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Capítulo VI. Caracterización de la prensa obrera

p. 165-180


Texte intégral

1Periodicidad: La prensa obrera está constituida por publicaciones que dicen ser eventuales, quincenales o semanales, pero, en la práctica, son de espaciada aparición y escasa regularidad. Son pocas las publicaciones diarias, o que se imprimen durante muchos años, que alcanzan gran cantidad de números. Sobre el tiraje no tenemos datos, pero es de suponer que en la mayoría fue pequeño.

2Durante los primeros 10 años del periodo estudiado (1900-1930), se crean, anualmente, una o dos publicaciones. Es la etapa de incremento y desarrollo de un proletariado más moderno, producto de las grandes obras públicas del Presidente Balmaceda, continuadas en menor grado por sus sucesores; de ampliación de las industrias extractivas, como el salitre y el carbón; de desarrollo de la industria manufacturera en los centros urbanos. Constantemente emigran a las obras públicas, a las minas y a los sitios de trabajo, campesinos y artesanos empobrecidos que buscan de mejores salarios, aumentando el número de obreros en el país.

3Entre 1910 y 1915, sin considerar la prensa demócrata –vocera de sectores pequeñoburgueses, artesanales y de marcada orientación comercial– los periódicos netamente obreros aumentan en la siguiente proporción: dos en 1911; seis en 1912; siete en 1913; seis en 1914 y tres en 1915.

4Este avance de la prensa obrera es la expresión del movimiento ascendente de los trabajadores en su organización y claridad ideológica. En los años siguientes, se acentúa este avance. En la década que va de 1916 a 1926, se fundan 139 periódicos, lo que da un promedio de más de 13 por año. Sin embargo, la crisis institucional de 1924 y la participación directa de las FFAA en el gobierno –que culmina con la dictadura de Ibáñez-detienen este desarrollo. Mientras en 1926 circulaban un total de 31 publicaciones, al año siguiente sólo lo harán 13. La cifra bajará a 4 y 5, en 1928 y 1929, respectivamente. Sin duda que su apoyo a la Dictadura de Ibáñez, favorecía las posibilidades de circulación de estos escasos periódicos.

5Financiamiento: Las características relativas a la periodicidad de la prensa obrera tienen, como causa inmediata, las dificultades de su financiamiento. Aunque una parte de los periódicos son entregados gratis o a precio voluntario (lo que ocurre sobre todo con la prensa anarquista), la gran mayoría depende de un precio de venta. Pero los pocos recursos económicos y el bajo nivel cultural de los sectores obreros, hacían que estas empresas fuesen deficitarias. De ahí que, constantemente, aparezcan en los periódicos listas de erogaciones u otras iniciativas para ayudar al financiamiento.

6Fuera de estas dificultades provenientes de la misma clase obrera, hay otras originadas en las características que tiene la prensa en una sociedad capitalista. El periódico es una mercancía que se debe vender y producir utilidades a sus propietarios. Por esta razón, trata de llegar a los más vastos sectores sociales y culturales invirtiendo para ello grandes capitales para que el periódico tenga una buena presentación material, su contenido sea variado y novedoso y posea otros elementos atractivos, como fotografías, dibujos, tipos especiales, etc. La prensa obrera no podía competir en este aspecto y por eso sus lectores sólo se encuentran, en su gran mayoría, entre los trabajadores más conscientes o comprometidos, siendo su venta muy inferior a la prensa comercial.

7Otra fuente de financiamiento de la prensa capitalista es la publicidad comercial, en la medida que los avisadores quieren llegar a un mayor número de lectores que tengan un determinado poder de compra. En cambio, la prensa obrera, por las razones ya dichas, no tenía grandes entradas por este rubro. Los únicos que avisan en sus páginas eran pequeños comerciantes, artesanos y profesionales que, más que hacerlo por su propio interés, seguramente lo hacían como una forma de colaborar con las publicaciones populares.

8Otra razón que limitaba también el financiamiento por publicidad comercial, se encuentra en el hecho que los periodistas obreros, por los ideales que defienden y sustentan, no tenían mayormente en cuenta las conveniencias económicas. Por ejemplo, hay varias publicaciones que combatían alcoholismo y denunciaban a otras que ignoraban estas campañas o se adherían a ellas tímidamente. La respuesta a ello era clara: en varios casos, gran parte de sus entradas provenían de empresarios que explotaban la industria productora de bebidas alcohólicas. Otro ejemplo lo da Luis Emilio Recabarren. Como director del diario La Reforma, publicado en Santiago en 1906, rechazaba la idea, sugerida por un lector, de publicar el programa de carreras del Club Hípico a fin de aumentar el tiraje del periódico. Recabarren sostenía: “nuestra misión es moralizadora y, para cumplirla, no miramos hacia atrás ni pensamos en provechos pecuniarios”.

9Esta es la característica general frente a la publicidad, pero hay dos situaciones extremas. La prensa anarquista, generalmente no insertaba ningún tipo de publicidad comercial, y la prensa demócrata, sobretodo aquella controlada por el sector oficial del Partido, publicaba avisos de todo tipo y procedencia.

10Los periodistas obreros: Habiendo visto que la casi totalidad de los periódicos obreros se han financiado dificultosamente, que la mayoría tiene una corta existencia y escasa circulación, que son publicaciones eventuales, etc., se comprende que no existan periodistas obreros, en el sentido de individuos que viven de esta actividad como profesión. Quienes sostuvieron nuestra prensa obrera, se dedicaron a ella sólo como parte de una actividad política, como fue el caso de Luis Emilio Recabarren, o son personas que colaboraron aportando artículos, como Alejandro Escobar y Carvallo.

11Luis Emilio Recabarren, con justísima razón, puede ser llamado el padre de la prensa obrera chilena. Obrero tipógrafo, nacido en Valparaíso el 6 de julio de 1876, se destacó primeramente en el Partido Demócrata; después en el Partido Obrero Socialista, del cual fue uno de sus fundadores. Varias veces candidato a Diputado, en 1921 resultó elegido.

12Su actividad sindical también fue múltiple. Principal impulsor de las mancomunales nortinas, cuando ellas ingresaron a la Federación Obrera, terminó por ser un líder de esta central sindical. En ambos frentes de lucha, la política y sindical, comprendió Recabarren el papel que juega la prensa. Fue director de los siguientes periódicos: La Democracia. Santiago, 1900; El Trabajo, Tocopilla, 1903; El Proletario, Tocopilla, 1904; La Reforma, Santiago, 1906; El Grito Popular, Iquique, 1911; El Despertar de los Trabajadores, Iquique, 1912; La Federación Obrera, Santiago, 1921. Además de sus numerosos folletos, charlas y polémicas, colaboró en diversos periódicos. El 18 de diciembre de 1924, agobiado por el trabajo y las incomprensiones, se suicidó.

13Le sigue en importancia, aunque a gran distancia, Alejandro Escobar y Carvallo. Nacido el 27 de febrero de 1877, era hijo de un industrial y había realizado estudios numerosos y variados. Pasó por la Escuela de Bellas Artes, Escuela Técnica de Máquinas a Vapor, Escuela de Artes y Oficios, Conservatorio Nacional de Música, Instituto Pedagógico. Más que un dirigente, fue esencialmente un escritor de la clase obrera. Director de La Tromba, Santiago, 1898 y redactor de La Campaña, publicado en la misma ciudad y año, colaboró en numerosas otras publicaciones. No hay periódico de comienzos de siglo en que no aparezca su nombre.

14Uno de sus biógrafos dice “...muestra continuos cambios de ideas y creencias, lo que se manifiesta en sus evoluciones políticas”, y parece tener razón, pues si bien la mayoría de sus trabajos aparecen en publicaciones anarquistas, también los encontramos en las demócratas, socialistas y hasta en el periódico cristiano El Obrero, Santiago, 1918. Fue de los primeros en hablar de socialismo en Chile, a1 fundar la Unión Socialista, en 1897, organización que más tarde se transformó en propagandista y expositora del anarquismo.

15Otros impulsores de la prensa obrera no realizaron una labor tan vasta como los antes mencionados, ya sea fundando y dirigiendo periódicos, o colaborando. De ellos se tienen pocos datos y aumentarlos llevaría a una investigación propia de otro trabajo. Entre los anarquistas destacaron, Luis Olea, pintor decorador, administrador de La Tromba, redactor de El Proletario, Santiago, 1897 y La Campaña, Santiago, 1899; Magno Espinoza, director de El Rebelde, Santiago, 1898 y El Ácrata, Santiago, 1901; Manuel J. Montenegro, editor de La Agitación, Santiago, 1901 y redactor de La Campaña; Luis A Triviño, redactor de Verba Roja, Valparaíso y Santiago. 1918-1927, y de Acción Directa, Santiago, 1920-1926; Luis Heredia, redactor de Tribuna Libertaria, Santiago, 1923 y director de Solidaridad, Santiago, 1925; De los independientes: Eusebio Sepúlveda Jiménez, ferroviario, director de Vía Libre, Santiago, 1923 y Semáforo, Puangue, 1928; Alfonso Petaut, editor de La Voz del Obrero, 1909-1910 y El Faro, 1912, ambos publicados en Punta Arenas; Juan O. Rojas (panificador), redactor de El Panificador, 1918 y El Obrero Panadero, 1924-1933, ambos de Santiago.

16Los contenidos: En los periódicos obreros predominan los artículos de análisis, comentarios y narraciones de movimientos sociales y hechos de actualidad; orientaciones doctrinarias, polémicas, denuncias y defensas de las organizaciones de trabajadores.

17Las informaciones que proporcionan son relativas a las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera, pero como la mayoría de los periódicos son eventuales, más que lo novedoso, se trataba de exponer realidades ignoradas por la otra prensa, o que se trataban muy sumariamente. Además, los escasos recursos con que trabaja la prensa obrera, determinaba la carencia de algunos elementos indispensables en un gran diario informativo, tales como reporteros, corresponsales, redactores especializados, etc. Esto explicaría la característica muy común de insertar noticias y artículos tomados de otros periódicos, especialmente de aquellos que publican partidos u organizaciones de trabajadores.

18El carácter informativo aumentaba conforme a1 grado de progreso que alcanzaban los medios de comunicación, su tiraje y la continuidad de la publicación. Así, mientras a comienzos de siglo se informaba poco del extranjero y con mucho retraso, en 1921, La Federación Obrera (de Santiago), daba a conocer día a día la actualidad mundial, en especial todo lo relacionado con la URSS. Cuando este diario advierte que las noticias cablegráficas serán desarrolladas bajo su concepto, reconocía que no sólo trataba de propagar sus ideales a través de artículos dirigidos a ese fin, sino también, lo haría por intermedio de la presentación de estas fuentes de información, lo mismo que hacía otras publicaciones, pero que no lo declaraban.

19En general, desde el punto de vista de los contenidos, la prensa obrera se movía desde una posición exclusivamente de propaganda destinada a los trabajadores de determinadas doctrinas, a otra más amplia de informaciones, estudios, orientaciones, entretención, etc. Y no sólo trataron problemas del proletariado, como en los primeros tiempos, sino también, los de grupos sociales cercanos, como empleados, pequeña burguesía, artesanado, campesinado, intelectuales de clase media, a los que intentaron atraer a su lado. Así, por ejemplo, en 1921 se publica en Punta Arenas La Voz del Obrero, que se dice “órgano de las aspiraciones de los campesinos y propulsor de la unidad del proletariado contra el capital”. Por su parte, La Nueva República (Valparaíso, 1924), se dirige a los obreros y empleados e informa sobre sus organizaciones. La Opinión de los Asalariados, Antofagasta, 1925, se presenta como “órgano oficial de la Unión Gremial de Empleados y Obreros”. La Acción, Punta Arenas, 1926-1927, junto con preocuparse de las actividades sindicales obreras, atendió a1 magisterio y los problemas educacionales.

20Principales periódicos: La prensa obrera de comienzos de siglo no contó con periódicos importantes, considerando su tiraje, continuidad y lapso de publicación. A este respecto, los que se destacaron fueron ciertos intérpretes de los sectores obreros vinculados al Partido Demócrata. El principal fue El Proletario, Tocopilla, 1904-1935, siguiéndole en importancia La Voz del Obrero, Taltal, 1902-1917.

21La creación de la Federación Obrera, en 1909, una organización mutualista ferroviaria que llegó a ser una central sindical de alcances nacionales, determinó la aparición de otro gran diario obrero: La Gran Federación Obrera, publicado entre los años 1910 y 1924. Este último año aparece el diario sindical comunista Justicia, que se dice su continuador. Sigue la misma numeración de aquél y se publica regularmente hasta 1927. Después aparece y desaparece con distintas numeraciones en diversos años.

22Otro gran diario obrero fue El Despertar de los Trabajadores, publicado en Iquique, entre los años 1912 y 1927. Su publicación refleja los hechos y las ideas que dieron origen a1 Partido Obrero Socialista en 1912.

23La prensa sindical: Las primeras organizaciones de trabajadores fueron las sociedades mutualistas. Ellas agrupaban a los artesanos fundamentalmente, pero numerosos obreros pertenecieron a estas sociedades o formaron otras de este tipo, para mejorar sus condiciones de existencia Este movimiento societario precede en varios años a1 movimiento obrero. Se había iniciado en 1853, con la fundación de la Sociedad Unión Tipográfica, que agrupaba a trabajadores y empresarios de imprenta.

24Las sociedades mutualistas se proponían como objetivos, desarrollar, entre sus asociados, el hábito del ahorro, alejarlos de los vicios, fomentar la ayuda mutua, formar cooperativas, elevar el nivel cultural y mantener fondos de previsión para enfrentar los casos de enfermedad, accidentes, vejez y muerte.

25Los periódicos mutualistas no alcanzan a un gran número a fines de siglo. Los principales fueron: El Obrero, Iquique, 1896. “Publicación dedicada a las sociedades Obreras de Socorros Mutuos”; El Obrero, Yungay, 1899, “Órgano de la Sociedad de Mutua Protección, La Unión Protectora”; El Obrero. San Fernando, 1900, “Órgano de la Sociedad de Obreros Unión Fraternal de San Fernando”; Boletín Social, Santiago. 1900, “Publicación de la Sociedad Igualdad y Trabajo”; El Precursor, Santiago, 1902, “Órgano del Centro de Tapiceros de Santiago”; El Progreso, Valparaíso, 1910, “Órgano de la Sociedad Cooperativa del mismo nombre”; E1 Comunista, Talcahuano, 1912, “Órgano de la Sociedad Cooperativa”, etc. Aunque generalmente dicen abstenerse de toda opinión política, es clara su simpatía por el Partido Demócrata, hecho explicable por la identidad social de la mayoría de los componentes de ambas organizaciones. Recíprocamente, la prensa de ese partido presta especial atención a las actividades e ideales de estas sociedades.

26En Santiago se desarrolló, desde comienzos del siglo, otro tipo de organización, alentada y propagada por elementos anarquistas: las Sociedades de Resistencia. Estas organizaciones, aunque es difícil que fueran dirigidas por obreros propiamente tales, por lo menos, por su conocimiento y comprensión de la realidad económico-social en que vivía la clase obrera, interpretaron más acertadamente sus intereses y aspiraciones específicos. Su prensa, que es a1 mismo tiempo la prensa anarquista, abandonando los ideales de autoprotección que se prestaban más a la situación del artesanado, señaló a los obreros el camino de la lucha sindical como el medio de obtener una mejor remuneración por su trabajo. Son de gran importancia sus campañas de ataques a las sociedades mutualistas, a las que presentan como conservadoras y defensoras del régimen social que explota a los obreros, mientras las sociedades de resistencia, a través de la lucha clasista, buscaban la transformación total de la vida.

27Con una posición ecléctica entre estos dos tipos de organización, nacen en el norte del país las Mancomunales. Sus primeros periódicos nos las muestran como muy influidas por la ideología demócrata y por el ideario de las sociedades mutualistas, aunque con organizaciones más propiamente obreras que aquéllas. En su orientación política, se acercan a la corriente renovadora que existía en el Partido Demócrata y que encabezaba Luis Emilio Recabarren, quien jugó un rol fundamental en el desarrollo de estas organizaciones.

28El Trabajo, “Organo de la Combinación Mancomunal de Obreros”, Iquique, 1901, nos refleja, a medida que se publica, cómo se formó, progresivamente, la mentalidad obrera que, por entonces, iniciaba las luchas contra el moderno capitalismo. En El Trabajo “Publicación semanal de la Sociedad Combinación Mancomunal de Obreros”, Tocopilla, 1903, periódico administrado y redactado por Recabarren, el avance clasista revolucionario es tal que, superando otras publicaciones, afirma “el amor a la patria es una mistificación”, afirmación que mostraba claras influencias anarquistas. En Iquique, este movimiento llegó a originar un partido político con un programa de realizaciones inmediatas, levantando incluso candidatos a cargos representativos para el Municipio y Parlamento. Su periódico El Obrero Mancomunal, “Órgano del partido de su nombre”, aparece el 19 de febrero de 1903 y son abundantes en él los ataques a la burguesía y a1 capitalismo. Estos principios son continuados, profundizados y ampliados por la Libertad Social, “Órgano de la Combinación Mancomunal de Obreros”, Antofagasta, 1907; El Trabajo “Publicación semanal de la Sociedad Federación Minera y Mancomunal de Obreros”, Copiapó, 1907. En Coronel, aparece El Alba, en 1902. “Defensor de los Mineros” que dos años después, con nueva numeración, reaparecerá como “Órgano de la Mancomunal”.

29Pero este movimiento organizativo de la clase obrera, dadas las dos influencias entre las cuales se desarrolló, no fue homogéneo. Por ejemplo, El Obrero, “Publicación Semanal de la Sociedad Unión Minera y Mancomunal de Obreros de Atacama”, Copiapó, 1905, se aleja visiblemente de la orientación semi-anarquista de los otros periódicos de mancomunales, y se acerca a la mentalidad mutualista del sector dirigente del Partido Demócrata. En general, las mancomunales se pronuncian a favor de las sociedades de resistencia y en contra de las sociedades mutualistas y muchas veces llegan a confundirse con las publicaciones de aquéllas en sus ataques a estas últimas. Esta campaña más tarde alcanzó a casi toda la prensa obrera.

30Sin embargo este enfrentamiento no fue obstáculo para que una sociedad mutualista fuera el origen de la primera gran central sindical de los trabajadores chilenos: La Federación Obrera de Chile. Esta organización, fundada por trabajadores ferroviarios, paulatinamente fue ampliándose a todo el país y a diversos oficios y gremios. Incluso llegó a contar con los primeros campesinos y empleados que se organizaron. La Federación Obrera publicó uno de los diarios más importantes de la época que tratamos. Apareció en 1910, con el Titulo de La Gran Federación Obrera y se publicó hasta 1924. Su primer director y administrador era el abogado Paulo Marín Pinuer, Presidente honorario de la organización gremial.

31En sus primeros años, este periódico expresaba los ideales de una sociedad mutualista y simpatizaba con el Partido Conservador. No obstante, desde inicios de sus actividades existieron sectores obreros al interior de la Federación para los que los objetivos mutualistas les resultaban muy limitados, chocando con el cuerpo directivo. Un federado, A. Palominos V., se manifiesta contrario a las opiniones vertidas “por nuestro abogado y protector”, que afirmó “que los únicos culpables de su situación son Uds. mismos, que el gobierno no puede ser el papá de cada uno para darles lo que necesitan”. El presidente honorario contesta aclarando conceptos y, de hecho, se desdice de sus anteriores declaraciones. Luego, el Consejo Federal de Concepción lanza una proclama por el 1° de Mayo que, en una de sus partes, afirma: “La manifestación del día 1° de Mayo no puede tener el carácter de una alegre fiesta y celebración del trabajo; cuando la clase asalariada continúa siendo víctima de la explotación ruin de los capitalistas dominantes, ella significa la protesta viril y simultánea del proletariado consciente del mundo entero contra el actual régimen de oprobio y de dolor”. Eras evidente cuán alejado estaba este lenguaje del que debía usar una federación obrera mutualista que ignoraba la lucha de clases.

32En esa misma fecha, en un acto celebrado en Valdivia, habla a nombre de los obreros de la Maestranza de los Ferrocarriles, Daniel Pérez Rojas, quien se refiere a la lucha de clases, ataca a1 capital y defiende a1 trabajo. Pero estos sectores avanzados eran aún una minoría y el periódico de la Federación fue, en su mayor parte, un fiel reflejo de la mentalidad conservadora de la organización.

33Años más tarde el sector obrero dominó la Federación, hecho que reflejó la combatividad y concientización creciente de los trabajadores. Esta misma realidad dio origen, en 1912, a1 Partido Obrero Socialista, primera organización política que representó genuinamente a la clase obrera. El cambio experimentado por la Federación Obrera de Chile, a1 perder su carácter de sociedad mutualista, trajo como con secuencia un gran desarrollo de sus periódicos, pues sus dirigentes comprendieron la fundamental importancia que ellos tenían en la lucha social. La organización contó con imprentas propias en diversas partes del país. En 1912 la única publicación que poseía era su órgano oficial que aparecía en Santiago. En 1918, un año después de su Convención en Valparaíso -en que acordó medidas para reunir en su interior a toda la clase obrera chilena sin atender a sexos, condición, credo político, etc-. ya había agregado a aquél el periódico Adelante (Talcahuano, 1917-1925), que junto con decirse órgano de la FOCH, advertía que sustentaba las ideas democráticas “...entendiéndose que forman los un partido de clase”.

34En 1920, después que los adherentes a las mancomunales nortinas, militantes del Partido Socialista muchos de ellos, se habían dado a esta central, terminaron por imponerse, reformando los estatutos y dando origen a una organización sindical revolucionaria. Para tal año publicaban 9 periódicos en todo el país. En 1922, ese número bajó a 5, descendiendo a 3 hacia 1926. En esos últimos años, la organización fue perdiendo terreno debido a varios factores. Su posición, que no se avenía con el grado de preparación de la clase obrera; la muerte de su líder Luis Emilio Recabarren; las persecuciones del gobierno y las divisiones que la afectaron. Una de las más importantes fue la que se produjo después de la reforma de los estatutos, en 1919. Los disidentes publicaron el periódico El Faro Obrero, 1920-1921 y El Obrero, 1921, ambos aparecidos en Santiago, en los que manifestaban mantenerse fieles a los antiguos estatutos mutualistas.

35Otra central sindical que contribuyó a1 desarrollo de la prensa obrera fue la organización anarquista llamada IWW, (Trabajadores Industriales del Mundo), aunque no tuvo la importancia y el número de afiliados de la FOCH. Sus publicaciones, hasta 1926, alcanzaron a 6, siendo la más importante Acción Directa, Santiago, 1920-1926. En su afán por instruir a la clase obrera, esta organización publicó mensualmente entre 1924 y 1927 Hoja Sanitaria, en Santiago, que exclusivamente proporcionaba conocimientos de anatomía y fisiología humana y recomendaciones higiénicas para evitar enfermedades.

36Las ideologías de comienzo de siglo: Como fuera dicho al comienzo, las primeras doctrinas que expone la prensa obrera, fueron la demócrata, la del anarquismo o acracia y del socialismo.

37El Partido Demócrata era una organización popular, de orientación laica y reformista, fundado en 1887. Contaba entre sus filas a muchos ex asambleístas radicales y agrupaba políticamente a1 artesanado y clases intermedias. Eran estos sectores los predominantes y ellos controlaban la mayor parte de la prensa del partido. Publicaciones eminentemente políticas, anticlericales, destinadas a justificar las diversas posiciones del partido que luego se convertiría al juego demagógico y oportunista a que dio lugar el régimen parlamentario de gobierno, perdiendo de vista la situación económica de las clases trabajadoras.

38No obstante lo anterior, los sectores obreros del partido empiezan a diferenciarse en su interior, en especial cuando aparece el hombre que los interpreta y acaudilla: Luis Emilio Recabarren. Cuando él toma la dirección del periódico La Democracia, fundado en Santiago e1 22 de enero de 1899, son distintos los términos y la orientación; ahora se habla de explotadores, de Estado opresor, de comunismo, de fraternidad universal, etc., con varias colaboraciones de divulgación anarquista. Se comenzará a perfilar una lucha entre el sector dirigente, representado por Malaquías Concha, y la parte obrera, para la cual, día a día, se van haciendo cada vez más estrechos los marcos ideológicos y doctrinarios de esta entidad política. En provincias, donde el proletariado era la parte más importante y numerosa de la población, los periódicos demócratas adhieren a esta corriente renovadora, como sucede con El Defensor de la Clase Proletaria, Iquique, 1902; La Voz del Obrero, Tal-Tal 1902; El Proletario, Tocopilla 1904; La Reforma, Santiago 1906; El Pueblo Obrero, Iquique 1906; El Trabajo, Santiago 1910; etc. Estos periódicos se dicen socialistas, entendiendo por tal doctrina la consecución de algunas reformas que mejoren la situación económica de la clase obrera y el perfeccionamiento del régimen democrático de gobierno. A diferencia del sector reformista del partido, esta prensa puede ser considerada como obrera. Sus principales temas informativos y de comentario, fueron las condiciones de vida y de trabajo del proletariado de sus respectivas regiones, y sus redactores comprenden, más o menos claramente, la relación causal que, con respecto a ellas, tiene el capitalismo como sistema económico-social. Además, asumen que junto a los medios políticos de lucha, están los más directos de las mismas organizaciones gremiales de los obreros.

39Entre ambas posiciones, es posible a la vez detectar, al interior del mismo ámbito democrático, otra prensa que también se dice socialista, pero siguiendo la orientación doctrinaria de los sectores dirigentes del partido, aunque con cierta capacidad de independencia respecto de él. En Santiago, están representados por los periódicos El Grito del Pueblo, “Órgano del Centro Social Obrero”, 1896; El Trabajo, “publicación obrera”, 1899, cuyo N° 2 aparece como “Periódico defensor de la doctrina del Partido Obrero Francisco Bilbao”; El Socialista, “Publicación social, científica, política y comercial”, que en su N° 15 dice ser “Órgano oficial del Partido Socialista”, etc. La mayoría de las reformas que plantean estas publicaciones favorecen, más inmediata y directamente, a1 artesanado y clases intermedias y, por lo general, se refieren a una mayor intervención estatal en los procesos económicos.

40Fuera de las influencias del P. Demócrata, hay otra prensa cuyo socialismo está muy confundido con el anarquismo, en la medida que sus editores no logran diferenciar claramente sus objetivos y métodos. Sus periódicos se publican todos en Santiago y son ellos: El Proletariado, 1897; La Tromba, 1898; El Martillo, 1898; La Campaña, 1899. Hacen gala de sentimientos clasistas y estiman que los conceptos de Dios, patria y ley “...sólo son sofismas ridículos destinados a ahogar a1 proletariado”. Igual calificativo les merecen la propiedad privada, el ejército, el capital, el clero. En general, no había institución de la sociedad que no fuera blanco de sus ataques.

41Estas publicaciones son precursoras de las propiamente anarquistas, avanzándose hacia una mayor definición ideológica. Así, El Proletariado (1897) da a conocer un programa de acción de la Unión Socialista, advirtiendo que él es transitorio, pues una vez que se inaugure como partido político, esa organización adoptará “un programa universal”. El Martillo, de 1898, presenta más o menos el mismo programa como plan de realizaciones del Partido Socialista Chileno, recalcando la actuación electoral y política y atacando no sólo a las instituciones sociales burguesas, sino también a1 individualismo anarquista. La Campaña, en 1899, sigue esta orientación, y en sus primeros números informa de los trabajos destinados a organizar un partido político independiente, el Partido Socialista Obrero. En su N° 6, advierte que el periódico se encaminará a1 “socialismo libertario”, pues no está de acuerdo con los fines a que pretende llegar el “socialismo parlamentario”. Desde este momento ya podemos hablar de anarquismo y socialismo como dos posiciones ideológicas independientes, aunque sin gran organización. La total abstención del primero a actuar en política, y la participación en este campo por parte del segundo, permitió clarificar posiciones.

42El anarquismo publica numerosos periódicos. En Santiago, El Rebelde, 1898; El Ácrata, El Siglo XX, La Agitación y La Luz, en 1901; El Faro, 1902; Germinal, 1904; E1 Alba, 1905; El Oprimido, 1906. En Valparaíso, La Revuelta, 1903. En Tarapacá, El Obrero Libre y La Agitación, 1904, y El Primero de Mayo, en 1907. De estas publicaciones, las más importantes aparecieron en Santiago. La Agitación, por ejemplo, alcanzó a 28 números y, La Luz a 22, teniendo ambas más o menos dos años de vida.

43Mientras estas orientaciones ideológicas del movimiento obrero se manifiestan por medio de su prensa en el centro y el norte del país, en Punta Arenas se publicaron, desde el 26 de diciembre de 1897 hasta el 29 de marzo de 1898, un total de 13 ediciones de El Obrero, “Órgano de La Unión Obrera y defensor de los intereses de la clase trabajadora”. Este periódico, en su número 10 se dice órgano del Partido Socialista de Punta Arenas, organización que demostró tener métodos y objetivos más definidos que las otras de tal ideología. Luchó por la posesión del poder político por la clase trabajadora, la colectivización de los medios de producción, el sufragio universal y el respeto a los derechos individuales tradicionales. Con igual orientación, aunque más anarquista en su terminología, apareció también El l° de Mayo, en esa ciudad, en 1905.

44Esta es la forma como se dividieron ideológicamente las capas más conscientes de la clase obrera y de los sectores de medios, en los años iniciales de su aparición como nuevas fuerzas sociales y cuya prensa los retrata con mucha claridad. Para finalizar, agreguemos algunas notas respecto de algunos hechos relevantes que experimentó la prensa de los trabajadores una vez que sus identidades ideológicas adquirieron mayor precisión. Como veremos, un dato interesante sobre esto fue la incorporación de una nueva variante discursiva, la vinculada al socialcristianismo.

45Al término de la Primera Guerra Mundial cesaron las exportaciones de salitre y las clases trabajadoras chilenas deben enfrentar la cesantía, la miseria y el alza constante del costo de la vida. Esta situación incrementa la organización y la lucha social, la que se dinamiza con la revolución rusa de 1917. La prensa obrera refleja estos hechos en sus páginas y aumenta el número de sus publicaciones. El año 1921 marca el momento culminante, al fundarse 25 nuevos periódicos obreros: 10 anarquistas, 4 socialistas, 1 católico, 2 independientes, 3 independientes reformistas y 5 independientes revolucionarios.

46Existieron hechos de fundamental importancia que preocuparon a esta prensa en estos años. El principal de ellos fue, como dijimos, la revolución rusa de 1917. Ninguna publicación deja de pronunciarse. Al comienzo, la generalidad reacciona con simpatía hacia los bolcheviques, pero después las opiniones se diversifican. La prensa anarquista vive, por algunos años, en un compás de espera y de análisis, pero termina atacando duramente al gobierno soviético. La prensa demócrata, y la que llamamos independiente, sigue más o menos el mismo camino, aunque por otras razones.

47Es en el campo socialista y en su prensa, donde la revolución ejerce mayor influencia. La Federación Obrera de Chile se afilió (1921) a la organización de sindicatos rojos con sede en Moscú, y casi a1 mismo tiempo el P.O.S., se transformó en el Partido Comunista, Sección Chilena de la III Internacional.

48Otro hecho importante en las luchas sociales de la época, fue la elección presidencial de 1920. El estudio de la prensa obrera de aquel año demuestra que el movimiento que llevó al poder a Arturo Alessandri, fue compuesto y encabezado por clases intermedias y pequeña burguesía, que se expresaban políticamente a través del Partido Radical, Demócrata y sectores liberales. Los dirigentes obreros con mayor conciencia de clase levantaron la candidatura de Luis Emilio Recabarren. Pero ni esta ni aquella postulación, alteraron mayormente carácter de los periódicos obreros que, en su mayoría, siguieron preocupados de los problemas sindicales y económicos. Sus relaciones con temas más netamente políticos, o no lograban empañar su atención por las circunstancias más concretas de las condiciones de vida y trabajo de los obreros, o aún no estaban preparados para abordar la problemática política y electoral que de todos modos los involucraba.

49La prensa socialista, que había nacido confundida con la anarquista y demócrata, se separó definitivamente de ellas con la fundación del Partido Obrero Socialista. Cuando este se transforma en Partido Comunista, sus publicaciones aumentaron considerablemente. Así, mientras antes del cambio de nombre y de afiliación a la III Internacional esta fuerza fundaba uno que otro periódico por año, después de tales hechos, crearon 4 en 1922,2 en 1926,3 en 1924,5 en 1925 y 6 en 1926, convirtiéndose, para este lapso, tal vez en la organización más prolífica en publicaciones.

50La prensa cristiana: Los periódicos obreros católicos tomaron como fundamento la Encíclica Rerum Novarum, del Papa León XIII (1891). Se mantuvieron estrechamente vinculados a la Iglesia Católica y, en alguna medida, al Partido Conservador. El estudio de la prensa obrera de esta época (1900-1930), nos demuestra que esta orientación tuvo arraigo entre los trabajadores.

51En sus primeras etapas, esta prensa se caracteriza por sus ataques a los radicales y, más tarde, a los socialistas y comunistas. Su periódico más importante fue El Sindicalista (Santiago, 1918-1925) aunque sólo alcanzó a 36 números, debido a largas interrupciones. Los contenidos de este periódico denotan una clara diferenciación y ruptura del sindicalismo cristiano con el Partido Conservador. Pero la posición más “clasista” y hasta “revolucionaria”, la encontramos en la publicación cristiana no católica llamada El Minero Evangélico, Lota, 1925-1926, que afirma “el cristianismo es comunista y es un aliado de la clase obrera para mejorar su situación y obtener la socialización de los medios de producción”.

52Otros periódica cristianos y católicos son: La Unión Obrera, Santiago, 1896; La Defensa Popular, La Serena, 1902-1903; La Obrera Sindicada, Santiago, 1917; El Obrero, Santiago, 1918; La Acción Popular, Santiago, 1920; El Gallito, Santiago, 1920; La Unión Popular, Concepción, 1921 y La Federación Chilena del Trabajo, Santiago, 1922.

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