5. La eficacia cósmica
p. 145-160
Texte intégral
1Alos significados de los depósitos rituales expuestos anteriormente cabe añadir que concentran en ellos el tiempo presente, el pasado y el porvenir. Al reiterar simbólicamente la creación del mundo el ritual remite a la génesis, mientras por medio de la representación del porvenir y de la adivinación abre hacia el futuro. Este capítulo vuelve a analizar las distintas fases del desarrollo del ritual para proponer una “lectura cósmica”.
El Sol
2Entre los tlapanecos, como entre los otros pueblos mesoame– ricanos, el Universo, en su principio, está suspendido a la actividad solar. No existe un mito más céntrico que el de la aparición del Sol, el cual es conocido de los tlapanecos:
Esta luz se hizo con los señores antiguos, cuando nació este mundo y, por eso también, nació el señor, caminando, cuidando de nosotros [el sol]; por eso deben ser cuatro personas, fueron estas cuatro personas cuando se creó el mundo. Una persona es la Tierra, otra es el Agua, y vino un señor moreno y una señora güera. El moreno se metió a la lumbre y, al otro día, se aclaró el mundo; al siguiente día, nació la Luna.1
3Ese relato, aunque corto, contiene los mismos temas que los mitos prehispánicos. Aquí recordaremos sus tres fases: la que precedió la aparición del Sol, el nacimiento del astro y su puesta en movimiento.
4Al principio sólo existían la Tierra y el Agua, dicen los tlapanecos. Los textos recogidos en tiempos de la Conquista española explican que el Agua apareció antes que la Tierra: “Y luego criaron los cielos, allende del treceno, e hicieron el agua […]. Y antes de que fuese bajada [la diosa de la tierra], había ya agua, que no saben quién la creó, sobre la que esta diosa caminaba”.2
5En efecto, la Tierra, vista como un pez o un caimán, nadaba en la superficie líquida:
Y ella criaron a un peje grande, que se dice Cipactli, que es como caimán, y de este peje hicieron la tierra […]. Después, estando todos cuatro dioses juntos, hicieron del peje Cipactli la tierra, a la cual dijeron Tlaltecutli, y píntalo como dios de la tierra, tendido sobre un pescado, por haberse hecho de él.3
6Una variante:
Dos dioses [Quetzalcóatl y Tezcatlipoca] apretaron tanto [a la diosa Tlaltecutli] que la hicieron partirse por la mitad, y del medio de las espaldas hicieron la tierra y la otra mitad la subieron al cielo, de lo cual los dioses quedaron muy corridos […] para compensarla, hicieron de sus cabellos, árboles y flores y yerbas; de su piel, la yerba muy menuda y florecillas; de los ojos, pozos y fuentes y pequeñas cuevas; de la boca, ríos y cavernas grandes; de la nariz, valles y montañas.4
7El Sol se creó, pues, después del Agua y de la Tierra. Los dioses se reunieron alrededor del brasero primitivo y dos de ellos se lanzaron adentro. Uno apareció en forma de Sol y, al otro día, el segundo se volvió Luna.
8La tercera fase se refiere a la puesta en movimiento de los astros porque en un primer momento el Sol quedaba inmóvil en el cielo. Los dioses acordaron lanzarse todos al Fuego a manera de autosacrificio y, por este acto, dieron paso a los ciclos solares y al calendario.
La creación del Sol
9Este mito primordial, cuyo recuerdo atraviesa las sociedades mesoamericanas, estructura aún el depósito ritual tlapaneco.
Los seres primordiales
10Antes de mencionar los nombres de las deidades, el rezandero pronuncia la voz: ikhá nigoma, “te convertiste” o “tú naciste” (de ikhá, “tú”, ni, prefijo marcando el pasado, guma, “nacer, estar hecho” tercera persona del singular, traducida al español por: “Tú te convertiste en…”). Se dice al Fuego: “Tú te convertiste en nuestro padre de color precioso, nuestro padre la gran piedra”; al Sol: “Tú te convertiste en el padre cueva del Sol”; a la Cruz: “Tú te convertiste en la Cruz del Calvario a mitad del cielo, a mitad del mundo”; a la Tierra: “Tú te convertiste en la Tierra sagrada”; a los difuntos: “Tú te convertiste en el Santo Rosalma”. Al mal personificado, se le dice: “Tú te convertiste en un ser de cara revuelta”. El gato sacrificado, tratado como una deidad y no como una simple víctima, es saludado por: “Tú te convertiste en el gran jaguar”. A veces el verbo nindxa (“eres”) completa esa voz como en “tú te convertiste en Fulano y eres.5
11Para mencionar a un ser potente hay que recordar su creación, la cual coincidió con el inicio del mundo, designado con la metáfora: “Cuando el sol apareció, se levantó”.6 De esta manera, la oración a los difuntos empieza con las palabras: “Ustedes que fundaron el pueblo antaño, cuando se levantó el sol; antaño, cuando se enseñó el sol; ánimas de los ancestros de los días antiguos de antes del amanecer”.7
12Los rezos tlapanecos lo demuestran con claridad: es imposible dirigirse a un ser potente sin recordar su creación, la cual remite sin falta a la creación del Sol, paradigma de toda creación divina.
La refundación
13En los capítulos anteriores el depósito ha sido considerado en función de dos principios: el don y la identificación. Se trata ahora de descifrarlo como un acto de recreación del mundo. Según esta lectura cósmica, la confección del “asiento” vegetal se asemeja a la materialización de la Tierra, quien fue la primera en existir y lleva en su lomo a los hombres, los animales domésticos y las cosechas, todos simbolizados por los manojos de hojuelas. El pedazo de algodón que lo cubre representa el xabiatu, esa nube que se extiende a la superficie de la Tierra y cierra esa etapa preliminar. Entonces, el rezandero prende las velas (ndela) que soportan el Fuego primordial nombrado agu (fuego) y bopho (luz). Para terminar, el nivel sacrificial conmemora el autosacrificio que dio paso a la aparición del Sol y de la Luna. Las cuatro esquinas del mundo, representadas por las grandes cortezas de copal o las hojas gruesas enrolladas, terminan el proceso creativo. Por fin, el centello del polvo metálico derramado sobre en montón evoca el brillo de la luz solar en su pleno apogeo.
14En Agua Tordillo, al terminar el depósito ritual el rezandero cuenta la historia de Jesucristo; asimila su muerte y su resurrección al mito prehispánico de la creación del Sol:
Los demonios te hicieron daño, te clavaron en la madera, cuando el mundo estaba en la oscuridad […] antaño era de noche […], empezaste a revivir […]. Vinieron los demonios pero ya no te encontraron, porque ya te fuiste. Un árbol se levanta a mitad del cielo, ahí te sentaste para que amanezca en el mundo; y empezó la hora, a las seis, a las nueve, a las doce, a las cuatro, a las cinco, a las seis. Cuando se levantó el sol, el demonio corrió debajo del peñasco, corrió debajo de la piedra.8
15Así pues, cada depósito se asemeja a una nueva creación del mundo que es un eco al término ikhá nigoma (tú te convertiste) enunciado en el rezo a propósito de todos los seres potentes existentes. Dicho de otro modo, es imposible invocar un elemento superior, sea el Fuego, la Tierra, el Manantial, el mal o los difuntos, sin mencionar su nacimiento, el cual se representa y se sale a escena siguiendo el esquema paradigmático de la creación del Sol, figurado con manojos vegetales, nubes de algodón, Fuego y muerte.
16Simultáneamente con la aparición del Sol, se funda el pueblo, y el rezandero recuerda las etapas de su desarrollo:
Antaño vivían una persona, dos personas en esta loma; pero el pueblo creció, ya hay luz eléctrica, carretera, las casas de la gente son de lámina; antes había puras casas de zacate, las casas de la gente; todo cambia, ya va a haber gente que habla español.9
17La necesidad de esa recreación aparece claramente en el tratamiento aplicado al depósito después de su realización. Destinado al Agua o al Cerro, se deja en el lugar; en los sacrificios del gato y del perro es enterrado; pero en todos los casos los desechos del depósito anterior se tiran antes confeccionar el nuevo depósito. No sería posible afirmar de manera más clara que la eficacia ritual reside en el acto de recreación simbólica, ya que el nuevo toma el lugar dejado por el anterior en un eterno proceso de reinicio.
Un concentrado de historia
18Al dirigirse a un ser presente desde el inicio del mundo, el depósito ritual puede verse como el concentrado de la historia humana. En efecto, no está hecho sólo de materiales vegetales y naturales, sino también de artefactos y comidas inventados por el hombre. En Teocuitlapa los sacerdotes o xiña me proporcionaron una explicación interesante del empleo de las “mechas” de hilos de algodón empapados de cebo: se trata, me dijeron, de una lejana prefiguración de las velas. Como el depósito está destinado a los seres de mayor antigüedad, es conveniente que les hable con la ayuda de cosas antiguas; pero, por otro lado, no está prohibido añadir objetos modernos, como las velas y los cigarros.
19Una explicación del mismo tipo ha sido aportada a propósito del don de tamales. Los tlapanecos suponen que éstos tienen una antigüedad mayor que las tortillas. Ahora bien, los arqueólogos descubrieron que la invención de los tamales es anterior a éstas, lo cual confirma la memoria oral.
20Las comiditas miniaturizadas constan de masa de maíz preparada en cuatro formas: cocida al vapor (en tamales), tostada (en tortillas), desecada (en totopos) o mezclada con agua (en atole). Se puede suponer que los seres primordiales, quienes nacieron antaño y permanecen vivos hasta la actualidad, merecen recibir el conjunto de estas invenciones culinarias humanas.
El movimiento del Sol
21Es posible aplicar a los depósitos otro tipo de lectura tocante al movimiento del Sol. Surgido al inicio del tiempo, este astro empezó a proporcionar el ritmo de cualquier aspecto de la vida humana a partir de su mítica puesta en movimiento. El ciclo solar cotidiano consta del amanecer, seguido de la subida hacia el apogeo y del inicio de su declino, cerrado por su desaparición. Para los tlapanecos, como se ha dicho, el movimiento solar recorta las 24 horas en tres partes: de las doce de la noche a las doce del día, de las doce del día a las dos de la tarde y de las dos de la tarde a las doce de la noche (véase capítulo 1). Hay que hacer notar que la salida y la puesta del Sol se encuentran respectivamente a mitad de la primera y de la tercera fase.
22El rezo enunciado a lo largo de la presentación del depósito evoca la aparición y la subida del astro: “Nuestro padre [el sol] se enseñó y sube la escalera”, luego se encuentra “a mitad del cielo, a mitad del mundo”.10 Como el Sol, el ritual traspasa la primera y la segunda fase del ciclo. Dicha analogía da paso a la graduación vertical del depósito, y cada nivel corresponde al grado de la escalera superada por el astro, como lo muestra este rezo:
Enuncio la primera escalera de mi palabra, aquí están las escaleras de mi palabra, la tercera escalera, la cuarta escalera, la quinta escalera, las diez escaleras, las cinco mil escaleras; hasta Jesúspadre eterno, hasta la cueva del Sol a mitad del cielo, hasta el cerro más alto, llegará mi voz.11
23Esas palabras cierran el ritual, al final del sacrificio. Otro rezandero emplea estas frases: “Deposité todo en tu mesa, en tu silla, donde se encuentra el ser supremo a mitad del cielo, donde se encuentra el ser supremo a mitad del mundo; así termina mi palabra en ese día de santo Viernes”.12
24Al llegar a su apogeo el Sol se encuentra a mitad del cielo y del mundo, entonces hace las veces de centro del universo, el cual está simbolizado al centro de sus cuatro esquinas.
El cuadrilátero
25El Sol, el Fuego y el número cuatro están asociados en el mito de creación del astro. Para el cura Hernando Ruiz de Alar– cón, quien escribe a principios del siglo xvii, ahí se encuentra el significado de varias ceremonias, como las ofrendas al Sol en los cerros, el uso sistemático del número cuatro en los rezos en general y singularmente en los de cacería y de curación, el periodo ritual de cuatro días después del parto y del entierro.13
26En Acatepec, por igual, es recurrente el número cuatro; cuatro veces se ahumean los objetos y las personas, cuatro veces sopla el curandero sobre la cabeza del enfermo para ahuyentar el mal y cuatro días consecutivos dura el ayuno. Los depósitos, sobre todo, recurren a ese número para designar la Génesis (en la dimensión temporal) y los puntos cardinales (en la dimensión espacial), para representar los cuatro seres primordiales y la creación del Sol y de la Luna por autosacrificio y para dibujar un cuadrilátero de protección (véase capítulo 3).
27El cuatro conforma un complejo junto con el Fuego, el Sol y la Cruz porque, sin faltar, cualquiera de estos elementos remite a los demás. Las cruces se encuentran en la cumbre de los cerros (donde se invocan el Sol, la Lluvia y los difuntos) y en los cementerios (donde se invoca a los difuntos), y todos esos lugares recuerdan los días antiguos de la creación del mundo. El Fuego se representa en forma de cuatro personajes en el centro de un cuadrado, del mismo modo que el Sol está sentado en medio de las cuatro direcciones. El brasero primitivo está presente en cualquiera de las velas prendidas durante el ritual.
28Por eso el depósito sigue el curso del Sol, se vincula con los tiempos de su creación primordial e imita la subida del astro en el cielo en medio de los puntos cardinales. Esa eficacia cósmica dota al depósito con facultades prospectivas.
La adivinación
29En efecto, el depósito no se contenta con reanudar con el pasado, sino que abre hacia el futuro. Así se entiende mejor que los objetos vegetales representen el mundo tal como los hombres desean que esté, las cosas tales como desean que ocurran. El depósito es una representación miniaturizada y eficaz del porvenir.
30El que acompaña el sacrificio del gato en Barranca Pobre es un buen ejemplo de ello. Recordemos que, sentadas en efigie en sus bancos minúsculos, las autoridades municipales llevan sus bastones de mando representados por varitas de flores. El cadáver del gato que las corona está aquí para conferirles su fuerza. Sin embargo, no todo el desarrollo del ritual está previsto de antemano, y la parte imprevista es precisamente la que informa sobre el provenir, pero los hombres no quieren descubrir el futuro para conocer su destino ineluctable, sino para saber cuáles son los peligros a fin de aplacarlos con las ceremonias adecuadas.
31Por consecuencia, la adivinación se aplica a los mismos eventos que los rituales; busca la capacidad de las autoridades municipales para terminar el año sin problemas ni conflictos; la de los agricultores para conseguir la llegada de las lluvias, el éxito de sus cosechas y la fertilidad humana y animal. En el transcurso de las ceremonias los participantes procuran encontrar las señales que informan sobre los riesgos potenciales del año entrante.
Los presagios en el acto ritual
32Cada ritual tiene sus momentos particularmente dedicados a la adivinación. Así, en el pueblo de Teocuitlapa, un paquete sagrado contiene decenas de telas de algodón blanco (véase capítulo 1). Durante la semana de Carnaval, fecha de la instalación de las nuevas autoridades municipales, los ancianos revisan los tejidos. El xiña los reparte en dos montones, uno que recibe los tejidos sin manchas y el otro que lleva huellas de moho. Éstos últimos están cargados de sentidos ocultos que habrá que descifrar durante las largas sesiones de adivinación de los meses por venir. Es considerado de mal agüero encontrar en los tejidos unas manchas parecidas a la sangre; si tal es el caso, los hombres tendrán que realizar otros rituales colectivos.
33Algunos lugares se prestan a la adivinación: los manantiales, cuyo caudal es cuidadosamente vigilado, y las cuevas, cuya humedad que transpira de las paredes informa sobre la próxima estación de lluvias. En Teocuitlapa se realiza esa observación dos veces al año, durante la semana de Carnaval y la fiesta de San Marcos, el 24 de abril; mientras que se hace únicamente en abril en los pueblos del municipio de Acatepec. Estuve presente en el pueblo de Loma Maguey al regreso de los hombres que fueron a dejar su depósito en los lugares sagrados del territorio. Cada uno de ellos, a partir de las nueve de la mañana, entró en el edificio comunal donde el comisario los esperaba detrás de su mesa. Antes de invitarlos a comer, les pedía hicieran su informe: ¿Estaba húmeda la cueva? ¿Cómo era el nivel de agua en tal lugar? Tras hacer una síntesis de esas informaciones, el comisario y sus ayudantes informaron los vecinos de sus conclusiones y de la fecha en la que tenían que proyectar la siembra. Pero no hay que olvidar que las ceremonias movilizan a decenas de hombres que se reparten entre los puntos sagrados del territorio; los viajes de noche pueden revelarse peligrosos, sobre todo si los hombres han ingerido bebidas alcohólicas. El comisario es el gran responsable de la organización de las ceremonias y del control de los riesgos. Si todos regresan salvos de su expedición nocturna se cree que el año empieza bajo auspicios buenos. Pero no es siempre el caso, y hay quienes recuerdan que tal hombre, borracho, se cayó de la cumbre de un cerro. Al producirse, este evento se considera como la señal de que el nuevo comisario y su pueblo corren grandes peligros.
Los presagios en el depósito ritual
34Como movilizaciones colectivas, los rituales son difíciles de organizar y la tarea recae conjuntamente en el comisario y el xiña. Al primero le corresponde reunir el número suficiente de participantes y repartirlos entre los puntos sagrados del territorio. El segundo debe escoger los lugares visitados y prever la cantidad necesaria de hojas y de flores, así como vigilar la confección de los objetos rituales. El trabajo es tan complejo que es difícil evitar las equivocaciones. Me ha tocado muchas veces asistir al enojo de los hombres al descubrir sus errores. Así, en Apetzuca, por ejemplo, unos alcatraces habían reemplazado los vegetales adecuados en el sacrificio del gato. Otro caso: en una esquina del edificio comunal de Tres Cruces, después de la salida de los hombres hacia los lugares sagrados, descubrimos varios pollos sacrificiales olvidados. Si el pueblo está dividido por conflictos internos, tales errores le pueden costar su empleo al xiña. Es lo que significan esas palabras de un rezo recogido en el año 2000 en Tres Cruces, cuando el rezandero dijo al Manantial:
Cada año se hace así; y un año no se hizo así, le faltó, vino otro xiña, no estuvo acompletando [los manojos y los números], pero nosotros estamos dejando completo, no va a pasar nada, ahorita está completo para todos los vecinos.14
35Al confeccionar el depósito, dos momentos son particularmente delicados y requieren mucha atención. El primero es la presentación de las velas: una llama recta es buen agüero, pero es malo si la llama se tuerce, la cera gotea o, peor aún, si la vela se apaga. Los hombres que se repartieron en los lugares sagrados rinden su informe al comisario: en tal lugar, la vela ardió bien, pero en otro la llama estaba débil. Entonces el comisario y su xiña entienden que están en peligro y que tendrán que repetir las mismas ceremonias para confeccionar nuevos depósitos en los lugares donde apareció la señal.
36El sacrificio es el segundo momento delicado. Ya dijimos que la finalidad del ritual es obtener que “el corazón, la sangre y el aliento” de las autoridades sean “fuertes y calientes”, pues la agonía de la víctima sacrificial informa sobre la calidad de su corazón, de su sangre y de su aliento, de la cual depende la potencia futura de los gobernantes. “Cuando riega mucha sangre la gallina, [el comisario] va a tener mucha suerte, y aquí riega mucho”, comentaba un espectador.15 “Su corazón es fuerte” (fuerte ajkion) exclamaba un hombre al mirar al gato degollado en Barranca Pobre. “El gato detiene su vida con su aliento [al respirar impide que salga su sangre]”, explicaba el xiña de Apetzuca. Entre más larga la agonía, mayor es la fuerza “de corazón y de aliento” transmitida a las autoridades municipales. Por esa razón, los espectadores observan con atención la muerte del animal, lo que da lugar a diálogos semejantes a éste, entre el xiña y su ayudante, el somayo:
Un espectador: [El gato] todavía patea.
El xiña: Está respirando por la nariz, por eso vive.
El somayo: ¿Hay que seguir cortando?
El xiña: No, ya mero… No cortaron bien.
El somayo: Sí, se cortó bien.
El xiña: No se muere.
El somayo: Sí, se cortó, pero se muere lento. El xiña: Que le den otra vez, que le mate el cuchillo para cortar el yugular; ¿por qué traes fierro, si no corta? No corta porque no tiene filo… Con eso ya, pero eso quería antes.16
37Tal intercambio verbal durante el sacrificio es representativo de muchos otros que me ha tocado presenciar. Es motivo para llegar a pensar que el empleo de cuchillos sin filo no es fortuito en la medida en que asegura que la muerte sea lenta, frente a todos los espectadores atentos. El diálogo entre el xiña y su somayo representa una clase de juego ritual reiterado, cuya finalidad es esconder la voluntad deliberada de alargar la agonía.
38Las circunstancias de la muerte del gato dan un pronóstico sobre el porvenir de las autoridades municipales. Tomaremos dos ejemplos de ello: en enero de 2001, en Apetzuca, apenas degollado el gato dio vuelta y mordió profundamente la mano de uno de los dos policías que lo mantenían. Seis meses más tarde, el comandante, jefe de los policías, cuyo cargo es anual, abandonó su puesto tras una disputa con el comisario. Éste comentó que la señal del conflicto había aparecido en el momento del sacrificio, pues el gato representaba al comisario, mientras el policía mordido figuraba al comandante. Aparte del incidente, el año se desarrolló sin mayores problemas porque la valentía del gato se había comunicado al equipo en el poder. Sin embargo el año siguiente el gato murió rápidamente bajo las miradas de los espectadores quienes lo juzgaron “cansado”. En abril, una disputa estalló entre los miembros del consejo municipal y el comisario resultó seriamente herido, lo que pareció congruente con la debilidad mostrada por el gato al morir.
39Con la eficacia cósmica, hemos abordado el último principio rector del depósito ritual. Ya estamos en posición de aplicar estos principios de lectura a algunos depósitos tomados como ejemplo.
Notes de bas de page
1 Entrevista a Bernardo, Tres Cruces, 2000.
2 Historia de los mexicanos por sus pinturas, 1988, cap. ii, p. 19 y Histoyre du Mechique, 1905.
3 Historia de los Mexicanos por sus pinturas, 1988, cap. ii. pp. 19-21.
4 Histoyre du Mechique, 1905, p. 108.
5 Fuego: “ikhá nigoma anolo mijñon, ikhá nigoma anolo isi mba”; Sol: “ikhá nigoma tata ñajka”; Cruz: “ikhá nigoma Cruz Calvario tiku mekhu, tiku numba”; Tierra: “ikhá nigoma kumba kajsu, kumba kurigo”; Difuntos: “ikhá nigoma Señor Santo Rosalma”; personificación del mal: “xabu kutájxi inó”; Jaguar: “ikhá nigoma indi bapha”; Bastón de mando: “ikhá nigoma nixi nindxa”, “tú te convertiste en el bastón de mando que existe”.
6 “Naki niwajsi, nako nimbiráma; naki wajsi, naki di mbi’i ti’ga” (rezo).
7 “Xonigi xuaji ikhá wajiú, naki wajsi, naki wajsíriga; nakuwa ajiú, nakuwa wajsi, naku mbi’i tiga; ánima xiñú wajiú mbi’i naku wajsi” (rezo).
8 “Xúkani nigomagina, xúkani niñaclava demonio, nágú ka’nikrina numba […] Ahina nimba wajiú […]”; “a’kwe nagojma nániga uanigrigwi […] Niguwa demonio, nángwa ningu gáxkama, yánindxu. Wiji mba ixi tagumba mekho, ikhi nira’o ikha, dí ma’si ma si numba, akwe ngido hora a las seis, a las nueve, a las doce, a la una, a las cuatro, a las cinco, a las seis” (rezo).
9 “Nakuwayo rigi, ka mbawi xabu xta, ka ajmi xabu gutámi su’du kama drexni; yanajkara’ni mba xwaji, ríga ma agu, r'ga ma carretera, puro guwa lámina gu’un xabu; wajyú guwa raxa, guwa guun xabu, nando gajuriya mijña, muti xtilo bigi, magajno gubi” (rezo).
10 “Makra’a ánolo mbascalera”, “nuestro padre salió y sube la escalera”; “tiku frákha magón, magón tiku ajwán”, “a mitad de la subida, a mitad de la bajada” (rezo).
11 “Matha dí timba scalera ajngo, dí riga ma escalera ajngo, rigajsu scalera, ragajku scalera, riwisu scalera, dí guwa scalera, hasta cinco mí escalera, asndo naxta ánolo Jesús ánolo eterno, asndo tiku mekhu ánolo ñajkha, asndo ku’ba si’da, magáànúu ajngo”, rezo a ajku, Barranca Pobre, enero de 2003.
12 “Xu’gwí magrigu inó mexa, ino xilia, xta piador tiko mekhó, xta piador tiko numbá; xu’kwi mambariga ajngo dí xu’gwi m’bii Santo Viernés”, Apetzuca, rezo al Manantial, enero de 2000. Notar que piador, corrupción de la voz española fiador (“abogado”) designa aquí el Sol en medio del cielo.
13 “En esta historia fabulosa [origen del sol] […] va fundada lo más que hoy los indios hacen en sus idolatrías al sol, llevándole ofrendas, a punto de salir a las cumbres de los montes y cerros y a los estanques de agua. Lo segundo, la costumbre y supersticiosa devoción de guardar el fuego en el aposento de las paridas, por cuatro días continuos sin sacar el fuego […] Lo tercero que usan del número de cuatro en todas sus supersticiones y ritos idolátricos, como es las insuflaciones que hacen cuando conjuran e invocan el demonio los hechiceros y falsos médicos, cuya causa jamás pude rastrear, hasta hoy la historia de la espera del sol. Y por la misma razón los cazadores cuando arman lazos para cojer venados, dan cuatro gritos hacia las cuatro partes del mundo, pidiendo favor, y ponen cuatro cuerdas atravesadas sobre una piedra. Los flecheros llaman cuatro veces a los venados, repitiendo cuatro veces esta palabra tahui, que hoy no hay quien la entienda, y luego gritan cuatro veces a semejanza de león. Ponen a los difuntos una vela encendida cuatro días arreo en la sepultura, y otros le echan en ella un cántaro de agua cuatro días arreo. Y últimamente entre ellos es venerado el número de cuatro”, Ruiz de Alarcón, 1892, I, cap. x, p. 151.
14 Según una traducción al español por Amador en 2000.
15 Amador, 2000.
16 Traducción de las discusiones durante el sacrificio del gato en Barranca Pobre, en enero de 2002.
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