Entrevista a Juan Antonio Porto 01.03.95
p. 390-396
Texte intégral
1 (Juan Antonio Porto es Profesor de Guión en la Facultad de Ciencias de la Información, Universidad Complutense de Madrid).
2 – ¿En qué consistió su colaboración con Pilar Miró?
– De hecho, yo intervine en la película, con un trabajo que llevaba mucho tiempo investigando: El crimen de Cuenca. Pero, por una serie de discrepancias, sólo figuro como « argumente ». Discrepancias sobre todo con el productor, y con una guionista que éste se sacó de la manga.
3– ¿Cuál era su idea que no pudo realizarse?
– Era una historia que llevaba enterrada mucho tiempo, desde la Primera Dictadura, la de Primo de Rivera, y que yo llevaba mucho tiempo investigando: llegué a tener incluse todo el expediente judicial manuscrito porque, en los años 10 y 20, todavía no había llegado la máquina de escribir a los juzgados. Y llegué a tener una documentación espléndida, que todavía sigo recopilando, porque creo que es un tema que, prácticamente, no se va a acabar nunca... y que está sometido a muchas interpretaciones.
Y yo tenía, digamos, un criterio, y el productor tenía otro. Yo veía la cosa como muy madura, desde el punto de vista ideológico, de denuncia, pero nunca escandalosa. Trabajamos a gusto, Pilar y yo: somos compañeros de la Escuela de Cine, aunque de distintas especialidades, porque curiosamente ella hizo Guión y yo Dirección. Pero la verdad es que a mi, finalmente, siempre me gustó escribir. Soy un hombre de poca acción, me gusta más estar ahí sentado, trabajando.
4 – ¿Y nunca dirigió una película?
– No, he hecho cosas para Televisión. Ni lo pienso hacer, porque yo termino tan aburrido de los guiones, de trabajar tanto en ellos, que, pensar que tendría que dirigir eso, sería como volver a escribirlo, y ya no puedo más.
5 – ¿Podría explicarme las discrepancias que hubo en cuanto al guión de El crimen de Cuenca?
– Fue sobre el enfoque de la historia. Yo no negaba que hubiera torturas por parte de la Guardia Civil, pero las torturas se descubren después. Con el paso del tiempo, se descubre que dos penados han purgado con doce años de cárcel un delito que, no sólo no cometieron, sino que el delito no se cometió siquiera, por cuanto que el muerto vive, en la misma provinvia. Entonces, curiosamente, el dictador Miguel Primo de Rivera manda un juez especial; él no lo manda, digamos, para hacer justicia, pero había tenido problemas justamente con la Justicia en el segundo año de su Directorio – como llamaba él la Dictadura – porque, viudo con muchos hijos, tenía un lío con una mujer de la vida, llamada « La Caoba » por el color de su cabello, una andaluza a la que habían sorprendido en el « tráfico de drogas estupefacientes ». Y, entonces, el Dictador escribióuna carta de recomendación, en favor de « La Caoba », al juez de instrucción que se ocupaba del asunto. El sitio en que Primo de Rivera se veía, a diario o poco menos, con su querida era « Villarosa », un local de copas y de cenas, con reservados, en la plaza de Santa Ana, esquina a la calle de Alvarez del Gato (conocido por « el callejón del Gato », donde hay espejos déformantes que inspiraron a Valle Inclán la creación del esperpento). Entonces, el juez hizo unas fotocopias muy primitivas de la época y se las enseñó a sus compañeros de profesión y de carrera. Y, entonces, el Dictador monté en cólera. Y le juré odio eterno a la Justicia.
En el año 24, todos los periódicos estaban censurados y, además, lo decían en la primera página: « Este número ha sido visado por la censura militar ». Y después pasó a Directorio Civil. Y dejaba las galeradas en blanco, no lo recomponía, era una censura, digamos, más honrada. Entonces, un periódico, El Impartial, publica un asunto exactamente igual, pero contando que las cosas pasan en Bulgaria. Es decir, cuenta la intervención de la primera autoridad del pais cerca de los jueces para recomendar a una protegida suya, pero como si fuera en Bulgaria, con lo cual consiguió engañar a la censura. Y entonces, a éste, al Dictador, que era muy ingenuo, y además se acostaba borracho todas las noches a pesar de estar enfermo de diabetes, le daba la borrachera por la grafomanía, y escribía a los periódicos notas oficiosas de publicación obligatoria. Y por si a alguien se le había escapado que esa noticia búlgara era una referencia al asunto de aquí, el desmentido por parte del dictador convenció a todo el mundo. El caso es que tuvo que destituir a varios jueces porque se armé un escándalo, pero él aguardó su momento.
Y el momento llegó cuando en el año 26 se descubre que la Justicia ha metido a dos desgraciados en la cárcel por un crimen que no se cometió, puesto que el muerto estaba vivo y en la misma provincia. Pero decir la misma provincia es, digamos, un poco precipitado: el mapa de España está muy mal hecho. Curiosamente, está hecho por un político liberal naturel de Cuenca, Fermín Caballero, que hace unas provincias tan disparatadas que, por ejemplo, la provincia de Cuenca tiene tres regiones naturales: la Alcarria, la Mancha y la Sierra. Administrativamente, son la misma provincia, pero, desde el punto de vista vital, no tienen nada que ver las unas con las otras, ni a la hora de relacionarse ni a la hora de comerciar ni a la hora de nada. Y éste, la presunta víctima, se había ido de la Mancha a la Sierra, y además vivía enfrente del cuartel de la guardia civil. Era un hombre muy pequeñito, que teóricamente, llamaba la atención. Durante su larga estancia en Mira de la Sierra, tras un largo peregrinar por la Mancha (por cierto, Tierra Seca para los Arabes), en el que subsistiócon trabajos eventuales, « El Cepa » nunca ocultó su nombre ni su origen: es más, renovó su cédula (el actual Documente Nacional de Identidad) cuando tuvo que hacerlo.
Bueno, pues a mi me gustaba implicar esta rivalidad política y esta venganza del Dictador, que mandé a un juez especial, no tanto para hacer justicia como para vengarse de la propia Justicia, de los poderes judiciales que le habían desafiado en el segundo año de su dictadura.
6 – ¿Y contar todo esto no hubiera alargado demasiado la historia?
– Yo creo que no. Y a mi me hubiera gustado, por razones ideológicas, que las torturas no se mostrasen. Me parece que es mucho más elocuente en el cine lo que sucede detrás de una puerta cerrada: que la guardia civil entre con estos dos y se cierre la puerta. A mi me gustan en las pelíulas los crímenes que no se ven: la manera de darles más realce es justamente que no se vean y obligar al espectador a reconstruirlos mentalmente. Como también me gusta, en el amor, que no se vea.
7 – ¡Ah! Pues estará muy desilusionado con el cine de ahora...
– Si, a mi me gusta mucho más lo que se sugiere que lo que se ve. Yo siempre cuento en mis clases que la película que más me gusta de la historia del cine es El vampiro de Dusseldorf, de Fritz Lang (1934), en el que hay un crimen que no vemos. Una niña compra un globo al atardecer y el vampiro de Dusseldorf la ve a través de la vitrina de un escaparate. Como es una magnifica película, no es un escaparate cualquiera, es el escaparate de una ferretería, que tiene los cuchillos alineados, con lo cual hay el presagio de la muerte. Luego, se corta y vemos un exterior de extrarradio suburbial, sucio y de amanecer, y el globo enredado en los hilos de la luz.
Y después además, la siguiente imagen es un hueco de escalera, de abajo arriba, con una iluminación muy expresionista, y se oye a una señora dando gritos, con una contra-alto en un oratorio de Bach. Yo vi la película por primera vez en Paris, en versión original, con subtítulos en francés. Entonces, nosotros que no sabíamos alemán, no necesitábamos leer los subtítulos: « La madre de la niña se acaba de enterar de lo que ha pasado », deducíamos... Entonces, lógicamente, ésta es mi postura.
8 – Y en cuanto a Beltenebros, ¿cómo pasó la colaboración? Me parece una cosa difícil, porque, si ya adaptar una obra literaria es un trabajo importante, pero hacerlo entre los tres... ¿Como pasó entre usted, Mario Camus y Pilar?
– Pilar es más lenta que nosotros, lo que pasa es que también es más segura. Ella da el último repaso. Corrige el guión para que quede como ella lo ve y como luego lo va a rodar. Recuerdo por ejemplo que el guión tenía una determinada topografía, y buscando una fábrica, un almacén de una compañía eléctrica, Pilar encontró que tenía una especie de oficina, con un caracol y las puertas distintas, y entonces, cuando observan al personaje, en lugar de observarlo desde la misma altura, lo observan desde arriba. Y, a la vista del escenario, cambió la distribución de los personajes. Ella, digamos, es la última, y hace la corrección en función de cómo va a rodar, a salvo de que ella piensa rodar de una manera y de pronto surge un escenario natural que la puede obligar a cambiar. O le puede sugerir una idea mejor. Aquí, en este caso concreto, era mucho más amenazante el espionaje al personaje desde arriba. Pero también era muy difïcil encontrar un escenario así, u obliga a construirlo, aunque prácticamente, son todos escenarios naturales.
Fue difïcil, porque es una novela muy literaria.
9 – Sí, es un monólogo interior del personaje que recapacita sobre su propia vida...
– Efectivamente, y en el que los tiempos y los espacios no están muy claros, y tienen esa indeterminación que hay en las pesadillas.
Y por otro lado, Antonio Muñoz Molina, que es un grandísimo autor, es más joven que nosotros. Y si recuerdo, por ejemplo, que ya a la primera lectura (yo había leído el libro antes de que me llamara Pilar para escribir el guión), encontré cómo se nota que es más joven que nosotros, porque, a él, el franquismo se lo contaron. En cambio, nosotros lo hemos vivido. Yo, por ejemplo, recuerdo, cuando venía de La Coruña, donde vivía con mis padres, a estudiar. En la estación del Norte, la estación del Principe Pío, cogía un taxi porque iba con las maletas, y le decía al taxista: Principe 23, 3° izquierda, Pensión Quevedo, que era adonde iba. Y entonces, en la puerta de la estación, había un guardia que se acercaba y le hacía un signo con la mirada al taxista y el taxista le decía: « Principe 23, 3° izquierda, Pensión Quevedo », y el guardia apuntaba la matrícula. Es decir, que era un control absoluto del que llegaba, del que se iba... Y cuando viene Darman, coge en el aeropuerto un taxi, y da una dirección. Y yo dije no: da una dirección que es falsa, en esa se baja, coge otro taxi, y, al final, no le da la verdadera dirección a ninguno. Se queda relativamente cerca de su destino en el tercer taxi.
Hay algunas cosas que no están explicadas en el guión. Yo traté de explicarlas: por ejemplo, por que la película se llama Beltenebros. Es el sobrenombre de Amadís de Gaula, y es una cosa muy bonita que se pierda el nombre; o sea que un caballero andante, cuando fracasa en su empresa o en su hazaña, renuncia al nombre hasta que hace penitencia por su fracaso. Y pierde su nombre de Amadís, y se hace llamar Beltenebros hasta que cumple esa penitencia. Me gustaría haberlo explicado.
Como me gustaría haber explicado también... de momento no me acuerdo cómo se llama el comisario...
10 – El comisario Ugarte.
– Exactamente. Pues Ugarte es un personaje rigurosamente histórico, que era el policía Conesa, que murió el año pasado. Este Conesa, un interrogador que torturaba, era, durante la Guerre civil, de las Juventudes Socialistas Unificadas. Y efectivamente se pasó al franquismo. Y es el responsable de una de las más tristes barbaridades perpetradas por los franquistas al acabar la guerre. La guerre, como sabes, acabô el 1° de abril, y el día 2 de agosto, en Madrid, se hizo el fusilamiento de las llamadas « Trece rosas »: trece chicas de las Juventudes Socialistas Unificadas, que luego se unieron al Partido Comunista. Yo conocí a una señora que fue testigo porque estaba en la misma cárcel. La condición de la mujer en España era una condición muy atrasada: no era por convicción, sino porque tenían un novio socialista...
11 – Algo como Mariana Pineda...
– Exacto. El caso es que éste, como se había pasado con los archivos a Franco, las denunció. Y Conesa murió el año pasado, como un funcionario, cobrando su sueldo. Esto que estames viviendo ahora, esta corrupción absoluta del Ministerio del Interior, es una consecuencia de que aquí, no hubo, como sabes, ruptura, sino transición, pero en el que no hubo nada fue el Ministerió del Interior. En él estaban los mismos hijos de puta del franquismo. Enfonces, a mi me hubiera gustado insinuar o dejar un poco claro que este sujeto era Conesa. Muñoz Molina, como no lo vivió, es más generoso.
12 – Así y todo, es un ejemplo estupendo de transposición. Yo había leído la novela antes de ver la película, y éstá no me decepcionó.
– A mí, hay cosas que en la película me fallan. Fue rodada en inglés, y entonces, curiosamente, hay que traducir el guión. Los diálogos están dichos en inglés y cuando se vuelve a la película en español, con coger el guión original, no basta. Cogen la película en inglés y la tratan exactamente igual que si fuera una película norteamericana, como si no tuvieran el guión delante. La traducen, por una razón: y es que por lo general, en inglés se dicen menos palabras que en español. Y después, la traducen lo más fidedignamente posible. Pero obliga más que la fidelidad en la traducción el encaje para el doblaje, es decir: un sinónimo perfecto de una palabra pierde la ventaja que tiene por el segundo sinónimo, si éste, en cambio, permite encajar las labiales. No era la primera vez que me pasaba una cosa así, pero la verdad es que siempre lo paso mal.
Y después, no me gusta otra cosa: Terence Stamp es un actor espléndido, pero, físicamente, no es español. Y, como si dijéramos, produce un distanciamiento que puede resultar muy crítico, pero de alguna manera, no es así. Para los españoles que siguieron combatiendo, la guerra civil estaba en carne viva. El está espléndido, pero, desde el punto de vista español, tiene cara de inglés. Yo pienso que, cuando te vas a Inglaterra, terminas teniendo cara de inglés, pero no tanto. Hay cosas que no se mimetizan, como que se te pongan los ojos azules...
Además, en aquella época, todos éramos más distintos. Ahora, tenemos todos los mismos modelos, y eso es otra tesis doctoral ¿no? pues ya somos todos iguales... Todos tenemos el mismo modelo en casa, en la caja tonta de la televisión y estamos unificados.
Es como el cogollo de las ciudades: el cogollo de Madrid, el Madrid de los Austrias, y por ejemplo, Praga. Son dos cosas absolutamente distintas. Los extrarradios, los barrios residenciales, son todos exactamente iguales, son las mismas colmenas, con la misma gente y los mismos coches en la puerta.
13– También le quería preguntar por el final: es más optimista digamos en la película que en el libro, puesto que en el libro Rebeca se queda y además Darman no se atreve a decirle que ha muerto su amante. Le hago la pregunta, porque ayer vi La pasión turca y me llamó la atención también el final, porque está muy cambiado. ¿Será entonces una tendencia general del cine, cuando no se trata de una película documentai (como Después de tantos años por ejemplo), dejar un final más abierto?
– Esto no lo recordaba, pero si es verdad que nos gustaba darle un premio al protagonista. Ya que había tenido una vida tan terrible, pensamos que se lo merecía, y como solidarios con él, de alguna manera, nos gustaba la idea. Vamos a abrirle una ventana dijimos...
Al principio, aunque de esto no se hable, lo sabemos todos: los productores quieren un final feliz. Y tienen además supersticiones; hay películas que no tienen final feliz y que, sin embargo, han tenido éxito, como Casablanca.
14 – En el libro empezaba en Roma...
– Si. A mi, lo de Roma me parecía absurde, porque había ciudades míticas, en las que estaban los miembros del comité del Partido ¿no? Y, entonces, esas ciudades siempre eran ciudades del Este, más allá del telón. Entonces, habíamos decidido que fuera Praga, que tenía más connotaciones históricas; pero, por alguna razón, era más fácil rodar en Polonia, y fue en Polonia: en Varsovia y en Cracovia.
15 – Otra cosa: le quería preguntar unas cuantas cosas sobre el homenaje al cine, importante en esta película. La idea de introducir Murieron con las botas puestas, ¿es idea de Pilar?
– No, es una necesidad. Se hizo una relación de películas que se podían comprar para integrarlas en la película, pagando muchísimo, y, de las que inicialmente se escogieron, no pudo conseguirse ninguna. Al final, sólo se pudo conseguir Murieron con las botas puestas.
16 – Entonces, fue algo casual...
– Bueno, pues era una película de la época, una película también mítica, pero hubo otras que si se hubieran conseguido antes, hubieran salido.
17 – Sin embargo, está muy bien hecho, porque lo que sale en la pantalla corresponde de alguna manera con la acción...
– Si, pero eso hubiera sucedido con cualquier película, siempre le hubieras buscado cierta correspondencia entre la pantalla y la historia.
18– ¿Y la idea de la película que arde?
– Es que, entonces, las películas eran de nitrato de celulosa y ardían. Las cabinas de proyección estaban acorazadas, los proyeccionistas no leían novelas del Oeste como ahora porque tenían que estar atentos...
19– Si no, pasaba como en Cine Paradiso por ejemplo...
– Exacto. Ahora, es acetato de celulosa, que es ininflamable. Incluso se puede estar fumando junto a la moviola y no pasa nada.
Eso sí, me parece que nos costó bastante trabajo. También era simbólico que el cine ardiera y que hubiera una especie de fuego purificador...
20– Y Rebelión a bordo, ¿también fue lo mismo?
– Si, cogimos un anuario de las películas estrenadas ese año (que llegaban con cierto retraso porque llegaban por mar y luego se doblaban).
21 – Y la frase del título: El pájaro de la felicidad, ¿fue Mario Camus el que la encontró?
– Si. El es un gran barojiano.
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