Capítulo 4. Política espacial argentina: rupturas y continuidades (1989-2012)
p. 105-126
Texte intégral
4. 1. ¿Seguridad o desarrollo?
1El presente trabajo tiene como objetivo entender las rupturas y continuidades en la política local e internacional de la Argentina entre la presidencia de Carlos Menem y la de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner en relación con la política espacial.1 En definitiva, se trata de comprender por qué la Argentina tiene una política de tecnología espacial. Los argentinos tienen políticas de desarrollo tecnológico y proyectos espaciales debido a que existió una consolidación institucional del sector. También, y fundamentalmente, porque luego de dicha consolidación se invirtió en su desarrollo y se promovieron políticas públicas del sector para que la Argentina se consolide como miembro del selecto club internacional que fabrica satélites y lanzadores satelitales. Por todo, entendemos que no puede haber política tecnológica sin dar cuenta del contexto de las relaciones que la sustentan, en relación con la política doméstica.
2Hacia el final de los doce años de gobierno de los Kirchner, la Argentina ha lanzado el segundo satélite geoestacionario Arsat 2, y ha manifestado la intención de probar el lanzador Tronador II. Todos estos logros tecnológicos son procesos de largo plazo cuyo origen es la gobernación de Carlos Menem, quien institucionalizó, con objetivos de política exterior, la política espacial. Dicho origen no quiere decir que haya sido intencionalmente mentado como una política de desarrollo de tecnología sólida y coherente. Más bien, fue el resultado de la búsqueda de buenas relaciones con los Estados Unidos, país que se constituía en la principal y única superpotencia y al que le resultaba inconveniente el desarrollo del misil Cóndor ii por tratarse de un proyecto de proliferación misilística.
3En efecto, Menem heredó de los gobiernos anteriores el desarrollo del misil Cóndor ii, que tenía su cuna en la Fuerza Aérea Argentina de la dictadura militar y que se fundaba en un objetivo de poderío tecnológico, bélico y disuasivo. El gobierno de Raúl Alfonsín heredó el proyecto Cóndor ii y decidió su continuidad en el marco de un Plan de Satelización, con el objetivo de dotar al país de capacidad de lanzamiento de cohetes:
Considerando: Que la Fuerza Aérea Argentina emprendió en 1981 un Plan de Satelización identificado como Programa Cóndor 1 con el que fue posible concretar la construcción de la Planta Falda del Carmen para la fabricación de motores de propulsante sólido para vehículos lanzadores. Que los Contratos Cóndor 2 oportunamente aprobados por Decreto «S» Nº 604 de fecha 9 de abril de 1985 prevén una condición altamente favorable para el Estado Nacional al permitir el acceso a tecnologías específicas cuya financiación se realiza a través de un procedimiento especial de compensación en que no se comprometen activos externos. Que resulta aún más conveniente aprovechar la particular circunstancia de radicar en el país una parte sustancial de las actividades que para los mencionados contratos estaban originalmente previstas realizar en el extranjero. Que se suma a la circunstancia anterior la posibilidad de acceder también a un importante sector de la actividad comercial de las empresas del grupo con el que fueran convenidos dichos contratos, facilitando con ello el conocimiento y penetración de un mercado no tradicional y de difícil acceso para la economía nacional. Que tales ventajas se lograrán con la participación de la iniciativa privada en actividades hasta el momento reservadas al sector público lo que conjuntamente con la nueva actividad que se decide asumir, exige la constitución de un ente empresario con el que se asegura el Estado Nacional, aún en participación minoritaria en él, el resguardo del interés estratégico[…]. El Presidente de la Nación Argentina decreta:
Artículo 1º. Apruébese el Acta celebrada entre la Fuerza Aérea y las empresas Conseltec S. A. y Desintec S. A. […], para la constitución de la Sociedad Anónima conforme a la autorización otorgada por Resolución Nº 388 del Ministerio de Defensa de fecha 30 de abril de 1986 la que se regirá por la normativa de la Ley Nº 19 550 bajo la denominación de Integradora Aerospacial Sociedad Anónima.
Artículo 2º. Declárese de interés nacional la actividad que la empresa ejecute en todo acto relacionado con el cumplimiento de los programas Cóndor 1 y Cóndor 2 […].
Artículo 3º. Autorícese al Ministerio de Defensa-Fuerza Aérea a aportar los bienes y asignaciones presupuestarias que en proporción con la participación societaria del Estado Nacional resulten necesarias para satisfacer los gastos de constitución y funcionamiento de la empresa hasta su autosuficiencia financiera.2
4La política exterior de la presidencia de Carlos Menem cambió radicalmente las posturas tradicionales de la República Argentina en relaciones internacionales. En el contexto de su presidencia, el mundo estaba cambiando también de forma radical: la Unión Soviética desapareció y las tensiones de la Guerra Fría se fueron desvaneciendo. Los Estados Unidos emergieron como potencia internacional y la Argentina tenía una larga tradición de antiamericanismo en su política exterior que Menem se propuso cambiar, abriéndose al libre comercio y generando unas relaciones «especiales» con la principal potencia mundial (Corigliano, 2003; Escudé, 1992). Sin embargo, la crisis económica, política y social que afectó a la Argentina hacia el final de la presidencia de Menem, y que se profundizó en el gobierno siguiente de Fernando de la Rúa, derivó en un cambio de liderazgo nacional con la asunción del presidente Kirchner en el año 2003. Esta administración se propuso volver a desarrollar el país industrial que existía antes de Menem, recuperar la economía en base a la sustitución de importaciones y proyectar la política exterior especialmente hacia América del Sur. No obstante, si bien existió cierta confrontación con los Estados Unidos, los marcos institucionales de política exterior logrados en la década del noventa continuaron, como fueron las posturas en materia de seguridad internacional y terrorismo (Escudé, 2012). Con respecto al desarrollo tecnológico, por el contrario, hubo diferencias: Menem hizo un aporte escaso mientras que Kirchner buscó desarrollar capacidades tecnológicas propias, junto a las capacidades productivas del país.
5De hecho, la política exterior de Menem sufrió un viraje hacia el realismo periférico (Escudé) que buscó maximizar los beneficios de las relaciones internacionales del país, evitando la confrontación con la principal potencia mundial. Esta política exterior se manifestó en una serie de decisiones:
- Hubo un alineamiento con los Estados Unidos (aceptación realista del liderazgo mundial estadounidense). Se enviaron tropas a la Guerra del Golfo en 1991, se votó a favor de la investigación de situación de Derechos Humanos en Cuba y se abandonó al Movimiento de Países No Alineados.
- Se renunció a gestos confrontacionistas con respecto al litigio de las Islas Malvinas, y se restablecieron las relaciones diplomáticas con el Reino Unido.
- Se continuó con la política del gobierno de Alfonsín de solucionar los problemas limítrofes con Chile.
- Existió una política activa de integración con Brasil a través de la creación del Mercosur.
- Se permitió la inspección de expertos brasileños de las instalaciones nucleares argentinas, se ratificó Tlatelolco para la no proliferación de armas nucleares en América Latina y el Caribe y se canceló el proyecto Cóndor ii, adhiriendo al Missile Technology Control Regime (mtcr).
- Se bajó el nivel de confrontación con otras potencias, en términos comerciales, como el proteccionismo agrícola norteamericano o europeo.
- La Argentina se propuso como mediadora en varios conflictos internacionales, entre ellos, el de Medio Oriente, y ayudó a consolidar con su apoyo el nuevo orden mundial pos Guerra Fría.
6El realismo periférico constituye una política pragmática ante la coyuntura que debe atravesar un Estado. Escudé lo ejemplifica en uno de sus textos de la siguiente manera:
Felipe González, jefe del gobierno español, a pesar de una campaña electoral en la que se había manifestado en contra de la filiación en la otan, cambió radicalmente de perspectiva una vez en el poder […]. No lo hizo por amor a los Estados Unidos. Tampoco se trató de un juego oportunista […]. Se trató simplemente de un fenómeno común aunque frecuentemente olvidado […], que desde el poder los hombres aprenden cosas que ignoraban. Felipe González comprendió mejor la vulnerabilidad española, la naturaleza del poder mundial y los mecanismos frecuentemente ocultos de favor y discriminación que manejan las grandes potencias. Comprendió que España fuera de la alianza perdería oportunidades, posibilidades de desarrollo y apoyo político para la estabilización de su democracia. Comprendió que esto implicaría, en el largo plazo, una discriminación del poder real de España dentro del concierto de las naciones. Y comprendió que aunque fuera de la alianza España pudiera jactarse de su independencia aparente, la independencia real es la consecuencia del poder, y por ello, del desarrollo económico-tecnológico, y que esta independencia real sólo puede maximizarse dentro de esta alianza […] [que] era conducente a la prosperidad real de su país, y por ello, al mayor poder relativo […] y a su mayor independencia real. (1986, pp. 7-8)
7De hecho, el propio Menem modificó sus políticas hacia el sector de tecnología espacial. Antes de ser presidente de la Nación, escribía en su libro:
Para nosotros es muy importante la fabricación de este cohete que tiene fines pacíficos y no bélicos […]. Podemos exportar, vender este tipo de elementos para investigaciones espaciales […]. Es notorio que aquellos países que poseen tecnología aeroespacial nos llevan gran ventaja, porque las demás naciones no tienen más alternativa que alquilar o contratar sus servicios, bajo estrictos condicionamientos de carácter político y económico. Dentro de este reducido núcleo de países hay otro más limitado aún, que es el de los que tienen capacidad de colocar satélites de comunicaciones, aparatos científicos, laboratorios espaciales. Este selectísimo grupo fija a su placer y parecer los precios de lanzamiento. […]. Esta ventaja de exclusividad ha terminado por conformar un grupo cerrado que tiende a imposibilitar el desarrollo espacial de terceros países. En este contexto de protección de privilegios se inserta el mtcr […]. Advertimos que la disponibilidad de tecnología espacial es ya una condicionante de las perspectivas de desarrollo de cualquier país. (1999)
8Los resultados en política exterior del presidente Menem en el período 1989-1999, con respecto a la política espacial, fueron las relaciones particulares que se entablaron con los Estados Unidos y la generación de confiabilidad internacional. En cambio, los resultados en la política tecnológica de dicho período derivaron, en conjunto con la economía de libre mercado, en la desindustrialización del país y la desnacionalización tecnológica. El período 2003-2012, correspondiente a las presidencias de Kirchner y Fernández de Kirchner, fue en política exterior continuador, a grandes rasgos, de la política de buenas relaciones con los Estados Unidos y de la de cooperación en los principales foros internacionales sobre seguridad. Se buscó, además, una orientación más sudamericana. En ese sentido, la política tecnológica del período de los Kirchner fue industrialista y fomentó el desarrollo científico tecnológico nacional. También hemos tenido como objetivo analizar el rol político y económico de las tecnologías denominadas sensibles en contextos periféricos, tomando como caso de estudio la tecnología de misiles o inyectores satelitales3. Contar con una tecnología sensible como la de lanzadores satelitales resulta problemático y conflictivo para las potencias desarrolladas que ya poseen dicha capacidad. Asimismo, para un país, el contar con tecnología de lanzamiento misilístico resulta controversial, desestabilizador y peligroso para la paz y el orden internacional. En el orden internacional, ¿la seguridad resulta incompatible con el derecho al desarrollo de los países no centrales en lo que hace al desarrollo de tecnologías de punta?
9En este sentido, el caso Cóndor ii-conae es un excelente ejemplo de leading case4, de institucionalización de una política tecnológica y su vinculación con la política exterior. El misil Cóndor era un proyecto bélico surgido al final de la dictadura militar que se inició en 1976 en la Argentina, y la finalización de ese proyecto fue la razón por la cual se crea la conae en 1991. Aún más, la creación de la conae fue no solo un proyecto de institucionalización de la política espacial de la Argentina sino de su política exterior, puesto que a través de la agencia espacial argentina se institucionalizaron relaciones bilaterales con otras agencias espaciales y se garantizó, de este modo, el desarrollo nacional de tecnologías espaciales, siempre de uso pacífico, acordes a los estándares de los regímenes internacionales como el mtcr, la copuos (Committee on the Peaceful Uses of Outer Space), entre otros. ¿Cuáles son los límites, las tensiones o contradicciones? En el caso del Cóndor ii se veían afectados, por un lado, intereses militares, ya que podía constituir una amenaza militar a los futuros objetivos del Estado argentino (téngase en cuenta la cercanía del conflicto de Malvinas). Además, podía ser vendido a otros Estados que lo utilizarían para el combate militar con las potencias opuestas al desarrollo misilístico argentino o para un desbalance de poder regional. Por otro lado, se veían afectados los intereses comerciales, ya que al ser una tecnología dual –y como la tecnología militar también forma parte del comercio internacional–, es lógico pensar que las potencias proveedoras de misiles no querían competencia pero, además, la tecnología misilística podía ser utilizada, como se dijo, para la exploración espacial o la colocación de satélites.
4. 2. La Argentina y el desarrollo tecnológico desde la periferia
10A partir del estudio de la política espacial argentina como estudio de caso, se pueden extraer algunas interpretaciones sobre el rol de los Estados periféricos en la gestión política y diplomática de proyectos de desarrollo de tecnologías sensitivas. Por ejemplo, su carácter conflictivo en cuanto a la relación con las otras potencias en materia comercial y de seguridad. Hablando específicamente de la tecnología relacionada al espacio exterior, se puede inferir la relación entre política doméstica, política tecnológica, derecho al desarrollo y relaciones internacionales. Para el caso de la Argentina, un país semiperiférico5, se han observado presiones directas e indirectas, amenazas de sanciones u otras trabas que se proponen impedir el acceso al desarrollo de tecnologías sensibles.
11Creemos que existió una continuidad política entre 1989 y 2012, en la cual la resignación del proyecto Cóndor, la firma y ratificación de tratados, las medidas de confianza hacia los estadounidenses y las políticas económicas –tras aplicarse en el primer período estudiado (1989-1999)– han tenido consecuencias decisivas en el segundo (2003-2012). Creemos que los éxitos del segundo período se corresponden con políticas económicas opuestas a las del primero (keynesianismo o intervención estatal, reindustrialización, política exterior haciendo foco en la integración regional, especialmente América Latina). Sin embargo, podemos ver que la consolidación institucional de la conae y la intervención como política de Estado de la Cancillería, cooperando en todos estos asuntos con los Estados Unidos (acuerdos con la nasa, ratificación de tratados de no proliferación), han marcado la trayectoria del desarrollo de tecnología espacial de la siguiente década. Numerosas misiones satelitales se pusieron en marcha y comenzó a desarrollarse un lanzador satelital, el Tronador ii. A pesar de que los Estados Unidos siguen manifestando sus preocupaciones sobre el desarrollo de cohetes en la Argentina, no hay indicios de que este proyecto vaya a abandonarse mientras persista la visión de política exterior y de política económica aplicada por los Kirchner. Habrá que esperar resultados concretos de futuros lanzamientos para poder evaluar la real dimensión de estos emprendimientos.
4. 2. 1. El camino hacia la institucionalidad
12Podemos trazar un camino por el cual la política tecnológica, que era el desarrollo del misil Cóndor ii, pasó de ser secreta, bélica y poco institucionalizada, a una política espacial con orientación pacífica, institucionalmente sólida y con objetivos claros. Cabe destacar que cuando hablamos de la poca institucionalización de todo el proyecto Cóndor, estamos diciendo que el entramado burocrático y técnico, así como el financiero, que se creó para conseguir el misil, no tenía, en términos weberianos, la suficiente organización político-burocrática. Dicho de otro modo, no tenía jurisdicciones estables y reconocibles, con orden administrativo y con una estructura orientada a objetivos que respondieran a una jerarquía de toma de decisiones; su financiamiento tampoco era del todo estable. Eso pudo comprobarse, finalmente, cuando el Cóndor fue desmantelado. En efecto, cuando el Poder Ejecutivo le ordena a la Fuerza Aérea acabar con dicho desarrollo, hubo resistencias por parte de los uniformados, quienes se negaban a otorgar toda la información y los materiales al gobierno y a los inspectores internacionales que vinieron a controlar la efectividad del proceso. También, hubo resistencias por parte del poder político de ciertos sectores de la oposición en el Congreso y de algunos miembros del propio gobierno (Blinder, 2009, 2012, 2015a y 2015b).
13Con la conae, por el contrario, la Argentina institucionalizó la política espacial. Pero este logro no fue lo que posibilitó, en el gobierno de Menem, los grandes desarrollos de tecnología espacial. Concretamente, tal como se dijo más arriba, en un contexto de globalización neoliberal los objetivos eran la institucionalización del país, el ingreso a regímenes y entidades internacionales, la participación activa en ellos (Blinder, 2015b): es lo que la teoría liberal o neoinstitucionalista de las relaciones internacionales proponía (Keohane y Nye, 1996).
4. 3. Trayectoria tecnológica
4. 3. 1. El proyecto del gobierno militar
14Durante el transcurso del gobierno militar implantado en 1976, hubo escasa planificación (de acuerdo a lo que he podido relevar en las fuentes consultadas) y falta de consistencia en los objetivos tecnológicos y políticos por parte del gobierno militar, que no fue cauto a la hora de evaluar quién y cómo se financiaría el proyecto, la fijación de plazos, las fases de desarrollo y futura producción, la estrategia para acceder a los suministros, entre otros. El Cóndor no se inició con garantía de viabilidad a largo plazo y tampoco encontramos evidencia de que se haya iniciado con todos los pasos planificados. Los objetivos eran la transferencia de tecnología y la adquisición de capacidades propias. Quedaron para la Argentina elementos de motores cohete, de guiado, la planta de Falda del Carmen y los saberes acumulados. Esto no derivó en una producción en serie de misiles Cóndor ni en la comercialización de su know-how (saber hacer). Los testimonios permiten inferir que la Fuerza Aérea Argentina contaba entre sus cuadros con razonables capacidades técnicas, pero la conclusión del proyecto y la coyuntura política mostró ingenuidad e improvisación.
15Las razones de los militares argentinos para proyectar el misil Cóndor contemplaban variables geopolíticas y económicas y se fundaban en una concepción de país como potencia tecnológica, que refiere al poder militar nacional. También, estaban la problemática de la derrota de Malvinas y los intereses militares. Teniendo en cuenta esto, los militares, por sí solos y sin el control del poder político, no se han comportado como un grupo social responsable en términos de gestión tecnológica. Pero esto tiene una explicación en el contexto: el proyecto Cóndor es un producto de la dictadura militar, en la cual la Fuerza Aérea era un actor político de primer orden. Carentes de todo control, hicieron aquello que querían hacer. En el período alfonsinista, ya no constituían el poder político pero el poder de lobby militar seguía vigente. En ese sentido, durante el período de retorno a la democracia, el gobierno de Raúl Alfonsín no puede caracterizarse como libre de las presiones de los militares.
4. 3. 2. Continuidad en democracia
16Durante la presidencia de Alfonsín este proyecto tomó mayor dimensión al ampliarse su financiamiento mediante capitales provenientes de países de Medio Oriente, como Egipto o Irak, o fondos genuinos de empresas nacionales y europeas, mediante un decreto secreto. No obstante, el proyecto quedó detenido por falta de presupuesto y se puede inferir que existió debilidad frente a las presiones militares, una falta de capacidad para evaluar la verdadera dimensión financiera del proyecto e irresponsabilidad política al impulsar un desarrollo incompatible con la situación económico-financiera.
17Hubo presiones informales durante este período: funcionarios de defensa recibieron, por diversos canales, mensajes del gobierno norteamericano vinculados al proyecto del misil y la preocupación de su uso. Durante la presidencia de Menem, el país entró al mtcr, episodio que puede considerarse como el producto de una presión formal, porque el país se constriñe de desarrollar la tecnología proliferante. Para ingresar en ese régimen, existieron numerosas instancias, como artículos periodísticos, señales económicas como la negociación por la deuda y mensajes diplomáticos que pueden considerarse como presiones informales.
4. 3. 3. Hacia un realismo periférico
18Durante el gobierno de Menem el caso del misil Cóndor toma relevancia y carácter público. El contexto internacional se había transformado, la Unión Soviética se retiraba de la escena y Estados Unidos emergía como gran y única superpotencia. Es en este período presidencial cuando se producen manifiestas y abiertas presiones internacionales para la cancelación y destrucción del proyecto Cóndor. El misil era un asunto irritante en las relaciones bilaterales y, con la política de alineamiento hacia dicho país y las imperiosas necesidades de crédito internacional para la Argentina por el canje de la deuda externa, determinaron que se acabara con el proyecto. Sin embargo, la Argentina renunció al Cóndor, no a la política espacial. La creación de la conae, y su subsunción al Ministerio de Relaciones Exteriores, fue el plan adoptado por el gobierno de Menem. Durante dicho período institucional se han firmado tratados internacionales de seguridad como el mtcr, se han realizado convenios con agencias como la nasa y se han desarrollado y lanzado satélites. Pero, al interior del país, no se ha buscado desarrollar lanzador alguno, dada la conflictividad que significó el cancelado Cóndor ii.
4. 4. ¿Cuál fue el resultado de la política?
19La política exterior argentina entre 1989 y 2012, en relación a la política espacial, ¿fue exitosa? Destruir el Cóndor y crear la conae, ¿fue una política a largo plazo que podría evaluarse como positiva? En términos globales, el gobierno de Menem fue desindustrializador, librando las decisiones de política tecnológica a las fuerzas del mercado. También libraron a la ley no escrita del realismo político los destinos periféricos de la Argentina, subsumidos a la potencia de aquel tiempo y cuyo pedido, en materia del Cóndor ii, era su finalización por cuestiones de seguridad internacional (Escudé, 1992). Neoliberalismo y relaciones especiales con los Estados Unidos constituyen manifestaciones de una misma política. En las alianzas estratégicas con la nasa y con las políticas activas que buscaron construir una buena relación con el gobierno americano, la Argentina lanzó el satélite experimental μsat-1 Víctor en 1996, el sac-b en 1996 (para estudiar el Sol), el Nahuel-1a en 1997, el sac-a en 1998 (con objetivos experimentales), el sac-c en 2000 (para observación terrestre). Todos estos satélites fueron lanzados por cohetes de otros países, fueron «taxeados», tal como se describirá en la entrevista citada más adelante.
20Desde la creación de la conae, la política exterior parece dar sus frutos: si relacionamos cantidad de logros tecnológicos desde antes de la creación de la agencia y a partir de ella, se puede argumentar que el país se ha desarrollado espacial y tecnológicamente. Con una política como la del misil Cóndor es improbable que la Argentina pudiera haber tenido esta performance. Pero hay que admitir que esta se impulsó aún más con el proyecto industrializador que se inició en 2003. A partir de los períodos estudiados, parece surgir la necesidad de otras políticas: una pública, una exterior responsable y otra industrial y tecnológica que las acompañe. Todas estas forman parte, en su conjunto, de una gran estrategia de desarrollo nacional.
4. 5. Rupturas y continuidades institucionales
21¿Cuáles son las continuidades?: la política exterior hacia los Estados Unidos, la participación activa en el mtcr y otros acuerdos y tratados de no proliferación, la cooperación con la nasa y otras agencias y, por supuesto, el proceso de institucionalización del sector espacial centrado en la conae.
22¿Cuáles son las rupturas?: teniendo en cuenta las continuidades señaladas, no existen quiebres abruptos. Existe, ante todo, una política exterior multilateral, especialmente hacia América del Sur, y la intención –conflictiva, que podríamos juzgar como ruptura– de desarrollar un lanzador propio para colocar satélites argentinos en órbita, propia de una política industrialista y protecnológica. Lo cierto es que la Argentina tiene política espacial, con continuidad institucional y temporal, proyectando al futuro inyectores y satélites. Se ha pasado del modelo económico desindustrializador de la década del noventa al modelo de reindustrialización en las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner que transforma el sentido estratégico de la política espacial. Esto se hace presente implícitamente en la ideología de los militares cuando sostienen, en los años noventa, que la Argentina es un país bananero. Parecen querer señalar no solo la necesidad de un misil sino la incomprensión del gobierno acerca de los beneficios indirectos que significa desarrollar tecnología misilística. En el desarrollo de un misil hay otras variables además de la mera capacidad disuasiva, el prestigio y el orgullo herido de los militares derrotados; también interviene la capacidad industrializadora de las tecnologías de punta.
4. 6. Confiabilidad internacional
23La confiabilidad de la Argentina está relacionada con la explicación del cambio de una política secreta a una abierta y confiable, que se logró gracias a la institucionalización y a la relación entablada con los estadounidenses. Empero, el discurso norteamericano tiene una línea argumental continua en el tiempo que puede rastrearse en los rodeos diplomáticos (formales e informales) de los Estados Unidos frente a los intentos de la Argentina de desarrollar tecnologías de tipo espacial o nuclear: primero, no era confiable durante la dictadura porque se trataba de un gobierno militar. Luego, con el gobierno democrático de Alfonsín no era confiable porque corría el riesgo de volver a una dictadura, puesto que se trataba de una democracia débil e incipiente. Después, poco antes de la asunción de Menem, la Argentina no era confiable porque iba a ser gobernada por un régimen nacionalista y xenófobo, de raigambre peronista. Con Menem en el gobierno, cuando se daban claras señales de alineamiento a través de la política exterior, se exige que el misil Cóndor ii sea destruido. Hecho esto, continúan las alarmas en estado latente debido a la aparición recurrente de la voluntad argentina de contar con un lanzador satelital.
24Cuando se habla de la no confiabilidad de la Argentina, se está transmitiendo una representación construida por la diplomacia estadounidense, sus medios de comunicación y la academia (Hurtado, 2010). ¿En qué medida este discurso de la no confiabilidad está basado en amenazas reales a la seguridad nacional de los Estados Unidos, a la paz internacional y a la no proliferación de armamentos? ¿En qué medida está vinculado a intereses políticos y económicos reales, motivados por un propósito de supremacía económica y militar?
25Esto nos lleva a reflexionar acerca de los intereses comerciales que subyacen a los argumentos de seguridad. No se trata de un pensamiento lineal o conspirativo. Si dejamos de contar con la tecnología espacial por motivos de seguridad, ¿dejaremos de utilizarla, sea esta nuestra o ajena? Sin utilizar tecnología espacial el país pierde en materia de desarrollo económico y utilizando tecnología ajena y confiable también, puesto que si bien no renuncia a los beneficios de la tecnología, sí se embarca en la dependencia de los países que la producen. Incluso, desde un punto de vista analítico, resulta imposible separar los conceptos de seguridad y de negocio en el discurso de potencias como los Estados Unidos: ¿hasta dónde llega el interés comercial y hasta dónde el interés político o las razones de seguridad que imponen renuncias tecnológicas a los países periféricos? Estas imposiciones, ¿implican un mundo mejor para el sistema internacional, dominado militar, política, y económicamente por una potencia hegemónica y sus aliados?
26Analicemos: los países confiables con tecnología espacial son los Estados Unidos (principal potencia mundial), Rusia (ex Unión Soviética y anterior potencia mundial), Francia (y a través de ella la Agencia Espacial Europea), Japón, China, India, Israel, Ucrania y Corea del Sur. Los países no confiables con tecnología espacial son Irán y Corea del Norte. Nuevamente, ¿qué hace a unos confiables y a otros no? ¿Qué categoría rotulará a los próximos países que probablemente contarán, en un corto plazo, con inyectores satelitales como la Argentina o Brasil? La conclusión que puede hacerse al respecto es la aceptación de las reglas escritas y no escritas así como los intereses de la hegemonía de la potencia rectora. Probablemente, de profundizarse la tendencia actual a la multipolaridad, es posible que la diplomacia argentina tenga mayor margen de maniobra que con un sistema mundial con una estructura unipolar.
27Hemos podido leer en las fuentes cómo el Gradicom ha levantado ciertas preocupaciones por parte de actores internos y externos.6 También, se ha podido ver cómo los funcionarios diplomáticos y la conae quieren verse separados de toda actividad calificada de militar, por riesgo a perder el apoyo para el plan espacial que los ubicaría en la arena internacional. Es muy probable que las presiones internacionales, formales e informales, se hagan sentir como aquellas que padeció la Argentina en los años noventa. El escenario político internacional, con potencias como China o Rusia disputando el poder a los Estados Unidos, abre un horizonte de posibilidades para que la Argentina logre una situación con mayor margen de maniobra. La alianza estratégica con Brasil y la importancia del Mercosur, la unasur y la celac en la política exterior muestran un cambio sustancial en el concierto de las naciones,7 que ya no tiene como prioridad solamente las relaciones con la potencia rectora sino la integración y el desarrollo.
28Adicionalmente, la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva a fines de 2007 supone, por su importancia estratégica, la política manifiesta de ir hacia un modelo de sustitución de importaciones donde el sistema de ciencia y tecnología debe aportar el conocimiento para aumentar el valor agregado de las exportaciones. A la inversa, la recuperación de la industria nacional supone el cierre de la brecha tecnológica y muestra un cambio de época donde el Estado toma un rol activo en el desarrollo –antes abandonado, por lo menos en la retórica, a las llamadas fuerzas del mercado.
29También el reclamo por Malvinas en la onu y en todos los foros internacionales, el repudio a la guerra impulsada por los militares golpistas, la crítica a la nuclearización del Atlántico Sur por parte del Reino Unido –que ha violado incluso tratados por los cuales se supone que acercaron a la Argentina a la meta de país confiable, como el tratado de Tlatelolco para la Proscripción de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe– son elementos que, en conjunto, son capaces de plantear un nuevo escenario interno y externo para resistir a presiones sin dejar de mostrar signos importantes de confiabilidad.
30Bajo el paraguas de la confiabilidad, tener vectores satelitales es solamente privilegio de las grandes potencias. Esto significa que no solo tienen el poder, la capacidad económica y el estatus internacional para poseerlas sino que, se supone, tienen además las capacidades políticas y técnicas que legitiman su posesión y empleo. De esto se desprende que los países con débiles procesos de desarrollo y, por lo tanto, sin la capacidad económica ni el poder político necesarios no estarían preparados para la producción y el empleo responsable de las tecnologías sensibles. Si este tipo de tecnologías puede considerarse imprescindible en la selección de un camino hacia el desarrollo económico, la no confiabilidad en el campo de la proliferación y la seguridad demuestra ser un obstáculo insalvable para el crecimiento económico.
31Las tecnologías sensibles parecen establecer una línea divisoria, también, entre capacidades políticas y éticas. Ergo, esta ideología conservadora y jerárquica que ordena cómo debe funcionar el mundo propone un equilibrio estático que relega a los países no centrales –que quieren tener la posibilidad de entrar en mercados de alto valor agregado aun con estrategias diplomáticas multilaterales, dialoguistas, pacifistas, desarrollistas y antimilitaristas– a la marginalidad tecnológica y, por lo tanto, a la dependencia de las mismas potencias que crean y sostienen ese sistema.
32En algún sentido, podría concluirse que los países en desarrollo como la Argentina deberían ser capaces de articular su política tecnológica y su política exterior de tal forma que, logrando consolidar en la arena internacional una caracterización de país confiable –lo que también significa no ser considerado una amenaza en el terreno de la competencia comercial en sectores de alto valor agregado–, puedan ganar la suficiente autonomía como para avanzar en el desarrollo autónomo de tecnologías sensibles y poder ingresar finalmente en algún nicho de mercado. Si bien esta afirmación parece contradictoria, no lo es en virtud de las escalas temporales en juego. Es decir, si la Argentina lograra un inyector satelital en los próximos años, un balance histórico permitiría asumir que este logro le habría llevado alrededor de cinco décadas desde que los países centrales lograron desarrollar los primeros inyectores. Este tiempo es suficiente para que esta tecnología pase a ser considerada madura. Dicho de otro modo, el inyector entra en la fase de aplanamiento de la curva de aprendizaje y, por lo tanto, en el estadio en que deja de ser de interés prioritario para las potencias. La carrera por un inyector satelital significaría para la Argentina lograr formar parte del grupo de los primeros países de la semiperiferia en acceder tempranamente –relativo a los tiempos de la periferia– a una tecnología casi madura, es decir, no prioritaria para las potencias. Sin embargo, en las economías semiperiféricas, puede ser un factor de dinamismo económico y un logro estratégico en términos de liderazgo o prestigio regional.
33Asimismo, los Estados Unidos, tras el fin de la Guerra Fría, predicaron la consolidación de un nuevo orden mundial, caracterizado por la difusión de los valores de la democracia, los derechos humanos y el libre mercado. La ley del mercado libre exige hacer un balance de costos y beneficios. Si a la Argentina le resulta más rentable, en términos de competencia económica, pagar por enviar satélites en cohetes extranjeros que hacer las costosas inversiones en investigación y desarrollo local –que llevan años y, a veces, no llegan a ser exitosas–, definitivamente parece más conveniente no desarrollar la propia tecnología. Se hace, de este modo, innecesario para el país. Decir que no era más necesario para el país es una afirmación aislada de cualquier posibilidad de disponer de una política tecnológica. La necesidad es una de las muchas razones por la cual se puede buscar el desarrollo de una tecnología. Se puede desarrollar una tecnología por razones de prestigio internacional, para ganar liderazgo, para contar con capacidad de disuasión, por cuestiones de mercado y comerciales o para crear una industria o serie de industrias en un país o región e impulsar procesos de desarrollo económico.
34El gobierno de Menem logró la institucionalización de la política espacial y generó a través de ella una política exterior transparente. También, acorde al espíritu de la época, aplicó una política económica de libre mercado que tuvo como resultados el bloqueo del desarrollo en la política tecnológica y espacial. El secretario de Relaciones Exteriores y Asuntos Latinoamericanos durante 1996 y 1999 me lo explicó así:
¿Usted cree que la Argentina se puede gastar cinco mil millones de dólares en poner un vector en el aire? Los brasileños no pudieron. Ellos no han podido y tienen un presupuesto diez veces superior al nuestro. Hace quince años que quieren poner un satélite […] y se les rompe. Es muy difícil y muy cara la tecnología de los vectores. Entonces, ¿qué hicimos nosotros? No podíamos fabricar vectores porque no éramos confiables, el mundo va a creer que estamos fabricando misiles disfrazados. Ya en la época de Menem podíamos hacerlo. ¡Solo que es carísimo! Entonces si uno quiere poner un satélite en el aire, tiene lugares a donde ir, y hacer lo que se llama el servicio de taxi. Estados Unidos, Europa, China, y Rusia. Usted va ahí y contrata, y ¡le ponen el satélite en el aire! Muchas universidades norteamericanas y europeas han puesto satélites propios. Estados como Israel que no tiene vectores, ha puesto varios satélites en el aire a través de los Estados Unidos. […] Es mucho más barato viajar en taxi que comprarse un auto. Lo más caro no es el lanzamiento, sino la investigación para conseguirlo. Normalmente los satélites que se taxean son chicos y mandan más de uno por vector. (Cisneros, entrevista, 18 de mayo de 2010)
35La política de tecnología espacial en la presidencia de Menem, por lo tanto, no estaba enfocada en la investigación y desarrollo estratégico sino en las leyes del mercado. La política espacial era una excelente política institucional y una sabia política exterior. Pero, definitivamente, no era una política tecnológica. Contar con un cohete lanzador, como con un automóvil, permite disponer de capacidades propias para llegar a donde se desea, pero para ello hay que pagar, es necesario hacer inversiones e investigación. Tomar un taxi o alquilar un servicio de lanzamiento le permite a un país llegar a donde quiera, pero será siempre dependiente del automóvil de otro. Ni los Estados Unidos ni la Unión Soviética hubieran dejado que terceros desarrollaran por ellos una tecnología tan estratégica como la espacial.
4. 7. Inversión y desarrollo tecnológico
36Con la creación y consolidación de la conae, no solo se avanzó en un proceso de acceso a tecnologías y a su desarrollo: se logró tener un presupuesto accesible al público y se fue logrando disipar el oscurantismo y la sospecha. Se aprecia un incremental del presupuesto año a año pero sobre todo a partir de 2004, que coincide con el rumbo industrializador del país. Basta con mirar la Ley 24 061 de 1991, donde figura el presupuesto nacional –donde figura la recién creada conae– de 1 587 124 000 pesos para cultura y educación, y de 466 094 000 pesos (1991) para ciencia y tecnología. En 20018, el presupuesto específico para la conae era de 15 007 037 pesos (2001) y en los años siguientes fue de 13 896 000 (2002), 17 023 066 (2003), 13 663 051 (2004), 39 922 336 (2005), 73 370 035 (2006), 120 368 547 (2007), 203 909 252 (2008), 293 317 858 (2009), 260 913 712 (2010), 346 321 636 (2011) y 565 174 968 (2012). A partir de la observación de estas cifras se puede constatar el crecimiento del presupuesto año a año, durante las presidencias de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, y el interés en la actividad espacial. Continuando con las bases institucionales, sentadas en la década del noventa, pero presentando una relevancia real en términos de ejecución presupuestaria, el kirchnerismo ha priorizado concretamente la actividad espacial de la República Argentina.
37Como consecuencia de la política internacional de la década del noventa y las políticas exteriores adoptadas por Menem, se pueden distinguir algunos hechos relevantes. En primer lugar, previamente a la asunción de Néstor Kirchner, ocurrió el atentado a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, que desató una política de ofensiva militarista por parte de los Estados Unidos acentuando la irrelevancia de la región suramericana. En segundo lugar, las políticas del fmi llevaron a la Argentina a la crisis económica, a la cesación de pagos y a la búsqueda de nuevos modelos de desarrollo. Además, en la crisis económica marcada por el problema del crédito internacional y el nuevo panorama global en que el regionalismo comienza a tener preponderancia, la Argentina encontró aliados en sus socios de América del Sur. Este contexto es, sin lugar a dudas, muy distinto al de Menem.
38Los gobiernos de Kirchner y Fernández de Kirchner heredaron de la presidencia Menem la crisis internacional por la adopción de medidas liberales y una batería de compromisos internacionales como el mtcr y Tlatelolco, un Cóndor ya inexistente y la conae. Sin recursos, sin un plan o voluntad de desarrollo tecnológico, la conducta correcta ante las potencias del sistema internacional no iba a ser suficiente: los gobiernos a partir de 2003 incrementaron la inversión en ciencia y tecnología y la importancia estratégica del espacio, invirtiendo recursos en ello. Un resultado, todavía inacabado, fue el inyector satelital Tronador ii, parte del sueño nacional de tener lanzador propio.
4. 8. Hacia una Argentina espacial
39En síntesis y como recapitulación final, de la política tecnológica como política exterior podemos destacar algunas ideas. En este trabajo se ha intentado comprender, en primer lugar, los procesos decisorios en torno a la investigación, desarrollo y cancelación del proyecto del misil Cóndor ii en la Argentina, especialmente durante la década del noventa. El proyecto misilístico Cóndor tuvo su origen durante la última dictadura militar y el gobierno radical de Raúl Alfonsín tomó la decisión política de continuarlo, disponiendo de resortes institucionales y económicos para tal fin. No obstante ello, en la práctica se vio primero restringido y luego paralizado, debido a las limitaciones económicas que tuvo que afrontar el Estado nacional con la hiperinflación y la crisis. Al mismo tiempo, y en parte debido a ello, se recurrió al financiamiento de empresas europeas vinculadas con países de Oriente Medio, especialmente Egipto e Irak, lo cual trasladó el asunto desde la agenda de desarrollo económico a una agenda de seguridad internacional.
40Conjuntamente, se ha estudiado y comparado la política misilística a partir de la clausura del proyecto Cóndor ii y el surgimiento de la conae. Estos dos sucesos están relacionados entre sí y responden al vínculo directo de la política exterior de nuestro país con una política orientada al desarrollo tecnológico, como fue el Cóndor ii. Antes de la creación de la conae, existía la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (cnie), que se encontraba bajo la órbita de la Fuerza Aérea y que no tenía altos niveles de institucionalización. La Fuerza Aérea fue la que tuvo el mejor desempeño en el combate contra Gran Bretaña por las Islas Malvinas y, desde el final de la guerra, estaba desarrollando un misil de alcance intermedio. A partir de la creación de la conae bajo la órbita del Ministerio de Relaciones Exteriores, sumada a la transparencia de todas las cuestiones de no proliferación, se buscó, con cierto éxito, la confiabilidad internacional y la institucionalización de la nueva agencia espacial, con objetivos que le dieran continuidad a largo plazo. Dicha continuidad, sin embargo, no fue ni es un camino sin escollos. Durante la década del noventa la Argentina no tuvo un gran desarrollo satelital ni fabricó lanzadores. Con la misma institución, más de una década después, los argentinos sí estarían desarrollando satélites y un lanzador propio, lo cual constituye en sí mismo una prueba empírica del éxito institucional.
41A pesar de ello, aún quedan otras cuestiones importantes por discutir. Se ha analizado el rol político y económico de las tecnologías denominadas de punta en contextos periféricos. El contexto no es una cuestión menor. Los países centrales desarrollan esas tecnologías, que requieren enormes cantidades de recursos humanos y financieros, pero luego, mediante instituciones internacionales y diplomacia, se arrogan el derecho monopólico de su posesión. Estados Unidos mantiene y perfecciona una importante dotación de misiles balísticos, satélites de múltiples propósitos, cohetes lanzadores y hasta armas de destrucción masiva. Los países periféricos quedan excluidos por falta de recursos materiales, de competencias tecnológicas y de los fondos necesarios, pero un país semiperiférico (definido, de acuerdo con nuestro enfoque, como aquellos Estados de la periferia con cierta capacidad industrial y tecnológica), si bien puede reunir condiciones para este tipo de desarrollos, aparece en la agenda internacional como proliferante. ¿En qué medida las coerciones formales e informales están motivadas por cuestiones de seguridad internacional y en qué medida se trata de un problema de desarrollo de capacidades en sectores dinámicos de la economía global, que son aquellos reservados para los países centrales? A partir de lo mencionado, extrajimos algunas interpretaciones sobre el rol de los Estados periféricos en la gestión política y diplomática de proyectos de desarrollo de tecnologías llamadas duales, y se ha observado cómo el margen de maniobra está supeditado tanto a la coyuntura internacional como a la de la política doméstica. Hemos asumido como indicadores de éxito la continuidad institucional de la política llevada a cabo por la Cancillería y la conae en materia de cooperación, así como la decisión política de hacer tecnología. Los logros de la década menemista están referidos a la institucionalidad, pero los logros de la década kirchnerista, que la mantuvieron y profundizaron, radican en la decisión política de desarrollar tecnología espacial.
42Finalmente, la relación entre entidad y política tecnológica, es decir, construcción de una institucionalidad y la formulación de objetivos y metas, puede apreciarse observando la historia aquí trazada. Entre 1976 y 1983 teníamos el desarrollo misilístico Cóndor, el cual estaba fuera del área de la cnie. Existían algunas ligazones institucionales aunque lábiles. Entre 1983 y 1989 había continuidad del proyecto Cóndor o Plan de Satelización, pero este era virtualmente secreto y no se terminó de concretar. Entre 1989 y 1999 la política fue la de crear una institución que continuó y amplió los objetivos de acceso argentino al espacio en el período 2003-2012, cooperando internacionalmente con otros países, colocando satélites en órbita y desarrollando un lanzador propio.
43Puntualmente, el presente trabajo no solo ha buscado entender las relaciones causales entre política tecnológica y política exterior sino que además se ha aportado información para poder entender al misil Cóndor como proyecto. Del análisis del material empírico obtenido y trabajado, y siguiendo el orden de aparición de los contenidos de este capítulo, se puede reflexionar y extraer diferentes reflexiones y conclusiones.
44¿Cómo influye y cuál es la dinámica e interrelación existente entre la política internacional, el desarrollo tecnológico de uso dual y de punta en contextos de países periféricos? Se ha probado que en estos contextos existe una fuerte interrelación entre política internacional y desarrollo tecnológico. Cualquiera sea la política exterior de un país, influirá en la política tecnológica. Las tecnologías de uso dual y de punta en países periféricos suelen resultar problemáticas para los países centrales, que utilizarán argumentos de seguridad internacional para resistir el desarrollo del país menos fuerte y desarrollado.
45¿Cómo influyó y cuáles fueron las dinámicas de la política internacional en la producción y desarrollo del misil Cóndor ii en la Argentina, cuyo resultado terminó transformando la política exterior del país? Tanto el reconocimiento y el prestigio internacional como la necesidad de contar con un misil balístico tras la derrota de Malvinas fueron los elementos dinamizadores para que la Fuerza Aérea se embarcara en el proyecto. La participación de empresas europeas y países de Medio Oriente fueron el disparador de la preocupación internacional por el desarrollo del misil. Entre la década del ochenta y la del noventa, hubo cambios geopolíticos y económicos profundos que llevaron a las potencias a presionar por la desactivación del proyecto. Estas presiones por el Cóndor fueron un insumo clave para virar hacia el realismo periférico en política exterior.
46¿Cuál es el rol político y económico que ejercen las tecnologías de punta y de uso dual en contextos de países periféricos? Las tecnologías de punta y de uso dual ejercen un rol político muy importante en países de la periferia, porque les otorga reconocimiento e insumos para la negociación internacional. El rol económico es el de dinamizar la investigación y el desarrollo, la trasferencia de tecnología y el derrame hacia otras áreas del saber tecnológico.
47¿Cómo se insertó la Argentina en el mundo a partir de los principios de lo que se llamó realismo periférico durante la presidencia Menem? A partir de la década del noventa, la Argentina implementó su política exterior de realismo periférico con un impulso al alineamiento con los Estados Unidos, la economía de libre mercado y la entrada del país en organismos internacionales como el mtcr, aceptando las normativas del nuevo orden mundial. Políticamente, hizo a la Argentina confiable, pero económicamente incrementó su dependencia al no fomentar el desarrollo tecnológico propio y desfavorecer la competitividad industrial nacional.
48¿Cuál fue la política misilística/espacial durante la última dictadura militar? La política misilística era la de hacer un vector de mediano alcance, desarrollado con capitales, recursos humanos y tecnologías propios y extranjeros. No había una política espacial definida. El desarrollo del Cóndor ii podría eventualmente ser orientado al uso militar o como lanzador satelital.
49¿Cuál fue la política misilística/espacial durante el gobierno de Alfonsín? La política misilística era igual a la anterior. En la práctica, por cuestiones presupuestarias los capitales eran extranjeros. La política espacial es aquella mencionada en el Decreto secreto llamado Plan de Satelización. En la práctica, el proyecto era manejado por la Fuerza Aérea y predominaba su condición de misil balístico.
50¿Cuál fue la política misilística/espacial durante el gobierno de Menem y qué cambios introdujo a la política exterior heredada? La política misilística era la de cancelar el Cóndor y toda actividad proliferante, porque resultaba un asunto irritante para las relaciones con los Estados Unidos. Esta política fue un cambio radical con respecto a las anteriores. La política espacial giró alrededor de la institucionalización y su traspaso a manos civiles (la creación de la conae) y de su articulación con la política exterior. Si bien el propósito de la agencia era el acceso al espacio para la Argentina, fue principalmente una herramienta de política exterior.
51¿Qué consecuencias, resultados y cambios tuvo esta política durante los gobiernos de Kirchner y Fernández de Kirchner? Esta política dejó sentada las bases institucionales –tanto en materia de política espacial, con la creación de la conae, como en materia de política exterior– y la Argentina mantuvo una política que propiciaba el desarrollo tecnológico y la no proliferación, en organismos internacionales como la onu o el mtcr. Con una política activa –pensando en la reindustrialización y el desarrollo de la ciencia y la tecnología– se impulsó un camino con directivas políticas hacia la satelización y la fabricación de un lanzador como el Tronador ii.
52¿Cómo queda inserta la Argentina en el mundo a partir de los gobiernos de Kirchner y Fernández de Kirchner en el área espacial? La Argentina queda inserta como un país espacial, con capacidad de producir satélites y lanzadores en cooperación con otros países.
Bibliographie
Lista de fuentes documentales
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Presupuesto Consolidado del Sector Público Nacional 2008 de la República Argentina. Aprobado por la Decisión Administrativa N.º 154 del 15 de abril de 2008.
Presupuesto Consolidado del Sector Público Nacional 2009 de la República Argentina. Aprobado por la Decisión Administrativa N.º 339 del 28 de septiembre de 2009.
Presupuesto Consolidado del Sector Público Nacional 2010 de la República Argentina. Aprobado por la Decisión Administrativa N.º 388 del 7 de junio de 2010.
Presupuesto Consolidado del Sector Público Nacional 2011 de la República Argentina. Aprobado por la Decisión Administrativa N.º 67 del 30 de diciembre de 2011.
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Notes de bas de page
1 El presente capítulo es el resultado de las conclusiones y los hallazgos de la tesis doctoral del autor, en la cual se estudió la relación existente entre la política espacial, la institucionalidad y la política exterior de la República Argentina entre 1989 y 2012.
2 Citado en un «Anexo documental» en Barcelona y Villalonga (1992).
3 Quienes cuentan con capacidad de lanzar satélites son: Estados Unidos, Francia, Japón, China, Gran Bretaña, la Agencia Espacial Europea, India, Israel, Ucrania, Rusia, Irán y Corea del Norte.
4 El Cóndor ii fue un misil de mediano alcance desarrollado en la Argentina. Su desarrollo comenzó entre fines de la década del setenta y principios de la de los ochenta, dentro del ámbito de la Fuerza Aérea Argentina. Para la aviación militar, era un proyecto estratégico debido a que la Argentina había sido derrotada en la Guerra de Malvinas y el poder disuasivo de la Fuerza Aérea había disminuido ante la pérdida de aviones y pilotos de combate. Su desarrollo fue secreto, y contó con aportes de empresas europeas y de países como Egipto e Irak. Debido a su carácter secreto y los países que estaban detrás de su construcción, los Estados Unidos presionaron al país para que desactivara el proyecto, por considerarlo proliferación misilística y un factor de desestabilización de la seguridad internacional. conae: Comisión Nacional de Actividades Espaciales. Es la agencia espacial de la Argentina.
5 Entendemos por semiperiferia a un país de la periferia del sistema internacional pero que posee algún tipo de desarrollo industrial y tecnológico.
6 El Gradicom es un desarrollo misilístico argentino de combustible sólido, desarrollado en el ámbito del Ministerio de Defensa con propósitos bélicos. Despertó debates al interior del sector vinculado a la política espacial argentina con respecto a la proliferación de desarrollo de tecnología armamentista. La Argentina desarrolla un cohete de combustible líquido con propósitos pacíficos, el Tronador, y la aparición en escena del Gradicom abrió los debates acerca de cómo esto afectaría a la Argentina en su desarrollo civil, cómo quedaría el país en materia de proliferación y cómo afectaría a las relaciones exteriores, especialmente las vinculadas a los convenios en materia de desarrollo espacial.
7 El Mercosur (Mercado Común del Sur), que incluye a la Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y, recientemente, a Venezuela, es una alianza de libre comercio. Representa el eje de la integración entre la Argentina y Brasil desde la década del noventa. La unasur (Unión Suramericana de Naciones) es una alianza que incluye a los países del territorio de América del Sur, cuyo objetivo diplomático es conseguir la integración regional. Por último, la celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) es una alianza diplomática con objetivos de integración de todos los países que la contienen. Es sucesora del Grupo Río y la alternativa institucional a la Organización de Estados Americanos, que incluye a los Estados Unidos.
8 El salto temporal en los años del presupuesto responde a que no están disponibles online y son de muy difícil acceso. Para conseguirlos, los he solicitado al Ministerio de Hacienda y a la propia conae, sin resultados hasta el día del cierre de esta tesis. De todas formas, cierta legislación muestra la imposibilidad de cumplir objetivos hasta llegado el período de los Kirchner, debido a problemas económicos del país.
Auteur
Politólogo y doctor en Ciencias Sociales por la UBA. Actualmente es becario posdoctoral del CONICET. Investigador del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y la Técnica José Babini en la Universidad Nacional de San Martín. Profesor de Relaciones Internacionales y Geopolítica, y sus temas de investigación son la tecnología, la política y la seguridad internacional y el desarrollo.
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