Belén Sárraga y el republicanismo de entresiglos. Discursos y prácticas sociales del Grupo Germinal en Andalucía
p. 231-247
Dédicace
A mi nieta Lucía
Texte intégral
«Para la consecución de los ideales hace falta rebeldía. Esa santa emulación que conduce al triunfo» (Belén Sárraga)
1Aunque en su dilatada trayectoria histórica el republicanismo ha entendido que la ciudadanía no puede desligarse de los discursos sobre la libertad, la igualdad y la fraternidad, estos valores han sido desplazados en numerosas ocasiones hacia el terreno de la abstracción. Representaron durante mucho tiempo la invitación a participar en un banquete simbólico restringido a los varones que se consideraban hermanos de clase, renta y raza. Cabe preguntarse si en el cruce de los siglos xix-xx las mujeres republicanas, pese a su compromiso político, su militancia librepensadora y sus pautas secularizadas de vida, eran «sus iguales». El término «ciudadana», antepuesto al nombre y los apellidos, expresaba su decisión de participar activamente en la esfera pública, esgrimir virtudes cívicas tales como el valor, el coraje, la constancia, la tenacidad, la resistencia y la disciplina, y obtener mediante sus discursos, mítines y giras propagandísticas el brillo de lo público, la excelencia y la fama. De este modo, las dirigentes republicanas escenificaron las líneas de tensión entre «el gobierno de la familia» y «el gobierno de la ciudad», mostrando el peso de sus autorizadas voces y de unas genealogías femeninas que han estado canceladas demasiado tiempo en los registros históricos. El ejercicio de la sororidad y los pactos recíprocos de reconocimiento establecidos entre reconocidas militantes y difundidos en la prensa otorgan visibilidad a estas mujeres. A la intensa labor política desarrollada por una de ellas, la propagandista, periodista, escritora, dirigente republicana y feminista Belén Sárraga Hernández (Valladolid, 1872-Ciudad de México, 1950), en la Andalucía de entresiglos, dedicamos las páginas que siguen.
Una mujer entre el gobierno de la ciudad y el gobierno de la familia
2Cuando en 1896 Belén Sárraga abandona Barcelona y se traslada precipitadamente a Valencia en compañía de su marido, el joven federal y masón Emilio Ferrero Balaguer, —que había sido detenido, interrogado y, finalmente, puesto en libertad, como otros muchos republicanos, anarquistas y librepensadores, tras la explosión de la bomba de calle Cambios Nuevos—, probablemente no abrigaba aún la idea de convertirse en líder del republicanismo español1. Pero en la ciudad del Turia, con el respaldo del blasquismo y de varias entidades librepensadoras, puso en marcha los proyectos que había dejado atrás. Publicó el semanario republicano, anticlerical y feminista La Conciencia Libre (editado entre 1896-1907 primero en Valencia, después en Málaga y más tarde en Barcelona), registrado meses antes en el Gobierno Civil de Barcelona, fundó la Asociación General Femenina, que daría continuidad a la Asociación de Mujeres Librepensadoras, abrió un moderno Gabinete Público de Lectura Racionalista dotado de energía eléctrica, una versión modesta de la Biblioteca Arús, y varias escuelas laicas para niñas y adultas2. Antes de que acabara el año había ingresado en la logia «Severidad» con el simbólico nombre de Justicia, pronunciando en su discurso de entrada unas palabras que resultaron premonitorias: «Yo no he hecho nada, pero haré»3. Aunque pecó de modestia al valorar sus experiencias políticas previas, acertó de lleno en la predicción de sus futuras actividades en ámbitos republicanos, librepensadores, obreros y feministas. Empezó por transformar desde dentro, con el concurso de otras «hermanas» valencianas, catalanas y andaluzas, el tejido social del librepensamiento y la masonería, llevada por la idea de construir una «escuela de ciudadanas» que allanara el camino de la emancipación femenina4.
3Belén Sárraga había hecho en Barcelona cosas «extrañas» y prohibidas a las mujeres. Labró su fama como oradora de la mano de Amalia Domingo Soler, Ángeles López de Ayala y Teresa Claramunt, entre otras pioneras, con el respaldo de algunos representantes de lo que el historiador Pere Sánchez Ferré denomina el «feminismo de hombres»: Anselmo Lorenzo, Cristóbal Litrán, Josep Llunas y Mariano Aguilar, entre otros5; se puso al frente de la escuela laica de niñas Sócrates y mostró sus dotes de liderazgo en las manifestaciones estudiantiles organizadas para restituir al republicano Odón de Buen en la cátedra de Historia Natural de la que había sido apartado por sus ideas científicas y políticas. Ningún aspecto de la lucha social parecía dejar indiferente a la joven «de mirada centelleante, de inteligencia superior, viva, dominadora»6. Fue una de las librepensadoras —deístas, agnósticas o materialistas— que lucharon por imponer una lógica civil a las mujeres. Redactora del periódico La Luz del Porvenir, dirigido por Amalia Domingo Soler, contribuyó con sus artículos a que sus páginas hayan sido consideradas uno de los archivos más completos sobre las «heterodoxas» españolas de finales del siglo xix7. Desde Rosario de Acuña a Carmen de Burgos, las escritoras racionalistas difundieron la importancia de la instrucción femenina, la necesidad de reivindicar los derechos sociales y civiles y la necesidad de sellar acuerdos recíprocos para defender las ideas republicanas, laicas y emancipadoras8.
4En Valencia, Belén Sárraga intensificó sus contactos y compromisos políticos. Su campaña contra la guerra de Cuba, que la llevó a la cárcel de mujeres durante varios meses estando embarazada de su primera hija, y su participación en la Asamblea Internacional de Mujeres por el Desarme, organizada en el marco de la Conferencia de Paz de La Haya de 1899, constituyen una muestra de sus ideas pacifistas. Asimismo, su papel en la fundación de la Revue de Morale Sociale, publicada en Ginebra por un grupo de pensadores racionalistas del que formaba parte el español Adolfo Posada, revela su temprana presencia en ámbitos librepensadores europeos9. Estas actividades la sacaron del anonimato para lo bueno y lo malo. El semanario integrista La Lectura Dominical, azote de masones y librepensadores, fue especialmente beligerante con la propagandista: «Las triunviras son de perlas… De Belén no hablemos. Armará tales belenes y tiberios que no se la podrá oír»10. Comentarios jocosos y descalificaciones que se repetirían una y otra vez: «El mitin organizado en honor de la Belén hizo desbordarse el entusiasmo… cosa muy natural, pues habiendo belén tiene que haber desbordamientos»11. Después, lamentablemente, los juegos malintencionados de palabras dieron paso a persecuciones, detenciones y juicios, incluso a varios atentados de los que la librepensadora salió ilesa12.
5Su biografía «habla». Hija primogénita de Vicente Sárraga Rengel, convencido republicano y masón nacido en Puerto Rico, y de la vallisoletana Felisa Hernández Urgón, vio la luz en 1872, dos años antes de que sus padres decidieran contraer matrimonio civil acogiéndose a la efímera secularización de las leyes y costumbres durante el Sexenio Democrático. Pero tras la restauración monárquica las perspectivas cambiaron. El regreso del conservadurismo llevaría a los progenitores de Belén a casarse por la Iglesia y a «legitimar» a su hija, que apenas contaba cinco años. Vicente Sárraga iba a participar en varias conspiraciones republicanas, y tras ser arrestado en repetidas ocasiones embarcó en 1880 con su familia rumbo a Puerto Rico. Allí nació Rafael, su segundo hijo, y Belén inició sus estudios de magisterio por indicación de su abuelo Fernando Sárraga Aguayo, director de la Escuela Normal de Maestros de San Juan. La joven recibiría una educación ilustrada que inclinaría su espíritu hacia la libre conciencia años más tarde13.
6En 1888 regresaba a Madrid con su familia y poco después sus padres anunciaban su separación. Fue un hecho escandaloso que puso fin a las desavenencias e infidelidades de ambos y levantó una oleada de críticas tan solo acalladas por el prematuro e inesperado fallecimiento de Felisa Hernández en 1889. Sus hijos quedaron a cargo de la abuela materna, Ana Urgón Bueno, una mujer analfabeta, como tantas otras en su época, que les había acompañado en Puerto Rico durante una larga temporada. La viudez llevó a Vicente Sárraga a establecer una relación sentimental «seria» con una mujer más joven y de muy buena posición social, con la que contrajo matrimonio. Consciente de los cambios en la situación familiar, Belén pleiteó con su padre para obtener la asignación económica estipulada a los dos hermanos en el proceso de separación de sus progenitores y empezó a frecuentar los círculos políticos republicanos. Allí conoció a Francisco Pi y Margall, Luis Benot y Nicolás Estévanez Calderón, entre otros líderes federales, y trabó amistad con el joven dependiente de comercio Jesús Emilio Ferrero Balaguer, librepensador y masón, con el que compartiría confidencias, ideales, ilusiones y una relación sentimental duradera.
7Los novios, decididos a iniciar un proyecto de vida común, se trasladaron con el pequeño Rafael a Valencia. Pero Emilio fue requerido como agente comercial en Barcelona, donde Belén tenía unos familiares acomodados y conservadores. En 1893 los jóvenes estaban instalados en «la cuna del progreso», como se conocía a la urbe mediterránea entre los círculos de la izquierda. Allí tuvieron ocasión de comprobar las huellas de la Exposición Universal de 1888, sumergirse en el bullicio de las Ramblas iluminadas con las primeras bombillas eléctricas: el Raval a un lado, el barrio gótico al otro, y pudieron admirar la belleza de los edificios modernistas y las casas de fachadas achaflanadas del Ensanche, construidas al estilo parisino. Se empaparon también de la energía de los barrios populares, salpicados de fábricas, talleres y pequeños comercios, y del hondo compromiso político y social de su vecindario, atareado en la consolidación de grupos librepensadores, ateneos obreros, escuelas laicas, orfeones, grupos de teatro y bibliotecas.
8Es probable que las presiones familiares llevaran a la pareja —los dos eran menores de edad— a contraer matrimonio canónico en 1894, con la preceptiva licencia notarial de sus padres, que no acudieron al enlace14. Fue un acto sencillo al que asistieron dos testigos, el hermano de la novia y un representante del Registro Civil, como estaba estipulado. El sacerdote anotó en el acta: «Saben doctrina, confesaron y comulgaron», dato que a primera vista no encaja con la trayectoria política e ideológica de la pareja, pero sí con su deísmo, con la filosofía librepensadora y la tradición hermética recuperada por el pensamiento ilustrado, que distingue entre «exterioridad», que no hay que impugnar sino tener por indiferente, e «interioridad», que es lo único que importa15. Estas ideas, ligadas en gran medida a los planteamientos difundidos por las fourieristas españolas en «Los Pensiles», marcaron el fin de siglo y la trayectoria biográfica de Emilio Ferrero y Belén Sárraga, discípula aventajada de Amalia Domingo Soler y seguidora, como esta, de las ideas de Kardec16. Para que no quedaran dudas, la desposada mostró su adhesión al maestro espiritista en un extenso poema publicado en La Luz del Porvenir17. Pronto aprendería a compaginar el ideal de fraternidad, el concepto de «Patria Universal» y la propaganda social con la libertad de pensamiento, el laicismo y la enseñanza racionalista18.
9Instalada en la imprecisa línea que separaba el «más acá» del «más allá», Belén había encontrado un compañero de vida con el que predicar sus creencias en mítines, conferencias y otros actos públicos, el «alma gemela» a la suya, como aseguró en el libro de poemas Minucias19, que le dedicó. Se trata de «una pequeña Biblia de amor, catecismo cívico y Evangelio de la libertad», un ramillete de «cantos a la humanidad, inspirado por nobles y elevados ideales»20. La autora había añadido el apellido de su marido al suyo, según la costumbre de las mujeres casadas de la época, y pasó a ser en la esfera pública «Belén Sárraga de Ferrero». Sin embargo, ello no iba a impedir que sus detractores la consideraran una mujer ambigua, «que desatiende el puchero para ir de la Ceca a la Meca hablando de muchas cosas que ni ella ni quienes la escuchan entienden»21.
10Aunque su unión con Ferrero apelaba a la solidaridad «de dos seres conscientes y libres que se aconsejan y se sostienen, sin jerarquías ni celos»22, la vida cotidiana no iba a ser fácil para ninguno de los dos. Formaban un «matrimonio republicano» con militancia compartida, algo muy poco habitual a finales del siglo xix, pero su relación se regía por normas jurídicas y tradiciones culturales que imponían desiguales relaciones de poder entre los cónyuges y situaban a las mujeres en la esfera doméstica con la misión de llevar a cabo únicamente las tareas reproductivas, socializadoras y de cuidado acordes con su «naturaleza». Razón por la que el feliz universo conyugal dibujado en los discursos de los ideólogos republicanos sería cuestionado tanto en los congresos internacionales del librepensamiento de Ginebra (1902) y Buenos Aires (1906) como en el Primer Congreso Internacional Femenino celebrado en la capital argentina en 1910. En todos ellos un importante grupo de mujeres, del que formaba parte nuestra protagonista, reclamó el divorcio por mutuo acuerdo y relacionó la carencia de derechos políticos y civiles femeninos con el espíritu opresor del patriarcado: «Creedlo, ciudadanos, la abolición de una autoridad en la familia es algo más que una aspiración del feminismo; es un beneficio social, es una necesidad humana»23.
11Posiblemente Belén y Emilio negociaron en privado los papeles de género asignados en la sociedad de la Restauración a mujeres y hombres. Ella poseía el brillo externo, el carisma y la fama. Él era considerado un hombre serio, honrado y trabajador, un buen organizador con «mano izquierda» a la hora de pactar una candidatura electoral, establecer alianzas políticas o fundar organizaciones obreras de base republicana y librepensadora en la que tenían cabida diferentes familias ideológicas, sectores interclasistas y mujeres conscientes que luchaban por su emancipación. Paulatinamente pasó de mentor de su esposa a ocupar un discreto segundo plano en las actividades políticas que compartían.
12Había nacido en Almansa (Albacete) en 1872, en una familia de honda tradición republicana. Su padre, José Ferrero Puerto, un comerciante de Alcoy (Alicante), participó en los hechos revolucionarios de 1854, 1868 y 1873, inculcó sus ideales a sus cinco hijos, dos chicos y tres chicas, y transmitió a su primogénito, el marido de Belén, el interés por los negocios24. Emilio Ferrero trabajó desde muy joven en varias compañías comerciales por mediación de su padre y de Francisco Ferrer Guardia, fundador de la Escuela Moderna y futuro mártir del librepensamiento, llegando a ocupar un importante puesto en la multinacional norteamericana de cajas registradoras CASH, que revolucionó los métodos de venta al formar a sus dependientes con cursos innovadores y agresivos25. Solía desplazarse con cierta frecuencia a París donde, tras atender sus negocios, frecuentaba la compañía de Nicolás Estévanez, Isidoro Lapuya, Ferrer Guardia y otros integrantes de los círculos de exiliados republicanos, radicales y librepensadores que residían en el país vecino26.
13De su matrimonio con Belén Sárraga nacieron tres hijos: Libertad (1896), Demófilo Dantón (1898) —nombre con el que sus progenitores quisieron honrar a Fernando Lozano (Demófilo), director de Las Dominicales del Libre Pensamiento, y al revolucionario francés Georges-Jacques Danton, fundador de la Sociedad de Derechos del Hombre y el Ciudadano (también conocida como Club de les Cordeliers)—, y Víctor Volney (1902) —nacido en Málaga y llamado así para honrar al escritor Víctor Hugo, seguidor de las corrientes deístas librepensadoras que profesaban los padres del niño, al filósofo ilustrado Volney, autor de Las ruinas de Palmira27, obra de referencia en las bibliotecas racionalistas, y al médico librepensador Volney Conde-Pelayo, que había salvado la vida de Belén en cierta ocasión—. Vicente Ferrero tuvo que hacer un alegato en la prensa librepensadora para vencer la resistencia del juez del registro civil de Málaga que trató de impedir la inscripción del recién nacido con un nombre tan «poco corriente» como era Volney28.
14Belén Sárraga y Emilio Ferrero formaron una familia amplia en la que la bisabuela de los niños Ana Urgón, una empleada doméstica y Rafael, que atendía a sus sobrinos en el tiempo libre que le dejaban sus estudios de arte dramático y declamación tuvieron un importante papel. En Valencia, entre 1896 y 1900 el matrimonio recurría a los padres y las hermanas de Emilio, vecinos de Burjassot, municipio republicano próximo a la capital en el que Blasco Ibáñez tenía numerosos seguidores y bienes materiales, como la céntrica casa donde se fundó el diario El Pueblo en 1894. Ubicado en la comarca de La Horta, el pueblo incrementaba su población en el estío con la llegada de numerosos veraneantes que adquirían o alquilaban residencias de recreo. Ese trasiego de personas se veía facilitado por el tranvía que unía Burjassot con Valencia y por dos líneas de ferrocarril que propiciaban el tránsito de personas y mercancías a otras ciudades29. Libertad, Demófilo y Víctor solían pasar largas temporadas en Burjassot mientras sus padres realizaban sus giras propagandísticas.
15En el hogar de los Ferrero-Sárraga, instalado, bien en pisos alquilados en barrios populares o de clases medias-bajas próximos al casco histórico, bien, cuando las circunstancias lo permitían, en un espacio más amplio, por lo general una casa de dos plantas con balcones exteriores y patio trasero, la habitación más luminosa y ventilada se destinaba a oficina del semanario La Conciencia Libre. Belén escribía allí sus editoriales, artículos, cuentos, poemas y discursos, llevaba la contabilidad de la publicación, recibía a los distribuidores y contestaba la abundante correspondencia que recibía de los suscriptores españoles, europeos e iberoamericanos. Emilio, tras acabar su jornada laboral, se encargaba de cobrar los trabajos realizados a precios económicos en la imprenta que adquirieron para abaratar los gastos de edición del periódico. Además de los talonarios de recibos, facturas, hojas sueltas, libros de actas y reglamentos vendidos a las sociedades obreras, gestionaba la publicación de libros y folletos y los anuncios procedentes del campo republicano, masónico y librepensador en el periódico30. Esta oficina doméstica, rebosante de papeles y libros, no era la habitación propia que Virginia Woolf aconsejaba a las mujeres para afianzar su creatividad, sino un espacio donde se entrecruzaban las visitas, el monótono ruido de la máquina de escribir, las voces infantiles procedentes del patio y el olor de los fogones. La directora de La Conciencia Libre pasaba allí muchas horas tratando de compaginar el gobierno de la familia con el gobierno de la ciudad31.
16Cabe preguntarse si sus actividades políticas contribuyeron a desplazar el peso de los hábitos patriarcales de su vida cotidiana. Compartió con su marido viajes, mítines y proyectos hasta 1905, año en el que se produjo el fallecimiento de su hija, golpe del que no se repondrían. La reapertura de La Conciencia Libre tras un largo período de silencio, la fundación del Colegio Moderno para niñas, siguiendo las ideas pedagógicas de Ferrer Guardia, y la participación de Belén en el Congreso Universal de Librepensadores de Buenos Aires en 1906 —sin Emilio, que permaneció en Málaga a cargo de sus negocios y de sus dos hijos— representaron para ella una huida hacia delante y la mantuvieron alejada del duelo familiar. Su rotundo triunfo en Argentina y Uruguay contribuyó a que prolongara su estancia durante cuatro meses respondiendo a la invitación de las logias masónicas y sociedades librepensadoras.
17Mientras tanto, las cosas iban a experimentar un vuelco en Málaga. Es comprensible que Emilio Ferrero, sumido en la soledad y atento a los cambios de la política local, aceptara la propuesta de su empresa para instalarse en Barcelona, la ciudad donde «todo había empezado» en 1894. Volcó toda su energía en lograr que La Conciencia Libre, la imprenta y el Colegio Moderno para niñas, con su directora al frente, abrieran sus puertas en un tiempo exprés en la barcelonesa calle Madrona. Belén se les unió a comienzos de 1907. Pero los excesos de la coyuntura política, centrada en la lucha entre Lerroux y Solidaridad Catalana, las expectativas comerciales ofrecidas a Ferrero en América y la oferta que traía Sárraga para dirigir el diario El Liberal en Montevideo motivaron el traslado de toda la familia a Uruguay en 1908. Allí, de manera gradual, el matrimonio seguiría caminos separados. Transcurridos dos años el sueño de las «almas gemelas» había terminado. El divorcio se dictó en Montevideo de acuerdo con la ley promulgada por el presidente Batlle en 190732. Ferrero pagó los costes por abandono de hogar y rehízo su vida sentimental en Dayton (Ohio), llevándose a sus hijos con él tras ser informado de que su exesposa se disponía a emprender su primera gran gira iberoamericana (1911-1913).
18Belén Sárraga fue víctima del doble rasero de medir aplicado a las conductas masculinas y femeninas. De ella se dijo que era una mujer «carente de moral» y libre, porque se hacía acompañar en sus viajes por un puñado de librepensadores entre los que se encontraba su secretario personal, con el que formó pareja: el escritor Luís Porta Bernabé, masón, siete años menor que ella y amigo de su hermano Rafael. La propagandista hizo añicos el rol de mujer doméstica. Había entrado a formar parte de la galería de personajes excesivos, situados a medio camino entre la historia y la leyenda, la heroicidad y el mito. Tildada de «estafadora, farsante, divorciada, sin hogar, sin hijos, impía, vieja, fea, insípida, y prostituta»33, podía ser un ángel de la libertad o un ángel caído pero nunca un ángel doméstico.
Obrerismo y librepensamiento en Andalucía. ¡Por la República revolucionaria!
19Quince años antes, en 1897, Belén Sárraga había experimentado emociones encontradas (una mezcla de orgullo y rabia) al pisar los antiguos cantones de Málaga y Cádiz, cuyas luchas había oído contar muchas veces a los republicanos más veteranos, entre los que se encontraban Pi y Margall, Nicolás Estévanez y su padre, con el que había hecho las paces tras la quiebra familiar vivida en 1889. Ambos tenían un carácter exaltado y compartían las mismas ideas políticas. Eso explica la vehemente defensa que su progenitor hizo en la Asamblea Nacional Republicana sobre el derecho de su hija a pertenecer a ese organismo como directora de La Conciencia Libre34. Belén había ingresado muy joven en el Partido Federal sin que se especificara en la hoja de registro su sexo ni su edad, siendo conocida por quienes, pasado un tiempo, ensalzaban o criticaban sus supuestas cualidades viriles, como «la chiquita» a secas. Sin renunciar al partido «de sus más puros amores», demostró muy pronto que estaba dispuesta a servirse del blasquismo y el germinalismo para establecer la República Social y Anticlerical35.
20Cuando llegó a Málaga su principal objetivo era forjar «una democracia de pequeños propietarios y obreros felices», un proyecto pimargalliano. Con Emilio Ferrero fundó la Federación Provincial Obrera (1897-1906), conocida como la Federación Malagueña, aprovechando las redes del republicanismo, el librepensamiento y la masonería en Andalucía36. Pusieron en práctica la estrategia utilizada en Valencia y que después repetirían en otras ciudades: fomento de las suscripciones de La Conciencia Libre, giras de propaganda y creación de escuelas laicas y de entidades librepensadoras femeninas37. Después regresaron a la ciudad del Turia, donde tenían su domicilio. Allí siguieron los pasos de la Federación con la idea de retornar para tomarle el pulso, reconducir su trayectoria o ampliar su radio de acción.
21Confiaron en un grupo de curtidos federales malagueños: Enrique Gómez Cestino, Pedro Román y Antonio Azuaga, entre otros. Un listado que crecería tras la incorporación de varios militantes de la Juventud Republicana y alumnos aventajados de las escuelas laicas como Pedro J. Albero, un reconocido propagandista del librepensamiento andaluz. La Conciencia Libre fue el órgano de prensa de la Federación. También Las Dominicales, El Motín y El País informaban puntualmente sobre su trayectoria38. La prensa local se iba a posicionar de forma heterogénea. La Unión Mercantil se mantuvo neutral, mientras que El Noticiero Malagueño y El Cronista emprendieron una campaña de desprestigio contra la Federación y sus fundadores39. Pasado un tiempo el abogado federal Enrique Gómez Cestino recordaba «las difíciles circunstancias que la organización tuvo que sortear en sus orígenes debido a la oposición no solo de las fuerzas reaccionarias sino de los anarquistas exaltados», e incluso de los socialistas, debido a la fuerte competencia que la entidad representaba para todos40. El fundador del PSOE malagueño, el tonelero Rafael Salinas, editó el periódico La Unión Social para luchar contra la Federación y La Conciencia Libre41. Actitud compartida por los socialistas españoles, que inmersos en la política de «clase contra clase» veían en Belén Sárraga, «republicana, librepensadora y masona, todo en una pieza», una enemiga que «nada entre dos platos», llevándose de calle con su oratoria a las clases trabajadoras42.
22La Federación Malagueña adquirió tintes radicales y anticlericales en el contexto de crisis generalizada y «revolución cultural» de finales de siglo: bohemia, modernismo, naturalismo y vanguardismo. Un magma ideológico en el que participaban las logias masónicas y teosóficas, los círculos librepensadores y los núcleos anarquistas, filoanarquistas y feministas, con sus prácticas cívicas: mítines, banquetes, excursiones, meriendas campestres y reuniones en los ateneos populares, los círculos republicanos y las casas del pueblo43. A lo largo de 1897 la Federación organizó conferencias en su sede social los domingos con la intención de «instruir al obrero, desfanatizarlo, hacerlo consciente y educarlo para la vida social»44. Entre los meses de abril y agosto surgieron continuos choques con la autoridad gubernativa motivados por la presión política de la «oligarquía de la Alameda», encabezada por una poderosa figura femenina: Amalia Heredia Livermore, marquesa de Casa Loring. Mujer profundamente católica y emparentada con Francisco Silvela por el matrimonio de una de sus hijas, fue la inductora de las medidas represivas adoptadas contra la Federación y La Conciencia Libre45. Alejada, aparentemente, de las cuestiones relacionadas con la razón política y el mundo mpresarial, ámbitos que gestionaba su esposo de acuerdo con el tradicional reparto de roles de género, Amalia Heredia creó entidades con fines instructivos, sociales y artísticos (colegios religiosos para «niñas pobres y niñas bien», asilos, hospitales y el Museo Loringiano), convirtió la Quinta de La Concepción, situada a las afueras de Málaga, en sede de unas Cortes paralelas y abrió periódicos afines a sus ideas comprendiendo el importante papel que tendrían en la causa confesional, sin renunciar por ello a las tareas de representación social de las mujeres de su clase, los bailes y saraos, ni a exhibir sus virtudes morales en la esfera pública46.
23Amalia Heredia Livermore y Belén Sárraga Hernández libraron una fuerte batalla en el terreno político, educativo y periodístico. La primera, acostumbrada a imponer su criterio, tuvo que aceptar durante los últimos años de su vida la pujanza de los discursos y ritos anticlericales; la segunda afrontó con dignidad y sin bajar la cabeza amenazas, denuncias, persecuciones y, lo más grave, el cierre por orden gubernamental en 1897 de la Federación Malagueña, que puso fin a su primera etapa47. Pocos meses después, en abril de 1898, la propagandista del librepensamiento daba a luz su segundo hijo en Valencia. Mientras tanto, la prensa confesional, transformada en púlpito de los sectores integristas, desarrollaba un importante cometido en la lucha contra el laicismo48. El hecho no era nuevo. La Conciencia Libre tuvo que hacer frente a diecisiete procesos judiciales en 1897, dos cierres en 1898, el secuestro de los tres primeros números editados en Málaga en 1900 y un nuevo cierre a finales de 1902, razón que movió a su directora a publicar varios ejemplares en Villa del Río (Córdoba) con el apoyo incondicional de dos fervientes redactoras: Amalia Carvia y Soledad Areales, y el respaldo de la sociedad Los Amigos del Progreso49 El pacto de reconocimiento mutuo sellado el 9 de abril de 1901 entre Belén Sárraga y su «hermana en creencias» Soledad Areales —similar al que habían firmado Amalia Domingo Soler y Rosario de Acuña, o al suscrito entre Ángeles López de Ayala y Amalia Domingo Soler50— pretendía fortalecer el movimiento republicano, laicista, obrerista y feminista en Andalucía. Con esos acuerdos no solo se consolidaban los lazos de «las mujeres conscientes» con el republicanismo radical y con otros grupos sociales avanzados, sino que se acrecentaban «los vínculos de la más íntima y fraternal amistad». La Conciencia Libre comentaba:
Sería torpe, absurdo, querer prescindir de importantes elementos disgregados de los partidos republicanos y que hoy militan en el campo socialista revolucionario, desde la fracción germinalista hasta los libertarios. Y lo decimos con satisfacción […], hemos contribuido a ensanchar las miras de muchos republicanos, enseñándoles a aceptar la República como un medio, no como un fin51.
La gira de 1899 y sus consecuencias: discursos y prácticas germinalistas
24La labor de propaganda que llevaron a cabo Belén Sárraga y Emilio Ferrero en 1899 obedecía a los objetivos revolucionarios señalados por las redactoras de La Conciencia Libre. La importancia de Andalucía en el ámbito de las luchas sociales, la necesidad de extender en una región tan grande como Portugal el concepto de república social, revolucionaria y anticlerical, y el deseo de abrir de nuevo la Federación Obrera motivaron el cambio de residencia del matrimonio republicano a Málaga. La posibilidad de compaginar los negocios de Ferrero con los mítines, la apertura de entidades librepensadoras femeninas y la creación de escuelas laicas facilitaron la decisión52. Tras el intenso trabajo desarrollado en Valencia, otros retos revolucionarios se antepusieron a la elección de una sosegada vida familiar. Comentando el hecho, La Época señalaba con indisimulada maldad: «No es el caso de recordar el viejo refrán: mata al Rey y vete a Málaga»53, tras apuntar que los Ferrero-Sárraga habían decidido fijar su domicilio en una «ciudad sin ley», cuna de «chulos», «guapos» y «camorristas» crecidos en los barrios populares y recreados en los grabados de Doré y la literatura costumbrista54.
25La gira por Andalucía contó con un importante elenco de oradores: Nicolás Salmerón García, Alejandro Lerroux, Rodrigo Soriano, Belén Sárraga y Emilio Ferrero, en representación del Grupo Germinal al que todos pertenecían. Un conglomerado político y cultural cuyos integrantes habían asumido el concepto de república anticlerical, incluyendo valiosas aportaciones sobre la cuestión social en su programa: jornada de ocho horas, instrucción primaria gratuita para niñas y niños y personas adultas, secularización de la sociedad y emancipación femenina55. Todo ello en el marco de la cohabitación ideológica establecida entre los sectores obreristas y las pequeñas burguesías radicales: «La Revolución futura será social, o no será», afirmaban los germinalistas56. Entre sus dirigentes sobresalían las representantes catalanas, valencianas y andaluzas del feminismo laicista (Belén Sárraga, Ángeles López de Ayala, Amalia Domingo Soler, las hermanas Amalia y Ana Carvia, María Marín, María Trulls y Soledad Areales), los gestores de la corriente socialista-reformista no marxista (Ernesto Bark y Francisco Maceín), algunos escritores vinculados a los ambientes bohemios y filoanarquistas (Joaquín Dicenta y Felipe Trigo), el promotor del llamado socialismo marxista revisionista (Rafael Delorme) y los republicanos Nicolás Salmerón, Ricardo Fuente, Isidoro López Lapuya, Vicente Blasco Ibáñez y Emilio Ferrero. Estos dirigentes expresaban sus ideas en la revista Germinal, que dirigía Dicenta, en La República Social, conducida por Maceín, y en La Conciencia Libre, el periódico de Sárraga.
26En el consejo de redacción de este último figuraban las «infatigables luchadoras» que hacían posible su salida a la luz y la nómina de políticos e intelectuales citados, a los que se sumaron, tras el desconcierto que siguió a la muerte de Pi y Margall en 1902, Lerroux y los colaboradores de El Progreso, Nicolás Estévanez, Alejandro Calderón, Odón de Buen, Francisco Ferrer, Charles Malato y Roberto Castrovido57. Las mujeres de La Conciencia Libre eran partidarias de establecer un pacto revolucionario con los republicanos radicales y los elementos más avanzados de la sociedad, los anarquistas de La Revista Blanca: «Estamos conformes con ese pensamiento porque desde que entramos en la lucha, hace cerca de nueve años, no hemos seguido con la pluma, con la palabra y sobre todo con nuestros actos una política que no sea esa»58. Al igual que Bark, las líderes republicanas consideraban que librepensamiento, antimilitarismo y feminismo eran inseparables, y sostenían que la conexión entre republicanismo y socialismo revolucionario daría lugar a fórmulas organizativas democráticas, radicales y cosmopolitas no exentas de rebeldía59.
27Los mítines pronunciados por el germinalismo en Andalucía tuvieron lugar entre el 14 de octubre y el 7 de diciembre de 1899. En Almería, uno de los más importantes focos de irradiación de estas ideas, Belén Sárraga y sus acompañantes consiguieron el apoyo de miles de jóvenes de ambos sexos seguidores de la libertad de conciencia y entusiasmados con las estructuras escasamente jerarquizadas de la recién creada Agrupación Republicano-Socialista Germinal60. Tras la negativa de los empresarios del teatro de la capital de acoger a los oradores, el acto se celebró en el frontón Jai Alai donde se concentraron dos mil personas, entre las que había numerosas mujeres. La defensa del librepensamiento, la crítica del desastre colonial de Cuba y Filipinas y el análisis de la condición femenina en la sociedad de la Restauración fueron los grandes ejes de los discursos. En el transcurso del mitin un grupo de boicoteadores cortó la luz sin que por ello se suspendieran las intervenciones. Belén Sárraga advirtió al público: «No saben que la luz de la razón es muchísimo más potente que la artificial». El acto acabó con numerosos vivas a la agrupación y a la República61.
28En Linares y Bailén, dos fuertes bastiones librepensadores, los organizadores obtuvieron un clamoroso éxito. Pronunciaron discursos Belén Sárraga, Nicolás Salmerón y Fernando Lozano, director de Las Dominicales del Libre Pensamiento62. En Córdoba el delegado gubernativo llamó al orden a la propagandista por excederse en sus críticas anticlericales. Una parte del público aplaudió con entusiasmo y otra protestó, mientras los admiradores y detractores de Sárraga trasladaban sus ideas a las calles. En algunas casas permanecieron colgadas varios días grandes estampas del Corazón de Jesús63. Los problemas surgidos con los sectores integristas se sucedieron en Málaga y Granada, ciudad donde el mitin no pudo celebrarse por la intransigente actitud del gobernador y la oposición de las Damas Católicas, las Madres Cristianas y las Camareras del Santísimo Sacramento, escandalizadas «por las doctrinas, blasfemias e impiedades proferidas por esa mujer olvidada de Dios»64. Un enorme gentío se concentró delante del hotel donde se alojaba la oradora produciéndose numerosos disturbios protagonizados por sus partidarios y detractores. Algunos consideraban que se había creado un «enemigo colosal» donde no lo había y pedían cordura; otros exigían la dimisión del gobernador civil.
29En Loja el mitin, al que acudieron dos mil personas, se celebró en el Centro Cristiano Racionalista de Estudios Psicológicos (Espiritista). En Utrera y Sevilla el entusiasmo se desbordó. Se dirigieron al público Sárraga, Blasco Ibáñez y Lerroux, entre otros oradores. La oposición eclesiástica y las críticas de la prensa integrista no lograron rebajar las expectativas. De nada sirvió que los mítines fueran considerados poco relevantes en la prensa confesional y que la propagandista fuera presentada como una marimacho a la que solo seguían unos cuantos chiquillos65.
30Poco a poco en los actos programados se dejó sentir la presencia de las mujeres racionalistas, que fundaron sus propias entidades en Granada, Loja y Málaga, sumándose a la Asociación General Femenina de Valencia (1897), a la Unión Femenina de Huelva (1898) y a la Sociedad Progresiva de Barcelona (1898), principales núcleos del feminismo laicista español66. También se incorporaron significativos rituales que confirmaban el carisma y el liderazgo de Sárraga. El hecho de que hubiera personas que la acompañaran durante una parte de su viaje, la recibieran masivamente a su llegada y la siguieran hasta el hotel antes de que pronunciara unas palabras ante la multitud, eran escenas que se repetían en pueblos y ciudades. Algunos republicanos entendían la conducta de la propagandista como el cumplimiento de un compromiso femenino necesario debido a la pasividad masculina:
¿No os avergüenza el que tenga que ir una mujer a llenar deberes que son vuestros, a levantar el espíritu librepensador o republicano? […] ¡Y si al menos, después de haber llamado y escuchado a esa señora, hiciérais algo que respondiera a los aplausos que le prodigáis, cual si realmente sus palabras os hubieran despertado a nueva vida, la de acción!67.
31Los acontecimientos ocurridos en Málaga merecen un comentario aparte. El mitin programado el 13 de noviembre no se pudo celebrar por la oposición de los sectores confesionales. La prensa integrista insultó gravemente a Belén Sárraga. Este hecho provocaría numerosas manifestaciones de simpatía hacia ella, discursos de desagravio en los centros republicanos y la organización de un banquete en su honor. Finalmente, el mitin se celebraría el 19 de noviembre en la plaza de toros ante unas nueve mil personas. La oradora habló durante más de una hora, dirigiéndose con vehemencia a las mujeres para pedirles que se organizaran. En su discurso combatió el clericalismo y solicitó el apoyo de los socialistas librepensadores68.
32Concluido el acto, la organización adoptó tres importantes decisiones: la reapertura de la Federación Obrera; el cambio de residencia de Belén Sárraga y Emilio Ferrero a Málaga, teniendo en cuenta los intereses de la empresa internacional para la que trabajaba Ferrero, el potencial revolucionario de la ciudad y la fuerza creciente del republicanismo; y el traslado de La Conciencia Libre.
33El cumplimiento de tales objetivos acrecentó la tensión con los sectores clericales. La trayectoria del semanario no sería fácil. Los tres primeros números fueron denunciados y secuestrados. El gobernador civil trató de impedir su publicación alegando que su directora era una mujer69. Por su parte, la Federación Malagueña multiplicó sus mítines y actividades. Habitualmente, en las manifestaciones de culto religioso se lanzaban numerosos vivas y mueras a favor o en contra de «Cristo Rey» y «doña Belén». Cada año se organizaban grandes movilizaciones para conmemorar el aniversario de la Primera República española o la fiesta del Primero de Mayo. Liderados por Sárraga, los librepensadores expresaron su adhesión a Pérez Galdós con motivo del estreno del drama Electra en el Teatro Cervantes. En otra ocasión, los incidentes registrados durante la visita del general Polavieja llevaron a la propagandista a la cárcel, siendo “absuelta” después en el juicio70.
34En 1903 la Federación Malagueña contaba con ochenta sociedades obreras, campesinas, cooperativistas, feministas, ácratas y socialistas «a medio definir», y unas treinta mil personas afiliadas, según la dirigente republicana71. Cifras que no coinciden con las ofrecidas por La Conciencia Libre el año anterior: sesenta y dos asociaciones en Málaga, sus anexos y la provincia72. La Federación estaba en manos de una junta presidida por Ferrero y Sárraga, y en su organigrama figuraban también una Junta de Orden y otra Junta de Defensa. Su alineación con el germinalismo, al que se había aproximado Lerroux, se hizo patente en el mitin celebrado en la plaza de toros el 10 de junio de 1902. Allí, ante doce mil personas, entre las que destacaban las socias de la Sociedad Progresiva Femenina malagueña con sus banderas, el dirigente republicano alabó a Belén Sárraga:
Muchos años hace que sigo su ruda peregrinación por la tierra infecunda de las ideas modernas […]. Esta mártir sudorosa en los desiertos de la política está bamboleada por el huracán del caciquismo, por la brutal ignorancia de los españoles, sufriendo hierros, cárcel, persecuciones, indomable siempre, siempre generosa73.
35Ese año la propagandista, apenas recuperada del parto de su tercer hijo, participó en las giras programadas por la Federación en las comarcas de La Axarquía, Hoya de Málaga, Montes de Málaga y Costa occidental74. La consigna era no caer en provocaciones ni plantear acciones precipitadas que condujeran al fracaso de las luchas sociales, teniendo en cuenta que la huelga campesina convocada para obtener mejoras salariales y contratos laborales, seguida por quince mil personas, estaba a punto de concluir favorablemente.
36El objetivo era mantenerse fuertes para organizar la Confederación Obrera Andaluza en las mejores condiciones. Esta entidad se fundó en Ronda (Málaga) a finales de 1902, con el concurso de los germinalistas de Almería, la antigua Federación Andaluza, la Federación Gaditana, la Federación Cordobesa, la Federación Granadina La Obra y la Federación Malagueña, que en septiembre había obtenido un valioso reconocimiento internacional en el Congreso de Librepensadores de Ginebra. Seis «ejércitos luchadores» dispuestos a contar con las clases trabajadoras de Sevilla, Huelva y Jaén, que no estaban representadas aún en la Confederal Andaluza. Los objetivos de esta entidad eran: mantener los lazos de unión, la solidaridad y el valor moral, intelectual y social de los socios; constituir una fuerza de progreso integrada por mujeres y hombres para defender las ideas modernas, y redimir al proletariado. Con este programa se pretendía liquidar la Monarquía y suprimir el poder de la Iglesia, sumando elementos sociales muy heterogéneos: «Se trata de unir en vez de disgregar fuerzas, atraer en vez de repeler para que puedan marchar todas las voluntades del pueblo honrado, desde el republicano hasta el anarquista que sueña con una sociedad justa, libre y feliz»75.
37La Federación Malagueña se aproximó durante un corto período de tiempo a la Federación Revolucionaria que había creado Lerroux en 1903. Las dos organizaciones representaban fuerzas ideológicas plurales, radicalizadas y hasta cierto punto similares. La primera agotó sus días a finales de 1906 sin perder su carácter anticlerical e interclasista. Sárraga y Ferrero se habían integrado en la Unión Republicana de Salmerón para buscar «el triunfo de la República por la Revolución», aunque no permanecieron mucho tiempo en sus filas. La salida del periódico El Popular fue una pieza fundamental para consolidar la nueva organización republicana en Málaga76. Pero la búsqueda del concurso obrero de cara a las elecciones generales de abril y las municipales de noviembre de 1903 no dio resultado. Cerrado por orden gubernativa el semanario La Conciencia Libre, la Federación Malagueña se retrajo en las municipales, igual que el Partido Socialista, provocando la ruptura del ala izquierda del republicanismo local. Sárraga inició entonces una suscripción para fundar un nuevo periódico, pues las esperanzas en El Popular se habían desvanecido al negarse «a dar publicidad a cuanto tiene carácter radical, sobre todo a lo que afecta al clericalismo y al imperio del cacique»77. Consciente de las dificultades de esta empresa, sus esfuerzos se dirigieron a reabrir La Conciencia Libre, un proyecto más factible. El semanario inició su segunda etapa a finales de 1905 con una portada modernista protagonizada por una figura femenina de larga cabellera que llevaba un globo terráqueo en la mano como metáfora de la proyección internacional del librepensamiento:
Estamos en pie. Somos lo que fuimos y más de las que fuimos. Contadnos, los viejos amigos… contadnos e investigad nuestros pensamientos reflejados en estas columnas, ni una sola de nosotras abandonó su puesto; ni uno solo de los principios sustentados dejó de vivir en nuestros corazones78.
38En el marco de la tensión desatada entre clericales/anticlericales, los sectores integristas bloquearon las escuelas laicas en 1906 y la Federación Malagueña celebró un mitin para apoyar el proyecto de matrimonio civil y la Ley de Asociaciones de Romanones. Su logro más importante fue la organización de la Liga Anticlerical, volcada en la tarea de separar la Iglesia y el Estado y secularizar la sociedad, siguiendo el ejemplo de Francia79. Ferrero ya había tomado la decisión de trasladarse a Barcelona por tres motivos: una razón personal, que ya se ha señalado, una razón laboral y una razón política, la percepción de que en Málaga se había cerrado un ciclo y en Barcelona se abría otro caracterizado por la necesidad de reforzar el republicanismo lerrouxista frente a Solidaridad Catalana. La Conciencia Libre y el Colegio Moderno abrieron allí sus puertas80. Sin embargo, el enrarecimiento ideológico, las luchas partidistas y el hostigamiento al que fue sometida Belén Sárraga a su regreso de Uruguay fueron tales que la experiencia se difuminó enseguida. El matrimonio republicano decidió cruzar el Atlántico para iniciar una nueva andadura en América Latina en 1908.
Notes de bas de page
1 El Imparcial, 19 de agosto de 1899.
2 Ramos Palomo, 2002, pp. 125-164; Sanfeliu, 2005a.
3 La Antorcha Valentina, 21 de noviembre de 1896.
4 Lacalzada de Mateo, 1994.
5 Sánchez Ferré, 2019, pp. 68-72.
6 Las Dominicales del Libre Pensamiento, 16 de noviembre de 1899.
7 Domingo Soler, Memorias; Simón Palmer, 1993, p. 639.
8 Ramos Palomo, 2005a y 2006a, pp. 62-67.
9 Véase El Pueblo, 28 de agosto, 2 y 5 de septiembre de 1896; El Correo Militar, 15 de septiembre de 1896; El Motín, 3 de octubre de 1896. La campaña por el desarme en El Mercantil Valenciano, 18 y 21 de abril de 1899; Las Dominicales del Libre Pensamiento, 18 de mayo de 1899; Revue de Morale Sociale, 4, octubre-diciembre de 1899. Véase también Posada, Feminismo.
10 La Lectura Dominical, 21 de junio de 1896; El Siglo Futuro, 23 de septiembre de 1899, entre otros.
11 La Lectura Dominical, 4 de marzo de 1900.
12 Rivera, «Belén Sárraga. Noticias».
13 Ramos Palomo, 2006a.
14 Málaga, Archivo Narciso Díaz de Escovar (en adelante ANDE), Manuscritos s/n, Apuntes sobre la biografía de Belén Sárraga Hernández. Copia del acta matrimonial de Emilio Ferrero Balaguer y Belén Sárraga Hernández, Barcelona, 1893.
15 González de Zárate, 1993.
16 Kardec, El Evangelio según el espiritismo.
17 La Luz del Porvenir, 6 de junio de 1895. Sobre el espiritismo y las luchas sociales, Horta, 2001; Espigado Tocino, 2008.
18 La Luz del Porvenir, 4 de octubre de 1888.
19 Sárraga de Ferrero, Minucias.
20 Las Dominicales, 28 de febrero de 1902.
21 La Correspondencia Militar, 1 de diciembre de 1899.
22 Roussel, Trois conferences, p. 59.
23 Sárraga de Ferrero, Congreso Universal de Librepensadores.
24 La Conciencia Libre, 10 de marzo de 1906; El Federal, 24 de febrero de 1906.
25 El Regional, 1 de abril de 1921.
26 López Lapuya, La bohemia española en París.
27 Volney, Las ruinas de Palmira.
28 Las Dominicales, 13 de junio de 1902.
29 López García, 1989, pp. 236-273.
30 La imprenta se adquirió por mediación de la familia Areales, una de cuyas hijas era redactora de La Conciencia Libre y amiga de Belén Sárraga. Las Dominicales del Libre Pensamiento, 26 de abril de 1900.
31 Fraisse, 2003.
32 Barrán, 2008; Caetano, 2011.
33 El Despertar de los Trabajadores, 8 de abril de 1913, publicado en Iquique (Chile).
34 La Época, 24 de enero de 1897.
35 Rivera, «Belén Sárraga. Noticias», pp. 166 y 168.
36 Mateo Avilés, 1986, pp. 166-167.
37 Ramos Palomo, 2002, pp. 142 y 149.
38 La Conciencia Libre, 14 de junio, 5 de julio, 2 de agosto, 9 de agosto, 16 de agosto, 30 de agosto y 27 de septiembre de 1902.
39 La Unión Mercantil, 21 de abril de 1898.
40 La Conciencia Libre, 14 de junio de 1902.
41 Ramos Palomo, 1991, pp. 145-146.
42 El Motín, 29 de marzo de 1902.
43 Ramos Palomo, 2002, p. 135.
44 ANDE, La Federación Malagueña a la ciudad de Málaga, leg. 91.
45 Ramos Frendo, 2000.
46 Ramos Palomo, 2014a, pp. 38-39.
47 Mateo Avilés, 1986 p. 167; La Unión Mercantil, 21 de abril de 1898.
48 García Galindo, 1995, p. 147.
49 Belén Sárraga y Soledad Areales eran presidenta y vicepresidenta honorarias de la entidad. Las Dominicales del Libre Pensamiento, 24 de mayo de 1900.
50 Ramos Palomo, 2006a, pp. 64-71.
51 La Conciencia Libre, 7 de septiembre de 1901. Sobre Amalia Carvia y Soledad Areales, véase Sanfeliu, 2011a; Sánchez García, 2005.
52 El Regional, 1 de abril de 1921.
53 La Época, 3 de mayo de 1902.
54 Quiles Faz, 1995.
55 Pérez de la Dehesa, 1970.
56 Huertas Vázquez, 1996, p. 267.
57 La Conciencia Libre, 12 de octubre de 1901.
58 Ibid., 7 de septiembre de 1901.
59 Bark, El internacionalismo, pp. 10-11.
60 Martínez López, 1987.
61 La Crónica Meridional, 24 de octubre de 1899. Véase López Martínez, Ortíz Villalba, 1990, p. 464.
62 El Globo, 30 de octubre de 1899; El Heraldo de Madrid, 1 de noviembre de 1899; Las Dominicales del Libre Pensamiento, 9 de noviembre de 1899.
63 El Liberal, 7 de noviembre de 1899; El País, 7 de noviembre de 1899.
64 López Martínez, Ortíz Villalba, 1990, p. 466; El Día, 22 de noviembre de 1899; El País, 22 y 23 de noviembre de 1899.
65 La Época, 30 de noviembre de 1899; El Globo, 1 de diciembre de 1899; La Correspondencia Militar, 1 de diciembre de 1899.
66 La Conciencia Libre, 5 de febrero de 1898; Ramos Palomo, 2004.
67 El Motín, 28 de octubre de 1899.
68 El Globo, 20 de noviembre de 1899; El País, 20 de noviembre de 1899.
69 Las Dominicales, 26 de abril de 1900.
70 La Época, 17 y 18 de enero de 1904; El Heraldo de Madrid, 18 de enero de 1904; El País, 18 de enero de 1904; Las Dominicales del Libre Pensamiento, 5 de febrero de 1904.
71 Sárraga de Ferrero, Congreso Universal de Librepensadores.
72 La Conciencia Libre, 7 de junio de 1902.
73 Una extensa información del mitin en La Conciencia Libre, 14 de junio de 1902. También en La Época, El Globo, El Heraldo de Madrid y El Imparcial, 10 de junio de 1902.
74 La Conciencia Libre, 2 de agosto y 17 de noviembre de 1902.
75 Ibid., 20 de diciembre de 1902.
76 Arcas Cubero, 1985, pp. 178-179.
77 El Popular, 17 de marzo de 1904.
78 La Conciencia Libre, 2 de diciembre de 1905.
79 El Popular, 29 de noviembre de 1906.
80 La Conciencia Libre, 2 de marzo de 1907.
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Universidad de Málaga
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