Correspondencia para la negociación de la paz luso-castellana tras la batalla de Aljubarrota (1385-1416)
p. 101-116
Texte intégral
1El género epistolar ha sido hasta hace poco tiempo infrautilizado como fuente histórica, especialmente en un contexto cronológico como es el medieval en el que aparecen en los fondos archivística de forma dispersa y entremezcladas con otros documentos diplomáticos1. Sin embargo, su aprovechamiento nos puede ofrecer perspectivas diferentes a las que normalmente se acceden a través de la documentación diplomática o el género cronístico2.
2En este caso pretendemos demostrar la potencialidad de las fuentes epistolares para completar el estudio de la diplomacia medieval frente a la documentación oficial como los tratados, las ratificaciones, los poderes otorgados a embajadores, las instrucciones emitidas por los monarcas a sus embajadores o los memoriales de la evolución de las embajadas. Con este tipo de documentación únicamente se puede reconstruir el desarrollo formal de las misiones diplomáticas conociendo solamente quienes fueron los protagonistas, que órdenes tuvieron que cumplir y cuáles fueron los resultados de la embajada3.
3También frente al género cronístico cuya narración estaba orientada a defender el gobierno de un determinado monarca, siendo generalmente una reconstrucción elaborada a posteriori con el concurso de documentación de archivo y otras fuentes literarias tanto escritas como orales. En este caso podremos reconstruir cual fue la perspectiva oficial entorno a las relaciones diplomáticas y completar algunos datos que no podemos conocer a través de la documentación de archivo por su carácter fragmentario4.
4El género epistolar nos ofrece una visión única de la actuación de los protagonistas, ofreciéndonos su perspectiva y su opinión sobre los acontecimientos ocurridos en las embajadas, logrando así conocer el factor humano de las negociaciones que difícilmente puede vislumbrase en la formal documentación de archivo y en el elaborado género cronístico. Por ello ha sido recientemente revalorizado en el estudio de la diplomacia tanto altomedieval5 como bajomedieval, en este último caso especialmente en el ámbito italiano en donde los especialistas cuentan con buenas colecciones epistolares y con una tradición en el aprovechamiento de esta fuente histórica6.
5Un contexto óptimo para analizar la potencialidad del género epistolar en el estudio de la diplomacia medieval es la larga negociación de paz llevada a cabo entre los reinos de Castilla y Portugal durante casi medio siglo (1385-1431) tras la fallida intervención militar de Juan II de Castilla para proclamarse soberano luso en la crisis dinástica acaecida después de la muerte de Fernando I de Portugal, pretendiendo hacer valer sus derechos como esposo de la legítima heredera Beatriz de Portugal. Una paz definitiva firmada en Medina del Campo de 1431 que dejo atrás una serie de una decena de embajadas que desembocaron en la firma de tres treguas (1389, 1393, 1402) y otros dos tratados de paz (1411, 1423)7.
6Esta idoneidad se debe a que hemos encontrado un buen número de ejemplos para lo habitual en la época que asciende a veinte ejemplos situados entre 1399 y 1416, cifra nada despreciable si tenemos en cuenta que para este contexto diplomática en la misma cronología solamente disponemos de un centenar de documentos diplomáticos. Otra prueba de ello es que no disponemos de más ejemplos de correspondencia para lo que resta de siglo en la diplomacia luso-castellana.
7Esta veintena de epístolas se encuentra repartida en diversos fondos archivísticos situados en España y en Portugal como: las Gavetas del Arquivo Nacional da Torre do Tombo – Lisboa (ANTT), las secciones Estado y Patronato Real del Archivo General de Simancas (AGS), los fondos de correspondencia regia del Archivo de la Corona de Aragón (ACA) y el fondo Vereações del Arquivo Municipal do Porto – Oporto (AMP). Mención aparte de una epístola cuyo original no se conserva, pero cuyo contenido conocemos mediante su inserto en la Crónica de Juan I de Portugal de Fernão Lopes8, a la cual probablemente tuvo acceso gracias a su cargo de guarda-mor del archivo regio9.
8Cabe preguntarnos la razón de que se conservara tanta documentación epistolar para este proceso político cuando lo habitual es que se destruyera por carecer de valor jurídico. No nos cabe la menor duda de que estamos ante una pequeñísima parte de la correspondencia existente en la época, ya que sin una comunicación ágil sería imposible mantener una diplomacia de ese calado. Lamentablemente no tenemos una explicación clara. Podríamos argumentar el hecho habitual para la documentación epistolar de la época de que casualmente se conservara una determinada colección dentro de un archivo10, pero como ya hemos señalado, toda esta documentación procede de cinco fondos archivísticos diferentes. Por tanto parece que existe una coincidencia de varios monarcas celosos de custodiar la correspondencia diplomática recibida en un contexto diplomático decisivo para hacerla valer en la argumentación de posteriores negociaciones.
9Si bien es decepcionante esta respuesta dada a la pregunta del por qué disponemos de tantos documentos epistolares de diplomacia en una época temprana, sí podemos aprovechar la oportunidad de tal extraordinaria confluencia documental para realizar otros análisis y aportar respuestas sobre una realidad existente y difícil de captar por el déficit de este tipo de fuentes.
10En primer lugar analizaremos tanto actores como funciones de la epístola en este contexto, después estudiaremos las características tanto externas como internas de las cartas, para finalmente ponerlas en valor como fuente para el conocimiento del contexto histórico analizado.
Protagonistas de la epístola en diplomacia
11En la observación sobre quiénes eran los protagonistas de la correspondencia, tanto los responsables de la redacción como los destinatarios, y cuál era la función de la documentación, vemos que ambos aspectos están íntimamente ligados.
12La inmensa mayoría de la correspondencia se generó al calor de las negociaciones, seis de las cartas de nuestra cata tienen que ver directamente con el desarrollo de la negociación11.
13Tres de ellas pertenecen a lo que podemos denominar como correspondencia interna entre los miembros de la embajada y su monarca con la intención era la de informar sobre el devenir de la misión y solicitar nuevas instrucciones12. Ésto permitía articular con mayor agilidad la actividad negociadora de los diplomáticos, amoldándose a posibles cambios en el transcurso de la misión sin la necesidad de volver a recibir poderes o instrucciones.
14Mientras que las otras tres son de comunicación entre las misiones de ambos reinos con el fin de acordar los detalles de la celebración de la embajada como el emplazamiento o la fecha13. E incluso para rechazarla como el caso de la carta que el infante Fernando de Antequera dirigió a Álvaro Gonçalves, secretario de la embajada portuguesa de 1402, para indicarle que no estaba dispuesto a recibir a los embajadores que iban hacia Toledo, porque pretendían engañar a su hermano Enrique III de Castilla14.
15De las restantes cartas que no fueron escritas en plena misión diplomática, tenemos que tres de ellas que fueron redactadas por servidores de la corona para ofrecer información a un monarca extranjero. El primer ejemplo es la carta en la que el embajador castellano Antón Sánchez dirigió a Juan I de Portugal para darle a conocer que Francia había aceptado adherirse a las treguas entre Castilla y Portugal15, en virtud de una de las cláusulas de las treguas de 1402 por las que los castellanos debían tratar de sumar al pacto a sus aliados franceses y los portugueses debían hacer lo mismo con sus aliados ingleses16. Otro caso es el de la epístola que Gonzalo Lorenzo, canciller de la poridad de Juan I de Portugal envió a Enrique III de Castilla en un momento indeterminado entre 1405 y 1406 para informarle del apresamiento de barcos portugueses por navíos franceses en el puerto gallego de Viveiro17. El último caso es la comunicación que aporta el arzobispo de Santiago a Alfonso V de Aragón18 sobre las novedades de la armada portuguesa que finalmente fue a Ceuta pero que en aquellos momentos había puesto a la defensiva a todos los monarcas peninsulares ante la potencial amenaza que suponía para sus territorios y para sus intereses19. Noticias que al arzobispo gallego le habían llegado previamente por correspondencia mediante una epístola enviada por João Gomes da Silva, alferes-mor de Juan I de Portugal20.
16La comunicación directa entre los soberanos fue un fenómeno habitual a partir de la celebración del Tratado de Ayllón de 1411 y el reconocimiento castellano de Juan de Avis como monarca portugués. De hecho, días después de la consecución de esta paz fue enviada la primera carta por parte de Catalina de Lancaster, corregente de Castilla, a Juan I de Portugal para solicitarle ayuda militar para reemprender la campaña en Granada21. Posteriormente, se produjo en 1414 un intercambio de correspondencia entre Fernando I de Aragón, corregente de Castilla22, y Juan I de Portugal, para solucionar un problema fronterizo derivado de las paces de Ayllón23. También se empleó la epístola por parte de Juan I de Portugal para comunicar a Fernando I de Aragón, corregente de Castilla, las novedades acontecidas en torno a la preparación y realización de la conquista de Ceuta en 141524, un hecho que había preocupado a los gobernantes de Castilla y media Europa al verse como potenciales objetivos de la armada portuguesa25. Finalmente, la epístola fue el vehículo26 para la infructuosa negociación de la propuesta de Juan I de Portugal de realizar una nueva campaña en Granada en la que colaborasen Castilla, Portugal y Aragón27.
Factores externos: la elaboración de las epístolas
17En el análisis de los factores externos de esta correspondencia, contamos con el sorprendente hecho de que buena parte de la documentación se ha conservado en su forma original28, mientras que la restante ha llegado a nosotros a través de copias en libros archivísticos, como libros de actas concejiles29 o registros de cancillería30, e incluso en crónicas31; copias de las que poco tenemos que decir desde el punto de vista codicológico.
18Las trece epístolas originales fueron escritas en papel, algo que no es de sorprender ya que por aquel entonces el pergamino se reservaba únicamente para aquellos documentos jurídicos de mayor solemnidad destinados a sobrevivir, mientras que la correspondencia como documentación meramente administrativa claramente no tenía visos de solemnidad ni estaba destinada a sobrevivir más allá de cumplir su misión de informar al destinatario.
19En cuanto a la escritura podemos señalar que fueron redactadas en una gótica cursiva usual, a medio camino entre la gótica cursiva formada, demasiado solemne para una documentación de usar y tirar, y la gótica cursiva corriente, demasiado difícil de leer para no tener un uso meramente interno32. Algo que tiene su explicación en el hecho de que el mensaje debía de ser comprendido por el destinatario, que en la mayor parte de los casos contaba con el hándicap de no dominar la lengua del redactor. De esta forma incluso coincide con los usos que eran aplicados a la documentación diplomática expedida para gestionar la diplomacia, de carácter notarial y con menor solemnidad de la que tendría que ser aplicada ante la magnitud de lo escriturado en tales documentos.
20Entretanto nos surge la cuestión de quién es la autoría material de la escritura de las epístolas, es decir, quién es el rogatario. Tenemos tanto pruebas de cartas autógrafas escritas personalmente por el autor o por uno de los autores del documento, como ejemplos de epístolas cuya ejecución escrituraria fue delegada a un profesional tercero.
21Evidentemente dependía de la capacidad profesional de los autores, en el caso de los embajadores solemos tener epístolas autógrafas ya que muchos de ellos eran también profesionales del documento en las cancillerías regias. Es el caso de las epístolas33 que redactan los miembros de la cancillería portuguesa o desembargo Rui Lourenço y João Afonso Esteves de Azambuja34 en calidad de embajadores del monarca portugués.
22Sin embargo, lo más frecuente, especialmente en el caso de las cartas expedidas por los monarcas, fue la delegación de la tarea escrituraria en profesionales como también hacían con los documentos jurídicos en las cancillerías. A diferencia de lo que ocurre con los documentos de cancillería regia en los que se explicita quien fue el encargado de su redacción, raramente se indicaba en las epístolas y solamente lo apreciaremos en las cartas redactadas por Fernando de Antequera, tanto en la única que tenemos como infante de Castilla, en la que se hace referencia a la actuación de Stevam Gonçalez, escribano del infante Fernando de Castilla35; como en la mayor parte de las escritas en su etapa como monaraca aragonés36, en las que ordenó su redacción a Paulo Nicholai tras realizar la iussio «Dominus rex mandavit michi37».
23Por consiguiente, resulta de excepcional interés la copia conservada del contenido de una minuta de una carta que iba a ser redactada por orden de Antón Sánchez, embajador de Enrique III de Castilla, para Juan I de Portugal38. La minuta que parece ser escrita por el propio autor de la carta contiene instrucciones para un canciller regio al que ruega la redacción final de la epístola: «Señor chançeller, plegavos mandar escrevir esta carta para el adversario, vuestro Antón Sánchez» y al que indica en el margen cual es el destinatario del mensaje: «Al muy grande, honrado e excelente rey de Portugal».
24A pesar de que estamos ante documentación de carácter privado sin valor jurídico, pero frecuentemente conservada como prueba del desarrollo los acuerdos alcanzados en las negociaciones; se hacía necesario validar la autoría de la correspondencia a través de la rúbrica personal del autor de la epístola. De esta forma, contamos con la prueba física de cómo suscribían monarcas y personajes de alto rango en la administración regia, generalmente más ceñidas a su posición que a la identificación de su persona. Por una parte tenemos las suscripciones lacónicas del monarca portugués o de la soberana aragonesa, que suscribían sucesivamente como «El-Rey39» o «La Reyna40», y por otra parte tenemos otras rúbricas con una mínima identificación del soberano, es el caso del monarca aragonés, quien suscribía como «Rex Ferdinandus41», o de su heredero, quien suscribía como «Alfonsus, primogenitus42». A su vez, podemos observar el desarrollo de la carrera eclesiástica de João Afonso Esteves de Azambuja, al que tenemos suscribiendo sucintamente como obispo de Oporto43, obispo de Coimbra44 y como arzobispo de Lisboa45.
25Una validación que podía completarse con la aposición del sello de la poridad del monarca como vemos en las epístolas de Fernando I de Aragón46 o de su mujer, la reina Leonor de Alburquerque47, que fueron dadas «dins nuestro sello secreto» o con el sello de otras autoridades jurisdiccionales como el del obispado de Oporto que debió ser utilizado en una epístola a juzgar por los restos aparecidos en el documento original48.
Factores internos: la redacción de las epístolas
26En el estudio de la redacción de estas cartas, epístolas de carácter oficial que no eran destinadas a alguien de confianza, el primer pensamiento que nos invade es si están sujetas a ciertos formalismos e incluso si se puede hablar de la existencia de un formulario semejante al empleado en la redacción de instrumentos jurídicos.
27No podemos hablar de un formulario fijo para la correspondencia analizada como el que existió posteriormente en la administración regia castellana49, pero si de una estructura común.
28Las cartas generalmente siguen el esquema: presentación del destinatario, expositivo en el caso de responder a una petición previa por correspondencia, dispositivo de comunicación («fazemosvos saber», «e sabede»), petición de respuesta («rogamos que nos enviedes logo dizer aquello que entenderdes en ello de fazer»), buenos deseos («Dios os mantega»), datación con anuncio de escritura autógrafa («scripta em») o delegada («dante em»), y el nombre del autor de la carta.
29Una estructura común que emana directamente de la utilizada en la documentación jurídica de la época, a la que estaban acostumbrados a gestionar los personajes autores y redactores de la correspondencia, al participar también en la gestión de la documentación de cancillería o la documentación notarial. Por consiguiente, podemos afirmar que existe un trasvase de modelos escriturarios de la documentación diplomática a la documentación epistolar utilizada para la administración de asuntos oficiales, como es el caso de la diplomacia.
30La información contenida en estas epístolas es de carácter meramente práctico, son un instrumento para gestionar asuntos de importancia capital como eran todos aquellos referentes a la diplomacia. No obstante, el carácter personal de este tipo de documentación hace que en ocasiones podamos observar la perspectiva de los protagonistas en las tareas diplomáticas.
31En cuanto al lenguaje utilizado, como es lógico existe una enorme diferencia entre las cartas dirigidas entre embajadores y aquellas que tienen como destinatario al monarca. En este último caso los autores se dirigen «a su muy alto príncipe» con una fórmula de respeto en que besan sus pies y sus manos. En el caso de las epístolas enviadas entre los diversos soberanos50 aparece un lenguaje extremadamente pomposo al tener como autor y destinatario, a dos personajes de mismo rango, entre los que no se podían realizar exigencias, sino que se rogaba afectuasamente que hicieran determinadas cosas. Lo primero que nos llama la atención es la invención de un falso parentesco entre esos personajes, de esta manera, Fernando I de Aragón y Leonor de Alburquerque se dirigeron a Juan I de Portugal como su tío51, y este dirigió a ambos como sus sobrinos52. A su vez, Fernando I de Aragón se dirigió a Catalina de Lancaster, corregente de Castilla como su hermana53. Unas ficticias filiaciones que aparecen acompañadas de adjetivos con un doble propósito, por una parte destacar las cualidades del receptor y por otra parte exhibir el aprecio que tienen por el destinatario. Entre los primeros encontramos que se acentuan facultades como su poder, su nobleza, «muy alto e muy nobre e muy poderoso54», o su honradez, «muy honrado rei55». A su vez, en los dirigidos a mostrar afecto encontramos expresiones como amigo, caro (querido), amado o preciado. Finalmente, entre los propios monarcas también aparecieron fórmulas de buenos deseos en las que se encomiendan a la protección divina que en el caso de las epístolas redactadas por Fernando I de Aragón llegaron a tener la rimbombante fórmula «vos enbiamos muyto a saluda como aquell que muyto amamos e por quien queriamos que diese Dios tanta vida, salud e buena ventura, quanto vos mismo querriades e nos por a vos deseamos56».
32Otro hecho que no es irrelevante es la lengua de comunicación entre las embajadas. Al igual que ocurre en la documentación jurídica, no hay testimonio alguno del empleo del latín en las relaciones luso-castellanas de la época. En este caso el idioma utilizado era el propio de quien redactaba la carta, que por las similitudes lingüísticas entre el portugués y el castellano medieval, aún si cabe mayores que en la actualidad, era fácilmente inteligible para el destinatario57.
La epístola como fuente de las relaciones luso-castellanas
33Estamos ante una fuente que tiene un importante protagonismo para la construcción del conocimiento que tenemos sobre la negociación de las paces entre lusos y castellanos, uno de los contextos clave de la política internacional de la Baja Edad Media.
34Si careciéramos de esta colección de epístolas no podríamos conocer algunas cuestiones que los documentos jurídicos o las crónicas no nos ofrecen ya por reflejar solamente una visión jurídica utilitaria o porque simplemente omiten algunos detalles sobre las negociaciones que si aparecen en las epístolas.
35Buena prueba de ello son las fallidas negociaciones que tuvieron lugar en 1399 y que por ese carácter no generaron apenas testimonio alguno en la documentación diplomática, a excepción de un salvoconducto emitido por Enrique III de Castilla para la delegación portuguesa58. La correspondencia resulta en este caso clave para complementar las noticias aportadas por la cronística portuguesa59 al aportar detalles que son omitidos en la justificación portuguesa para el fracaso en el camino hacía un concierto. Así lo reflejó Isabel Beceiro Pita cuando escribió un artículo sobre el desarrollo de las negociaciones entre Castilla y Portugal en 1399, señalando que las epístolas «tienen un valor excepcional, ya que la correspondencia diplomática castellana de esta clase no ha sido prácticamente conservada hasta el tránsito entre la Edad Media y los Tiempos Modernos», rompiendo «la tónica general de los documentos contenidos en el Patronato Real del Archivo General de Simancas, que, en su mayoría, se ocupan de los tratados solemnes y sus ratificaciones»60.
36Cuando podríamos pensar que el artículo abarcaba todos los detalles de las negociaciones de 1399, hemos encontrado que no hace mención a la existencia de una epístola dirigida al monarca portugués por uno de los miembros de su delegación, João Afonso Esteves de Azambuja, obispo de Oporto, y que aportaría nuevas perspectivas61. Una omisión que tiene su fundamento en un error de datación de la epístola en la edición de las Gavetas de la Torre do Tombo62, en las que la persona responsable de la transcripción ante la inexistencia de una referencia explícita al año en el documento, lo sitúa erróneamente en 1392 cuando el contenido claramente hace referencia a las negociaciones de 1399.
37En esa epístola aparece un enfrentamiento silenciado en otras fuentes, el de dos personalidades de una misma delegación que además compartían un peso enorme en la gobernación del reino portugués. Se trata de la rivalidad entre los dos eclesiásticos portugueses que mayor protagonismo han tenido en las primeras negociaciones luso-castellanas en esta cronología: João Afonso Esteves de Azambuja y Rui Lourenço, que aparece cuando el primero envía una epístola al monarca pidiendo que el segundo fuera relevado de su cargo en la embajada portuguesa.
38Una animosidad que podría tener su fundamento en las enormes diferencias de ambos personajes. Rui Lourenço era un hombre maduro y hecho a sí mismo, que progresó en la iglesia portuguesa mediante su formación como doctor en decretos, y que posteriormente participó en la corte lusa, primero con Fernando I de Portugal y después con Juan I de Portugal63; mientras que João Afonso Esteves de Azambuja era un hombre joven, cuyo linaje y amistad personal del monarca, le permitió ascender meteóricamente en el clero portugués64, a pesar de carecer de las cualidades de personalidades como el propio Rui Lourenço.
39A través de la epístola podemos observar que un impetuoso João Afonso Esteves de Azambuja no aceptaba de buen grado la presencia de Rui Lourenço, participación que fue propuesta directamente por el monarca para aprovechar la enorme experiencia en relaciones luso-castellanas. Para lograr el objetivo no dudó de utilizar su amistad directa con el monarca a través del recurso de la epístola, desacreditando a su enemigo y solicitando su reemplazo.
40Otro ejemplo que refleja esa importancia es el conocimiento que nos ofrece del concurso del infante castellano Fernando de Antequera en las relaciones luso-castellanas. A través de ellas podemos afirmar que su participación fue enormemente activa y prolongada a lo largo del tiempo, apareciendo primero como consejero de su hermano Enrique III cuya decisión tenía enorme peso como vemos en una epístola en la que tiene la osadía de opinar sobre una decisión del monarca referente a las negociaciones de 139965 o en otra donde directamente actuó contra una delegación portuguesa en 1402 por considerarla contraria a los intereses de su monarca66. Para después ver acrecentando su protagonismo como regente del reino en la minoría de su sobrino Juan II de Castilla, incluso cuando sus energías estaban más volcadas a su labor como monarca aragonés67.
41En las epístolas de Fernando de Antequera se dejan entrever detalles sobre los recelos que este personaje albergaba sobre los intereses de Juan I de Portugal68, que la historiografía tradicionalmente señaló como el anti portuguesismo de Fernando para contrastarlo con la actitud filolusa de la otra regente del reino, la reina madre Catalina de Lancaster, hermana de la soberana portuguesa Filipa de Lancaster69.
42Estos ejemplos son un pequeño prolegómeno de las enormes posibilidades que ofrece esta fuente en el conocimiento de un complejo y prolongado proceso histórico como fue la negociación de las paces luso-castellanas entre 1385 y 1431, y de la diplomacia bajomedieval en su contexto más global.
43En definitiva, la correspondencia que normalmente es considerada como una fuente marginal y secundaria en la reconstrucción de los grandes procesos políticos medievales, se muestra imprescindible para alejarnos del enorme formalismo de los documentos diplomáticos y de la información sesgada de las crónicas de los monarcas. A pesar de su enorme paralelismo que hay entre la elaboración de la correspondencia y los documentos diplomáticos, en su contenido encontramos una ventana al conocimiento de la actitud de los protagonismos y de los entresijos de las negociaciones. Y es que la epístola fue un instrumento imprescindible en el desarrollo de la diplomacia, dotando a las negociaciones de una enorme agilidad en su transcurso.
44Una prueba fehaciente del protagonismo de la epístola en la reconstrucción de la diplomacia bajomedieval son las veinte epístolas que excepcionalmente conservamos para el contexto político de las negociaciones de paz entre portugueses y castellanos que tuvo lugar entre 1385 y 1431. Una correspondencia que sorprendentemente no debe su conservación a un determinado fondo archivístico, estando diseminada en diferentes fondos de archivo de ambos países. El contenido de las diferentes cartas nos permite ampliar nuestro conocimiento sobre diversos contextos de negociación, especialmente el referente a las fallidas treguas de 1399, o de la actitud de determinados protagonistas como es el caso del siempre receloso infante Fernando de Castilla o del enfrentamiento existente entre los embajadores portugueses Rui Lourenço y João Afonso Esteves de Azambuja.
45Con el análisis formal de esta correspondencia pretendemos poner en valor a la epístola como fuente para la historia medieval y más concretamente para la historia de la diplomacia medieval, un interés que afortunadamente puede observarse a partir de los resultados de algunos trabajos de reciente creación y que puede acrecentarse con los primeros resultados del proyecto ANR-DFG Epistola en el que se inserta este trabajo.
Annexe
Regestos
Doc. 1
[1399], febrero, 28. Olivenza.
João Afonso Esteves de Azambuja, obispo de Oporto, embajador de Juan I de Portugal, informa a su monarca sobre los avances acaecidos en las negociaciones de tregua con Enrique III de Castilla.
A.- Papel, portugués.
ANTT, Gavetas, gaveta XVII, maço 8, doc. 32.
Edt.: As gavetas da Torre do Tombo, ed. Rego, vol. II, pp. 762-764 (error en la datación de la edición 28/02/1392).
Doc. 2
1399, agosto, 2.
Fernando, infante de Castilla, informa a su hermano Enrique III de Castilla, que acepta su decisión sobre las negociaciones llevadas a cabo con Juan I de Portugal en Castronuño con el fraile confesor del monarca portugués.
A.- Papel, castellano.
AGS, Estado, Castilla, Legajo 1-1-2, fos 72-73.
Edt.: Relaciones entre Castilla y Portugal, ed. Suárez Fernández, p. 122.
Doc. 3
1399, diciembre, 4. Olivenza.
João Afonso Esteves de Azambuja, obispo de Coimbra, Gonzalo Vázquez de Merelos, y Rui Lourenço, deán de Coimbra, embajadores de Juan I de Portugal, informan a Diego Fernández de Córdoba y a Sancho Sánchez de Rojas, obispo de Palencia, embajadores de Enrique III de Castilla, sobre las negociaciones que llevaban a cabo para sus monarcas para alcanzar una tregua.
A.- Papel, portugués.
AGS, Patronato Real, Legajo 49, doc. 12.
Edt.: Relaciones entre Castilla y Portugal, ed. Suárez Fernández, p. 129.
Doc. 4
1399, diciembre, 20. Villanueva de Barcarrota.
Sancho Sánchez de Rojas, obispo de Palencia, Diego Fernández de Córdoba, mariscal, y Pedro Sánchez, doctor, embajadores de Enrique III de Castilla, informan a su monarca sobre los avances acaecidos en las negociaciones de tregua con Juan I de Portugal.
A.- Papel, castellano.
AGS, Estado, Castilla, Legajo 1-1-2, fos 75-77.
Edt.: Relaciones entre Castilla y Portugal, ed. Suárez Fernández, pp. 129-130.
Doc. 5
1402, enero, 27. Bailén.
Fernando, infante de Castilla, informa a Álvaro Gonçalves, escribano y emisario de Juan I de Portugal, que no estaba dispuesto a recibir a los embajadores portugueses que iban hacia Toledo dado que pretendían engañar a su hermano Enrique III de Castilla.
B.- Papel, folio, traducida al portugués. Traslado inserto en las actas de vereações en la sesión del 20 de febrero de 1402 por orden de D. João I de Portugal.
AMO, Vereações, livro 2, fo 47vo.
Edt.: Monumenta Henricina, ed. Almeida, vol. 1, p. 277.
Doc. 6
1403.
Antón Sánchez, doctor, embajador de Enrique III de Castilla, informa a Juan I de Portugal que Carlos VI de Francia había aceptado adherirse a las treguas mantenidas entre los monarcas de Castilla y Portugal, además notifica una serie de ataques de corsarios ingleses en las costas de Galicia.
A.- Papel, castellano.
AGS, Estado, Castilla, Legajo 1-2º, fo 1.
Edt.: Relaciones entre Castilla y Portugal, ed. Suárez Fernández, pp. 164-165.
Doc. 7
1405, diciembre, 17. Lisboa.
João Afonso Esteves de Azambuja, arzobispo de Lisboa, informa a Diego López de Stúñiga, embajador de Enrique III de Castilla, que Juan I de Portugal ha enviado a su escribano Álvaro Gonçalves para solucionar la cuestión de ciertos robos cometidos por navíos gallegos y vascos contra navíos portugueses.
A.- Papel, portugués.
AGS, Estado, Castilla, Legajo 1-1-2, fo 86.
Edt.: Relaciones entre Castilla y Portugal, ed. Suárez Fernández, p. 166.
Doc. 8
[1405-1406].
Gonzalo Lorenzo, canciller de la poridad de Juan I de Portugal, informa a Juan Martínez, canciller de Enrique III de Castilla, sobre el apresamiento de barcos portugueses por navíos franceses en el puerto de Viveiro (Lugo).
A.- Papel, portugués.
AGS, Estado, Castilla, Legajo 1-1-2, fos 101-103.
Doc. 9
1411, [noviembre].
Catalina de Lancaster, corregente de Castilla, solicita a Juan I de Portugal el envío de barcos de guerra para retomar la guerra contra Granada. Petición que fue planteada unos pocos días después de alcanzar un tratado de paz entre castellanos y portugueses en Ayllón el 31 de octubre de 1411.
B.- Códice, portugués.
Crónica de D. João I de Fernão Lopes, vol. 2, cap. 196.
Edt.: Monumenta Henricina, ed. Almeida, vol. 2, pp. 35-36.
Doc. 10
1414, octubre, 12. Montblanch.
Fernando I de Aragón, corregente de Castilla, plantea a Juan I de Portugal una cuestión en la discusión por la delimitación de la frontera que tiene lugar en la negociación de las paces entre Castilla y Portugal.
B.- Papel, castellano.
ACA, Cancillería Real, Registros, Registro 2405, fo 56vo.
Edt.: Monumenta Henricina, ed. Almeida, vol. 2, pp. 95-97.
Doc. 11
1414, noviembre, 9. Sintra.
Juan I de Portugal responde a Fernando I de Aragón, corregente de Castilla, sobre una cuestión en la discusión por la delimitación de la frontera que tiene lugar en la negociación de las paces entre Castilla y Portugal.
A.- Papel, portugués.
ACA, Cancillería Real, Cartas Reales, Fernando I, caja 13, no 2549;
Edt.: Monumenta Henricina, ed. Almeida, vol. 2, pp. 97-100.
Doc. 12
1415, mayo, 27. Valencia.
Fernando I de Aragón, corregente de Castilla, notifica a Juan I de Portugal la recepción de una epístola en la que le informa sobre las noticias referentes a la preparación de una gran armada en Portugal (la armada que posteriormente se utilizaría para conquistar Ceuta).
B.- Libro, castellano.
ACA, Cancillería Real, Registros, Registro 2406, fo 17.
Edt.: Monumenta Henricina, ed. Almeida, vol. 2, p. 147.
Doc. 13
1415, agosto, 6. Santiago de Compostela.
João Gomes da Silva, alferes-mor de Juan I de Portugal, informa a Lope de Mendoza, arzobispo de Santiago sobre las noticias referentes a la preparación de una gran armada en Portugal (la armada que posteriormente se utilizaría para conquistar Ceuta).
A.- Papel, portugués.
ACA, Cancillería Real, Cartas Reales, Alfonso V, caja 15, no 190.
Edt.: Monumenta Henricina, ed. Almeida, vol. 2, p. 164.
Doc. 14
1415, agosto, 6. Santiago de Compostela.
Lope de Mendoza, arzobispo de Santiago de Compostela, informa a Alfonso V de Aragón sobre las noticias referentes a la preparación de una gran armada en Portugal (la armada que posteriormente se utilizaría para conquistar Ceuta).
A.- Papel, castellano.
ACA, Cancillería Real, Cartas Reales, Alfonso V, caja 15, no 159.
Edt.: Monumenta Henricina, ed. Almeida, vol. 2, pp. 170-171.
Doc. 15
1415, octubre, 18. Perpiñán.
Fernando I de Aragón, corregente de Castilla, notifica a Juan I de Portugal que ha recibido la noticia de la conquista de Ceuta y que se encuentra en mal estado de salud.
B.- Papel, castellano.
ACA, Cancillería Real, Registros, Registro 2409, fo 104vo.
Edt.: Monumenta Henricina, ed. Almeida, vol. 2, pp. 224-225.
Doc. 16
1415, octubre, 20. Évora.
Juan I de Portugal invita a Fernando I de Aragón, corregente de Castilla, a cooperar en una campaña de conquista de Granada que implicase la participación de Portugal, Castilla y Aragón.
A.- Papel, portugués.
ACA, Cancillería Real, Cartas Reales, Fernando I, caja 13, no 2490.
Edt.: Monumenta Henricina, ed. Almeida, vol. 2, pp. 226-229.
Doc. 17
1416, enero, 21. Éstremoz.
Juan I de Portugal comunica a Fernando I de Aragón, corregente de Castilla, que tiene la intención de enviar a varios emisarios al Concilio de Costanza y a la corte del emperador bizantino, por lo que le ruega que les permita transitar libremente por sus territorios en su transito hacia Constantinopla.
A.- Papel, portugués.
ACA, Cancillería Real, Cartas Reales, Fernando I, caja 12, no 2120.
Edt.: Monumenta Henricina, ed. Almeida, vol. 2, pp. 237-239.
Doc. 18
1416, marzo, 29. Igualada.
Fernando I de Aragón, corregente de Castilla, notifica a Juan I de Portugal que ha recibido la carta que le ha enviado a través de su emisario Álvaro Gonçalvez de Maia para reiterar su propuesta de una campaña conjunta de conquista de Granada. Asimismo, le responde que antes de darle una respuesta, precisa de ponerse en contacto con Catalina de Lancaster, corregente de Castilla.
B.- Papel, castellano.
ACA, Cancillería Real, Registros, Registro 2410, fo 11vo.
Edt.: Monumenta Henricina, ed. Almeida, vol. 2, pp. 243-245.
Doc. 19
1416, marzo, 29. Igualada.
Leonor de Alburquerque, esposa de Fernando I de Aragón, corregente de Castilla, comunica a Juan I de Portugal que considera una buena idea su propuesta de campaña conjunta de conquista de Granada para la exaltación de la fe cristiana. Asimismo, le asegura que su marido tiene la intención de acudir a Castilla para convencer de esa propuesta a Catalina de Lancaster, corregente de Castilla.
B.- Papel, castellano.
ACA, Cancillería Real, Registros, Registro 2410, fo 12vo.
Edt.: Monumenta Henricina, ed. Almeida, vol. 2, pp. 245-246.
Doc. 20
1416, marzo, 29. Igualada.
Fernando I de Aragón, corregente de Castilla, notifica a Catalina de Lancaster, corregente de Castilla, que ha recibido una carta suya mediante Álvaro Gonçalvez de Maia, emisario de Juan I de Portugal, y le notifica que va a comunicar al monarca portugués que se va a entrevistar con ella para tratar la cuestión de la campña conjunta de conquista de Granada, por lo que ruega que conteste de igual forma al emisario portugués.
B.- Papel, castellano.
ACA, Cancillería Real, Registros, Registro 2410, fo 11.
Edt.: Salicrú i Lluch, 1997, p. 1452.
Notes de bas de page
1 Este estudio ha sido posible gracias al disfrute de una beca posdoctoral (bolsa de pós-doutoramento) financiada por la Fundação para a Ciência del Gobierno de Portugal (SFRH/BPD/94257/2013).
2 El tomo referente a la correspondencia como fuente para la historia medieval de la prestigiosa colección Typologie des sources du Moyen Âge Occidental ha sido escrito por Constable, 1976.
3 Algunos autores que reflexionaron sobre la documentación diplomática para la diplomacia han sido Ganshof, 1953, pp. 275-276; Queller, 1967, pp. 11-128; Cuttino, 1971, pp. 110-114; Chaplais, 2003, p. 46; Péquignot, 2009a, pp. 23-41; Guyotjeannin, 2015, pp. 17-29.
4 Podemos encontrar una reflexión sobre la aplicación de las crónicas como fuente para la diplomacia en Vigil Montes, 2015, pp. 309-318.
5 Dumézil, Lienhard, 2010 ; Dumézil, 2012.
6 Lazzarini, 1999; Leverotti, Treppo, 2008; Covini, Figliuolo, Lazzarini, Senatore, 2015; Villanueva Morte, 2015.
7 Para profundizar en el contexto diplomático de las relaciones luso-castellanas recomendamos la lectura de Ochoa Brun, 2003; Romero Portilla, 1999; Araújo, 2009.
8 Doc. 9.
9 Vigil Montes, 2015, p. 313.
10 El 99% de la correspondencia conservada para el periodo medieval se encuentran en colecciones de epistolas, Constable, 1976.
11 Docs. 1, 2, 3, 4, 5 y 7.
12 Docs. 1, 2 y 4.
13 Docs. 3 y 7.
14 Doc. 5.
15 Doc. 6.
16 Archivo General de Simancas (AGS), Patronato Regio, Leg. 49, docs. 3, 4 y 9. Editados en Suárez Fernández, Relaciones entre Castilla y Portugal, pp. 136-164.
17 Doc. 8.
18 Doc. 14.
19 González Sánchez, 2013, pp. 22-24, 151-152, y 182-203.
20 Doc. 13.
21 Doc. 9.
22 Torres Fontes, 1959-1960, pp. 25-60.
23 Docs. 10 y 11.
24 Docs. 12 y 15.
25 Vigil Montes, 2019.
26 Docs. 16, 17, 18, 19 y 20.
27 Salicrú i Lluch, 1997.
28 Docs. 1, 2, 3, 4, 6, 7, 8, 11, 13, 14, 16 y 17.
29 Se trata de una epístola copiada en un libro de actas concejiles de Oporto. Doc. 5.
30 Se trata de seis cartas copiadas en los registros de la Cancillería de la Corona de Aragón. Docs. 10, 12, 15, 18, 19 y 20.
31 Se trata de una epístola copiada en la crónica de Juan I de Portugal de Fernão Lopes. Doc. 9.
32 Sanz Fuentes, 2010, pp. 107-126; Ead., 1991, pp. 527-536.
33 Docs. 1, 3 y 7.
34 Homem, 1990, pp. 190-192 y 330-331.
35 Doc. 5.
36 La única carta de Fernando en la que no identificamos al redactor es el doc. 10.
37 Docs. 12, 15, 18 y 20.
38 Doc. 6.
39 Docs. 11, 16 y 17.
40 Doc. 19.
41 Docs. 10 y 12.
42 Docs. 15, 18 y 20.
43 Doc. 1.
44 Doc. 3.
45 Doc. 7.
46 Docs. 10, 15, 18 y 20.
47 Doc. 19.
48 Doc. 1.
49 Lorenzo Cardaso, 2002, pp. 121-144.
50 Docs. 10, 11, 12, 15, 16, 17, 18, 19 y 20.
51 Docs. 10, 12, 16, 18 y 19.
52 Docs. 11, 16 y 17.
53 Doc. 20.
54 Doc. 17.
55 Doc. 16.
56 Doc. 10.
57 Tessier, 1994, pp. 461-472.
58 AGS, Patronato Regio, Leg. 49, doc. 34. Editado en Suárez Fernández, Relaciones entre Castilla y Portugal, p. 129.
59 Crónica del rei D. João I, vol. 2, pp. 388-401; Crónica do Condestável de Portugal D. Nuno Álvares de Pereira, pp. 218-222.
60 Beceiro Pita, 1996, p. 154.
61 Doc. 1.
62 As gavetas da Torre do Tombo, vol. 2, pp. 762-764.
63 Cunha, Freitas, 2009, p. 139; Homem, 1990, pp. 190-192.
64 Costa, 1989, pp. 1-150; Homem, 1990, pp. 330-331.
65 Doc. 2.
66 Doc. 5.
67 Docs. 10 y 11.
68 Vigil Montes, 2020.
69 González Sánchez, 2011, p. 195.
Auteur
Universidade de Évora – Centro Interdisciplinar História Culturas Sociedades (CIDEHUS)
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