La poesía española en la antesala del petrarquismo
Soria y los Soria
p. 165-191
Texte intégral
A Germà Colon, romaniste egregi, mestre generós
1Hace cierto tiempo1, por un motivo que no viene al caso, le pedí al amigo José J. Labrador información sobre cierto tipo de poesía de circunstancias durante el siglo xvi y tuvo la ocurrencia de enviarme al Cancionero de Morán de la Estrella donde se puede leer esta rúbrica:
Entrando doña Ysabel de Borja —hija del Duque de Gandía y condesa de Lerma— en el monasterio de Sant Pablo de Valladolid, cayó en una reja que está a la puerta de la entrada y destroncósele un chapín. Sucedió que en el mismo día cayó en la mesma reja Antonio de Soria, hombre cortesano y muy viejo, trovador aprovado, y desconcertósele un pie de la caýda. Y llegando a su posada malo dél, emvió luego esta copla a la señora condesa. Año de 15522.
2La copla de Antonio de Soria terminaba con una afirmación algo bizarra:
[…] el más enamorado
quando más penas sintió,
nunca su dolor llegó
al dolor de un pie quebrado.
3Esta salida provocó una catarata de respuestas; la más interesante para lo que nos interesa es la de Juan de Coloma, que termina con estos versos:
No sé a quién se puede echar
la culpa que aquí tenéis
sino a los setenta y seys,
que de yros ya a acavar
tenéis el alma a los pies3.
4El cálculo es fácil: si el «trovador aprovado», «cortesano y muy viejo», tenía ya setenta y seis años en 1552 pudo haber nacido hacia 1476; en el momento de preparación del Cancionero general tendría por tanto unos treinta y cinco años, y bien pudiera ser el poeta de este nombre.
5Cualquier avance en este camino ha de pasar por el estudio de su obra y de su transmisión manuscrita. Un vistazo al repertorio de Brian Dutton4 y a la Bibliografía de la Poesía Áurea que pacientemente están reuniendo José J. Labrador y Ralph DiFranco nos permite levantar un panorama de los poetas apellidados Soria, que son bastante numerosos: además de Soria a secas, Antonio de Soria y Diego de Soria, que son los más prolíficos y antiguos, encontramos Fernando Soria Galvarro5, Francisco de Soria y Sarabia, Pedro de Soria y Sarabia6 y Sebastián de Soria, aunque todos ellos, a juzgar por el contexto en que sus obras se nos han conservado, parecen ya más tardíos. Más tardío es también otro Antonio de Soria que intervino en un certamen de 16567. Me centraré por tanto en el estudio de los tres primeros, los mismos que ya individualizó Brian Dutton por estar representados en tres cancioneros bien conocidos por los estudiosos del siglo xv: MN17, MP2 y TP2. Por otra parte, no debe olvidarse que existió ya un Juan García de Soria, letrado de la corte de Catalina de Lancaster y poeta renombrado según el testimonio de Juan Alfonso de Baena8; el precedente no resulta carente de interés, pues los cargos de la corte solían perpetuarse en los sucesivos miembros de la misma familia9.
6Hacer aquí un inventario de todos los poemas atribuidos a cada uno de estos autores no es fácil, en particular para Antonio y Diego de Soria, pues nos falta un vaciado suficiente de los cancioneros de los Siglos de Oro; a partir de los que contienen el Cancionero del siglo xv y la Bibliografía de la Poesía Áurea extractaré los datos que pueden interesar para la fijación de un inventario provisional que permita una aproximación a sus relaciones literarias y a su personalidad poética y, en lo posible, prosopográfica. Que el asunto no es fácil nos lo sugiere ya una noticia de Antonio de Villegas en un interesante canon poético de la poesía erótica algo atípico a aquellas alturas del siglo xvi:
Tú heciste a Garci Sánchez tan despierto,
y tú le diste al mundo y le llevaste,
y tú le tienes vivo, siendo muerto.
A don George Manrique tú le honraste;
y al otro Juan Rodríguez del Padrón
la pluma y el pensamiento levantaste.
Y tú por ensalzar nuestra nación
has dado a los dos Sorias igual vena,
que llega desde el seso al corazón.
Y aquel estilo dulce a Cartagena,
cogiendo y derramando tantas flores,
honrando sus escritos con su pena10.
7Nótese la ausencia de todos los poetas petrarquistas11, cuya escuela no solo estaba ya plenamente instalada en Castilla sino que el mismo Villegas se había adaptado a sus convenciones con cierto éxito. Pero lo que nos interesa ahora observar es que para él no son tres los Soria, sino dos; nuestro autor, residente en Medina del Campo y originario de una familia de ricos comerciantes burgaleses, tenía parientes en la corte y estaba al corriente de lo que allí sucedía12 lo que, como veremos, no resulta irrelevante.
8De los Soria, a mi parecer el más fácil de individualizar es Antonio; el análisis de sus atribuciones nos ilustrará además sobre el mecanismo de identificación de su corpus en los cancioneros, lo cual nos será útil en adelante. De entre los poemas que le han sido atribuidos por los catálogos disponibles han de suprimirse algunos; B. Dutton considera suyo «Sepa el Rey y sepan cuantos»13 (MP2 271 y TP2 360); en los dos cancioneros que lo conservan, está copiado a continuación de una esparsa atribuida explícitamente a él («Heredero principal», «De Antonio de Soria» [TP2 359], «Copla de Antonio de Soria» [MP2 270]), pero la rúbrica de este poema en ambos cancioneros («Esparsa hecha al Duque de Villa Hermosa cuando casó con María de Soto») no hace ninguna mención de autor, y le siguen en ambas fuentes otra esparsa de Lope de Sosa, otra del Conde de Tendilla, etc., todas ajenas a nuestro autor. Aunque en el ms. Esp. 372 de la Bibliothèque nationale de France le es explícitamente atribuida14, es posible que no sea suya «Heredero principal» (publicada entre las obras de Cristóbal de Castillejo) ni tampoco «Do estás hermosa ninfa que paciencia» (publicada entre las de Jorge de Montemayor). Cabe decir lo mismo de «Bien y mal obró ventura», que fue publicado en el Inventario de Antonio de Villegas15; aunque la inclusión de una obra en la edición de un autor no siempre es una prueba segura de su atribución, tiene más peso, a mi parecer, que la rúbrica de un manuscrito o de un par de manuscritos que proceden del mismo antígrafo, como parece ser el caso de MP2 y TP2.
9Nos quedan unas cuarenta composiciones (cuadro 1), distribuidas básicamente en tres manuscritos (MN17, MP2 y TP2); las de arte menor han asimilado bien las convenciones y posibilidades de la escuela, sobre la calidad de las que usan los metros italianos podemos decir que «se esforzó por conseguir un endecasílabo decoroso»16: si era septuagenario en 1552, Antonio de Soria puede haber sido uno de los autores de mayor edad entre los que se lanzaron tras las huellas de Garcilaso y Boscán, y esto lo hace digno de atención y, quizá, de estudio, aunque no sea este mi objetivo y prescindiré por tanto de este aspecto17.
Cuadro 1. — Poemas atribuibles a Antonio de Soria
ID | BIPA | Incipit | MN17 | MP2 | TP2 | Otros testimonios | Rúbrica |
4391 | «Cuando el mal fuere menguante» | 391 | Del dicho […] TP2 [la sucesión de poemas atribuidos a Antonio de Soria empieza en el no 385] | ||||
4711 | «Este poema por ser muy perfecto» | 15VD 3 | Antonio de Soria 15VD3 | ||||
10018 | «Este tiempo / Estos días ha sucedido / acontecido» | BPR II-531 (no 413), BNE 5602, | Viendo Antonio de Soria […]BPR II-531; Antonio de Soria responde […] RAE RM 5371 bis; Antonio de Soria a la Santa Junta BNE 5602 | ||||
4392 | «Muy en cargo sois señor» | 392 | Del mismo […] TP2 [la sucesión de poemas atribuidos a Antonio de Soria empieza en el no 385] | ||||
4389 | «Nunca yo pensé que oviera» | 389 | Respuesta de Soria TP2 [la sucesión de poemas atribuidos a Antonio de Soria empieza en el no 385] | ||||
4390 | «Plata no podéis negallo» | 390 | De Soria TP2 [la sucesión de poemas atribuidos a Antonio de Soria empieza en el no 385] | ||||
16811 | «Pues tantos hacéis caer» | BNE 5602, fo 33, BPR II-531, fo 83vo, RAE RM 5371 bis, fo 9vo | Antonio de Soria BNE 5602; BPR II-531 […] dize asi el conde RAE RM 5371 bis | ||||
19808 | «Si yo mismo me aborrezco» | BPR II-570, fos 130vo-132ro, Salamanca, Univ. 2755, fos 227-233vo, BNF Esp. 307, fos 201vo-206vo | Antonio de Soria BPR II-570; Salamanca, Univ. 2755 [sin atribución BNF Esp. 307] | ||||
20704 | «Tiénenme tan lastimado» | B. March 23/4/1, fos 1-7vo; BNF Esp. 307, fos 193-198; BNF Esp. 373, fos 139-145vo; BPR II-570, fos 129-130vo y II-1578, 119; Oxf All Souls 189, fos 311-318vo, Salamanca Univ. 2755, fos 238-244 | Guerra de amor de Antonio de Soria B. March 23/4/1; Difranco, Labrador Herraiz, 1992, p. 306; Gerra [sic] de Amor de Antonio de Soria, BNF Esp. 373 [sin atribución BNF Esp. 307] | ||||
4369 | «De pocas gentes seras conocida» | 11 | Canción MN17 | ||||
2832 | 7359 | «Dios te salve Cerión» | 18 | A un sennor gobernado por vn mayordomo […] MN17 | |||
1997 | 21528 | «Velador que el castillo velas» | 173 | Ravenna Classense 263, fo 180; BPR II-996, fo 146vo; BNE 17556, fo 93 | Villançico de Antonio de Soria MP2 [sin atribución BNE 17556] | ||
2000 | 7437 | «Dó los mis amores, dólos» | 177 | BPR II-1577, Wölfenbüttel, Guelf 75.1 Aug. 8, Sonetos, madrigales y canciones españoles | Villançico de Anton[io] de Soria MP2 [sin atribución en los demás] | ||
2001 | 13732 | «Niña erguídeme los ojos» | 178 | MP4h-519 | Villançico del mismo MP2 [Villançico de Antonio de Soria no 177]; Alonso, Peñalosa MP4 | ||
2002 | 15307 | «Para mí para mí son penas» | 179 | BNF Esp. 373, fos 138vo-139ro. | Villançico del mismo MP2 [atribución explícita a Antonio de Soria en el no 179]; [sin atribución BNF Esp. 373] | ||
3549 | 1629 | «Aguas tan frescas, sombras tan amenas» | 251 | Soneto de Antonio de Soria MP2 | |||
5239 | «Cuando ha de haber fin tan triste vida» | 252 | Soneto del mismo MP2 [la serie de atribuciones comienza en el no 251] | ||||
4218 | «Como es posible poderse sufrir» | 253 | BNE 3902 | Soneto del mismo TP2; Soneto [tras otro de Soria] BNE 3902 | |||
13359 | «Mucho ha podido mi desaventura» | 254 | Soneto del mismo MP2 [la serie de atribuciones comienza en el no 251] | ||||
11005 | «Horas menguadas fueron aquellas» | 255 | Soneto del mismo MP2 [la serie de atribuciones comienza en el no 251] | ||||
20985 | «Triste experiencia de cosas pasadas» | 256 | BNE 3902, fo 40 | Soneto del mismo MP2 [la serie de atribuciones comienza en el no 251], Soneto de Antonio de Soria BNE 3902 | |||
3549 | 9437 | «Entre tales estremos me tiene amor» | 13 | 257 | BNF Esp. 373 fo 207 | Soneto del mismo MP2 [la serie de atribuciones comienza en el no 251]; otra MN17; Otro BNF Esp. 373 [en una serie sin otra rúbrica que esta] | |
22060 | «Vuestra es la culpa de mi atrevimiento» | 14 | 258 | El mismo MP2 [la serie de atribuciones comienza en el no 251]; otra MN17 | |||
9018 | «En mil y mil años no me cansaría» | 259 | Soneto del mismo MP2 [la serie de atribuciones empieza en el no 251] | ||||
11165 | «Imagen divina, celestial resplandor» | 12 | 260 | [Sin rúbrica MP2, incluido en la serie atribuida a Antonio de Soria que arranca en el no 251]; Canziones del mismo MN17 | |||
3549 | «Mengua el dolor, mi mal siempre creze» | 261 | Soneto del mismo MP2 [la serie de atribuciones comienza en el no 251] | ||||
4385 | 19816 | «Si yo supiese sacar mi pasion» | 10 | 262 | Cançión del mismo hecha a manera de las de Italia, repartida por sus estancias MP2 [la serie de atribuciones comienza en el no 251], Soria en vna recaida de amor MN17 | ||
2028 | 20464 | «Tan triste soledad tan gran tormento» | 24 | 263 | Biblioteca Nazionale Magliabechiano, VII-353, fo 63 | Epístola del mismo en nombre de una dama para vn seruidor suyo MP2 [la serie de atribuciones comienza en el no 251]; Carta de Soria MN17 | |
13104 | «Mil veces son las que he tomado» | 264 | Epístola del mismo MP2 [la serie de atribuciones comienza en el no 251] | ||||
2034 | 14361 | «No sé yo tal cirujano» | 270 | 359 | Copla de Antonio de Soria 617, De Antonio de Soria TP2 | ||
8746 | «En el tiempo que yo estaba» | 280 | Copla de Antonio de Soria MP2 | ||||
2057 | 19793 | «Si vuestro padre/Si os dio vuestro suegro el don» | 16 | 294 | 382 | De un cauallero MP2; Un caballero TP2; Del mismo MN1 | |
2060 | 22074 | «Vuestras coplas tales son» | 297 | 385 | Antonio de Soria […] MP2, TP1 | ||
2061 | 20539 | «Temo que nunca os vere» | 15 | 298 | 386 | el mismo MP2 [atribución explícita en el no 297]; del dicho Soria […] TP1 [la sucesión de poemas atribuidos a Antonio de Soria empieza en el no 385]; otra MN17 | |
2062 | 4258 | «Cómo me sabré regir» | 299 | 387 | del mismo MP2; otra suya TP2; Soria [la sucesión de poemas atribuidos a Antonio de Soria empieza en el no 385] | ||
2065 | 12792 | «Mas mancilla os he señor» | 302 | 393 | del mismo Soria TP1 [la sucesión de poemas atribuidos a Antonio de Soria en TP1 empieza en el no 385]; Otra suya MP2 [la serie atributiva empieza en el no 297, pero hay una discontinuidad en el antígrafo de ambos manuscritos que vuelve insegura la continuidad de los poemas atribuidos] | ||
2069 | 18582 | «Dizen /Sé me mandáis matar» | 17 | 306 | 395 | BNE 3902, fo 44 | De Antonio de Soria a a una señora, porque supo que le mandaua matar MP2; De Antonio de Soria a vna señora, porque supo que lo avía mandado matar TP2; Del mismo MN17; Antonio de Soria a una dama que lo mandó matar BNE 3902 |
9996 | «Este mi dolor mortal» | 423, 467, 485 | Coplas de Antonio de Soria MP2 423 y 467 [sin rúbrica 485] | ||||
4970 | 12954 | «Mi fe Gil ya de tu medio» | 424, 468 | Évora CXIV/1-17, París ENSBA 56 | Villançico del mesmo MP2 [atribución explícita a Antonio de Soria en el poema anterior] | ||
21681 | «Veros me causó afición» | 425, 469 | Epigrama del mismo [atribución explícita a Antonio de Soria en los nos 423 y 467] |
10Notemos ahora las rúbricas de MN17. La primera (MN17-10, «Si yo supiese sacar mi pasión») lleva la rúbrica «Soria en vna recaída de amor»; en MP2-262 la rúbrica es mucho más explícita («Cançión del mismo hecha a manera de las de Italia, repartida por sus estancias»), pero la atribución solo se entiende si la situamos en una larga serie que empieza en MP2-251 (rúbrica «Soneto de Antonio de Soria»), rubricados a continuación «Soneto del mismo» con una sola excepción, MP2-260, donde la rúbrica falta. Toda esta serie en MN17 usa las rúbricas «Otra», «Del mismo»… y cuando se cita el nombre del autor lo hace con solo su apellido, como el Cancionero general. En su edición de MN14, J. M. de Azáceta cree que son suyos hasta el número 1918; teniendo en cuenta que el 18, en documentación única, no lleva indicación de autor («A una mora llamada Faxa») y que el 20, en las mismas condiciones («Coplas hechas al rey don Enrique…») aparece en otro cancionero a nombre de Garci Sánchez de Badajoz19, creo que es mejor suprimirlos de esta relación. La última composición que se le atribuye, MN17 24 («Carta de Soria», «Tan triste soledad, tan gran tormento»), fue glosada por fray Melchor de la Serna en una composición seria y de gran belleza («De aquel descanso y bien, de aquella gloria»)20; nuestro poeta debió gozar de más difusión de lo que los testimonios conocidos permiten atisbar y mayor prestigio del que se le suele conceder.
11Observemos ahora que para el copista de MN17 (como para 11CG) basta la indicación del apellido, Soria, para considerar atribuidos los poemas, cosa que no sucede con MP2 y TP2 (o con su antígrafo) donde el nombre de pila viene siempre explícito; la razón es que en estos cancioneros se atribuye un pequeño grupo de poemas a Diego de Soria y muchos a Antonio; a fin de evitar ambigüedades, en ambas fuentes, «Soria» refuerza rúbricas de continuidad como «Otro», «Otra» o «Del mismo», pero no basta para identificar al autor. Si el «Soria» de MN17 se identifica sin problemas con Antonio de Soria, no parece suceder lo mismo con el «Soria» de 11CG que, como veremos, parece más fácil identificar con Diego de Soria de MP2-TP2.
12MP2, entre sus nos 273 y 324 (contenidas a veces también en TP2), contiene un extenso cancionerillo aristocrático donde abundan los poemas de circunstancias, de rúbricas extensas con mención de su motivación y destinatario, a menudo con sus réplicas; los protagonistas de este sector, y quizá sus personajes de más relieve, son el Almirante (Fadrique Enríquez), Antonio de Velasco, Juan de Mendoza y el conde de Tendilla. Abundan las referencias al condestable de Castilla Íñigo de Velasco (a veces con su nombre y título), y al conde de Haro, título asimilado a esta casa.
13El grupo contiene algunas coplas de Antonio de Soria (MP2-280, de MP2-297 —dedicada al conde de Haro— a MP2-300 y MP2-306 —a una señora—); en su interior hay una ruptura (visible tanto en MP2 como en TP2) que deja incompleta la copla de Soria MP2-300 (rúbrica «Del condestable don Ýñigo a Antonio de Soria con una máxcara que le prestó») y acéfalo y fragmentario (dos versos) el 301 que dice «que yela en qualquier sazón / llámase el conde de Haro»21: no podemos descartar por tanto que el fragmento 301 forme serie con el anterior, aunque tampoco tengamos la certeza; más bien lo enlazaría con MP2-297=TP2-385, «de Antonio de Soria al Conde de Haro, porque le ymbió a mostrar unas coplas muy frías…». Estoy convencido de que el no TP2-389 no es respuesta a TP2-388 (como indica el ID de Dutton) pues en MP2 se interpone este fragmento de dos versos, seguramente el final de un poema perdido al parecer dirigido al conde de Haro (MP2-301). Ambos manuscritos reaccionan de forma distinta ante una laguna del antígrafo; a pesar de haber dejado de lado dicho fragmento, TP2 parece más fiel en su reproducción de los contenidos.
14También parece relacionado con la familia Velasco el ms. 390222 de la Biblioteca Nacional de Madrid, que nos ha conservado varias composiciones de nuestro autor: los nos 38, 40, 41, 43, 80, 92, 98, 99 y 108; los nos 24 a 26, el 28 y el 92 (este, de nuestro autor) van dedicados a «A doña Beatriz de Velasco», el no 76, atribuido a «Antonio su criado», glosa un villancico del Almirante (no 75, «Traía la memoria olvido») lo mismo que la canción no 78. Este manuscrito remacha por tanto la importancia del mismo núcleo poético que inspiró la compilación antes descrita y, a su vez, certifica la integración de Antonio de Soria entre los seguidores o, al menos, los poetas vecinos a dichos personajes; no parece que sea casualidad si en este manuscrito aparecen tres sonetos de Antonio de Villegas que este incluyó después en su Inventario; ambos debieron moverse en este mismo círculo23.
15Un testimonio extravagante nos ha conservado una copla monoestrófica de Antonio de Soria. El 21 de abril de 1515 aparece publicada en Burgos, en casa de Pedro de Basilea, la Traducción del Dante de Pedro Fernández de Villegas, arcediano de Burgos, «por mandado de la muy excelente señora doña Juana de aragon»24; en el folio Piiiir figura una «Querella dela fe començada por diego de burgos y acabada (...) por don pero fernandez de villegas», tras cuyo fin figura una copla laudatoria de «Antonio de soria» (fo Qijv), «Este poema por ser muy perfecto». Juana de Aragón, bastarda de Fernando el Católico, casó con Bernardino de Velasco, conde de Haro y condestable de Castilla (y a la sazón ya duque de Frías desde 1502)25 y murió en 151026. De la muerte de doña Juana y de la sucesión de Bernardino por su hermano Íñigo se ocupa el autor en los fos O vijv-viijr, por lo que esta sección hubo de ser compuesta después de febrero de 151227. También Juan de Luzón, en la dedicatoria de su cancionero (1508), se titulaba criado de doña Juana, que debió ejercer por tanto un cierto mecenazgo28; por otra parte, no podemos ignorar que el poema de Antonio de Soria se incluye tras el punto donde se da la noticia de la sucesión en la casa de Velasco, por lo que bien pudiera haber estado el poeta al servicio de don Íñigo y no de doña Juana. Estos años nos indican la fecha a quo en que sabemos ya al poeta vinculado con los condestables de Castilla, con los que, bajo el nombre de «Condestable don Ýñigo» o de «Conde Haro» (seguramente el hijo de Íñigo), intercambia cuatro composiciones.
16Recapitulando estos datos, en PT2-388=MP2-300 (cuadro 2) encontramos una copla del «Condestable don Ýñigo a Antonio de Soria» al que hemos de identificar con Íñigo de Velasco y datar después de 1512, y numerosas referencias al conde de Haro, título asimilado a la casa de Velasco29 que, en el período de don Íñigo, usó su primogénito y heredero Pedro entre 1512 y 152830. Una de las composiciones de Antonio de Soria va dedicada a un Antonio de Velasco, quizá un primo hermano del condestable que alcanzó el condado de Nieva por matrimonio, muerto en 1523 (el cual, como veremos, vivía en Valladolid)31, sin que podamos descartar la existencia de otros personajes de este nombre en las ramas colaterales de la familia32. Hallamos además dos dedicatorias al Almirante (el poeta y mecenas Fadrique Enríquez entre 1485 y 1538)33; Juan Bautista Avalle-Arce, el mejor estudioso de este autor, conjeturaba que al hacer «Cuando el mal fuere menguante» alusión a un amor habría de ser posterior a la muerte de su esposa (1523), precaución quizá inútil dados los usos amatorios del tiempo (aunque no le conozcamos hijos ilegítimos) y las convenciones de la escuela34. De todos modos, estos datos permiten fijar unos límites cronológicos para este cancionerillo común a MP2-TP2, donde se inserta la obra datable de los dos Soria, que van de la sucesión de Íñigo de Velasco en la condestablía (1512) hasta la guerra de las Comunidades (1520-1522), en la que Juan de Mendoza se puso junto a los comuneros y, por tanto, frente al condestable y el almirante, partiendo después al exilio35. Por otra parte, el almirante de Castilla era hijo de María de Velasco y por tanto primo del condestable, y ambos títulos estuvieron vinculados al gobierno de Castilla durante los interregnos que transcurrieron entre la muerte de Felipe I y la llegada de Fernando y entre la muerte de este y la llegada de Carlos I.
Cuadro 2. — Relaciones literarias de Antonio de Soria
ID | Incipit | Rúbricas |
4391 | «Cuando el mal fuere menguante» | Del dicho [Soria, quizá Antonio de Soria] al Almirante porque le’nbió vnas coplas que él avía hecho a su amiga, en que le dezía que en su mal avía creçiente y menguante, como en la mar TP2 391 |
2065 | «Mas mancilla os he señor» | Otra suya [quizá Antonio de Soria] al mismo señor [quizá el Conde de Haro, mencionado en el fragmento anterior] porque le imbió a mostrar unas coplas que auía hecho MP2 302; Del dicho [quizá Antonio de Soria] al Conde de Haro, porque le’nbió vnas coplas que avía hecho TP2 393 |
4392 | «Muy en cargo sois señor» | Del mismo [Soria, quizá Antonio de Soria] a don Antonio de Velasco, porque se le avía caído vn diente y el Almirante le’nbió otro TP2 392 |
2086 | «Otra Trinidad hallamos» | Soria al Almirante que le imbió una rrana y un sapo y un mochuelo MP2 321 |
4390 | «Plata no podéis negallo» | De Soria a vn loco que se llamaua Plata, porque por mandado del Conde de Haro cantaua un villançico y coplas que el dicho Conde avía hecho a vnas damas, siendo más para guardallas en secreto TP2 390 |
2063 | «Si esta máxcara yo os presto» | Del condestable don Ýñigo a Antonio de Soria, con vna máscara que le prestó TP2 388, MP2 300 |
2060 | «Vuestras coplas tales son» | De don Antonio de Soria al Conde de Haro, porque le ymbió a mostrar unas coplas muy frías que auía hecho al Rey de la Magestad MP2 297; Antonio de Soria al Conde de Haro, porque le’nbió a mostrar vnas coplas que él avía hecho y eran frías TP2 385 |
17La última referencia concreta de carácter biográfico nos la da la rúbrica con que abríamos este artículo: una anécdota que relaciona a Antonio de Soria con la Condesa de Lerma. Como allí especifica, se trata de Isabel de Borja, hija del cuarto duque de Gandía, nacida en 1532 y casada con Francisco de Sandoval y Rojas, IV conde de Lerma, en 1549. Murió en 155836, hecho que inspiró dos poemas copiados en los fos 47vo y 48vo del ms. Esp. 373 de la Bibiothèque nationale de France, que contiene cuatro poemas de Antonio de Soria37. También este conde de Lerma estaba emparentado con los almirantes, pues su madre y su abuela pertenecían a la casa Enríquez. Tanto la obra de Antonio de Soria como los grupos poéticos de que da testimonio este cancionero, juntamente con los ms. MP2-TP2 y el ms. 3902 de la Biblioteca Nacional de España, establecen sólidos vínculos entre nuestro poeta y todos estos magnates.
18Aunque los Velasco tenían su residencia habitual en la Casa del Cordón de Burgos38, don Bernardino (junto al almirante) formó parte del gobierno castellano durante la primera regencia de Cisneros, entre la muerte de Felipe el Hermoso y el regreso del rey Fernando (1507)39; según Prudencio de Sandoval, Bernardino de Velasco se alojaba en Valladolid en 1509 cuando nació su hija Juliana40. Además, los Velasco eran bienhechores del convento de San Benito41 e interferían en la política local42, lo cual nos sitúa justo un momento antes del período en que sabemos a Antonio de Soria cercano a los Velasco y, también, al almirante, que vivía en esta ciudad43. El condestable y el almirante estaban con Fernando el Católico cuando murió, firmaron su testamento y apoyaron a Cisneros a continuación44. Estos datos nos permiten trazar un marco mínimo para su cronología45, sus relaciones sociales, los grupos poéticos que frecuentó y la forma en que su poesía se encuadraba en la producción de dichos círculos, así como de la gestación y difusión de la poesía de este período en general.
19En relación al Soria del Cancionero general, Óscar Perea Rodríguez señalaba la presencia de un Juan de Soria secretario de Fernando el Católico46. En realidad, en su casa aparecen varios personajes de este apellido como Martín de Soria y Jimeno de Soria47, y otros Soria son enumerados entre los servidores de la reina Isabel: Íñigo de Soria (hijo de Hernando del Pulgar), «Patro [sic] de Soria, hombre de cámara del Rey, nuestro señor» y García de Soria, sombrerero del príncipe48, además de un Juan de Soria capellán (que sirvió entre 1502 y 1503) y un Alonso de Soria, paje del príncipe Miguel entre 1498 y 149949. Su simple enumeración (miembros de la casa de Fernando, seguramente originarios de la Corona de Aragón, y de la casa de Isabel, casi con seguridad procedentes de la Corona de Castilla) asegura que nos hallamos ante linajes distintos, cuyas relaciones familiares se nos escapan casi por completo.
20No obstante, el Soria más conocido de este período es Lope de Soria, tudelano, embajador en Suiza y en diversos estados italianos entre 1514 y 154450. A su lado hemos de poner a Alonso de Soria, que fue secretario del emperador entre 1529 y 153751, al que creo que se ha confundido alguna vez con nuestro poeta. A su lado, sea al servicio de la reina Juana o del emperador, encontramos al mismo tiempo otros personajes de este apellido, como Francisco, Hernando52, Gaspar, Miguel y Tomás, además de Diego, de que nos ocuparemos después. Hemos de pensar, por tanto, que había distintos linajes de este apellido al servicio real, lo que multiplica los homónimos y dificulta notablemente la identificación del poeta.
21Haber fechado la primera obra de Antonio de Soria en el entorno de los condestables de Castilla vuelve difícil atribuirle origen aragonés; sea cual sea su filiación, creo que nuestro «trovador» pudiera ser un homónimo documentado como «Curs[or] (o sea, “correo”) de la cancilleria de la Casa de Aragon del emperador y la reina Juana, desde el 1532 hasta, al menos, 1536»53. Me inclina a proponerlo el hecho de que Bernardo de Sandoval y Rojas, marqués de Denia, fue gobernador de la casa de la reina Juana (que residió, desde tiempos de Fernando el Católico, en Tordesillas) desde al menos el 5 de marzo de 1518 hasta su muerte en 153654, en que le sucedió inmediatamente su hijo y sucesor Luis55. Es al hijo de este, Francisco (asimismo contino de la misma casa desde 1548), marido de Isabel de Borja56, que usaba el título de conde de Lerma (asimilado a su casa) hasta su sucesión en el Ducado de Denia en 1570, a quien se dirigió el poeta Antonio de Soria; también Isabel de Borja, junto a la esposa del marqués, formaba parte de la misma casa57. Nada tendría de extraño que nuestro personaje, a la muerte de Bernardo, hubiese pasado de la casa de la reina a la de los Sandoval, o que hubiese continuado en la cercanía de Juana la Loca en algún lugar que escapa a la documentación disponible. Por otra parte, Tordesillas, residencia de la reina, se encuentra cerca de Valladolid, donde sabemos habitualmente al almirante de Castilla, pero también a don Bernardino de Velasco en los años de su matrimonio con Juana de Aragón, y la cronología de los dos períodos que documentamos en su vida (al servicio del condestable hacia 1510-1515 y al de la reina, a las órdenes de un Sandoval, en el período siguiente) resulta perfectamente complementaria. Por fin, hemos de considerar que Valladolid fue la residencia favorita de Fernando el Católico después de la muerte de Isabel58. A pesar de lo común del apellido en el servicio regio, si ambos Antonio de Soria tuvieron cronología semejante y frecuentaron los mismos círculos sociales en los mismos lugares, no cuesta proponer que fueron la misma persona.
22Más complicado es el caso de Diego de Soria59. Me ocuparé primero de los cuatro poemas de arte menor a su nombre (cuadro 3). Su fuente privilegiada es nuevamente el cancionerillo copiado en MP2-TP2, nos 265-268, donde los encontramos formando una serie consistente de atribución explícita: el primero es una glosa del romance «Durandarte, Durandarte» (Obras de Diego de Soria…), el resto están asociados por su destinatario: Copla de Diego de Soria en loor de la duquesa de Ferrara, que llamaron madona Lucreçia (atribuida en MP5 a Pedro Mexía), Otra suya al Duque Valentín y Otra suya a la sepoltura del Duque Valentín. El conjunto da la impresión de una serie motivada por el éxito de la glosa al romance y por la personalidad de los homenajeados; TP2 355-357 contiene solo las tres últimas, pero las rúbricas son casi idénticas y su atribución y unidad también inequívocos; al compilador debió interesarle más la familia Borja que la glosa del romance, que es uno de los éxitos editoriales y manuscritos del siglo xvi.
Cuadro 3. — Obras de arte menor atribuida a Diego de Soria
ID | 2ID | BIPA | Incipit | MP2 | TP2 | 11CG | 14CG | Notas |
2029 | G0882 | 7464 | «Dolor del tiempo perdido» | 265 | 466 | 496 | Obras de Diego de Soria y ésta es vna glosa que hizo sobre el romance de Dvrandarte MP2; Glosa de Soria 11CG; Glosa MP7 | |
2030 | 14133 | «No os alabo porque sobra» | 266 | 355 | 873 | 939 | Copla de Diego de Soria en loor de la duquesa de Ferrara, que llamaron madona Lucreçia MP2; Diego de Soria en loor de la duquesa de Ferrara madama Lucresia TP2; Otra suya 11CG; Pero Mexía MP5 | |
2031 | «El mundo pide y dessea» | 267 | 356 | Otra suya al Duque Valentín MP2, TP1 | ||||
2032 | 2839 | «Aquí yaze en poca tierra» | 268 | 357 | 941 | Otra suya a la sepoltura del Duque Valentín MP2; A la sepoltura del dicho Duque TP1; Otra suya que puso sobre la sepoltura del duque Valentino 14CG, Epitafio… [sin expresión de autor] BNE 17689; BNE 1317; BNE 7526 |
23Por otra parte, los tres poemas con personaje resultan preciosos. Lucrecia Borja, casada en 1501 con Alfonso de Este, fue oficialmente duquesa desde la muerte de su suegro el 21 de enero de 1505 hasta que ella misma murió de posparto el 24 de junio de 1519. Su hermano César había renunciado al cardenalato y se había casado el 12 de mayo de 1499 con Carlota de Albret, hermana del rey de Navarra, recibiendo el título de duque de Valentinois (duque Valentino para los españoles, quizá por asimilación con el nombre de Valencia). Hecho prisionero y entregado a Fernando el Católico en 1505, fue encerrado en el castillo de La Mota, de donde se fugó (según cuentan) al año siguiente60; refugiado en Navarra, ayudaba a su cuñado a echar del reino al conde de Lerín, cabeza del partido de Fernando el Católico, una de cuyas acciones fue el cerco y acoso de la fortaleza de Viana. En una escaramuza secundaria fue muerto el 11 de marzo de 1507. Según Jerónimo Zurita,
Después de haber sucedido este caso el rey don Juan [III de Navarra] estrechó más la fortaleza de Viana y juntó más gente y el Condestable de Castilla envió en su ayuda cien lanzas y dos mil peones, los ciento cincuenta escopeteros, y fueron con esta gente los condes de Aguilar y Nieva porque el duque de Nájera se había acercado a la raya recogiendo mucha gente para ir a socorrer al conde de Lerín61.
24La noticia, seguramente a través del condestable, debió llegar rápidamente a la corte; Pedro Mártir la refiere con profusión de detalles (entre ellos, la relación entre el conde de Lerín y el duque de Nájera) en carta al conde Tendilla el 2 de abril siguiente62. En este conflicto, el duque de Nájera apoyaba a su yerno el conde de Lerín, mientras el condestable y los Velasco ayudaban al rey de Navarra. Nótese la aproximación de este Soria a los mismos personajes a cuyo alrededor se movió Antonio de Soria, y me permito avanzar aquí la importancia que tiene en mi argumentación la presencia del Conde de Nieva, Antonio de Velasco.
25Empecemos por la cronología; la composición a la sepoltura del Duque Valentín ha de ser naturalmente posterior a su muerte; la rúbrica del Cancionero general de 1514, donde cierra la sección dedicada al poeta, dice «Otra suya que puso sobre la sepoltura del duque valentino»63. Sabemos que se le erigió un bello sepulcro de mármol, destruido en algún momento del siglo xvi, y dice Antonio de Guevara (que no era un erudito, sino un escritor pendiente de satisfacer a su público de cortesanos) que nuestro poema figuraba allí como epitafio64; por su valor historiográfico fue copiado sin atribución en diversas misceláneas históricas65. El texto («En esto poco sencierra», 14CG, v. 3) sugiere una sepultura sencilla, quizá provisional e inmediata al suceso. El otro poema que se le dedica debe ser anterior, pues no se alude a su muerte; me pregunto si pudo ser ocasionado por la presencia de tan egregio prisionero en el castillo de La Mota hacia 1505-1506, en el ámbito geográfico y cortés en que, como veremos, se desarrolló parte de la vida de nuestro poeta. Por su parte, el que dedica a Lucrecia Borja ha de datar de entre 1505 y 1511, pues fue incluido en la primera edición del Cancionero general lo mismo que la glosa de «Durandarte, Durandarte». En cualquier caso, deben ser los poemas más recientes del Cancionero general y quizá fueron incluidos allí por el interés que habían despertado en la ciudad de Valencia; no olvidemos que el Cancionero general incluye también una invención de César Borja66, quien, como su padre Rodrigo y su tío-abuelo Calixto III, había sido arzobispo de la ciudad, además de hermano de Pedro Luis, primer duque de Gandía.
26El elogio de Lucrecia aparece en la edición de 1511, en el fo 183ro, en penúltimo lugar de la sección dedicada a Soria (fos 181ro-183ro), con una pequeña variante en el último verso67; en la misma fuente, en el fo 137ro, encontramos Glosa de soria, «Dolor del tiempo perdido» a continuación de Otro romance, «Durandarte durandarte», del que es, efectivamente, glosa. Por último, el supuesto epitafio a César Borja fue añadido al final de la sección de este poeta en la edición de 1514. El aspecto de bloque compacto que tienen estos poemas en MP2-TP2 invita a conceder credibilidad a su atribución; por otra parte, como veíamos más arriba, es la convivencia de los dos Soria de que nos hablaba Antonio de Villegas en estos cancioneros (o en su antígrafo, del que sin duda proceden las rúbricas y el orden) la que ha motivado la distinción cuidadosa entre ambos, contra el hábito de 11CG y el de MN17, que solo conocieron un Soria y omitieron el nombre de pila.
27El problema es mas complejo todavía. En el ms. 3358 de la Biblioteca Riccardiana de Firenze68 se nos conserva una serie de siete sonetos (cuadro 4) atribuidos también a un Diego de Soria cuya identificación con nuestro poeta ha de ser tomada en consideración y que, en todo caso, responderían a un período más tardío, por lo menos posterior a la década de 1540. De momento, el único dato cronológico nos lo da el contenido del manuscrito, que incluye solo poesía italianizante y cuyos autores conocidos podemos datar en el reinado de Felipe II. Algunos de estos sonetos tienen una tradición más rica, pero sin atribución o, en un caso al menos, con atribución distinta y uno de ellos fue copiado seguramente en Salamanca por Girolamo de Sommaia cuando allí era estudiante69; este manuscrito florentino ha de considerarse un testimonio privilegiado por haberlos compilado en una serie compacta y, a juzgar por la literalidad y la sucesión de las rúbricas, en condiciones óptimas de atribución.
Cuadro 4. — Obras italianizantes de Diego de Soria
BIPA | Incipit | Notas |
19358 | «Si estoy tanta agua derramando amando» | Soneto de don Diego de Soria FI Ric 3358, fos 154vo-155ro (Cacho, 2001b RI/8 91) |
8116 | «El hoy me mata en el mañana espero» | Testimonios controlados [serie sin atribuciones] BNE 3890 [serie de sonetos de Francisco Garay] HSA B LXXXII, 205; Otro del mismo FI Ric 3358, fo 155ro-vo (Cacho, 2001b RI/8 92) |
17775 | «Quién hay que no haya visto en el estio» | Otro del mismo FI Ric 3358, fo 155vo (Cacho, 2001b RI/8 93) |
«Qué ciego que anda un pobre enamorado» | Otro del mismo FI Ric 3358, fos 155vo-156ro (Cacho, 2001b RI/8 94) | |
20453 | «Tan presto al cielo inaccesible llego» | Otro del mismo FI Ric 3358, fos 156-156vo (Cacho, 2001b RI/8 95) |
8472 | «El tiempo está / se ha vengado a costa mía» | Soneto FI Ric 3358, fo 108vo; Otro del mismo FI Ric 3358, fos 156vo-157 (Cacho, 2001b RI/8 53 y 96); BNE 3985, fo 130 [sin atribución]; BNE mss. 861, 3168, 3890, 3985 y 4154 y Biblioteca Nazionale Magliabechiano VII-353, fo 63 (Cacho, 2001a NC5 13); no he podido verificar la sucesión de las rúbricas en las copias de Evora, Pub. Ms. CXIV/2-2, fo 213vo; Bib. Nac. Lisboa ms. 6269, fo 111; BNE 17556 y RAE RM 6225. |
15549 | «Paz no más paz pues guerra es tu contento» | Otro del mismo a una dama que pretendía casarse con un cerero FI Ric 3358 fos 157-157vo (Cacho, 2001b RI/8 97) |
28El resto de los poemas atribuidos a Soria en 11CG carece de datos identificables, así que los realia que emergen de todo lo expuesto son muy escasos: los tres relativos a la familia Borja han de datarse uno entre 1505-1511, otro antes de 1507 y un tercero entre 1507 y 1514. Para los demás no tenemos más indicio que la datación de los cancioneros. Cualquier intento de identificación del poeta ha de partir de ellos, y cualquier tentativa de encajar estos tres grupos (el Soria del Cancionero general, el Diego de Soria de MP2-TP2 y el Diego de Soria del cancionero florentino) ha de partir de la atribución alternativa Soria/Diego de Soria.
29Una posibilidad sería que el poeta hubiese estado en contacto con la corte estense y conocido allí a Lucrecia, otra, que su panegírico respondiera a contactos políticos que, en el caso de Ferrara, fueron escasos en este período, pero no carentes de significación. Durante la liga entre el papa Julio II, Fernando el Católico y Venecia contra Francia, Ferrara se alió con los franceses y todas sus tentativas de reconciliarse con el Papado (Julio II había decretado la excomunicación y la desposesión de sus estados y estaba firmísimo en su decisión)70 fueron vanas, incluso cuando subió al solio pontificio León X, que fingió una aproximación. Sin embargo, la política de Fernando no era clara al respecto y según el barón de Terrateig, que estudió la documentación de sus embajadores, durante las negociaciones que tuvieron lugar en Módena a fines de septiembre de 1512, Jerónimo Vich propuso al papa comenzar atacando a Milán y dejar Ferrara para después, pues la deposición de los Este «era una empresa que el Católico no deseaba por considerar injustificada la privación de su estado a Alfonso de Este, con quien además mantenía buenas relaciones»71. El papa debía conocer sus intenciones, pues «públicamente decía […] que los españoles pensaban hacer contra él lo que entonces hacían los franceses, favoreciendo al duque de Ferrara»72, y no le faltaba razón, pues ya en 1510 el embajador español Cabanillas había comunicado al rey de Francia el deseo de Fernando el Católico de que «no se hiciera daño a Alfonso de Este, por ser su amigo, aliado y deudo»73. En 1512, el embajador Vich pactó con el papa el perdón para el duque de Ferrara pero al llegar este a Roma Julio II intentó encarcelarlo y el embajador de Fernando lo protegió, le ayudó a escapar y propició su refugio en las tierras de Fabrizio Colonna; el rey ordenaba a su embajador «que el dicho duque conosca que siempre tuve yo fin que no se perdiese, y lo que trabajo agora por su beneficio»74. Este estado de cosas no parece haber cambiado ni siquiera en 1513, cuando los ferrareses se vieron involucrados en una intriga para reponer al duque de Calabria en el reino napolitano: «Si el rey Católico justicieramente castigó al demandado príncipe, no modificó su actitud con respecto a Ferrara»75. Quizá proceda recordar que el suegro de Lucrecia, Hércules I de Este, había peregrinado con un numeroso séquito a Santiago de Compostela y debió tener contacto con los Reyes Católicos, que el 12 de abril de 1485 le extendieron un salvoconducto76. Dada la activa política internacional de Fernando de Aragón y su interés por las cosas de Italia resultaría extraño que no hubiese aprovechado la ocasión para establecer contactos más o menos permanentes y quizá este poema esté vinculado con algún evento relativo a las relaciones entre Ferrara y Castilla, más que a las circunstancias personales del autor.
30Por otra parte, el conocimiento de la tumba de Viana por los castellanos se pudo dar en repetidas ocasiones durante la cadena de guerras que provocó la anexión de Navarra. Ya vimos que al poco de la muerte de César estuvieron en Viana tropas del condestable de Castilla al mando de su primo el conde de Nieva. Durante la primera conquista de Navarra, Estella había capitulado (aunque resistía la fortaleza) pero se sublevó en septiembre de 1512; en el período de la toma de la ciudad (principal punto fuerte de la comarca) Fernando el Católico estaba en Tudela con el condestable de Castilla, una prima del cual, Ana de Velasco, estaba casada con Alonso Carrillo de Peralta, nieto de Pierres de Peralta y conde de Santisteban que se pasó por estas fechas al bando castellano77. El condestable asistiría más adelante a la defensa de San Sebastián (noviembre de 1512)78 y fue en su palacio de Burgos donde, en el verano de 1515, con la asistencia de los representantes de las ciudades en las cortes castellanas y los consejeros reales, se decidió la anexión de Navarra a Castilla79. A través de otro aliado suyo, el marqués de Falces, intervino en Navarra durante el período que siguió a la muerte del rey80. A fines de 1516, consiguió la custodia y el perdón de sus aliados presos81 y en abril de 1519 garantizaba al emperador con su patrimonio la fidelidad de Pierres de Peralta, aún preso82. Sabido es que el condestable dirigió la represión de los comuneros en el norte de Castilla e intervino a la vez en las nuevas revueltas que esta circunstancia propició en Navarra; en verano de 1521, el condestable y el almirante acamparon en Viana persiguiendo al ejército francés83 y el 30 de junio, gracias a su determinación y con riesgo de su vida, fue el protagonista de la batalla de Noáin, que permitió la nueva ocupación de Navarra, provocando después la caída en desgracia del virrey, el duque de Nájera84. No faltaron pues ocasiones de que los cortesanos castellanos pudieran visitar la tumba de César Borja, y no me cabe duda de que la fama del personaje, su leyenda militar y política y las afinidades que propiciaron tanto la larga alianza de Fernando el Católico con Alejandro VI como el interés de los valencianos, hubieron de propiciar el conocimiento de su sepulcro y la fama del lugar. Y en el centro de todas estas ocasiones estuvo siempre el Condestable, uno de los protagonistas del cancionerillo que estudiamos, el antígrafo de MP2 y TP2 y de algún que otro de los cancioneros que conservan la obra de Antonio y de Diego de Soria.
31Dado que estas composiciones son atribuidas a Diego de Soria, puestos a buscarle una identificación, creo que hemos de centrarnos en la descendencia de un poderoso mercader burgalés de este nombre, muerto en 150785. Desde 1480 comerciaba con Inglaterra, Florencia, Bretaña y Escocia86. Sus naves y emisarios fueron con frecuencia portadores de la documentación diplomática, incluso confidencial, entre los Reyes y su embajador en Inglaterra, el Dr. de la Puebla, y de los reyes recibió en diversas ocasiones licencia especial para la exportación de cosas vedadas y productos militarmente clasificados, en especial el envío de armas a Sicilia. Fue también financiero de los reyes y para ellos efectuó transportes de dinero a Inglaterra y Flandes, avanzó cantidades para subvencionar sus guerras (y también el viaje de Juana a Flandes para casar con Felipe el Hermoso) y les suministró productos comerciales para su casa; estas relaciones parecen volverse mucho más intensas durante los diez últimos años de vida de Isabel87, lo cual quizá permita explicar las facilidades que obtuvo para ennoblecerse y fundar mayorazgos. Fue también depositario de la Bula de Cruzada y otros fondos de los reyes, de la Iglesia y de la aristocracia burgalesa, especialmente los Velasco, pues sabemos que custodiaba la dote de Ana de Velasco, hija de Luis de Velasco88.
32En su proceso de ennoblecimiento, consiguió ser designado regidor de Burgos en 1480 y participó también en asuntos judiciales y en las gestiones de la ciudad ante los reyes; erigió una capilla familiar en la iglesia de San Gil y entró en la cofradía del Santísimo y de Santiago Apóstol. Fruto de su matrimonio con Catalina de Maluenda, hija también de un comerciante burgalés, tuvo dos hijas de las que una, Beatriz, casada con Alonso de Lerma, le dio un nieto homónimo conocido entonces como Diego de Soria el mozo. Quizá por los pleitos que tuvo con este yerno decidió crear tres mayorazgos para sus nietos, correspondiéndole a Diego el más importante; había recibido la pertinente autorización de los reyes el 10 de febrero de 1497 pero los mayorazgos no fueron creados hasta 1501. Los pleitos que le pusieron Beatriz y Alonso (que reclamaban la legítima de la herencia) le obligaron a sucesivos retoques en 1504 y 150789.
33Beatriz de Soria y Alonso de Lerma habían casado en 147490, por lo que su primogénito Diego el mozo hubo de nacer poco después. Le sabemos dedicado al comercio desde 1507 pero su futuro quedó marcado por su matrimonio con Catalina de Salinas, sobrina del obispo Pedro Ruiz de la Mota91, uno de los hombres políticamente más influyentes durante los primeros años del emperador y uno de los pocos que tenían acceso a su persona92; debió ser él quien le abrió las puertas de la casa imperial. Por renuncia de su abuelo fue regidor del concejo de Burgos desde el 31 de marzo de 1502 hasta que renunció él mismo en su hijo homónimo el 11 de junio de 152393, su último acto documentado. En 1511 fue nombrado contino real; en las Cortes de Valladolid de 1518, contra la opinión de los burgaleses a los que representaba y a pesar de las críticas de los grandes y las ciudades, defendió las posiciones del emperador, que le otorgó cuantiosas mercedes entre 1518 y 152094. En revancha, durante las Comunidades los amotinados quemaron su casa y destruyeron cuanto pudieron de sus bienes. Su viuda pidió al emperador que se le transfiriera la pensión vitalicia que le había sido concedida95, pero no obtuvo satisfacción. Le sobrevivió hasta 154696. Sabemos que durante un desplazamiento a la corte la familia se alojó en casa de los condes de Nieva y que estos, sorprendidos por el ingenio de su hijo Martín, le protegieron en sus estudios y en su carrera; efectivamente fue el más afortunado de sus descendientes, pues fue gran letrado, hombre de confianza de Carlos I ante el Concilio de Trento y miembro de su Consejo en 1552, por inspiración del príncipe Felipe97. En agradecimiento cambió su apellido por el de Velasco, fomentando rumores de ilegitimidad. El dato interesa muy en particular, pues nos sitúa también a este Soria en Valladolid, en el entorno de los Velasco, junto al noble que había intervenido en las campañas navarras que costaron la vida a César Borja.
34El matrimonio había tenido en total diez hijos, el primogénito de los cuales, Diego de Soria Lerma, tenía dieciséis años a la muerte de su padre, correspondiéndole el mayorazgo. Probablemente es el Diego de Soria que encuentro como contino del emperador entre 1535 y 1539, aunque resulta extraño que se diga ser vecino de Águeda98 pues sabemos que sucedió a su padre en el concejo de Burgos en 152399. Otro hermano, el jerónimo Bernardino de Salinas, acompañó al emperador en Yuste.
35La pérdida de un folio en el memorial que es nuestra mejor fuente de información y la falta (que yo sepa) de investigaciones sobre el tema, nos dejan sin datos sobre el sucesor de Diego de Soria Lerma, del que solo sabemos que se llamó Diego Martínez de Soria Lerma y que casó con Inés de Sonsoles; su sucesor se llamó Diego Martínez de Soria Lerma y fue procurador en cortes y corregidor de Santander y Plasencia, donde murió. A la vista de los datos relativos a este personaje y los que le siguen, el marco general es el de una familia que consiguió mantenerse en los cuadros de responsabilidad del gobierno de la monarquía sin llegar a los altos niveles de la administración (con la excepcion de Martín de Velasco, quizá por la protección de los condes de Nieva) ni, mucho menos, escalar los niveles altos de la nobleza. Pero creo que bastan estos datos para esbozar alguna hipótesis.
36Diego de Soria el mozo debió ser coetáneo de Antonio de Soria y ambos debieron moverse en los mismos círculos sociales: hemos documentado su relación con el condestable de Castilla y con su pariente Antonio de Velasco, conde de Nieva; si estuvo en Valladolid en la casa de estos, pudo entrar en contacto con los círculos cortesanos de la ciudad, el almirante y la casa de Denia y Lerma. De ahí que Antonio de Villegas, que había sido también cortesano del emperador y vivía en Medina del Campo, tuviera seguro conocimiento de la existencia de dos Soria. Entre las coplas de Antonio solo podemos situar su elogio de la traducción de la Commedia (que demuestra su cercanía a los condestables) y el ciclo motivado por la caída de la condesa de Lerma; a Diego podemos atribuirle noticias sobre los Borja y la tumba de Viana, que pudo conseguir a través de los Velasco y de la corte vallisoletana.
37La cronología permite identificar a cualquiera de los dos con el «Soria» a secas del Cancionero general; la distinción cuidada que efectuó el compilador del cancionerillo aristocrático inserto en MP2 y TP2 se debió probablemente al conocimiento directo tanto de los dos personajes como de su producción. Antonio de Soria vivió hasta más allá de mediados del siglo xvi y alternó el octosílabo con el endecasílabo, por lo que lo podemos identificar con el «Soria» de MN17 donde se le atribuyen poemas que sabemos suyos; estas obras son incompatibles con nuestro Diego de Soria, muerto en 1523, antes de que se dieran los primeros ensayos de que tenemos noticia, los de Boscán y Garcilaso. La producción de Antonio de Soria debió continuar durante el período de compilación de dicho cancionerillo, por lo que sus obras están allí dispersas, mientras que de Diego de Soria, que no usó el endecasílabo, incluyó solo un bloque de cuatro poemas, uno muy divulgado y tres referidos a personajes de gran nota social, que podían alternar con los dedicatarios cuyos nombres impresionan aún hoy al lector; es posible por tanto que su obra estuviera ya cerrada, sin conexión con la actualidad. Por el contrario, la coincidencia en la atribución de tres poemas a «Soria» en el Cancionero general y a Diego de Soria en MP2-TP2, junto a la coincidencia de su cronología, nos inclina a su favor; él debió ser el poeta antologado por Hernando del Castillo.
38Quedan por fin los sonetos del cancionero florentino. Evidentemente no pueden ser de este Diego de Soria100 el mozo, pero sí de su hijo, Diego de Soria Lerma, que era adolescente cuando su padre murió, integrado también en el séquito imperial y probablemente atraído por las modas literarias que allí llegaban. O pueden atribuirse a su hijo Diego Martínez de Soria Lerma; ambos pudieron beneficiarse del éxito de Martín de Velasco Soria en la corte imperial. Desarrollar todas estas conjeturas exigiría información más completa, y que no parecen imprescindibles para el objetivo, más limitado, que aquí me había propuesto.
39En el terreno de los principios resulta una obviedad decir que la escuela poética cuatrocentista continuó viva durante el siglo xvi101, aunque los estudios sobre el tema suelen parar en el Cancionero general o poco más tarde (la fecha límite del Repertorio de B. Dutton es 1520); a su vez, los estudios del Renacimiento, con algunas honrosas excepciones (Juan Fernández de Heredia, Cristóbal de Castillejo y el Almirante), están demasiado focalizados en la poesía petrarquista para prestar atención estos poetas. Sería también obvio afirmar que si la motivación de Boscán y Garcilaso para cultivar los versos italianos pudo partir de 1526, el triunfo de la nueva moda habría de esperar a la publicación de sus obras en 1543 y no fue sensible hasta la década de 1550102. En la práctica, un cuarto de siglo de poesía castellana ha quedado en tierra de nadie, aunque en los cancioneros que hemos ido mencionando (y en otros, como el impreso de Velázquez de Ávila) se observa por una parte la filtración progresiva de poemas de Garcilaso, por ejemplo, o sus primeras imitaciones, como la del ya setentón Antonio de Soria; por otra parte, otros aspectos centrales del nuevo siglo, como la emergencia literaria del romance o la progresiva atención de los poetas cortesanos por la lírica tradicional, tienen también su lugar natural en esta época que, por razones obvias, estamos llamados a considerar.
40La persona del emperador no parece haber impulsado un foco poético demasiado activo y resultan escasos los cancioneros atribuibles a su entorno inmediato103; sin embargo, el segundo cuarto del siglo xvi parece haber sido uno de los períodos más activos en la producción y en la innovación poética de nuestra historia literaria pues continuó intensamente la escuela cuatrocentista, enriquecida mediante una notable ampliación del repertorio, y asistió a la aclimatación de las formas italianas. Profundizar en su conocimiento puede ilustrarnos sobre la historia de ambas escuelas y mejorar nuestros conocimientos sobre las estrategias de innovación, sus resistencias y las complejas relaciones que entre ellas se entretejieron. Y nos puede ayudar, como espero haber puesto de manifiesto, a entender mejor la poesía del primer cuarto de siglo, cuando llega a su apogeo la escuela de los cancioneros castellanos. Espero que este trabajo sirva al menos como llamada de atención sobre esta parcela demasiado olvidada de nuestra historia poética.
Notes de bas de page
1 Este trabajo ha sido escrito en el desarrollo de los proyectos FFI2015-68416-P y 2014SGR1487.
2 DiFranco, Labrador, Zorita (eds.), 1989, no 404. Original conservado en la Biblioteca de Palacio, ms. II-531, fo 83vo. Véase la ficha catalográfica en Labrador Herráiz, DiFranco, Bibliografía de la Poesía Áurea, Texid BIPA 16811 [en adelante BIPA], que lo registra también en los manuscritos Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 5602 (atribuida a Carlos de Samano) y en el que perteneció a M. Rodríguez-Moñino, hoy en la biblioteca de la Real Academia Española, RM 5371 bis (Labrador Herráiz, DiFranco [eds.], 2003, nos 15-24). En las notas a la edición, los estudiosos citados señalan su presencia en Askins (ed.), 1968, no 356, que no he podido ver. En todos los casos, la rúbrica es un resumen de esta, con menos precisiones. Según el Catálogo de manuscritos de la Biblioteca Nacional con poesía en castellano de los siglos xvi y xvii, t. IV, p. 2172, se halla también en el ms. 5602 de dicha biblioteca, fos 33ro-35vo, con una rúbrica ligeramente distinta y un ciclo algo más amplio que en el manuscrito por el que citamos; este testimonio fue extractado por Blecua, 1984.
3 DiFranco, Labrador, Zorita (eds.), 1989, no 405.
4 Dutton (ed.), 1990-1991.
5 De este poeta se han ocupado los estudiosos de los autores con los que tuvo relación; para los datos sobre su persona y obra véase el estudio de conjunto de Rodríguez-Moñino (ed.), 1976 así como el estudio de López Bueno, 2001.
6 Pueden ser la misma persona, pues aparece a veces un Pedro Francisco de Soria y Sarabia. De algunas de las escasas obras conocidas de este autor se ocupa Carreira, 1990.
7 BIPA 72002, «De Cristo quiero decir», «Romance por Antonio de Soria» en el ms. BNE 3-63.805.
8 Véase el enjundioso artículo que le ha dedicado Chas Aguión, inédito, cuya comunicación generosa le agradezco vivamente.
9 Aunque es observación constante en los estudios sobre el tema, solo conozco un análisis sistemático de este tipo en Costa Gomes, 1995.
10 Historia de Píramo y Tisbe, «De Píramo y de Tisbe cantar quiero», procedente de su Inventario […] Dirigido ala Magestad Real del Reyt Don Phelippe, nuestro señor, En Medina del Campo impresso por Francisco del Canto. Año de M. D. LXU, que cito según Torres Corominas, 2008, pp. 588-589, vv. 220-231. Debo la noticia de este texto a Azáceta (ed.), 1962, p. 63.
11 Este fue uno de los argumentos en la feroz crítica que le dedicó Damasio de Frías, véase Torres Corominas, 2008, p. 188 y el comentario del poema en las pp. 386-387.
12 Torres Corominas, 2008, p. 151.
13 ID2035, que cito según DiFranco, Labrador, Zorita (eds.), 1989, no 271 (MP2) y Labrador, Difranco, Montero (eds.), 2006, no 360; en ambos cancioneros citaré siempre por el número de la edición, aunque del primero he usado también reproducción digitalizada del original.
14 Ms. Esp. 372, fos 143ro-147vo, lleva rúbrica que dice «Coplas de Anto de Soria a vn amigo pidiendole consejo deçierta necessidad de amores», como ya fue registrada por Morel-Fatio, 1892, no 601.
15 Torres Corominas, 2008, p. 526. Como veremos después, ambos frecuentaron los mismos círculos y debió ser allí donde se produjo la confusión. En esta caso, deberíamos dar prioridad al testimonio de A. Villegas.
16 Blecua, 1983, especialmente p. 145.
17 Aunque he consultado los manuscritos BNE ms. 3902, ms. 3807 y 17556, BNF ms. Esp. 307, ms. 372 y 373, así como MN17, MP2, MP4, cuando están publicados cito por el número de la edición.
18 Azáceta (ed.), 1962, pp. 63-67.
19 Ni qué decir tiene que un poema dedicado a Enrique IV tiene su lugar natural entre los poemas de Garci Sánchez, pues es cronológicamente incompatible con Antonio de Soria.
20 Labrador Herráiz, DiFranco, Bernard (eds.), 2001, no 75.
21 Este fragmento de solo dos versos falta en TP2, que quizá lo suprimió por su escasa entidad; sin embargo, el MP2-300 es exactamente igual en TP2-388; constando solo cuatro versos puede ser incompleto, pues tampoco el sentido parece completo, sino más bien el arranque de un poema de ocasión. La supuesta rúbrica habría suprimido el final de este poema y el comienzo del fragmento MP2-301, dedicado según su explicit al conde de Haro.
22 Cito según la edición de Difranco, Labrador Herraiz (eds.), 1989, incluyendo el número de la edición. Fue descrito en Blecua, 1983, donde publicó diversas composiciones.
23 Se trata de los sonetos número 7, 8 y 9 en el Inventario (Torres Corominas, 2008) , que salen en el manuscrito con los números 95, 103 y 100 respectivamene (Difranco, Labrador Herraiz [eds.], 1989).
24 Fernández de Villegas, La traducción del Dante, 1515, frontispicio, C1.
25 Véase Hamlin, 2012, especialmente p. 91 y, más en particular, Hamlin, 2013, sobre todo pp. 110-111, que me han sido muy útiles por los numerosos problemas de este incunable.
26 Fernández de Velasco, Descendencia de la casa y linaje de Velasco, p. 36, afirma que murió año y medio antes que don Bernardino, que a su fez falleció en febrero de 1512. Creo que tiene razón Hamlin, 2012 y 2013 al proponer una segunda fase de redacción posterior a 1510, habiéndose insertado la copla de Antonio de Soria quizá en el momento mismo de la edición, entre la muerte de don Bernardino en 1512 y la salida de la edición en 1515.
27 La fecha exacta de su muerte, el 19 de febrero de 1512, nos la da López de Toro (ed.), 1953-1957, no 479.
28 Véase el facsímil Rodríguez-Moñino (ed.), 1959, colofón.
29 Nótese la rúbrica al no 284: De don Antonio de Velasco al Condestable, siendo Conde de Haro…; dado que los Velasco recibieron la condestablía con carácter hereditario desde Pedro Fernández de Velasco (1473-1492), que era ya el segundo conde de Haro, este condestable que antes fue conde ha de ser Pedro Fernández de Velasco, hijo de Íñigo Fernández de Velasco, que había recibido el título en 1512, siendo su padre condestable, y le sucedió en este título a su muerte en 1528. El poema sería por tanto anterior a esta fecha, la rúbrica, posterior.
30 Pedro Fernández de Velasco aparece repetidamente con este título en vida de su padre don Íñigo: 1512, 1520, 1521, 1522, 1524 y 1527 (Peña Marazuela, León Tello, 1973, nos 2435, 2462, 2506, 2509, 2481, 2488 respectivamente). No tengo noticias de que este desdoblamiento de los títulos hubiera tenido lugar durante la condestablía de don Bernardino, que no tenía hijos legítimos.
31 Se trata de un hijo de Sancho de Velasco, señor de Arnedo, hijo a su vez de Pedro Fernández de Velasco, que por su matrimonio con Francisca de Zúñiga se convirtió en conde de Nieva (López de Haro, Nobiliario genealógico de los reyes y títulos de España, 1622, t. I, fo 565ro-vo). Tengo noticias documentales suyas desde 1490, en que ya estaba casado y ostentaba el título (Archivo General de Simancas. Cancillería. Registro del Sello de Corte, ref. ES.47161. AGS/2.2.24//RGS, LEG,149012, 208), siempre referidas a pleitos de carácter patrimonial; fundó un mayorazgo en 1522 (Cuartero y Huerta, Vargas-Zúñiga, Montero de Espinosa, 1961, p. 376). El problema de su identificación ya había sido abordado por Macpherson, 1984 y 1986, refundidos en Macpherson, 1998a, pp. 117-121, que ya había usado parte de esta bibliografía y pudo precisar que había asistido a las cortes de Zaragoza de 1498, siendo llamado siempre por su nombre, sin el título. Desgraciadamente, la larga semblanza que le dedicó Fernández de Oviedo (Pérez de Tudela y Bueso [ed.], 1983-2002) apenas da más datos que los familiares (es una versión distinta de la publicada en 1989 por Avalle-Arce, quizá más conocida); ya había muerto en febrero de 1523, en que Martín de Salinas se hace eco del tránsito apostillando que «no hay qué relatar dél», quizá refiriéndose a su escasa intervención en los asuntos públicos (Rodríguez Villa, 1903, p. 101).
32 Considero necesario advertir que los nobiliarios suelen dar la descendencia directa de cada miembro titulado del linaje (incluso los bastardos), pero ignoran casi siempre los descendientes de los que no reciben título, por lo que resulta dificilísimo, si no imposible, conocer incluso la existencia de numerosos sucesores; nótese que en la «Relación alfabética de los servidores de las casas reales», en La Corte de Carlos V, figuran cuatro Antonio de Velasco de cuya filiación familiar nada sabemos junto a dos de los que se nos da información. Las propuestas de identificación han de considerarse siempre meras hipótesis de trabajo y han de ser interpretadas en función de los datos manejados.
33 Para un repaso de su obra véase Avalle-Arce (ed.), 1994, pp. 209-212. Rodríguez-Moñíno, 1997, nos 838-841 da la noticia de un pliego suelto con una obra piadosa dedicado a nuestro personaje, el «Despertador de pecadores…».
34 Avalle-Arce (ed.), 1994, p. 212.
35 Véanse MacPherson, 1989 y Avalle-Arce, 1990, que parecen haber elaborado sus respectivos artículos separadamente.
36 Los datos fundamentales pueden verse en la web de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli <http://www.fundacionmedinaceli.org/casaducal/fichaindividuo.aspx?id=1817> [consulta del 7 de julio de 2014]. Para una visión de conjunto de la casa véase López de Haro, Nobiliario genealógico de los reyes y títulos de España, 1622, t. I, pp. 163-165; contiene información útil Franco Silva, 1997, especialmente p. 163 y nota 51.
37 Se trata de «Para mí para mí son penas», fo 138, «Si yo mismo me aborrezco», fos 201vo-206vo, «Entre tales estremos me tiene amor», fo 207 y «Tiénenme tan lastimado», fos 139-145vo.
38 Para una visión detallada de los Velasco en este período véase Franco Silva, 2006 y Pereyra Alza, inédita. Para su patrocinio cultural y los instrumentos de imagen y prestigio de la familia, Codón, 1982 y Paulino Montero, 2013. Quizá el monumento más importante para la memoria del linaje sea la capilla del Condestable de la catedral de Burgos, levantada por Pedro Fernández de Velasco, el padre de don Bernardino.
39 García Oro, 1992-1993, t. I, pp. 157-166.
40 Cuenta este cronista que el 18 de marzo de 1509 nació en Valladolid Juliana Ángela de Aragón, hija de Juana de Aragón y Bernardino de Velasco (Seco serrano [ed.], 1955-1956, t. I, año 1509, cap. xxviii).
41 Rucquoi, 1987, t. II, p. 58.
42 García Oro, 1992-1993, t. I, p. 409, nota.
43 Rucquoi, 1987, t. II, pp. 56, 58, 61 y 63, y p. 66 para el peso de la familia en las rentas de la ciudad. Según Pedro Mártir de Anglería, cuando afrontó la sublevación de sus vasallos de Medina del Rioseco, intentó persuadirlos alegando «que no quería hacer uso de su autoridad ni tratar con ellos como Virrey o señor, sino como un ciudadano de Valladolid o un súbdito de aquellos reinos» (López de Toro [ed.], 1953-1957, no 704).
44 García Oro, 1992-1993, t. I, p. 340.
45 El tono de estos poemas, y sobre todo la falta de alusiones a episodios difíciles de esquivar como las Comunidades o la guerra de Navarra induce a situarlos en un entorno cortesano más informal y relajado; por otra parte, los magnates tenían siempre libre acceso a la corte, aún en las circunstancias en que su presencia podía volverse incómoda (véanse los episodios del último período del almirante tal como la describe Fernández, 2001) por lo que resulta difícil delimitar estos datos de forma concluyente y estas conclusiones han de considerarse provisionales.
46 Perea Rodríguez, 2007, p. 234 nota 5. Ha de considerarse fallido mi intento de identificarlo con el valenciano Jerónimo Soria (véase Beltran, 2009, p. 745). Datos sobre este personaje emergen también en Torre, 1955-1956, t. II, p. 329. Fue muy importante en la organización de la artillería real como se puede juzgar en Ladero Quesada, 1967, pp. 127 y 289 pero, sobre todo, Arántegui y Sanz, 1887, pp. 806-808. Fue también encargado de organizar administrativamente el segundo viaje de Colón, véanse los documentos publicados en Navarrete (ed.), 1825, no XXX, p. 45, no XXXI, p. 46 y no XXXV, p. 50, todos del día 13 de mayo de 1493. Allí se dice que era también secretario del príncipe Juan, pero no aparece aún en Pérez-Bustamante, Calderón Ortega, 1999.
47 Véase Vicens Vives, 2006, pp. 664, 688 y 590.
48 Torre, 1955-1956, pp. 119-120, 198 y 584 respectivamente.
49 Torre, 1954, pp. 30 y 138 respectivamente.
50 Para su estancia en Roma puede verse Manglano i Cucaló de Montui, 1958 y, sobre todo, Pizarro Llorente, 2001, que aunque centrado en los años indicados en el título (1528-1532) contiene una semblanza suficiente para el resto de su biografía. Véase también Galende Ruiz, 1992.
51 Para la relevancia de su actuación al servicio del emperador, donde se enfrentó al poderoso cardenal Gattinara y quizá propició su caída, véase La Corte de Carlos V, t. V, pp. 209-214.
52 Se trata de un médico del cual sabemos además que en 1530 participó en la campaña de prueba de un bálsamo procedentes de las Indias en condición de «médico y cirujano de Su Majestad», según Mira Caballos, 2000, p. 212, nota.
53 «Relación alfabética de los servidores de las casas reales», en La Corte de Carlos V, t. IV, especialmente p. 535. Es posible que sea el mismo personaje que el Lloctinent del protonotari, en servicio desde 1516 hasta 1529.
54 «Consejeros de Carlos V» y «Relación alfabética de los servidores de las casas reales», en La Corte de Carlos V, (t. III y IV, respectivamente). De cómo supo aprovechar esta posición para colocar magníficamente a su numerosa familia se ocupó Aram, 2001, pp. 236-237 y todo el capítulo, y pp. 233-240.
55 Además de la «Relación alfabética de los servidores de las casas reales», en La Corte de Carlos V, t. IV, donde se da como fecha de su entrada en el cargo el 18 de septiembre de 1536, véase un memorial confeccionado a la muerte de Juana donde dice que «el Marqués de Denia, gobernador de la casa de S. A., sirve desde el año DXXXVI que falleció el Marqués Gobernador su padre» (Rodríguez Villa, 1892, p. 506; también las esposas formaban parte de la casa, entre ellas Isabel de Borja, como queda de manifiesto en la p. 508).
56 «Consejeros de Carlos V», en La corte de Carlos V, t. III, pp. 13-482, especialmente p. 388, así como la «Relación alfabética de los servidores de las casas reales», en la misma obra.
57 Rodríguez Villa, 1892, p. 508.
58 Rumeu de Armas, 1974, pp. 433-434.
59 Debemos una aproximación a este poeta a Campos Souto, 1999.
60 Pedro Mártir, en su epistolario, anunciaba al arzobispo de Granada y al conde de Tendilla la llegada de César a la Mota el 21 de junio de 1505 y participaba su fuga a los mismos destinatarios en otra carta de 22 de noviembre de 1506 (López de Toro [ed.], 1953-1957, no 284 y 317). Suárez Fernández, 1990, p. 319 data su llegada a Nápoles el 28 de abril de 1504 y su encarcelamiento el 27 de mayo; juzga que fue liberado merced a un pacto entre Fernando y los reyes navarros, en cuyo caso el relato tradicional, avalado por la versión de Pedro Mártir, sería la versión oficial que la corte difundió. Es curioso que Zurita, seguramente por haber encontrado documentos relativos a las dos versiones y no haber advertido la repetición, da las dos con todo lujo de detalles (Canellas López, Canellas Anoz, López Gutiérrez [eds.], 1989-1996, libro IV, xxii, vol. III, p. 444 y libro VII, xxiii, vol. IV, pp. 103-104).
61 Ibid., t. V, pp. 215-216 (libro VII, li, así como libro VII, xliv y libro VII, lii).
62 López de Toro (ed.), 1953-1957, Epistolario, no 336.
63 Fo 158vo según la descripción de B. Dutton. Según su transcripción, la copia de MP2 y TP2 (Dutton [ed.], 1990-1991, no 268 y 357 respectivamente) ha perdido un verso.
64 Guevara, Libro primero de las epístolas familiares, t. I, p. 466, «Letra para el Almirante don Fadrique, en la cual el auctor toca la manera que tenían los antiguos en las sepulturas, y de los epitaphios que ponían en ellas», no 65). Quizá interpretó a su manera la rúbrica de 14CG.
65 En el Catálogo de manuscritos de la Biblioteca Nacional, 1998 encuentro las referencias a los manuscritos 17689, fo 54; 1606, fo 40; 1317, fo 54; y 7526, fo 8, todos ellos misceláneas historiográficas donde el nombre del autor parece ausente.
66 F. Cxliijr, véase la edición de Macpherson, 1998b, no 101.
67 «Dar comienço do no ay cabo» 11CG fo 183ro, «dar comienço do no ai cabo» TP2 356 (uso transcripción de la edición citada), «dar comienço aqonoay cabo» MP2 fo 222/208.
68 Véase el índice en Cacho, 2001b, RI8. Ha sido estudiado por Benedictis, 2001, t. II, pp. 321-329 y Benedictis, 2002, que anunciaba una edición. Concuerdo con él en que puede datar de hacia 1600.
69 Se trata de Florencia, Biblioteca Nazionale Magliabecchiano, VII-353 fo 7 (Cacho, 2001a, NC5 13); para este personaje véase Haley (ed.), 2012.
70 Véase Canellas López, Canellas Anoz, López Gutiérrez (eds.), 1989-1996, X.xx.
71 Manglano i Cucaló de Montui, 1963, p. 367.
72 Véase Canellas López, Canellas Anoz, López Gutiérrez (eds.), 1989-1996, X.xxiii.
73 Manglano i Cucaló de Montui, 1963, p. 178.
74 Véanse las noticias que da López de Toro (ed.), 1953-1957, no 496 y 501, así como el relato detallado de Manglano i Cucaló de Montui, 1963, p. 315.
75 Ibid., pp. 405-406.
76 Registro General del Sello, LEG,148504,247, documento digitalizado.
77 Me baso en Monteano, 2010, pp. 59 y 70.
78 Ibid., p. 76.
79 Ibid., pp. 135-136.
80 Ibid., pp. 142-147.
81 Ibid., pp. 179-180.
82 Ibid., pp. 203-204.
83 Ibid., p. 246.
84 Ibid., pp. 250-262.
85 Sobre esta familia ha publicado diversos trabajos Betsabé Caunedo del Potro, a los que debo cuantos datos publico aquí; los dos importantísimos documentos digitalizados por la Real Academia de la Historia (Relación de la sucesión de Diego de Soria y de Catalina Maluenda y, especialmente, el memorial Origen, sucesión, limpieza y nobleza de Diego de Soria), ya fueron aprovechados en sus trabajos.
86 Los datos fundamentales proceden de Caunedo del Potro, inédita, pp. 51-91 y de su refundición y abreviación (con algunas adiciones) en «Los negocios de Diego de Soria, mercader burgalés», 1985, pp. 163-172.
87 En este período suministró numerosos lotes de mercancías de lujo (especialmente paños) a la corte, avanzó pagos para la flota de Flandes y emisarios reales en Francia, llevó correos a Inglaterra para el embajador de los reyes y prestó continuamente cantidades al tesoro real, especialmente y de forma creciente a partir de 1497 (véase Andrés Díaz, 2004, apuntes 84, 960, 1054, 1809, 2810, 3588, 4141, 4517, 5477, 5866, 6133 y 6242).
88 En junio de 1480, Pedro López de Padilla y el adelantado mayor de Castilla y de D. Luis de Velasco pidieron a los reyes que ordenase la devolución de esta cantidad a pesar de lo estipulado en el contrato, a lo que accedieron en diciembre del mismo año (RGS, LEG, 148012,66 y RGS, LEG, 148006,305). Luis pudo ser el señor de Belorado, hijo del conde de Haro Pedro Fernández de Velasco, hermando del primer condestable de esta familia y tío por tanto de los condestables Bernardino e Íñigo; si es así, Ana casó más tarde con Alonso Carrillo de Peralta, primer marqués de Falces.
89 Este aspecto está tratado con más detalle (a partir de uno de los documentos citados) en Caunedo del Potro, 2006, pp. 77-97, especialmente pp. 84-87.
90 Caunedo del Potro, 2007, especialmente p. 257, nota.
91 Véase una semblanza completísima en «Los consejos y los consejeros de Carlos V», en La Corte de Carlos V, t II(2), pp. 377-379.
92 López de Toro (ed.), 1953-1957, Epistolario, no 613.
93 Mathers, 1981, especialmente p. 35.
94 Véase Caunedo del Potro, 2006 p. 89; los datos proceden del memorial Origen, sucesión, limpieza y nobleza de Diego de Soria, fo 103ro. En octubre de 1520, el condestable de Castilla le incluye entre los leales de Burgos en un informe al emperador (Pérez, 1970, p. 205).
95 Se hace eco de este incidente Pérez, 1970, p. 166. Para la acción de los comuneros y la reclamación posterior de su viuda al emperador véase Danvila, 1897-1899, t. IV, p. 227, que se debe completar con el t. I, pp. 362 (relato de los disturbios de Burgos) y 482 (confianza del Emperador en Diego de Soria, fechada en 1520); la compleja situación que se vivió durante aquel período en el concejo burgalés ha sido reconstruida por Caunedo del Potro, 2006, pp. 89-93. La narración de Danvila sitúa este memoria en junio de 1521, en contradicción con la documentación burgalesa que sitúa su sustitución en el concejo en 1523; por el contrario, el epitafio de su tumba, transcrito en el memorial Origen, sucesión, limpieza y nobleza de Diego de Soria, fo 103vo, dice que murió en 1522.
96 Ibid., fo 103vo.
97 «Consejeros de Carlos V», en La Corte de Carlos V, t. III, pp. 456-458, donde se inserta una semblanza muy completa y documentada.
98 «Relación alfabética de los servidores de las casas reales», en La Corte de Carlos V, t. IV(3).
99 Mathers, 1980, p. 328.
100 Blecua, 1979, p. 161, sitúa el cambio de gusto y la proliferación de obras petrarquistas a partir de 1550.
101 Vale aún el estudio clásico de Blecua, 1952.
102 Véase el trabajo de Blecua, 1979.
103 Véase el que estudió Marino, 2011.
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Universitate de Roma La Sapienza
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