Garífuna y seminole negros: mestizajes afroindígenas en Centro y Norteamérica
p. 197-222
Texte intégral
1Note portant sur l’auteur*
2El objetivo de este artículo es analizar las conexiones históricas y culturales de estos dos grupos étnicos nacidos del contacto de grupos afroamericanos con grupos amerindios, así como los usos que de este contacto —entendido como mestizaje por organizaciones sociales e individuos—, se hacen en sus discursos de etnicidad y sus prácticas de reivindicación histórica. Partimos aquí de la idea de “uso de la cultura” formulada ya hace tiempo por el afroamericanista Sidney Mintz, para quien “la cultura tiene ‘vida’ porque su contenido sirve como recurso para los que la emplean, encarnan y cambian” (Mintz, 1974: 19).
3Los seminole negros nacieron de la asociación entre negros e indígenas fugitivos en la península de Florida en el siglo xviii, y tras su enfrentamiento con los estadounidenses en las Guerras Seminoles y su deportación al territorio indio de Oklahoma en el siglo xix, se encuentran hoy repartidos en dicho estado, así como en Texas y en el estado mexicano de Coahuila, con excepción de pequeños grupos que se quedaron en Florida o migraron a las Bahamas. Los garífuna surgieron de la mezcla entre negros fugitivos e indios caribes en la isla de Saint Vincent, en las Pequeñas Antillas, en el siglo xvii, y tras las Guerras Caribes con los ingleses a finales del siglo xviii y la deportación a Roatán (en las islas de la Bahía frente a la actual Honduras), pueblan hoy día un territorio en el litoral Atlántico centroamericano que va del sur de Belice al norte de Nicaragua.1
4Ambos grupos comparten una historia de rebeldías, colaboración con grupos amerindios en el enfrentamiento con las potencias coloniales o neocoloniales, préstamos culturales de esos grupos amerindios, éxodos y una búsqueda constante de libertad y supervivencia.
5Esa búsqueda no ha terminado y en ella observamos actualmente, en la construcción de la etnicidad, una utilización del carácter mestizo afroindígena para afirmar su lugar en las complejas sociedades multiétnicas en las que se insertan. Dos ejemplos, la candidatura impulsada en Belice por el National Garifuna Council (ngc) para conseguir el nombramiento de la lengua y cultura garifuna como “patrimonio oral e intangible de la humanidad” por parte de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco), y la reivindicación de los seminole negros de Oklahoma de su carácter indígena para tener acceso a la ayuda económica otorgada por el gobierno estadounidense a los seminole en compensación por la usurpación de sus tierras en la Florida durante las Guerras Seminoles, nos servirán para reflexionar sobre las dinámicas y negociaciones, asociadas a las distintas vinculaciones con los indígenas “hermanos” seminole y caribes, y los otros grupos con los que comparten territorio, que configuran la compleja organización social de la identidad étnica.
6Este análisis será de utilidad para enriquecer el debate académico sobre las clasificaciones étnicas (negro, afroamericano, afrodescendiente, indígena, afroindígena…), a partir de lo que nos muestra la experiencia de estos grupos. Empezaremos con un repaso de la historia y la cultura de los seminole negros y los garífuna, para luego analizar las complejidades de la etnicidad derivada de esa historia.
Le Florida a Oklahoma, Texas y Coahuila: los seminole negros
7A finales del siglo xvii y principios del xviii, muchos esclavos de Carolina del Sur, Georgia y Alabama, territorios bajo dominio angloamericano, se refugiaron en Florida tras la promesa española de concederles la libertad. Varios de ellos se establecieron en la guarnición militar de Gracia Real de Santa Teresa de Mose, cerca de San Agustín, convirtiéndose en soldados al servicio de los españoles. Tras el Tratado de París de 1763 y la cesión de la Florida a los británicos, la mayoría de los negros del fuerte Mose fueron trasladados a Cuba, pero unos cuantos se quedaron. Estos últimos fundaron comunidades cimarronas2 y establecieron alianzas militares y comerciales con grupos de indios que llegaron a la península procedentes de los territorios angloamericanos tras el tratado de 1763. Uno de estos grupos de indios, de composición étnica heterogénea y procedente del territorio de los indios creek, de los cuales se habían separado para escapar a su dominio, eran conocidos como seminole. El término sería una derivación de cimalón o cimanol, forma de decir cimarrón en la lengua de los recién llegados, que no tenía el sonido “r” (Hancok, 1989: 683, citado en Moral, 1999: 88).
8Los seminole y los negros fugitivos vivían de la agricultura (cultivaban fundamentalmente maíz, frijol y calabaza), tenían rebaños de ganado y caballos, cazaban venados, pescaban… y viajaban en canoas a los cayos de Florida, las Bahamas e incluso Cuba para comerciar e intercambiar pieles de venado y otros animales, pescado seco, miel de abeja y aceite de oso, por cigarros, café, ron y azúcar (Covington, 1993: 13-14, citado en Moral, 2004 bis: 477). Parece ser que había una relación de semivasallaje entre indios y negros; los primeros ofrecían protección y ayuda (por ejemplo semillas para las cosechas y herramientas para la construcción de casas) a los segundos, que a su vez debían pagar un tributo a los jefes seminole. Esta relación era obviamente muy distinta de la esclavitud de plantación de la que huían los negros. Po otra parte, varios jefes negros ejercían como intérpretes y consultores de los jefes seminole gracias a su mayor conocimiento de la lengua y la cultura de los blancos.
9Los seminole y los negros se asentaban en comunidades separadas; los segundos vestían como los primeros, pero hablaban su propio idioma, un creole3 inglés con bagaje africano emparentado con el gullah, lengua hablada en las islas costeras de Carolina y Georgia de las que procedían muchos de estos negros fugitivos (Mulroy, 1993; Porter, 1996). Los colonos esclavistas del sur estadounidense recelaban de esta asociación negro-india a la que además se seguían incorporando esclavos fugitivos de sus plantaciones, y con el objetivo de capturar mano de obra esclava y hacerse de las fértiles tierras llevaron a cabo la primera Guerra Seminole de 1817-1818. Tras el fin de la guerra y la anexión estadounidense de la Florida en 1821, los seminole y sus aliados negros perdieron las fértiles tierras del norte de la península y fueron desplazados a los territorios pantanosos del centro de la misma.4 El tratado de Moultrie Creek de 1823 los obligó a no aceptar nuevos fugitivos.
10El Acta de Remoción India dictada por el presidente An-drew Jackson en 1830 y el Tratado de Payne’s Landing de 1832, fruto de la presión de los colonos angloamericanos, obligaban a los seminole y sus aliados negros a establecerse con los creek en las reservas de Oklahoma. La oposición a estos dictados, liderada por el jefe seminole Osceola (Billy Powell) y tras su muerte en prisión en 1838 por otros como Wild Cat (Gato del Monte) y John Horse (Juan Caballo), dio inicio a la segunda Guerra Seminole (1835-1842). Es en el contexto de esta segunda guerra cuando surgió en los documentos el término Seminole Negroes (Mulroy, 1993, citado en Moral, 2004: 264). Tras la derrota, seminole y negros seminole fueron obligados a desplazarse al territorio indio de los creek, en Oklahoma; ese viaje de deportación es conocido como el “Camino de Lágrimas” (Trail of Tears).
11La forzada cohabitación con los creek en Oklahoma no era deseada por los derrotados de Florida, ya que los primeros realizaron varias campañas para capturar negros seminole y venderlos a traficantes de esclavos; lo cual llevó a los líderes Juan Caballo y Gato del Monte a plantear en la década de 1840 a las autoridades estadounidenses una renegociación de los tratados de la década de 1830. En ese contexto, el conocimiento de que en México, donde ya no existía la esclavitud, había la posibilidad de establecer colonias militares en la frontera, apoyadas por el gobierno para defenderla de los indígenas li-panes y comanches, animó a un grupo de seminole y negros seminole a emanciparse de los creek y empezar su aventura mexicana. De esta forma en el verano de 1850 entraron a México unas 700 personas pertenecientes a los grupos seminole y seminole negros, llamado mascogo en México,5 y kikapú. Los dos primeros grupos estaban liderados desde las guerras Seminoles por Gato del Monte y Juan Caballo respectivamente, y los kikapú, reclutados en Estados Unidos como custodios, por Papicuan.6 Los tres líderes se presentaron ante las autoridades militares de la región para solicitar permiso para establecerse. Poco después el gobierno mexicano les otorgó la protección oficial y terrenos donde asentarse en El Nacimiento, Coahuila, junto con herramientas, arados y bueyes, así como respeto a sus “hábitos y costumbres domésticas”, a cambio del sometimiento a las leyes mexicanas y de combatir a las tribus nómadas hostiles. Entre 1856 y 1859 varios acontecimientos provocaron al regreso del grupo seminole a los Estados Unidos, fundamentalmente el reconocimiento de su independencia con respecto a los creek por parte del gobierno estadounidense y la epidemia de viruela que asoló El Nacimiento en 1857 y mató a mucha gente, incluido Gato del Monte.
12Por lo que respecta a los mascogos, algunos regresaron también a Estados Unidos, posiblemente después de la Guerra de Secesión. Entre 1870 y 1914 sirvieron como soldados guardafronteras, en la unidad llamada Seminole Negro In-dian Scouts. Después de 1914, sin recibir la tierra que les habían prometido a cambio de sus servicios, algunos regresaron a Coahuila,7 otros se quedaron en Texas, otros se fueron a Oklahoma, donde permanecía desde la década de 1840 un numeroso grupo de seminole negros, llamados freedmen (libertos) en ese territorio (Rodríguez, 1995; Moral, 1999). Siempre hubo relaciones estrechas entre los mascogos de Coahuila y los que regresaron a Estados Unidos. Desde hace unos 20 años se celebra en Bracketville, Texas, donde viven la mayoría de los seminole negros en ese estado, el Seminole Day el tercer fin de semana de septiembre. La fiesta es organizada por la Seminole Indian Scouts Cementery Association, encargada de cuidar el cementerio de los Scouts y sus descendientes; en ella se recuerda a los muertos y se llevan a cabo actividades relacionadas con la herencia cultural afroseminole: se comen platos tradicionales como el tetapún (pan de camote), el soske (atole de maíz) y el soske bread o fried bread (pan de maíz elaborado con una parte del maíz, quebrado con un pilón a la manera africana, usado para el soské);8 se cantan piezas a capella estilo spiritual o gospel, acompañados por un coro de palmeadoras, interpretados también en los funerales y en Año Nuevo, llamados “capeyuye” (Happy New Year). Al respecto, cabe señalar que prácticamente no se tienen referencias del aspecto religioso de los seminole negros en los tiempos de Florida; durante el siglo xix fueron enraizándose entre ellos las recreaciones afroamericanas del cristianismo protestante (baptista, metodista, etc.) que se forjaron durante la época colonial, que constituyen, de hecho, la base ideológica de la música spiritual y gospel.
13También el Junethen Day, aniversario de la emancipación de los esclavos en Texas en 1865, se celebra cada 19 de junio a ambos lados de la frontera. Es interesante el comentario de Charles Emily Wilson, promotora de la memoria histórica de la comunidad seminole negra en Brackettville, Texas al respecto: “El 19 de junio se conmemora la emancipación de los esclavos en Texas y cada año lo celebramos en solidaridad con nuestros hermanos de raza americanos, pero no es parte de la historia seminole ya que nosotros jamás fuimos esclavos en Texas” (catálogo del 1992 Festival of American Folklife, citado en http://www.floklife.si.edu).
De las pequeñas Antillas a Centroamérica: los garífuna
14El gentilicio garífuna, que aparece a finales del siglo xviii, es una derivación de calínago (comedores de yuca), que es como los habitantes de las Antillas, llamados caribes por los europeos, se llamaban a sí mismos (Breton, 1878, citado en Gargallo, 2002: 22). La historia garífuna se remonta unos tres siglos antes de la conquista europea de América, cuando los grupos caribes comenzaron a desplazarse desde la costa septentrional sudamericana y la cuenca del Orinoco hasta las Antillas pobladas por arahuacos. De la fusión entre esos dos grupos surgió la sociedad calínago que encontraron los occidentales, sociedad que pronto se vio arrinconada por éstos en las islas de San Vicente y Dominica. Desde éstas los caribes atacaban las posiciones europeas en otros territorios al tiempo que daban refugio, en San Vicente, a esclavos africanos que huían de las plantaciones de las islas vecinas o procedentes de naufragios y rebeliones de barcos negreros (Taylor, 1951: 18).
15En la segunda mitad del siglo xvii los franceses iniciaron la ocupación de San Vicente, pero la resistencia de caribes y negros los obligó a firmar un tratado que cedía la isla a los insurrectos a cambio de que cesaran en sus ataques. Durante el siglo xviii se intensificaron las disputas entre franceses e ingleses para controlar la isla y establecer en ella una economía de plantación, al tiempo que se consolidaba la partición del territorio en un occidente indígena y un oriente negro (González, 1988). El grupo étnico que se generó en el segundo territorio, compuesto por los africanos y sus descendientes, que a lo largo de todos estos años habían adoptado de sus vecinos indígenas la lengua y otros elementos culturales, fue llamado Black Caribs (caribes negros) por los colonialistas ingleses.
16En 1763, en virtud del Tratado de París, San Vicente pasó formalmente a manos de los británicos. La presión de éstos sobre los caribes negros fue en aumento hasta que a principios de la década de 1790 los emisarios revolucionarios franceses convencieron a los caribes, liderados por Joseph Chatoyer, para intensificar la lucha contra los ingleses. Se iniciaron así, en el contexto del Caribe afectado por la Revolución francesa, las llamadas Guerras Caribes, que terminaron con la derrota de caribes y franceses y la deportación de los primeros a la isla de Balliceaux en las Granadinas (Craton, 1982). En marzo de 1797, los 2 248 supervivientes de las guerras y las epidemias fueron deportados nuevamente, esta vez a la isla de Roatán, frente a la costa de la actual Honduras, adonde llegaron 2026 el 12 de abril, ya que unos 200 murieron en la travesía. Poco después de llegar a Roatán, los caribes negros se trasladaron a la ciudad de Trujillo en Tierra Firme. Desde Trujillo los caribes negros fueron emigrando hacia otros puntos del litoral atlántico centroamericano, en los cuales establecieron a lo largo del siglo xix comunidades que vivían de la agricultura, fundamentalmente de yuca y plátano, de la pesca y del trabajo asalariado en plantaciones bananeras, compañías marítimas, puertos, etc. De esta forma se fue configurando el territorio garífuna tal como continúa hoy en día: una línea de pueblos, ciudades y barrios urbanos, casi siempre junto al mar, que va del norte de Nicaragua al sur de Belice pasando por Honduras y Guatemala. Por otra parte, y como resultado de la gran migración centroamericana hacia Estados Unidos en las últimas décadas, muchos de ellos residen en varias ciudades de ese país.
17El resultado de esta historia viajera es una amalgama de elementos caribes, africanos, afroamericanos, europeos y centroamericanos que han ido evolucionando y recibiendo nuevas influencias para configurar una cultura compleja y singular. En ella destacan la lengua, la religión, la alimentación, la música y la danza.9 La lengua garífuna es en definitiva esencialmente amerindia y diferenciada del caribe-arahuaco originario, por la aportación léxica europea (francesa, inglesa y española) derivada de los contactos con las distintas potencias coloniales, la fonética de influencia africana y la propia evolución interna (Ghidinelli y Massajoli, 1984).
18En cuanto a la religión, está centrada en los ancestros y sigue una línea ritual que empieza con el velorio para continuar con el novenario, la misa al año de la defunción, el amuyadahani o baño del espíritu del difunto que marca su conversión en ancestro, el chugu en el que este último es alimentado; y finalmente el dugu, en el que se ofrecen al ancestro alimentos, música y danzas durante casi una semana de celebración en un templo construido al efecto (dabuyaba). El dugu es el ritual principal y se lleva a cabo cuando un familiar, elegido como mensajero por el ancestro, experimenta una serie de “trastornos” (malestares, sueños) que le llevan a consultar al buyei, sacerdote curandero garifuna, que es quien finalmente prescribe la necesidad de celebrar el rito para asistir al antepasado en su viaje hacia el descanso final y definitivo. Durante el dugu el mensajero, el buyei, las afunahowatian (las personas, normalmente mujeres, elegidas por el ancestro a través de los sueños del mensajero, que cantan y bailan durante toda la celebración sin abandonar el templo) o cualquier otra persona puede caer en trance y ser poseída por el ancestro (Foster, 1994).
19La mayoría de los garifuna compagina el cristianismo, mayoritariamente católico pero también anglicano —muy extendido entre la población desde hace varias décadas a raíz de la acción misionera—, con la religión de los ancestros. La influencia del catolicismo se remonta a San Vicente con el papel de los misioneros franceses, mientras que la del angli-canismo tiene importancia entre los garifuna de Belice tras la llegada a ese territorio.
20Por lo que respecta a la gastronomía, la base de la cocina garifuna la conforman la yuca, el plátano, el pescado y el coco, que dan lugar por ejemplo al casabe (pan de yuca) o el hudut (plátano molido que se acompaña con pescado y leche de coco). El casabe, así como los instrumentos utilizados para elaborarlo (el rallador y el exprimidor de yuca, ruguma), son elementos distintivos de todas las culturas caribes en las Antillas y Sudamérica. Y en cuanto a la música y la danza, los tambores constituyen el elemento principal. Además de los bailes y canciones del dugu, nos encontramos con ritmos seculares como la punta, que se baila en los velorios, las fiestas y otros actos sociales, o el John Canoe o wanaragua, de origen afroantillano y que se baila en el periodo navideño. Por otta parte, algunas variantes modernas de música “tradicional”, como el punta rock que consiste en una electrificación del ritmo de punta y que recibe influencias de ritmos afrocaribeños como el calypso y el soca, tienen gran difusión en la actualidad.
21De manera similar al caso de los seminole negros con el Seminole Day y la Seminole Indian Scouts Cemetery Asso-ciation, entre los garífuna se dan procesos de activación patrimonial, es decir de movilización social para celebrar la herencia cultural, organizados por movimientos socioculturales. Destaca entre ellos la celebración anual del Settlement Day organizada por el beliceño National Garífuna Council (ngc), creado en 1981 con el objetivo principal de preservar la especificidad histórico-cultural garífuna.10 El Settlement Day es un ritual de identidad en el que se dramatiza la llegada de los garífuna a Dangriga (la principal población garífuna de Belice) el 19 de noviembre de 1823. Esa dramatización, que recibe el nombre de reenactment, atrae a miles de garífuna de todos los rincones de Belice, Honduras, Guatemala y la diás-pora estadounidense, y consiste en la llegada a la playa de unos cuantos barcos repletos de garífuna tocando tambores y cargados de hojas de yuca, cocotero y otras plantas que el grupo originario trajo hace 180 años para plantar en estas tierras, así como los utensilios de preparación del casabe como el exprimidor del veneno de la harina de yuca (ruguma). El casabe, una de las bases alimenticias garífuna y al mismo tiempo principal alimento ofrendado a los ancestros en el dugu, se convierte en símbolo étnico en el reenactment y en el desfile posterior, en el que carrozas decoradas con “motivos garifuna” (tambores, remos y redes de pescar, hojas de plátano y cocotero, además del ruguma) y animadas por bandas de punta rock recorren la ciudad.
22En el reenactment la invocación de la historia, que prueba la antigüedad de la presencia garifuna en el país, legitima la identidad étnica (Macklin, 1986: 293). Por otra parte, para una sociedad con una historia tan viajera y errante, la celebración de la llegada al territorio que se habita es muy importante (Demazière, 1994: 159). En este sentido, y como señala Macklin (1986: 311-312), la ceremonia constituye no sólo un foro para la acción simbólica (de los “motivos garifuna” citados anteriormente), sino también un símbolo de etnicidad en sí misma.
Las construcciones y reconstrucciones de la etnicidad entre garífuna y seminole negros
23Los seminole negros comparten muchas cosas con los garífuna,11 además de esa herencia de colaboración afroindígena como resultado de la presión de las fuerzas colonialistas: las dos son culturas cimarronas y viajeras, nacidas del rechazo a la esclavitud y el colonialismo, enfrentadas con las potencias estadounidense y británica en las Guerras Seminoles y las Guerras Caribes, y obligadas a reubicarse. Desde Florida hasta Oklahoma, Texas y Coahuila, y desde San Vicente hasta el litoral atlántico centroamericano, ambos grupos emprendieron el largo camino a la libertad y la supervivencia.
24En ese camino, la afirmación de su especificidad y su mestizaje cultural, derivado de una historia de resistencia, constituye un elemento fundamental. La cultura de los garífuna y seminole negros, producto de experiencias históricas similares, es convertida en herencia por asociaciones como el National Garífuna Council o la Seminole Negro Indian Scout Association que la incorporan en celebraciones como el Settlement Day y el Seminole Day. En ambos casos hay una preocupación por la supervivencia cultural en tanto grupos minoritarios.
25Los garífuna están preocupados por el futuro de su cultura, ya que la educación en las escuelas no es en su lengua, no hay una prensa y una televisión en garífuna, y viven en países donde a pesar de la diversidad cultural hay la hegemonía de un grupo étnico o lingüístico determinado (el creole, formado por los descendientes de los esclavos africanos traídos por los ingleses y los descendientes del mestizaje de los primeros con los segundos, en Belice; el mestizo hispano-parlante en los otros países de Centroamérica).
26También los seminole negros. Como afirma la ya citada Charles Emily Wilson:
Por más de 200 años mantuvimos viva nuestra doble herencia africana e india. Nuestro lenguaje y nuestro estilo de vida, nuestras canciones y bailes, nuestra filosofía y nuestra cocina, todo nos recordaba nuestras raíces distintivas. Fue al final de la segunda Guerra Mundial que empezamos verdaderamente a perder estas tradiciones (catálogo del 1992 Festival of American Folklife, citado en http://www.floklife.si.edu).
27En el caso garífuna, hay un énfasis muy marcado del ngc y otras organizaciones en el mestizaje afroindígena, en el carácter amerindio que tiene una plasmación objetiva en la lengua y que es reivindicado en el Settlement Day a través de instrumentos caribes como el ruguma. Ese mestizaje, que fue más cultural que biológico y consistió fundamentalmente en préstamos culturales de los caribes indios a los caribes negros, se remonta a los tiempos de San Vicente, y el contacto con los caribes es una cuestión histórica activada en el presente para afirmar la especificidad en el contexto multiétnico beliceño. Este último está constituido entre otros, además de los garifuna, por otro grupo afroamericano como el creole; los llamados hispanos o mestizos (algunos descendientes de inmigrantes mexicanos llegados en el siglo xix y otros pertenecientes a la comunidad de refugiados e inmigrantes centroamericanos de las últimas décadas); y los indígenas mayas (los descendientes de los pobladores originarios del territorio y de los llegados desde México y Guatemala en los siglos xix y xx).
28La especificidad afroindígena es la base de una de las principales iniciativas del National Garifuna Council (ngc) beliceño, la candidatura de la lengua y música garifuna a las nominaciones de “patrimonio oral e intangible de la humanidad” otorgadas por la unesco, en colaboración con el gobierno beliceño. Para ello se elaboraron materiales impresos y cinematográficos de apoyo, como el vídeo documental The Garifuna Heritage, en el que se muestran los aspectos principales de su cultura, como rituales religiosos, la lengua, la música y la danza. En mayo de 2001 se falló la decisión, y la lengua y cultura garifuna, junto con otras 19 manifestaciones culturales —por ejemplo el misterio de Elche en España, el carnaval de Oruro en Bolivia, la plaza Djamaael Fna en Marruecos o la ópera Kunqu de China— resultaron proclamadas. El objetivo de las proclamaciones, que se repiten anualmente, es llamar la atención sobre la necesidad de preservar, apoyar y promover esos fenómenos culturales (lenguas, danzas, festividades, espacios de narración de cuentos…) que por su carácter oral e intangible corren peligro de desaparecer, y para realizar esas tareas la unesco se compromete, a través de sus comisiones nacionales, a trabajar con los gobiernos implicados.
29El énfasis en el mestizaje afroindígena también se muestra en las estrechas relaciones del ngc con la Caribbean Organi-zation of Indigenous People (coip) y la iniciativa de la misma organización para incorporar a los garífuna al Consejo Mundial de Pueblos Indígenas con sede en Canadá. En 1992 el ngc fue admitido en esta organización, y para ello tuvo que defender la “indianidad” de la sociedad garífuna ante la reticencia de algunos grupos a admitir como indígenas a los negros que se consideran amerindios. La entrada de los garífuna en el wcip es importante porque amplía el significado del concepto “indígena” (Palacio, 2001) y nos hace ver la complejidad de las clasificaciones étnicas, construidas en base a indicadores cambiantes: para el ngc el mestizaje histórico negro-indígena, conformador de una cultura con elementos amerindios entre los que destaca la lengua que sustenta el carácter amerindio de la sociedad garífuna; mientras que para otros grupos el color de la piel (el concepto de “raza”), la apariencia física, debe ser uno de los marcadores de “indianidad”.
30El énfasis en el mestizaje afroamerindio no significa, ni mucho menos, que los garífuna no remarquen su carácter afroamericano. Al contrario, este es también altamente valorado, con la significativa particularidad de que se acentúa el hecho de que los garífuna, a diferencia de los otros grupos afrodescendientes, como los creoles, nunca fueron esclavizados ya que sus ancestros africanos eran cimarrones. Ese acento en el carácter cimarrón se encuentra también entre los seminole negros. En este sentido es bien interesante el ya citado comentario de Charles Emily Wilson con respecto a la celebración del Junethen Day. En relación con este tema es también remarcable la presencia de los seminole negros en la exposición itinerante Creativity and Resistance: Maroon Cultures in the Americas, sobre historia y presente cimarrones en Surinam, Guayana francesa, Jamaica, Texas y México, organizada en 1999 por el Smithsonian Institution Traveling Exhibition Services y el Smithsonial Center for Folklife and Cultural Heritage y en la que destacados seminole negros como Ethel Warrior y William Dub Warrior (historiadores comunitarios de Bracketville, Texas) participaron como asesores (http://www.floklife.si.edu).
31La reivindicación del mestizaje afroindígena ha tenido una materialización concreta, recientemente entre los seminole negros o freedmen de Oklahoma. Hace unos años se produjo la demanda de varios seminole negros contra la Oficina de Asuntos Indígenas del gobierno federal por haberlos excluido, en connivencia con los dirigentes de la Nación Seminole de Oklahoma, de los 56 millones de dólares otorgados a dicha nación en compensación por las tierras arrebatadas tras finalizar las guerras Seminoles. El litigio todavía se encuentra en los tribunales tras varios fallos y apelaciones. Los freedmen argumentan que los seminole negros fueron pioneros en Florida, que eran parte de la tribu seminole, que defendieron con sus vidas las tierras de Florida y por tanto tienen derecho a la compensación (Opala, s/f). Por su parte, los seminole, que nunca trataron como verdaderos hermanos a los freedmen (de hecho en 1866, tras la Guerra Civil, el gobierno federal obligó a los creek y seminole, que se habían aliado con la Confederación, a otorgar a los freedmen todos los derechos tribales), aducen que los negros seminole no pertenecían ni pertenecen a la nación seminole, y no sólo les niegan su parte de la compensación, sino también la pertenencia legal a la nación, fundamental para acceder a los recursos federales para la escolarización, la vivienda, etc., y con ello, el derecho a votar en las elecciones que conforman el liderazgo de la Nación Seminole de Oklahoma.
32Cabe constatar que el énfasis en el mestizaje afroamerin-dio no se observa tanto entre los seminole negros de Texas, ni entre los mascogo de Coahuila. Estos no están por ejemplo en la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas mexicana, a diferencia de sus vecinos kikapú. Pero aunque los mascogo no comparten con los kikapú la afirmación de la “indianidad”, un suceso reciente nos muestra cómo sí comparten la reivindicación de la identidad estadounidense en tanto descendientes de afroestadounidenses. En 2008, los mascogo han pedido al gobierno mexicano que interceda ante el estadounidense para que les renueve el permiso para cruzar la frontera, válido por 10 años, que este último les otorgó en 2000. Los kikapú gozan de ese derecho sin fecha de caducidad, y los mascogo aspiran al mismo privilegio (El Universal, 11 de mayo de 2008).
Conclusiones
33Los casos del National Garifuna Council y de los freedmen de Oklahoma nos muestran cómo los garífuna y seminole negros hacen uso de su legado afroindígena, lo emplean como recurso para ofrecer al mundo el valor de su identidad mestiza, y también para reclamar las compensaciones derivadas de su carácter de grupo que sufrió la dominación colonial o neocolonial. En el caso garifuna, el mestizaje afroindígena no presenta “complicaciones” al tratarse de un asunto del pasado y no haber continuado su contacto con los caribes, pues los pocos miembros de este grupo que sobrevivieron a los avatares coloniales se quedaron en las Antillas.12 Pero en el caso de los seminole negros de Oklahoma, el contacto con los indígenas seminole ha continuado hasta el presente y ha provocado conflictos derivados de la competencia por los recursos de compensación del gobierno federal.
34En ambos casos es fundamental la historia de la relación entre indios y negros, pues más allá de las lecturas que se hagan en el presente sobre la realidad de los hechos es, o sería, de gran ayuda. Lamentablemente, la reconstrucción de esa historia es difícil debido a la escasez y característica de las fuentes, pues los pocos documentos sobre el tema no han sido producidos por los implicados sino por sus enemigos, los cuales además no tenían mucho interés en registrar las cuestiones antropológicas, como la relación entre indios y negros, que nos interesan hoy en día desde la perspectiva etnohistórica. Esta situación hace altamente interesante el proyecto de arqueología de las comunidades de negros seminole de Florida que está llevando a cabo la Universidad de Florida. El objetivo es que los restos de cultura material referidos a la alimentación y construcción de hogares, así como la cerámica, den alguna luz sobre la vida de los seminole negros y su relación con los seminole. Se trata de averiguar por ejemplo si esos aspectos culturales de habitación y alimentación eran similares a los de la vida de las plantaciones esclavistas de las que habían huido o se habían transformado a partir de la influencia indígena (Keen, s/f). Los resultados de una investigación como ésta nunca pueden ser espectaculares, ya que el carácter efímero de estas comunidades, como el de todos los grupos cimarrones en general, no permite el hallazgo de grandes yacimientos, pero sin duda constituye un aporte fundamental.
35Entonces, es primordial también el conocimiento histórico con respecto a los gentilicios: ¿cuándo se empieza a usar el término “garífuna”? ¿nunca usaron los garífuna el término black caribs, sólo fue usado por los ingleses? ¿cuándo empiezan a usar los seminole negros el término black seminole, al margen del uso que le dan los angloamericanos en el contexto de las guerras Seminoles?13 ¿cuándo surge el término “mascogo”? Lamentablemente, también esta tarea es difícil por la escasez y características de las fuentes. Paralelamente a la necesidad científica de conocer la historia de los gentilicios, hay que analizar también el sentido que tienen en la construcción de la etnicidad hoy en día y en el pasado. De esta forma, probablemente el uso de términos como seminole negro, mascogo o freedmen, al igual que garífuna, esté relacionado con una afirmación de diferencia con respecto a los otros afroamericanos sujetos a esclavitud. En este sentido, es importante tener en cuenta que por ejemplo los mascogos siempre estuvieron amenazados por los cazadores de esclavos texanos, y de hecho son llamados “negros libres” en varios de los documentos mexicanos que documentan su llegada a México en 1850. El propio Juan Caballo fue aprehendido temporalmente junto con otro negro libre en la frontera y liberado tras el pago de un rescate; en algunas ocasiones, fueron los seminole los que vendieron mascogos a los texanos (Izard, 2007: 158-159).
36Esta última cuestión nos da pie para resaltar un tema fundamental, el de la etnicidad. Esta última es construida y reconstruida a partir de la relación con los otros grupos con los que se tiene contacto. Si en el caso de los seminole negros, freedmen y mascogos la interacción, basada en relaciones de poder, es con blancos, seminole, afroamericanos y kikapús (Moreno, 2006), en el caso garifuna hay que tener en cuenta la relación con caribes, creoles (en el caso de Belice) y mestizos hispano-parlantes (en el caso de los otros países centroamericanos).
37Los ejemplos de la candidatura a las nominaciones de la unesco y la reclamación de Oklahoma, así como la demanda de los mascogo de seguir teniendo permiso para pasar “al otro lado” (en este último caso el reclamo de la identidad estadounidense es lo que ha marcado recientemente la “agenda de la etnicidad”), nos muestran la identidad étnica como algo contextual: la candidatura a la unesco para afirmar la especificidad afroamerindia en el contexto beliceño y global en aras de la supervivencia cultural; la reclamación de Oklahoma como afirmación de la “indianidad” para tener acceso a las compensaciones derivadas de su carácter de grupo dominado colonialmente; la demanda mascogo como reivindicación del carácter estadounidense en el contexto de la relación México-EEUU. En definitiva, estos ejemplos nos ilustran sobre las negociaciones de la etnicidad. Negro, indio, afroindí-gena, así como también mestizaje, son categorías que no pueden ser empleadas rígidamente desde las alturas del discurso académico, sino que responden a realidades históricas de los grupos implicados que las construyen y reconstruyen según sus necesidades.
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Bibliografía
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Notes de bas de page
* Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
1 Otro grupo centroamericano surgido del mestizaje entre indígenas y africanos, en este caso en la Costa Atlántica de las actuales Honduras y Nicaragua en el siglo xvii, es el miskito (Conzemius, 1932; Floyd, 1990; Helms, 1971).
2 El vocablo cimarrón apareció en América en la isla de La Española para referirse al ganado doméstico que escapaba a las montañas y poco después a los esclavos indios que hacían lo mismo. Al cabo de un tiempo el término ya se utilizaba también para designar a los esclavos negros fugitivos (Franco, 1968, pp. 92-93, citado en Price, 1981, p. 11).
3 El término creole (criollo) se utiliza para designar las lenguas caribeñas y también de algunas islas africanas (Cabo Verde y La Reunión, entre otras), basadas en el idioma de la metrópoli colonizadora (inglés, francés, portugués, holandés) perocon bagaje léxico y gramática africana, como por ejemplo los diversos créoles de las Antillas francesas y creoles de las inglesas o Belice, o el papiamento de las Antillas holandesas.
4 Algunos seminole negros huyeron en barcos de la primera Guerra Seminole y se instalaron en la isla Andros, en las Bahamas. Sus descendientes viven hoy en Red Bay (Howard, 2006).
5 El término mascogo deriva de muskogee, la lengua que los fugitivos negros hablaban en Florida tras asociarse con los indígenas.
6 Los kikapú se encuentran hoy en día en Oklahoma, Kansas, Texas y Coahuila. El término significa “el que se levanta y anda”, o sea nómada, o el que viaja constantemente, vocablo procedente de la voz algonquina kiwigapawa, “el que se mueve de acá para allá” (Gibson, 1975). Son originarios de los Grandes Lagos de Norteamérica. El tratado de París de 1763, que estipulaba la transferencia de territorios franceses a Inglaterra y España, marcó su primer desplazamiento hacia el sur, tras unirse a la derrotada resistencia algonquina liderada por el jefe ottawa Pontiac contra la ocupación inglesa. Tras varios desplazamientos más y divisiones del grupo en el contexto de las guerras coloniales y de independencia estadounidense, fueron rcubicados en Kansas tras el tratado de Castor Hill a mediados del siglo xix (Mager Hois, 2004).
7 Hoy en día los mascogos que siguen habitando en El Nacimiento, llamado Nacimiento de los Negros en el siglo xix, son unas 60 familias. Los kikapús coahuilenses son vecinos de los mascogos y su localidad también se llama El Nacimiento o El Nacimiento de los Kikapú, llamado El Nacimiento de los Indios por los mestizos de la zona (Mager Hois, 2004, p. 151).
8 En cuanto a la gastronomía de los mascogos, cfr. Moral y Siller, 2000.
9 Estos cinco elementos funcionan como delimitadores étnicos en el sentido de que son asumidos como definidores por las organizaciones sociales como el National Garifuna Council beliceño, según se desprende de sus estatutos.
10 El ngc desarrolla otras actividades como son la organización de encuentros científicos, festivales y talleres culturales sobre distintos aspectos de la cultura garífuna; la publicación de libros y sobre la cultura garífuna, y la coordinación con el Ministerio de Educación para contratar maestros itinerantes que enseñen la lengua garífuna en las escuelas.
11 Sobre las similitudes entre los dos grupos, véase también Palacio, 2001 y Bateman, 1990.
12 El único grupo superviviente de caribes insulares vive actualmente en la isla de Dominica, mientras que varios grupos caribes continentales habitan la región amazónica de Venezuela y Brasil.
13 A veces la cuestión de los nombres puede ser controversial, como ocurre por ejemplo con el origen del propio término “seminole”, pues mientras Hancock lo deriva del vocablo castellano “cimarrón”, en la página web de la Nación Seminole de Oklahoma se dice que deriva del término creek “semino le”, que significaría también fugitivo (http://www.seminolenation.com).
Auteur
Gabriel Izard: Profesor-investigador de tiempo completo del Departamento de Antropología de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (uaem), México, desde 2000. Es doctor en historia de América por la Universidad de Barcelona (ub, 2000). Sus últimas publicaciones son: “Patrimonial Activation and Construction of Garifuna Identity in Contemporary Belice”, en Joseph Palacio (ed.), The Garifuna: A Nation Across Borders Belice, Cubola, 2005; “El dugu garífuna como símbolo étnico”. Religiao e Cultura, núm. 10 (2006); “De Florida a Coahuila. El grupo mascogo y la presencia de una cultura afrocriolla en el norte de México”, en M. del Rosario Rodríguez Díaz y Jorge Castañeda Zavala (coords.), El Caribe, vínculos coloniales, modernos y contemporáneos, México, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo/Aso dación Mexicana de Estudios del Caribe/Instituto Mora, 2007
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