Complutum: modelo urbanístico para una ciudad romana privilegiada en los siglos iii-v
p. 199-220
Texte intégral
1Complutum, origen de la actual Alcalá de Henares (Madrid, España) fue un municipium romano con un extenso territorio que abarcaba buena parte de la actual Comunidad de Madrid y de las provincias de Guadalajara, Cuenca y Toledo, englobado en el espacio cultural de la Carpetania, en el centro de Hispania. Aunque conoce ensayos urbanos más antiguos, el pleno desarrollo de una ciudad de urbanismo mediterráneo solo se produjo en el marco de los programas de municipalización promovidos por Augusto y Claudio.
2Complutum ya era una ciudad de relativa importancia en los siglos I y II d. C., como lo debieron ser algunas de sus vecinas del centro de España: Segóbriga, Ercávica, Valeria, Toledo, Segovia, Coca... Pero, ¿qué ocurre a partir del siglo II, cuando muchas urbes hispanas (y gran parte de las que acabamos de citar) empiezan a evidenciar dificultades para conservar el tejido urbano y los monumentos representativos del Estado, cuando no hay casas de decuriones, ni de ciudadanos interesados en emularlos? Lo que sigue es una pintura del desarrollo de los complutenses a partir de finales del siglo III d. C., de su crisis y transformación al final del V, y un intento de explicar este fenómeno, parejo al hundimiento de tantas otras ciudades hispanas (fig. 1). Es también la pintura de una de las pocas ciudades occidentales prósperas donde la arqueología permite dibujar una imagen muy completa de esta época.
INFRAESTRUCTURAS URBANAS Y EDIFICIOS PÚBLICOS
3La obra pública en la Complutum tardoantigua, tanto en lo que respecta a los grandes edificios como a la infraestructura de la ciudad, está marcada por una gran rehabilitación urbana en los últimos años del siglo III y primeros del IV. Rehabilitación que hasta cierto punto puede verse como una refundación urbana, y cuya pieza clave es la construcción de un gran edificio administrativo, integrado por una basílica y un cuerpo anexo (probablemente una curia y otros espacios de orden administrativo) a partir de edificios más antiguos. Y alrededor suyo se construyen otros edificios (termas, un pórtico y un templo tardoantiguo, un mercado, etc.) y se desarrolla una mejora de infraestructuras, especialmente una repavimentación general de, al menos, todo el sector central de la ciudad.
DISEÑO E INFRAESTRUCTURAS URBANAS
4Al entrar en el siglo III d. C. Complutum gozaba de un diseño urbano que se había materializado hacia el 50 d. C., en el reinado de Claudio, y que concluía un proceso iniciado en tiempos de Augusto. La ciudad de los complutenses era muy grande, su núcleo principal estaba en torno a las 50 ha y rodeado de amplios suburbios1, unas dimensiones muy importantes para una ciudad hispana, y que la acercaban al tamaño de las capitales de la provincia. Como otras construcciones romanas ex novo de aquel expansivo momento, había constituido un moderno proyecto urbanístico2, con una trama hipodámica de manzanas de 1 x 1 actus (exactamente 30 x 30 m de edificación más los pórticos), pórticos en casi todas las calles (fig. 2), red de saneamientos, monumentos emblemáticos como un arco cuadrifronte que marcaba la entrada occidental, varias casas privadas de tradición itálica o mediterránea, un templo y un conjunto monumental con un mercado, termas públicas, una basílica civil y un cuadripórtico.
5Pero lo que nos interesa ahora es analizar cómo van a actuar los complutenses en relación con ese marco urbano en los siglos posteriores. Y como se verá, lo que descubriremos es una actividad continuada, alguna que otra gran rehabilitación y un abandono muy tardío del tejido urbano (que no necesariamente de toda la ciudad), cuyas fechas se sitúan a lo largo del siglo V, quizá al final de esa centuria.
6En una fecha sin determinar de la segunda mitad del siglo III o comienzos del IV d. C.3, en la parte central de la ciudad, se procede a una repavimentación general de las calles. Se ha constatado la operación en una amplia superficie próxima al foro, en los decumanos iii y iv y en los cardos iv y vii, que afecta, por tanto, al menos a la regio ii.
7Se trata de una sobreelevación máxima de 40-50 cm respecto del nivel del primer pavimento. Esta segunda fase constructiva de la calle es reconocible por su técnica constructiva: una menor calidad en la obra respecto a la precedente del siglo I. La obra, como la original a la que suple, sigue consistiendo en un conglomerado apisonado que incorpora arcilla, pequeños cantos cuarcíticos y fragmentos de caliza triturada; pero ahora, en el siglo III, disminuye la presencia de piedra a favor de la tierra apisonada.
8Por otro lado, la repavimentación obligó a que se «cerrasen» los pórticos con muretes de contención, de una o dos hiladas de piedra de mampostería o de cantos cuarcíticos, que actuan a modo de grandes bordillos, destinados a soportar el nuevo pavimento. Por consiguiente, y al menos en las calles documentadas, el pórtico como tal queda a una cota inferior a la de la calle a partir de cierto momento; lo que conlleva la necesidad de que se practiquen pasos mediante escalones más o menos elaborados en diversos puntos de la línea de pórtico, como se ha constatado en el decumano iii, en los pórticos norte de la manzana vii y en el sur de la manzana ii. Todo ello implica la conservación de los pórticos en el paisaje urbano.
9Al mismo tiempo, de forma puntual se detectan algunas construcciones que ocupan el espacio de los pórticos, aunque no el de las calles. Así, en el decumano iii y ante la fachada septentrional de la casa del Atrio se construye lo que parece un pequeño establecimiento comercial. En la misma calle, aunque más cerca del foro, se mejora con un sectile latericio el suelo ante la entrada de la casa de los Augures. Y en el decumano iv, ante la fachada norte de la casa de los Grifos, se construye un sólido cuerpo de zócalo de mampostería y alzado de tapial que ocupa el espacio correspondiente al pórtico, probablemente una tienda/taller, o incluso una tienda/taller/vivienda. Por tanto, el espacio de los pórticos se ocupa, pero no de forma anárquica: son anexos a las casas a las que preceden, y se limitan a este espacio, sin entrar en la calle como tal, que sigue competiendo exclusivamente al ámbito público. Aunque es tentador y parece razonable fechar esas ocupaciones a la vez o con posterioridad a la repavimentación de la segunda mitad del siglo III o comienzos del IV, ciertamente no podemos afirmar con exactitud en qué momento se producen ni si son sincrónicas.
10La mayor parte de los pórticos incorporaban pozos o fuentes. Es esta una amenidad muy habitual en la ciudad porque Complutum se asienta sobre un gran manto freático, y las aguas surgían por doquier con facilidad. El abandono de estos pozos conllevó que se desmontasen sus brocales y la mampostería de sus paredes, y debe entenderse que está en relación con una renuncia a seguir conservando los pórticos y las calles, es decir, con el abandono del mantenimiento de los espacios públicos de la ciudad. Gracias al pozo situado en el cardo iv, concretamente en el pórtico que discurre ante el edificio del antiguo cuadripórtico, conocemos el momento en que esta infraestructura cae en desuso. La fecha nos la proporciona una escudilla de terra sigillata africana tipo 70 de Hayes, probablemente una imitación hispana. Lo que situaría el abandono en un momento avanzado del siglo V, pudiendo llegar hasta el 500/5104.
EL GRAN EDIFICIO ADMINISTRATIVO DE FINALES DEL SIGLO III PRINCIPIOS DEL IV D. C. Y SU ENTORNO URBANO
11La construcción más representativa del Complutum de los siglos III y IV será sin duda el gran edificio administrativo, levantado a partir de una drástica rehabilitación de los viejos edificios públicos altoimperiales. Del siglo I databan una basílica civil5, las termas norte y un mercado. Las excavaciones de 2010,2011 y 2012 han puesto también a la luz un cuadripórtico de mediados del siglo I d. C6.
12Ahora, en una fecha entre el último cuarto del siglo III d. C. y el primero del IV se produce una gran reforma, cuyo fin principal es dotar de infraestructuras al aparato del Estado y a la ciudad y magnificar su percepción; para ello se potencian la basílica y las funciones judiciales y administrativas, a costa de otras amenidades ciudadanas más lúdicas: la amortización de las termas norte, que se convierten en un edificio administrativo ligado a la basílica7 (fig. 3).
13El gran edificio resultante se ha conservado en pie a lo largo de los siglos: su fachada norte, el llamado «Paredón del Milagro», ha llegado, de hecho, hasta nosotros en un estado de conservación aceptable, conservado hasta una altura cercana a los 5 m, y, significativamente, la tradición le ha venido atribuyendo la calidad de ser el «palacio de Daciano» y el lugar de suplicio (que no ejecución) de los mártires complutenses Justo y Pastor8.
14El edificio administrativo se levanta sobre una superficie de 32,50 x 36 m, y tiene dos cuerpos (fig. 4): el oriental es una basílica, heredera de otra más antigua, aunque con notables reformas, y que conserva cuatro accesos: tres principales por un lado largo desde la plaza vecina y un cuarto desde el lado corto que se abre al decumano iii. La decoración parece renovarse, recurriendo a un sectile parietal de diversas piedras para los zócalos, cornisas y elementos de separación de la parte intermedia, combinado con grandes revocos blancos en estas últimas. El edificio se aligera: probablemente la basílica de época de Claudio tenía ocho columnas por cada lado largo9, pero la nueva construcción reduce este número a seis. Desde la basílica se abre también un acceso al cuerpo occidental: las antiguas termas, que ahora se configuran como algo completamente distinto: un edificio de doble ábside, tal y como se espera de los edificios públicos de gobierno, administrativos o judiciales desde época severiana. La referencia arquitectónica es la de espacios judiciales y políticos, basílicas cuya construcción conocemos a lo largo de los siglos III y IV, que son de doble ábside: la de Volubilis, de 210-21710, la gran basílica de los Severos en Lepcis Magna, de 209-21611, la reformada de Sabratha, después del terremoto de 36512, así como, por supuesto, con características arquitectónicas más complejas por su carácter excepcional, la de Majencio y Constantino en Roma, de 306-313. Del edificio complutense se elimina también la infraestructura termal: se condenan la circulación de agua y la calefacción, con excepción del hipocaustum del viejo caldarium, que se conserva en uso, preservando por tanto la opción de mantener caliente esta sala, que ahora será una estancia de reunión.
15Pero además, el edificio va a monumentalizarse mediante una fachada occidental magnífica: se construye un frente escénico marmorizado y celebrado por una inscripción conmemorativa a modo de carmen epigraphicum, emplazado en el vano central del edificio. La línea argumental que puede extraerse de sus fragmentarios versos alude a una catástrofe, a una destrucción, real o metafórica, que se contrarresta con el deseo de que algo, muy probablemente el edificio que adornaba, se perpetúe para siempre, expresado quizá mediante un texto de virgiliano13. Se trata de una adaptación al hábito epigráfico que se difunde en la época a lo largo y ancho del Imperio, y que entre otras cosas recurre a textos conmemorativos de alta calidad, muchas veces poéticos, como demostró Liebeschuetz para las ciudades de Asia Menor, y concretamente Aphrodisias14. Bajo la fachada se abre la entrada principal, consistente en una galería a modo de criptopórtico, que propiciaba el acceso al cuerpo de la curia, a la vez que sobre él se desarrollaba un segundo piso.
16De hecho, la técnica constructiva de este nuevo cuerpo (fachada monumental y criptopórtico) de opus caementicium, que cerraría el edificio por el oeste, resulta muy similar (que no idéntica) a la vieja obra de tiempos de Claudio. Pero un análisis de sus componentes revela que la obra nueva tiene características técnicas distintas, principalmente una fuerte presencia de yeso en los aglutinantes, lo que no existía en las construcciones más antiguas15.
17El gran edificio resultante tiene relación, sin duda, con la administración de la justicia y el gobierno de la ciudad16, pero probablemente también con aspectos derivados de todo ello y que la arqueología desconoce en gran parte. Incluso, y más allá del ámbito local, nos atrevemos a proponer la vinculación con funciones de la administración imperial de la provincia, como de hecho lo es la labor judicial.
LAS NUEVAS TERMAS, EL MERCADO Y EL CUADRIPÓRTICO
18La construcción del monumental edificio judicial y de gobierno alteró también la fisonomía del entorno, a cuyo alrededor se desarrollaron varios edificios y espacios públicos o se reformaron los preexistentes (fig. 3).
19Sin duda, respondiendo a la necesidad de conservar unos baños en el foro, y junto a la basílica, una vez desaparecidas las viejas termas de época de Claudio, se procedió a finales del siglo III a la edificación ex novo de unos nuevos, aunque pequeños, baños públicos (con unas dimensiones máximas de 22,80 x 12,15 m): las llamadas termas sur17. Se trataba de unas pequeñas termas lineales que imitaban en estructura a las antiguas, con un acceso principal que se realizaba desde el decumano iv. En el interior, una estricta sucesión de ambientes, frigidarium, tepidarium y caldarium, con este último al sur y acompañado por el correspondiente praefurnium.
20Los problemas de espacio en una zona de la ciudad densamente ocupada y la necesidad de aprovechar la infraestructura que ya existía, un acueducto para traer agua y una cloaca para el saneamiento, obligaron a que estas nuevas termas fuesen no solo bastante más pequeñas que las anteriores, sino también a colocarlas en el único espacio posible: adosadas a la trasera de la basílica y cortando el decumano iv.
21Estamos ante una estructura eficaz, que resuelve con atención a los costes la instalación de una infraestructura necesaria en las ciudades tardoantiguas, los baños públicos, pero lejos de la notable arquitectura del conjunto termal del siglo I. Pese a ello, el edificio se sigue atendiendo y mejorando en los años siguientes: el frigidarium ha proporcionado restos de tres momentos constructivos, así como dos piscinas de diferentes épocas, representativas del interés de los complutenses por mantenerlo en buen uso a lo largo de los siglos III y IV.
22Adosado a las nuevas termas estaba el viejo edificio del macellum18, que ahora se derriba y pasa a ser una plaza abierta, cerrada por su lado oriental mediante la fachada occidental de las nuevas termas, que imitaba con peores calidades constructivas a la gran fachada monumental del criptopórtico. Pero la plaza, solada por ladrillos, sigue usándose como mercado, y los establecimientos de los tenderos pasan a ser quioscos de madera removibles, de los cuales han quedado algunas huellas de los postes que se fijaban contra el pavimento.
23La reforma del cuadripórtico reviste un interés especial. En esta su segunda fase constructiva, se ve notablemente afectado por el vecino edificio administrativo: las reformas vienen especialmente motivadas por el derribo del ala oriental para permitir la construcción del criptopórtico, de su fachada monumental y del nuevo acceso al edificio administrativo. Pero en la parte occidental del edificio (que, por cierto, deja de ser un cuadripórtico al desaparecer una de las alas) se sigue utilizando la gran galería cerrada que limitaba con el cardo iv, así como también el extremo oriental del ala sur, aunque desconocemos el uso que tendría.
EL TEMPLO TARDOANTIGUO
24Entre 340 y 380 d. C. se fecha la última construcción de un edificio público constatada en Complutum19. Debe destacarse que, si bien la reforma de finales del siglo III había sido una obra de cuidada arquitectura, al menos en lo que se refiere al edificio administrativo, esta nueva obra pública de pleno siglo IV va a responder a una técnica constructiva más elemental, basada principalmente en la mampostería de piedra sin carear y con sillares esquineros. Sin embargo, el ilusionismo constructivo de los romanos debió funcionar una vez más, pues ciertos elementos como la decoración interior de la cella recurrieron a técnicas decorativas de cierta calidad, concretamente suelos de ladrillo y revestimientos parietales de sectile, combinando opus testaceum y placas de mármol. La obra obliga de nuevo a la reconfiguración del espacio del antiguo cuadripórtico.
25La pieza principal del templo era una pequeña cella de 4 x 4 m en planta, realizada en mampostería sin carear, y utilizando como cimentación la crujía sur del cuadripórtico. Su interior, con suelo de opus testaceum de grandes piezas de ladrillo, estaba forrado con un sectile de mármol y ladrillo, y afrontada con ella y en su eje se desarrollaba la plataforma de opus testaceum que soportaría el ara. Esto va acompañado por algunas otras acciones, entre las que destaca una repavimentación de toda la plaza y la construcción de un pozo.
26Obsérvese que el templo, que se dedicaba probablemente al culto imperial, se afronta con la entrada al gran edificio administrativo por el criptopórtico, probablemente vinculando la suerte de ambos edificios y de sus funciones respectivas.
EL ASÍ LLAMADO «EDIFICIO DE OCCIDENTE»
27Aunque solo es conocido a partir de la prospección geofísica de 2000 y 2001 y un sondeo de comprobación en 2004, es un hecho probado la existencia de un gran edificio público construido en opus caementicium y forrado con revestimientos de mármol y ladrillo, instalado en la regio ii al suroeste del foro y del gran edificio administrativo. Sobrepasa las dimensiones de una manzana ordinaria (por tanto superior a los 900 m2), y tenemos mínimos datos sobre su planta y su función. La implantación (cuya fecha exacta desconocemos) rompe con el urbanismo previo, afecta a cuatro manzanas y desvia levemente los ejes de la obra con respecto a los originales. A falta de datos más precisos, los materiales apuntan a una cronología que debe llegar al siglo III o iv para su construcción y que para su abandono podría incluso alcanzar al vii.
LA CASA PRIVADA
28En los siglos III, IV y V en Complutum siguen residiendo personajes de rango principal, e incluso también un cierto tipo de «clase media», que se mantienen fieles a los parámetros de la casa señorial clásica, en parte con variaciones sobre la de atrio y, sobre todo, la de peristilo, que habían estado vigentes desde finales de la República.
29Como ocurre en otros lugares del Imperio20, determinados aspectos históricos motivarán que sobre estos modelos se magnifiquen ciertas partes de la vivienda: serán aquellos espacios destinados a una representación social y a la reunión entre iguales, en cenas y recepciones, entre personajes de rango semejante, más bien amigos que clientes. Los peristilos, los vestíbulos y, sobre todo, triclinia, oeci y aulas de reunión, serán los beneficiarios de este esfuerzo constructivo. En las mejores casas complutenses del siglo IV, como ocurre en Mérida, en Lugo o en Barcelona, en relación con el peristilo encontraremos grandes aulas, algunas absidadas, a veces con sus propios vestíbulos o antesalas, comedores, y una abundancia de mosaicos y pinturas murales para decorar todas esas salas y que transmiten la identidad, gustos y cultura del propietario.
30Si esto ocurre en la ciudad, en casas perfectamente insertadas en el entramado urbano, también va a ocurrir en residencias suburbanas, nuevas construcciones como la complutense villa del Val, más espectaculares aún, que albergan a personajes muy notables en la sociedad de su época que necesitan construir sin el constreñimiento de la trama urbana que ya existe, al estilo del modelo que conocemos en España gracias al palacio de Cercadilla en Córdoba.
CASAS URBANAS: ENTRE LA CASA SEÑORIAL Y LAS CASAS DE «CLASE MEDIA»
31Entre los siglos III y V d. C., Complutum sigue ocupada por habitantes que viven principalmente en casas privadas en el interior de la ciudad. Un buen número de ellas son de tipo señorial: en general se trata de viviendas insertas en la trama urbana original y que se han rehabilitado, casi siempre intensamente, sobre otras que se remontaban a la época fundacional de mediados del siglo I d. C. Todo parece indicar que esta adaptación a los nuevos tiempos constituyó un fenómeno bastante generalizado: las casas de Baco, Cupidos, Cupidos ii, Leda, los Peces, incluso la de los Grifos (bien es cierto que esta asiste a una rehabilitación frustrada) dan muestras de importantes reformas que afectan a aulas de recepción, triclinios, peristilos y espacios de prestigio en general, significados por el propio desarrollo de estas salas y por costosas técnicas decorativas, mosaicos y pinturas murales que se aplican de forma habitual.
32En algún momento del siglo III fijamos nuestra atención en la casa de los Grifos21. Esta gran casa de peristilo, que ocupa una manzana completa de 30 x 30 m, había sido construida a mediados del siglo I d. C. y después conoció algunas reformas de bastante calado. Ahora, en el lado meridional del peristilo se pinta una gran megalografía protagonizada por un cazador a caballo que está alanceando a un felino, un programa decorativo que busca unir triclinium y peristilo, convirtiendo a este en una auténtica selva en la que evoluciona un grupo de cazadores, un paisaje ilusionista para gozo de los invitados que se acomodasen en el comedor de la habitación E. También se reforma la habitación J, un pequeño recibidor, y son sus grifos en posición heráldica los que dan nombre a esta domus. Desgraciadamente para los propietarios, y probablemente a causa de las obras en esta parte de la casa, sobreviene un incendio que arrasa la vivienda. En su mayor parte no se reconstruye, se realiza una demolición ordenada y se nivelan los escombros. Pero el ala sur se restaura, no ya como una casa señorial, sino aparentemente como tiendas o tiendas/vivienda abiertas al decumano v y desvinculadas de la planta arquitectónica original. Es probable que la amortización de la casa como tal se deba a las molestias que ocasionaba su volumen en el paisaje urbano, ya que se acaba de producir la gran reforma del entorno del foro y del gran edificio administrativo que se abre al norte, al decumano IV, y cuya majestad podría quedar afectada por la cercanía de la casa.
33La casa de Baco22 (fig. 5), que también ocupa una sola manzana y está situada en una posición privilegiada con su fachada septentrional afrontada al decumano iii, es un magnífico ejemplo de casa de peristilo construida mediante una rehabilitación que parece afectar a toda la vivienda entre las décadas de 320 y 330 d. C., posiblemente con reformas incluso más recientes. Sobre una planta de 30 x 30 m, a la que habría que añadir un pórtico, se desarrolla una domus con un peristilo central cuyo ambulacrum está pavimentado con mosaicos geométricos; un vestíbulo en el eje principal de la casa (este – oeste), decorado con un mosaico de cupidos en posición heráldica, en una clara alusión a los felicia tempora, alegoría común a la mayoría de las escenas con erotes de este tipo23, y especialmente constatado en época constantiniana; un triclinium pavimentado con mosaicos con un apreciable conocimiento de los temas báquicos, al que se accede por un pasillo decorado a su vez por más mosaicos pavimentales, esta vez con un tema de coperos. Para terminar este repertorio de materiales decorativos, otro mosaico, esta vez de tema indeterminado, que ocupa otra sala en el ala norte, quizá un oecus o sala de recepción con antesala incluida.
34Tan solo una manzana separa a la casa de Baco de la de Cupidos. Esta responde también a una estructura característica de casa con peristilo, si bien de dimensiones más reducidas, pues se restringe a solo la mitad meridional de la manzana que ocupa, incluso quizá a un cuarto, esto es una superficie de 15 x 15 m. Manzana por lo demás, de nuevo, en muy buena posición, que linda al norte con el decumano Máximo. La planta de la domus es una adaptación de la característica casa de peristilo, esta vez con patio lateral, y en formato reducido: un pequeño jardín con un ambulacrum con suelo de opus testaceum, de hecho un sectile latericio. La esquina noreste de la casa la ocupan dos estancias de prestigio: una antesala con un mosaico geométrico de rombos precede a una pequeña aula pavimentada con un nuevo mosaico de rombos, más complejo, y un emblema de cupidos heráldicos. Los argumentos existentes indican que estamos ante una rehabilitación principal del siglo IV, quizá de mediados de la centuria, y una segunda reforma que implicaría la pavimentación de la antesala y su mosaico de rombos, de momentos muy avanzados del siglo V, seguramente de la segunda mitad24. Por fin, en un momento que no conocemos, pero que podría situarse en pleno siglo VI, al menos una parte de la casa alberga actividades de producción metalúrgica, cuyos restos se detectaron en relación con el peristilo.
35La casa de los Peces25, ya cerca de donde su ubicaría la puerta meridional de la ciudad, es una domus con un patio de luces semejante a un atrio26, construida en el siglo III d. C. sobre los niveles de explanación resultantes de la demolición de una casa más antigua. La segunda fase se corresponde con las estructuras constructivas excavadas y aporta una fecha post quem proporcionada por una moneda de Galieno (253-268 d. C.) en una favorable posición estratigráfica.
36En la casa de Leda27 puede detectarse también una segunda fase de la domus, que a la vista de los estudios recientes sobre el urbanismo complutense resulta estar muy bien encajada entre los decumanos vi y vii, muy cercana al foro por el sur. La manzana tenía unas dimensiones de 30 x 30 m, y gran parte de ella (pero quizá no toda) estaba ocupada en este momento por una casa señorial de patio, con ambulacrum y patio pavimentados, y con un diseño definido por dos habitaciones de gran tamaño y rotunda pavimentación, alineadas en un gesto clásico, a lo largo del eje central norte-sur del edificio, de forma que la más meridional, que ocuparía grosso modo el espacio central de la vivienda, es el citado patio, pavimentado, tanto el ambulacrum como el interior, con un suelo de opus testaceum dispuesto en forma de spicatum, y con un pozo. La más septentrional es claramente un aula de recepción, un oecus o triclinium pavimentado con un opus tessellatum que representa el tema clásico de la seducción de Leda por parte de Júpiter. Esta segunda fase se data mediante los materiales musivos, cerámicos y numismáticos en el siglo IV y no es posible precisar su inicio concreto.
37De la casa de Cupidos ii28, al sur del foro, tenemos un conocimiento más precario; pero sí se conoce una estancia de grandes dimensiones, de 60 a 70 m2, posiblemente un triclinium, decorado con un mosaico pavimental con cuatro emblemas, de nuevo uno de ellos con los cupidos afrontados que celebran los felicia tempora constantinianos.
38Evidentemente, el fenómeno de la casa privada existió más allá de la casa señorial, aunque esta última sea la que mejor se detecta en el registro arqueológico. De hecho, algunas de las casas citadas pertenecieron no a grandes propietarios, sino a una suerte de «clase media», lo bastante acomodada y con la suficiente inquietud social y cultural para construirse residencias de tradición clásica: así, la de los Peces y también la de Cupidos, casas de cierto rango, pero que parecen alejadas de las grandes viviendas de 30 x 30 m, tanto en tamaño como en exuberancia decorativa. Esta «clase media» y su actividad en los siglos III, IV y V se constata también en las recientes excavaciones29 sobre la manzana vii, unidad urbanística de 30 x 30 m que alberga tres casas: las del Atrio, Marte y la Lucerna de la Máscara Trágica. Todas ellas presentan indicios de una ocupación continuada hasta fechas muy tardías. Las dos primeras son casas de pequeño formato, de 15 x 15m de superficie, lejos de las grandes casas aristocráticas complutenses, y el tipo de vivienda original es una adaptación de las fórmulas itálicas de casa de atrio. Aunque a lo largo de los siglos se realizan algunas reformas que alteran la planta y la concepción del espacio, ambas se mantienen con mucha fidelidad a la planta original hasta una fecha que no es fácil precisar, pero que llega al menos hasta el pleno siglo IV.
39Los datos arqueológicos son algo más evidentes en la casa de la Lucerna de la Máscara Trágica. Esta casa de atrio mediterráneo trasero, de 15 x 30 m de superficie, muestra evidencias claras de un uso productivo y/o comercial, referido a varios sectores económicos, pero incluyendo a la vez un uso residencial. Los derrumbes de la última fase sellan un conjunto de materiales que pertenecen a un contexto del siglo V: un par de cuencos de terra sigillata hispánica tardía 8 (en adelante, TSHT) y un jarrito o kalathos imitación de la TSHT 1; este último nos remite a fechas que llegan hasta la segunda mitad del siglo V d. C.30 En estos momentos sabemos que a los usos tradicionales se han añadido otros nuevos, que abundan en la explotación económica, como es la fundición de bronce para su reutilización. Y sobre todo, se percibe la compartimentación de los espacios residenciales del siglo I, de una sola casa, para configurar varias unidades menores.
LA GRAN RESIDENCIA SUBURBANA
40Al menos tres ciudades españolas han proporcionado datos arqueológicos sobre grandes residencias, urbanas o suburbanas, vinculadas con certeza o con mucha probabilidad a grandes personajes, a veces desconocidos, otras veces quizá obispos (caso de Barcelona) o gobernadores. En Complutum, como en Córdoba y Barcelona, existen edificaciones que trascienden, por su monumentalización y su tamaño, el concepto de simple domus.
41Así, la complutense villa suburbana del Val31 se encuentra en las proximidades de la ciudad, a tan solo 2.500 m de su extremo oriental, en un extenso suburbio poblado por distintas instalaciones. Se trata de una gran residencia y explotación agropecuaria que se remonta al siglo I d. C., si bien una intensa monumentalización que se inicia a finales del siglo III y se prolonga durante todo el siglo IV le proporciona sus características arquitectónicas más sobresalientes. Ocupa una gran superficie con restos dispersos a lo largo de, aproximadamente, 5 ha. En este heterogéneo grupo de construcciones, donde se prodigan espacios de representación monumentales, se encontraban restos de diferente funcionalidad: un balneum, una zona señorial, almacenes, establos y quizás viviendas de los trabajadores. La parte residencial, que conforma la mansión señorial, se articula en torno a un gran pórtico semicircular, que delimitaba un jardín interior de 25,60 m de diámetro, en una solución arquitectónica modernísima, que se encuentra también en muchos conjuntos palaciales de esta época (la Tetrarquía y, en general, finales del siglo III y siglo IV): la villa galorromana de Montmaurin, la toledana de Rielves y Piazza Armerina en Sicilia, y el palacio de Cercadilla en Córdoba. Afrontada con el eje central de este espacio semicircular, encontramos una gran aula de recepción de 15 x 10 m, la llamada «sala del auriga», pavimentada con un magnífico mosaico con emblema de auriga vencedor y motivos geométricos que aluden, también, al espectáculo circense32.
42También articulada con la estancia semicircular, esta vez en su lado meridional, una iglesia o mausoleo de planta cruciforme pavimentada con un opus sectile de rombos en relieve, y al sur de estos espacios, y cronológicamente posterior, pues parece haberse construido en el siglo V o VI, un edificio basilical decorado con pavimentos musivos.
OTRAS CONSTRUCCIONES PRIVADAS
43Otras construcciones privadas distintas de las casas vienen a confirmar este ambiente de prosperidad a partir de finales del siglo III. Lo hacen además evidenciando a unos personajes ricos e impregnados de la cultura de la élite: referencias a los cultos orientales en el mausoleo de Aquiles o un revival helenístico en los exuberantes jardines y los baños de la así llamada casa de Hippolytus.
44El primer lugar al que haremos referencia es el mausoleo de Aquiles, una construcción de época tardoseveriana, quizá de mediados del siglo III. Es la tumba de un médico, cuyo retrato aparece en un magnífico mosaico rodeado de otras treinta y nueve imágenes de tema funerario donde abundan también las alusiones a los cultos orientales, como el de Júpiter-Ammón33. El emblema central, que representa la muerte de Pentesilea a manos de Aquiles, ha dado nombre a lo que originalmente se pensaba una casa privada34, pero que finalmente resulta un mausoleo inserto en el área sepulcral norte35. Con ajuares excepcionales de esta área sepulcral, cuando no del propio mausoleo, deben relacionarse hallazgos muy recientes en el mismo lugar, como el magnífico anillo de oro con entalle que representa a Hércules, recuperado recientemente en un seguimiento arqueológico36.
45También relacionado con el mundo funerario, y a la vez una obra de beneficencia cívica, es la llamada casa de Hippolytus, sede suburbana de una agrupación colegial romana y que formaba parte de un complejo de edificaciones promovido por la familia complutense de los Anios, en el que se integraba también su propio mausoleo funerario (desgraciadamente perdido tras su excavación en 1881)37. El edificio que ha llegado hasta nosotros tiene su origen en época flavia, pero es el resultado de una masiva rehabilitación en los últimos años del siglo III; en ese momento se desarrolla un programa iconográfico de inspiración africana, con mosaicos y pinturas que recogían las especies marinas que pueblan el Mediterráneo (así el mosaico con escena de pesca del artesano Hippolytus, muy probablemente un norteafricano) e incluso un exuberante jardín de diseño orientalizante, donde se encontraban animales y plantas procedentes de remotos e idealizados mundos meridionales y orientales: cedros, palmitos, tilos, jazmines y pelícanos recreaban un paradysum oriental, de hecho una especie de edén en medio del duro clima de la Meseta española, y a la vez un renacimiento de las modas helenísticas que se habían impuesto entre los romanos ya desde el final de la República, y que vuelven de nuevo en estos últimos años del siglo III y comienzos del iv.
46A medio camino entre lo público y lo privado se encuentra la casa de los Augures38: un edificio de céntrica posición, con acceso desde el decumano iii y que tuvo una función lustral y adivinatoria por lo menos hasta los últimos momentos del siglo III.
UNA CIUDAD «HONORABLE» Y LA CONSERVACIÓN DEL ESTADO EN EL CENTRO DE HISPANIA
LAS VIRTUDES DE COMPLUTUM EN LOS SIGLOS IV Y V
47Además de la rotunda información arqueológica, otros datos de la tardoantigüedad fluyen en la misma dirección: acentuar el rango de Complutum como una ciudad «honorable», lo que quizá debe implicar que fuese al menos una referencia urbana y administrativa en su región, ya que no consta que sea una capital. De manera muy especial nos interesan ahora algunas fuentes literarias y geográficas, incluso hechos históricos de los siglos III en adelante. Fuentes por desgracia limitadas, como son las que proceden de la Antigüedad para estos territorios de provincias, pero que proporcionan dos cualidades de Complutum: la primera muy básica, situándolo en la geografía de su época: así, el Itinerario de Antonino, que como es sabido recoge estaciones de paso, ciudades o mansiones importantes no tanto por su calidad política o arquitectónica, sino porque posibilitan transitar por el territorio (y controlarlo). Pero más lejos llega el Anónimo de Rávena, que indirectamente introduce aspectos cualitativos relacionados con la organización del territorio. Como es sabido, la Ravennatis Anonymi Cosmographia es precisamente una cosmografía escrita en el siglo VII, que maneja documentación de los siglos III o IV, y que ha llegado a nosotros con muchas corrupciones. Lo que más nos interesa es que emplea un sistema descriptivo que utiliza ciudades «principales», en cuya órbita se encuentran otras poblaciones de rango «secundario». Cuando el descriptor llega a determinada área geográfica señala la ciudad de referencia, la principal, la honorable. Acto seguido, en una o varias entradas, va describiendo las poblaciones que están bajo su ámbito de influencia. Complutum es precisamente una de estas ciudades protagonistas39: se destaca su papel de entidad política de primer orden en esa región y que (aun no siendo una capital) sirve de referencia en el marco del territorio de Hispania.
48Los últimos años del siglo IV y primeros del V recogen también claros testimonios de la honorabilidad y alto rango urbano de Complutum, esta vez relacionados con la sacralización y el nacimiento de una topografía cristiana, lo que es verdaderamente significativo: la sangre de los mártires honra a la ciudad y la cualifica como tal. Mártires complutenses, que finalmente serán conocidos como Justo y Pastor, aparecen en la obra de Prudencio40 y Paulino de Nola41. Pero, sobre todo, es este último grandísimo personaje de la tardoantigüedad romana, senador, procónsul, literato y finalmente santo, quien nos interesa en su calidad de complutense (aun estando su origen en Burdeos): se casa con la aristócrata Terasia (a quien, en general, se reconoce su filiación en Complutum) y su hijo Celso nace y muere en la ciudad. Paulino reside aquí entre aproximadamente 389 y 393 o 39442. Escribe sus Poemas x, xi, probablemente el xii, y varias cartas de su célebre correspondencia con su amigo y maestro Ausonio43. Se ha propuesto que Paulino habría desarrollado incluso una labor edilicia, religiosa y política en torno al «descubrimiento» de las tumbas de los mártires complutenses en los comienzos de la última década del siglo IV44. Parece pues que la ciudad es apta para un cónsul, hemos de suponerle, por consiguiente, un mínimo de monumentalidad, una arquitectura de calidad y un cierto nivel político. El propio Paulino la llama urbs: «... quem complutensi mandavimus urbe propinquis…»45.
49Ya en el siglo VII, el Pasionario de la liturgia visigoda (Passio Iusti et Pastoris), y De viris illustribus de Ildefonso de Toledo, recogen a través de la existencia de los mártires y su culto ese carácter honorable, incluso Ildefonso llama a Complutum «municipium complutensis», lo que parece que puede interpretarse como un reconocimiento de cierto rango, a pesar de la extrañeza que produce esta alusión a un viejo status jurídico romano en pleno siglo VII46.
50Una visión congelada de Complutum hacia la época constantiniana nos presentaría a una ciudad fiel todavía a su aspecto clásico, asentada sobre su tradicional urbanismo hipodámico. Las calles, los pórticos y las fuentes se han reformado recientemente y se mantienen en buen estado, y si circuláramos por las principales avenidas toparíamos con varios gestos barrocos tendentes a configurar una escenografía determinada en la ciudad, seguramente porque las procesiones públicas lo requieren, y mostrar la monumentalidad y dignidad de determinados edificios púbicos, principalmente el recientemente construido gran edificio administrativo. Personajes de alta sociedad viven en domus de tradición mediterránea que, como en otros prósperos lugares del Imperio, gozan de salones para cenas y recepciones, incluso grandes residencias suburbanas albergan a individuos verdaderamente notables que no quieren constreñirse a las limitaciones del viejo tejido urbano, o también en lujosos espacios de la periferia se desarrollan elaborados baños, jardines y mausoleos. Junto a la ciudad de concepto mediterráneo más clásico, con sus calles ordenadas y sus amenidades públicas, que siguen existiendo, convive una eclosión hacia los suburbios, densamente ocupados. Incluso cierta «clase media», emula a pequeña escala a estas grandes residencias. Es verdad que, aunque nos faltan datos, podemos pensar que probablemente el número absoluto de grandes casas ha debido disminuir respecto a otras épocas, lo que es congruente con los modelos que manejamos de la crisis del siglo III y su repercusión entre los decuriones y los notables de la ciudad en general. Menos casas señoriales, pero las que se conservan en ese alto rango son excelentes. Y en cualquier caso, la ciudad mantiene su pulso, y la existencia de instalaciones comerciales y/o artesanales en varias casas, aun supliendo a edificaciones que fueron en su día arquitectónicamente más relevantes, proyectan más una idea general de actividad económica que de ruina.
51No está muy claro hasta qué fecha puede sostenerse esta pintura de prosperidad. Hay pocos contextos estratigráficos significativos del siglo V, y los que hay adolecen de la escasa precisión de los materiales arqueológicos de este momento. Pero tanto el derrumbe final del templo tardoantiguo como los expolios del pozo/fuente del cardo iv, incluso los materiales que subyacían a la derrumbada cubierta de la basílica, se pueden fechar a lo largo de todo el siglo, incluso para algunos se ha propuesto su pervivencia hasta 500/510. La ciudad seguiría ofreciendo un paisaje semejante al del siglo IV, aunque por otro lado hay muy pocos datos de nuevas actividades constructivas: en la casa de Cupidos, la antesala del salón de recepción se pavimenta con un opus tessellatum en pleno siglo V; probablemente a este periodo pertenecen también parte de las construcciones de la gran residencia suburbana del Val. Cierto que todo esto es un pálido reflejo de la exuberancia constructiva del siglo IV, sobre todo si nos fijamos en el centro de la antigua ciudad, pero muy probablemente en esta época se está consolidando ya un fenómeno que progresivamente favorecerá a los núcleos suburbanos en detrimento del centro de la ciudad complutense: el Val y especialmente el Campo Laudable, ligados además a la cristianización del paisaje que se constata en los siglos VI y VII mediante varias necrópolis, un martyrium y por lo menos una basílica, pero que ya en el siglo V debía estar activado47. Al mismo tiempo, el viejo asentamiento alberga cierta vida urbana en los siglos VI y VII, aunque el paisaje urbano clásico esté ya desestructurado. Un fenómeno de dispersión urbana que algunos autores recientemente han venido a llamar «deconstrucción»48.
¿POR QUÉ LA PROSPERIDAD?
52Hace años la investigación abandonó la visión generalizada de una decadencia de la vida urbana en Hispania a partir de finales del siglo III, por no hablar de lo que ocurre en otras regiones del Imperio. El modelo actual no es de ruptura, es de transformación. Multitud de investigadores49 han puesto de relieve los complejos cambios de la ciudad a partir de ese momento, y cómo en general esta «sigue siendo el centro fundamental de la civilización y del concepto y modo de vida»50, incluso aunque el modelo urbanístico clásico ideal no se cumpliese ahora como nosotros esperaríamos.
53En cualquier caso (y con mucho peso de las distintas dinámicas locales), en varias ciudades se perciben claros síntomas de cambio: se conserva el hábito urbanístico romano, al menos hasta cierto punto, y aparecen a la vez elementos de caracterización tardoantiguos: palacios residenciales-administrativos (Córdoba, Complutum), casas señoriales (Mérida, Lugo, Barcelona, Complutum), termas (Tarragona, Complutum), murallas (Lugo, Barcelona, Astorga, Mérida); basta confrontar las revisiones que realizan A. Fuentes y J. M. Gurt51 sobre el tema. Pero otro nutridísimo grupo de ciudades conocen simultáneamente una decadencia que la arqueología está evidenciando cada vez con más rotundidad. Esto, siendo un hecho, nos sorprende cuando afecta a urbes que habían sido consideradas tradicionalmente grandes ciudades, pero a partir del siglo III muestran síntomas de decadencia, aunque es verdad que también a veces algunos de recuperación: así, en Valencia en la segunda mitad del siglo III hay síntomas de destrucción, aunque más tarde en época visigoda exista una edilicia cristiana muy notable. Y la Cartagena del siglo IV parece sumida en el letargo, aunque muestre síntomas de recuperación en el V, con la construcción de un mercado en el viejo teatro: actividad económica, pero desinterés por los edificios formales de la ciudad romana clásica. Probablemente la arqueología solo está empezando a configurar ahora, tras la avalancha de datos recuperados desde los años noventa, el conocimiento preciso de la ciudad hispana de los siglos III a V.
54¿Qué ocurre en el enorme territorio del centro peninsular? Por un lado, muchas de las ciudades cercanas a Complutum son grandes desconocidas desde el punto de vista arqueológico, aunque este desconocimiento quizá sea significativo considerando que en los últimos años en España se ha excavado muchísimo. Pero es verdad que las ciudades mejor conocidas, Segóbriga (aunque esta se recupera sin duda en época visigoda), Valeria, Ercávica, no evidencian pruebas de desarrollo en estos momentos, ni en lo público ni en lo privado. Más bien todo lo contrario. Escasísimo es nuestro conocimiento de Coca o de Segovia, más allá de la probable relación de aquella con el emperador Teodosio y su familia. Y respecto a la última, allí las excavaciones, aunque escasas, cuestionan la conservación del tejido urbano más allá del siglo III. Debemos suponer que Toledo ya es una gran ciudad en esta época, y que eso debió facilitar el asentamiento del reino de los visigodos. Pero aunque va sacando a la luz numerosos datos arqueológicos de su Antigüedad (en general, que no en concreto del período que nos ocupa), aún no goza de una síntesis arqueológica que aclare estos aspectos.
55En la hipótesis que apuntamos, el desarrollo complutense se puede explicar desde dos motivos: primero, la prosperidad general del interior de Hispania en estos siglos, en la línea que apuntan el esplendor del campo en la Meseta, poblado de villas rurales de singular riqueza, y en consonancia con la importancia de la aristocracia hispana del siglo IV, refrendada por la ascensión al trono de Teodosio, originario de Coca (ciudad cuyo territorio es presumiblemente vecino del complutense), y relacionada con el llamado «clan hispano»52. Pero esta fortaleza, que creemos debe considerarse un hecho probado aun aplicando todos los matices necesarios, se refleja concretamente en Complutum, y no en la mayor parte de las ciudades del interior, lo que obliga a buscar un segundo motivo, que es complementario del primero: se trata de lo que se ha venido en llamar «isostasia urbana» o «evolución de la estructura macroterritorial». La cambiante administración del Imperio y las necesidades estratégicas de los siglos III, IV y V habrían fomentado que algunas ciudades estuviesen relacionadas con el control y la administración del centro de la Península, y con la presencia de alguno de los ámbitos del poder diocesano; quizá en Complutum la administración de la justicia, aunque de un modo que no podemos precisar con exactitud. Coincidiendo con la promoción de Mérida a gran capital de la Diocesis Hispaniarum, Complutum (y quizá también Toledo) se habría convertido en una referencia de la administración imperial en esta parte del Imperio.
Conclusiones
56Complutum es uno de los pocos yacimientos españoles capaces de ofrecer una pintura congruente y relativamente completa de las transformaciones de una ciudad hispana entre los siglos III y V d. C., ejemplificando en estas fechas una forma de vida conforme aún con determinadas tradiciones romanas y el urbanismo mediterráneo. Se constata un importante desarrollo urbano a partir de finales del siglo III, materializado en la construcción de un gran edificio judicial y administrativo, unas nuevas termas públicas, reformas en el mercado y otros edificios públicos (incluso un templo a mediados del siglo IV) y una repavimentación general de las calles y su conservación, y sus pórticos. Personajes de alto rango social (incluso conocemos la presencia de notabilísimos ciudadanos de la tardoantigüedad, como Paulino de Nola) prestan gran atención a la casa privada señorial, tanto en su concepto clásico de domus como en grandes residencias suburbanas que desbordan la tradición de la casa de peristilo. De hecho, el progresivo desarrollo de las áreas suburbanas será una tónica de este período. Esta situación se prorroga hasta un momento que no podemos precisar, en fechas muy avanzadas del siglo V y coincidiendo con el final de la época romana. A partir de entonces y a lo largo del VI y VII se percibe una transformación notable del modelo urbano, ahora mucho más disperso, y protagonizado por la cristianización de la topografía y el progresivo (pero nunca total) abandono del antiguo núcleo central en favor de ciertos suburbios.
57Creemos que todo ello está relacionado con la prosperidad general del centro de Hispania en estas fechas y con los reequilibrios territoriales producidos en el Imperio desde la primera Tetrarquía, y nuestra ciudad está relacionada con el control y la administración del centro de la Península, y probablemente incluso con alguno de los ámbitos del poder diocesano.
Notes de bas de page
1 En el urbanismo complutense los núcleos suburbanos tienen una singular importancia. Véase Rascón Marqués, Sánchez Montes, 2010, pp. 335-362.
2 Las características generales del urbanismo complutense se presentan en Rascón Marqués, Sánchez Montes, 2006, pp. 59-74. Pero ese texto de 2006 se actualiza con las nuevas investigaciones en Id., en prensa.
3 Se trata de datos de las últimas campañas de excavación, en Sánchez Montes, Zumain, 2011, pp. 79 y ss.
4 Hayes, 1972, pp. 119, f. 20, sugiere una fecha de producción para estas piezas africanas en la primera mitad del siglo V, sin especificar su final. Pero por su parte, la forma 86 hispánica de Paz, semejante a la nuestra aunque no igual, viene fechada por el propio Paz a partir de circa 450 d. C. y hasta 500/510. Véase Paz Peralta, 2008, pp. 13 y 14, fig. 5.
5 Rascón Marqués, Sánchez Montes, 2011, pp. 807-816; Id., 2009, pp. 175-202.
6 Inédito, con la salvedad de las oportunas memorias de excavación. Y todavía en proceso de estudio.
7 Las reformas, arqueológicamente bien contrastadas, se detallan en Rascón Marqués, inédito, vol. 2, pp. 38 y ss. Actualizadas en Rascón Marqués, Sánchez Montes, 2011, pp. 185 y ss.
8 Tradición recogida hacia mediados del siglo XVII por los Annales Complutenses: «Con que me persuado a que las ruinas que allí se ven son parte del palacio o pretorio donde Daciano condenó a muerte a los santos…», Sáez (ed.), 1990, p. 41.
9 Como sus vecinas de Ercávica y Valeria: Rascón Marqués, Sánchez Montes, 2011, pp. 807,810 y ss.
10 Lenoir, Akerraz, Lenoir, 1999, pp. 215 y ss.
11 Di Vita-Evrard, 1999, «Lepcis Magna», pp. 130 y ss.
12 Di Vita, 1999, p. 159.
13 La inscripción, de contenido fragmentario, ha sido editada y discutida en diversas ocasiones. Así, Rubio Fuentes, 1994. Especialmente, Knapp, 1992, aludiendo a la sugerencia de Schmidt, quien descubre versos de Lucrecio y Virgilio. En la misma línea se pronunciaba Sebastián Mariné, en comunicación verbal a Dimas Fernández-Galiano, director de la excavación arqueológica de 1984, año en que se recuperó la pieza, e igualmente Gómez Pallarés, en comunicación personal, quien cree posible que estemos ante un fragmento de la Eneida.
14 Liebeschuetz, 1992, pp. 5 y ss.
15 Gea, inédito, 2008.
16 Rascón Marqués, Sánchez Montes, 2009, pp. 199 y ss.
17 Sánchez Montes, Rascón Marqués, 2011, pp. 50 y ss.
18 Id., Ibid., pp. 48 y ss.
19 Edificio también inédito, recuperado en las últimas campañas de 2010,2011 y 2012. La cronología procede de criterios estratigráficos y se apoya en la presencia de distintas cerámicas, sobre todo africanas, especialmente terra sigillata africana 61A: Hayes, 1972, pp. 100 y ss. (entre 325 y 400/420 d. C.), y terra sigillata hispanica tardía, especialmente un cuenco de gran tamaño, con decoración estampada de grandes círculos trazados a compás y decorados en su interior con palmas de la victoria, que para Paz Peralta, 2008, p. 506 y fig. 3, y p. 506 y fig. 4, es posterior a 340.
20 Véase la excelente síntesis de Uytterhoeven, 2007, pp. 33 y ss., 38 y ss., principalmente 50 y ss. Pero también Ellis, 2007, pp. 1-22; Lavan, 1987, pp. 39-56.
21 Sánchez Montes, 2006a, pp. 242-245; Id., 2006b, pp. 264-269; Id., 2006c, pp. 260-263.
22 Fernández-Galiano Ruiz, 1984a, pp. 129 y ss.; Id., 1984b, pp. 11 y ss.; 148 y ss. Pero véase también Rascón Marqués, inédito, vol. 2, pp. 128 y ss.
23 Bisconti, 2005b, p. 184.
24 Como en la mayoría de las casas excavadas entre 1970 y 1974 (Baco, Cupidos, Leda, Peces…) nos faltan, desgraciadamente, argumentos estratigráficos. Una fecha a caballo entre los siglos V y VI es propuesta originalmente por Fernández-Galiano Ruiz, 1984a, pp. 171 y ss.; Id., 1984b, pp. 195 y 199, lo que en general se aceptó por Rascón Marqués, inédito, vol. 2, p. 147. También por Arce, Chavarría, Ripoll López, 2007, p. 317. En nuestra opinión, también resumida en Sánchez Montes, en prensa, esto es conforme a todos los argumentos existentes: el contexto y la técnica constructiva constatada en el resto de la ciudad, los criterios estilísticos del aula (característica del pleno siglo IV) y su antesala (típicamente del V), y la ausencia de determinado tipo de materiales (terra sigillata hispanica tardía).
25 Fernández-Galiano Ruiz, 1984a, pp. 107 y ss.; Rascón Marqués, inédito, vol. 2, pp. 22 y ss.
26 Aunque no un atrio como los de las casas clásicas itálicas. Somos conscientes de la dificultad de la aplicación del concepto de «atrio», en sentido estricto, a las casas señoriales de esta época; pero en las casas complutenses a las que vamos a referirnos se sigue heredando el concepto espacial de atrio, como patio interior de luces, pavimentado, distinto de un jardín y apto para la recogida de aguas, si bien es evidente que se trata de un formato adaptado a las necesidades locales y a los tiempos. Es en este sentido en el que vamos a utilizar dicho concepto en este trabajo.
27 Fernández-Galiano Ruiz, 1984a, pp. 177 y ss.; Rascón Marqués, inédito, vol. 2, pp. 152 y ss.
28 Polo López, 1996, pp. 129-131; Rascón Marqués, inédito, vol. 2, pp. 164 y ss.
29 Las excavaciones, bajo nuestra dirección, están finalizando en 2013, en el momento de redactar estas líneas. Los datos aportados son conclusiones preliminares.
30 Siguiendo principalmente a Paz Peralta, 2008, pp. 519,526 y 529. El contexto complutense invita a buscar una fecha especialmente tardía, pues el kalathos aparece asociado en la casa de Leda, cata 3 Nii, y en lo que parece un nivel bastante coherente, con terra sigillata hispanica tardía 37t con decoración de molde, y una diota de ese mismo tipo de cerámica, en su forma 5, piezas que pueden llegar hasta 500/510.
31 Rascón Marqués, 1995, pp. 313-314; Id., inédito, vol. 2, pp. 333 y ss.; Sánchez Montes, Rascón Marqués, 2006, pp. 293-307.
32 Rascón Marqués, Méndez Madariaga, Sánchez Montes, 1994, pp. 303-341.
33 Rascón Marqués, inédito, vol. 2, pp. 214 y ss.
34 Fernández-Galiano Ruiz, 1984a, pp. 79 y ss.
35 Rascón Marqués, inédito, vol. 2, pp. 199 y ss.
36 Sánchez-Capilla Arroyo, Calle Pardo, 2008, pp. 170-171.
37 Rascón Marqués, inédito, vol. 2, pp. 234 y ss. ; Id., 2007. Para las excavaciones de 1881 en el mausoleo, véase Vallejo Girvés, 2005, pp. 81 y ss. Pero también, en contra de la hipótesis tradicional, véase García-Entero, 2004, pp. 143-158.
38 Una parte del edificio, actualmente en estudio, ha sido objeto de excavación entre los años 2010 y 2012. La decoración pictórica de una tyché en la fachada y, sobre todo, una serie de salas específicamente dedicadas a ofrendas de carácter lustral o adivinatorio refrendan esta interpretación, a falta de las conclusiones definitivas.
39 Ravenn, iv, 44.
40 Peristephanon, iv. 17-46.
41 Carmen xxxi, 605-610.
42 Para la cronología seguimos a Cienfuegos García (trad., introd. y notas), 2005, pp. 7 y ss., quien estima la presencia de Paulino en Complutum no antes de 391; pero también Fabré, 1948 y Vallejo Girvés, 1999, pp. 203-224.
43 Respecto de la actividad personal y literaria de Paulino en Complutum, véase Cienfuegos García (trad., introd. y notas), 2005. También expresamente sobre su relación con Hispania, véase Martínez Gázquez, «Paulino de Nola e Hispania», p. 4, aunque con imprecisiones en su comentario al Carmen xxxi. La identificación de Justo y Pastor como santos complutenses no nos consta que la conociera Paulino, quien solo habla de unos mártires a los que no identifica. Imprescindible el texto de Trout, 1999, quien sin embargo pasa más rápidamente sobre la experiencia hispana del cónsul y santo galorromano.
44 Rascón Marqués, Sánchez Montes, 2005, pp. 499-517.
45 P. de Nola, Ibid.
46 Vallejo Girvés, 1999, p. 206.
47 Rascón Marqués, Sánchez Montes, 2005; Id., 2010, pp. 349 y ss.
48 Fuentes Domínguez, 1999, pp. 43 y ss.
49 Algunas síntesis desde ópticas distintas son las de García Moreno, 1999, pp. 7-24; Fuentes Domínguez, 1999; Gurt Esparraguera, 2000-2001, pp. 443-471.
50 Arce, 2007, p. 213.
51 Respectivamente, Fuentes Domínguez, 1999, pp. 27 y ss; Gurt Esparraguera, 2000-2001, p. 466. Habiendo transcurrido once años desde la redacción del más moderno de estos textos, el corpus de datos es todavía hoy más extenso, pero ambos estudios siguen apuntando las dinámicas generales de las ciudades tardoantiguas hispanas. Sobre las murallas, véase el trabajo de Fernández Ochoa, Morillo Cerdán, 1992, pp. 319-360.
52 García Moreno, 1997, p. 84 y n° 37; Bravo Castañeda, 1997, p. 25.
Auteurs
Ayuntamiento de Alcalá de Henares
Instituto de Ciencias de la Antigüedad, UAM
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