Capítulo III. Excavación del sitio de Los Encuentros
p. 13-26
Texte intégral
1Este sitio, reconocido en 1977, se encuentra en el confluente de los ríos Chixoy y Salamá, a unos 740 m de altura sobre el nivel del mar. Su inundación está prevista para el invierno de 1979 debido al desvío del Chixoy para la construcción de la base del dique. En consecuencia, su estudio era urgente.
2Las excavaciones fueron llevadas a cabo bajo mi dirección en marzo y abril de 1978, y seguidas en diciembre del mismo año y enero de 1979, con un promedio de 30 trabajadores de la aldea de Río Negro principalmente.
1 – Los grupos de viviendas (fig. 6)
3El sitio incluye 11 conjuntos de viviendas establecidos en un radio de 1 km alrededor de un centro ceremonial (grupo A), en las orillas del Chixoy y del Salamá. Dependían de este centro durante el Clásico tardío. El sitio de Paxac, río arriba, sería el único de ocupación más temprana; tendría también unas estructuras ceremoniales.
4Los 11 grupos de viviendas, netamente aislados, integran cada uno de 4 a 20 plataformas. Veremos que este patrón de asentamiento es muy diferente del patrón del Postclásico tardío, en Cauinal por ejemplo.
5La población total de Los Encuentros hacia 1000 d. C. puede ser estimada a unas 600 personas; pero los conjuntos residenciales A a F de Pueblo Viejo dependían probablemente también de Los Encuentros: o sea una población de 1500 personas por lo menos para el conjunto de los dos sitios.
6Seleccionamos el grupo C, el más importante con el grupo D (Chileón) por el número de sus estructuras, para una investigación más detenida, que fue dirigida por D. Legrand. Las 15 estructuras ocupan una terraza natural orientada norte-sur. Dos de ellas fueron estudiadas: C-8 es la estructura más alta (2 m) y la más amplia (5. 70 x 9. 50 m) del grupo. Era probablemente la vivienda del jefe del grupo familiar o del linaje. Lamentablemente el piso de ocupación no está conservado y no pudimos obtener ningún detalle sobre las actividades domésticas de los ocupantes. Al pie del muro opuesto a la escalinata, dos hoyos cilíndricos, cuidadosamente repellados de barro, son probablemente silos (pero su capacidad es muy limitada: 15 1 aprox. para cada uno).

Fig. 6 – Plano del sitio de Los Encuentros: el grupo ceremonial (A) y los grupos de viviendas (B a J).
7La estr. C-l, más reducida, fue construida utilizando una pequeña loma de talpetate. Unas hileras de piedras, en la superficie, indican muros sencillos y parte de una escalinata en el lado este (fig. 7).
8El talpetate fue cavado para formar numerosas fosas irregulares, cada una conteniendo uno o varios esqueletos más o menos completos. Algunas son verdaderos osarios; otras contienen solamente un adulto en decúbito dorsal, con los brazos doblados hacia arriba. Hay pocas ofrendas: vasijas sencillas, y en un caso, cuatro pequeños cilindros de hueso finamente labrados en “guilloché”, orejeras o besote. Las osamentas podrían corresponder a unos 17 adultos, pero el túmulo, que había sido parcialmente saqueado, contenía seguramente muchas más sepulturas.
9La fecha de la estr. C-1 es probablemente la misma que la del grupo C (Clásico tardío), es decir que este montículo servía de cementerio para los habitantes del grupo.
2 – El centro ceremonial (grupo A, fig. 8)
10Ocupa una terraza natural en la orilla derecha del río Chixoy. Las estructuras más al sur (A-1, 8 y 9) se adosan a la colina muy abrupta, un ramal norte-sur de la sierra de Chuacús (fig. 9).
11El grupo A comprende 10 estructuras bien orientadas (la mayoría con una desviación de 18° al este del norte magnético); una plaza central cuadrada (42 x 45 m) limitada por las cuatro estructuras principales; al oeste, un patio abierto hacia el norte; un juego de pelota al este (estr. 5 y 6).
12Nuestros trabajos se realizaron en tres fases:
Limpieza de los muros de contención y base de las escalinatas para poder levantar un plano preciso del conjunto; limpieza general para estudiar las técnicas de construcción.
Excavación de pozos estratigráficos en la plaza mayor y afuera de ella para fechar los períodos de ocupación sucesivos del sitio.
Excavación de las estructuras más importantes: A-5, 3 y 2 en marzo-abril de 1978; A-5, 2, 7, 1 y 8 en diciembre de 1978 y enero de 1979. Sondeo central en las estr. 4 y 10.
Fig. 7 – Excavación del montículo funerario del grupo C de Los Encuentros (estr. C-1).


Fig. 8– Plano del centro ceremonial de Los Encuentros (grupo A). Localización de las tumbas v sepulturas.
3 – Arquitectura
13La arquitectura de los edificios del centro ceremonial y su vinculación, son sin duda los rasgos más originales de Los Encuentros.
14Las construcciones, de cantos rodados burdamente ensamblados con barro, forman cuerpos escalonados –hasta 7 en la fachada norte de la estr. A-3. Las escalinatas son interiores o exteriores. Notable es la casi-ausencia de bloques centrales en las escalinatas: esos bloques son típicos de los sitios contemporáneos en la zona vecina de El Quiché, en Canillá por ejemplo. Hay otras diferencias, en la cerámica especialmente, que sugieren sea una ocupación un poco más tardía en Los Encuentros, sea la existencia de un límite cultural entre ambas áreas de El Quiché y de Baja Verapaz, a pesar de ser distantes solamente de unos 50 km los sitios de Canillá y de Los Encuentros.
15Más interesante todavía es la existencia de construcciones elaboradas, de doble vertientes, que unen las estructuras principales y cierran la plaza por tres de sus lados. Esas construcciones tienen una o dos gradas en la base, y luego un talud muy inclinado que remata en un pasadizo angosto. Son hechas de grandes lajas de tufo o de caliche cuidadosamente ensambladas. Constituyen a la vez una barrera, que prohíbe el acceso a la plaza, y un corredor sobrealzado entre las estr. A-7 y A-1, A-1 y A-2, A-2 y A-3. El color blanco de las piedras escogidas, contrastando con los muros de los demás edificios que no llevan repello de estuco, constituía un elemento estético que daba al conjunto del centro ceremonial un aspecto imponente.
164 – La plaza está limitada al este por el juego de pelota (figs. 10 y 11), el cual es de extremidades abiertas, largo de 28 m y ancho de 14 m, con doble banqueta en talud hecha de lajas rectangulares de tufo y de caliche. No hemos encontrado los marcadores; sin embargo, dos de las lajas en el centro de la banqueta este tienen un agujero que sugiere la existencia de un tipo desconocido de marcador en forma de herradura, posiblemente empotrado en la banqueta.

Fig. 9 – Vista general del grupo A de Los Encuentros desde la loma al norte del río Chixoy.

Fig. 10 – Reconstitución del juego de pelota (estr. A-5 y A-6).
Fig. 11 – Patio y banqueta oeste del juego de pelota.

17La estr. A-5, que constituye la parte oeste del juego de pelota, es una de las más interesantes. La excavación demostró la existencia de por lo menos cuatro fases de construcción, evidentes sobre todo en el lado oeste (fig. 12).
18La estructura más temprana tiene una escalinata doble con tres alfardas en talud por el lado oeste, y un pequeño altar en la base; está construida de cantos rodados con repello de barro y mide 5 x 12 m por una altura de 1. 50 m. El muro que forma la primera grada desciende 1 m hacia abajo, llegando al nivel del techo de una tumba que se extiende hacia la plaza (fig. 13).
19La tumba abovedada, cuyo piso está a 2. 20 m bajo el nivel de la plaza, es seguramente relacionada con la estr. A-5 temprana y nos permite fechar la primera fase de construcción por la vasija de tipo Tohil Plumbate y la pequeña placa de oro martillado que contenía, entre otras ofrendas (fig. 14). Los esqueletos, incompletos y fragmentados, corresponden al entierro secundario de dos adultos por lo menos. Estaban en la parte este de la tumba; al oeste, cerca de la puerta, fueron depositadas 14 vasijas. La mayor parte son vasos cilíndricos estucados; hay también dos cuencos trípodes con soportes zoomorfos moldeados y decoración negativa, un vaso cilíndrico rojo con efigie y una pequeña vasija con tapadera, modelada en forma de cabeza humana (fig. 15).
20Datan del mismo período dos construcciones en forma de cajón, hechas de lajas de tufo, localizadas seguidamente al oeste de la tumba, a nivel del techo. Eran probablemente “cistes” (en ellos se encontraron algunos restos óseos) que fueron vaciados de su contenido y rellenados con piedras. Veremos más adelante otro ejemplo del “saqueo” antiguo de las tumbas en Los Encuentros. Igualmente hemos observado este hecho en Los Cerritos-Chijoj, sitio del municipio de Canillá que data del Clásico tardío; la mayor parte de las tumbas del centro ceremonial fueron vaciadas y después rellenadas con diversos materiales: ollas rotas, tiestos, piedras, etc. Según mi opinión, se trata no de un verdadero saqueo, sino de un acto ritual deliberado que refleja una modificación profunda de las costumbres funerarias. En Los Encuentros, este saqueo fue perpetrado en una época relativamente tardía (última o penúltima fase de ocupación). Si la tumba no fue violada, se debe a que hubiera sido necesario, para llegar a ella, destruir el muro de lajas que la recubrió durante la segunda fase de construcción.
21Del lado este, la estr. A-5 temprana estaba hecha de cuerpos escalonados. Hay evidencia de que, en esta primera fase de construcción, el juego de pelota era del tipo rectangular cerrado llamado “en palangana”, característico del Clásico tardío. Posteriormente, destruyeron los muros de las extremidades para darle la forma abierta (“open end”) que también existe en el Clásico tardío según A. L. Smith (1965: 89). Es interesante notar que la forma en I con zonas terminales del Postclásico tardío no aparece en Los Encuentros (la hay en Cauinal y El Jocote).
22Durante la segunda o la tercera fase de ocupación, los cuerpos escalonados de la fachada este de A-5 fueron recubiertos de lajas inclinadas. En la base y debajo de esas lajas, descubrimos una tumba abovedada intacta (fig. 16). De planta cuadrada (1. 38 x 1.36 m), de 1. 20 m de alto, contenía parte de dos esqueletos de adultos cuyos huesos habían sido amontonados en la esquina suroeste, con las ofrendas: un vaso con pedestal rojo, dos cuencos trípodes con soportes zoomorfos o antropomorfos moldeados, los fragmentos de una vasija Plumbate y una cuenta de jade. Esta tumba es probablemente un poco más tardía que la tumba oeste: corresponde a la segunda fase de construcción. Sin embargo, ambas son del Postclásico temprano, como lo demuestra la presencia de Plumbate.
23Durante la segunda fase de ocupación, la estructura A-5 temprana fue recubierta por una construcción más amplia y más alta, hecha de grandes lajas de tufo inclinadas de 45°. No tenía escalinata central hacia la plaza. El talud remataba en un altar, también hecho de bloques de tufo bien tallados. La tumba este corresponde probablemente a esta estructura, así como la cache encontrada en la parte superior: las lajas de tufo forman una caja de 1. 12 x 0. 80 x 0. 40 m de hondo que contenía dos incensarios con espigas, una olla grande que servía para guardar pigmento rojo y una lasca de obsidiana con retoques bifaciales y manchas rojas en la punta. Una laja de esquisto verde, medio perforada en ambos lados, estaba colocada en el piso de la cache.
24En la tercera fase de ocupación, la estructura de lajas fue recubierta por una estructura hecha de cantos rodados; y ésta, finalmente, por otra, de piedras del río también, dotada de una escalinata hacia la plaza.
25Varias ofrendas corresponden a la última o penúltima estructura:
26– En la parte central de la plataforma, que servía de altar, una bola de basalto en forma de calavera, idéntica a una escultura procedente de Santa Lucía Cotzumalguapa (finca Las Ilusiones). Podría representar la bala de juego de pelota: asociación del juego con el ritual de la decapitación.
27Además, una máscara de deidad solar, fragmento de un incensario grande; y una olla burda que contenía otra máscara de deidad solar, pintada de hematita, y 1718 lascas o fragmentos de lascas de obsidiana negra.
28– En la esquina norte de la escalinata tardía, una urna con tapadera, representando otra vez el dios solar, que contenía 21 lascas de obsidiana verde (fig. 17).
5 – La estructura A-7
29Constituye la esquina sureste de la plaza, en el eje del juego de pelota. Es una plataforma de dimensiones reducidas (8. 35 x 14. 55 m), construida sobre una loma natural que fue arreglada, y su falda norte cubierta de lajas de tufo rectangulares formando un talud impresionante de 10 x 30 m de superficie.
Fig. 12 – Excavación del lado oeste de la estr. A-5, enseñando la superposición de construcciones sucesivas hechas de cantos rodados o de lajas de tufo.

Fig. 13 – Corte oeste-este de la estr. A-5. Se notan las tumbas y ofrendas relacionadas con las fases de ocupación sucesivas:

1/ Bola de basalto en forma de calavera. 2/ Olla que contenía 1, 718 lascas de obsidiana. 3/ Cache: 2 incensarios, una olla y una lasca de obsidiana con huellas de pintura roja, una laja de esquisto medio-perforada. 4/ Apaste lleno de carbón. 5/ Altar de la segunda construcción. 6 y 7/ Lajas paradas formando dos cajones 8/ Tumba abovedada, con 14 vasijas y esqueletos de 2 o 3 adultos (entierro secundario). 9/ Tumba abovedada conteniendo un esqueleto incompleto y 3 vasijas.

Fig. 14 – Vasija Tohil Plomizo de la tumba oeste de la estr. A-5.

Fig. 15 – Vasija con efigie y tapadera de la misma tumba.
Fig. 16 – Interior de la tumba este de la estr. A-5.


Fig. 17 – Urna con tapadera encontrada in situ en la esquina norte de la escalinata de la estr. A-5 tardía. Representa una deidad solar, y contiene 21 lascas de obsidiana verde.
30A-7 no tenía escalinata: comunicaba únicamente con la pirámide principal por medio de un terraplén.
31M. A. Bailey, encargado del estudio de A-7, sacó a luz las huellas de una superestructura de piedras y de dos pequeños altares en el eje norte-sur de la plataforma. En el centro, a 60 cm de profundidad, una laja de tufo servía de techo a una tumba en forma de herradura, abierta hacia el norte (fig. 18). Hecha de masivos cantos rodados, mide 85 x 115 cm y 80 cm de hondo. Había tres esqueletos de adultos amontonados en la parte sur; las ofrendas estaban cerca de la puerta: seis vasijas finas entre las cuales cuatro de tipo Plumbate, una con soportes moldeados y un pequeño vaso de tipo Fine Orange que contenía cuentas y pendientes de piedra verde o gris (figs. 19 y 20).
32A-7, que posiblemente servía de subestructura a un templo de piedra, es una dependencia de la pirámide principal A-l. Podemos considerar la tumba como una ofrenda dedicatoria, acomodada en el relleno de la estructura en el momento de su construcción y que nunca fue reabierta.
33Uno de los tres esqueletos, en posición sentada, está completo y en conexión; los otros son entierros secundarios.
6 – La pirámide principal A-1 (fig. 21)
34La estr. A-1, al igual que todas las estructuras al sur de las dos plazas, utilizó la ladera natural de la colina. Sin embargo, el trabajo de acondicionamiento y de relleno fue considerable: la plataforma superior fue sobrealzada de unos 3 m. Las dimensiones de A-1 son enormes: su fachada norte tiene 41 m de largo, seis cuerpos escalonados, y una altura de 10 m sobre el nivel de la plaza.
35La escalinata principal, de 10 m de ancho, está dividida en su parte superior por un “bloque central” de 3. 50 m de altura que contenía la tumba más importante del sitio.
36En una época tardía, la plataforma fue elevada de 1. 50 m; los muros de la superestructura temprana fueron utilizados como muros de contención para el relleno, lo que permitió su conservación. Es la planta de dicha superestructura que aparece en el plano de la fig. 8: en la superficie no había ninguna huella de la más tardía.
37Es un edificio de muros de piedras con repello de barro. Tiene 35 m. de largo, 6 de ancho, y forma dos alas separadas por el bloque central, cada una compuesta de dos recintos sin comunicación que se abren hacia el sur. No encontramos en el suelo de barro apisonado ninguna huella de actividad doméstica o ritual.
38El bloque central tiene la forma de una especie de caja cuadrada de 2. 70 m de lado, recubriendo la tumba. Esta es una construcción muy elaborada, hecha de tufo labrado, de planta rectangular (1.63 x 2. 36 m) con una puerta sellada y un corredor en la esquina sureste (fig. 22). Este corredor fue rellenado, pero el acceso a la tumba era posible por arriba y atrás, realizando un sencillo trabajo de descombramiento en esta entrada.

Fig. 18 – La tumba de la estructura A-7. Contiene 3 esqueletos (dos de ellos incompletos) y 6 vasijas.

Fig. 19 – Una de las 3 vasijas de tipo Tohil Plomizo de la tumba de la estr. A-7.

Fig. 20 – Vasija de tipo Anaranjado Fino de la misma tumba.
Fig. 21 – La fachada norte de la pirámide principal (estr. A-l), adosada a la colina.

39Los cuatro muros saledizos de la tumba se unen en un punto central, especie de clave de falsa bóveda, a 2 m de altura. El relleno del bloque es de piedra pómez en su parte superior: la utilización de este material tenía un significado ritual (como lo pudimos comprobar en otros sitios) y también tuvo como efecto disminuir el peso de la mezcla de piedras y tierra que recubre la tumba.
40Al nivel del techo, encontramos el esqueleto de un anciano, en posición sentada frente al norte, al lado de un bloque de tufo con decoración incisa que puede ser interpretado como un juego de patolli mexicano.
41La tumba estaba vacía, con excepción de un incensario que contenía carbón, de algunos tiestos y fragmentos óseos, y de varios pedazos de discos con incrustaciones de pirita. Este material indica que la tumba fue utilizada en una fase temprana, y posteriormente saqueada. El incensario fue abandonado en el lugar después de una última ceremonia; el análisis del carbón quizá nos revelará la fecha de tal acontecimiento.
7 – La estructura A-8
42Situada al oeste de la pirámide principal, con la cual comunica por medio de un terraplén, forma parte del pequeño conjunto que rodea la plaza oeste. El acceso era por medio de una escalinata de 5 m de altura; la plataforma servía de base a un edificio de piedra similar al de la pirámide A-1, pero más reducido; al igual que este último, la base de los muros fue protegida por una ampliación posterior.
43La función doméstica de A-8 es evidente. Estaba dividida en tres recintos: entrada, cocina y habitación. En el recinto central, habían enterrado una olla que guardaba otra más pequeña utilizada como urna funeraria: contenía un esqueleto minúsculo. En el fondo del recinto, otra olla fue encontrada debajo de un pequeño altar pegado al muro; contenía 5 piedras irregulares. Esta ofrenda recuerda las ofrendas tradicionales de piedras de cuarzo descubiertas en La Lagunita (El Quiché), aunque éstas son más antiguas, correspondiendo a la fase de ocupación protoclásica de este sitio (Ichon 1977: 14).
44La estr. A-8 nos demuestra la forma y la distribución interior de una vivienda del Postclásico temprano, la de un personaje importante del centro ceremonial. Posiblemente otras dos estructuras, A-4 y A-10, también eran habitaciones del mismo tipo, pero no fueron protegidas por una construcción ulterior: el sondeo hecho en el centro de estas plataformas no reveló ninguna superposición. En la estr. A-4, llegó al nivel Preclásico, evidenciado también por las otras exploraciones de la Plaza.
Fig. 22 – Estr. A-l: interior de la tumba del bloque central.

45Finalmente, la pequeña estr. A-9 está en muy mal estado y no fue excavada; sin duda es un anexo de A-8.
8 – La estructura A-2 (fig. 23)
46Es una pirámide de 5. 50 m de altura, de cinco o seis cuerpos escalonados, con una escalinata hacia la plaza. Se hizo un pozo grande en el centro de la plataforma, que llegó a 1. 40 m bajo el nivel de la plaza y fue ampliado hasta la base de la escalinata. Proporcionó una buena estratigrafía, que evidencia varias fases de ocupación, y la utilización de la estructura como montículo funerario, probablemente desde fines del Preclásico. En efecto, descubrimos debajo de la escalinata numerosos esqueletos y es probable que el relleno de la pirámide contenga muchas más sepulturas al norte y al sur de nuestra excavación. Los entierros más tempranos, bajo el nivel de la plaza, datan del Preclásico tardío. A un nivel un poco más alto, las sepulturas pueden ser fechadas con más seguridad del Protoclásico o principio del Clásico (400 D. C.) por las vasijas y los artefactos asociados (fig. 24). Las dos sepulturas más altas, a un nivel de + 4. 40 m, son probablemente de la misma época. Consecuentemente, la pirámide A-2 había alcanzado en este período su dimensión casi definitiva y se hizo una sencilla modificación al final del Clásico, relacionada con la erección de las otras estructuras del centro ceremonial. Ningún entierro data de esta época tardía. La plataforma pudo haber sido utilizada como altar: era demasiado pequeña para servir de base a un templo.
47Algunos de los esqueletos encontrados –unos 20 en total– tenían ofrendas: vasijas, collar y pendientes de jade, mosaico de pirita, huesos finamente labrados. Las sepulturas más ricas datan del Protoclásico, hacia 300-400 d. C. Por el contrario, muchas son secundarias y contienen esqueletos incompletos. Hay entierros múltiples con esqueletos amontonados uno sobre otro. La posición decúbito dorsal con orientación norte-sur es la más común.
9 – La estructura A-3
48La excavación central reveló también la existencia de una estructura más temprana que solamente ocupaba la parte este de esa inmensa plataforma de 45 m de largo, pero no encontramos sepulturas ni caches. Suponemos que la última estructura servía de base a uno o varios edificios de carácter profano o cívico (¿administrativo?) prefigurando las “casas grandes” del Postclásico tardío.
4910 – Los pozos estratigráficos hechos en la plaza mayor y al norte del juego de pelota dan una estratigrafía muy similar: encuentran en la superficie un material del Clásico tardío (o del Postclásico temprano), a poca profundidad un nivel preclásico (posiblemente del Preclásico medio por la abundancia de tiestos del tipo Utatlán bicromo), a 1. 50 o 2 m de profundidad un nivel de sepulturas sin ofrendas, y a veces muros de cantos rodados indicando la existencia de plataformas muy tempranas.
50En resumen, esos pozos confirman los datos proporcionados por la estr. A-2: hubo en Los Encuentros un lapso de ocupación muy largo – aprox. 2 000 años– empezando en el Preclásico medio, hacia 500 a. C., y siguiendo hasta el Postclásico temprano (cerca de 1200 d. C.) con una probable interrupción durante el Clásico medio (¿de 400 a 600 d. C.?).
11. Conclusiones sobre el sitio de Los Encuentros
51Este sitio es el que más datos nos puede proporcionar sobre la ocupación prehispánica del valle.
52Desde el punto de vista de su fechamiento, sabemos que, después de una densa ocupación en el Preclásico, el sitio continuó siendo ocupado durante el período que abarca el Protoclásico y el principio del Clásico temprano (por lo menos). Pero esta ocupación se limitó a la pirámide funeraria A-2; no dejó ninguna huella en el resto del sitio.
53¿Fue abandonado el sitio de Los Encuentros en el Clásico medio o al principio del Clásico tardío? Es probable: el relleno de todas las estructuras contiene abundantes tiestos de este último período, pero no encontramos ninguna tumba que perteneciera al Clásico tardío. La más temprana, la tumba de A-5 (oeste), contenía, como lo mencioné, un vaso Plomizo y una placa de oro que indican una fecha más tardía. Las fases sucesivas de construcción reveladas por las superposiciones de las subestructuras (cuatro en A-5, dos por lo menos en A-l, A-3 y A-8) son fechadas por las tumbas relacionadas: todas contienen Plomizo. Esta ocupación, en consecuencia, no duró mucho tiempo (tal vez dos siglos); abarca una fase de cultura muy homogénea en la cual coexisten rasgos del Clásico terminal – arquitectura con bloques centrales, juego de pelota en palangana, tumbas abovedadas, cerámica policroma, etc. – y nuevos aportes, sin duda de origen mexicana, que en nuestro sitio se manifiestan esencialmente en el campo de la cerámica con los “marcadores de horizonte” bien conocidos: Plomizo, Anaranjado Fino, soportes moldeados, decoración excisa blanco sobre rojo, etc.
54Que este período sea llamado Postclásico temprano o, según la nueva tendencia, Epiclásico, no es un problema puramente formal: el segundo término implica cierta antigüedad y también cierta continuidad. Esta última es evidente en Los Encuentros; la antigüedad será verificada por los análisis de Carbón-14 que se están efectuando.
55Ya es un hecho seguro que esta fase, en Los Encuentros, no presenta nada que tenga el carácter de cambio drástico que marcó los sitios postclásicos tardíos de la cuenca como Cauinal, y ello en todos los aspectos: arquitectura, creencias religiosas, prácticas funerarias, industria de la cerámica y de la piedra. Por ello pienso que la hipótesis de un período epiclásico, sostenida tal vez un poco a la ligera por J. Fox (1978: 272) merece un estudio serio. El importante material proveniente de Los Encuentros podría contribuir a verificar la existencia y a precisar tanto la fecha como los rasgos típicos de esta fase cultural.

Fig. 23 – Excavación de la estr. A-2 por un pozo central y una trinchera ancha debajo de la escalinata.

Fig. 24 – Sepultura protoclásica (?) de la estr. A-2. Al lado de una hilera de piedras, hay 3 esqueletos superpuestos, en decúbito dorsal, cabeza hacia el sur. La ofrenda incluye 2 vasijas, y una orejera de jade en la boca de uno de los muertos.
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