III.- Poblacion y trabajo 1885-1920
p. 111-146
Texte intégral
1La mayor dificultad a la que se enfrentó la Compañía francesa, fue la configuración de una población estable en el mineral El Boleo. Al momento (1885) que la casa Rothschild obtiene la concesión de los once fundos mineros, la población del arroyo del distrito minero llegaba en ese año a 250 trabajadores, hombres solos; la mayoría Yaquis, 80 franceses y cinco nativos de Guaymas. Los extranjeros vivían en tiendas de campaña junto a las minas1. Los Yaquis en barracas que ellos mismos tenían que construir. Mientras que las poblaciones aledañas al mineral (San Ignacio y Mulegé) se redujeron significativamente en el último tercio del siglo xix, debido al azote de fuertes epidemias de viruela y sarampión; lo que hacía prácticamente inexistente en la zona una fuerza de trabajo, en condiciones de ser contratada por los nuevos amos del mineral en 1885, los banqueros de la Casa Rothschild2.
2Sin embargo, pese a esta situación, en 1885 se inició intempestivamente un proceso de contratación de trabajadores en las costas vecinas de Sonora y Sinaloa, proceso que con altas y bajas es ininterrumpido hasta 1903.
3En efecto, la tarea emprendida en 1885 por el capital francés, que consistió en la construcción de un pueblo y modernización de la industria minera, dio lugar a un proceso de inmigración amplio, en el que, las comunidades campesinas de Jalisco, Sonora y Sinaloa fueron principales abastecedoras de fuerza de trabajo para este enclave minero.
4En menos de dos años fueron construidos -utilizando maderas canadienses el poblado principal o sea Santa Rosalía y los tres primeros grupos: Providencia, Purgatorio y Soledad*. Conviene señalar que Santa Rosalía3 fue el corazón y cerebro del mineral, pues en su área se instaló la dirección (Oficinas Administrativas) la fundición y el puerto; fue además el centro de recepción y distribución de insumos para la producción, así como de alimentos. En los otros lugares principales, se localizaron las minas de donde se extraía el cobre. Fue tan importante el desarrollo de la minería que la población creció enormemente; pasó de 250 habitantes en 1885, a 4,000 trabajadores en 1887, mismos que se distribuyeron en toda la zona minera. Al comenzar 1900, los trabajos mineros sirvieron para soportar una población superior a las 8000 almas incluyendo un número constante de 200 Europeos4.
5León Diguet, geógrafo e historiador francés que visitó la zona a principios de siglo decía: "La población había subido progresivamente al número de cinco mil habitantes, resulta ahora de diez mil setenta y dos almas, de las cuales cuatro mil ciento diez constituyen los empleados de la Compañía5. Como se ha señalado antes, el mayor reto a la Compañía del Boleo era proveerse de fuerza de trabajo, considerando la ubicación geográfica del mineral, ligada a las condiciones climáticas y la falta de área cultivable capaz de producir bienes de consumo necesario para alimentar a los trabajadores.
6Pese a las dificultades de la geografía cachaniense, la Compañía provista del capital suficiente empezó a convertir aquellos páramos en la zona industriosa más importante de la Baja California, echando por la borda malos augurios6.
7En 1896 una Comisión encabezada por el Ministro de Fomento Manuel Fernández, visitó el mineral reportando en su informe maravillas sobre la empresa llevada a cabo por los franceses. Los Ingenieros Martínez Baca y Servín Lacebrón, primeros visitadores oficiales señalan en su informe: "Antes de que la Compañía se estableciera, aquella comarca como la mayor parte de la península puede decirse que estaba deshabitada, no había ni los más indispensables elementos de vida, pues sabido es, que es completamente árido aquel terreno, de suerte que se necesitaba mucho ánimo y gran resignación para atreverse a emplear un capital en cualquier empresa7. Remataban reconociendo que en once años de existencia la Compañía del Boleo había convertido al desierto en un centro industrioso en donde se admiran los avances de la ciencia moderna8. Para los ministros porfiristas de la Secretaría de Fomento, Carlos Pacheco y Manuel Fernández los trabajos desarrollados por la empresa francesa eran un buen ejemplo de como debería realizarse la colonización de México9.
8Ahora bien, en la medida en que la Compañía del Boleo logró establecer en menos de dos años (1885-1887) una infraestructura mínima para iniciar la explotación del cobre en gran escala, sus requerimientos poblaciones fueron mayores. La Compañía tuvo que aumentar cada uno de los grupos mineros, construyendo nuevas casas, ya sea para dotar a los primeros operarios ya para suministrarlas a los nuevos trabajadores que llegaron al mineral.
CUADRO No. 17 POBLACION TRABAJADORA: 1892-1896.

Fuente: Memoria de Fomento 1892-1896, Tomo XVIII. Archivo General de la Nación.
9Lo que se observa inmediatamente es que la columna correspondiente a la población mexicana es la que muestra un mayor crecimiento, la de europeos se mantiene estable, mientras que la de indios yaquis denota un decrecimiento. El hecho de que la población indígena haya disminuido explica, que se explotó en exceso durante los primeros años el recurso humano, lo que decidió que las contrataciones de trabajadores a partir de 1894 sean para la extracción de mineral; actividad que exige mayores brazos.
CUADRO No. 18 OPERARIOS EMPLEADOS 1891-1897

Fuente: Memoria de Fomento 1898. Archivo General de la Nación.
10Es importante señalar que hasta 1894 la fuerza de trabajo contratada por la Compañía del Boleo, está ocupada básicamente en las minas. Son años en donde crecen aceleradamente los grupos mineros de Providencia, Purgatorio y Soledad. Es a partir de 1895 cuando la población mayoritaria logra asentarse en Santa Rosalía a consecuencia de los trabajos que genera la infraestructura productiva.
11Para 1898 la población pionera se distribuía en la zona minera de la siguiente manera:
CUADRO No. 19 POBLACION POR GRUPO MINERO "EL BOLEO", 1896.

Fuente: Informe de la Compañía del Boleo. Memoria de la Secretaría de Estado y del Despacho de Fomento 1898. Archivo General de la Nación.
12Ahora bien, junto al espejismo que provocaba el avance industrial del mineral , tanto en autoridades del aquel entonces territorio, así como en los inspectores que enviaba la Secretaría de Fomento, que admirados reconocían como la vorágine del cobre había traído desarrollo económico, crecía paralela una historia del trabajo. En efecto si como ha sido señalado, uno de los logros máximos de la Compañía fue traer y arraigar un número significativo de mano de obra, también es cierto que la historia material del mineral es la de sus trabajadores. Los doce primeros años del proceso de extracción y beneficio del mineral y la edificación de toda la infraestructura productiva, solo se puede explicar conociendo las condiciones de explotación de la fuerza de trabajo.
1.- Los Enganches.
13Una vez formalizada la presencia de la Compañía francesa en el país (1885), que la autorizaba para iniciar una inversión primaria de doce millones de francos, se inició el reclutamiento de fuerza de trabajo. En los años comprendidos entre 1885 y 1910 tres fueron los puntos de enganche de trabajadores, los puertos de Guaymas, Mazatlán y Topolobampo, lugares hasta los que llegaban los vapores "Korrigan II", "Carlos Pacheco" y "Curazao" que traían a centenares de trabajadores que venían acompañados de su familia junto con las reses para el abasto local.
14Con el surgimiento del Boleo, como puede verse en el cuadro No. 20, se ilustra el impacto de la minería regional en los procesos masivos de movimiento de fuerza de trabajo del centro del país hacia el norte. Es interesante señalar, que en 1900 se ha formado una población minera representativa de veinticuatro Estados de la República. Sobresalen los estados de Jalisco, Nayarit, Sonora y especialmente Sinaloa. La forma vertiginosa en que se va poblando el mineral, tomando en cuenta la tremenda escasez de fuerza de trabajo, resulta verdaderamente impresionante. Esta composición heterogénea de la población confirma la amplitud con que operaban los sistemas de enganche de braceros; parece corroborar además, que para estos años la ruta de los trabajadores es Sinaloa, Baja California y posteriormente los minerales de Sonora.
CUADRO No. 20 ORIGEN DE LA POBLACION DEL MUNICIPIO DE MULEGE. 1900

Fuente: Censo General de la República Mexicana, verificado el 28 de octubre de 1900.
México. Secretaría de Fomento, Colonización e Industria. 1905.
15Es también importante destacar que existió un fuerte movimiento poblacional al interior del Territorio Sur de la Baja California. El resto de los municipios aportó una cuota significativa de trabajadores para la minería boleriana; cabe la hipótesis de que algunos pequeños poblados y rancherías sufrieron una sangría de brazos tradicionalmente ocupados en labores agrícolas de subsistencia, o bien que la aportación mayoritaria provenía del legendario mineral de El Triunfo, ubicado al Sur de La Paz. Esta segunda hipótesis parece válida pues se trató de trabajadores experimentados, formados por la Progreso Mining Co. Según los datos del censo, en 1900 viven 12 mil 727 gentes en el Municipio de Mulegé de los cuales 9 mil 625 son nativos. Descontando a 3 mil 941 gentes que viven diseminados en los pueblos y ranchos aledaños al mineral (ver cuadro 21) tenemos que un total de 5 mil 784 habitantes del Boleo son originarios de la península. No obstante, este movimiento local de braceros y sus familias que caminaron del sur hacia el norte, la empresa desarrolló un completo sistema de enganches para traer "motores de sangre" de la otra banda.
CUADRO No. 21 RESUMEN DEL CENSO DE HABITANTES DE LA MUNICIPALIDAD DE MULEGE 1900

Fuente: Archivo Histórico Pablo L. Martínez. La Paz, Baja California. Mulegé. 31 de octubre de 1900. Fomento. --Exp. 12, F. 180.
16Tanto en Guaymas como en Mazatlán la Compañía del Boleo contaba con contratistas o enganchadores. Particularmente en Mazatlán existió un contratista de nombre Florencio Carrasco que es un buen ejemplo del tipo de tareas que cumplían en este proceso. Una muy importante consistía en propagandizar la idea de que contratarse para trabajar en El Boleo era prácticamente acercarse al paraíso laboral. Aprovechando sus relaciones con un corresponsal del periódico Mazatleco "El Correo de la Tarde", Carrasco señalaba que en Santa Rosalía siempre había un lugar para todo aquel trabajador que estuviera dispuesto a laborar en la mina, sobre todo aquellos que tuvieran como hábito la constancia. "Los negocios de estos minerales -señalaban el corresponsal en su propaganda- consisten en talleres, fundición de metales, ferrocarril, minas de cobre, electricidad. Solo diré -continuaba- que el hombre que desee trabajar aquí, tiene trabajo en lo que puede y sepa; no se aprecia tanto del jornalero cuanto su constancia. Los principales negocios que harán el movimiento de los demás son las minas. Este trabajo es fácil, hombres que jamás sospecharon de semejante ocupación, han llegado a tener rayas regulares y mucha facilidad en el trabajo; unos son contratistas y los demás jornaleros; estos tienen por lo regular rayas de $30 a $36 pesos al mes con más o menos trabajo10.
17Terminaba el señuelo, con la posibilidad falaz de que cualquier podía ser contratista adelantado una descripción de sus funciones "las labores de las minas se las dan a los contratistas pagándoles por metros en cueles o toneladas de metal en despilares; la herramienta que tiene que ocupar para su servicio, consiste en un pico o güingo, una pala, una hacha y un serrucho y total; el contratista tiene que poner madera en su labor según contrato; descargar uno o dos carritos de madera, conforme sea lo caliente de la labor que lleve; salen en seguida a refrescarse para que pase el compañero y lleve su carro; lo trae después de la estación, lleva otro vacío y se refresca. El trabajo dura diez horas; pero con el tiempo que ocupan los operarios en refrescarse trabajarán ocho horas a lo sumo11. Además al anunciar que El Boleo contaba con servicio eléctrico, hacía mas atractiva la oferta de trabajo, así lo entendían los enganchadores por eso incluían en la propaganda: "el sistema eléctrico es en mi concepto uno de los más livianos e importantes, una muestra de ello es el que ocupan en la panadería, lugar en donde el jornal se paga a $1.25 a todo operario nuevo y según su actividad y destreza se lo pagará más"12.
18Florencio Carrasco contratista o enganchador acreditado por la Compañía en Mazatlán, así como los contratistas que operaban en Guaymas o Topolobampo; obtenían de comisión dos pesos por cada trabajador enganchado, estando obligados a reunir no menos de 100 operarios, listos para ser embarcados cada vez que se presentara el vapor Korrigan. El contratista tenía que ser cuidadoso a la hora de reclutar operarios y sujetarse a las siguientes restricciones: "no admitimos -señalaba la empresa- sino a hombres que pasen de 15 años, con buena salud y robustos, los ancianos, enfermos o inutilizados quedan estrictamente desechados, no acreditaremos a usted sino el precio correspondiente a los operarios que se dediquen inmediatamente a las labores de las minas (Resaltado de JMR) y trabajen en ellas durante un mes seguido a contar desde la llegada, sentándose a la cuenta de usted, tan sólo de vencido dicho plazo"13.
19En los periódicos locales los agentes publicitaban los tiempos de contratación y decían:
El precio del pasaje era de $10 por pesonas adultas hombres o mujer, no cobrándose pasaje para niños menores de 14 años.
La cantidad cargada a cada operario por su pasaje y el de su familia será descontada de la raya mensual del mismo; pero a todo operario que haya trabajado de un modo seguido en las minas durante seis meses se le reembolsará el importe de su propio pasaje no habiendo de reembolsársele en cualquier caso el importe del pasaje de su familia.
El jornal diario de los trabajadores adultos, no baja de un peso y puede ser más elevado según lo que vale el trabajador; como es natural los contratistas pueden ganar mucho más cuando son mineros de experiencia.
Queda extrictamente entendido que los trabajadores que así viniesen habrán de trabajar, precisamente en las propias minas pero no en los demás servicios de las Compañía, en donde no se admitirá a ninguno de los recién enganchados a no ser que reembolse en el acto el importe de su pasaje, así como el de su familia si la tuviese. De hacer efectivo dicho reembolso, el operario queda libre de pedir trabajo en los varios servicios, pero en tal caso la Compañía no le devolverá el importe del pasaje, ni siquiera después de seis meses seguidos14. (Los resaltados son de JMR).
20El barco de la Compañía tocaba rutinariamente cada dos o tres meses los puertos de Mazatlán, Guaymas y Topolobampo para levantar la mercancía humana; normalmente encandilaban los agentes de 100 a 200 operarios. Sin embargo, desde muy temprano empezaron a aflorar dificultades en este proceso de reclutamiento pues la Compañía del Boleo empezó a decidir de manera arbitraria y de acuerdo a sus intereses muy particulares sobre la vida y destino de los jornaleros contratados. Baste mencionar uno de los muchos casos que se presentaron. En 1890 el "Minero Mexicano" señalaba que el número de operarios enganchados era mayor del que se necesitaba y que muchos de estos quedaron sin ocupación y se encontraban en una situación muy crítica, lejos de sus terrenos y sin fondos. Para solucionar el conflicto, la Compañía del Boleo ofreció transporte libre a los operarios desocupados hasta Guaymas.
21A la empresa le funcionaba muy bien el sistema de contratación de mano de obra a través de sus agentes, sobre todo cuando había dificultades como las anteriores; o bien, cuando los obreros se inconformaban al no cumplirles el salario acordado o la falsa promesa de la vivienda, pues justificaba sus faltas cargando la culpabilidad al agente, quien aparecía ante los ojos de los enganchados como el responsable de los padecimientos sufridos en el mineral; además no arriesgaba en las contrataciones15.
22Por ejemplo: Pedro Mussot, otro sinaloense que pretendió entrar al mercado de fuerza de trabajo, reunió ciento nueve gentes en los pueblos circunvencinos a Topolobampo; el vapor Korrigan no los esperó en la fecha convenida, pues zarpó dos días antes. El contratista Mussot se vió obligado a comprar provisiones para la manutención de los enganchados. "En Topolobampo permanecimos dieciséis días esperando el vapor según consta a todos los vecinos de aquel puerto, incluso el Capitán y celadores del resguardo... después de ocho días cuando las provisiones se habían agotado completamente y cuando todos nosotros estabamos padeciendo toda serie de privaciones, porque aquel puerto (Topolobampo) es sumamente escaso de alimentos y apenas bastan los que hay para la colonia americana, viéndome yo, hasta amagado por muchos de los enganchados que suponían que los habían engañado, los que pudieron regresaron a su tierra"16. Cuando llegó el vapor Korrigan sólo cuarenta hombres aguardaban en condiciones desesperadas.
2.- El Control de la fuerza de trabajo.
23Desde un principio la Compañía del Boleo, estableció mecanismos de control sobre los trabajadores, uno de ellos consistió en prohibir la contratación libre. Por ejemplo; aquella persona que aspiraba a un empleo, debía necesariamente pasar lista con sus agentes. Pedro Mussot narra otra odisea que vivieron familiares sinaloenses que intentaron contratarse por su cuenta. "Como veinte hombres de Sinaloa que no quisieron venir conmigo por no sufrir los descuentos que sufren los que vienen con carácter de enganchado, consiguieron pasaje fiado en el Pailebot "Relámpago" creyendo encontrar trabajo, pero el Sr. Granger -encargado de supervisar los enganches- que infundadamente supuso que aquellos hombres eran de los que se regresaron se negó a darles trabajo hasta que, compadecido el cabo de rurales Sr. Muñoz de los padecimientos de aquella gente, los puso a trabajar en el desembarque de un vapor que llegó cargado de madera y de este modo pudieron regresar con sus familiares a sus hogares"17.
24La historia del mineral, sobre todo la correspondiente a sus primeros veinte años es la de las grandes ganancias de la Compañía originadas en el uso intensivo de la fuerza de trabajo para explotar los mantos cupríferos y fundir el producto en su planta de beneficio, que como se sabe, significó que la participación del mineral en la producción nacional fuera de 1892 toneladas de 2084 producidos en 1887 y, de 4167 toneladas de 5650 de las producidas en 189118. Sin embargo, estos índices de producción, que sin duda resultan altos conforme a su momento histórico, encerraban una historia negra del mundo del trabajo; la Compañía del Boleo ejerció permanentemente la violencia sobre los trabajadores, situación que contaba con la complacencia de las autoridades del territorio.
25La estrategia del Boleo para preservar sus intereses económicos que apuntaban hacia la obtención de altas ganancias, consistió en arraigar de manera coercitiva la fuerza de trabajo al mineral. Para esto, contaba con un conjunto de mecanismos como los "compromisos" verbales que imponía el enganchador; un sistema de multas y sanciones; las tiendas de raya; un cuerpo policíaco formado por las guardias rurales y el método de la deportación a los inconformes.
26Los trabajadores, desprovistos de un marco legal que definiera su contratación, así como la ausencia de organizaciones sindicales debían enfrentar al capital en clara desventaja. El control de los operarios se iniciaba en los centros de contratación. En primer lugar están las condiciones que le fijaba el agente al engancharse; vale decir, al momento que el barco despegaba del puerto. El trabajador estaba automáticamente endeudado con diez pesos, eso en el caso de que se tratara de una persona sola, suponiendo que venía acompañado por dos miembros de familia su deuda era tres veces mayor. Si tomamos en cuenta que la Compañía respetaba como salario el $1.25 ofrecido, un minero que laboraba los veintiséis días del mes, con jornadas diarias de diez horas lograba rayar treinta y dos pesos con cincuenta centavos, teniendo que pagar alimentación, renta de vivienda y alumbrado; en pocas palabras le resultaba imposible cubrir el costo del transporte en un mes de trabajo. Esto la Compañía del Boleo lo sabía, de ahí que utilizaba el ofrecimiento engañoso de devolver el importe del pasaje a todo aquel trabajador que de modo seguido trabajara en las minas durante seis meses.
27Otra restricción era la sujeción y jerarquización de los puestos de trabajo. Toda persona que aspiraba a un puesto en los talleres o en la fundición debía probar antes el rudo trabajo de las minas. Esta situación se agudizó cuando empezaron a escasear los trabajadores, especialmente los indígenas. Era también una medida de ablandar al trabajador quien por voluntad seguramente no hubiera ido a la mina; quien por otra parte carecía de los recursos económicos para pagar la fianza (diez pesos) que la Compañía exigía para poder "quedar libre" y laborar en los otros servicios (fundición, talleres, ferrocarriles y laboratorios).
28Otra forma de control utilizado por la empresa fueron las multas que se cargaban directamente a los salarios de los trabajadores aumentando de manera considerable sus deudas. Por ejemplo, cuando algún operario faltaba un día, se le multaba con $5 pesos que le eran descontados el día de pago19. Otra causa de multa era no acudir con puntualidad a recibir su liquidación correspondiente, eso costaba de cincuenta centavos hasta un peso. Con este motivo se dio un curioso caso en el año de 1893 "un operario atacado de una enfermedad sucumbió a ella a los cinco o seis días de postrado en cama. La viuda al presentarse al pagador de la negociación con objeto de recibir los alcances de su finado esposo, se le redujo la multa correspondiente porque el operario, habiendo muerto un día antes del determinado para el pago, no pudo salir del sepulcro para ocurrir a tiempo oportuno a recibir la raya"20.
29Cuando un trabajador recién llegado al mineral no habitaba en las viviendas de la Compañía, sean porque le resultaban onerosos los dos pesos del alquiler mensual o bien, porque no había casa disponible y optaba por vivir en las grutas de los cerros, era infraccionado en un peso cuando lo hacía sin consentimiento de la administración.
30También era motivo de sanción el mezclar en las pláticas, situaciones relacionadas con la empresa o con los altos empleados. Esta prohibición tenía un carácter intimidatorio como lo muestra el siguiente hecho. "José Romero mantenía amigablemente conversación con un amigo de él y por haber mezclado en ella el nombre de algún jefecillo, aunque sin sentido ofensivo, ambos fueron encerrados en la cueva que sirve de cárcel y multados a los dos días que los pusieron en libertad en cinco pesos cada uno"21.
31Mientras que las condiciones de vida y de trabajo se hacían cada vez más dificiles, la Compañía trata de convencer a los inspectores de la Secretaría de Fomento de que prestaba a la población todos los servicios*. Enseguida transcribó un párrafo de uno de sus informes: "Las necesidades de la explotación del criadero, han traído consigo la división de la población que radica en el mineral de Santa Rosalía en cuatro partes, una en cada grupo y la otra en la playa de Santa Rosalía; habiendo tenido entonces la Compañía que construir en estos lugares el suficiente número de casas para habitaciones de operarios y empleados de la negociación, tiendas que surten de alimentos y demás artículos a los habitantes de cada grupo y oficinas correspondiente"22 (El resaltado es de JMR). En contraste con esta versión oficial, propia del porfirismo, que equipara el progreso material con bienestar social, los testimonios de la época recogidos por diversos periódicos regionales, denuncian a las tiendas de raya de El Boleo como de las mas voraces de la región23.
32El mecanismo a través del cual el obrero se mantenía permanentemente endeudado era el siguiente: empecemos por señalar que había una relación estrecha entre la cartera del operario que se llevaba en la tienda y los jefes de grupo encargados de vigilar la jornada de trabajo. Al jornalero se le señalaba una cantidad diaria de salario, a cambio de diez horas de duro trabajo, mismo que era liquidado mensualmente; este retraso en el pago le obligaba a utilizar el sistema de fiado en la tienda de raya. El jornalero recibía como medio de pago boletos o vales que eran canjeables por efectos en la tienda, en caso de que a la hora de presentarse mensualmente a cobrar la raya no hubieran tenido el tino de sacar efectos caros y malos, hasta completar su haber, los jefes de grupos buscaban pretextos para aplicarles multas de tal manera que la pagaduría no tuviera que entregarles dinero en efectivo24.
33Todo este conjunto de abusos, se sustentaban en el uso de la violencia; guardias rurales al servicio de la Compañía del Boleo se encargaban de mantener en paz a la población, sojuzgando y acallando las protestas obreras. Los jefes directivos franceses corrompían a las autoridades locales. El jefe político del territorio recibía mensualmente como obsequio, un cheque por valor de doscientos pesos25. A cambio, los guardias rurales estaban al servicio de la Compañía francesa; conocidos como los "mandarines" se encargaban de deportar a todo aquel operario que osara expresar alguna queja contra el sistema de explotación llamado El Boleo.
34Otra tarea que cumplía estos locayos era el de recaudadores los días de raya, bajo cualquier pretexto imponían multas entre la población trabajadora. Además, se encargaban de cobrar celosa y puntualmente las cuotas de alquiler de las viviendas26. El contubernio entre autoridades federales y el jefe de la Compañía, hacían que la etapa porfirista en la vida del mineral fuera de extrema injusticia. El periódico se lamentaba, "mientras haya ligas entre los empleados del gobierno y los principales de aquella Compañía no podrá haber garantía para los pobres operarios, pues cuando se sienten atropellados de nada les sirven sus quejas. Dos principales empleados del gobierno y el jefe principal de la Compañía han contraído relaciones íntimas"27; los obreros bautizaron esa relación como las tres divinas personas.
3.- Problemas con los trabajadores contratados.
35Toda esta situación de injusticia en contra de los primeros trabajadores que arribaron al Boleo empezó a hacer crisis a escasos años de haberse fundado el mineral. Una lluvia de protestas corría de boca en boca entre los trabajadores y sus familiares; las denuncias en contra de la Compañía francesa eran constantes, en ellas se señalaban el mal trato en el trabajo, pues eran obligados a laborar jornadas superiores a diez horas, pésimas condiciones de seguridad e higiene28. También era motivo de denuncia el incumplimiento de los salarios ofrecidos; el hacinamiento en las viviendas; el encarecimiento de los productos básicos, que como se ha señalado estaban controlados por la tienda de raya; la falta de abastecimiento de agua y el cobro del aceite que gastaban las lámparas en el interior de la mina.
36En una carta publicada en un periódico mazatleco, un grupo de trabajadores inconformes, denuncia lo falaz de los ofrecimientos que los embaucadores de la Compañía del Boleo hacían en el momento de contratar a una persona.
"Santa Rosalía, abril 22 de 1899.
Muy señores nuestros:
Con bastante pena nos dirigimos a esa redacción, obligados por la necesidad y por un deber de humanidad, para manifestarles lo que pasa en esta negociación con todos los trabajadores que vienen engañados por los agentes tan largos en prometer como la compañía corta en cumplir. Siendo nosotros trabajadores de ese puerto, nos habló un individuo para contratar braceros ofreciéndonos muchas cosas que han resultado ser puras mentiras. Por ración de agua nos dan un balde para cada familia cuando las familias llegan a tiempo para tomarla y cuando no tenemos que comprarla a diez centavos, siendo esta agua de pésima calidad, pues mana de las minas y tiene marcado sabor a cobre. El trato que recibimos es de lo peor y estamos obligados a sufrirlo, por no poder salir de este desierto a causa de la falta absoluta de recursos. El comestible es sumamente caro, no hay más que una tienda de raya y esta vende a los precios que quiere.
Esperamos señores redactores, que publiquen la presente en su popular periódico, para que llegue a conocimiento de todos los pobres que piensan engancharse, alucinados por falaces ofrecimientos y no se traguen la píldora aunque la vean muy dorada.
Los pobres que vienen a este lugar sólo tienen ante si una dolorosa perspectiva: sufrir.
VARIAS VICTIMAS" 29.
37Entre 1885 y 1905 la movilidad de la fuerza de trabajo era una de las mayores dificultades de la empresa minera. Todos aquellos trabajadores que podían romper con los mecanismos de control abandonaban el mineral en la primera oportunidad aprovechando los barcos mercantes que zarpaban con rumbo a los puertos de Guaymas, Topolobampo y San Blas. El año de 1893 fue particularmente difícil, cada barco que salía del puerto de Santa Rosalía traía consigo trabajadores portando apenas lo del pasaje. Los que desembarcaban en Guaymas* señalaban que la situación de inconformidad era generalizada y que muchos operarios habían acordado separarse de su trabajo30. En boca de los trabajadores el mineral era conocido como un "bajalato"; ya que desde ese tiempo se sabía que la Compañía del Boleo era dueña de vidas y haciendas. Uno de los abusos que exasperó a los pobladores del mineral, sucedió en la primavera de 1893 cuando la empresa, sirviéndose de los capataces, prohibió la pesca en Semana Santa, pretextando que con ello se le ocasionaría graves perjuicios a sus negocios mercantiles31.
38En 1899 aparecieron los primeros efectos de las denuncias formuladas por los trabajadores. Las zonas de reclutamiento de la fuerza de trabajo, ubicadas tradicionalmente en las costas de Sonora y Sinaloa, empezaron a contraerse**. En el caso de Mazatlán, se había corrido la voz de que la Compañía quería esclavos. Ese año el agente Carrasco batalló mucho para completar los enganches ya que le era mucho más difícil convencer a la gente de que podía hacer fortuna en Baja California32.
39Ante esta situación, la Compañía del Boleo cambió su política de contratación. Ofrecía pasaje gratis y cubría los gastos de alimentación y, además prometía otorgar incentivos de doce centavos a los operarios que al mes no fallaran. En relación a los servicios, el abasto de agua y los servicios médicos serían gratis y las habitaciones solo costarían mensualmente 2 pesos. En Sinaloa, ante las dificultades para contratar gente en Mazatlán se amplió la red hacia ranchos como Siqueiros, Zavala, Recodo, Tepuxta, Concordia, Copa-la, Pánuco y Santa Lucía.
40Con esta nueva política, el 10 de mayo de 1899, en San Blas Naya-rit, 159 trabajadores, algunos con familias, se embarcaron en el vapor "Carlos Pacheco" con rumbo a El Boleo. Entre los muchos pasajeros iban: Castañeda, Teófilo Gautiel, Matilde Ibarra, Florentina Castro, Francisco Uribe, Cesáreo Ruiz, Donato García, Florencio León, Ursulo Orozco, Juan González, Eloisa Cervantes, Fermín Salcido, Pablo Magaña, Eulogio Ramírez, Bernardo López, etc.33.
41En otro enganche realizado en marzo de 1900, llegaron al mineral en el vapor Korrigan 110 nuevos trabajadores, venían: Pedro Durán, Hermelindo Soto, Antonio F. Ceceña, Juan Campos, Panta-León Díaz, Pioquinto Vargas, Nicanor Cabanillas, Braulio Nuño, Rodolfo Torres, Quirino Pérez, Juan Armenta, Arcadia Robles, María Montaño, etc.34.
42Al principio de este siglo, la Compañía francesa contrató a trabajadores en el mercado internacional. En 1903, Charles Laforgue, director general de la Compañía expresó su deseo de contratar a 2,000 japoneses35. Es muy probable que esta medida obedeciera a la dificultad para contratar trabajadores mexicanos en Sonora y Sinaloa, pues como se ha señalado estos ofrecían resistencia a los nuevos ofrecimientos de la empresa. También, contribuyó a ello la aparición de peste bubónica en Mazatlán que obligó a las autoridades a cerrar el puerto, clausurando así un importante punto de enganche. Asimismo, el momento coincidió con la etapa de modernización de la minería sonorense que le inyectó una dinámica nueva al mercado de trabajo. Los trabajadores de este Estado tenían ahora la oportunidad de contratarse localmente.
43Mientras tanto, Laforgue, previsoramente llegó a un convenio con la Toyo Imin Goshi Gaisha; empresa contratadora de braceros, para que el vapor Akebono Maru, transportara 500 japoneses en julio de 190436. para alojar a estos trabajadores se construyó lo que se llamó "Pueblo Japonés" que comprendía: dos casas para los jefes, una tienda, nueve edificios para la habitación de 48 hombres, cada uno, o sea 43237. Sin embargo, los primeros japoneses más tardaron en llegar que en irse del mineral. Se rehusaron a trabajar en las minas de Cerro Verde y Soledad. A escasos diez días de su llegada, 450 regresaron a Japón, quedando en la mina sólo 50 trabajadores. Los desertores explicaron su actitud manifestando que no soportaban el calor en las minas y que las explosiones de gas eran constantes, señalando además que su contratación había sido para realizar labores agrícolas38.
44En 1905, las condiciones de trabajo y de vida de la población no daba señales de mejoría. Habían transcurrido 20 años desde la llegada de los franceses y los problemas se volvían crónicos. El ambiente se tornaba intranquilo; muchos trabajadores se sentían engañados. Esta situación hizo crisis en el verano de aquel año cuando en el mes de junio 101 operarios se rebelaron, abandonaron el trabajo y exigieron a la Compañía que les diera el pasaje a los puertos de San Blas o de Mazatlán para poder retornar a sus tierras de origen 39.
45En un par de cartas, cortas pero significativas, los mineros huelguistas expresaban su impotencia ante el engaño de que fueron víctimas. En ambos documentos se puede leer la situación desesperada de sentirse con hambre, lejos de sus tierras, totalmente aislados y en manos de la empresa. En la primera carta señalaban:
Sr. Director:
Como nuestras quejas han sido directas a Ud. le manifestamos que en dos días que aquí tenemos, tenemos (sic) hechas dos comidas y tanto nosotros como nuestras familias tenemos hambre, no creemos del caso repetir a Ud. que deseamos nuestro pasaje sin mucha pérdida de tiempo. Por los enganchados del Estado de Jalisco y Territorio de Tepic.
Benjamín, Jacobo Curiel, Bernardo Aguilar, Santa Rosalía, junio de 1905.40.
46La segunda carta era igualmente láconica. El trato indiferente de la empresa, más dispuesta a castigar que a resolver el conflicto, provocaba en las indefensas familias una situación desesperada a causa de un hambre de todos los diablos. Veamos:
Sr. Director:
A nuestro pesar por no estar acostumbrados a esta clase de vida, pero obligados por nuestros deberes de familias le manifestamos que: tanto nuestras familias como nosotros tenemos hambre. Volvemos a repetir a Ud. que deseamos sin mucha pérdida de tiempos nuestro pasaje, siendo nuestros puertos San Blas o Mazatlán. Por los enganchados del Estado de Jalisco y el Territorio de Tepic. Benjamín Velázquez, Jacobo Curiel, Bernanrdo Aguilar. Santa Rosalía, junio 15 de 1905.
P.D. El número de gentes con todo y familias ciento quince.41.
47Ante el temor de que los 2,601 trabajadores ocupados en ese entonces, se contagiaran de estos vientos de rebeldía, lo que hubiera significado la parálisis completa del mineral; la Compañía minera cedió ante la presión de los paristas resolviendo enviar a Guaymas a 47, convenciendo a 50 de que regresarán al trabajo y cuatro, en este caso los cabecillas, fueron trasladados a la prisión de Mulegé42.
48Mientras los trabajadores cruzaban el Golfo de California en el vapor Curazao, la Compañía francesa a través del comerciante alemán G. Moller, solicitó a Rafael Izábal, entonces gobernador del Estado de Sonora, que fueran detenidos rigurosamente por ser elementos de peligro43. El gobernador consideró que no les podía castigar porque no existía una denuncia formal suscrita por las autoridades del territorio. Lo único que ordenó fue que se conservara el orden para lo cual pondría a su disposición la fuerza federal44.
49En Guaymas el desembarco de los paristas fue totalmente pacífico y fueron alojados en el edificio que ocupaba la Aduana vieja. Al frente del grupo venían Bernardo Aguilar, Benjamín Velázquez, José María Gutiérrez y Jacobo Curiel, quienes rindieron declaración ante el prefecto A.E. García.
50En seguida, transcribo parte de las declaraciones que rindieron los cabecillas del grupo que ilustran las condiciones de trabajo persistentes en 1905.
51JACOBO CURIEL, soltero, treinta y seis años de edad, minero y originario de Mascota, Jalisco:
"Hace como dos meses o más fuí enganchados por el señor de apellido Corbalá en Ezatlán, Jalisco para ir a trabajar de barretero a Santa Rosalía. Me ofrecieron un salario bastante regular pero cuando llegamos a dicho lugar no cumplieron lo que habían ofrecido pues me pusieron a trabajar de peón con un salario diario de diez reales... trabajé acarreando metal con un carrito este me machacó una pierna sin que la Compañía me diera doctor ni medicinas"
52JOSE MARIA GUTIERREZ, soltero de veinticuatro años de edad, minero originario del Real de Cuale, Jalisco:
"Fuí enganchado como barretero ofreciéndome buen salario y toda clase de comodidades. Llegamos a Santa Rosalía y luego me despacharon para el grupo de Soledad... Trabajé de peón con un diario de diez reales de los que tenía que pagar agua y casa; duré como veintitrés días trabajando pero como no cumplieron con lo prometido abandoné el trabajo".
53SEBASTIAN BOBADILLA, veinticinco años de edad, minero, originario de Real de Pupa, Jalisco:
"Principié a trabajar en un carro conductor de metal y no de barretero como había sido el compromiso, ganando solamente un peso veinticinco centavos en el grupo Soledad, de esa cantidad solo me daban setenta y cinco centavos, el resto lo dejaban en depósito para irse pagando al anticipo que me hicieron al ser enganchado. Con esta pequeña suma era casi imposible subsistir; teniendo que comprar con ella hasta aceite y pabilo para la lámpara con que trabajaba"45.
54Rendida la declaración, y negando que hubieran seducido o inducido a otros trabajadores a cometer el delito de rebelión contra la empresa, los mineros expresaron que deseaban ir a los minerales del norte.
55El gobernador Izábal aprovechó a estos experimentados mineros, no los detuvo y seguramente se trasladaron a los minerales de Cananea y Nacozari. Por su parte, la Compañía francesa utilizó otro recurso; reclutó a tres mil inmigrantes chinos, a quienes se acusó de no haber entrado en Manzanillo, único puerto autorizado por el Consejo de Salubridad46.
4.- Población y trabajadores
56Pese a la escasez de fuerza de trabajo regional y aún enfrentando una sangría permanente de trabajadores, en las instalaciones del Boleo se formó un experimentado minero que ocupó un lugar destacado en los índices nacionales de productividad. Es conveniente señalar que la mano de obra reclutada en las costas de Sonora y Sinaloa, tiene en su mayoría un origen campesino. Se trataba de pequeños propietarios o jornaleros de agricultura de subsistencia, cuyas comunidades atravesaban por un proceso de disolución de la propiedad agraria. Para estas gentes, la posibilidad de obtener un salario superior hasta en cincuenta centavos comparado con lo devengado en el campo, le hacían muy atractiva la oferta de empleo emigrando sin pensarlo mucho hacia el mineral de Santa Rosalía.
57En ocasiones, cuando la gente se reclutaba en los minerales se disponía de mineros que rápidamente aprendían la manera peculiar de trabajar los yacimientos del Boleo; generalmente los enganches eran de campesinos muchos de los cuales jamás habían visto una mina, y cuyo entrenamiento en el oficio de minero significaba poco rendimiento y mucha dificultad en los primeros meses. Sin embargo, estas diferencias fueron superadas por la novedosa actividad minera. En efecto, el cambio en las técnicas de producción terminó por subordinar y transformar a este proletariado minero. Al mismo tiempo que se educó a esta novel fuerza de trabajo campesino, se propició con su calificación un mayor rendimiento por trabajador. En el caso de El Boleo este era un objetivo prioritario como se indicaba en el informe de H. Bossuat, que reconocía que el desarrollo de los talleres se había convertido en una verdadera escuela en la que se formaba obreros de arte. (El resaltado es de JMR), cuya habilidad no solo permitía emplear trabajadores del país -más económico que emplear obreros europeos- sino incluso incrementaba la producción de fierro y bronce47.
58Sorteando numerosas dificultades la Compañía logró arraigar, al menos hasta 1918, a un número básico de trabajadores.
CUADRO No. 22 ANTIGUEDAD DE LOS TRABAJADORES DE "EL BOLEO" (1917)

Fuente: Boletín Minero T.V., marzo-abril de 1918. Núms. 3 y 4.
59Las cifras anteriores se explican por la política de incentivos que se vió obligada a establecer la Compañía del Boleo a partir de 1900 y que consistió en premios por asiduidad y suplementarios por antigüedad, que hacían aumentar el jornal de los operarios. En 1918, los premios de asiduidad consistían en abonar una prima de 12 centavos por cada día de trabajo a todo el obrero que no fallaba un solo día durante el mes, mientras que los suplementarios consistían en una prima de 8% sobre el sueldo ganado a aquellos que habían trabajado en las minas un año sin ausentarse una sola vez. Este premio se incrementaba a 15% a los obreros que trabajaban ininterrumpidamente durante dos años48. Esta política no es casual, correspondió con el momento de mayor demanda del cobre en el mercado mundial a consecuencia de la Primera Guerra. A la empresa le interesaba mantener su ritmo de producción de 11 mil toneladas anuales*.
60Los trabajadores ocupados por El Boleo en el año de 1891-92, se distribuían en cuatro áreas de trabajo como se aprecia en el siguiente cuadro.
CUADRO No. 23 TRABAJADORES OCUPADOS POR DEPARTAMENTO 1891-1892

Fuente: Boletín de Agricultura, Minería e Industria, año VII, Núm. 10, abril de 1898, Hemeroteca Nacional.
61Veinticinco años después, en 1917, la Compañía contaba con doce áreas de trabajo, mismas que se crearon desde principio de siglo.
CUADRO No. 24. TRABAJADORES OCUPADOS POR DEPARTAMENTO. 1917

Note * : Sueldos promedio. En cada departamento incluye todas las categorías.
Fuente: Boletín Minero. Tomo IV, Nov. 1o. de 1917. Núm. 5.
62En los años señalados en los cuadros 23 y 24 es notoria la mayor absorción de operarios por los departamentos de minas y fundición. En 1891, en minas estaba el 79.5% de la población ocupada, mientras que en fundición el porcentaje de ocupados era de 7.9%. En 1917, el departamento de minas si bien continuaba ocupando el mayor número de trabajadores, 2,173, estos representaban solamente el 61.4% del total. Por su parte, fundición ocupaba ya a 437 trabajadores que significaban el 12.3% del total. Es muy probable que là explicación a estas fluctuaciones se debía, en el caso de minas, a la mecanización en el acarreo del metal; mientras que en la fundición, a la ampliación y modificación de su planta realizada diez años atrás (1907).
63En Santa Rosalía, por sus características de enclave, la definición del espacio laboral, habitacional y de servicios quedó bajo la absoluta orientación de los colonialistas franceses*. Los trabajadores que llegaron a poblar el distrito de El Boleo se distribuyeron en cuatro centros de población: Santa Rosalía, Providencia, Purgatorio y Soledad.
64La fuerza de trabajo más numerosa, la que realizaba las tareas de extracción del metal se distribuyó en los alrededores del fundo en varios campos mineros en donde -como se señaló- se construyeron casas, tiendas y escuelas. Los campos principales fueron Providencia, Purgatorio y Soledad situados en los arroyos de los mismos nombres. Entre 1925 y 1930, Soledad fue reemplazada por Santa Marta. De los grupos mineros fundadores el de Purgatorio fue el que tuvo mayor población, manteniéndose en activo hasta los años 40's. Ya en 1910 tenía 2,154 habitantes.
65En relación a la población global nos encontramos que en la etapa comprendida entre 1896 y 1930 el año de 1918 aparece como el de mayor existencia de población; Santa Rosalía y los campamentos mineros alcanzaron la cuota máxima de 11,600 personas.
CUADRO No. 25 HABITANTES EN LAS POBLACIONES Y CAMPOS MINEROS DEL DISTRITO CUPRIFERO DEL BOLEO DE 1896 A 1940.

FUENTE: Iván F. Wilson, Geología y Depósitos Minerales del Boleo, Baja California, México. Instituto Nacional de Recursos Minerales; México, 1955. p.58.
CUADRO No. 26 VARIACIONES EN LA POBLACIÓN TOTAL DEL DISTRITO DE "EL BOLEO" Y NUMERO DE EMPLEADOS DE LA COMPAÑÍA DE "EL BOLEO" DE 1896-1940

Fuente: Iván F. Wilson, op. cit. 59.
CUADRO No. 27 DEFUNCIONES

Note a : En 1901 los meses en que suceden mayor número de defunciones son: enero con 63, marzo con 61 y agosto con 64.
Suceden 40 defunciones en marzo, 29 en junio y 28 en julio.
Note b : En 1902 los meses con mayor defunciones son: febrero con 38, julio con 48 y agosto 42.
Note c : Suceden 40 defunciones en marzo, 29 en junio y 28 en julio.
Fuente: Memoria de Fomento. Años 1900-1904. Archivo General de la Nación.
66En 1905, después de una ligera recuperación, en los años anteriores, se sintieron los efectos de la crisis poblacional de 1901-1903, a ellos se sumó el abandono de los paristas en el mes de junio. Es muy probable que otros trabajadores en grupos más pequeños hayan abandonado el mineral.
67Después vendrían años de estabilidad poblacional. Entre 1906 y 1913, la Compañía emplea arriba de tres mil trabajadores por año, siendo en 1910 cuando alcanzó la cuota máxima de 4,100 trabajadores.
68Es importante hacer notar que El Boleo logró atemperar los efectos de la gran crisis de 1907, año en que decaen el precio de la plata y cobre. A diferencia de minerales importantes como Cananea y Nacozari que se vieron forzados a cerrar sus negocios; El Boleo mantuvo ininterrumpida su actividad minera. En 1914, se interrumpió momentáneamente esta estabilidad, fue entonces cuando los trabajadores descendieron a 2,789; lo que hace una diferencia de 745 trabajadores respecto del año anterior.
69El año de 1915, anunció una nueva etapa de recuperación que se prolongaría por espacio de cuatro años. Son los tiempo de auge de la empresa francesa. En 1918, llega a la cifra máxima de 11,600 habitantes. Curiosamente fueron estos años, también cuando la población del mineral sufrió una segunda crisis de mortandad. Posteriormente en el trienio formado por los años de 1915, 1916 y 1917 fallecieron 1,317 personas. El segundo semestre de 1916, resultó el momento más difícil de los habitantes de El Boleo pues el promedio de mortandad era de 25 muertes por día (ver gráfica: tabla de mortandad en el Puerto de Santa Rosalía).
70Por el número de muertes y su frecuencia, parece ser que se trató del azote de una epidemia*. Igual que en 1901-1903, las condiciones de trabajo, física, de higiene y salubridad contribuían a la generalización de las enfermedades entre la población trabajadora. Es interesante hacer notar, que las estadísticas de población de esos años no acusan variaciones importantes, es más, en 1916 y 1917, la población total del distrito minero creció. Esto se debía, seguramente, a que Santa Rosalía, que había mantenido su producción ininterrumpidamente, pudo captar trabajadores mineros provenientes de zonas en donde la Revolución había dislocado las actividades económicas.
71Para 1919 el mineral experimentó un súbito descenso de su población; los trabajadores contratados bajaron de 3,228, que había en 1918 a sólo 1,539.
72Este descenso repercutió en la población total que cayó hasta 5,916 habitantes. Esto se debió a que en masa emigraban los trabajadores hacia los campos algodoneros de Mexicali, a raíz de una promesa de tierras hecha por Esteban Cantú, quien era en ese tiempo el Gobernador del Territorio Norte.
CUADRO No. 28.

FUENTE : Boletin MInaro, Tomo V. Marao-abril de 1918. Nums. 3 y 4.
73Como se señaló al principio, la historia del trabajo minero la iniciaron 250 indios yaquis enganchados en el Estado de Sonora. Estos trabajadores se ocupaban básicamente en la labor subterránea, es decir, en el tumbado y acarreo del metal. Este grupo fue siempre discriminado por los amos del mineral; en 1917 continuaban viviendo en barracas. En uno de los reportes que se elaboraron sobre el mineral se señalaba: "Las habitaciones reúnen las condiciones indispensables de limpieza, con excepción de las que ocupaban los obreros yaquis y chinos que por sus costumbres e idiosincracia, no aceptaban vivir en sociedad con los demás obreros49. (El resaltado es de JMR).
74Este grupo de trabajadores nacionales, muestra una merma muy alta en su composición poblacional en la etapa 1885-1920. De ochocientos sesenta y cinco que había en 1892, se reducen en apenas ocho años a doscientos dieciocho años más tarde en 1917, apenas rebasaban el ciento.
CUADRO No. 29 TRABAJADORES YAQUIS EN "EL BOLEO" 1892-1917

Fuente: Memorias de Fomento. Año 1892-1896, 1900-1904. Boletín Minero, Tomo V.
75Como muestra del papel que jugaron los yaquis en la etapa de despegue del mineral, tenemos que entre 1892 a 1896 un promedio de 1,600 mineros -entre treinta y cuarenta por ciento yaquis- extrajeron de las entrañas de los cerros cachanienses, 655 mil 415 toneladas de mineral. Pese a ello, recibían los salarios más bajos y cubrían jornadas de trabajo superior a diez horas.
76Los primeros treinta y cinco años de la historia del trabajo minero dan cuenta del proceso violento y accidentado que hemos venido describiendo, en el que los mineros -sin ser los beneficiados- jugaron un papel decisivo en la acumulación de riqueza de la Compañía francesa.
Notes de bas de page
1 Bernstein Marvin, D., The Mexican Mining Industry, 1890-1950, State University of New York, 1964, p. 24... Cota Meza Loc. cit.
2 Como ha sido señalado en el capítulo II, antes del descubrimiento de los depósitos de cobre en 1868, el área del distrito del Boleo era un distrito deshabitado. La única parte habitada en la región era el rancho de Santa Agueda, 12 kilómetros al surponiente del sitio actual de Santa Rosalía. Las poblaciones más cercanas eran Mulegé, pueblo de 800 habitantes, situado 68 Km. del sur y San Ignacio con 600 habitantes, que queda a 77 Km. por carretera al poniente de Santa Rosalía. Estos pueblos eran sitios de antiguas misiones jesuitas.
3 Santa Rosalía se asienta a lo largo de un amplio cañón desarrollándose en una larga sucesión de casas de madera, alineadas en sólo dos o tres calles muy largas. Tanto esta población como los grupos, estaban formados por edificios y casas de maderas. La población se extiende desde el mar hasta más de un kilómetro de tierra adentro.
4 Bernstein, Op. Cit.
5 Diguet León. Territorio de la Baja California, reseña geográfica y estadística. Librería de la Vda. de C. Bouret. México, 1912, p. 26... Diguet fue empleado durante algunos años por la Compañía del Boleo. Su libro es un tratado ilustrado con numerosos mapas y fotografías e incluye una descripción del Distrito del Boleo.
6 La prosperidad alcanzada en pocos años por El Boleo sirvió para que el Gobierno de Díaz entregara a manos privadas la colonización de vastas áreas de la República Mexicana.
7 Informe que rinden los ingenieros E. Martínez Baca y R. Servín Lace-brón sobre las minas del Boleo en 1896. Anales del Ministerio de Fomento de la República Mexicana. Tomo XI, 1898. p. 17.
8 Ibid.
9 González Navarro Moisés. La colonización en México 1877-1910. México. Estampillas y timbres fiscales, 1960 p. 5.
10 El Minero Mexicano, Tomo XXXVI, México, Jueves 5 de abril de 1900. La información publicada en este boletín, fue tomada del periódico El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa.
11 Ibidem.
12 Ibid.
13 Ibid.
14 Ibid.
15 Los datos relativos a las condiciones de operación impuestas por la Compañía a sus agentes contratistas, así como los criterios de contratación bajo los cuales se enganchaban a los trabajadores para el mineral El Boleo fueron tomados de una denuncia pública hecha por el Sr. Pedro Mussot en contra de la Compañía del Boleo, en virtud de haber quebrado económicamente al intentar ser uno más de sus agentes. El Imparcial, Guaymas, Sonora; 6 de octubre de 1893, Num. 439.
El Minero Mexicano, Tomo XVI, México, Jueves 3 de julio de 1890, p. 258. Hemeroteca Nacional.
16 La Compañía obviamente se lavó las manos, no pagó ni un cinco de los gastos de la comisión ni los equivalentes a provisión porque los cuarenta hombres entregados por el agente eran apenas el 40% de la cuota mínima obligatoria que era de 100 hombres. El Imparcial, Guaymas, Son., 6 de octubre de 1893, núm. 439.
17 Ibid.
18 Guadalupe Nava Oteo. La Minería, Daniel Cossío Villegas, (Coord.) Historia Moderna de México, El Porfiriato vida económica, 1965, Edit. Hermes, p. 194.
19 El Imparcial, Guaymas, Sonora. 14 de abril de 1893. Hemeroteca Nacional.
20 El Imparcial, Guaymas, Sonora, 8 de marzo de 1893. Hemeroteca Nacional.
21 El Imparcial, Guaymas, Sonora, 24 de abril de 1893.
22 Informes que rinden los ingenieros E. Martínez Baca y R. Servín Lace-brón., Op. Cit. p. 89.
23 Los operarios de los entornos se quejaban amargamente del trato, duro, y hasta inmoral que varios de los dependientes de las tiendas de raya de esa población se gastan con sus parroquianos. Se niegan esos dependientes a despachar las mercancías, siempre que el marchante no las compra por valor de doce centavos o más y el objeto es ostensible; escatimar al comprador un centavo en cada peseta, pues éstos las recibían a sólo veinticuatro centavos". El Imparcial, Guaymas, Sonora, 21 de marzo de 1900.
24 Ibid.
25 El Imparcial, Guaymas, Sonora, 30 de noviembre de 1900.
26 El Imparcial, 24 de abril, 1893.
27 El jefe de los rurales estaba subalterno al jefe de negociación de manera absoluta. El juez de paz disfruta sueldo pagado por la Compañía y el agente de fomento tiene celebrado contrato de matanza de reses con la misma Compañía. Ibid.
28 En esta época como eran frecuentes los accidentes en el trabajo... En el mineral de Providencia a fines del mes próximo pasado un contratista observó que estaba por desplomarse una gran piedra de la mina y previniendo que iba a causar algunas desgracias lo hizo notar al segundo capataz llamado Mateo X y el cual ordenó, que a pesar de los pesares se siguiera trabajando en la mina. El caso previsto por el contratista no se hizo esperar y a poco rato de estar trabajando los operarios se desplomó la piedra causando la muerte a un minero. El Imparcial, 24 de abril de 1893. No. 305.
29 El Correo de la Tarde, Mazatlán, Sinaloa, 19 de mayo de 1899.
30 El Imparcial, marzo de 1893.
31 El Imparcial, abril de 1893
32 El Imparcial, 10 de mayo de 1899.
33 Ibid.
34 El Imparcial, 22 de marzo de 1900.
35 Ota Mishima, Ma. Elena. Siete migraciones japonesas en México 1890- 1978, El Colegio de México, p. 53.
36 Ibidem, p. 54.
37 Memoria de Fomento, 1901-1904, p. 240.
38 Ota Mishima, Op. Cit., p. 54.
39 Amao Manríquez, Jorge Luis. Sonora y Baja California; la huelga de Cananea y su impacto en Santa Rosalía, Memoria del Simposium de Historia y Antropología de Sonora, Instituto de Investigaciones Históricas. Hermosillo, Sonora, 1985, pp. 348-356.
40 Mulegé, junio 16 de 1905. AHPLM, Gobernación, Vol. 406 bis Exp. 110 F. 16.
41 Ibid.
42 Amao Manríquez Op. Cit. pp. 348-356.
43 Telegrama de G. Moller agente comercial de la Compañía en Guaymas a Rafael Izábal, Gobernador de Sonora. Archivo Histórico del Gobierno del Estado de Sonora. Ramo de minería, legajo 2070, exp. 1.
44 Telegrama del Gobernador Rafael Izábal al prefecto A.E. de Guaymas, A.H.G.E.S. Legajo 2072, exp. 1.
45 Declaración de representantes de los trabajadores que abandonaron el mineral de Santa Rosalía A.H.G.E.S. Legajo 2072, exp. 1.
46 González Navarro Moisés. La Colonización en México. México, Estampillas y Timbres Fiscales, 1964, p. 73.
47 El Mineral de El Boleo en Santa Rosalía, B.C., Informe sobre la visita de inspección practicada por los señores ingenieros Leopoldo López y Luis C. Espinoza, Boletín Minero, t. V., núms. 3 y 4, marzo-abril de 1918, p. 308.
48 Ibidem.
49 El Mineral del Boleo en Santa Rosalía, B.C., Op. Cit., p. 307
Notes de fin
* Cada grupo era un agregado de casas de obreros y empleados de la Compañía, contaba con escuela, dispensario o enfermería, tienda y edificios relacionados con la actividad de la minería.
* En los informes relacionados con las obras materiales llevadas a cabo por la Compañía del Boleo, entre 1895 y 1900, registradas en las memorias del Ministro de Fomento, se percibe una imagen grandilocuente de la empresa.
* En este puerto, el periódico El Imparcial se convirtió en un órgano de denuncia, esto ocasionó que las autoridades judiciales a petición de la compañía minera encarcelara a su director, un señor de apellido Pérez Peña. En el editorial del día 15 de mayo de 1893 ratificaron su compromiso de denunciar los abusos que se cometían en aquel "mercado de carne humana". Mientras esto se decía en el magazín sonorense; El Peninsular, órgano del Gobierno del territorio, se encargaba de maquillar y ocultar las quejas de los trabajadores.
* * En el caso de Sonora se establecieron tres importantes compañías mineras; la Cananea Consolidated Copper Co., en Cananea; la Moctezuma Copper Co., en Nacozari y la Tigre Mining Co. en Oputo. Estos nuevos centros le disputaron a El Boleo la fuerza de trabajo regional.
* Entre 1915 y 1917 el cobre alcanzó un precio de 29 centavos de dólar la libra que resultaba muy alto si tomamos en cuenta que en 1914 su precio era de aproximadamente 14 centavos.
* La población completa de Santa Rosalía, incluyendo casas, tiendas, escuelas, fundidora, ferrocarriles, el puerto y otros edificios e instalaciones industriales fueron construidos a partir de 1885 por la Compañía del Boleo.
* Tal vez se trató de la Influenza Española, epidemia de gripe que a principios de siglo asoló varias regiones del país.
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