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Capítulo 6: Un musical político entre la nostalgia y el progreso
p. 145-166
Texte intégral
Así como la mujer tiene el
deber de publicar su mejor
fotografía en vida social el
día que se case, un país
debe mostrar hacia afuera
su mejor cara. La gente va
al teatro simplemente para
entretenerse, no para que le
inculquen ideas, ni menos
sus debilidades. ¡Cómo
pretenden que les paguen
encima por ver sus flaquezas!
Germán Becker
(Ercilla, 4 diciembre 1968).
1Ayúdeme usted, compadre (Germán Becker, 1968) representa un caso inusual en la historia del cine chileno y por eso resulta difícil de clasificar, comparar con otras películas de su tiempo, identificar sus precedentes, influencias y objetivos.101 La cinta no cuenta una historia en el sentido convencional, sino que se construye en base a una gran cantidad de números musicales sin conexión aparente, incluyendo a conocidos artistas que interpretan canciones en distintas localidades de Chile desde las minas de cobre en el norte hasta la Patagonia austral. Ofrece un retrato idealizado y nostálgico de la vida rural, aunque también promueve ideas de desarrollo y modernización. Puede ser considerada una película política, aunque no promueve ideas de izquierda, con las que habitualmente asociamos el cine político de aquellos años, sino más bien una visión conservadora cercana al centro y la derecha. En este capítulo busco comprender el rol de la música en la articulación de ese discurso político. Junto con esto, considero que su selección musical establece un canon de la música popular chilena que me propongo analizar e interrogar. Asimismo, el estudio de las relaciones entre el film, su música y las industrias del entretenimiento de la época resultan cruciales para entender su impacto y relevancia dentro del medio cinematográfico de fines de los sesenta.
Múltiples orígenes
2Luego del primer Festival de Nuevo Cine Latinoamericano realizado en Viña del Mar en 1967, y con la aprobación de la ley de presupuestos que buscaba fomentar la producción fílmica, el cine chileno vivía un momento de prosperidad. Cinco largometrajes de ficción se estrenaron ese año y se esperaban números similares para el año siguiente lo que significaba una cifra modesta pero importante en comparación con las ocho estrenadas entre 1960 y 1966. Largo viaje (Patricio Kaulen, 1967) obtenía un premio en el Festival de Karlovy Vary y la crítica comentaba que el cine chileno finalmente había encontrado el rumbo (Ecran 1952, 23 julio 1968, 40).
3Ayúdeme fue el cuarto estreno nacional del año 1968.102 Su título hace referencia a la primera frase de la célebre tonada “Chile lindo”, escrita en 1946 por Clara Solovera, una de las figuras de la Música Típica, y popularizada por los Huasos Quincheros. La letra de la canción, de alto contenido patriótico, refiere a los paisajes y símbolos nacionales como el copihue, pero denota también un sentido de compromiso con el proyecto nacional que llama a dar la vida por el país.103
Ayúdeme usted compadre
Pa’ gritar un “viva Chile”
La tierra de los zorzales y de los rojos copihues
Con su cordillera blanca
Puchas que es linda mi tierra
No hay otra que se la iguale
Aunque la busquen con vela
No hay otra que se la iguale
Aunque la busquen con vela
Chile, Chile mío
Cómo te querré
Que si por vos me pidieran
La vida te la daré
Chile, Chile lindo
Lindo como un sol
Aquí mismito te dejo
Hecho un copihue mi corazón
4El dúo cómico-musical Los Perlas articula la trama a través de breves secuencias humorísticas e historias. Veinticinco canciones aparecen en la cinta, la mayoría cantadas completas además de un rock instrumental que se escucha en dos escenas. La narración tiene la forma de un viaje que va llevando a la audiencia por distintos lugares del país. De acuerdo con la autobiografía de su director filmaron en doce ciudades (Becker 2001, 131).
5El cine chileno no tenía una gran tradición de musicales, aunque como discuto en los primeros capítulos, desde el comienzo de la era sonora hasta mediados de los cincuenta, se incluían regularmente números musicales y los realizadores se apoyaban en la aparición de célebres cantantes. Desde fines de los años cincuenta, gran parte del cine chileno se aleja de los retratos del mundo rural y los números musicales en favor de otros temas y estéticas. En cierta medida la obra de Becker puede entenderse como un revival del cine de los cuarenta que apelaba canciones para crear un mundo ideal y celebrar la identidad nacional.
6Es significativo que cuando aún estaba escribiendo el guion, Becker afirmó que quería reclutar a actores como Lucho Córdoba, Eugenio Retes e Iris del Valle, que habían sido figuras clave del cine de los cuarenta y comienzos de los cincuenta (Ecran 1933, 12 marzo 1968, 4). Aunque finalmente no aparecieron en la película, el testimonio revela cuán importante era ese cine para Becker, así como sus intenciones de revivirlo.104
7Los antecedentes de Ayúdeme pueden distinguirse también en los proyectos anteriores de su director tanto en teatro como en televisión. Becker fue por muchos años organizador y director artístico de los llamados clásicos universitarios, un espectáculo que comenzó a realizarse en 1939 en el contexto de los partidos de futbol entre los dos equipos universitarios: Universidad de Chile y Universidad Católica. Si bien en sus primeros años fueron breves presentaciones antes del encuentro realizadas por los hinchas de cada equipo con el tiempo se convirtieron en grandes eventos, con una enorme producción, vestuario, escenografías, numerosos elencos y participación de conocidos cantantes.105 Según Pradenas el estilo de los shows tomaba elementos del teatro musical con un importante rol de las canciones (2006, 312). Hacia fines de los cincuenta, comienza también a incluir la producción de discos con las canciones interpretadas en cada evento, y algunas de ellas se vuelven muy populares.106 Becker replica el estilo de estos espectáculos en su película, sobre todo hacia el final en que se recrean los shows en una larga secuencia filmada en el Estadio Nacional.
8Otra posible referencia para Becker fue el interés en el teatro musical que estaba teniendo lugar en el país desde fines de los cincuenta y que aumentó enormemente luego del tremendo éxito de La Pérgola de las Flores (Isidora Aguirre y Francisco Flores del Campo, 1960). La obra, estrenada en abril de 1960 continuó sus presentaciones durante toda la década y se adaptó para el cine en una coproducción argentino-española estrenada en 1965 bajo la dirección de Román Viñoly Barreto. Esta masividad del teatro musical llevó a varias compañías teatrales a explorar el género e intentar replicar aquel éxito. Becker se había formado como actor en la Universidad Católica y pertenecía al medio teatral. Por tanto, es muy probable que haya visto un terreno fértil en el campo del musical.107
9El éxito de películas musicales de Hollywood y Europa en los sesenta en Chile contribuyó también al interés por el género y pudo haber sido una inspiración para Becker. West Side Story (1961) se estrenó en Chile en septiembre de 1962 con el título de Amor sin barreras y Ecran la consideró como uno de los mejores musicales de todos los tiempos (1649, 4 septiembre 1962, 18). Tres años más tarde, se estrenaban Mary Poppins (Robert Stevenson, 1964) y The Sound of Music (Robert Wise, 1965) con críticas muy positivas.108 La música de algunas de estos films se lanzó en discos de larga duración, una estrategia que Becker seguirá produciendo un LP doble con la música de su película, algo que hasta entonces no era muy común en el cine chileno.
10De acuerdo con la información que he recopilado, en la década del sesenta hay una proliferación de discos con la banda sonora de películas chilenas. En 1962 se publica el LP de El cuerpo y la sangre (Rafael Sánchez, 1962). Algunos años más tarde, un sencillo con dos temas de Morir un poco (Álvaro Covacevich, 1966) alcanza un gran éxito de ventas, mientras que en 1968 se lanzan los LPs de Lunes 1°, domingo 7 y New Love. A diferencia de estos discos, que incluían canciones o música especialmente compuesta para la película, el LP doble de Ayúdeme destaca por ser fundamentalmente una compilación de éxitos ya conocidos, algunos de ellos en nuevas versiones.109
11El precedente directo de Ayúdeme es un programa de televisión del mismo nombre que Becker produjo en 1967 y que incluía también al dúo Los Perlas, quienes invitaban a distintos artistas a interpretar canciones chilenas. El programa tuvo un enorme éxito ese año y recibió premios como Mejor programa del año y Mejor libretista (Ecran 1933, 12 marzo 1968, 4). Luego de este triunfo, Becker pidió apoyo al gobierno para crear una película basada en el programa que tuviera invitados especiales, cientos de extras y diversas locaciones. De acuerdo con la información que entregan Cortínez y Engelbert, el presupuesto final fue de 1.5 millones de escudos, una cifra considerablemente más alta que las películas producidas en aquellos años en el país (2014, 127).110
12Becker era amigo y admirador de Eduardo Frei, fundador de la Democracia Cristiana y presidente de Chile entre 1964 y 1970. De hecho, trabajó en las campañas presidenciales de Frei en 1958 y 1964. Luego de su elección, éste nombró a Becker como asesor cultural de la presidencia. Su rol en el gobierno es clave para entender su discurso en la cinta y, a pesar de que Becker declara haber creado una obra de entretenimiento, como sugiere el epígrafe del capítulo, varios elementos la conectan con el proyecto político de la Democracia Cristiana y es por tanto posible interpretarla como una película política con claros elementos de propaganda.111
Selección musical
13La publicidad promovía la idea de que su banda sonora la constituían los clásicos de la música popular chilena. El subtítulo de la película, “una canción para todos”, reforzaba esta idea como una invitación a la unidad por sobre las diferencias políticas, un lugar común en los discursos de los partidos de centro que apelaban a nociones de integración y unidad para evitar el extremismo. Recordemos que, en el contexto de la Guerra Fría, el Partido Demócrata Cristiano se planteaba como la alternativa a la dicotomía entre capitalismo y comunismo representada por los Estados Unidos y la Unión Soviética (Partido Demócrata Cristiano 1962, 27).112
14En su autobiografía, Becker explica que el objetivo era “recrear las canciones chilenas, que las radios no tocan, pero que cuando estamos celebrando en familia, siempre las cantamos” (2001, 131). Así, la selección incluyó canciones muy populares que fueron arregladas por Vicente Bianchi y versionadas por distintos artistas. La diversidad de géneros podemos categorizarla en tres tipos: populares como bolero, corrido, foxtrot, vals y rock & roll; folklóricos como tonada, cueca y cachimbo; y marchas militares, que representaban a tres ramas de las Fuerzas Armadas: Ejército, Fuerza Aérea y Marina.113
15A pesar de la supuesta inclusividad de la selección, prácticamente no hay músicos ligados a la izquierda ni tampoco su música es tocada en la cinta. La única excepción parece ser Violeta Parra, aunque su inclusión resulta controversial: es un fragmento de la canción “La niña que está bailando” que dura solo 13 segundos, mientras que casi todas las canciones de la película son tocadas completas. Becker elige una canción prácticamente desconocida del repertorio de Parra y que no fue escrita por ella sino recopilada. Junto con esto, la grabación es una de las pocas que no apareció en el LP doble aun cuando pertenecía a EMI Odeon, el mismo sello que editó el LP de Ayúdeme.
16Cortínez y Engelbert plantean que el uso de esta grabación debe interpretarse como un homenaje a Parra “a pesar de su orientación política diferente” (2014, 404). Considerando el estilo grandilocuente de Becker, así como la duración y selección de la canción pienso que es imposible leerlo de ese modo. Como la artista era ya considerada una de las figuras más relevantes de la música nacional, el uso de la grabación parece destinado simplemente a evitar críticas por no incluirla.
17Lógicamente, la cinta tampoco incluyó música del movimiento de Nueva Canción Chilena, considerada como música de protesta ligada a la izquierda por aquellos años. En los tiempos del programa de televisión de Becker, surgieron críticas ante la ausencia de músicos de este movimiento que ya ganaban bastante popularidad. Los Perlas, en tanto anfitriones del programa, declararon irónicamente al respecto que los chilenos no necesitan protestar sino celebrar con orgullo su chilenidad y agregaron que “protesta el que no es feliz y el ‘rotito’ se ha acostumbrado a ser feliz con lo poco que tiene” (en Cortínez y Engelbert 2014, 329). Estos comentarios dan luces de la exclusión de artistas de la Nueva Canción en la película. A su vez, estas decisiones desestabilizan la idea de neutralidad política, simple entretenimiento y celebración del folklore chileno que su realizador buscó promover. Lejos de ser apolítica, la cinta aparenta neutralidad, pero excluye a un sector importante de la música popular de raíz folklórica por razones políticas.
El musical: entre cuentos de hadas y folklore
18Como discuto anteriormente, en su estudio sobre el musical en Hollywood, Altman propone que la música articula una celebración de la “dicha personal y comunitaria” con una centralidad del amor romántico (1989, 109), aunque en el caso de Ayúdeme se produce un desplazamiento del rol del amor romántico hacia un amor a la patria de marcados tintes chovinistas. Así, esta idea de dicha comunitaria será central para entender su discurso. A su vez, Altman distingue algunos subgéneros del musical. Destaco aquí el “cuento de hadas” y el “folklórico”. El primero apela a la identificación con la realeza y las personas adineradas enalteciendo el glamour y sofisticación de las estrellas (1989, 127). El segundo se enfoca en la añoranza de la comunidad asociada al pasado ofreciendo un sentido de lo colectivo difícil de percibir en el mundo actual (ibid.). Altman resume los objetivos de estos subgéneros como el deseo de estar en otro lugar y en otro tiempo (ibid.).
19Ayúdeme recoge elementos de ambos subgéneros y si bien lo folklórico y comunitario parece ser central, hay una clara tendencia a retratar a las clases altas y el lujo es un objeto de deseo. La secuencia inicial en el aeropuerto refleja esto desde el comienzo. Un grupo de personas en un vuelo desde Nueva York hacia Chile y luego descubrimos que casi todos son chilenos. Luego de algunos diálogos entre los pasajeros, comienza el primer número musical que es “Chile lindo” cantado por Los Perlas que van en el avión junto a los demás pasajeros a modo de coro. Esta escena llena de nostalgia y patriotismo más que representar a una diversidad de chilenos como Cortínez y Engelbert han propuesto (2014, 365), parece ser una representación de riqueza y lujo que incluye solamente a personas de clases medias y altas pues una persona de clase trabajadora difícilmente hubiera costeado un viaje entre Nueva York y Santiago.
20Cuando el avión aterriza, el siguiente número musical comienza: es el bolero “Sufrir” cantado por Los Huasos Quincheros que aparecen vestidos como trabajadores del aeropuerto cantando a la cámara. En un montaje paralelo se nos presenta a una rubia joven esperando en el aeropuerto por un amor que no llega, como un modo de dramatizar la letra de la canción que habla de sufrir por amor. La mujer encarna los ideales de belleza mediatizada como el pelo rubio y los ojos azules que a su vez se asocian con la clase alta. De hecho, como apuntan Cortínez y Engelbert, la actriz era Julia María Thayer, hija de William Thayer Arteaga, ministro del gobierno de Frei (2014, 395).114
21El énfasis en este tipo de personaje sugiere que Becker se enfoca en la representación de las clases altas en clara oposición con los cineastas que en esos años promovían la visibilización de la clase trabajadora en la pantalla, así como la denuncia de las enormes desigualdades sociales. A su vez, el retrato de las mujeres en Ayúdeme sigue el modelo hegemónico de belleza y glamour. Estos elementos serán clave para entenderla como un musical de cuento de hadas, siguiendo la propuesta de Altman.
22Esta secuencia parece evocar el célebre musical francés Los paraguas de Cherburgo (Jacques Demy, 1964), que se había estrenado en Chile durante 1966 (Ecran 1874, 3 enero 1967, 33). Allí, la protagonista Geneviève espera a Guy, su enamorado quien partió a combatir en la guerra de Argelia. La alusión puede leerse como parte de los referentes de cine musical en boga en los sesenta mencionados anteriormente.
23Por otro lado, Becker dedica una gran parte de la película a la celebración de la vida rural, sus costumbres y tradiciones como un idílico pasado que reflejaría una verdadera chilenidad. Es posible pensar esto en línea con las ideas de Altman sobre el musical folklórico que se caracterizaría por “una tendencia a glorificar el pasado” (1989, 272). En la escena del avión una distinguida mujer llora de emoción cuando todos cantan “Chile lindo”. El uso de la tonada opera como un vínculo con las tradiciones nacionales del pasado siguiendo las convenciones del cine chileno de los cuarenta en que tonadas y cuecas eran verdaderos tropos de nacionalismo. Estos géneros aparecerán varias veces expresados en distintos registros, encontrando su punto cúlmine en la secuencia de un rodeo presentado como la más alta expresión de chilenidad en la que el mismo Becker aparece brevemente bailando cueca.
24Boym describe la nostalgia como “una añoranza por un hogar que ya no existe o que nunca existió” (2001, xiii) y distingue un tipo de nostalgia asociada fuertemente a sentimientos nacionalistas y recuperación de símbolos y mitos patrióticos (ibid., 41). Este retorno a determinados símbolos de lo nacional aparece marcadamente en Ayúdeme a través de la música. La elección de canciones apela evidentemente a generar un sentimiento de nostalgia entre la audiencia. Muchas de las canciones usadas tenían ya una larga vida, con múltiples versiones y arreglos y por tanto eran fácilmente reconocibles para los espectadores.
25Becker emplea la compilación de canciones como una herramienta para ampliar las posibilidades discursivas. Como propone Tincknell en relación con las bandas sonoras de compilación, éstas condensan significados que ya están en circulación y así la banda sonora puede evocar determinadas asociaciones y emociones sin tener que producirlas directamente en la narrativa (2006, 3). Como hemos visto, el repertorio se basa en canciones asociadas con imaginarios de lo nacional que, excluyendo a los sectores más progresistas, articulan un universo de significados asociados con el Chile más conservador.
26Smith considera que uno de los aspectos clave de la banda sonora pop es su accesibilidad para el público a diferencia del acompañamiento clásico (1998, 4). Becker podría haber usado música original y ciertamente tenía el presupuesto para hacerlo, más que cualquier cineasta chileno de la época. Pero en su lugar, prefirió compilar esta suerte de “grandes éxitos” de la música popular chilena, algunos de ellos en arreglos nuevos realizados por Vicente Bianchi. La selección apelaba a la identificación, la nostalgia y lógicamente a la popularidad que ya tenían estas canciones.
27Analizando la industria del cine mexicano, López señala que en los años treinta, la radio estableció un repertorio de lo que constituía la música popular del país y creó estrellas nacionales que luego aparecerían en el cine (2012, 124-125). De modo similar, la radio en Chile estableció repertorios y definió una cierta noción de lo que era la música popular chilena. Sin embargo, considero que el proceso fue más bien una negociación entre los diferentes medios, en el que una canción o artista que era escuchado en la radio podía más tarde aparecer en el cine o viceversa. En otras palabras, la industria cinematográfica no fue un agente pasivo que simplemente recibió y reprodujo lo que la radio definió, sino que contribuyó activamente a dar forma a esas definiciones. Asimismo, la inclusión y exclusión de repertorios, cantantes y conjuntos en Ayúdeme debiera entenderse como un proceso activo para el establecimiento de un canon de música popular chilena que ya se había iniciado a través del programa de televisión que dirigió Becker en 1967.115
Tradiciones y modernidades sonoras
28Una de las escenas cómicas protagonizadas por Los Perlas los muestra trabajando en un laboratorio científico. La secuencia se construye como una comedia de equivocaciones en que el dúo es contratado para limpiar el lugar, pero son confundidos con especialistas y puestos a cargo de un experimento. Luego de limpiar una de las habitaciones comienza un número musical interpretado por la cantante Myriam. Es el bolero “No te vayas, amor” cantado a través de una pantalla en la sala.116 El número sugiere por una parte la idea de progreso y desarrollo representado por este moderno laboratorio con su pantalla y objetos sofisticados. Por otro lado, la aparición de Myriam crea una asociación con el mundo de las estrellas. De pronto, una explosión que Los Perlas provocan por accidente trae mágicamente al lugar a la cantante. El número continúa, esta vez con un conjunto de hombres vestidos como trabajadores que realizan una coreografía junto a la cantante. La música es reforzada con efectos de sonido electrónico que crean una atmósfera tecnológica y moderna.
29La música opera como un contraste con el ambiente tecnológico. El bolero había sido popular en Chile desde los años treinta y Myriam era una figura conocida desde los cuarenta. La letra del tema propone un tono melancólico pidiendo a la persona amada que no se vaya. En contraste, los bailarines juegan un rol innovador, con vestuarios y una coreografía moderna. La superposición de tradición y modernidad aparece aquí, tal como en varios momentos, sugiriendo que el desarrollo no implica una ruptura con la tradición. Como señalan Cortínez y Engelbert, el discurso apela a “la felicidad de un Chile simultáneamente tradicional y moderno” (2014, 363).
30La ciudad de Santiago es retratada como un lugar moderno y en crecimiento. Un ruido de bocinas representa el gran número de vehículos que hay en la ciudad y de pronto escuchamos un rock instrumental interpretado en guitarra eléctrica, bajo, batería y órgano Hammond, creando una sonoridad fresca que conecta con las imágenes de personas caminando por las calles y enormes edificios. La coexistencia de tradición y modernidad se expresa aquí a través de un vendedor de manzanas vestido con un tradicional traje blanco y una chupalla. El personaje funciona como un recordatorio de que incluso en la ciudad moderna las tradiciones permanecen. El montaje de la secuencia es especialmente ágil, en conexión con el ritmo de la música. A su vez, destaca el predominante timbre del órgano que simboliza la sicodelia de aquellos años. Rondón señala que desde los años cincuenta el órgano Hammond ganó popularidad en Chile y se asoció frecuentemente a ideas de modernidad (2019, 224). Su uso contribuye a crear este clima moderno y de sofisticación. El tema volverá a aparecer más adelante en una fiesta en que aparecen bailarinas, un pintor y varios grupos de jóvenes disfrutando mientras una banda de rock toca. Así la asociación entre rock, juventud y modernidad se reafirma.
Militares, patriotismo y glamour
31Una de las celebraciones más explícitas del patriotismo en la cinta se articula a través de números musicales basados en marchas militares que representan a las Fuerzas Armadas. El primer número pertenece a la Fuerza Aérea con la marcha “Camaradas”, himno de la institución.117 La interpreta la reconocida cantante Fresia Soto, que luce un vestuario de azafata.118 El dulce estilo del canto funciona como una forma de mostrar una faceta más amable de esta rama de las Fuerzas Armadas. Inicialmente, el montaje alterna primeros planos de la cantante que se dirige a la cámara y planos de los aviones volando, pero más tarde los pilotos marchan, cantan y siguen a la cantante en una suerte de desfile. Planos aéreos de los aviones a través de la cordillera nevada aparecen como lujosos recursos para añadir una nueva capa de patriotismo apelando a la habitual asociación de la cordillera como símbolo del país.
32Casi la misma estructura es recreada luego en el número que representa a la Marina. Escuchamos “Brazas a ceñir”, el himno de la institución interpretado por la cantante Gloria Simonetti, otra estrella pop del momento. Luego de algunos versos cantados por un coro masculino, la cantante aparece en el puerto acompañada por los marinos del mismo modo que lo hizo Fresia Soto en su número. En este caso, a Simonetti la sigue también un grupo de mujeres.
33Ambos números comparten varias características: el rol del coro como una voz colectiva que encarna el sentimiento nacionalista. La imagen de las cantantes es muy parecida, ambas con vestidos blancos aludiendo a la asociación de este color con ideas de pureza. En el caso de Simonetti, resulta particularmente patriótico pues con un pañuelo rojo y el fondo azul del mar forma los colores de la bandera chilena. La conexión entre las Fuerzas Armadas y figuras del pop como Soto y Simonetti, que representan juventud y estrellato, puede entenderse como una revalorización de lo militar, así como un intento de familiarizar al público con las Fuerzas Armadas.
34Estos números en Ayúdeme toman varios elementos del cine bélico en cuanto a sus retratos de las mujeres. La presencia de estas figuras femeninas sugiere una objetivación sexual en que ellas se vuelven objetos de deseo y entretenimiento en un espacio marcadamente masculino.119 No obstante, el rol dominante de las cantantes en los números también plantea interrogantes respecto a la construcción de una feminidad vendible en conexión con los discursos patrióticos. Como señala Lamadrid, la revolución cultural de comienzos de los sesenta contribuyó al desarrollo de un mercado de belleza y moda enfocado en mujeres jóvenes junto con conciertos y productos asociados a la música pop (2014, 39). Así, las mujeres comenzaron a ser vistas como consumidoras potenciales.
35El número que representa al Ejército comienza inmediatamente después de una secuencia enfocada en la cultura Mapuche, apelando al lugar común en la historia de Chile que el Ejército chileno sería heredero de la fuerza y valentía de ese pueblo.120 Al comienzo un grupo de veteranos de la guerra del Pacífico contemplan la estatua de un guerrero Mapuche. La música usada es “Los viejos estandartes”, compuesta por Willy Bascuñán como parte del disco Adiós al séptimo de línea (1966) interpretado por el conjunto Los Cuatro Cuartos.121 A diferencia de los otros números marciales, en este caso la marcha es cantada por un coro sin solista, reforzando la idea de una voz colectiva.
36Un grupo de jóvenes oficiales militares llevan banderas chilenas y se reúnen con los veteranos a modo de encuentro intergeneracional. A continuación, se presenta un desfile de caballería, tropas marchando, tanques y camiones, como una alusión a la tradicional Parada Militar que tiene lugar cada 19 de septiembre, en el día de las llamadas “Glorias del ejército”. Ante este despliegue, los veteranos se emocionan y uno de ellos seca sus lágrimas. El gesto recuerda la secuencia inicial en que una adinerada mujer se emocionaba de escuchar la tonada “Chile lindo” en el vuelo desde Nueva York a Santiago.122 Las canciones usadas en ambas escenas comparten intensas connotaciones patrióticas. La primera estrofa de “Los viejos estandartes” dice:
Cesó el tronar de cañones
Las trincheras están silentes
Y por los caminos del Norte
Vuelven los batallones
Vuelven los escuadrones
A Chile y a sus viejos amores
37La idea del retorno desde el extranjero se sugiere en ambas escenas y la música articula un sentimiento patriótico compartido entre la mujer que vuelve desde Nueva York y el veterano que recuerda su retorno al país luego de la sangrienta incursión del Ejército chileno en Perú y Bolivia. Al final del número, en un camino desértico, Los Perlas piden a un militar que maneja un camión que los lleve. Este les dice que suban y la escena concluye. Así, con un simple pero simbólico gesto se promueve una cara amistosa de las Fuerzas Armadas.
38La celebración de la victoria en la guerra es promovida sutilmente más adelante cuando se presenta una escena en la ciudad de Antofagasta, la principal ciudad que Chile arrebató a Bolivia en el conflicto armado. El vals “Antofagasta” compuesto por Armando Carrera en 1918, entra como una clara referencia a la ciudad en la voz del dúo Doris y Rossie. La sincronización entre música e imagen sugiere que el orfeón que vemos en pantalla es el que está interpretando la canción. Las personas visten trajes de comienzos del siglo XX, pero más tarde hay un salto a los años sesenta. Este breve viaje en el tiempo, en diálogo con el número del Ejército que lo precede, permite a la audiencia apreciar la historia de la próspera ciudad como uno de los beneficios de la guerra.
39Doris y Rossie aparecen cantando en distintas zonas de la ciudad, incluyendo edificios en construcción, una de las imágenes recurrentes de Becker para ilustrar desarrollo. Luego, en una especie de casino o restaurant mientras varias parejas bailan el vals. Finalmente, en un hospital, vestidas como enfermeras que asisten un parto. La escena concluye con un recién nacido como metáfora de las futuras generaciones que ahora nacen en territorio chileno.123
40La celebración del territorio conquistado se aborda en las siguientes escenas desde otra perspectiva, resaltando la riqueza generada en las minas del norte del país que, como sabemos, fue el beneficio principal y objetivo último de la Guerra del Pacífico. La canción “El cachimbo de Tarapacá” es interpretada por el Ballet Folklórico Pucará. Luego de una gran explosión en la mina de cobre, el conjunto baila en el desierto y al fondo se distinguen grandes camiones usados en las minas. Un grupo de bailarines usa picotas para excavar simbolizando el trabajo de los mineros. La música es inicialmente tocada en guitarras, percusión y quenas, pero más adelante oímos un arreglo para orquesta al tiempo que unos mineros instalan explosivos en el suelo.
41Un segundo número celebra la minería, esta vez de carbón del sur del país. Allí Los Perlas tocan una alegre cueca con acordeón y guitarra mientras los mineros trabajan. Más adelante, volvemos a las minas de cobre para ver el proceso finalizado. Las barras del mineral son trasladadas en grandes vagones al tiempo que la versión orquestal de “El cachimbo de Tarapacá” vuelve entregando un clima triunfal y energético para ver el mineral terminado. La celebración de la minería y particularmente del cobre se enmarca en la llamada chilenización de la industria del cobre que implementó el gobierno de Frei, por tanto, toda esta sección puede entenderse como un tributo a esa medida.
42La sección de industria minera resulta inusual en un largometraje de ficción como este. No obstante, los peculiares objetivos de Becker le permiten tomar prestadas técnicas y narrativas de distintos géneros, tal como ocurre con los números marciales. En cuanto a la minería, varios de los planos y el estilo de edición recuerdan a las películas institucionales realizadas para industrias mineras como La metalurgia del cobre (Patricio Kaulen, 1960) y Carbón (Fernando Balmaceda, 1965). Las imágenes que muestran grandes maquinarias, explosiones y el transporte de los minerales es replicado por Becker como celebración de la riqueza del país y de las medidas del gobierno Demócrata Cristiano en este ámbito. El retrato dignificado del minero como figura icónica de la clase trabajadora discutido en el capítulo anterior en relación con la obra de Fernando Balmaceda, es reemplazado por la figura humorística y ridiculizadora de Los Perlas.
43El final de Ayúdeme se presenta como un apoteósico espectáculo que evoca los clásicos universitarios que Becker dirigía. Todo el show se plantea como un homenaje a la canción “Chiu Chiu” de Nicanor Molinare y su supuesto éxito internacional. Recordemos que la canción alcanzó notoriedad en los años cuarenta al incluirse en el musical hollywoodense You were never lovelier (William Seiter, 1942). El tributo consiste en una larga lista de versiones de la canción interpretadas en estilos musicales estereotípicos de determinados países. Estos arreglos acompañan sketches asociados a cada país en los que se apela a los más gastados clichés. Así, pasan por la pantalla un grupo de ingleses que bailan una versión con sonoridad de Los Beatles, una pareja que pasea en una góndola evocando a Venecia mientras oímos una balada en italiano. Una estereotipada versión en árabe que muestra a Luis Silva de Los Perlas con turbante y fumando una pipa de agua.124 Una versión en alemán con barriles de cerveza y trajes tradicionales bávaros, una versión francesa con una bailarina de can-can, un arreglo de aires rusos con baile en cuclillas bajo la nieve, una versión japonesa con geishas y un hombre que intenta las artes marciales. La sucesión de sketches da paso a nuevos arreglos: uno de ellos interpretado por un gran coro y una orquesta de cámara, otro con aire de tonada interpretado por Pedro Messone vestido de huaso, con un baile de reminiscencias mapuches, un vals, un swing. En suma, una extensa sección que se construye en base a innumerables versiones de la misma canción, algunas de mayor interés y otras que apelan a los más básicos clichés.
Recepción: entre el rechazo y el triunfo
44Una reseña de películas chilenas publicada a fines de 1968 señalaba que Ayúdeme había sido vista por más de 360.000 espectadores. Con el paso del tiempo se convertiría en la más vista en la historia del cine chileno hasta fines de los noventa (Ecran 1972, 10 diciembre 1968, 25; López Navarro 1997, 128). A pesar de esto, la prensa, la crítica e incluso otros cineastas no la recibieron en forma positiva. Una de las reseñas comenta que ya desde el programa de televisión se veía que Becker apelaba “al más recalcitrante chovinismo” (El Siglo, 20 octubre 1968). El crítico Joaquín Olalla, célebre por sus ácidos comentarios, la describe como un proyecto “execrable y abyecto” apuntando que no es realmente una película sino más bien “trozos de celuloide organizados arbitrariamente, sin ningún motivo estructural ni ninguna motivación narrativo-dramática” (P.E.C., 8 octubre 1968).
45La ausencia de estructura o trama fue algo muy comentado entre los críticos. María Luz Marmentini señala que ésta no es una película sino un espectáculo que combina “algunos aciertos del show de televisión del mismo nombre (1967) con las características ya algo añejas de los clásicos universitarios” (Ecran 1965, 22 octubre 1968, 47). Otra reseña apuntaba que, si bien el cine puede prescindir de un argumento convencional, Ayúdeme no aportaba nada en lugar de ese argumento (Ercilla 23 octubre 1968).
46Este comentario es clave para entender cómo la crítica estaba consciente de que un film podía apartarse de narrativas más convencionales sin que eso implicara un rechazo inmediato, especialmente porque había sido publicitado como un musical, género en que muchas veces la trama queda en un rol secundario en favor de los números.125 Al respecto otra crítica se quejó del excesivo número de canciones señalando que ni siquiera las películas de Elvis Presley o de Rafael tenían tantas (Clarín, 24 octubre 1968).
47Curiosamente, la crítica no hizo mayores comentarios sobre el rol de la música. Una de las pocas menciones la describió como “estridente y falsamente patriota” destacando las escenas de marchas militares que “apelan al más barato chovinismo”. Por otro lado, apunta que se incluye música usada en la campaña presidencial de Frei, posiblemente en referencia a la canción “La Chilena” escrita por Becker y Bianchi que se usó con una letra más explícita en favor de Frei para la campaña de 1964 (El Siglo, 20 octubre 1968). A pesar del cambio de letra, la familiaridad de la canción evoca la campaña. Asimismo, un arreglo instrumental de “Chile lindo” había sido incluido en Chile avanza (1967), un documental institucional acerca de la reforma agraria implementada por Frei. A su vez, Vicente Bianchi, el arreglador de la música de Ayúdeme, trabajó por esos años en varios documentales institucionales producidos por el gobierno componiendo o arreglando piezas. Allí ya se observa que Bianchi apela a géneros folklóricos como la tonada y la cueca para sugerir sentimientos patrióticos en diálogo con las iniciativas gubernamentales. Por tanto, es posible afirmar que parte del repertorio de Ayúdeme, así como el estilo de los arreglos ya se había asociado explícitamente con el proyecto político de la Democracia Cristiana.
48Más allá de estas críticas, considero que el éxito de público de la cinta debiera entenderse al menos en parte a raíz de lo que significa una tremenda producción que está intrínsecamente ligada con las industrias de la música y el entretenimiento. Ayúdeme no es simplemente una película sino una ampliación a pantalla grande de un exitoso espectáculo televisivo que además se vale de célebres solistas y conjuntos musicales interpretando grandes éxitos de la música popular chilena. A su vez, se promovió con publicidad en revistas, televisión, partituras y la producción de un LP doble. La escala de producción no tiene paralelo con el cine chileno de aquellos años. Incluso si las reseñas no eran favorables, funcionaban igualmente como publicidad. Becker tuvo la habilidad y los recursos económicos para generar un tremendo despliegue y reunir a gran parte de la industria del entretenimiento en favor de su obra.
Un musical político sin canciones políticas
49En su clásico texto sobre el musical en Hollywood, Dyer plantea que los musicales representan un escape a los problemas cotidianos ofreciendo un mundo utópico al espectador. A la vez, distingue una categoría de musicales que tienden a “disolver la distinción entre narrativa y números musicales” creando la sensación de que todo lo que se ve es una utopía (1985, 229). En esta perspectiva, Ayúdeme podría entenderse como una película en que la utopía no es algo lejano ni diferente de la vida real, sino que la historia de Chile y su cultura en sí mismas son un lugar utópico.
50Como una amalgama única que condensa mitos, creencias, emociones y un fuerte sentimiento de celebración patriótica, Becker propone que la utopía ha estado siempre allí, en el pasado y presente del país. Este retrato hace por supuesto oídos sordos a los grandes conflictos y desigualdades en la sociedad chilena de la época, pues tal como señala Dyer, los problemas sociales son negados por la ideología dominante así que no deberíamos esperar algo tan diferente del mundo del espectáculo (1985, 228).
51La selección musical delinea una estética muy precisa y propone una definición de lo que es la música popular chilena mediante un proceso de inclusión y exclusión. Las preferencias parecen orientadas por la posición política de los cantantes, en su mayoría conectados con el centro y la derecha, pero también determinadas por un pasado exitoso en las industrias de la música. Becker selecciona grandes éxitos que serán fácilmente reconocidos y valorados por la audiencia y deja de lado todo lo que pueda asociarse con la izquierda.
52A través de su programa de televisión, su rol como asesor cultural y como cineasta, Becker elabora un imaginario del gobierno Demócrata Cristiano que toma elementos de la Música Típica, el Neofolklore así como otros éxitos de las décadas pasadas. Su insistencia en incluir intérpretes, canciones y un gran universo de referencias a una historia muy oficial de Chile y su cultura crean lo que una de las críticas describió como una “Babel de neocriollismo” (Las Noticias de Última Hora, 17 octubre 1968). En otras palabras, una acumulación de elementos visuales, sonoros y discursivos para generar una revitalización del criollismo en boga durante las primeras décadas del siglo XX que buscará nuevamente crear un sentido de identidad con bases en el imaginario rural, aunque esta vez con tintes modernos.
53Uno de los logros más significativos de Becker fue la creación de un musical político sin canciones abiertamente políticas. La agenda que promueve es evocada a través del montaje, la elección de temas, locaciones, intérpretes y por su puesto la música, pero no a través de un discurso explícito. Becker se apoya en un largo proceso de definiciones de la música chilena para ofrecer un discurso identitario ligado a determinados géneros y estilos en diálogo con los arquetipos y mitos de la historia del país.
54En suma, éste es un caso curioso dentro de un cine chileno que se desarrolló en su mayoría en una vereda opuesta hacia fines de los sesenta. A pesar de que Ayúdeme aparece en el tiempo del Nuevo Cine e incluso se intentó promoverla como parte de esta corriente, su estilo parece más conectado con un revival del antiguo cine chileno.126 Así como el Nuevo Cine se suele asociar con la izquierda, resulta necesario hacer explícito el vínculo entre la cinta de Becker y los sectores más conservadores de la sociedad chilena.
Notes de bas de page
101 En adelante Ayúdeme.
102 Entre agosto y septiembre se estrenaron Tierra quemada de Alejo Álvarez, Lunes 1°, domingo 7, de Helvio Soto y New Love, de Álvaro Covacevich.
103 Varios símbolos nacionales como la cueca y el copihue fueron oficialmente establecidos recién durante la dictadura militar a fines de los setenta como parte de un proyecto identitario que buscaba legitimar al régimen, aunque ya tenían un arraigo como símbolos informales en las décadas anteriores. Ver Rojas (2009) para una discusión sobre la institucionalización de la cueca en dictadura.
104 Lucho Córdoba era uno de los más famosos actores cómicos en el Chile de los cuarenta. Tenía su propia compañía teatral y trabajó en ocho películas chilenas entre 1942 y 1948, generalmente como protagonista. Asimismo, Eugenio Retes trabajó en varias producciones de aquellos años, destacando en los roles protagónicos de Uno que ha sido marino (1951) y El gran circo Chamorro (1955) de José Bohr. Iris del Valle, actriz de teatro y radioteatro, trabajó también con Bohr en tres largometrajes, y luego en la compañía de revistas Bim-Bam-Bum.
105 Ver Pradenas (2006, 307-312) y Obregón (2013) para una historia de los Clásicos.
106 Por lo que pude investigar, el primer disco producido por los organizadores del Clásico fue Recuerdos de Cocoliche en 1959. Durante los sesenta produjeron al menos cinco discos, lo que revela tanto la creciente popularidad de los espectáculos como su conexión con las industrias de la música.
107 Para una discusión sobre teatro musical en Chile ver Farías. (2014a, 149-180). La versión cinematográfica de La Pérgola de las Flores incluyó al cantante chileno Antonio Prieto como uno de los protagonistas.
108 The Sound of Music fue conocida con el título de La novicia rebelde.
109 El LP apareció casi un mes después del estreno (Ecran 1968, 12 noviembre 1968, 37). La grabación de música de cine chileno es de mucho más larga data. Ya a fines de los años treinta, la canción “Como el agüita fresca” interpretada por Ester Soré, Nicanor Molinare y Los cuatro huasos para Dos corazones y una tonada (Carlos García Huidobro, 1939) se grabó y editó en discos Víctor (González y Rolle 2005, 249). La novedad de los años sesenta, con el LP, es la posibilidad de tener en un solo disco toda o gran parte de la música de una película.
110 Como comparación, el costo de El chacal de Nahueltoro filmada ese mismo año fue de alrededor de 300.000 escudos, es decir el 20 % del presupuesto de Becker (Littin 1970, 65). De hecho, una de las reseñas de Ayúdeme señalaba que su presupuesto era cinco o seis veces más alto que cualquier otra película chilena (Punto Final 67, 5 noviembre 1968, 26).
111 Cortínez y Engelbert ofrecen un análisis en profundidad de Ayúdeme y dan luces sobre su discurso político asociado al gobierno Demócrata Cristiano (2014, 293-435).
112 Actualmente, es sabido que la CIA apoyó económicamente a la Democracia Cristiana financiando la campaña de Eduardo Frei en 1964 para evitar la elección de Salvador Allende. Sumado a esto, la agencia implementó una fuerte campaña anticomunista en el país. El documento Covert action in Chile 1963-1973 elaborado en 1975 por el senado de los Estados Unidos entrega un reporte sobre la intervención de la CIA en aquellos años en Chile.
113 Carabineros, la cuarta rama de las Fuerzas Armadas, no está representado con una canción.
114 Thayer Arteaga fue Ministro de Trabajo y Previsión Social desde 1964 a 1968. Ese último año pasó al Ministerio de Justicia. Ya en los setenta fue asesor en el sector público durante la dictadura militar lo que le significó la expulsión del Partido Demócrata Cristiano.
115 Una reseña del programa de televisión señalaba que su principal objetivo era crear una jerarquía del folklore chileno (El musiquero 46, septiembre 1967, 43-46).
116 Myriam fue inicialmente conocida como parte del dúo con su hermana Sonia formado en los años cuarenta. En ese tiempo, interpretaron números musicales en El último día de invierno (René Olivares, 1942) y Música en tu corazón (Miguel Frank, 1946). Cuando el dúo se disolvió en 1964, Myriam continuó su carrera como solista.
117 La marcha se basa en la marcha militar alemana “Alte Kameraden” compuesta en 1889. Diego Barros Ortíz, quien fuera Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea entre 1955 y 1961 escribió la nueva letra con arreglos de Ángel Cerutti.
118 Fresia Soto adquirió gran fama a comienzos de los sesenta en el contexto de la Nueva Ola realizando versiones de canciones pop internacionales como “It’s never too late” popularizada por Brenda Lee. En febrero de 1967, obtuvo el primer premio en el Festival de la Canción de Viña del Mar (González, Rolle y Ohlsen 2009, 247)
119 Respecto al rol de las mujeres militares en el cine, Tasker sugiere éstas suelen cumplir con los atributos típicos de la feminidad y que sus vestuarios a menudo son utilizados para producir un efecto erótico (2011, 116). En cuanto a las películas de guerra, Donald y MacDonald distinguen el rol de la “Madonna” que son las madres, hijas, hermanas y novias a quienes los hombres protegen y respetan, pero sobre todo objetivan (2016, 11).
120 La celebración de la cultura Mapuche es una tremenda paradoja considerando que, en paralelo con la Guerra del Pacífico, el estado chileno aceleró la ofensiva contra el pueblo Mapuche para usurpar sus territorios durante la Ocupación de la Araucanía. En 1883, el Ejército había ocupado y refundado la ciudad de Villarrica, marcando el fin de la mal llamada “pacificación”, que para el pueblo Mapuche se tradujo en despojo y masacre. Para más detalles ver Bengoa (1996).
121 El disco, de unidad temática, cuenta en tono épico las hazañas del Ejército en la Guerra del Pacífico. Poco después del estreno de Ayúdeme, Bascuñán junto al compositor Gamaliel Guerra denunciaron a Becker por no pagar los derechos de autor correspondientes a la inclusión de sus canciones (Ecran 1981, 11 febrero 1969, 45). El Ejército declaró la marcha “Los viejos estandartes” como su himno oficial en 1975.
122 Otro llanto patriótico aparecerá más adelante cuando un pequeño niño llora de emoción al aprender la historia de los hermanos Carrera.
123 Para Donald y MacDonald, uno de los frecuentes roles de las mujeres en las películas de guerra es el de enfermeras (2016, 10). Si bien esta no sería propiamente una escena de guerra, es el resultado de la guerra evocada en la secuencia anterior.
124 Más adelante, se muestran las banderas de los países representados y se alcanza a distinguir la de Siria, que nos lleva a pensar que el personaje era sirio. Sin embargo, la burlesca interpretación apela a un orientalismo en que poco importa la nacionalidad de la persona retratada.
125 De hecho, otra crítica expresó desilusión ante lo que “podría haber sido el primer eslabón de un cine musical a la chilena” (La Unión, 27 octubre 1968).
126 En la portada del LP doble por ejemplo se lee: “A todo color y con el más espectacular reparto del Nuevo Cine Chileno”.
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Identidad y política en la música del cine chileno (1939-1973)
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