La Compañía Minera de San Francisco del Oro y Anexas
p. 575-584
Résumés
En la historia de la minería en México existen numerosos estudios sobre el papel de los españoles durante la Colonia, las inversiones inglesas después de la Independencia o los grandes intereses estadunidenses durante el porfiriato. El caso de la “Compagnie Minière de San Francisco del Oro et Annexes”, fundada por el francés Pierre y Martín Elissague en 1853, es un caso singular. Localizada en San Francisco del Oro, región de Parral, Chihuahua, los inversionistas formaron una compañía en Espelette (Pirineos Atlánticos) con capital de 264,000 francos oro. Sus directores se instalaron en la región y atrajeron a sus paisanos que muy pronto inmigraron y se integraron a la existente comunidad francesa, compuesta en su mayoría de vascos y berneses. Aún en 1899, su Consejo de administración tenía como sede la ciudad de Bayona. La historia de esta compañía es un ejemplo de inversiones francesas en la minería, tema poco conocido, y una muestra de su impacto en la inmigración, las formas de organización y los métodos de explotación de minas.
L’historiographie minière au Mexique compte bon nombre d’études consacrées au rôle des Espagnols du temps de la Colonie, aux investissements anglais après l’Indépendance et aux intérêts de l’Amérique du Nord, prépondérants sous le porfiriat. Mais la «Compagnie minière de San Francisco del Oro et annexes», fondée par le Français Pierre Martin Elissague en 1853, présente un cas à part. Elle est située à San Francisco del Oro, non loin de Parral dans l’Etat de Chihuahua et ses investisseurs formèrent à Espelette (Pyrénées Orientales) une compagnie au capital de 240 000 francs or. Une fois les directeurs installés dans la région, ils ne tardèrent pas à faire venir leurs compatriotes, des paysans qui se sont intégrés à la communauté française déjà en place, principalement des émigrés basques et béarnais. En 1899, le Conseil d’Administration avait encore son siège à Bayonne. L’histoire de cette compagnie offre donc un exemple d’investissement français dans les mines, thème assez peu traité; elle illustre ses retombées sur le processus migratoire, l’organisation et les méthodes d’exploitation minière.
Texte intégral

Portada: Desde la colonia las minas fueron explotadas en benefìcio de la corona española. Con la Independencia esa riqueza fue abierta a los extranjeros. Hay estudios sobre las inversiones inglesas y estadunidenses en la minería mexicana, pero raros son los que tocan las francesas. Acción de una mina con capital de Estados Unidos.
Fuente: Centre des Archives Diplomatiques de Nantes, Mexique, Serie B, Carton 82.
1La historia de la minería en México cuenta con amplios estudios acerca del papel de los españoles en esta actividad económica durante la colonia, así como sobre el protagonismo de los estadunidenses y los ingleses en esta misma rama durante la época porfirista, pero no existen investigaciones acerca de los inversionistas franceses en la minería mexicana. En el presente artículo, trataremos de comenzar a llenar esta laguna historiográfica, al analizar el desarrollo de una compañía minera francesa que operó desde mediados del siglo xix en el estado de Chihuahua. Esta empresa, llamada “Compagnie Miniére de San Francisco del Oro et Annexes”, fundada por Pierre y Martín Elissague en 1853, tuvo, como lo vamos a ver a continuación, una permanencia muy poco vista: desde el santanismo hasta casi finales del porfiriato; siguió en plena actividad durante la guerra de reforma, así como en el periodo de la Intervención y aún después, en las décadas posteriores a la derrota de Maximiliano.
I. Antecedentes
2La región de Parral, en la que se encuentra el municipio de San Francisco del Oro, está localizada al sur del estado de Chihuahua, a unos 600 kms. al sur de la frontera con Estados Unidos. La historia de toda esta zona está muy relacionada con la minería, ya que el descubrimiento de yacimientos metalíferos representó uno de los mayores incentivos para los pobladores españoles que se establecieron en el septentrión. Después de la fundación del real de Santa Bárbara en 1567, se abrieron los centros mineros de San Juanico y Todos Santos en el siglo xvi; pero el auge minero más significativo data de la siguiente centuria, cuando se comenzaron a explotar, entre 1631 y 1658, los reales de San José del Parral, San Diego de Minas Nuevas, Monserrat, Roncesvalles y San Francisco del Oro, situados todos en un radio de 50 kilómetros.1
3Aunque también en San Francisco del Oro hubo (y sigue habiendo) oro de placer, el cual se obtiene lavando las arenas que arrastran los ríos o arroyos en época de lluvias, la formación geológica de estos lugares indica que los minerales, sobre todo la plata, estaban por regla general casi a flor de tierra. Esto explica por qué ya a finales del siglo xvii toda la región de Parral entró en un franco proceso de retroceso. El carácter efímero de la bonanza, debido a la existencia de yacimientos superficiales, fue todavía más marcado en el caso de San Francisco del Oro. Se sabe que este real, fundado en 1658, estaba ya prácticamente despoblado hacia 1680; sus habitantes se habían trasladado en su mayoría a las recién descubiertas minas de Cusihuiriachi, situadas a unos 200 kms. al noroeste.2
4Sin embargo, el centro minero de San Francisco del Oro se repobló a fines del siglo xviii, cuando en 1789 Félix y Ciriaco Salas “denunciaron” una mina llamada San Francisco, diferente de “la descubridora” que había originado el anterior auge minero, pero situada a corta distancia de ella.3 El inicio de la explotación del fundo recién denunciado, atrajo a nuevos habitantes, quienes repoblaron el lugar, abandonado durante más de 100 años.
5La mina que causó esta segunda bonanza permaneció por algún tiempo en la misma familia, ya que en 1823, Juan José Salas de Ibarra, hijo expósito de Ciríaco y de Guadalupe de Torres, aparece como dueño del fundo. Juan José se casó en 1835 con María del Rayo Arzapalo. El matrimonio procreó seis hijos, quienes heredaron la exitosa explotación minera de su padre, fallecido en 1852.4 La madre, María del Rayo Arzapalo, se unió en segundas nupcias con el francés don Juan Quemper, originario de Burdeos, dueño de las haciendas de Santiago y Corral de Piedra, ubicadas a poca distancia de San Francisco del Oro.5 Quemper fue quien después se encargó de vender la mina de SUS hijastros.

Feilding (1859-1939).
II. Los dueños de la Compagnie minière de San Francisco del Oro et annexes
6Juan Quemper representó en 1853 a sus hijastros en la escritura de venta de la mina San Francisco, así como de una pequeña planta de benefìcio, en un lugar denominado Charcas. Esta venta dio pie a la creación de La Compagnie Minière de San Francisco del Oro et Annexes, la cual fue constituida en Espelette (en los Pirineos occidentales franceses) ese mismo año, con un capital de 264,000 francos oro;6 este monto equivalía a 53,000.00 pesos oro de la época, una inversión de importancia, dadas las circunstancias del momento en las que no abundaban en México los inversionistas decididos a lanzarse en nuevos negocios. Uno de los motivos principales de los directivos de la compañía fue seguramente el de aprovechar el auge de los precios del oro y la plata, que se inició por esas fechas y que se prolongó durante cinco lustros.7
7La empresa estaba presidida por su principal accionista: Pierre Elissague, quien en compañía de su hermano Martín, Víctor Esperón y de Jean-Baptiste Mendiboure, también accionistas, se establecieron en San Francisco del Oro y trajeron con ellos a varios paisanos o parientes, ya fuera para trabajar en su compañía o para establecerse independientemente. Estos se sumaron a los demás franceses, en su mayoría vascos también, quienes se encontraban ya domiciliados en la zona: el terrateniente y minero Pedro de Lille,8 el ya mencionado Juan Quemper y los socios de la fabrica de hilados y tejidos de algodón en Talamantes, Chih., Francisco Fonners, Eduardo Hirigoity, Juan Roger Dubois y Martín Chavre. Cabe señalar que, contrariamente a los ingleses o estadunidenses, la mayoría de los franceses que se trasladaron entonces a la región se casaron con vecinas del lugar, integrándose así de manera definitiva a la sociedad local; muchos de los descendientes de esos inmigrantes del siglo xix aún viven en México. Desgraciadamente, éste no fue el caso de Pierre Elissague, acerca de quien sabemos muy poco. En las escrituras notariales en las que intervino, sólo se anota “ciudadano francés, mayor de edad”, no se menciona el nombre de su esposa o hijos. Sólo sabemos que se casó en Francia en febrero de 1903.
8Atraídos por las actividades mineras, llegaron también a asentarse en la región nuevos operarios mineros. Aunque en los pueblos cercanos a Parral no escaseaba la mano de obra, por esos años, en el archivo parroquial de Santa Bárbara se anotan varios individuos provenientes de Zacatecas, ya sea bautizando hijos o casándose con lugareñas.9
9El 29 de noviembre de 1899 se constituyó en México la sociedad denominada Compañía Minera de San Francisco del Oro y Anexas, S. A., con exactamente la misma participación y accionistas que su homónima francesa, la cual desapareció. La sede del consejo de administración se fijó también en el país vasco, pero esta vez en Bayona, Francia.10 Pierre Elissague hizo adicionalmente varias inversiones en minas y plantas mineras que fueron objeto, después, de operaciones comerciales. En 1899, vendió la mina llamada Santa Rosa a la Guggenheim Smelting Company. Elissague traspasó también en 1912 varios fundos mineros a la Segovia Mining Company, a cambio de acciones de esta última empresa, constituida según las leyes del estado de Maine, Estados Unidos; las acciones adquiridas llegaban a $600,000.00 dólares. Todas estas propiedades terminaron compradas por Asarco en 1923 y aún están en explotación en la unidad de Santa Bárbara de dicha compañía.11
10En 1904, se protocolizó en dos diferentes escrituras la venta de varias propiedades pertenecientes a la Compañía Minera de San Francisco del Oro y Anexas, S.A., que representaba Pierre Elissague, a The San Francisco del Oro Mines, Ltd., representada por el conde de Denbigh y Henry George Ricardo; entre ellas se encontraban los fundos llamados San Francisco 1, 2 y 3, Sainas, La Cruda, San José, etc., así como las haciendas de beneficio de la Soledad y San Antonio, casas de empleados, oficinas administrativas, los inventarios de mineral quebrado y concentrados, etc. El valor de la operación ascendía a 280,000 libras esterlinas, es decir $3,054,545.45 pesos oro, (lo cual equivale a su vez a aproximadamente $1,500,000.00 dólares oro americanos de esa época).12 The San Francisco del Oro Mines, Ltd. fue fundada en 1903, con un capital de £375,000 libras esterlinas y sus socios eran, en su mayoría, aristócratas ingleses.13 Esta empresa estaba presidida por “The Right Honorable Rudolph Robert Basil Aloysius Augustine Feilding, 9th Earl of Denbigh” (9o conde de Denbigh, condado localizado en Gales), miembro de la cámara de los Lores desde 1892.14 El conde de Denbigh nació el 26 de mayo de 1859 y murió el 25 de noviembre de 1939; empresario de gran empuje e iniciativa, se hizo cargo de los negocios familiares en 1886, cuando su padre se retiró a un monasterio franciscano, al convertirse al catolicismo. Lord Denbigh expandió sus empresas por varios países, principalmente en Sudáfrica, donde aún hoy –en la región de Transvaal– sus descendientes tienen varias minas de oro en producción.15

Henry Northcote.
11Pierre Elissague figuró en el consejo de administración de la muy aristocrática The San Francisco del Oro Mines, Ltd, ya que era dueño de la tercera parte de las acciones. Finalmente, en 1915, Elissague vendió su participación en la Segovia Mining Company a un grupo de estadunidenses encabezados por Bernard Golsan.16
III. Adelantos tecnológicos
12El papel de los franceses en la minería de San Francisco del Oro fue muy notable, ya que ellos introdujeron a la región los adelantos tecnológicos que había impulsado la revolución industrial en Europa. Reorganizaron la operación minera y su control administrativo, cambiando los sistemas de minado y beneficio de metales, lo cual permitió a su vez elevar la producción así como la rentabilidad del negocio. Los métodos artesanales, utilizados todavía por Salas a principios del siglo xix, fueron enteramente removidos. Sustituyeron con malacates a las antiguas escaleras de muesca y los “tenates” que obligaban a utilizar mano de obra para sacar el mineral de las minas; introdujeron vías y carros dentro de los cañones, así como modernos sistemas de ventilación. En las plantas de beneficio se instalaron también nuevos molinos y clasificadores de metal, incluyendo calderas de vapor y un sistema de beneficio por cianuración.
13Se desconoce quién desarrolló el método de beneficio por cianuración, sólo se sabe que se implementó inicialmente en México, entre 1890 y 1895.17 Este método era mucho más eficiente que el antiguo sistema de amalgamación con mercurio, atribuido a Bartolomé de Medina y que la fundición directa del mineral por fuego. La cianuración hizo rentables muchos minerales de baja ley y elevó la producción del metal blanco, tanto que en 1905 la creciente cantidad de este mineral en el mercado obligó al gobierno nacional a modificar la paridad del peso, basado en plata, para reajustar su valor con relación al dólar norteamericano y las monedas europeas que ya habían adoptado el patrón oro.18
14Los yacimientos mineros que pertenecían a la compañía fundada por Elissague se beneficiaron durante 50 años, a un ritmo de unas 75 000 toneladas por año. A los fundos explotados por los Salas se añadieron nuevas minas colindantes, compradas o denunciadas posteriormente, que permitieron ampliar la explotación minera.
15En la zona sur de Chihuahua, los socios franceses de San Francisco del Oro fueron los primeros que hicieron tiros profundos (más de 125 metros) para empezar a explotar los sulfuras, minerales más duros que las afloraciones; estos óxidos o carbonatos superficiales eran los únicos que se extraían durante la época colonial, por encontrarse a poca profundidad.19
16Ciertamente, la calidad del mineral se ve reducida al excavar a mayor profundidad; sin embargo, si se extrae un volumen superior de minerales y si se logra al mismo tiempo reducir de manera sensible el costo por tonelada extraída, la operación se vuelve rentable. La explotación de esas minas fue, sin lugar a dudas, un excelente negocio durante muchas décadas para los accionistas.20 En este contexto, no sabemos a qué circunstancias obedecieron las ventas a los ingleses y estadunidenses, promovidas por Pierre Elissague y sus socios vascos y no hemos podido averiguar tampoco qué hicieron de su patrimonio al retirarse de las actividades mineras en la región.
Conclusión
17Las inversiones francesas en la minería fueron más importantes de lo que se supone generalmente. Aun cuando la maquinaria y equipo para las minas y plantas de beneficio en esa época eran de origen alemán o estadunidense, los franceses se preocuparon por estar en la vanguardia de la tecnología. Además, invirtieron en estudios geológicos y en la exploración del subsuelo, lo que les permitió, cuando menos en el caso anteriormente estudiado, hacer de un pequeño fundo, una explotación minera de importancia nacional. Quedan todavía por investigarse los factores políticos y las alianzas que garantizaron la permanencia de sus negocios durante más de medio siglo. Quizá el secreto esté en los estrechos lazos que tejieron con la sociedad local, a la cual se integraron totalmente.
Notes de bas de page
1 Clara Bargellini, Chantal Cramaussel, Salvador Alvarez y Libertad Villareal, Sur de Chihuahua. Itinerarios del pasado, México, México Desconocido, 2000, pp. 79 y ss.
2 Idem.
3 Archivo Histórico de Parral, 1789 B(G 20 C), (S670, 1147, Rollo 27. Félix y Ciriaco Salas, hijos de Alonso Salas y Rita de Urueta. “Denuncio puesto por Don Félix Salas a la mina nombrada San Francisco, sita en San Francisco del Oro.”
4 Archivo parroquial de San José del Parral, Obispado de Parral, registros de matrimonios, 12 de febrero de 1835; registros de entierros, 11 de octubre de 1852.
5 Quemper nació en Burdeos en 1812, llegó a México a los 24 años de edad y falleció en Parral en 1873: Archivo General de Notarias, Secretaria General de Gobierno, Chihuahua, Chih., Protocolo del escribano público Mariano Calles, año de 1861, hojas 174 y ss; Registro civil de Parral, Chih., Acta de defunción: 26 de septiembre de 1873, se declara que “hacía 37 años era residente en el país”.
6 Archivo General de Notarias, Secretaria General de Gobierno, Chihuahua, Chih., Protocolo del Notario Lic. Alejandro del Avellano, 4 y 28 de Septiembre de 1903.
7 Víctor H. White, “Gold investments special”, Coins Magazine, Ola Wisconsin, Krause Publications, Inc., 1981, pp. 24 y siguientes.
8 Rubén Rocha Chávez, Galería de Parralenses ilustres, Parral, Chih., edición del autor, 1985, pp. 29 y ss.
9 Archivo Parroquial de Santa Bárbara, Chih., (1853-1866), partidas de bautizos y de matrimonios.
10 Registro Público de la Propiedad, distrito Hidalgo, Parral, Chih., Sección Comercio, Libro 2, inscripción 37. 16 de abril de 1900.
11 Registro Público de la Propiedad, Distrito Hidalgo, Parral, Chih., Sección minería, inscripción 1 del libro 15 del 24 de marzo de 1937, e inscripción 6 del libro 10 de la misma sección, del 22 de abril de 1923.
12 Archivo General de Notarías, Secretaría General de Gobierno, Chihuahua, Chih., Protocolo Alejandro del Avellano, op. cit.
13 Registro público de la propiedad, Distrito Hidalgo, Parral, Chih., Inscripción 12 del libro 4 de la sección de comercio.
14 Era también accionista de otra compañía llamada: British Mexican Mines Syndicate, Ltd., la cual se fundó en 1887 y comenzó a operar en Zacatecas: Bryan Tomsett, Burke ’s Peerage, Londres, 1999, p. 426.
15 Archibald J. Dunn, The Catholic Enciclopedia, New York, Robert Appleton Co., 1999, p. 51.
16 Registro Público de la Propiedad, Distrito Hidalgo, Parral, Chih., Inscripción 41 del libro 10 de la sección de minería, Junio 24 de 1924.
17 Jorge Griggs, Mines of Chihuahua, Chihuahua, Gobierno del Estado de Chihuahua, 1907, pp. 209 y ss.
18 Mark Wasserman, Capitalistas, caciques y revolución, México, Editorial Grijalbo, 1987, p. 160 y ss., y Francisco Borja Martínez, La Reforma monetaria de 1905, la moneda en México (1750-1920), México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1998, pp. 219 y ss.
19 Oscar Alatriste, Desarrollo de la industria y de la comunidad minera de Hidalgo del Parral durante la segunda mitad del siglo xviii (1765-1810), México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1983, pp. 34 y ss.
20 Biblioteca de la Universidad de Texas en El Paso, El Paso, Texas, Colecciones especiales, Colección James Hyslop, Informes a los accionistas.
Auteur
Roberto Baca. Mexicano, contador público por el Instituto Tecnológico de Monterrey, campus Monterrey. Se ha desempeñado profesionalmente en negocios particulares, durante once años fue contralor de Minera Frisco. También ha participado como consejero en diversos organismos empresariales, así como en el campus Chihuahua del Tecnológico de Monterrey. Con Rita Soto escribió el libro El Mayorazgo del Río de Conchos Chihuahua, 1689-1838. Actualmente prepara una compilación de todas las escrituras públicas que se conservan en el Archivo Histórico de Parral, de la que ya se publicó la parte correspondiente al periodo 1766-1821, Tiempo de revoluciones. De la expulsión de los jesuítas a la consumación de la independencia.
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