Legislación, condición jurídica y emancipación de Afrodescendientes en el marco de la gobernanza portuaria de Buenos Aires (1776-1810)
Texte intégral
1Los puertos de destino fueron estratégicos en el recibimiento y regulación de la importación de bienes y personas, entre ellos, los vinculados a la esclavatura en el Río de la Plata. Ello ocurrió desde los tiempos siguientes a la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza en 1536 destruída a poco de su implantación y la segunda fundación por Juan de Garay en 1580. Desde el comienzo, quedaron reglamentados las llegadas y partidas de los buques y sus cargas (inserta la cuestión en las gobernanzas locales), en una actitud prioritaria del gobierno en el control de las «naos» que arribaban.
2Elena F. S. de Studer señaló que, hasta mediados del siglo xvi, el comercio de las Indias fue «un beneficio exclusivo de la nación española1». Y es de agregar que España siempre buscó consolidar su actitud de comercio monopólico con el asiento de negros. A través de la Casa de Contratación, La Corona reprodujo en Hispanoamérica las leyes y reglamentaciones españolas, como un modelo a seguir desde que la última sostenía su razón de ser en orden a la normativa imperante en los puertos y sus regulaciones. Los contratos que antes de 1713 se efectuaron con motivo de tal comercio se transformaron después en tratados. Para resumir etapas históricas, puede decirse que la Monarquía manejó la trata
… respaldándose en los derechos adquiridos de la conquista [por lo que], se reservaba celosamente la explotación exclusiva en una época en que las grandes potencias marítimas —Francia, Holanda e Inglaterra— alcanzaban un creciente desarrollo económico y debían buscar, necesariamente, salida para sus productos2.
3Hacia principios del siglo xviii, no obstante, en mérito a una nueva política de los Borbones, hubo una concesión expresa a Francia. Se salía generalmente de La Rochelle o Port Luis para navegar —«en conserva»— con otras embarcaciones de la Compañía o de la Marina Real, se llegaba a Madeira, islas Canarias y el Cabo Verde, para dirigirse a las costas de África y a cambio de «trueque de mercancías» se lograba el «producto» humano. Es de señalar que, de esta manera, Francia sustituyó a Portugal desde 1701 en la trata de negros mantenida hasta entonces en las colonias españolas. De esta forma, la Compañía de Guinea —francesa— consiguió implantar una organización económica-administrativa y comercial desde París extendida a todos los puertos franceses, africanos, españoles incluyendo a los de América3.
4En Indias, además de Santo Domingo, la Compañía fundó factorías en Cartagena, Panamá, Lima, La Habana, Campeche, México y Buenos Aires, aparte de comisionar a agentes en Caracas, Maracaibo, Río de El Hacha, Santa Marta, Cumaná, La Margarita, Porto Rico, Portobelo, Veracruz y Guatemala4. Por consiguiente, en todos sus puertos se compraban los esclavos obtenidos en África y se redistribuían.
5En el momento en que el tráfico desde el exterior se realizó sólo por medio de flotas o galeones, los puertos se conformaron como imprescindibles y estratégicos, además que estuvieron pensados con tal efecto.
6Se ha dicho con razón que el espacio portuario fue un complejo entorno en donde se ensambló el puerto en su conjunto (línea de costa, bahía, estuario, río o ría) que condicionaba las instalaciones5. En tal marco existió en Buenos Aires un puerto en donde desde el comienzo de la dominación española se dio una administración, una fiscalización para el ingreso fiscal, sumado a todos los servicios acordes a tal emplazamiento: prestación de mano de obra, distribución de las mercancías o esclavos introducidos a su llegada, con envío hacia otras zonas mediterráneas de las gobernaciones o al posterior Virreinato del Río de la Plata. Ello significó una previa organización social, que se manejó con una ideología perfectamente dirigida hacia los fines económicos perseguidos6.
7A. Polónia conceptúa que los puertos, en sus dinámicas internas locales y regionales, se posicionaron en redes de infraestructura extensas:
Las relaciones establecidas entre los puertos europeos, especialmente ibéricos, y otros puertos en África y en América son fundamentales para la comprensión y el entendimiento de dinámicas más globales, las cuales incluyen la participación de la economía, población, cultura y política7.
8Fue recién a fines del 1700 cuando los comerciantes insistieron para que el puerto de Buenos Aires tuviera una infraestructura acorde con los requerimientos. La imposibilidad —por entonces— del dragado de su entrada hizo necesario modificar el calado de los barcos. Las cargas eran bajadas a tierra en botes y otro tanto ocurrió con la subida hacia las naves en verdaderas peripecias físicas en donde el viento y el oleaje jugaban en contra. El pasaje de y para las Indias en embarcaciones españolas fue tal cual se expresó: «una aventura de la más azarosa8». Sumado a lo expresado, el comercio para esta época pudo ser realizado por navíos españoles con tripulación de similar origen, con prohibición expresa a los extranjeros, salvo permisos aislados.
9Se conoce que navíos de registro que reemplazaron a las flotas de galeones (que sobrevivieron durante cerca de dos siglos), iniciaron una nueva etapa en el comercio internacional y, por ende, en las cuestiones relacionadas con los puertos. El intercambio de mercancías involucró a la esclavatura considerada como un factor de venta indiscriminado, sometido a condiciones abyectas en la historia de la condición humana.
10Debido a la fragilidad de la carga fueron, justamente, los barcos o navíos negreros los que se adaptaron luego a un tonelaje ligero, en mérito a las necesidades de su especulación. Las «piezas» que se perdían no podían reemplazarse fácilmente, por lo que fue imperativo un traslado rápido a los puertos de venta el que, en general, se realizó en las travesías transoceánicas en meses de navegación. En ocasiones, la permanencia en los puertos por varios días sin poder desembarcar produjo el deceso de muchos de ellos.
11Un mapa de 1713 muestra que el puerto y sus dependencias estaban emplazados en la antigua ciudad bonaerense. Al respecto se expresó:
En este plano puede verse, a la izquierda, el canal del Riachuelo, con aproximadamente 90 cm de profundidad (3 pies). También se observa bien definido el acantilado (A) y al frente las zonas bajas inundables durante crecientes del río (B). En el acceso al canal se distingue la guardia que entonces existía para el ingreso al Riachuelo. Se ve en (P) el lugar donde fondeaban las embarcaciones de mayor calado, ya que, en el canal, por la baja profundidad, solo ingresaban embarcaciones menores9.
12En la segunda mitad del siglo xviii, las nuevas medidas económicas de la Monarquía impusieron que el puerto de Buenos Aires estuviera cerrado hasta fines de la centuria a todo otro comercio que no fuera el sostenido por España, a pesar del contrabando incesante de ingleses, portugueses, holandeses y de los propios españoles, que contravinieron las disposiciones de los Borbones.
13Un punto a tener en cuenta fue el del espacio geográfico en donde quedaron establecidos la mayoría de los vendidos como esclavos. Esto fue una situación determinante ya que no significaba lo mismo ser colocado en una plantación, en una cantera, en lugares casi ignotos, sin esperanza de culturalizarse y proyectarse con mejor fortuna, que ingresar y permanecer en una ciudad, pequeña entonces, como Buenos Aires.
14Inclusive, los que fueron destinados a las ciudades, si se tienen en cuenta las condiciones que debían ser guardadas hasta por los propietarios de esclavos, no transgredieron por lo general los marcos de una moral «aceptada». Es conocido que en otros parajes de Hispanoamérica, las mujeres esclavas fueron obligadas a prostituirse mostrándose desnudas (sic) en las calles. Ello motivó que ya desde principios del 1700 el monarca, por real cédula de 19 de abril de 1710, determinara su prohibición, encomendando a los dueños, bajo penas estrictas, evitar tal tipo de comercio:
Enterado el Rey de los rigurosos castigos que [los esclavos] sufrían en Indias de sus amos por muy leves falta, siendo los mas christianos, y en especial en los lugares marítimos, Islas, Puertos, y costas de tierra firme con el escandaloso abuso de enviar a las Negras y Mulatas a ganar el jornal, saliendo al público las mas de ellas desnudas, pasando a cometer muchos pecados mortales por llevar a sus amos la porción que era costumbre: mandó S.M. a los gobiernos y justicias, y demás en cuyas jurisdicciones se experimentan estos desórdenes que en adelante no consintiesen se ejecutasen con aquellos excesos, ni crueldad ponderable; y en los casos ocurrentes se valiesen de los prudentes temperamentos y resoluciones que pareciesen más convenientes a evitar este daño conteniendo a sus amos en las competentes combinaciones, de forma que por las providencias que acerca de esto dieren, no dejasen de continuar en la debida servidumbre, y sujeción de estos10…
15Las esclavas —según tal real cédula— debían evitar el escándalo. En caso de ser encontradas en el oficio de prostitución debían ser devueltas a sus propietarios los que tenían la obligación de vestirlas «con decencia» y cuidarlas. Consta que el valor de una esclava joven podía alcanzar la suma de 300 pesos o más, dependiendo del estado de su cuerpo y hermosura.
16Buenos Aires representó en el siglo xviii una de las ciudades en donde la Iglesia consiguió una franca preeminencia. Ello llevó a que las maneras morales y éticas vigentes sobre las «piezas negras» fueran al menos mínimamente respetadas. En el caso de los radicados en la ciudad porteña se trató de los «negros urbanos», variando su destino servil a través del tiempo, los que tuvieron un trato bien diferente de otros, enviados a realizar peores tareas. Al respecto C. Bernand expresó que muchos participaron plenamente hasta en los eventos sociales. No estaba correctamente visto que un hombre o mujer esclavo se encontrara en estado miserable, con las vestimentas raídas, golpeado y sangrando. Mucho menos, en las solemnidades en donde acompañaban a sus amos, vestidos para la ocasión. Estos seres privados de libertad fueron favorecidos11 si se tiene en cuenta que en las plantaciones y en la extracción de minerales sus vidas fueron míseras.
17Dentro de la escala de los de peor suerte estuvieron los exportados a las regiones del noroeste argentino en reemplazo de los indígenas quienes poseían una legislación especial ya que no estaban equiparados al negro esclavo. Fue disímil en cuanto al amparo de sus derechos si bien, en la realidad, no siempre contemplados. En una escala intermedia, también los esclavos fueron enviados a las zonas de las campañas para la labranza de la tierra y el cuidado de los ganados. Es evidente que la esfera en la que se movían los que estaban involucrados en viajes permanentes entre un sitio y otro fue, según la misma Bernand, lo que llevó seguramente a que, por fuerza, obtuvieran nuevos conocimientos culturales12. En resumen, los esclavos urbanos o semi-urbanos se adscribieron a las familias de sus amos beneficiándose del confort de la vida de éstos, al menos con el goce de ropas, comidas, agua y bebidas, que seguramente lograron en el trato cotidiano, amén de su protección. En tales circunstancias, no fueron ajenas las mujeres, como amas de cría o de leche de algunas familias que las habían comprado. Éstas fueron incorporadas en las cocinas, menesteres hogareños, cultivos, costuras, lavado de ropas, y ocupaciones propias de «su condición».
LEGISLACIÓN
18La presencia del esclavo en el continente americano fue legislada por la Recopilación de las Leyes de Indias de 168013. Su situación quedó jurídicamente vinculada al siervo de las Leyes de Partidas del siglo xiii14, su antecedente jurídico, las que fueron dictadas durante el reinado de Alfonso X (1252-1284). Por consiguiente, él mismo se constituyó en el «esclavo de los últimos períodos del Derecho Romano15». Esta definición implicó ser considerado como artículo de venta lícito o producto del contrabando. En este caso, existió la posibilidad del decomiso de los que los poseían.
19Es de expresar que en aquella Recopilación (Libro I, título I, de la ley 13), se les reconoció el derecho a la vida, a casarse, a la integridad física y a recuperar o comprar su libertad (no siempre cumplido por los que poseyeron dominio de sus cuerpos y mentes). Por otro lado, sin licencia del rey, del gobernador, del alcalde o de quien estuviera al frente del mando territorial, no se podían introducir esclavos por los puertos de su dominio, ni hombres ni mujeres. A su vez, los oficiales reales debían dar cuenta, cumplidamente, de esta misión16. Los que hubieran entrado por el puerto de Buenos Aires no podían ser llevados al Perú so pena de ser decomisados17.
20No es el objetivo de este artículo desarrollar la historia del comercio negrero. Pero es de expresar que el puerto funcionó especialmente como lugar de entrada marítima de la ciudad bonaerense por el permiso concedido en el año 1778, con el Reglamento de comercio libre. Por éste se habilitaron 14 puertos españoles con lo que quedó quebrado el monopolio de Cádiz, y 19 puertos en Hispanoamérica, que incluyó a Buenos Aires y también Montevideo. Así se quebró la preeminencia sostenida por Lima, favoreciendo a partir de entonces a Buenos Aires18, no obstante que ya desde tiempo antes se venía otorgando cédulas y licencias para la introducción de tal tráfico.
21Desde antes de la creación del Virreinato del Río de la Plata (1776), consecuencia de la nueva política de los Borbones, hubo una destacada emigración de comerciantes peninsulares que se radicaron desde la segunda mitad del siglo xviii en Buenos Aires y en las principales provincias del interior. Ello produjo que el comercio se intensificara, debido a los altos importes que redituó la trata de esclavos:
Con relación a los esclavos ingresados, y a diferencia de la esclavitud de plantación, rigió en el Virreinato del Río de la Plata una esclavitud estipendiaria ligada a la producción de artesanías y al servicio doméstico. De acuerdo con los estudios de Goldberg, sabemos que cuando los negros bozales llegaban a Buenos Aires, después de ser comprados y bautizados, eran colocados en talleres como aprendices19.
22Pronto el nuevo grupo social aprendió oficios que les permitió acrecentar los ingresos de sus amos y, en ocasiones, los propios hasta el punto de que algunos pudieron llegar a comprar su libertad. Ello ocurrió en Buenos Aires en las principales ciudades del Virreinato, como en las demás posesiones españolas en América, en donde las formas de implementar los derechos y obligaciones de los esclavos asumieron contradictorias y heterogéneas vivencias.
23La real cédula de la Monarquía Española del 31 de mayo de 1789, conocida bajo el nombre de Código Negro20, fue impuesta en todas las colonias hispanoamericanas (tomó como antecedente varios códigos negros anteriores adaptando el Código francés de 1685 con la legislación sobre esclavos de la ley castellana). El Código Negro expedido por real cédula en Aranjuez, España, tuvo por objetivo regular el trato, educación, vestimenta, y ocupación de los esclavos en todos sus dominios de Indias e Islas Filipinas21. Estableció en síntesis la manera en que los dueños debían tratar a sus esclavos, «conforme a los principios y reglas que dictan la Religión, la Humanidad, y el bien del Estado, compatibles con la esclavitud y tranquilidad pública».
24El citado ordenamiento fue redactado en mérito a que en determinadas regiones geográficas de Hispanoamérica hubo excesos con mujeres y hombres esclavos; muchos se revelaron provocando serias revueltas. De allí que el mismo Código expresó:
… los esclavos de[ben] obedecer y respetar a sus dueños y mayordomos, desempeñar las tareas y trabajos que les señalen, conforme a sus fuerzas, y venerarlos como a Padres de familia, y así el que faltare a alguna de estas obligaciones podrá y deberá ser castigado correccionalmente por los excesos que cometa, ya por el dueño de la hacienda o por su mayordomo, según la cualidad del defecto o exceso, con prisión, grillete, cadena, maza o cepo, con que no sea poniéndolo en éste de cabeza, o con azotes que no puedan pasar de veinte y cinco, y con instrumento suave, que no les cause contusión grave o efusión de sangre, cuyas penas correccionales no podrán imponerse a los esclavos por otras personas que por sus dueños o mayordomos22.
25A pesar de que el Código trató de mitigar los excesos señalados, la férrea oposición de una parte de los propietarios de esclavos hizo imposible su cumplimiento al pie de la letra en todos los territorios de la corona española.
26En lo que hace a España propiamente dicha, las nuevas ideas que derivaron de la revolución francesa implantaron pensamientos acerca de la libertad de los hombres. En este sentido posteriormente se pensó que se debía «modernizar el país con la legislación de las Cortes gaditanas (la Constitución de 1812: abolición del feudalismo, de la esclavitud y de la tortura, libertad de imprenta, establecimiento de la milicia y del Ejército nacional, reconocimiento de los derechos individuales, supresión de la Inquisición), [lo que] desapareció del mapa con el golpe de Estado de Fernando VII del 4 de mayo de 181423».
27Con respecto a Buenos Aires la Asamblea del Año xiii24, provocó un cambio en relación con la esclavatura, ya que desde su separación de la Monarquía reguló el procedimiento con que los esclavos debían ser tratados. Estos obtuvieron la primera gracia en cuanto a la libertad de vientres de sus hijos, debido al impacto de la ideología francesa y de las guerras por la independencia en América. Sin duda, fue un paso definitivo para modificar la legislación con respecto a su ingreso al territorio rioplatense. Todo esto en un marco hasta entonces (1813) existente, de que los hijos de las esclavas (fueran producto del matrimonio o de relaciones al margen de la Iglesia), debían seguir teniendo la calidad de sujetos sin libertad.
28Un estudio de los libertos fue objeto de análisis por A. A. Castro, quien expresa que la revolución de Mayo de 1810 creó condiciones especiales para que los esclavos trataran de lograr adelantos sobre su condición, fuera en el enrolamiento en los ejércitos voluntaria o forzadamente, o por las manumisiones ofrecidas por sus amos25. Pero, fue la Asamblea del xiii la que a partir del 31 de enero de ese año dictó la libertad de vientres. Los libertos deberían mantenerse en la casa del amo de sus madres hasta los 20 años de edad si eran varones, o 16 las mujeres, sirviendo gratuitamente hasta alcanzar los 15 años. Luego debían abonar 1 peso mensual hasta la edad de su liberación; no obstante, si se casaban podían ser emancipados antes. En lo que se refiere a los niños, hasta los dos años debían permanecer con sus madres, pasada esta edad podían ser enajenados independientemente de sus progenitoras o bien en conjunto, vendiéndolos. En tales circunstancias su obligación fue servir a sus amos hasta la edad de su emancipación, según lo expresado26. Sin embargo, pronto pudo observarse que la ley podía ser transgredida, como en los reclamos legales se hizo constar a lo largo y ancho del territorio.
EL «CARIMBO»: LOS TRASLADOS DE ESCLAVOS, SITUACIÓN COMPARATIVA DE LA OBTENCIÓN DE SU EMANCIPACIÓN Y LIBERTAD EN AMÉRICA
29En los primeros tiempos, la esclavitud llegada al Río de la Plata mantuvo las costumbres aceptadas por la Corona y las características que se habían dado también en otros lugares del mundo. Un trabajo puntual de M. Á. Rosal —recientemente aparecido— hace referencia a los yerros a fuego en los cuerpos de los esclavos entre 1605 y 1657, especialmente en el ámbito rioplatense con extensión a otros espacios27.
30En lo concerniente al puerto de Buenos Aires, uno de los lugares de arribada de esclavos, un interesante estudio sobre las señas que les colocaban a fuego, fue asimismo dado a conocer por J. Lima González Bonorino, en su análisis titulado «Marcas de Negros esclavos en Buenos Aires a principios del siglo xvii28».Se observa la representación gráfica no solamente de las marcas y el lugar de los cuerpos en donde les era impuesta la identificación, tal lo acaecido por el mes de junio de 1621: «Blas: Con la marca del margen en el pecho derecho; Antonio: Con la marca del margen en el brazo izquierdo; Sebastián: Con la misma marca en el mismo brazo, algo confusa […] Francisco: Con la marca del margen en el brazo derecho; […] María: Con la marca del margen en el brazo derecho. Sigue la lista (sic)29».
31En Veracruz, para identificar a los esclavos y reducir el número de introducciones ilícitas, la compañía exigió a los factores que marcaran a los cautivos con las señales del carimbo, apenas llegados a puerto. Esas señales, llevaron el tratamiento de «fierros de carimbar». Los que no poseían las marcas eran considerados ilícitos, mercadería de «contrabando» y podían ser confiscados ya que habían eludido lo que la ley exigía a sus captores. Suerte desgraciada, sin duda, porque a ellos les cabía la posibilidad de ser siempre perseguidos. Sus dueños fueron pasibles de sanciones cuando evadían la ley30. El hierro de marcar, se ha dicho, podía ser de oro o de plata. En Veracruz los factores preferían el oro, al ser esta marca, «más precisa y más distintiva31».
32Una historiadora de la identidad afro en Argentina, M. Golberg32, demostró que en Buenos Aires, los esclavos que fueron introducidos por su puerto fueron los que procedían de las siguientes regiones:
Los que se trajeron al Río de la Plata eran bantús provenientes de Congo, Angola y Mozambique. Una vez desembarcados en Buenos Aires, después de ser revisados, tasados y carimbados a fuego, eran vendidos como «negros bozales» o «costal de huesos». Los propietarios los bautizaban y les ponían un nombre y su propio apellido como indicación de que les pertenecían. Cuando aprendían el idioma y un oficio pasaban a llamarse «ladinos»33.
33Cabe expresar que parte de ellos fueron asimilándose a la vida de la ciudad bonaerense, integrando diferentes grupos civiles y religiosos.
34Finalmente, en el Río de la Plata, el «carimbo», como ordenanza de aplicación fue desautorizada por el propio monarca. Por real orden del 4 de noviembre de 1784, se prohibieron las marcas en los cuerpos «de las cajas reales», lo que trajo un alivio a los negros en servidumbre en cuanto a su sufrimiento psico-físico. En Puerto Rico sucedió otro tanto con respecto al Carimbo según lo expresado por Díaz Melián para esa región34.
35Por su lado, en EE.UU., la esclavatura constituyó un renglón específico que se extendió hasta la segunda mitad del siglo xix:
La abolición de la esclavitud en Europa y América fue el resultado de la incansable actividad de algunas personas y colectivos, entre los que tuvieron un protagonismo especial los cuáqueros [EE.UU], una comunidad protestante fundada en Inglaterra por George Fox caracterizada por su pacifismo e impulsora de las sociedades antiesclavistas inglesas y americanas. No obstante, como en otros colectivos implicados en el abolicionismo, algunos cuáqueros siguieron poseyendo esclavos, o incluso se dedicaron a la trata, durante mucho tiempo35.
36Del hecho inhumano de cómo fueron transportados los esclavos tomados de África dieron cuenta las propagandas con variados croquis. En esas noticias, parte de la sociedad norteamericana se anotició de lo poco imaginable: el traslado de personas tomadas cautivas en África y manejadas como objetos sin ninguna clase de miramientos. Consecuencia de largas discusiones a favor y en contra fue la abolición definitiva de la esclavitud en 1865 en todo el estado de la Unión.
37En torno a lo hasta aquí indicado se observan aspectos de mayor peso que el que a primera vista podría deducirse:
La abolición de la esclavitud en los distintos países no fue sólo el resultado de razones éticas, sino también prácticas. En muchas colonias la población libre era minoritaria, siendo mayoría la población negra esclava. Esta desproporción, unida a la penetración de las ideas emancipadoras, provocaba una alta inestabilidad social, de modo que los riesgos de revueltas de esclavos eran muy elevados36.
38Pero sin duda, después del viaje en donde no todos sobrevivían, esperaba a los africanos un destino incógnito:
La llegada a puerto, lejos de terminar con los sufrimientos de la carga humana, constituía un nuevo motivo de sinsabores para los negros, pese a que los asentistas insistieran reiteradamente ante las autoridades para conseguir un pronto cumplimiento de las formalidades prescriptas37.
39En efecto, apenas llegados a puerto, las ordenanzas exigían que los cautivos se identificaran como propiedad de los que los compraban. «La visita de entrada o fondeo» y la «sanitaria» sancionada por la Corona ordenaron la manera en que debían «chequarse» los recién ingresados. En este sentido, la legislación vinculó directamente a los afrodescendientes con los «estatutos jurídicos metropolitanos y coloniales».
40Se indicó que desembarcados los africanos, eran conducidos con custodia a lugares de depósito. Más tarde, se procedía al palmeo de acuerdo a la política portuaria en vigor: «o sea la evaluación oficial y la medición de las cabezas de negro». La estatura se medía con una varilla de madera en donde estaban señalados los palmos o centímetros. Se hacía distinciones sobre el sexo, defectos físicos: raquitismo, vejez, poca edad, salud de los ojos y dientes, etc38. En resumen, la calidad física otorgaba mayor precio de venta. Se hacían «lotes de negros», separando los de mejores condiciones de los que no la poseían tanto o nada. La carimba era impuesta —a continuación— en los cuerpos, para señalar que la pieza era de importación «legítima39». Se sabe que durante la etapa en que las grandes compañías importaron negros, los mismos se vendieron en sus propios establecimientos. En Buenos Aires, al quedar abolidos los monopolios, se concretó en instalaciones de la plazuela de la Real Aduana, a poca distancia del emplazamiento del puerto, a la sazón el «mercado de esclavos40».
41Un resumen puntual permite destacar que la trata de negros en el Río de la Plata atravesó por períodos disímiles: a) el de inicio hasta que finalizó el siglo xvii; b) el que permitió el acceso de barcos y el de capitulaciones, hasta que se extinguió en 1740 el asiento inglés; c) el de licencias y asientos que la Corona brindó a comerciantes y a compañías privadas, entre los años 1741-1791; d) el de mayor ingreso de la trata, debido a la concesión decretada por real cédula del 24 de noviembre de 1791 que llega inclusive hasta 181241.
42El Código Negro de 1789, citado anteriormente, fue un paso adelante para mitigar los excesos contra los esclavos. No siempre sus disposiciones se cumplieron tal lo ocurrido en el reino de Granada donde los dueños de esclavos tuvieron una oposición generalizada a concederles mayores derechos. Para dar una idea de lo acaecido, el propio Códigoexpresó en el cap. xii:
Los dueños de esclavos anualmente deberán presentar lista firmada y jurada a la Justicia de la ciudad o villa en cuya jurisdicción se hallen situadas sus haciendas, de los esclavos que tengan en ellas, con distinción de sexos y edades, para que se tome razón por el Escribano de Ayuntamiento en un libro particular que se formará para este fin, y que se conservará en el mismo Ayuntamiento con la lista presentada por el dueño, y éste, luego que se muera o ausente alguno de la hacienda, y dentro del término de tres días, deberá dar parte a la Justicia para que con citación del Procurador Síndico se anote en el libro, a fin de evitar toda sospecha de haberle dado muerte violenta; y cuando el dueño faltare a este requisito, será de su obligación justificar plenamente o la ausencia del esclavo o su muerte natural, pues de lo contrario se procederá a instancia del Procurador Síndico a formarle la causa correspondiente42.
43Esto era válido para los que figuraban en las listas de esclavos. En Buenos Aires el contrabando se dio hasta el año de 1810 pero de manera posterior se siguió comercializando con ellos. En concreto, para éstos, los verdaderos desconocidos —N. N.— de la historia no hubo tampoco Código Negro ni los beneficios de la Asamblea del Año de 1813. Es de expresar que ésta asentó un criterio loable sobre la libertad:
Siendo tan desdoroso, como ultrajante à la humanidad, el que en los mismos pueblos, que con tanto tesón y esfuerzo caminan hacia su libertad, permanezcan por más tiempo en la esclavitud los niños que nacen en todo el territorio de la Provincias unidas del Rio de la Plata, sean considerados y tenidos por libres, todos los que en dicho territorio hubiesen nacido desde el 31 de Enero de 1813 inclusive en adelante, día consagrado a la libertad por la feliz instalación de la Asamblea General, bajo las reglas y disposiciones que al efecto decretara la Asamblea General Constituyente43.
44La Confederación Argentina dejó abolida la esclavitud en la Constitución (art. 15), desde el 1º de mayo de 1853. Cuando en 1860 se expresó la necesidad de la incorporación del Estado de Buenos Aires al resto de las provincias de la Confederación Argentina, se repitió que cualquier tipo de transacción esclavista merecería la máxima sanción por significar la compra y venta de personas un crimen.
45En Hispanoamérica, la libertad de los esclavos se dio en épocas bien diferentes, ya que su propiedad significó el mayor capital de los hacendados, constituyendo el sostén de las economías regionales. De acuerdo a las últimas fechas historiadas, quedó sancionada la libertad entre otros: en Haití en 1803; Chile, oficialmente, en 1821; México en 1829; Uruguay en 1846; Perú en 1855; Colombia en 1851; Ecuador en 1852, no sin tener antes y después varios contratiempos que provocaron revoluciones civiles. En Paraguay, hubo esclavos hasta 1870. En Brasil la esclavitud se derogó final y definitivamente en el año 188844.
A MANERA DE CONCLUSION
46Las normativas entre los amos y los esclavos quedaron establecidas en España desde las Partidas de Alfonso XIII del siglo xiii. A su vez, a la Recopilación de las Leyes de Indias de 1680 y Reales Cédulas, se sumaron a aquellas en lo concerniente a la condición del esclavo en Hispanoamérica.
47Interesó confrontar a la luz de la gobernanza portuaria la introducción de los africanos por el puerto rioplatense, especialmente, luego del establecimiento del comercio libre recién a partir del año 1778, saliendo del marco estricto del puerto de Lima. Es conocido que alcanzó, de modo paralelo, su real dimensión con la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776 y su implantación definitiva desde igual año de aquél de 1778. Consta que el tráfico negrero involucró a la ciudad puerto bonaerense y a Montevideo en lo vinculado al gobierno administrativo-político que debía aplicarse en las entradas marítimas de los buques costeros, los de ultramar y sus cargas.
48Lento y difícil fue el proceso de la trata de esclavos en Indias. No fue igual ser esclavo en haciendas de las Antillas, Santo Domingo, Puerto Rico, Guatemala, Jamaica, que en la campaña de Buenos Aires o en comunidades religiosas del territorio rioplatense donde se dieron circunstancias más benignas.
49En algunas regiones hubo sublevaciones y ataques a los españoles por los que deseaban su libertad, lo que se dio puntualmente en los casos de graves maltratos y abusos. En torno a lo expresado, hay que tener en cuenta que aquellos que fueron introducidos de contrabando tuvieron un pasar mísero. Un destino similar fue el de las esclavas negras agraciadas que provocaron el deseo sexual y de propiedad de civiles y religiosos45.
50La libertad de los esclavos se dio en Hispanoamérica en épocas a lo largo y ancho del llamado Nuevo Continente. Prácticas de compraventa, costumbres y culturas diversas, fueron aceptando poco a poco las ideas de protección hacia los que estaban en servidumbre forzada dadas (según el tiempo analizado especialmente en esta elaboración) en el último cuarto del siglo xviii, con el Código Negro de 1789. Por su lado, también, las ideas de la revolución francesa de igual año, el Decreto del 9 de abril de 1812 por el que el gobierno en Buenos Aires de Bernardino Rivadavia prohibió la introducción de esclavos, lo que quedó establecido en la subsiguiente Asamblea del Año xiii de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
51El recibimiento por el puerto de miles de personas de ambos sexos constituye un material documental transcrito por fuentes de época y por una numerosa bibliografía. Todas ellas permitieron avanzar en el conocimiento sobre la suerte de los esclavos en los puertos, y su posterior odisea hacia la libertad. El contrabando que igualmente existió representa un marco de páginas de difícil reconstrucción, desde que no se conoce a ciencia cierta que fue de varios miles de ellos. Con la situación en los puertos y los envíos de personas sometidas a la venta hacia el interior de los territorios, se han elaborado varios trabajos de confrontación en Hispanoamérica (y en América del Norte). Estos hombres y mujeres esclavos fueron objeto de compra-venta por holandeses, ingleses, portugueses, españoles, en momentos de la Monarquía Borbónica y en la etapa posterior independiente. Los ordenamientos de la legislación, la recepción de acceso del tráfico negrero por el Río de la Plata, la terminación de la esclavatura, las estrategias que algunos desarrollaron para que el sometimiento continuara, fueron objeto de largas situaciones históricas. Ello se desenvolvió con los que de disímil manera ingresaron por los puertos de América y, asimismo, a las posesiones españolas en Filipinas. Desde el ingreso de los esclavos a los territorios por las puertas marítimas comenzó a gestarse una historia de vida que involucró a los que arribaron forzadamente y descendieron en los puertos de la Monarquía (y a los que se encontraban emplazados en épocas posteriores, bajo la cubierta a veces oculta de la esclavitud). Por todo ello no cabe duda que la articulación de los puertos como corredor del tráfico negrero comprende una temática digna de ser mayormente analizada.
Notes de bas de page
1 Studer, 1984, p. 11.
2 Ibid., p. 14.
3 Ibid., pp. 103, 107 y 114.
4 Ibid., p. 107.
5 Polónia, 2010.
6 Id., 2006b, p. 58. Al respecto la autora dice que los puertos se sostuvieron sobre una base sociocultural que sustenta todo lo anterior: «organización social, relaciones sociales de producción, ideologías y mentalidades. En suma un modelo cultural que se plasma en el puerto y en la ciudad portuaria, un espacio organizado para la circulación dependiente del foreland y del hinterland. Nodo y red».
7 Polónia, 2012, p. 1.
8 Studer, 1984, p. 25.
9 Véase el «Plano de José Bermúdez, 1713» en Marcomini, López, 2011, p. 42, pie de imagen.
10 Diccionario de Gobierno y Legislación en Indias, t. IV, imagen 140.
11 Bernand, Carmen, «Negros esclavos y libres en las ciudades hispanoamericanas», Diario La Nación, 22 agosto 2002, en linea en < http://www.cuentayrazon.org/revista/doc/128/Num128_018.doc > [consulté le 20 mai 2012], p. 3: «Los negros participan plenamente de los eventos públicos de la ciudad y, en ese sentido, no están marginados y no se puede hablar en este caso de una existencia comparable a una “muerte social”. La pintura de los siglos xvii y xviii, tanto europea como americana, nos brinda escenas personificadas por estos hombres de color que viven con los señores. Los pajes negros vestidos de raso y terciopelo de Las Bodas de Canaá de Veronese, los criados de Velázquez, y, posteriormente, los cuadros de castas mexicanos o los retratos de personalidades oficiales acompañadas de sus lacayos morenos insisten en la función estética del esclavo. Esto no es simplemente una idealización del artista, sino un aspecto esencial de los servidores de los grandes señores: el de servir de adorno. Por supuesto, la mayoría de los negros urbanos no comparte con los lacayos y otros criados elegantes esa dimensión ornamental, pero ésta nunca está totalmente ausente, como lo demuestra en el ámbito urbano el éxito de las fiestas y músicas negras, que se prolonga hasta nuestros días». También en otras partes de Hispanoamérica, como en la ciudad de Puerto Rico, se llegan a observar parecidas situaciones. Véase: Díaz Melián, 1986, p. 13.
12 Bernand, «Negros esclavos y libres en las ciudades hispanoamericanas», p. 4.
13 Recopilación de las Leyes de Indias [1680].
14 Ots Capdequí, 1946, pp. 13-14. El autor expresó que los propietarios y los esclavos tuvieron desde épocas anteriores a 1680 una regulación legal regida por las Partidas por el Código Alfonsino: 4º, tít. v y xxi, las que «han sido enumeradas en último lugar entre las fuentes del derecho castellano vigente en las Indias como derecho supletorio, la Recopilación de las Leyes de Indias, las numerosas cédulas, decretos, resoluciones, tratados y otras providencias».
15 Petit Muñoz, 1947, p. 186.
16 Recopilación de las Leyes de Indias [1680], Libro 8, tít. 1º, p. 88.
17 Ibid.
18 Lorenzo, 1994, p. 47.
19 Kleidermacher, Mueses, 2012, pp. 190-209.
20 Código Negro de 1789.
21 Ibid.; también transcripto por Levaggi, 1973, pp. 160-168.
22 Código Negro de 1789, cap. viii.
23 La Guerra de la Independencia a través de los Fondos del Archivo Histórico Nacional, «Introducción a la guerra», 10. Disponible en PARES, Ministerio de Cultura y Turismo de España: < http://pares.mcu.es/GuerraIndependencia/portal/viaje/introduccion/introduccion.html > [consultado el 25 de mayo de 2013].
24 Asambleas Constituyentes Argentinas, 1813.
25 Castro, 2012, p. 135.
26 Ibid., pp. 136-137.
27 Rosal, 2013.
28 Lima González Bonorino, 2010, pp. 249-250 (este autor realizó la transcripción del texto que obtuvo del Archivo General de la Nación, Argentina, situado en Escribanías Antiguas, del 23 de junio de 1621).
29 Ibid., pp. 249-250. Se conoce, por ejemplo, que por la venta de 28 esclavos adultos en pública almoneda se obtuvo en ese año la cantidad de 250 pesos de a ocho reales cada uno. Por los 4 niños (que todavía sobrevivían), 100 pesos cada uno. El total obtenido fue de 1.544 pesos.
30 García de León, 2001, p. 127.
31 Ibid., p. 127.
32 Goldberg, 2010, p. 9.
33 Ibid., p. 9.
34 Díaz Melián, 1986, p. 17.
35 Véase: < http://amnistiacatalunya.org/edu/3/esclavitud/index.html >.
36 Breve historia de la esclavitud.
37 Studer, 1984, p. 327.
38 Ibid., p. 328.
39 Ibid., p. 328.
40 Ibid., p. 329.
41 Ibid., p. 341.
42 Código Negro de 1789; Lucena Salmoral, 1996, pp. 279-284.
43 Asambleas Constituyentes Argentinas.
44 Véase la definición del termino «Esclavitud» en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia de España (< http://dle.rae.es/?w=esclavas&origen=REDLE#/?id=GElf0MV >): hace referencia a la esclavitud y su derogación definitiva.
45 Ghirardi, Siegrist, 2012, pp. 99-117.
Auteur
CONICET – Universidad Católica Argentina
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