscripción del peronismo tuvo vigencia entre 1955 y 1973.
Auteurs
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET), Instituto Patagónico de Estudios de Humanidades y Ciencias Sociales. Estudios Culturales y Cognitivos. Río Negro, Argentina.
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET), Instituto Patagónico de Estudios de Humanidades y Ciencias Sociales. Estudios Culturales y Cognitivos. Río Negro, Argentina.
Universidad Nacional del Comahue (UNCO), Centro Regional Universitario Bariloche. Río Negro, Argentina.
Universidad Nacional del Comahue (UNCO), Centro Regional Universitario Bariloche. Río Negro, Argentina.
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